Boletin Historico Madrid 12 1882

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Afio Itl. Diciembre de 1882. Núm.

12

BOLETÍN HISTÓRICO, PUBLICADO POR LOS S E S O R K S

B. An^eí Aliénele Saíapr ^ 1^. Marceíino (Sesfa ^ Juecch,


INDIVIDUO* DEL CURDPO FACULTATIVO DR DIDLIOTÜCAKIoS , AHCIIIVKIIOS T ANTICVARIOS.

ORÍGEN Y ANTIGÜEDAD
DE LA ORDEN MILITAR DE SANTIAGO (')•

Con igual epígrafe se publicó en el número nueve de este BOI-ETJN


un.articulo de Za Ilustración Popula}- líconómica, acreditada revista
Talen»iana, al pié de cuyo trabajo aparece la firma de D. Ángel Al-
varez de Araújo y Cuéllar. Tratándose de un asunto histórico tan bien
descrito en porción de obras notables, y acerca del que'tantas noticias
se hallan reunidas en las Crónicas de la Orden de Santiago, desde lue-
go leímos con verdadero interés los párrafos del citado artículo, cre-
yendo ver en él, ¿ falta de nuevos datos con que ilustrar los anales de
la ínclita Orden, por lo menos una acreditada y veraz reseña de su
origen y antigüedad, basada en las más puras fuentes de la Historia.
Sorprendente desencanto experimentamos al terminar la lectura del
artículo, que, en todas sus partes, resulta una ingeniosa pero in-
exacta relación de noticias no comprobadas.
Muy lejos de nuestro ánimo herir en lo más mínimo la personalidad
del respetable autor del escrito en cuestión, y sólo rindiendo culto á

(*) Tcncinust.-iiiiogii.sto en coinptnceV á nursiro aprcciahlc compüñcro Sr. Alvarcx de In


BnAa, al publicarcilc articulo, como «cntirfamos molestase en lo mils nifniuio al Sr. Alvares
de Araujo, ni á la neJ.icc¡on dxl ilustrado colega la Iluilrarion Popular Rrommii-n , de Va-
lencia, puesto que, üieiido uno do los fines del BOLRTIN IIisTúnico euntriliiiir i llu^inr pin >s
oscuro* 6 contro\i'rtMci.s de la historia patria , sus páginas siempre están ú diijiuslcioii di' (|iiii'n
quiera ayudarnos en tal enij)ri>sa , dejando la responsabilidad y prueba do las afirniaeioncs
hechas i los firmantes de los triibajus, y guardando por nuestra parte coniph-ln neutralidad en
laspolémlcas.—L. ti.
178 BOLETÍN HISTÓUICÜ.

la buena critica, de la que no podemos prescindir, vamos & permi-


tirnos comprobar las equivocaciones y los anacronismos en que ha
incurrido.
Da comienzo su articulo con un breve relato de los primeros he-
chos del reinado de 1). línmiro I de León, haciendo especial memoria
de varios guerreros que le acompañaban en sus bélicas empresas, y
muy particularmente de un tal D. Lorenzo, conde y señor de Bre-
ío (1) y Ponferrada, sobrino del Rey y casado con D.' Ana Ponce.
También hace singular mención del Sr. de Villalobos y de D. Sancho
Martínez de Tejada, Maestre de Campo del Monarca, á quien acom-
pañaban sus siete hijos. Después prosigue describiendo la supuesta ba-
talla de Clavijo, en la que, dice, tomaron parte, además de dichos ca-
balleros, uno procedente de Galicia llamado Lobera. Convinieron todos
ellos en pelear hasta morir ó vencer, adoptando al efecto por distintivo
una cruz colorada, en forma de espada', puesta sobre sus capas, siendo
D. Lorenzo el primero que apellidó á Santiago al atacar á los sarra-
cenos. Es de advertir que trascribimos las mismas palabras empleadas
por el Sr. Alvarez de Araujo en su articulo.
Resulta , pues, que en el siglo IX, según dicho señor , ya había
noinbres y apellidos (2) escritos en castellano, y de consiguiente eran
usuales los de los Ponces, Villalobos y Loberas (3) que cita. Empero,
(1) Suponemoi que por una errata de imprenta se ha iustituido la palabra Bierzo , pae«
ni en el Diccionario Geográflco de Madoz, ni en olrat obrai del mismo gdnero le halla este
nombre. Tampoco es creíble existiese este título en tiempos de D. Ramiro I , ni que fuese
sobrino de este Rey el que lo llevaba.
' 1%) Los documentos que del referido siglo se conservan en nuestros archivos hist(Sric05,
sólo contienen en latin nombres paíronimicoi. Los en castellano y con la partícula de, pre-
cediendo al apellido tomado de lugar, como el de Tejada, no se usan hasta muy entrado el
siglo XII y se generalizan en el XVI, ya establecidos lu* mayorazgos y registros parro-
qnialei de nacimientos, que traen consigo la pcrmanenci.i de los apellidos. Véanse, entre otros
libros, los siguientes: Gindara , i4rtntti y trivnfot de G alicia.—Entayo hittirieo-tliiMtógieo
lobre hi apellidoM eaitrllanoi; dus obras escritas con Igual titulo por los Sros. Rios y Godoy
Alcántara, ambas premiadas por la Academia EspaAula.
(3) El ilustre apellido Ponce no se justifica hasta el afio 1143 con el conde Ponce de Miner-
va , oriundo de Francia, Mayordomo de n. Alfonso VII, fundador del célebre monasterio de
Sandoval, en cuya iglesia está enterrado, asi como su esposa 1).* Kslefanla. Sus magn(lieos
sepulcros existen hoy muy maltratados en el presbiterio de la misma, i los lados del evangelio
y de la epístola resp<!ciivamenic. El mencionado Conde comunicó su titulo i la antigua torre
cuadrada que hay en León cerca de Puerta Obispo.
La antigüedad de la familia de los Osorios y Villalobos data do 1380, en cuya fecha
Alvaro Pérez Osorio pone sitio i Astorga, do que estaban po.icsionados los ingleses. D. Juan I
lo concede varias merodea. Confírmalas D. Juan II & favor de los Condes de Villalobos.—
Privilegio Rodado.—Compendio deiai «feíceiuienWas delo$ Marqxteteide Atíorga, Condei de
BOLETÍN Illa 1 uraco. 179

para probar lo contrario, víeiiou cu nuestra ayuda los estudios filo-


lógicos y diplomúticos, y estos nos euseüau, que en tan remota
edad no existicr.in familias nobles con los apellidos antes nombrados;
pues ni el romance castellano estaba formado (1) para que se juzguen
legítimos, ni con ellos pudieron figurar en la fecha de la tradicional
batalla los caballeros que se mencionan, no trayéndolos ú. cuento el
autor del escrito en calidad de personajes legendarios del momento
histórico en que presupone tuvo lugar el origen de la Orden de San-
tiago. No más favorable juicio merece la descripción que hace de la
jornada de Clavijo, la cual cree ganada por los cristianos en Mayo del
afio 844 (2), introduciendo en su relato anécdotas no comprobadas.
A consecuencia de semejante victoria, «D. Sancho Martínez de Te-
Jada y los trece caballeros que le acompafiaban, instituyeron una
orden de caballería, bajo la advocación del apóstol Santiago, que don
Ramiro aprobó.» Añade el Sr. Alvarez de Araujo, que tuvo su funda-
cion canónica (3) el misnio año en la iglesia de Santiago de Logroño.
Ni por los manuscritos que de la Orden se conservan en el Archivo
histórico Nacional de Madrid, ni por las Crónicas (4) de los autores
mas acreditados que de la misma se ocupan, y que han publicado sus
obras cuando aún existían las casas conventuales de Uclés y León,
en cuyo tiempo, comees de presumir, tuvieron A la vista los origi-
nales precisos al objeto, se prueba el origen y antigüedad que se le

Vtllatoioi.porD. AnioniuDayon. Ambos nianuücriloaloslipmos tenido á la vista el ai'in 1871,


visitando el archivo de la casa de Altamira, cuyo riquísimo dopiisito de documentos lii^iliiricoii
ha tido enajenado recientemente por los herederos del liliimo Conde do una manera bien
poco honrosa.
' Él apellido Lobera no es mils antiguo que los anteriores.
(1) Aldrcle: Origtn dt la Lengua CiM/ef/atm,—Galindo do Vera : ProgreiOMf vkiiUtiilfi del
idUma cf^ílellaM en nveitroi Qterpoi Legalei.—Femindez Guena: El Fuero de Aviles.—
Fntlogo de Ilartxenbusch en la obra, Origeiut de la Ungua Cailellana, recogidas por Mayans..
—Moniau: Soirr rt origen y la formación del romanee CatUHano; Manuscrito que poscenios
desús expliracionrs en la clase que üocompcno en l,i Ksriiola de Diploniálíra.
(S) Est¿ probado por los mejores historiadores, asf náriun.-ilrs como exlranjoro.<i, que no
ocurrid la batatín que se supone gan-idn por D. Ilaniiro I de I,P(in en el sitio, ni rn la ferlia
que sé pretende. Tuvu, s(, lugar la d<' Abelda, rercí de Clnvijo, en el aTio 8.J0, duilii |ior don
Ordofio I, hijo del anterior rey, que reinaba en Asturias. Víase Lafuente, Ilitloria de Etpuña,
tumo 3.* de la 1.' edición , pdginns 203 d 39i y 307.
(8) En ninguna obra liemos visto que el papa Sergio II, que gobernaba la Iglesia en 8 U ,
expidiese lacorrcs))ond¡ento bul.i de confirmación de In Orden.
(i) Rades y Andrada: Crñnien de lat Freí Ordetiet y Caballeria de Sanliago, Cnhlruea
y Alcántara. Toledo, 187Í. i.*—Torrea (Fr. Caro)://itfon'u de lat Ordenes Afílitares de San-
tiago, etc., Madrid , 1703. 4.*—Lafuente; tlisloriade Esjiai¡a, 1.' ed., tom. S.*, pág. 130.
180 BOLETÍN HISTÓRICO.

atribuye por dicho señor. Hállase, sí, justificado, que la aristo-


crática Orden fué instituida en tiempo de J). Fernando II de León, que
la aprobó el año 1161 (1), siendo el primer Maestre, nó 1). Sancho
Martínez de Tejada, sino D. Pedro Fernández de Fuencalada (2) que,
en unipn con doce aventureros de relajada vida, pudo establecerla
en el Monasterio de Loyo (Galicia), escogiendo la regla de S. Agustin
para regirse por ella.
Sin olvidar por un momento lo que la Historia y el Derecho Canó-
nico enseñan , no puede asegurarse, como lo hace el Sr. Alvarez de
Araujo en su articulo, que no ha sido requisito indispensable la apro-
bación pontificia de una Orden, como la de Santiago; para su exis-
tencia legal; pues precisamente, la bula de confirmación es el documento
indispensable que le da carácter de legitimidad. Así es, que mientras
el papa Alejandro III no expidió la de dicha Orden de Santiago, nin-
guna autoridad civil ó religiosa hubo de reconocerla y respetarla.
Los sucesores de la familia Villalobos no conservan la bandera de
que nos habla el Sr. Alvarez de Araujo, ni la sacan en procesión, como
refiere (3). El Ayuntamiento de Astorga conserva una bandera que
se tiene por latan celebrada de Clavijo; pero que , habiéndola exami-
nado los arqueólogos, resulta su antigüedad muy posterior á la fecha
que se le atribuye como trofeo de guerra.
Ck>ncluye el articulista refiriendo que en el Archivo de la Catedral
de Orense se conserva una escritura del año 981, que expresa la fun-
dación de la Cofradía de Santiago. Aun considerando exacta la noticia,
que ponemos en duda atendiendo á la fecha remota de la misma, pues
esta clase de instituciones aparece en época más próxima, no se adi-
vina la razón de citar aquella como prueba del origen y antigüedad
de la Orden, la cual ningún parentesco guarda con la congregación
religiosa.
Terminadas estas ligeras apreciaciones, ocúrresenos preguntar:
¿de qué obras se tomaron los datos que dan tal carácter al escrito objeto
de nuestra refutación? Acaso do aquellas que se tienen por los doctos

(t) Algunos rronUins prctondicrnn darlo mxiantigüpilad; In de 1031 , fundilndou vn un


privilegio que copian , procedente dci convenio do Sancti Spiritus de Salamanca; poro liien
examinado, carero de valor como tal justilicante.
(S) Klnño 118i recibió sepultura en San Mnrcos do Ix-on. Rn el siglo XVI dcscubriiiu
la «pitaflo. Virase Quadrado: Hecuerdoi y BelUzat de Bijjaiio (Pcovini-ia de I^'on), ptlg 363.
(3) Rn iiSi quedó suprimida dicha ccrcmunia, á consecuencia de liabcrsc negado á pagar
el heredero de los Marqueses de Astorga los 0.000 maravedliics que rada alio satisfacían al
Cabildo de la Ciudad.
BOLKTIN >l.}i<iltICO. 181

cotnomodclii de 1H más sana crítica': Con toda seguridad lo negamos.


El Sr. Alviu'i'z (Ii- Araiijo se dejó llevar en su trabajo de las falsas
narración' .i ile al ,'unos gonnalogistas y cronistas, ilcsprovistos do co-
nocimientos críticos y mal avenidos con la verdad histórica. Con ésta
encariñados, sólo por ella entregamos al fallo público las anteriores
lincas.
RAMÓN A. DE LA BRAÑA.

PROGRAMA RAZONADO
DE DN CURSO

DE CRÍTICA HISTÓRICA.'"

LECCIÓN V.

I<» verd&d y la certeza.

Las lecciones anteriores tienen un carácter sujetivo . ésta tiene un


carácter objetivo. El objeto de la Crítica histórica es depurar la verdad
de lus hechos y su certeza: diferencia entre la certeza y la verdad: no
todas las verdades nos constan como ciertas: diferencias entre verdad,
certeza, ciencia, conciencia, probabilidad , verosimilitud y evidencia.
La pregunta dd Pilatos ipiid est veritasl El critico tiene que bus-
car ante todo la verdad de los hechos y de sus circunstancias antes de
fallar sobre ellos y apreciarlos. Tiene también que acreditar su certe-
za; al efecto procede como Juez , primero ad inquirendmi, luego ad
probandum.
El crítico católico ante todo busca la verdad en Dios, porque Dios
es la verdad por esencia. Ego sum via, verilas et vita. A guisa de juez
falla desde el tribunal de su conciencia , como los jueces oclesiilsticos.
Deum taiUmn prcc ocnlis haieiUes. Bajo ese concepto tiouo que sor

(1) Coiitiiiu.iciun de la ptigina 100.


182 BOLETÍN HISTÓRICO.

providencialista, y no admitir fatalismos mal llamadosfilosóficos.Tione


que desconfiar do todos las teorías liistóricas preconcebidas, que por lo
común s'ín historias sin ftistoria. Como juez en materias históricas
falla siempre examinando' los hechos y sus pruebas, y no sentencia^tM?-
ta allegata, únojuxta probata.
Los grandes críticos do los siglos XVII y XVIII, como casi todos
eran teólogos y juristas canonistas, antes de la revolución francesa,
daban á sus reglas críticas cierto sabor teológico y eclesiástico. Las
escuelas modernas propenden, por el contrario, al materialismo y al in-
diferentismo , si es que no llaman abusivamentefilosóficoá todo lo que
es implo y enemigo de la Iglesia.
Hoy parece que, sin caer en uno ni en otro extremo, se debe dar más
bien á la critica un carácter jurídico, según queda dicho, y, puesto que
la critica histórica es ciencia de juzgar los hechos, tener en cuenta los
adelantos del Derecho procesal para la investigación de los hechos y
sos circunstancias, y comprobar su certeza, antes de apreciar su ver-
dad ó su malicia.
El crítico que se contenta con la investigación de los hechos, no
pasado juez instructor; el que amontona documsntos, ó escribe los
hechos á guisa de cronista, no pasa de relator. El apologista no es juez
ni crítico, no es más que abogado; el impugnador, el escritor de diatri-
bas es abogado del contrario: ni el uno ni el otro son críticos. Para ser
verdadero crítico se necesita, como en el buen juez, indagar la verdad,
; ^ b a r su certeza, calificar el hecho rectamente, y dar á cada hecho
reciacion que le corresponda: fuumm7M0¿r¿¿u0r0.
fallos del crítico en materias históricas, como resultado de las
ñ\^ ó conjeturas y de la mayor ó menor certeza, son favorables ó
^ los, laudatorios ó condenatorios , dubitativos, calificativos, de-
!»atorios de la certeza de un hecho , ó denegatorios de la veracidad
de ciertas narraciones en todo ó en parte.
El crítico histórico , en su especie de magistratura, cuando llega á
tener autoridad sobre lo que se llama la opinión pública, impone penas
y castiga á los falsarios históricos, siquiera estas penas no estén en nin-
gún código, pero existen de hecho.
Las penas son: perder el falsario, y aun el crédulo, lo que se llama
autoridad Jtistórica; en tal concepto se desconfía de él y se le degrada,
porque en boca del embustero la verdad es sospechosa.
Si hay en la falsificación codicia é intereses además do la mala fe, el
falsario, sobre desautorizado, queda infamado y declarado indigno: in-
famibns porta non pateant dignitatum, como dice el Derecho.
BOLETÍN IIISH'IIUCO. 183

Como pena, 1 'I 'lieu s« le impone ol ri'lículo , y hastii la flagelaciou


de la sátira.
Los objetos . in-lrumentos falsificados . cronicones apócrifos , diplo-
mas fingidos , documentos raspados, mutilados «etc., no sólo no so de-
ben destruir. sino antes al contrario , conservarlos con esmero y muy
i la vista del público , con la advortem-ia conveniente, pues sirven de
correctivo y saludable escarmiento.
Los tribunales civiles no son competentes en materias de Critica
Histórica, salvo los eclesiásticos , en lo que se refiere á los asuntos reli-
giosos ó á los santos.
. El criterio histórico está sobre el criterio jurídico y curial, y el his-
toriador censura á los magistrados y tribunales que admiten hechos
falsos como verdaderos. ¡ Tal es su importancia y tan sublime su misión,
cuando se ejerce rectamente y como Dios manda!
LECCIÓN VI.
Investigación de pruebas.

. El crítico procede de dos maneras : aplicando su criterio para in-


vestigar los hechos, depurarlos, probarlos, aquilatarlos y calificarlos
como escritor , y al tiempo de narrarlos.
Procede también examinando como critico y juez d^ alzada , lo que
otros ya han escrito y calificado, buscando argumentos en contrario. Si
estos argumentos se fundan en nuevos hechos y nuevasinvestigaciones,
es de gran mérito y verdadera critica histórica. Si sólo se reducen á ra-
ciocinios especulativos , ó de escuela , más ó menosfilosófica, son poco
apreciados por los verdaderos críticos, pues hay en ello un processus in
i»flnitum, como decían los escolásticos , en cuanto que el de hoy con-
testa al de ayer , el de mañana al de hoy , y el de otro día al de maña-
na , por sus diferentes modos de ver las cosas y las teorías.
Lo principal es, por tanto, el presentar pruebas, pruebas y pruebas,
hasta que se haga prueba. Máxima bella del padre Mariana, que ha que-
dado en proverbio : En Historia IM pasa partida sin quitanza. como
sucede en cuentas de mayordomía. El padre Honorato pono las conjetu-
ras entre los medios de prueba.
Nunca so hará buena prueba por medio de conjeturas.
Pero ¿qué clase de pruebas admite el critico? En esto hay cierta se-
mejanza con el sistema juridico-procesal, aunque no en todo. Kl t líri-
co católico admit9 por prueba la AttAin^^t^. aunque los racionalistas
Qolaadmitan.
184 BOLETÍN HISTÓRICO.

Admite asimismo la tradición, el testiinoniofidedignoy el instru-


mento público ó privado, solemne ó sencillo (no simple).
Admite también la inspección opiilar , pi'incipalmente respecto de
los objetos, como sellos, inscripciones , pintaras , estatuas y demás
oljetos arqueológicos, epigráficos, etc.
En resumen , admitimos como medios de prueba autoridad, tradi-
ción , testimonio y docxmento.
Mas no basta al critico el contentarse con las pruebas que de bue-
nas á primeras vengan & su mano, es preciso que procure siempre in-
vestigar más y más; siquiera el papel de investigador y editor de nue-
vos hechos históricos y de nuevos comprobantes sobre los ya sabidos,
sea distinto del carácter del critico ; como lo es el agente de policia
respecto del de juez.
El que posee ó maneja un rico archivo, fácilmente investiga cosas
nuevas, á poco curioso que sea y de buen deseo , aunque por desgracia
en Espafia suelen faltar en estos casos uno y otro.
En cambio, hoy dia el afán de lo inédito hace pasar á veces por el
extremo contrario, haciendo olvidar lo antiguo y á riesgo de dar, como
descubrimientos, cosas ya sabidas, pero poco leídas.
Hay que saber también manejar los archivos y manejarse en ellos,
sobre todo, cuando no hay índices , ni catálogos , y la búsqueda es di-
fícil ó casi imposible por falta de personal, ó de comodidad, como sue-
le suceder.
1.* Conviene al visitar un archivo llevar un objeto determinado,
como cuando se va á una biblioteca: de lo contrario se va al azar, y
por lo común á estorbar y no hacer nada.
2.** Nofijarsetanto en lo curioso como en lo útil: hay documentos
muy raros , ó muy bonitos , pero que sirven de poco , y con ellos suele
perderse el tiempo. Hay sujetos que se pagan de lo lúbrico y escanda-
loso, y se ceban en ello lastimosamente. Bastantes escándalos y hechos
inmorales hay en la actualidad y tristes realidades, sin que vayamos á
desempolvar los ya olvidados, que yacen en los archivos.
3." Conviene tomar los apuntes y excerptas en cuartillas sueltas,
cuidando siempre de poner á la cabeza el año, el lugar y ei asunto de
que se trata. Al pió piinor siempre la sala d;;l archivo . estante, legajo
y número y demás para facilitar la búsqueda , cuando sea necesario
volverlo á ver , confrontar ó copiar íntegro. Por ese medio además se
colocan fácilmente las excerptas, ó apuntes, por orden cronológico, ó de
. materias, según conviene. •
4.* Los documentos que contienen nombres de personajes célebres.
BOLETÍN iiisTónico. 18o

con fechas y lugares, no deben ser dosprcciados. por insignificanttis qiu


pnrt'Vfiin los asuntos de que tratan, pues por ellos á veces se resuelven
diidus acerca do otras cosas más importantco , y se sabe dónde estaba
aquel personaje en determinado dia.
5." En los documentos que ofrezcan dudas conviene siempre mirar
al trasluz si tienen alguna raspadura ó borrón, si liay palabras de dis-
tinta letra ó de otra tinta. Si están en papel, conviene ñjarsc bien en
la marca del papel, y aun dibujarla , si no es marca conocida, como
las llamadas de manitas, de la jarra, etc. etc.

LECCIÓN Vil.
Prnebas de Autoridad.
Digan lo que quieran los racionalistas y los indiferentistas (1), el
Criterio católico no sólo admite y admitirá siempre el argumento de au-
toridad como medio de prueba, sino que en muchos casos lo tendrá por
el primero y principal, sobre todo en loque so refiere á los sagrados li-
bros, resoluciones conciliares y pontificias y testimonios de los Santos
Padres, sobre todo si están Miánimes y contestes en la narración de un
hecho; puesto que la Crítica Histórica no se refiere á exposición de teo-
rías y doctrina, sino á la narración de hechos, y á su veracidad y cer-
teza.
Entre las seis acepciones que da el Diccionario de la Lengua á la
palabra Autoridad, hay dos que hacen al caso: «El crédito ó fe que se
da ¿ alguna cosa.» Aquí hay un error de concepto, pues la autoridad
es activa, no pasiva. Otra. « El texto ó las palabras que se citan de al-
gún escrito para apoyo de lo que se dice. <• Esta otra es más aceptable.
No todo texto que se cita en apoyo de lo dicho es autoridad. Es pre-
ciso que proceda de persona respetable y no desautorizada ni infamada.
Citar textos de Luitprando, Dextro y Máximo equivale á no citar nada:
escomo citar á Lutero para puntos de Teología. La autoridad es de he-,
cho ó jurídica, y moral ó fundada en el respeto del uno y la respetabi-
lidad del otro.
La autoridad para los católicos es divina ó humana: eclesiástica ó
religiosa, y secular ó profana: infalible, irrecusable ó meramente res-
petable, ó bien falible, recusable é inaceptable.

(1) 'Enliv olrns viKiriiios ilcüatiiuis do lU'iiuii, oii an libro lilulado EifuixU Moralertcritiqur,
dice en el (ircfacio (pAg. III): l'tnirU ik tu Theologie at jiiittineul le iurcf"' tlr celui de h Vtvit
tritique.
186 BOLETÍN HISTÓnicr..

La autoridad de Dios y de la Iglesia no depende dr que los hombres


la acepten ó DÓ: Aeeedentem ad Deum oportet credere quia est, dice
8. Pablo.
No entraremos aquí á discutir las cuestiones de infalibilidad de la
Iglesia y del Pontífice, pues ni son del caso, ni hay porqué volver á
ellas, cuando ya son dogma y punto de fe para los católicos, y en un
circulo católico no cabe ni &un la mera discusión cientlñca, no siendo
viargumenti etezercitationis. Mas la Critica Histórica tiene poco que
ver en estas cuestiones de infalibilidad, que más se refieren á la doctri-
na que i la historia. Cabe con todo en los casos relativos á la Hagio-
grafía , canonización y veneración de los Santos, y en las cuestiones,
no poco graves, que se refieren á la autoridad de las lecciones de los
Breviarios 7 Misales.
Por lo que hace á las narraciones históricas de los Santos Padres,
Doctoiresde la Iglesia y Santos, Prelados ó no Prelados, rige la regla de
conducta de S. Agustín, después de decirle i S. Jerónimo, que ni ¿un
con respecto i los sagrados libros admitía m¿s que los canónicos (1).
Alios autem ita lego ut qwtntalibet sanetitate, doetrinaqve pol-
leant no» ideo verumputent, quia ipsi sensemnt.
Por lo que hace á los asertos de los Santos, les debemos respeto ó
mera reverencia (revereri); pero no crédito obligatorio ni obediencia.
Aun en eso entraremos á ver ni lo que dicen es como testimonio, como
mero relato, ó referencia, según luego veremos.
Mas por lo que hace ¿ la autoridad de aquellos, que no la tienen por
Dios ni por la Iglesia, ni por la reverencia debida á su santidad, sino
sólo por su mera virtud, honradez y buena reputación moral y lite-
raria, esta reputación, que constituye autoridad, puede ser jurídica.
ínoral y literaria.
La primera la dan el Derecho y el Estado, ó sea la sociedad civil.
La moral la dan la gran reputación de virtud y de veracidad, ó por
lo menos la fama de honradez , la seriedad, ancianidad y decoro. Un
bribón reconocido , un escritor chocarrero, satírico y mordaz difícil*
mente podrán ser admitidos como autoridades. y aun apenas por testi-
monios, como hace la Iglesia, que admite los testimonios de los herejes
y excomulgados ad inquiref^dum , pero no ad probandum. v
La autoridad literaria la dan los escritos mismos y su importancia,
y la gran fama y reputación de saber. Esta no se niega en materias

(1) Epístola».
BOLETÍN HISTÓRICO, 187

históricas á los enemigos de la Iglesia , no siendo en asuntos que se


rocen con la Rnliginn y la líistoriii de la Iglesia.
Esta autoridad tienen lus corporaciones literarias ua los asuntos de
su incumbencia respectiva, como sucede con las Reales Academias, y
otras corporaciones sabias , y sucedía áutes con los claustros universi-
tarios cuando eran consultados.
A veces estas mismas corporaciones dan autoridad á sus individuos
directa ó indirectamente. Asi la Academia de la Lengua (por ejemplo)
ha declarado al Sr. Hartzenbusch autoridad en materias de lenguaje..
En resumen, no es lo mismo ser autor que ser autoridad, ni testi-
monio. Cien autores diciendo una vulgaridad ó una mentira no hacen
autoridad.
Los fallos de los tribunales tienen autoridad jurídica, y por lo co-
mún histórica: pero todavía la Crítica Histórica puede, á pesar de eso,
impugnar su veracidad y la certeza de los hechos.
LECCIÓN vm.
Bl testimonio como medio de prueba.
£1 testimonio es distinto de la autoridad. £1 testimonio (testis mw-
%us) Qonsiste en afirmar la certeza de un hecho que se ha visto, ó que se
ha oído referir como cierto, y que como tal se cree, atendiendo á la ve-
racidad y honradez del que lo refirió. De ahí la diferencia de testimo-
nios según la calidad de los testigos, si son de vista, oculares; si son de
referencia, auriculares.
Cabe ser á la vez autoridad y testimonio, y en este caso la probabili-
dad de certeza, ó certeza indudable, son mayores. Así, por ejemplo, San
Juan en su Evangelio es á la vez autoridad como evangelista inspira-
do , y reconocido como tal por la Iglesia, y aun en lo humano como tes-
timonio irrecusable , atendida su santidad, probidad, sencillez y serie-
dad, pues escribe como testigo ocular. Et qui vidit testimonium per-
hibet, et verum est íestimonium ejus. Lo mismo sucede con san Mateo.
El P. Florez escribió algunas reglas de Crítica Histórica, que puso
al frente de su Clave historial, siguiendo las huellas del P. Honorato
de Santa Maria, mas no todas son igualmente aceptables, acerca del
testimonio de los antiguos.
].* No es lícito apartarse del testimonio de los antiguos escritores,
no habiendofirmesy constantes razones.
Esta regla no puede j)asar tal cual está. Puede un escritor ser anti-
guo, y, si no es coetáneo, sirve de poco su aserto coniu testimonio. Un
188 BOLETÍN HISTÓRICO.

escritor del siglo XIV es antiguo respecto de nosotros, y no es testimo-


nio para cosas del siglo XI ó del XII, y iiúu menos para los más remotos,
2.' Débese estar al testimonio del que estuvo presente, ó por haber-
lo recibido de quien lo vio, etc.
Aquí entra la clasificación do los testigos en coetáneos, ó casi coetá-
neos. Aun los coetáneos no siempre son testigos de vista. Entre los coe-
táneos hacen más fe los oculares , si por lo demás son de buena fama y
con nota de honradez, desinterés y veracidad.
Entran luego los coetáneos de oidas ó referencia.
Entre los casi coetáneos se da mayor ó menor importancia al relato
según que son más ó menos próximos á la época de los sucesos, los de-
talles con que lo narran, y lo que dicen acerca del conducto por donde
lo supieron.
El testigo de referencia puede ser engañado por el que se dice tes-
tigo ocular; y en ese caso, si es persona respetable, no pecará de falso
sino de crédulo, y su veracidad quedará á salvo.
Tal sucede con varias relaciones del venerable Pedro de Cluuy en
su obra De miraiiliiiis sui temporis,
3.* Regla de Florez: el argumento negativo tomado del silencio de
los antiguos no es por si solo suficiente para excluir la fe de los asuntos.
La cuestión del llamado argumento negativo es muy grave, y nece-
sita capitulo aparte.
El articulo 659 de la Ley de Enjuiciamento vigente dice asi:
«Los Jueces y Tribunales apreciarán la fuerza probatoria de las de-
claraciones de los testigos conforme á las REGLAS DE LA SANA GafTiCA,
teniendo en consideración la razón de ciencia (¡!) que hubiesen dado y
las circunstancias que en ellos concurran » Y ¿qué es ra£on de cienciaí
Y ¿dónde se enseñan esas reglas de sana critica ? Volvemos al juid
«st veritas de Pilatos.
(Se continuará.)

r>'<5»5>'- ••
BOLETÍN HisTónico. 189

FRAY BERNAL BUYL.


ó
EL PRIMER APÓSTOL DEL NUEVO MUNDO.

COLECCIÓN DE DOCUMENTOS RAROS É INÉDITOS. RELATIVOS A ESTE VARÓN ILUSTRE


POR

D. FIDEL FITA Y COLOMÉ,


iiuiíriVfuo (Ir número de la Real Academia de la IMorta.

(Gontinuacion.)
Y quftnto 4 la gente que vos enviamos mandar que procurdsédes de
enviar en estas cuatro caravelas para mudar los que allá están. y que
dezls que es menester provisión nuestra pura seguralles que les dexa-
rán venir conplido el término que asentaren de estar allá; é para segu-
rallei que no les serán tomados los mantenimientos que llevaren. ya
vos la enviamos de la forma é manera que la demandasteis. Hazedla
publicar para que se aseguren los que dezis que están'escandalizados é
temerosos de yr allá, y procurad aun en todo caso vayan algunos, para
que se l-emuden los que allá están. ^
Y quanto ¿ la provisión que dczis qul^devemos mandar dar para que
dexen venir los que quisieren de los que están en lasyndias, bien cree'
mos que, si se da asy generalmente; que non quedará allá ninguno; y
por esto seria bien que antes fuesen de acá algunos, que mandar dar
esta provisión así general; paro asy par esto como por alyviar la costa
de la gente, que ay mucha é sin provecho, escrivimos al almirante
que asy de la gente que allá tiene como de cualquiera que agora se le
enviare, dexe allá hasta en número de quinientas personas, en que
aya oficiales de todos los oficios é otras personas do provecho los que
fueren menester, y que de los otros de\.e venir los que más necesidad to-
vieren para venir. Con esto nos pares^e que está bien proveydo por ago-
ra para que so ven^a la gente que allá está demasiada y tiene más ne-
cesidad de venir; y la costa será menos , pues no han de quedar allá
más de quinientas personas entre todas.
Y quanto á la forma que vos paresce que se deve tener en el partir
190 BOLETÍN HISTÓRICO.

de los mantenimientos allá en la ysla por la mala orden que allá se ha


tenido, nos paresQe que vos con consejo éparescer dr nlgxmos de los que
son venidos de las yndias, deveys tasar lo que razonablemente deven
dar á cada persona; y que dello envieys al almirante una relación fir-
mada de vuestro nombre, que le nos escrivimos que haga dar ácada
persona lo que por ella ovier de aver por quinzo dins juntamente ; y así
de quinze en quinze dias; y que no je lo puedan quitar, en tanto que
allá oviere bastimentos, se no hiziere delito que merezca pena de muer-
te, é non en otra manera; y asimismo escrevimos al dicho almirante que
todos los bastimentos que enbiaren de acá á los que allá están sus mu
geres, 6 parientes, ó amigos, que gelos dexe, y que no les tome dellos
cosa alguna, salvo que gozen dellos libremente.
- Y quanto á lo de la yda de maestre pablo, trabajad como en todo
caso vaya: y si todavía ynsistiere en no yr, hazed cobrar dél las cyen
doblas que le dieron, pues á su culpa dexa de yr, ¿ en todo caso procu-
rad que vaya.
Y quanto á lo que dezis de las personas que fueron con el almirante
para lavadores é para otros cargos, é que no les dexa venir, antes tie-
ne adornado de los desterrar por algunos delitos que dize que hizieron,
nos le escrivimos que nos envié acá todas las personas que nos escre-
vistes: y|sy algunos dellosfizieronalgunos delitos por donde merezcan
pena, nos envié acá los procesos que contra ellos tienen fechos, por que
acá gela mandarmos dar. Enviad con Juan aguado todas estas cosas
que escrevimos al almirante.
Y quanto á la parte que vos demanda Juanoto (1) de los esclavos que
truxeron de las yndias, en nombre del almirante, ya vos sabeys la
dada que nosotros tenemos en si todos deven ser esclavos ó no; y hasta
que esto sea visto por algunos letrados á quienes avem'os mandado que
entiendan en ello, no nos podemos determinar en esto. Parés^enos que
pues la venta que hazés de los esclavos se haze por ante persona que
es fiable (a) Juanoti, que deveys sobreseer en dar á gnanote (2) lo que
demanda hasta que sea determinado si son esclavos ó no; porque sabi-
do la determinación desto, veremos lo que prometemos al almirante.
En lo de bar^elona mandamos asentar con el; y aquello mandaremos
eonplir muy enteramente. Y vos deveys dezir á Juanot muy secreta-
mente, para que Aninguno lo diga, la causa por que no respondemos
con más determinación en esto que pide de los esclavos, que procurarse

.(I) BcMrdi.
(I) Sie.
BOLETÍN msTómco. Idl

ha como muy presto determinen los letrados la justicia desto; luego


vos lo haremos saher jcpa que si se pudiere alcanzar allá antes que
partan las caravola? , [ 'V que hagamos saber al almirante IR determi-
nación desto, para que SR sepa si podrá enviar más esclavos ó no; pero
por esto no se detenga l;i partida de las caravelas.
Y quanto á la ochava parte que el dicho Juanoto demanda en nom-
bre del Almirante del oro que se truxo de las yndias, asy del oro en
ochavo como deste: quanto á lo del oro en ochavo , como torres sabe,
mucho más mandamos dar Al almirante en dias de lo que montó aquel
ochavo, y por esto no es menester que se lo dedes; y quanto á la ocha-
va parte desto que agora vino , hacédgela dar, que después se hará
cuenta de lo que le perteneciere, é se verá lo Recaudado.
- Y quanto al diezmo que pertenes^e AI dicho Almirante de lo que de
allá A venido, pues dice que en aquéllo no quiere hablar Agora, qué-
dese para después. Pues como sabes las costas son tantas. que si oviese
. A próroga el X^m (1) de ellas como es obligado, montarla mucho contra
en ello.
Y quanto a) diesmo que el dicho Juanoto demanda en nombre del
almirante de los esclavos por razón de almirante. se rresponde Ío mis-
mo que se contiene en el capítulo de suso que habla de los esclavos ; y
allende dello vos os deveys ynformar de la forma que se tiene ende por
el almirante de castilla quando semejantes esclavos vienen que son
nuestros; éenviadnos la ynformacion que sobre ellos ovierdes.
Y quanto á los oficiales de contadores que nonbró el almirante en
lugar de bernal dias de pisa. nos gelo enviamos mandar que lo fiziese y
TOS deveys conplir lo que aquellos libraren á los que allá están.
La provisión que nos screvistes que mandemos enmendar para los
que han de ir A descobrir A las yndias, vos enviamos henmendada de
la forma que veres hávil (2) de publicar.
Y quanto al memorial que nos enviastes que vos dio diego de Salze-
do de cosme torras, por que todo lo contenido en él toca Al obispo de
avila (3) é él no está aquf; no se prové de aquello. Quando venga (4),
que será presto, gelo mandaremos dar, et mandaremos que se provea
en aquello como conviene.
Quanto al ardid de allende que diz que tienen los de xerez é que

(1) Dieztnci.
(S) Hábil.
(3) Francisco du la Fui^nliv
(4) El übUpo fie Avila.
192 BOLETÍN HiSTúnico.

nos piden quo les fagamos merced de la mitad di-.l qiiu va, pues que de-
zis que se esperan que será buena cosa aquello, dios queriendo, pláso-
nos dello. Y la otra mitad será para nos y para el almirante de castilla.
Quanto á la plata que han secrestada del ginovcs, ved lo que aque-
llo es justicia que se haga é aquello determinad.
En lo de la caravela que truxo diego de snlzcdo que dezis que la te-
nes todavía, sy ella gana sueldo no nos paresge que la devés tener,
porque en lo que entendía diego de salzedo nos pares^e cosa de dila9Íon;
7 la caxa que dezís que truxerou en leño del Rey de portogal, hacéd-
sela enviar.
En lo de los navios. que conviene enviar á descobrir vicente yafies
pintón, vimos el memorial que nos enviastes de lo que demanda y aquel
mesmo vos transmitimos A enviar , glosado en las márgenes. La res-
puesta de lo que nos pares^e que en ello se deve hazer, aquello devés
Asentar.
T quanto á lo qu6 dezís que el Almirante detyene en las yndias A
fray Jorge, nos le screvimos que lo delibre é nos le enbie. Y Asy es Res-
pondido é proveydo, A todo lo contenido en vuestras cartas é memo-
riales quo nos avedes enviado; queda á vos qué enviéis luego las quatro
caravelas que non se detengan una ora si ser pudiere.
De arévaio á primero de Junio de noventa y cinco Años.
El memorial de vicente; yafies pintón non vos enviamos por que no
se detoviese este mensajero; quedarse a para con otro.
[Se continuará.)

CRÓNICAS.
Por fallecimiento del oncial de primer grado D. Arturo Malibran, se ha corrí-
do el escalafón, correspondiendo ascender á D. Manuel Ovilo y Otero y á 0. Bar-
tolomé Muntaner. que ocupaban los primeros lugares rexpectivamonte éntrelos
oflciales de segundo y tercer grado en la sección de Bibliotecas.

El ayudante U. José Cómez Martin ha sido traslndudo á la Biblioteca univorsi-


laria de Madrid , y la vacante que deja en el negociado de Bibliotcciis pojiuluros
del Ministerio de Fomento deucrá proveerse, según las últimas disposiciones,
por concurso entre los empleados de igual categoría en provincias.

En la Gacela del dia 8 $e anunció la provisión por oposición de cuatro plazas


de •vudantcs de tercer grado, condcsim^ ' 'is bibliotecas de Barcelona , Ovie-
do, Teruel y Toledo, y una para el A: ,ieral central de Alcalá de llenares.
MADHID, 188S.- Imp. do Al m«t Fncnlencbru, Bordadora, iO.
El BOLETÍN HISTOHICO se puMicu inevisiialiin'atc.. por ciimleiTios <],-
16 páginas <3n 4." cspíulol. Conteiulvú LIMI. ' dcsliiiajos á iliisti,
Ijuntos oscuros ó controvertidos dt; lii liii-t'u. ünn : iirtieulos sul-
las reformas proyectadas órju' ixidiernii pl"v • <• MI la organizH'
do. las corporaciones y est- ' ' ÜÍÍMÜ^ - 4 prouioN
auxiliar los estudios lüstóricu,-. ^.i^imt;. ;. _ -. de dedicar ^
feronte atención); documentos de iinpr'rtmicin histórica, ola notj.
cía ó Índice de alguna colección de ellos que v •• - vi ser conocid-' '•
los eruditos ; reseñas bibliográficas, y una ( donde se dar.'i á
conocer las variaciones en el personal de los > • vos . Bibliotccn . y
Museos . se anunciarán los concursos para la p'n\ on de vacant- . y
se insertará toda suerte de noticias literarias mter •. a .lios para h (!-
cionados á los estudios históricos. Siendo los deseos de la Uednccioi! rl 1
BOLETÍN HISTÓRICO que llegue ésto áservirde órgano de conninic.;'.!
entre los eruditos . facilitando á los estudiosos noticias y datos para sus
investigaciones, y defender los intereses del cuerpo de Archiveros. Bi-
bliotecarios y Anticuarios, ofrece desde luego evacuar las consultas
que se la hagan sobre estos particulares.

PRECIOS Y CONDICIONES DE SUSCUICIO,

Un aüo, 8 pesetas en toda España, y 12 pesetas en el líxti ^ _ .


tTltvamar. Para Madrid podrán nacerse snscriciones de trimestre (á 2
pesetas) en las principales librerias , ó avi.^ando por escrito á la Admi-
nistración.
No teniendo comisionados para recibir suscrici^ 'iwa fuera de Madrid,
advertimos & las personas que las encarguen ó las acepten, que sólo
serviremos aquellas cuyo importe se nos remita sin descuento alguno,
y que por la misma razón no respondemos más que de las hechas direc-
tamente en nuestra Administración.
A toda reclamación deberá acompañar el correspondiente recibo ta-
lonario, ó la nota d» su ni'imero y fecha, y las de números perdidos no se
atenderán desptus i\r i^ublicados los dos simientes al que se reclame.
L o s pagoíi p o d r á n h a c e r s e p o r l i b r a n z a s d e l G i r o Mu-
tuo, l e t r a s , ó c a r t a s - ó r d e n e s á favor de D. M a r c e l i n o Gestr
y L e c e t a , calle tte la» JTtfenfe*, ni«*n. 3 , cua»*io aeffttn-
ffo, á, q u i e n se d i r i g i r á t a m b i é n toda l a c o r r e s p o n d e n c i a y
cainbios; lo m i s m o q u e l a s o b r a s c u y a p u b l i c i d a d se d e s e e .

Los tomos 1.°, 2.''y3.'d,;l Br.' n , HISTÓRICO se vcti! • ;'i (I;-


cadauno. Los tres juntos «f' - setas, pidiendo : ii
á la Administración.

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