UNIVERSIDAD ANTROPOLÓGICA DE GUADALAJARA.

MAESTRIA EN HOMEOPATIA.

Segundo cuatrimestre.

Taller de semiología epigenética.

Reporte de lectura 5: Leer el libro Los patitos feos de Boris Cyrulnik.

Maestro: Gerardo Cirilo Ávila Martínez.

Alumno: Juan Manuel Romo Santillán.

Zapopan, Jalisco, a 24 de junio de 2024.

 La resiliencia es el tema del libro, como se genera y cómo convertirnos en personas
resilientes.
El autor a través de ejemplos prácticos como el de la historia de Michel, un niño que
consiguió escapar del sótano en el que su padre lo encerraba después de darle una fuerte
reprimenda, Cyrulnik propone una teoría donde la afectividad, las emociones, la
autoprotección y el apego, son preponderantes. De acuerdo con esto se puede asegurar que
la resiliencia está relacionada con la afectividad, ya que esta ayuda a construir su modelo de
resiliencia.
Para desarrollar la resiliencia se deben trabajar tres aspectos:
-El individuo debe adquirir recursos internos que se mezclen en el temperamento desde
antes de su nacimiento y en el transcurso de su niñez pre y postverbal, lo que explicara la
forma de reaccionar ante las adversidades, dando pautas y solidez para desarrollarse.
-La forma de la agresión, el primer golpe explica los daños, pero la integración de ese golpe
por el niño y su contexto ecosociocultural, explica el trauma.
-El individuo al mantener contacto con las heridas, los lugares, las personas, crea
herramientas, resiliencia que le permiten seguir desarrollándose a pesar de las heridas.
Este conjunto que se constituye con un individuo con su carga genética, epigenética,
temperamento, sociedad, cultura y medio explica la gran diversidad de traumas y enfermos.
Así la adquisición de la resiliencia esta normada por: el temperamento del individuo y sus
recursos, la estructura y fuerza de la agresión y la disposición de recursos alrededor del
herido.
Si el temperamento del individuo esta estructurado con base en una primera infancia
apacible y con amor, será capaz de movilizar su emoción para encontrar un sustituto eficaz,
por el contrario, si el individuo nace y se desarrolla de forma desorganizada en un hogar
con padres con traumas, abrumados por el peso de la sociedad y la cultura, entonces
encontraremos un individuo sin esperanza.

Capítulo 1. La oruga
Este capítulo habla de los factores del individuo, tanto personales, como
ambientales desde su alumbramiento, factores fundamentales para que el menor logre
obtener las herramientas que le permitan ser resiliente ante las adversidades. También habla
de la gran cantidad de determinantes genéticos que pueden condicionar el actuar de un
individuo, sin embargo, aunque esto puede tener peso no es un absoluto.
Hace mención sobre como afecta al individuo el periodo intrauterino donde el
estado
mental de la madre modificara las herramientas comportamiento que efectúa el bebé.
La vivencia de un acontecimiento y como este se integra, son directamente
proporcionales a el contexto afectivo y social. Si el niño es afectado por un vínculo
generador de inseguridad, este tendrá dificultades de relación generando un rechazo
emocional hacia la misma madre, su entorno y los que lo rodean. Cuando un infante tiene
un entorno con múltiples vínculos afectivos aumenta los factores de resiliencia con los que
contara.
En el libro se expone una teoría sobre el desarrollo cognitivo del individuo, que gira
sobre la idea de que en la séptima semana el canal más importante de la interacción del feto
es el tacto. Ya para la semana once el gusto y el olfato como un único sentido reconociendo
estímulos y registrándolos, recordemos que la vida intrauterina el producto y la madre
viven lo mismo. En la semana veinticuatro el sonido se registra a través de la madre por la
vibración, además la madre suele acariciar su panza. En esta etapa el individuo es capaz de
reaccionar con sobresalto, aceleración del ritmo cardiaco o cambios en su postura. Por lo
que se infiere que las respuestas intrauterinas son una adaptación para la vida extrauterina.
Hacia el final del embarazo el bebe es capaz de reaccionar al tacto colposcópico del galeno
que lo traerá al mundo.
La memoria a corto plazo, que existe en el neonato, permite el aprendizaje,
aportando una memoria sensorial formando los futuros modos de reacción. Cuando el
neonato alcanza la madurez para hablar, este sincronizara sus miradas, palabras y actos con
la de los adultos lo que redundara en el comportamiento.
El ser humano al nacer tiene un temperamento y dependiendo de la actuación de sus
padres podrá ser o no un impedimento para su desarrollo. Debemos recordar que la
respuesta de los padres viene por una historia personal, lo que puede complicar el
desarrollo del nuevo individuo.
Clasificación de los tipos de vínculos afectivos:
-Protector: la madre da protección, cuando desaparece sabrá encontrar sustituto, cuando
vuelve se alegra. La madre posee un estatus privilegiado afectivo.
-Evitación: la madre no tiene estatus privilegiado.
-Ambivalente: la relación de ayuda se obtiene tras la angustia.
-Desorganizado: completamente desordenados. No tiene estrategia de búsqueda afectiva.
Aunque los estilos persisten en la memoria del infante, cuando cambia el contexto,
tras un proceso de adaptación pueda cambiar el temperamento. Estos cambios en el estilo
de relación se deben a la separación del comportamiento temperamental del niño y la
interpretación que el adulto posee. El estilo afectivo del niño dependerá del vinculo con la
mamá y todo lo que representa, así como de los individuos que lo rodean, lo que afecta el
modo de asociación del niño y su madre.
Todo individuo debe arreglar las situaciones de la vida con su capital psíquico que
haya adquirido hasta ese instante, a esto se le llama resiliencia.
Uno de los factores de resiliencia más eficaz es el humor. El humor es libera y
sublima, es la afirmación del que no puede ser herido, se niega al sufrimiento exterior y
convierte las situaciones adversas o traumatizantes en actos casi placenteros. El humor del
recién nacido es un indicio del vínculo afectivo, demostrando que él bebe a aprendido un
factor de resiliencia preverbal.

Capítulo 2. La mariposa
El concepto de metamorfosis es indispensable para entender la teoría del trauma. A
partir del momento que un niño verbaliza su mundo sufre una metamorfosis, cambia
radicalmente, el individuo puede vivir en mundos distintos donde la constante e hilo
conductor es la continuidad.
Entre los seis y los ocho años el infante es capaz de echar mano de un factor de
resiliencia, a través del juego, el dibujo, el relato consigue dominar la forma de expresión
de su desgracia, escenificando el acontecimiento traumatizante.
Una variable importante para medir el efecto traumatizante de una agresión es la
edad, se sabe que entre los dos y cinco años el trauma gira alrededor de la perdida
(separación), por lo que el niño se apega a lo que teme perder, comenzando con
comportamientos regresivos.
 Un poco más maduro, el individuo ya en edad escolar será capaz de entender las
situaciones por las que pasan los padres en esta edad su principal herramienta será la
fantasía, que es el recurso interno mas importante para la resiliencia. En esta edad, es
normal que el niño se sienta responsable de las desgracias de sus padres, lo que es un
sufrimiento añadido, sumado al espanto de la agresión real, producen el trauma, el cual
puede expresar a través del simbolismo del juego, de no ser así el recuerdo-trauma se
impone y captura la conciencia provocando el incesante ir y venir del trauma, ya no real
sino de su representación. Es por eso por lo que en terapia la memoria y el lenguaje se
conjugan para transformar el trauma en un recuerdo.
El efecto de la memoria traumática es una puerta y herramienta que esta en nuestras
manos para ser felices.
Podemos inferir que resiliencia es un proceso donde un niño moldea si sique a
fuerza de actos y palabras, desarrollándose en un medio social y cultural donde este
individuo escribe su historia.
El autor entreteje un a teoría donde la adquisición de sensaciones y emociones ya
existe antes de nacer y ya nacido sigue su desarrollo. El área cognitiva es de gran
importancia sin embargo es difícil de obtener ya que se centra en la memoria y el lenguaje,
ya que ambos son los que consiguen transformar un trauma en un recuerdo.
El desarrollo psicoafectivo del individuo es muy importante, ya que la afectividad y
las emociones son esenciales para la construcción de la resiliencia, con ayuda del desarrollo
del temperamento, el carácter y la personalidad. Otro punto de importancia que queda
implícito en la obra es el desarrollo moral, donde entran en juego la autoestima y el
autoconcepto.
La resiliencia no es una cualidad del individuo sino un proceso evolutivo que se
genera desde la concepción y sigue formándose durante toda la vida en conjunto con el
medio como un mecanismo de autoprotección, formado por vínculos afectivos y la
expresión de las emociones.
Para fin de que un niño genere resiliencia debe contar con el apoyo de sus padres o
en su ausencia, tutores o personas allegadas. Un individuo con maltrato puede superar la
primera etapa de su vida siempre y cuando tenga el apoyo de alguien y no culpabilizándolo
de nada. Además, él temperamento del niño es fundamental ya que de este depende como
actuara ante los golpes emocionales, el segundo golpe que genera el trauma y la
significación futura.
Debemos recordar que la resiliencia no solo la dan las personas cercanas sino la
sociedad que rodea al individuo, esto puede generar en él, su desarrollo, aunque este
alterado por la herida.
En el capitulo dos, la mariposa. El autor nos habla del momento, en que el niño se
introduce al lenguaje y como el individuo se adapta al mundo adulto, desarrollando poco a
poco la resiliencia para enfrentarse a cosas más complicadas. La adaptación no siempre es
en beneficio del niño, en el intento de adaptarse los traumas que trae consigo son de gran
importancia El individuo con heridas debe modificar la forma en que recuerda su pasado
para soportar el dolor y darle coherencia, que quizá no tenga, que de otra forma hubiera
sido insoportable.
Para que el niño genere resiliencia debe haber apoyos externos como: Su acogida
tras la agresión, que el niño pueda expresarse en familia o con La institución, la sociedad
debe dar la facilidad para socializar el trauma y el niño deberá tejer la resiliencia lo largo de
su vida.
La diferencia entre el niño traumatizado y el resiliente es que si el niño logra superar
el trauma por medio de la representación el trauma se quedara en él, en cambio si el niño
usa la fantasía el recuerdo se volverá aceptable, para que esto suceda es indispensable el
desarrollo de la afectividad y la creatividad.
El libro “Los patitos feos”, deja en claro que no existen heridas incurables, que
ningún niño esta condenado a convertirse en un adulto fracasado, ya que no todo sucede
antes de los tres años y no todo termina a los seis.
La resiliencia es la capacidad de un individuo para proyectarse al futuro a pesar de
los traumas y las dificultades. No es una cualidad sino un proceso del niño con su medio
ambiente y sociedad, la genética existe, pero nadie tiene una herencia que determine sufrir
un tipo de trauma. La resiliencia debe trabajar en la adquisición de recursos, esto depende
del temperamento del individuo, la estructura de la egresión y la posibilidad de regresar a
los lugares donde la persona tiene raíces. Además, debe contar con una persona
significativa que le dé esperanza de salir avante del trauma e involucrarse con el medio y la
cultura a fin de encontrar las vías para afrontar las vicisitudes lo más normal posible.
 La resiliencia debe trabajar en tres planos, el temperamento de la persona, el cual se
forma de factores genéticos, pero s modula a través de la historia familiar y las relaciones
afectivas que el individuo establece son preponderantes para que se salga avante de las
adversidades. La significación cultural, puesto que la forma de la agresión y los daños que
provoca, la herida o carencia y el significado que el individuo de a esa herida que formará
parte de la historia personal y su contexto sociocultural explicará la gravedad del trauma y
el sostén social que ofrecerá al afectado las guías para permitir al afectado seguir su
desarrollo, aunque este afectado por la herida.