Sistema Respiratorio

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

SISTEMA RESPIRATORIO:

Las células de nuestro


organismo, como la mayoría de
los seres vivos (exceptuando a
ciertas bacterias) necesitan un
aporte continuo de oxígeno (O2)
para llevar a cabo la respiración
celular. Como resultado de este
proceso, las células generan
dióxido de carbono (CO2), gas
que debe ser eliminado.

Los seres vivos necesitan del


oxígeno para realizar sus
funciones, y, a la vez, producen
compuestos que deben ser
eliminados, como el dióxido de
carbono. Es por esto que el
sistema respiratorio y el sistema
circulatorio tienen una interacción estrecha en el intercambio de gases.
¿Qué es el sistema respiratorio?

El sistema respiratorio es el conjunto de órganos que nos permiten intercambiar


oxígeno y dióxido de carbono con el medio ambiente. Gracias a él, podemos
captar el oxígeno del aire, necesario para poder vivir. El sistema respiratorio está
conectado con el sistema cardiovascular, encargado de llevar oxígeno a todos
los órganos, y de devolver el dióxido de carbono para ser expulsado.
Todas las células de nuestro cuerpo, ya sean del cerebro o de un músculo de las
piernas, necesitan oxígeno y nutrientes para realizar su función. El sistema
cardiovascular podemos decir que es la estructura por la que se van a transportar
estas sustancias a cada una de todas las células; y retirar de ellas las sustancias
de desecho, para permitir así que nuestro cerebro piense o nuestras piernas nos
permitan caminar, por ejemplo.
Un individuo adulto tiene aproximadamente 5 litros de sangre. Disueltos en esa
sangre se transportan el oxígeno y los nutrientes a cada rincón del cuerpo
humano. Además, la sangre también se encarga de recoger el dióxido
de carbono y desechos celulares. La sangre rica en oxígeno y nutrientes es de
color rojo brillante, se denomina sangre arterial, y discurre por las arterias
(representadas en el dibujo en color rojo). La sangre que vuelve con poco
oxígeno y con desechos celulares, es de un color rojo más oscuro, y se denomina
sangre venosa (las venas en el dibujo están representadas de color azul).
El sistema arterial se va a ramificar progresivamente formando una extensa red
de arterias cada vez más finas para formar los capilares, que alcanzan cada una
de las células de nuestro organismo.
El circuito venoso es justo lo contrario. Las sustancias de desecho se vierten en
las venas más finas (llamadas vénulas), que en su camino de vuelta confluyen
unas con otras formando venas cada vez más gruesas hasta retornar al corazón.
Cuando hablamos de vasos sanguíneos, nos referimos tanto a las arterias como
a las venas. Si se unieran todos los vasos sanguíneos que tiene un individuo
adulto, y se colocaran en línea recta, cubrirían una distancia de más de 96.000
kilómetros, lo suficiente como para dar más de dos vueltas a la tierra.
La aorta es la principal arteria que sale del corazón, y transporta sangre rica en
oxígeno y nutrientes.
Las venas cavas devuelven al corazón sangre pobre en oxígeno que será
enviada a los pulmones donde se eliminará el dióxido de carbono y se cargará
de oxígeno.
La sangre oxigenada vuelve al corazón para iniciar de nuevo el recorrido.

Una serie de procesos se relacionan con la función respiratoria; en ellos no sólo


interviene el aparato respiratorio, sino que también participan el aparato
circulatorio y todos los tejidos, donde se efectúa la respiración celular. Dichos
procesos son:
• Ventilación: flujo de aire entre el exterior y los pulmones. (proceso funcional por
el que el gas es transportado desde el entorno del sujeto hasta los alveolos
pulmonares y viceversa.)
• Hematosis o respiración externa: difusión de oxígeno y dióxido de carbono
entre los alvéolos pulmonares y la sangre.
• Transporte de gases en sangre: traslado de oxígeno desde los pulmones hasta
las células y de dióxido de carbono desde las células hasta los pulmones.
• Respiración interna o tisular: difusión de oxígeno y de dióxido de carbono entre
la sangre y los tejidos.
• Respiración celular.

El sistema respiratorio comprende los siguientes órganos: fosas nasales,


faringe, laringe, tráquea, bronquios y pulmones. Los cuatro primeros forman la
vía respiratoria, cuya función es la conducción del aire. Los pulmones son los
órganos donde se cumple el intercambio gaseoso.
Fosas Nasales:

Las fosas nasales son dos largos túneles delimitados por los huesos de la cara
y del cráneo, cuya abertura anterior está cubierta por la nariz.
Un tabique intermedio separa a la fosa izquierda de la derecha.
Por delante, las fosas nasales se comunican con el exterior a través de
los orificios nasales o narinas. Por detrás, cada fosa se comunica con la faringe
a través de un orificio llamado coana.
Las paredes laterales de las fosas nasales presentan tres eminencias,
los cornetes superior, medio e inferior, entre los cuales se encuentran espacios
denominados meatos.
El interior de las fosas nasales está revestido por una membrana mucosa,
la pituitaria. En ésta se distinguen dos zonas: la superior u olfatoria de coloración
amarillenta, donde se ubican los receptores del olfato y la inferior o respiratoria,
más rosada, pues posee una abundante irrigación. La membrana pituitaria
presenta células ciliadas y células productoras de moco. A la altura de los
orificios nasales la pituitaria se continúa con la piel, donde se desarrollan folículos
pilosos.
Cuando pasa por las fosas nasales, el aire es modificado de tres formas: 1) el
aire se calienta, por el contacto con la extensa superficie que ofrecen los
cornetes y el tabique; 2) el aire se humidifica casi por completo; y 3) el aire se
filtra. En la filtración colaboran los pelos que se hallan a la entrada, los cuales
retienen las partículas más grandes que están suspendidas en el aire. Pero más
importante es la turbulencia que generan los cornetes; cuando el aire choca
contra los cornetes, cambia de dirección y las partículas quedan adheridas a la
capa de moco. Luego las cilias barren el moco con las impurezas hacia la faringe;
desde allí es deglutido.
Estas funciones de las fosas nasales determinan el acondicionamiento del aire y
son muy importantes para proteger a los pulmones del enfriamiento y la
desecación.

Faringe:

La faringe es un órgano común a los aparatos digestivo y respiratorio. Estructura


con forma de tubo situada en el cuello y revestido de membrana mucosa
Comunica a la boca con el esófago, por un lado, y a las fosas nasales con la
laringe, por el otro. Funciona como una vía de paso para el bolo alimenticio y el
aire.

Laringe:

La laringe se ubica en la parte anterior del cuello. Es un conducto formado


por siete cartílagos: dos pares (aritenoides y corniculados) y tres impares
(epiglotis, tiroides y cricoides), unidos por ligamentos y músculos.
El cartílago tiroides presenta un ángulo saliente que se puede palpar a través de
la piel y se conoce como “nuez de Adán”.
La epiglotis funciona como una tapa que desciende y cubre la entrada a la laringe
durante la deglución, para desviar el bolo alimenticio hacia el esófago.
En el interior de la laringe se encuentran dos pares de cuerdas vocales: las
superiores, también llamadas falsas, y las inferiores o verdaderas. El espacio
comprendido entre las cuerdas vocales se denomina glotis. Cuando el aire sale
a través de la glotis, el grado de tensión o relajación de las cuerdas vocales
produce distintas vibraciones. Estos movimientos generan los sonidos. Por lo
tanto, la laringe no solo forma parte de la vía respiratoria, sino que es además el
principal órgano de la fonación.
Tráquea:
La tráquea es un tubo flexible, aplanado en la parte posterior, de
aproximadamente 12 cm de longitud y 2 cm de ancho, que recorre parte del
cuello y del tórax.
Sus paredes presentan una serie de anillos cartilaginosos que le dan sostén e
impiden su colapso. Estos anillos no son círculos completos, pues presentan una
interrupción en su cara posterior, que se halla cerrada por músculo.
La tráquea se bifurca en un ángulo denominado “carina”, dando origen a
los bronquios fuente.
La función de la tráquea es la conducción del aire desde la laringe hacia los
bronquios.
Pulmones:
Los pulmones son los órganos esenciales del aparato respiratorio. Se ubican en
la cavidad torácica, separados por un espacio llamado mediastino. Cada pulmón
tiene la forma de un semicono, con su cara plana orientada hacia el mediastino
y su superficie convexa en contacto con la pared torácica. La base de los
pulmones apoya sobre el músculo diafragma y el vértice llega a la altura de la
primera costilla.
La coloración es rosada en el niño, grisácea en el adulto y gris oscuro en el
anciano.
Los pulmones tienen una consistencia blanda y son muy elásticos; ceden a la
presión fácilmente y rápidamente recobran su forma.
En la superficie de los pulmones se observan hendiduras profundas,
llamadas cisuras, que separan los lóbulos pulmonares; el pulmón derecho
comprende tres lóbulos y el izquierdo, dos.
La cara interna de los pulmones presenta una zona denominada hilio, por donde
ingresan al pulmón los bronquios, los vasos sanguíneos y los nervios.
Dentro de cada pulmón, el árbol bronquial se divide progresivamente dando
ramificaciones cada vez más pequeñas. La tráquea da origen a los dos bronquios
principales que se dividen en bronquios secundarios o lobulares. Cada bronquio
lobular se divide en bronquios terciarios o segmentarios que se dividen en
bronquiolos. El bronquiolo continúa el proceso de ramificación y da origen al
bronquiolo terminal de donde parten los bronquiolos respiratorios que es donde
se encuentran los sacos alveolares.

 Bronquios: Son dos cilindros huecos que resultan de la bifurcación de la


tráquea. El bronquio derecho es algo más vertical y más corto que el
izquierdo. Cada bronquio penetra en el pulmón correspondiente, dentro del
cual se ramifica formando ramas cada vez menores. Las últimas ramas del
árbol respiratorio, los bronquíolos, son los encargados de conducir el aire a
los alvéolos pulmonares.
 Bronquiolo: Conducto que conduce el aire desde los bronquios hasta los
alvéolos.
 Alvéolo: Los alveolos están situados al final de las últimas ramificaciones de
los bronquiolos. Tienen la forma de pequeños sacos y son el lugar en el que
se produce el intercambio de gases con la sangre. Su pared es muy delgada,
pues está constituida por una capa unicelular, es decir formada por una única
célula. Sumando los dos pulmones, el organismo humano dispone de
alrededor de 600 millones de alveolos que si se desplegaran en su totalidad
ocuparían una superficie de 60 m², esta enorme superficie es la que hace
posible obtener la cantidad de oxígeno necesaria para las funciones vitales.

Las pleuras son las membranas serosas que recubren los pulmones. Cada
pleura está formada por una hoja parietal, en contacto con la pared torácica, y
una hoja visceral, adherida a la superficie del pulmón. La hoja visceral se
continúa con la parietal a la altura del hilio. Entre ambas hojas hay un espacio
virtual, la cavidad pleural, ocupada por una delgada película líquida. Las pleuras
facilitan el deslizamiento de los pulmones dentro de la cavidad torácica.
En ciertas situaciones patológicas, la cavidad pleural deja de ser virtual y se llena
de aire (neumotórax), o sangre (hemotórax). Al aumentar la presión dentro de la
cavidad (que habitualmente tiene presión negativa), los pulmones son
comprimidos, con la consecuente dificultad respiratoria.
Diafragma:

El diafragma es un músculo ancho, plano y delgado con forma de cúpula,


que separa el tórax del abdomen, cuya función principal es la respiración. En su
centro, el diafragma presenta una formación tendinosa, conocida como centro
frénico, en el cual se insertan sus diferentes porciones musculares.
Durante la inhalación, el diafragma se contrae y desciende, aumentando el
espacio en la cavidad torácica y permitiendo que los pulmones se expandan y
se llenen de aire. Al exhalar, el diafragma se relaja y asciende, expulsando el
aire de los pulmones. Además de su papel en la respiración,
el diafragma también contribuye a otras funciones como el vómito, la defecación
y el parto. Comprender su estructura y funcionamiento es crucial para
la medicina y la fisiología respiratoria.
Hematosis:
El sustantivo “hema, hematos”, que puede traducirse como “sangre”.
El sufijo “-osis”, que se usa para indicar enfermedades y también como sinónimo
de “formación”.
El término refiere al proceso que permite oxigenar la sangre.
Mediante la hematosis, se desarrolla un intercambio gaseoso entre la sangre del
ser vivo y el ambiente externo que posibilita la expulsión de dióxido de carbono
y la fijación de oxígeno a través de la respiración.
En los mamíferos como el ser humano, la hematosis es pulmonar. El intercambio
se lleva a cabo entre los alveolos y los capilares sanguíneos: por la diferencia de
concentración, el oxígeno del aire alveolar pasa a la sangre, donde se une a la
hemoglobina presente en los glóbulos rojos y llega a las células del organismo.
El dióxido de carbono de la sangre, a su vez, ingresa a los alveolos y luego es
eliminado.
La hematosis pulmonar es la que se produce cuando el ser vivo en cuestión
inspira el aire, que es rico en oxígeno, llega a ingresar en los pulmones a través
de lo que son las vías respiratorias.
Es importante tener en cuenta que la hematosis es imprescindible para
la respiración. El oxígeno que se inhala se desplaza de los alveolos pulmonares
a la sangre a través de los capilares, mientras que el dióxido de carbono de la
sangre en los capilares pasa al aire de los alveolos y es exhalado. Así se
consigue un equilibrio: una cantidad elevada de dióxido de carbono o de oxígeno
resulta tóxica.
Cualquier alteración anatómica o funcional de la barrera alvéolo capilar, dificulta
la oxigenación de la sangre, por lo que se producen alteraciones respiratorias.
La efectividad de la hematosis está fuertemente ligada también a lo que se
conoce como relación ventilación perfusión, esto es la relación entre el volumen
de aire que circula por los alvéolos y la cantidad de sangre que circula por los
capilares pulmonares. Esta relación se altera en determinadas enfermedades y
también por los cambios de posición corporal, lo cual explica por qué algunas
enfermedades respiratorias se agravan al colocar al paciente en decúbito dorsal
(recostado sobre la espalda) y mejoran al colocar al paciente en posición
sentado.
Homeostasis:
Estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo necesarios para
sobrevivir y funcionar de forma adecuada.
El sistema respiratorio está formado por las vías aéreas, los pulmones y los
músculos respiratorios.
Vías aéreas
Las vías aéreas o tracto respiratorio comprenden los órganos que permiten el
paso del aire hacia los pulmones. Estos órganos comprenden:
 Cavidad nasal: es la zona interior de la nariz. Su función principal es
calentar, humedecer y filtrar el aire al inspirar. También en la cavidad
nasal se encuentra el sentido del olfato, que nos permite distinguir los
olores que nos rodean.
 Faringe: conecta la cavidad nasal y la cavidad oral. Se encuentra detrás
de la boca y conduce el aire hasta la laringe. En la parte que se conecta
a la nariz, se llama nasofaringe; en la que conecta con la boca, se llama
orofaringe.
 Laringe: se encuentra entre la faringe y la tráquea. Una forma fácil de
aprender cuál viene primero, si la laringe o la faringe, es siguiendo el
orden alfabético: F está antes que la L. Su función es impedir la entrada
de comida o líquidos hacia la tráquea y producir los sonidos a través de
las cuerdas vocales.
 Tráquea: es un cilindro rígido que deja pasar el aire desde la laringe hasta
los bronquios y se ubica delante del esófago. La rigidez se debe a anillos
de cartílago, el mismo material que le da la estructura a las orejas y a la
punta de la nariz. Este cartílago ayuda a que el tubo de la tráquea se
mantenga abierto y no se aplaste cuando pasa el aire. La tráquea de los
humanos mide entre 10 y 12 cm de largo y 2 cm de ancho. Está recubierta
de una sustancia mucosa y unos pelitos o cilios que ayudan a atrapar las
partículas extrañas que escaparon al filtrado de la nariz.
 Bronquios: son dos tubos que se dirigen cada uno a un pulmón. A su vez
los bronquios continúan dividiéndose como las ramas de un árbol dentro
de los pulmones, formando los bronquiolos.
Pulmones
Son los dos órganos mayores dentro de la caja torácica, uno a cada lado del
corazón. Son diferentes, el pulmón derecho se separa en tres lóbulos por dos
fisuras y el izquierdo, en dos lóbulos. Tienen un aspecto esponjoso y elástico,
por lo que pueden variar su volumen durante los procesos de inspiración y
espiración.
Dentro de los pulmones, los bronquios van dividiéndose hasta llegar a los
bronquiolos terminales cuyas puntas terminan en unos racimos. Estos son los
alveolos.
Asimismo, los pulmones están rodeados por una membrana o tela,
llamada pleura.
En los pulmones se encuentran los alveolos. Son bolsas pequeñas parecidas a
burbujas que se encuentran al final de todas las bifurcaciones de los bronquiolos.
Estos sacos tienen el espesor de apenas una célula, y están bordeados por
capilares, permitiendo el contacto directo con la sangre.
Es en los alveolos donde se produce el intercambio de oxígeno externo por
dióxido de carbono interno. En el pulmón de los seres humanos hay alrededor
de 300 millones de alveolos, cada uno con un tamaño de 0,3 mm.
Músculos respiratorios
Los músculos respiratorios están constituidos por el diafragma y los músculos
intercostales. Gracias a ellos los pulmones se llenan y vacían de aire.
 Diafragma: es el músculo que se encuentra en el piso de la cavidad
torácica, separándola del abdomen. Sobre él se asientan los pulmones.
Cuando el diafragma se contrae, actúa como el émbolo de una jeringa
cuando se hala para succionar un líquido. En este caso, el aire es
succionado al interior de los pulmones.
 Músculos intercostales: estos son los músculos que están entre las
costillas, los huesos que forman la caja torácica. El movimiento de estos
músculos permite que las costillas se muevan hacia arriba, así los
pulmones pueden expandirse al entrar el aire.
Mecanismo de la respiración

El mecanismo de la respiración o ventilación pulmonar ocurre cuando el aire


entra por la nariz y pasa a la cavidad nasal. Luego sigue por la faringe y la laringe
hasta la tráquea y llega a los bronquios. De aquí se distribuye por los pulmones
hasta el final de las ramificaciones, donde el oxígeno se difunde a la sangre, y el
dióxido de carbono pasa a los alveolos. Finalmente, el aire es expulsado cuando
los músculos respiratorios se relajan.

La ventilación pulmonar comprende la entrada y salida de aire del organismo a


través de la inspiración y la espiración. Podríamos decir que la ventilación
pulmonar tiene dos etapas: inspiración y espiración.

Inspiración
La inspiración o inhalación es la fase activa de la respiración pulmonar. Ocurre
cuando se contrae el diafragma y los músculos intercostales, empujando el tórax
hacia abajo y hacia afuera. Esto produce un aumento en la capacidad torácica y,
como consecuencia, la expansión de los pulmones y la disminución de la presión
dentro del tórax.
El aire entra en los pulmones cuando la presión intrapulmonar es menor que la
presión atmosférica (760 mmHg). En cada inspiración, entra aproximadamente
medio litro de aire, del cual 150 ml se quedan en las vías aéreas. Como en estas
vías no se produce el intercambio de gases, se habla de espacio anatómico
muerto.
Espiración
La espiración es un proceso pasivo en reposo que sigue a la inspiración, con la
reducción de la capacidad torácica y el aumento de la presión intrapulmonar.
Esto provoca la expulsión del aire de los pulmones.
Intercambio de gases en la respiración
El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se produce a través de las
paredes de los capilares y de los alveolos. El movimiento se hace por difusión
pasiva, esto es, los gases se mueven desde donde hay una mayor presión a
una menor presión. Para esto, no se requiere de energía.
El oxígeno que entra a los pulmones está a una presión de 100 mmHg, mientras
en la sangre capilar está a 40 mmHg. Por eso, el oxígeno fluye desde el espacio
alveolar hasta el glóbulo rojo.
Por otro lado, el dióxido de carbono difunde mucho más rápido por los tejidos por
su mayor solubilidad. Cuando el glóbulo rojo llega cargado de dióxido de carbono
a los pulmones, el dióxido de carbono pasa al espacio alveolar donde la presión
de este gas es mucho menor.
¿Cuáles son los mecanismos de defensa del sistema respiratorio?
Dentro de la cavidad nasal, los pelos, cilios y moco atrapan el polvo y pequeñas
partículas, filtrando el aire que entra a los pulmones.
Las partículas que se depositan en los bronquios, son barridas hacia afuera por
los cilios y el moco de las paredes, y pasan a la garganta donde pueden ser
tragadas o expectoradas.
Las partículas que llegan a los alveolos son atrapadas por células del sistema
inmunitario.
Mecanismos regulatorios del sistema respiratorio
La respiración está bajo control voluntario e involuntario en ciertas condiciones.
El proceso automático es controlado por los centros respiratorios en el tallo
encefálico y la médula. Sin embargo, cuando contenemos la respiración o nos
hiperventilamos, es la corteza cerebral la que está a cargo.
En momentos que sentimos miedo o rabia son el hipotálamo y el sistema límbico
los que alteran nuestro patrón de respiración.
La presión parcial del dióxido de carbono en la sangre es el factor más importante
en el control de la respiración. La respuesta de ventilación disminuye si se reduce
la presión de dióxido de carbono.
Sonidos de ruidos respiratorios en pulmones:
Vesicular normal: este sopnido es generado por el flujo de aire que atraviesa los
bronquios y los alveolos pulmonares. Se asemeja al sonido del viento que pasa
entre los arboles.
Sibilos: son ruidos agudos y silbantes. Producidos por el estrechamiento de las
vías respiratorias, que puede deberse a la inflamación, el moco o el espasmo
muscular.
Roncus: son sonidos parecidos a ronquidos graves. Son causados por el flujo de
aire que pasa por vías respiratorias estrechas o bloqueadas, lo que provoca
vibraciones en los tejidos.
Estridor: sonido aspero y rasposo que se produce durante la respiración debido
a la obstrucción parcial de la via aérea. Este ruido resulta de la dificultad que el
aire encuentra al pasar por la zona obstruida generando un sonido distintivo y a
menudo audible sin necesidad de instrumentos médicos.
Sonido respiratorio anormal que se produce generalmente por la estraches de la
vía respiratoria superior, específicamente en la laringe
Crepitantes: sonido respiratorio anormal que se caracteriza por tener un sonido
parecido al aplastar una hoja seca. Indica que puede haber liquido en el espacio
alveolar
Estertores subcrepitantes: son ruidos húmedos y burbujantes. Indican la
presencia de líquido en los bronquios o alveolos pulmonares, suelen estar
asociados con problemas respiratorios como la neumonía.

También podría gustarte