Subsidio n.

10
Familia Amoris Laetitia
Año 
Video n.10

Espiritualidad matrimonial y familiar

 Amoris laetitia

Espiritualidad matrimonial y familiar

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Jesús habita en familia
Santo Padre
«Toda familia desea vivir en la paz y en un ambiente en el que uno se siente amado y
comprendido. ¿Cómo puede crear una familia en su interior un ambiente acogedor?
En la familia no están solo el marido y la mujer, los hijos, porque en el matrimonio
habita Jesús. El Señor vive en la familia real y concreta, se expresa en los gestos de
amor. Gestos concretos entre esposo y esposa, entre padres e hijos. Las caricias
en una familia son muy importantes. Cuando en una familia faltan las caricias,
podemos decir que ha llegado el invierno a aquella familia, el invierno existencial».
«El amor de Dios se expresa “a través de las palabras vivas y concretas con que el hombre
y la mujer se declaran su amor conyugal”. Así, los dos son entre sí reflejos del amor
divino que consuela con la palabra, la mirada, la ayuda, la caricia, el abrazo. Por
eso, “querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de Dios, es animarse a
soñar con él, es animarse a construir con él, es animarse a jugarse con él esta historia de
construir un mundo donde nadie se sienta solo”». AL 321

Familia Aymerich
«Hoy deseamos compartir con vosotros el lugar de nuestra casa, que es nuestro
“Santuario Hogar”. Este es nuestro lugar de alabanzas, de encuentro con Dios, de
oración, donde tratamos de desarrollar nuestra pastoral familiar para vivir como
Iglesia doméstica».
«La espiritualidad se encarna en la comunión familiar. Entonces, quienes tienen
hondos deseos espirituales no deben sentir que la familia los aleja del crecimiento en la
vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para llevarles a las cumbres
de la unión mística». AL 316

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 Espiritualidad matrimonial y familiar

Invitación a la reflexión
A través de mis gestos de amor, Dios puede donar su caricia a mi cónyuge, a
nuestros hijos, a las personas que encuentro. Reflexiono sobre este gran don y
sobre cómo lo vivo.

Dinámica en familia
Jesús habita en nuestra casa. Pensemos juntos en signos que podrían ayudarnos a
recordar que Jesús no es una imagen que hay que venerar, sino una presencia viva.
A Él nos podemos dirigir en todo momento y en cada habitación de nuestra casa.

Dinámica en comunidad o en grupo

Invitamos a las familias a pensar/realizar un signo que pueda indicar, a cualquiera
que entre en su casa, la presencia de Jesús.

Oración
Gracias Señor,
porque estás presente en nuestra familia.

Gracias porque con Tu fuerza

siempre podemos levantarnos
y continuar nuestro viaje,
más allá de las dificultades,
de los problemas, de las incomprensiones.

Ayúdanos a inventar nuevos gestos de amor,

porque “quien ama vive con alegría”;
ayúdanos a realizar el sueño
que Tú tienes en el corazón
para nuestra familia.

Amén

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Llamados a anunciar
Santo Padre
«¡Cuán importante es anunciar a los esposos que en su sacramento está presente
Cristo! Que ellos jamás están solos, ni siquiera cuando se sienten desesperados. Por
esto es importante que las parejas que han descubierto este secreto lo transmitan
a las demás parejas, como un “de boca en boca” que puede iluminar de gracia y de
esperanza a toda familia».
«Bajo el impulso del Espíritu, el núcleo familiar […] se abre, sale de sí para derramar su
bien en otros, para cuidarlos y buscar su felicidad. Esta apertura se expresa particularmente
en la hospitalidad […]: “No olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo,
hospedaron a ángeles” (Hb 13,2). Cuando la familia acoge y sale hacia los demás, […]
es “símbolo, testimonio y participación de la maternidad de la Iglesia”. […] La familia
vive su espiritualidad propia siendo al mismo tiempo una iglesia doméstica y una célula
vital para transformar el mundo». AL 324
«La familia se convierte en sujeto de la acción pastoral mediante el anuncio explícito del
Evangelio y el legado de múltiples formas de testimonio, entre las cuales: la solidaridad
con los pobres, la apertura a la diversidad de las personas, […] la solidaridad moral y
material hacia las otras familias, sobre todo hacia las más necesitadas, el compromiso con la
promoción del bien común […], a partir del territorio en el cual la familia vive». AL 290

Familia Aymerich
«Precisamente porque en el curso de nuestra historia hemos constatado innumerables
veces nuestra poquedad y nuestra irrelevancia, somos conscientes de que gracias a
estos momentos de oración Dios hace fecunda la Misión».
«La transmisión de la fe supone que los padres vivan la experiencia real de confiar en
Dios, de buscarlo, de necesitarlo, porque solo de ese modo “una generación pondera tus
obras a la otra, y le cuenta tus hazañas” (Sal 144,4) y “el padre enseña a sus hijos tu
fidelidad” (Is38,19)». AL 287

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Invitación a la reflexión
Reflexiono acerca de cómo y dónde el Señor me está llamando a testimoniar la
fuerza de Su presencia en mi vida.

Dinámica en familia
Reflexionamos en familia sobre el don que tenemos de poder hacer encontrar a
Jesús a quienquiera que entre en nuestra casa, a través de la sencillez de nuestros
gestos de acogida.

Dinámica en comunidad o en grupo

Como comunidad, tratamos de ser una «familia que acoge y sale hacia los
demás» (AL 324). Se podría organizar una “Fiesta de la acogida”, en la que cada
familia se empeñe a invitar a alguien que esté lejos de la Iglesia, no la frecuente
o esté solo.

Oración
Señor,
hemos experimentado la fuerza de Tu presencia
en la soledad,
en el dolor,
en los momentos difíciles.

Ayúdanos a compartir con otros hermanos

la alegría de haberte encontrado vivo,
presente en nuestra vida y en nuestra familia.

Ayúdanos a ser una familia abierta,

que sepa acoger,
que sepa cuidar de los demás.

Ayúdanos a transformar el mundo

con Tu amor.
Amén

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¡Caminemos, familias, sigamos caminando!
Santo Padre
«Ninguna familia nace perfecta y confeccionada, no existe la familia prêt-à-porter.
Jamás perdemos la esperanza a causa de nuestros límites, pero tampoco renunciamos
a buscar la plenitud de amor y de comunión que nos ha sido prometida».
«Es una honda experiencia espiritual contemplar a cada ser querido con los ojos de
Dios y reconocer a Cristo en él. Esto reclama una disponibilidad gratuita que permita
valorar su dignidad. […] Jesús era un modelo porque, cuando alguien se acercaba
a conversar con él, detenía su mirada, miraba con amor (cf. Mc 10,21). Nadie se
sentía desatendido en su presencia, ya que sus palabras y gestos eran expresión de esta
pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mc 10,51). Eso se vive en medio de la vida
cotidiana de la familia. Allí recordamos que esa persona que vive con nosotros lo merece
todo, ya que posee una dignidad infinita por ser objeto del amor inmenso del Padre. Así
brota la ternura, capaz de “suscitar en el otro el gozo de sentirse amado. Se expresa,
en particular, al dirigirse con atención exquisita a los límites del otro, especialmente
cuando se presentan de manera evidente”». AL 323
Cada familia «necesita un gradual desarrollo de su propia capacidad de amar. […] Todos
estamos llamados a mantener viva la tensión hacia un más allá de nosotros mismos
y de nuestros límites, y cada familia debe vivir en ese estímulo constante. Caminemos
familias, sigamos caminando. Lo que se nos promete es siempre más». AL 325

Familia Aymerich
«Concentramos nuestra oración familiar en dos importantes momentos durante la
jornada: el primero después del almuerzo, cuando rezamos una oración contemplativa
con nuestros hijos más grandes. El segundo, por la noche, todos juntos, cuando
dedicamos tiempo a la alabanza, con cantos y bailes, con un momento muy especial
en torno a la Sagrada Escritura, donde tratamos de aplicar la Palabra a nuestras vidas,
a las circunstancias concretas de cada uno de nosotros».
«Se pueden encontrar unos minutos cada día para estar unidos ante el Señor vivo, decirle
las cosas que preocupan, rogar por las necesidades familiares, orar por alguno que esté
pasando un momento difícil, pedirle ayuda para amar, darle gracias por la vida y por
las cosas buenas, pedirle a la Virgen que proteja con su manto de madre. Con palabras
sencillas, ese momento de oración puede hacer muchísimo bien a la familia». AL 318

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 Espiritualidad matrimonial y familiar

Invitación a la reflexión
«¿Qué quieres que haga por ti?» (Mc 10,51). Preguntémonos con frecuencia,
frente a un familiar, qué podríamos hacer para que sea feliz.

Dinámica en familia
Proponemos un momento de oración en familia o, si ya lo hacemos, pensemos
juntos por quién o por qué situación particular podríamos rezar juntos.

Dinámica en comunidad o en grupo

Pensemos en un gesto de acogida comunitario. Podríamos invitar a las personas,
durante la misa, en el momento del intercambio de la paz, a “fijar la mirada y
contemplar con amor” a alguna persona cercana.

Oración
Señor,
nuestra familia no es perfecta, Ayúdanos a donar al otro
pero no queremos renunciar la alegría de sentirnos amados;
a buscar la plenitud del amor ayúdanos a fijar nuestra mirada
que Tú nos prometes. con amor sobre toda persona,
como haces Tú.
Danos, Señor,
Tu fuerza para superar Amén
nuestros límites y
seguir caminando juntos.

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Hacer Iglesia en casa
Santo Padre
«Queridos esposos, ayúdense mutuamente a experimentar la belleza de la Iglesia
doméstica, para “hacer Iglesia en casa”. Creemos en las parroquias ocasiones de
encuentro, de oración por las familias, de crecimiento, de intercambio de ideas, de
adoración tanto para los grandes como para los pequeños. Debemos ser “familia de
familias”, donde cada uno se sienta acogido y amado. Esta es la Iglesia.
¿Pero qué sucede cuando papá y mamá discuten y hay un poco de tempestad allí? Es
humano. Pueden volar algunos platos, pero solo con la condición de que se hagan
las paces antes de que acabe el día. Un gesto, una sonrisa, pero primero la paz.
Porque les digo que la guerra fría del día después es muy peligrosa».
«Los pastores debemos alentar a las familias a crecer en la fe […] a crear espacios
semanales de oración familiar, porque “la familia que reza unida permanece unida”.
[…] La Palabra de Dios no solo es una buena nueva para la vida privada de las personas,
sino también un criterio de juicio y una luz para el discernimiento de los diversos desafíos
que deben afrontar los cónyuges y las familias». AL 227
«La comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada solo con un gran espíritu de
sacrificio. Exige, en efecto, una pronta y generosa disponibilidad de todos y cada uno a la
comprensión, a la tolerancia, al perdón, a la reconciliación. Un perdón que se fundamenta
en una actitud positiva, que intenta comprender la debilidad ajena». Cf. AL 105-106

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 Espiritualidad matrimonial y familiar

Invitación a la reflexión
Reflexiono sobre mi actitud cuando hay una incomprensión en la familia. ¿Mi
objetivo es buscar quién tiene razón o, ante todo, tratar de comprender las
razones del otro?

Dinámica en familia
Podríamos proponer a nuestra familia la “semana del perdón”: será un período
en el que cada uno se empeñará, según su propio modo, a perdonar al otro. Una
vez terminada la semana podríamos compartir nuestras experiencias de perdón.

Dinámica en comunidad o en grupo

Ofrezcamos a nuestra comunidad, en esta semana, un momento de adoración
eucarística para hacer que surja la dimensión familiar de la comunidad.

Oración a la Santa Familia

Jesús, María y José sido herido o escandalizado sea pronto
en vosotros contemplamos consolado y curado.
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, Santa Familia de Nazaret,
nos dirigimos. haz tomar conciencia
a todos del carácter sagrado
Santa Familia de Nazaret, e inviolable de la familia,
haz también de nuestras familias de su belleza en el proyecto de Dios.
lugar de comunión y cenáculo
de oración, auténticas escuelas Jesús, María y José,
del Evangelio y pequeñas escuchad, acoged nuestra súplica.
iglesias domésticas.
Amén
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias
episodios de violencia, de cerrazón
y división; que quien haya Francisco 19 de marzo de 2016

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Invitación a la lectura de Amoris Laetitia

«Espiritualidad conyugal y familiar»
Amoris Laetitia, capítulo IX, 313-325.
Link a la Exhortación apostólica AMORIS LAETITIA

Familia Aymerich: Rosa y Edu, una pareja de cónyuges españoles, misioneros. Tienen
seis hijos y actualmente viven en Costa Rica, donde están en misión.

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El amor familiar: vocación y camino de santidad

Padre Santo,
estamos aquí frente a Ti
para alabarte y agradecerte
por el don grande de la familia.
Te rezamos por las familias consagradas en el sacramento del matrimonio,
para que redescubran cada día la gracia recibida
y, como pequeñas Iglesias domésticas,
sepamos testimoniar tu Presencia
y el amor con el que Cristo ama a la Iglesia.
Te rezamos por las familias
atravesadas por dificultades y sufrimientos,
por la enfermedad o por sufrimientos que Tú solo conoces:
sostenlas y hazlas conscientes
del camino de santificación al cual las llamas,
para que puedan experimentar Tu infinita misericordia
y encontrar nuevos caminos para crecer en el amor.
Te rezamos por los niños y los jóvenes,
Para que puedan encontrarte
y responder con alegría a la vocación que has pensado para ellos;
por los padres y los abuelos,
para que sean conscientes
de que son señal de la paternidad y maternidad de Dios
en el cuidado de los hijos que, en la carne y en el espíritu,
Tú les confías;
por la experiencia de fraternidad
que la familia puede donar al mundo.

Señor, haz que toda familia

pueda vivir la propia vocación a la santidad en la Iglesia
como una llamada a hacerse protagonista de la evangelización,
en el servicio a la vida y a la paz,
en comunión con los sacerdotes de cada estado de vida.

Bendice el Encuentro Mundial de las Familias.

Amén.

Oración oficial para el X Encuentro Mundial de las Familias

22-26 de junio de 2022

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