España, ¿Unida o Plural?

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ESPAA: UNIDA O PLURAL?

DANIEL TOSCANO DAZ

Breve anlisis histrico de la formacin territorial de Espaa enfocado al nacimiento de los nacionalismos

Espaa, vista desde el exterior, es un pas europeo miembro de la Unin Europea y uno de los quince pases ms poderosos del globo. Sin embargo, internamente se aprecian constantes conflictos de lengua, cultura y territorio. Separatismo, independentismo, nacionalismo pero tambin centralismo y nacionalismo centralista desquebrajan la nacin espaola, ya sea entendida en sentido amplio o estricto. Por qu en estos das la nacin espaola es tan en entredicho entre los espaoles? Me gustara hacer un breve viaje al pasado para ayudarle a entender el presente. Luego, con los datos sobre la mesa, usted podr sacar sus propias conclusiones. Adems, le ofrecer la ma tras el debido estudio y argumentacin. En la lejana Edad Antigua, la pennsula ibrica era un conglomerado de pequeos pueblos brbaros, los mayores con el territorio medio de una provincia actual espaola. Por su origen es posible hablar de celtas, beros y celtberos, aunque sta distincin carece de relevancia poltica pues no estaban unidos entre ellos. Tras las expediciones griegas a la pennsula, el territorio recibe el nombre de Iberia. Primero para designar la costa desde el Rdano hasta Algeciras1; despus pasa a ser el nombre del territorio peninsular completo, desde los Pirineos hasta Gadere (actual Cdiz)2. Con la conquista por parte de Roma, iniciada en la Segunda Guerra Pnica, los romanos denominan la Iberia griega como Hispania, entendida como el territorio peninsular a partir de los Pirineos3. Durante la Repblica Romana y el posterior Imperio, dividido en Principado y Dominado, la configuracin interna de Hispania vari sustancialmente, de suerte que las provincias fueron adaptndose a las necesidades de la gestin administrativa imperial. Sin embargo, Hispania siempre fue el nombre con el que se sigui denominando a la pennsula ibrica. La cada del Imperio Romano de Occidente supuso la instauracin del Reino Visigodo en la mayora de la pennsula, adems del Reino Suevo y los astures, cntabros y vascones del norte. El emperador bizantino Justiniano I, ayudado de su general Belisario, logr conquistar la costa mediterrnea desde Alicante hasta el Estrecho de Gibraltar junto a las Islas Baleares, denominando sta provincia Spania. El rey visigodo Leovigildo vence a suevos y bizantinos, pero pese a unificar toda la pennsula no se hace otorgar ningn ttulo ms all que el de rey de
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"Se llama Iberia a la parte que cae sobre nuestro mar, el Mediterrneo, a partir de las columnas Heracleas. Mas la parte que cae hacia el mar exterior, el Atlntico, no tiene nombre comn a toda ella, a causa de haber sido reconocida recientemente" Polibio, Historias. 2 "Con el nombre de Iberia los primeros griegos designaron todo el pas a partir del Rhodanos y del istmo que comprenden los golfos galticos; mientras que los griegos de hoy colocan su lmite en el Pyrene y dicen que las designaciones de Iberia e Hispania son sinnimas" Estrabn, Geografa. 3 "Desde los Pirineos hasta las cercanas de Gadeira y la tierra de la miel todo el pas se denomina igualmente Iberia e Hispania Artemidoro de feso.

los visigodos. La paz de los visigodos durara poco, ya que en el 711 los musulmanes irrumpen en el reino y en un par de aos lo hacen pasar a la historia. En el norte, un pequeo reducto en Asturias logra sobrevivir a una escaramuza expedicionaria musulmana. La inhospitalidad de las montaas del norte de la pennsula y esa pequea victoria hace que los nobles visigodos se refugien en la zona fundando el Reino de Asturias. Un siglo ms tarde Carlomagno establece en los Pirineos una serie de hasta dieciocho condados vasallos de los francos que serviran como lnea defensiva contra los musulmanes, entretanto que Asturias se ha expandido hasta el Duero, donde frena momentneamente su extensin territorial por la falta de poblacin para repoblar las nuevas tierras conquistadas. Durante los cien aos siguientes los condados de la Marca Hispnica sufren modificaciones y su nmero se reduce, al contrario que el reino de Asturias, que queda dividido en varios. Finalmente, a inicios del S. XII el mapa peninsular queda configurado con la mitad sur en manos de los almohades y la mitad norte dividida en reinos cristianos, de oeste a este, Portugal, Len, Castilla, Navarra y Aragn, adems del condado de Barcelona. El rey de Len y Castilla, Alfonso VII, lleg a proclamarse a s mismo Imperator totius Hispaniae (Emperador de toda Espaa). En efecto, pese a la diversidad de reinos existentes en la pennsula, el nombre Spania y despus Espaa sirve para denominar el conjunto de los reinos peninsulares. Alfonso X el Sabio ya usa en el S. XIII la palabra Espanna para referirse a los territorios peninsulares 4. Es de esta manera que los diferentes reinos luchan entre s por la supremaca en la pennsula. Ya en el S. XIV se aprecian la Corona de Castilla y la Corona de Aragn como entidades preeminentes y aglutinadoras de reinos. Sirva de ejemplo que la Corona de Castilla se compona de los reinos de Castilla, Len, Navarra, Granada, Toledo, Galicia, Murcia, Jan, Crdoba, Sevilla y los Algarves, entre otros, aunque por pragmatismo se unificaron las Cortes. Es decir, pese a la unidad en la Corona se mantuvo la divisin y fueros de los diferentes reinos, aunque las diferencias entre ellos fueran desapareciendo paulatinamente. Los reinos de Portugal y Navarra se mantienen en el norte, aunque sin la relevancia histrica que alcanzarn Castilla y Aragn en los siglos siguientes en la historia de Espaa. Finalmente, en el sur los reinos de taifas musulmanes van cayendo en manos de los reinos del norte. En el S. XV el trmino Espaa comienza a usarse para referirse a las Coronas de Castilla y Aragn, ms an tras su unificacin personal bajo los Reyes Catlicos. No obstante, los

Entre todas las tierras del mundo Espanna a una estremana de abondamiento et de bondad ms que otra tierra ninguna. Alfonso X el Sabio, Estoria de Espanna.
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habitantes de los Reinos de Portugal y Navarra siguen considerndose espaoles. Una prueba de ello es la reminiscencia que queda en el autor portugus Almeida Garrett5. Carlos I, nieto de los Reyes Catlicos, hereda en su persona las coronas de Castilla y Aragn, adems de otros territorios europeos. Siendo monarca de toda la pennsula a excepcin de Portugal, se declara a s mismo Rey de las Espaas como forma abreviada a todos los reinos peninsulares cuya corona ostenta. Pese a la uniformacin paulatina, la diferencia entre los fueros de Aragn y Castilla sigui siendo muy evidente. Felipe II mantuvo la poltica pactista de Carlos I y adems hered el Reino de Portugal, unificando las Espaas en una sola corona. Pese a ello, Felipe II sigui siendo rey de una multitud de reinos diferentes, aunque esquilmando a Castilla en guerras exteriores, pues el reino de Aragn era reticente a aportar tropas, los Estados italianos y los Pases Bajos espaoles aportaban medios para su defensa y el Principado de Catalua siempre se neg a colaborar con tropas o dinero a la causa imperial. Con todo, la paz interna se mantuvo y las Espaas, compuestas de tantos reinos, domin el mundo con Felipe II el Prudente. Con los Austrias menores se inicia una poca de decadencia, marcada sobre todo por las sublevaciones de 1640. Las intenciones del Conde-Duque de Olivares de reducir todos los reinos a las leyes de Castilla encontraron una oposicin frrea que termin con un conato de revolucin en Andaluca, una en Catalua que termin con un desastre econmico y la independencia de Portugal. Ms an, Catalua y Portugal se haban negado a participar en la Unin de Armas segn la cual todos los reinos de la monarqua hispnica aportaran una cuota de tropas al Imperio. El objetivo de eliminar los fueros de cada reino qued truncado, aunque medio siglo ms tarde, y tras la Guerra de Sucesin, el Principado de Catalua y el Reino de Aragn perdieron sus fueros y les fueron impuestas leyes de Castilla, as como al resto de reinos, con la excepcin del Valle de Arn y Navarra, que fueron leales a Felipe V en su ascenso al trono. Pese a la unificacin no slo territorial, sino poltica, la denominacin de Rey de Espaa en singular no lleg hasta Amadeo I de Saboya. Sin embargo, los Decretos de Nueva Planta de Felipe V abolieron la diversidad de reinos de las Espaas y se pas de una monarqua federal a una monarqua centralizada, ms propia de la Casa de Borbn y de las ideas de la poca. Felipe V haba recibido el apoyo de Castilla, que con los Austrias haba soportado todas las guerras extranjeras, mientras que Carlos III de Austria haba recibido el apoyo de la Corona de Aragn, que esperaba una mayor influencia en los asuntos de las Espaas.

Espaoles somos y de espaoles nos debemos preciar cuantos habitamos la pennsula ibrica Almeida Garrett.
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En cualquier caso, y sin pasar por alto los mandatos de las dinastas Trastmara y Habsburgo, es a partir de Felipe V cuando se puede hablar propiamente de una Espaa unificada polticamente. Expuesta la historia de Espaa de esta manera, sucinta y centrada en el tema que nos atae, queda convenir una cuestin no exenta de relevancia. Es el nacionalismo espaol anterior a las construcciones polticas de los diversos reinos o, por el contrario, los nacionalismos perifricos fueron asimilados en la construccin de un Estado comn? Por un lado, hemos visto que la identificacin de un territorio y un pueblo con la palabra espaol ha tenido siglos de duracin, incluso cuando ms dividido ha estado. Hay que aadir que las referencias desde las letras y la cultura a esa uniformidad en el carcter, costumbres y forma de vida de los espaoles no son pocas a lo largo de dichos siglos. Bajo este punto de vista, los reinos que existieron durante la dinasta de los Habsburgo no sera ms que historia, al mismo nivel que deberamos situar el reino visigodo o el Emirato de Crdoba. Podra admitirse, en pos de la reconciliacin, que existe una nica nacin espaola, la cual en su riqueza interior tendra variantes segn el territorio, fruto de la historia de cada regin. Por otro lado, desde finales del primer milenio y hasta Felipe V lo que conocemos como Espaa fue en realidad la unin forzosa bajo una corona de diversos reinos, bastante distintos entre ellos. Estos reinos conservaron durante ms de ochocientos aos sus propios fueros, costumbres y leyes hasta que la llegada de la dinasta borbnica los borr de un plumazo. Desde esta perspectiva, Espaa no es ms que la unin poltica forzosa de numerosos reinos fuertemente caracterizados por su lengua, cultura y leyes. As, Espaa sera ms similar a la unificacin alemana o italiana, con la salvedad de que, al no haber nacido en el S XIX, adolece de ese componente nacionalista espaol que en Espaa slo se vio durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Podra admitirse, en pos de la reconciliacin, que existen numerosas naciones en la pennsula, agrupadas la mayora de ellas en el Estado Espaol como forma de proteger los intereses comunes a todas ellas. En cualquiera de los casos, la solucin a que se ha llegado en la Espaa actual es ambigua hasta la saciedad. A tanto, que se mantienen suprimidos todos los fueros pero siguen vigentes los de Navarra, con sus modificaciones. Adems, se reconocen nacionalidades histricas por Comunidades Autnomas pero no a todas, slo a nueve de ellas. Por ejemplo, Castilla carece de todo reconocimiento, ya sea por medio de diferentes Comunidades Autnomas o entendiendo varias como componentes de la misma. En mi opinin, lo que debe rechazarse frontalmente es la existencia de una sola nacin en cualquier persona que viva en Espaa. Es decir, siendo nacido en Lepe soy andaluz y espaol,

pues tengo la cultura propia de Andaluca y a la vez la de Espaa. Lo mismo defiendo para el resto de municipios segn su localizacin. Y de la misma manera que Portugal, Espaa, Francia y Grecia comparten rasgos en sus habitantes por ser pueblos mediterrneos, pese a las particularidades de cada pas; en Espaa todos compartimos tambin ciertos rasgos, pese a las particularidades de cada regin. Desde dentro sera ms difcil de aseverar, pero de la misma manera que es ms fcil ver las semejanzas entre dos europeos de diferente pas al contraponerlos a un norteamericano; tambin es ms fcil ver las similitudes entre dos espaoles de diferente regin al compararlos con un alemn. Por desgracia, nos falta la amplitud de miras necesaria y slo miramos lo que nos diferencia ms que lo que nos une. Quisiera tomarme la licencia de citar a un gran filsofo de la pennsula ibrica, espaol o castellano segn prefieran: "Qu es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de dintorno vago, de intensidad variable, pero de tendencia sumamente clara, que se apodera de un pueblo o colectividad y le hace desear ardientemente vivir aparte de los dems pueblos o colectividades. Mientras stos anhelan lo contrario, a saber: adscribirse, integrarse, fundirse en una gran unidad histrica, en esa radical comunidad de destino que es una gran nacin, esos otros pueblos sienten, por una misteriosa y fatal predisposicin, el afn de quedar fuera, exentos, seeros, intactos de toda fusin, reclusos y absortos dentro de s mismos. Y no se diga que es, en pequeo, un sentimiento igual al que inspira los grandes nacionalismos, los de las grandes naciones, no; es un sentimiento de signo contrario. Sera completamente falso afirmar que los espaoles hemos vivido animados por el afn positivo de no querer ser franceses, de no querer ser ingleses. No; no exista en nosotros ese sentimiento negativo, precisamente porque estbamos posedos por el formidable afn de ser espaoles, de formar una gran nacin y disolvernos en ella. Por eso, de la pluralidad de pueblos dispersos que haba en la Pennsula, se ha formado esta Espaa compacta. En cambio, el pueblo particularista parte, desde luego, de un sentimiento defensivo, de una extraa y terrible hiperestesia frente a todo contacto y toda fusin; es un anhelo de vivir aparte. Por eso el nacionalismo particularista podra llamarse, ms expresivamente, apartismo o, en buen castellano, seerismo." Ortega y Gasset. Discurso en las Cortes Espaolas el 13 de mayo de 1932.

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