Viviendas y Alojamientos para Personas Mayores. La Experiencia Internacional
Viviendas y Alojamientos para Personas Mayores. La Experiencia Internacional
Viviendas y Alojamientos para Personas Mayores. La Experiencia Internacional
alojamientos para
personas mayores.
La experiencia internacional
(Housing for the elderly
people. The international
experience)
Agradecimientos
A Matía Fundazioa que confió en el sueño “otro mundo es posible” y
nos dio la oportunidad de conocer “in situ” la mayoría de las experien-
cias que se describen en este artículo.
A Astrid Lindström que sembró la ilusión y me condujo en este apasio-
nante viaje a otros mundos llenos de posibilidades.
1. Introducción
Introducir esta colaboración con una justificación sociodemográfica que evidencie
la conocida como revolución de la longevidad, resulta innecesario. En los últimos
años las sociedades desarrolladas son ya conscientes de que sus ciudades y pue-
blos están habitadas por un número creciente de personas mayores, en ocasio-
nes muy mayores, y cada vez con más frecuencia, casi centenarias.
También conocen que las proyecciones de población apuntan hacia una so-
ciedad longeva, habitada por personas que tienen muchas probabilidades de vivir
muchos años, en entornos no suficientemente protectores ni amables, con fami-
lias dispersas y cada vez con más frecuencia, en soledad.
Recordemos no obstante, algunos datos recientes en relación a las perso-
nas mayores de 65 años en Europa, focalizados en el tema que nos ocupa: la vi-
vienda y los sistemas de alojamiento en el ámbito internacional.
Recientemente, la Unión Europea a través de Eurostat, ha difundido el in-
forme Ageing Europe 2019 en el que se presenta una muy interesante foto del per-
fil de las personas que envejecen en Europa, incorporando proyecciones que
invitan a la reflexión, toma de decisiones y planificación a los responsables políti-
cos de los países miembros. A modo de ejemplo:
• El crecimiento de personas mayores de 65 años pasará de 101 millones
(19,7% de la población europea en 2018) a 149 millones en 2050.
tensidad que requieren los cuidados y la actual extensión en el tiempo de las si-
tuaciones de dependencia, generan necesidades de apoyo y atención que re-
quieren respuestas procedentes de múltiples ámbitos, con carácter ecosistémico
y coordinadas desde la gestión de los casos.
En el sur de Europa, las necesidades que genera el envejecimiento de las
personas siguen afrontándose mayoritariamente en los ámbitos familiares, con
dificultades crecientes y una respuesta insuficiente desde los poderes públicos.
Pero además, cuando estas necesitan ayuda, la respuesta de los servicios socio-
sanitarios, sigue siendo la que se diseñó a finales del siglo pasado: servicio de
ayuda a domicilio, centros de día, residencias y algunos otros servicios comple-
mentarios todos ellos de escasa disponibilidad y, sobre todo, desde un marco para
la planificación que ha cambiado sensiblemente.
El actual modelo de servicios domiciliarios no responde suficientemente a
las necesidades de atención y apoyo que requieren estas personas: ni en tiempo
de atención, ni tampoco en la especialización que actualmente exigen estas ta-
reas. Si a estas circunstancias se añaden problemas de accesibilidad en la vi-
vienda, la persona mayor y su familia se ven empujadas a optar por soluciones no
deseadas mayoritariamente, que en Euskadi y en España se limitan al traslado a
un centro residencial para personas en situación de dependencia grave.
En el caso de que las personas necesiten salir de su vivienda por otro tipo
de necesidades no relacionadas con la dependencia, podrían optar por la alter-
nativa de un piso tutelado de dependencia municipal siempre que su grado de in-
dependencia y autonomía lo permitan.
En definitiva, en Euskadi y en España todavía está pendiente el ansiado
cambio cultural que se adapte a las necesidades y también a las preferencias y
deseos de las nuevas generaciones que acceden a la vejez: con mejor nivel so-
cioeducativo, mayor capacidad económica, y sobre todo personas que valoran
mucho la autonomía e independencia. Estos perfiles parecen incompatibles con
el modelo residencial que procede del paradigma de institución total de Goffman
(1970) y que transita entre las aspiraciones de carácter hospitalario y hotelero.
Donde la vida cotidiana se acerca a un modelo cuartelario y las posibilidades de
preservar la intimidad, y la dignidad de las personas son escasas.
Pero la experiencia de otros países en Europa y en general en todo el mundo
desarrollado, evidencian que otro mundo es posible y que la oferta de soluciones
a las necesidades del amplísimo y heterogéneo grupo constituido por las perso-
nas que envejecen crece y se diversifica cada día.
Es por ello, que vamos a revisar someramente la experiencia acumulada en
otros países siguiendo el itinerario vital de las personas que envejecen: desde los
respuestas que se ofrecen cuando desean cambiar de domicilio, por razones va-
riadas, pero muy centradas en cambios en sus vidas (viudedad que genera sole-
dad, demasiado espacio para una o dos personas…) hasta las necesidades
derivadas de las situaciones de dependencia, deteniéndonos en algún caso en
soluciones específicas para personas con deterioro cognitivo.
viviendas de las personas tienen una minicocina y facilitan la división de dos am-
bientes: el espacio de estar y el dormitorio. Todas las viviendas son amuebladas
y decoradas por sus inquilinos, que pagan por el concepto de alquiler, hecho que
simbólicamente valida la percepción de espacio propio, doméstico, íntimo. La co-
mida también se paga aparte. Por supuesto en los casos de personas con bajos
ingresos estos gastos son sufragados por la administración local correspondiente.
En definitiva, este modelo diferencia y separa claramente los conceptos de
vivienda, manutención, cuidados y atención estrictamente sanitaria. Además de
la lógica de su distribución, esta opción debería ser analizada en profundidad por
los servicios sociales en Euskadi, que asumen la práctica totalidad de estos con-
ceptos así como la inversión que supone la construcción de centros residenciales.
Además de las consecuencias negativas que tiene para el sistema de servicios
sociales, presupuestariamente escaso. Este modelo no favorece la distribución
conceptual que necesitan los futuros modelos de alojamiento para personas.
El efecto de esta nueva normativa ha tenido consecuencias claras en el de-
sarrollo de las diferentes tipologías de alojamientos para personas mayores en los
dos países. La evolución a los 15 años no deja lugar a dudas: un importante nú-
mero de residencias y centros protegidos (nursing homes y sheltered housing) son
reconvertidos a viviendas sociales con servicios de cuidados incluidos o servicios
domiciliarios externos (Fact sheet on Danish housing for the elderly, 2013). La ca-
lidad de estos alojamientos ha mejorado mucho y los servicios domiciliarios ga-
rantizan mayoritariamente la atención a la necesidad de las personas.
xuales muy mayores en situación de dependencia que han vivido situaciones muy
difíciles y cuya integración en centros al uso parece cuasi imposible. De hecho la
experiencia de Rainbow house sueca e autodefine como “Refugio seguro”.
4. La experiencia holandesa
Holanda es un país con 17.181.084 habitantes (2018). Más del 50% de la po-
blación supera los 50 años con importantes diferencias territoriales: desde Utrecht,
la población mas joven de Holanda, con un 30% de sus adultos mayores de 50
años, hasta los municipios más antiguos, como Rozendaal y Laren con más de un
65% de su población que ha superado esta edad.
Es un país envejecido, que manifiesta una preocupación clara y explicita
por dar respuesta a las necesidades de cuidado de su población mayor. Tradicio-
nalmente, los cuidados en este país han dependido de los servicios sanitarios con
diferentes fórmulas, reformuladas en los últimos años.
Existe un acuerdo generalizado en dar respuesta a los deseos de su pobla-
ción en relación al mantenimiento de su autonomía e independencia el mayor
tiempo posible. Forma parte de su idiosincrasia. Los municipios tienen la compe-
tencia en materia de viviendas para este grupo de población, por lo que se ha de-
sarrollado una gran diversidad de posibilidades para hacer posible la permanencia
en su entorno habitual. De hecho también en este país la vivienda se sitúa en el
centro de la respuesta que se ofrece a las personas que envejecen y también a
las que necesitan ayuda. Flexibilidad, innovación y diseño de calidad son carac-
terísticas de su modelo de housing. Pero esta apuesta por la permanencia en el
entorno habitual, no sería posible si no existiera un sólido sistema de atención
domiciliaria de base comunitaria sostenido por los servicios sanitarios y los profe-
sionales de enfermería.
La organización de los cuidados además de los servicios sociales con un ca-
rácter más complementario, es territorial, por distritos o barrios en los que las pro-
fesionales de enfermería comunitaria realizan la evaluación de necesidades y la
provisión de cuidados, asumiendo todas las tareas de cuidados, mas allá de lo que
en nuestro entorno asumen los profesionales de enfermería. Este modelo ha abierto
muchas posibilidades de innovación en las fórmulas de provisión e integración de
cuidados en el domicilio, establecidos en la Social Support Act de 2015 (conocida
como WMO) que pueden ofrecerse también de manera intensiva en casos com-
plejos de alta dependencia, siempre que su coste no supere el de la atención re-
sidencial. Las personas que requieren atención o supervisión las 24 horas del día
pueden ser admitidas en un centro de cuidados bajo los términos que establece la
Ley Cronic Care Act. El gobierno central es responsable de este tipo de atención.
La integración de este modelo de atención y de una política de viviendas en
alquiler, accesibles y adaptadas a personas que necesitan ayuda en el entorno
donde ha vivido la persona, hacen posible el cumplimiento de sus deseos de no
trasladarse a otro tipo de recursos. Desde hace años la planificación en materia
de vivienda prevé la construcción de 44.000 viviendas anuales adecuadas para
personas mayores en los Países Bajos, pero desde la crisis económica no se está
cumpliendo totalmente, por lo que se está planteando incrementar las iniciativas
de adecuación de la vivienda habitual.
Existen múltiples ejemplos de modalidades de financiación y tipologías de
viviendas en este país: públicas, privadas, multigeneracionales, cohousing, desti-
nadas a mujeres en exclusiva... Destacamos tres ejemplos referenciales en el ám-
bito internacional.
a costear los gastos comunes del edificio. En definitiva, a primera vista recuerda
alguno de los espacios centrales de los centros comerciales, por lo que la impre-
sión que ofrece es muy diferente a un centro al uso, sino mas bien un lugar lleno
de vida y de personas de todas las edades
alizan tareas domésticas en la medida de sus posibilidades y llevan una vida fa-
miliar centrada en la cotidianeidad. Tienen un estupendo restaurante -pub donde
pueden acudir solos o acompañados y también pasear por los patios/jardines que
rodean las casas.
En la planta del conjunto se pueden apreciar los distintos edificios de vi-
viendas (agrupadas formando unidades de convivencia), así como las calles y pla-
zas que articulan la propuesta.
cual los inquilinos han de dejar la vivienda en las mismas condiciones que la en-
contraron, pero mientras viven en ella, pueden realizar todas las modificaciones
que quieran.
Aspecto que presentan los pasillos de acceso a las viviendas.
nas mayores que han dejado las viviendas sociales que ocupaban, más grandes,
para otros perfiles familiares. El proyecto, con un presupuesto de 4,3 millones de
libras esterlinas se está ampliando actualmente.
El área interna de cada casa es de 90 metros cuadrados, más grande que
la dimensión establecida de 70 mts en la Guía de viviendas sociales de Londres.
Por lo tanto, los diseños permiten a las personas mayores permanecer en su do-
micilio aun cuando necesiten ayuda y productos de apoyo, ya que toda la vivienda
es suficientemente amplia y accesible. La gran luminosidad que se observa en
estas casas, derivada de la elevación del techo y su correspondiente ventana muy
amplia, además del conjunto de su diseño, hacen de ellas lugares deseables para
vivir.
El planteamiento busca también el coste efectividad del proyecto, ya que
disminuye la presión sobre otros servicios sociosanitarios de carácter residencial
y libera viviendas más amplias.
Las viviendas disponen de una cocina central con espacio suficiente para
mantener vida cotidiana en ella. En general es un diseño abierto que facilita la de-
ambulación en caso de que se presenten problemas de movilidad. Solo el dormi-
torio principal preserva privacidad total y una vista excelente hacia un jardín privado
de bajo mantenimiento.
proyectos. Este es uno de ellos que ha ganado entre otros, el Premio RIBA Wets
Midlands 2018.
Su diseño, ha tenido muy en cuenta los aspectos idiosincráticos de un en-
torno rural como este, creando tres estructuras modelo “granero” unidas por puen-
tes acristalados, estimulantes y útiles para personas que necesitan deambular,
sobre todo por situaciones de deterioro cognitivo.
«Somos muy felices de haber estado en el nacimiento de esta idea. Seguramente, no po-
dremos vivir en BILOBA y quizás ni veamos sus resultados. Pero hemos plantado un
arbol……...ya llegarán los frutos…»
(Introducción de la «Carte Biloba» que sus inquilinos deben firmar)
tados, etc. Por otra parte, las personas que necesitan ayuda la reciben a través
de proveedores en sus domicilios.
El grupo de autodefine así:
Somos una mezcla ecléctica de psicoterapeutas, políticos, profesores, ecologistas, con-
sultores, jubilados ocupados, y niños alborotadores - además de varios perros, muchos
gatos de interior, muchas bicicletas, y un montón de pelotas de fútbol. Nuestros núme-
ros fluctúan, pero la comunidad suele incluir de 65 a 70 adultos y de 15 a 20 niños. Te-
nemos hogares de padres solteros, personas con pareja, solteros y familias. Los residentes
van desde bebés hasta nonagenarios. Aceptamos y deseamos la diversidad en la aldea
de Takoma. Tenemos miembros de muchas tradiciones étnicas, religiosas y culturales; re-
sidentes de diferentes orientaciones sexuales; y vecinos con diferentes niveles de diver-
sidad funcional. Somos una mezcla de omnívoros, vegetarianos y veganos que, sin
embargo, disfrutan compartiendo comidas juntos. Algunos de nosotros vemos la televisión
mientras que otros no. Algunos se levantan temprano y otros duermen hasta tarde. Acep-
tamos nuestras diferencias, sean cuales sean.
7. Conclusiones
El trabajo realizado para esta colaboración pone de manifiesto que “otro mundo
es posible cuando envejecemos y necesitamos apoyos y cuidados”. Vivir en es-
pacios diseñados desde un modelo que transita entre equipamientos hoteleros e
instituciones hospitalarias genera, o mas bien degenera, en modos de vida que
nada tienen que ver con la cotidianeidad de las personas que allí sobreviven: es-
casa posibilidad de elección, actividad que no tiene sentido para ellas, comida no
elegida, habitación compartida con una persona desconocida, horarios rígidos…..
todo ello difícilmente asumible en nuestros dos o tres últimos años de vida, que
suele ser la estancia media aproximada en este tipo de centros.
La evidencia acumulada en las ultimas décadas en países que son una re-
ferencia en políticas sociales y de envejecimiento, como son principalmente los
nórdicos y los Países Bajos, permiten afirmar que el modelo de cuidados de larga
duración debe ser reformulado en Euskadi y en el sur de Europa. Este cambio cul-
tural ya se ha producido en buena parte del continente europeo. También en pa-
íses como USA, promovido desde la iniciativa privada que ha desarrollado
alternativas ejemplares en este ámbito de actuación.
La crisis generalizada derivada de la pandemia COVID 19 ha puesto de ma-
nifiesto un conjunto de carencias estructurales que padece el sistema vasco de
cuidados de larga duración. El modelo residencial, que todavía se apoya en gran
medida en el modelo institucional clásico, ha demostrado su ineficacia y su po-
tencial efecto transmisor de la enfermedad asociado a su diseño arquitectónico y
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