Compañeros de Camino

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Compañeros de camino

“El discipulado misionero tiene lugar dentro del contexto de la evangelización y comienza con un
encuentro con Cristo. Miramos a Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus apóstoles y
discípulos, como el modelo de evangelización. Cristo nos da el método:‘Ven y lo verás’ (Jn 1,46),
‘Sígueme’ (Mt 9,9), ‘Permanezcan en mí’ (Jn 15,4) y ‘Vayan, pues,y enseñen a todas las naciones’ (Mt
28,19). El método incluye encontrar, acompañar, comunidad y enviar. Este método es formación para
el discipulado misionero. Lleva al creyente a convertirse en discípulo y desde allí a que el discípulo se
convierta en misionero”

• “Ven y lo verás” (Jn 1,46), — Este paso incluye esfuerzos de preevangelización, de primerear, de
salir a escuchar y estar cerca a la gente, de crear espacios de acogida. También incluye el kerigma, el
primer anuncio del Evangelio, de encuentros personales con Jesucristo. Estas oportunidades
kerigmáticas deben ser parte integral de toda la pastoral – retiros, horas santas, preparación
sacramental, clases, devociones, tradiciones de la piedad popular, etc. El Papa Francisco describe tres
ámbitos para la evangelización: la evangelización en la pastoral ordinaria con los que vienen
a la parroquia, la evangelización con los bautizados que no participan y la evangelización con quienes
no conocen a Jesucristo. (cf. EG 14)

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 1,45-51:

En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió
Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso
puede salir de Nazaret algo bueno?” Felipe le contestó: “Ven y lo verás”. Cuando Jesús vio que Natanael
se acercaba, dijo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De
dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de
la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le
contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después
añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del
hombre”.

Palabra del Señor


Reflexionamos
Jesús hoy y siempre sigue buscando amigos. Sale a su encuentro para repetir esas palabras que tal vez
alguna ocasión hemos tratado de callar: Sígueme. ¿Por qué no darle una nueva oportunidad? ¿Por qué
enmudecer su voz? ¿Por qué tantos miedos a sus palabras? Felipe escuchó a Cristo. Su vida no pudo
continuar igual. Sus siguientes palabras sólo serán para anunciar a Cristo.
Proclamará su encuentro, contará su experiencia y revelará su divinidad. Y aquí es donde aparecemos en
escena, como los malos de la película; los cristianos sin confianza. Preferimos, como Natanael, a base de
nuestros juicios, hacer de Cristo, no el Cristo salvador, sino un Cristo a nuestra medida. ¿Acaso es Cristo
quien debe bajarse a mi medida o soy yo quien debe subir a donde me espera? Cristo nos conoce de
maravilla.
Él es el alfa y la omega, conocedor de nuestro inicio y nuestro fin. Nos llama, nos guía y auxilia. Aunque
lo etiquetemos, escapa a todas nuestras ofertas. No es un artículo más de escaparate. No es necesario
preguntar si de Nazaret no pueda salir algo bueno, sino de nuestro corazón contrito. Él es capaz de sacar
en este nuevo año verdaderos hijos de estas piedras. No nos etiqueta. No nos subasta. Toca aún a la
puerta, para volver a intentarlo una vez más. Un año más. Sus ojos nos miran todo el día. No se aparta
de nosotros en la empresa, en la higuera o el hogar.
Ven y verás. Verás lo que el Señor es capaz de hacer de tu vida desde el momento en que recorras el
camino con una fe ciega. Verás las maravillas que es capaz de hacer con el corazón que confía. ¿Acaso
alguno se ha acercado a Él y ha salido sin un corazón que ame?

• “Sígueme” (Mt 9,9) — Este paso incluye acompañar (caminar con) los que han llegado o regresado
o que han respondido al kerigma. También incluye una formación básica en la fe y el discipulado tanto
para los adultos como para los niños, adolescentes y jóvenes

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (9,9-13)


En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos,
y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que
habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con
publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo
que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.»
Palabra del Señor

Reflexionamos

¡Qué cruces de miradas tan productivo! No sabemos lo que pensaría Mateo de aquel hombre que
pasaba por allí y le miraba. No lo sabemos. Pero sí sabemos que se percató que alguien le miraba de
forma diferente de cómo le miraban todos los demás.
Era una mirada diferente que no condena, como otras; y se quedó descolocado.
¿Qué pensaría Jesús de aquel hombre que estaba allí sentado, por donde Él pasaba? No lo sabemos.
Pero sí sabemos que le miró de forma diferente y que no se fijó en las apariencias, sino en el corazón.
Porque cuando se mira con cariño, siempre se puede llegar a ver el corazón.
Jesus quiso ver en aquel que estaba sentado en la mesa de los impuestos, juzgado y criticado por todos,
el proyecto de hombre que Dios había soñado para todos, y no la caricatura que estaba siendo y que
otros constantemente le recordaban.
Y ¿qué pensaría Mateo en aquel preciso momento en que aquel hombre que pasaba y le miraba con
cariño le dijo: “Sígueme”? Tampoco lo sabemos. Pero sí sabemos que aquel día le cambió la vida. Y que
se fió del amor –porque no hay temor en el amor-. Y que dejando atrás lo pasado, “se levantó y lo
siguió”.
El resto del relato es el intento –difícil- de explicar este juego de miradas, palabras y acciones a los que
no entienden que Dios puede hacer nuevas todas las cosas y todas las vidas. En cualquier momento y
en cualquier situación.
¡Señor, no dejes de mirarnos!

• “Permanezcan en mí” (Jn 15,4)— Este paso incluye la conversión continua, la perseverancia en el
discipulado, participación en la vida sacramental, la formación permanente y pertenecer a pequeñas
comunidades de fe. Implica crear comunidad primero en las familias y luego la parroquia (la
comunidad de comunidades)

Lectura del Evangelio según San Juan


Permanezcan en mí, como yo en ustedes. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid; así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid; ustedes los
sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden
hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los
recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes pidan
lo que quieran y lo conseguirán.
La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto, y sean mis discípulos. Como el Padre me amó, yo
también los he amado a ustedes; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecen
en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

Palabra del Señor


Reflexionamos
En el evangelio de hoy, Jesús nos invita a la fe. Dice, que, si tenemos Fe como un grano de mostaza, le
diríamos a una montaña que se mueva, ella lo haría.
Lo importante es que reflexionemos en la fe como confianza, la fe como ilumina nuestra vida, la fe como
un don y respuesta de un Dios que nos ama y que quiere involucrarse en nuestra vida.
Las personas que tienen fe, nada malo les puede suceder y cuando aparece el sufrimiento, la enfermedad,
la muerte, el fracaso en nuestra vida, nos sentimos abandonados por Dios. Qué lindo es descubrir, que la
fe es la apertura a la experiencia de amor con un Dios que precisamente nos hace convencer que, pase
lo que nos pase en nuestra vida nunca dejará de sostenernos.
Cuando nuestra fe es así, podemos hacer cualquier cosa, sos capaces de atravesar las peores
situaciones, porque siempre le encontraremos sentido a nuestra vida y ese sentido siempre será una
esperanza hacia un Dios que, nos promete la vida y la felicidad eterna.

• “Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones” (Mt 28,19)— Este paso incluye la misión de todos
los bautizados de compartir la fe con otros, de primerear y de ser testigos del amor de Dios con
obras de caridad y justicia. También incluye discernir los dones y carismas. Es convertirse de un
discípulo a un discípulo misionero.

Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20


Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al
verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo».

Palabra del Señor

Reflexionamos
Aquí está el núcleo del mensaje: "Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". ¡Somos cristianos porque fuimos bautizados en el
nombre de la Santísima Trinidad! Desde la pila de nuestro bautismo somos hijos de nuestro gran
Padre Dios, que se nos dio a conocer en tres personas distintas.
Éste es el misterio del amor más bello, el misterio de la Santísima Trinidad: las tres Personas
divinas que viven en esa unión íntima e infinita de amor; un amor que es comunión y que se
difunde hacia nosotros como donación de todo su Ser. Y porque nos ama, busca hacernos partícipes
de su misma vida divina: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y
vendremos a él y en él haremos nuestra morada" (Jn 14, 23). Y también porque nos ama, busca el
bien supremo de nuestra alma: la salvación eterna. ¡Éste es el núcleo del misterio trinitario!
Ojalá que todas las veces que nos persignemos y digamos: "En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo", lo hagamos con más atención, nos acordemos de que Dios es Amor y de que nos
ama infinitamente; agradezcamos ese amor y vivamos llenos de confianza, de alegría y de felicidad
al sabernos sus hijos muy amados. Y, en consecuencia, tratemos de dar a conocer también a los
demás este amor de Dios a través de la caridad hacia nuestros prójimos: "Todo el que ama, ha
nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es Amor".

Jesús elige y llama para continuar su misión (Lc 6, 13-16) y dar la Buena Noticia de Dios a los
hombres. Así hizo con sus apóstoles, (= enviados)

· Responder a su llamada implica:


a) Amar a Jesús, por encima de muchas cosas (Jn 14,15 y Lc 14,26-27, 33)
b) Negarse y cargar con la cruz. (Lc 9,23). El que quiere ganar su vida, la
perderá. (Mc 8, 34-36) y (Jn 12, 24-26).
c) Responder a la llamada a cualquier precio. (Lc 9, 57-62).
d) Elección de un nuevo estilo de vivir (Mt 5, 13-16) = sal y luz, servir (Mc10, 42-45).
· La respuesta debe ser clara, real, libre, consciente y responsable.
· El termómetro de esta respuesta será: Nuestra conversión y nuestro testimonio

¿Somos conscientes de que Jesús nos ha llamado?


¿Cuándo? ¿Dónde?
¿Qué me pide Jesús para colaborar en la tarea del Reino?

ENCUENTRO DE PADRES
-BIENVENIDA (entrega de distintivos y canto)
-SALUDO Y PRESENTACION
-SEPARAR EN GRUPOS-EXPONER EL TEMA Y REFLEXION
ANIMACION O DINAMICA
- PRESENTACION DE LO REALIZADO
-CONCLUSION
-SIGNO
-TAREA
-ORACION FINAL

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