Sumido25 - Miguel Labordeta

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La incorporación a la Colección «San Jorge» de Sumido-25, primer libro de

Miguel Labordeta, tiene un doble y especial sentido de homenaje y de


reparación.
Gran poeta en su obra total —sólo en cuanto a más extensa malograda por su
temprana muerte—, nacido a la vida y a la poesía en Zaragoza, habiendo
vivido siempre en su ciudad natal y habiendo alcanzado los mejores
reconocimientos a su excepcional obra poética, sus versos no encontraron
espacio en la colección aragonesa de libros de poesía más largamente
sostenida.
Su ausencia no podía dañar el prestigio del poeta, sino el de la colección.
La Institución Fernando el Católico inició hace ya tres años los primeros
pasos de la obligada reparación: concluye felizmente con este número 55 en
el que el nombre y la obra de Miguel Labordeta vienen desde su inalterable
generosidad a honrar la Colección «San Jorge» entera.

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Miguel Labordeta

Sumido-25
ePub r1.0
Titivillus 23.01.2024

Página 3
Miguel Labordeta, 1948

Editor digital: Titivillus


ePub base r2.1

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PRÓLOGO

Han sido necesarios cuarenta años, un cambio en la forma del Estado


español, que la Diputación de Zaragoza fuese dirigida por socialistas y que la
Institución Fernando el Católico estuviese bajo la batuta de Ildefonso-Manuel
Gil, para que el nombre de uno de los tres poetas aragoneses contemporáneos
más importantes, y uno de los poetas más importantes de la España
contemporánea, apareciese en la nómina de los libros publicados en esta
Institución. Demasiados milagros seguidos para que todo estuviese a favor de
una voz que, desde que apareció en 1948, molestó, por su verdad y su fuerza,
a los manipuladores de la cultura oficial. Pero como el tiempo y la historia
duran más que los dictadores y más que sus obedientes burócratas, al fin el
nombre de mi hermano Miguel viene a engrosar las filas de los libros editados
en esta Casa.
Y como el acontecimiento nos parecía importante, hemos decidido
reeditar un libro ya mítico e histórico como fue este Sumido-25, donde las
amarguras y vivencias de toda una generación aparecen de modo tremendo.
Este libro fue un trallazo en medio de una España desgarrada y rota. La
voz de un joven poeta anunciaba nuevos devenires de la historia, a pesar de
todo. Y hubo gentes que vieron en él lo que digo y otros, más atemorizados
por represiones y saqueos culturales, vieron un libro peligroso y que había
que condenar a la oscuridad. La luz se hizo para él y hoy, lector, tienes
contigo uno de los libros más importantes de la España de posguerra. Y como
queríamos que fuese un libro completo, con él va lo que fue portada dibujada
por Mingote[*] y los textos prohibidos por la censura. Y nada más. Como
decía una cita de Miguel, sacada de Lope de Vega: Buen provecho te hagan
estos versos.

J. A. LABORDETA

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ESPEJO

IME Miguel: ¿quién eres tú?


¿dónde dejaste tu asesinada corona de búfalo?
¿por qué a escondidas escribes en los muros
la sojuzgada potencia de los besos?
¿qué anchura de canales han logrado
tus veinticinco años visitantes?
¿adónde has ido?
¿qué dioses hermanaron tu conducta de nadie?
¿y tus sueños hacia qué lejanos ojos
han conseguido hondos de fracasadas copas
donde sorbiste el trance de la culpa?
¿has llegado al límite de la luz
donde el último nombre se dispone a nacer?
¿qué haces pues? ¿por qué intentas tu agua
si una sed de raíces te eleva hacia los sótanos
donde yacen desaparecidas razas hilando
indiferentes conjuros con voluntad de mina?
¿si te arrastras oscuro
en éxtasis rapados de aguilucho núbil
si al hambre sentido de tu vida
no acucias tu mirada de asombro
por qué acechas la lluvia que penosamente
se cierne sobre los muertos?
Ya sé que has despreciado
hasta el último gesto del pálido adolescente
estrangulado bajo las lagunas rojas de tu pecho
¿mas qué te queda criatura perpleja
qué te resta si no es tu cerviz cortical
seca de ciudades y limo
propicia a la aventura fracaso
y al ardiente paso de tus noches
por el ecuador de los vientres
transportando el mórbido mensaje de la espiga y de la muerte?
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transportando el mórbido mensaje de la espiga y de la muerte?
Miguel ¿quién eres? ¡dime!

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DESNUDO ENTERO

EÑOR
heme aquí despoblado surgiendo entre los pájaros.
Ya ha sonado la hora en las quietas aguas de mi centro
mas yo permanezco abierto a la espesa influencia
de los antiguos soles que manaron los muertos.
Sí. Decidme: ¿para qué nacimos?
¿para qué se hicieron montañas en la luna
y el martirio innoble de los buzos?
La más vieja pregunta asesina mis dedos doloridos
de palpar en la sombría búsqueda de las parturientas.
El asco de la rata disfrazada en hálito blanquísimo
la copa de mis sienes resecas en desechos corceles
sorbiendo gota a gota amarga sangre negra
y hueca mariposa disecada
irrumpen en mi boca por alarido hondo
de abisales tristezas.
Sé que es un misterio el nacimiento del hombre
las anchas noches del estío
y el diálogo que tú y yo sostenemos
sobre la nada de los peatones.
Un misterio también la marcha del escarabajo
buscando sus mañanas de yeso
y el idilio tembloroso de abismo
de las galaxias enamoradas
con los peces sumidos en la lluvia.
¡Sabiduría inútil de flotantes columnas
sin mediodía entero…!

II

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Esta flor tan hermosa que vibra al viento
su dulce ritmo dormido
nació para morir
y alimentar así los labios desnudos del otoño.
Las gacelas se rinden temblorosas
al poderío ciego de sus machos

mientras las niñas sonríen dulcemente


a feroces telúricos nutridos
en las cuevas arcillosas de los muslos
en mi muñeca tibia se aloja el tiempo palpitando
milésimas cara a la eternidad.
El anciano astral hila indiferentes máscaras
de besos húmedos arañas ríos dulces con sol
galope de vibrantes sonrisas y estanques abandonados
bajo la rota sumersión de las estatuas.
Decidme: ¿existe un puñal certero
que hunda las gargantas de devorado mar
en resumidas olas amantes de la nube?
¿existe la raíz que nos oriente
en conmovidas cifras sin sentido ni olvido?
En mi costado suenan triunfales caracolas
las piquetas mezclando: árboles ardientes paralepípedos
y ciertas ánforas de tierra que labios consumidos desterraron.
Señor
Así pues no me busques más.
Me voy solo y sin nadie.
Agotado de luz. Tranquilo. Desesperado.
Ciego insumiso fijamente perplejo.
Una onda de rutas busco
que reflejan el secreto sueño de la estrella
en el ávido esqueleto de mis labios.

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ELEGÍA A MI PROPIA MUERTE

IGUEL se ha ido.
Es posible que ya nunca llegue.
Es posible que buscando trenes
que lo lleven a la otra orilla del mundo
se quede sin saberlo extático de ahogado.
Nadie le conoció.
Y apenas él sumía su garganta de toro
abriendo con navajas de afeitar cada mañana
el vientre enigmático de los espejos curvos
donde se reflejaban exactos el misterio de trueno
de sus ojos hambrientos verdaderos.
Si acaso preguntasen por él
decidles que nunca dijo que existiese.
Él que se golpeaba a menudo las pupilas
para encontrar el sentido
que levanta los surcos
hacia las sudorosas nucas del Hombre
sobre hermosas muertas
en salada presencia de potencia insaciable.
Nunca amó nada del todo
él que sin embargo había nacido para liberarse por amor tan sólo.
Por eso fue espeso asombro de centros vendavales
abrasado ante los brocales de luz de las medusas.
Demasiado pronto en su corazón nacieron
bosques de serpientes voraces
que intentaron sacar todo lo dulce
que en él residía luengos siglos de hambrientos penetrados.
Mas en esto triunfó
pues fueron en soledad sus últimas palabras:
«Hermanos inundad de amor
al mundo que sucumbe…
Cread las nuevas rutas con amor absurdo y sin objeto…
Salvaos de las ruinas con amor…
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Salvaos de las ruinas con amor…
Amor…
Amor viril tan sólo…»
Quizás se fue tan pronto
por miedo a odiarlo todo
con salvaje cinismo
pues también en el fondo de sí
había calaveras que soñaban orgía desmedida
en incendios sin fin de las ciudades.
Y ahora ya borrado el débil rastro de su voz de macho
quisiera preguntarle en esta noche tan hermosa de estío
(en una de esas noches en que descuajado
temblaba ante el atónito mensaje
de las galaxias a los gusanos)
¿qué ha sido de su rayo
qué destino tronchado fulminaron
desnudos más allá de todo hombre
meditado de nada?
Quizás altivo no contestase apenas
pues por encima de las conversaciones
tan sólo esperaba ya
el armonioso amanecer de los corceles
sobre un mundo rotundo en plenitud
con hondura sangrienta de raíz
y elevación purísima de nube.
Miguel se ha ido.
Es posible que un día
dentro de millones de años
encontremos su pulpa de cuadrúpedo
en el tótem de una gota de lluvia
que ansíe dulcemente aniquilarse
en un rayo de astro fulminado.

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DESTINO

O sabéis amigos
no volveremos más.
La virtud de la lluvia
se aniquila en los soles
y el viento entre las flores
se sumerge en la sangre de los toros.
Sólo los viejos vagabundos al morir
pueden saber quizás
el secreto de la hora derramada
y el porqué de la mujer húmeda en estío.
Pero nosotros no. No podemos volver.
Es imposible calavera mariposa
el tiempo entre la niebla seducido.
Somos nosotros mismos
el ritmo pereciente
y nuestro gesto
la invisible caracola de la muerte
primavera pura aniquilada
en incesantes mundos destruidos.
Nada más. Tan sólo eso.
Un levantar baldío de los brazos
para recoger el mar que se nos huye
pictórico de ahogados y de olvidos.
Un lamento también
y un querer crear agujeros
en el agua mansa de los recién nacidos.
Mientras os alejáis
cantando juventudes
yo permanezco aquí
mudo y atónito
como un muerto inmortal
soñando vida inmensa
y una antigua e inconcebible libertad.
Página 13
y una antigua e inconcebible libertad.
No volveremos más.
Es cierto amigos.
Atardece.
La estatua el árbol la hormiga
y esta pena mía tan hermosa
se confunden en la mente ignorada de las manos.
35 segundos han pasado en mi reloj de pulsera.

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PUESTO QUE EL JOVEN AZUL DE LA MONTAÑA HA
MUERTO

UESTO que el joven azul


de la montaña ha muerto
es preciso partir.
Antes de ser golosamente asesinados
en los crepúsculos de la gran ciudad.
Antes de que las muchedumbres tristes de los «metros»
invadan el templo del Sol
definitivamente seducidas
por la noche de los trenes
es preciso marchar.
Desnudos y ásperos. Inigualables.
Y al partir preguntar por nosotros
indagar por nosotros
auscultar por nosotros
por nosotros mismos recordar
si tal vez se existió
y que una dulce soledad
nos responda en grave despedida

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8 DE LA TARDE EN MADRID[*]

OBRE el cielo esta tarde


hay una hermosa luna de poniente.
Mister Brown pregunta la lección
a los ciegos recién nacidos
y a las perritas embarazadas.
Todos los días a esta misma hora
mi corazón se quema durante 5 minutos.
Es el momento de inquirir
las cuestiones más íntimas,
de saber si la mariposa fue antes
un tímido muerto de la mañana
o es el germen de una lejana tristeza
que ahogara para siempre
las miserables ciudades maravillosas
de los hombres.
El bosque incendia las cercanas avenidas
con su olfato de sangre contenida
y es inminente el saqueo de los autobuses
y la violación de jóvenes puros
por perversas matronas.
La luz ya no es tan clara
que dilucide la virginidad de las muchachas
y estudiantes oscuros que lloraron
durante toda la jornada aplastada
degüellan dulcemente
a delicadas vendedoras de «Spirochaete Pallida».
Ya no estoy aquí.
Podría suceder que hubiera fallecido
con toda suavidad,
y una alegría olvidada de antiguo
me hace saltar sobre las terrazas y los árboles
y morder a todas las muchachas en la nuca.

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La luna se va borrando
casi ceñida por los espectros duros
de restos con humo
en horas pálidas recién fallecidas
aún desorbitadas
en la inmensidad celeste
sin floridas púas
ni guías telefónicas.
Se hace persistente una aguda quemazón
de asesinar hermosos talles de acacias
entre los lamentos de viejos galos en celo
dominados por el ardor
de feas mujeres insatisfechas
que recorren las oscuridades del cinema
buscando palpitantes
los cálidos muslos de jovencitos.
Podría ser que nada hubiera existido
mas mi corazón ha dejado de arder
y vuelvo a oír al pobre Mr Brown
preguntar aburrido la lección de Metapsíquica
a las aves que acaban de morir
bajo tanta fatiga.

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ASESINADOS JÓVENES

SESINADOS jóvenes nacimos cierta vez


insistiendo sobre los guarda-agujas de los lagos
los vestigios de turbas de viejos profesores sin voz
y que hasta nosotros llegaban
hablándonos de la nada que rodea
a los tranvías azules.

Asesinados jóvenes caminamos por las calles


entramos en los «cines» y en los «bares»
incendiamos los rostros con ceniza y con sombra
y mientras dragones ciegos surgen
de las bocas húmedas de los «metros»
anhelando asaltar los cables telegráficos
nosotros sorprendidos vampiros
auscultamos el corazón de las tiernas existentes.

Asesinados jóvenes ansiamos perdernos en el naufragio


que cubre las aceras y los parques
de futbolistas ahogados en la sangre de los besos
y desnudos marchando el bronce nocturno
de las playas desiertas
con ojos de caballos robados por sonrisa
acuciar el sentido total de los planetas
sobre las ropas usadas
de hambrientos transeúntes con reúma.

Asesinados jóvenes no amamos


el gesto de hastío del domingo
ni comprendemos el súbito crecer de las lecciones
bajo la trampa prodigiosa de la hierba
y así atónitos salvajes de vaticinios
intentamos aprender lo que hay de purísimo

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en la faz con presagios de las charcas podridas.

Asesinados jóvenes asimos las voraces teorías de la niebla


con ardor de difuntos creyentes
intentando suicidarnos provisionalmente
en la inútil espera de un nuevo día antiguo.
Mientras
una seta oblicua crece sobre los ombligos
de las venerandas señoras
y junto a cada senda ciega los ataúdes se contemplan
indolentemente los pies sucios.
En la esquina de enfrente
un hermoso niño miserable
medita sobre el final que tendrán las inmensas ciudades
cuando las aguas cubran sus horrendos campanarios de zinc.

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CONSUNCIÓN DE LA VÍSPERA

E sumo en las violentas ignorancias


de las destrozadas hojitas de hierba
para encontrar sus almas de hojadelata.

Manadas de caballos furiosos


asaltan los arbustos
donde orinan los niños de las escuelas
reivindicando antigüedad
en el escalafón de los automóviles.

Tiernos catedráticos
arañan las paredes derruidas
de los viejos palacios bombardeados
y las muchedumbres verdes,
examinando con detención
el excremento pálido de sus tórax
se lanzan locamente
hacia los laberintos fogosos
de las llameantes carteleras del «cine».

Aquel sabio mendigo que llegó a las terrazas de los labios


desbordando los ríos de las peuras
y las colinas donde yacen larvas
de disecados relojes
en el instante fijo de la roña
nos trae el mensaje milagroso
de la caducidad de Júpiter
arrojándose por fin a sollozar
sobre ideales parejas de tuberculosos.

El hombre gris
se aburre en su jardín

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las jovencitas pálidas
que sufrirán de apendicitis
sueñan con los monos bíceps
de románticos boxeadores.

Me he quedado tranquilo.
Supongo certezas de muerte
en las claras vaguedades de las estatuas
en el himno de los adoquines
en el gesto ambiguo de los ferroviarios
y en los ventanales perdidos de olvidos nubes paloma.

Por el agujero que una rata comió


de la frente desdentada de un hermoso
guardia de la porra muerto de amor
yo miro al mundo
consumiéndose atroz
infinitamente gozoso y conmovido.

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MATINAL

UANDO los besos


saben a mojadas pálidas
de ojos oscuros de pájaro enlazado
con nacimientos de montañas
tras duro trance que agoniza
en las escafandras de barro
de las sumisas embarazadas sin nariz.

Cuando entre cristales descuajados


rompecabezas de cuadrúmanos
henchidos de infancias terminales
surge Osiris el profesor estelar
abriendo de par en par
los costados de los jóvenes alumnos de la madrugada
cortando con navajas de afeitar
los dulces párpados cerrados
caminante sin tregua
por sollozos de los niños de pecho.

Cuando en las ventanas de las casas


los sueños incestuosos dejan paso
a las modestas sustracciones de los sueldos
y el diluvio de las duchas
quema los secretos homicidas
de los desayunantes
mientras los indefensos ascensores
inician su agobiante jornada
de puñetazos y periódicos
entre aullidos roncos
de la tenue hierba alzada
de las alambradas de la noche
y corruptas mariposas sin piedad

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arrastran por los asfaltos fosforescentes
las miradas confusas de los homosexuales.

Cuando las mujeres se trasladan sin horror


a la máscara audaz de los espejos
esperando juzgar la calavera por su rictus
y el hombre es un pánico abstracto
que busca entre muchedumbre de ojeras
el puro cumplimiento
ya marchito
de arcanas profecías desterradas
en la fiebre de armonía
que en corazón de las ateas hormigas
yace vinculado con el mágico rumor
de las charcas podridas
donde serán hermosas ciudades aún sin nombre.

Entonces hermano mío


un nuevo día
un otro día
se posa sobre el mundo
y en el eje imaginario del mundo
los muertos cantan su maravilla perecedera.

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AGONÍA DEL EXISTENTE JULIÁN MARTÍNEZ

ULIÁN Martínez.
Existente de tercera.
En la hora indecisa
en que los mares inician su retirada
hacia los puentes de las ciudades
se moría por vez primera y quizás definitiva.
Las espesas aguas de los fetos
cubrían las habitaciones
donde soñó su primer amor de tortuga
dejando navegar sobre los viejos dorsos del semen
un hombre
el otro Julián Martínez
a la deriva de su sombra.
Su nombre convirtióse en legaña
y la madre en un monolito bajo el sol
cuando este ser pálido
oculta ya en sus crímenes de sopa
en un pozo de noches abrigado
se asomaba hacia abajo
surcando las edades de la piel
con su ojo podrido
en busca del viejo astral
que con su varita mágica
hacía crecer en su vientre
asesinados helechos de sangre.
Se han alejado hundidas cabezas
de mujeres y de cabellos amados.
Los días son ya eso.
No existe su interior
sino un vacío que retumba
entre esquemas de hierba.
¡Dioses solares

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Sagrados mitos de la Vida!
¿Qué vais a hacer de este signo
de este existente Julián Martínez
que se funde en la humareda inerte
sin limitaciones ya
a hundidas simas retornando
desafiando llantos sin respuesta
penetrando hasta los tuétanos de la nada?
¿Con qué mugidos deshechos de toro
vais a cubrir este vuestro fracaso
de soledad impura…?
Ya es un árbol. Ya es apenas un árbol
donde le nacen pájaros asombrados
comiéndose a sí mismos
el tiempo de sus ojos.
Se apaga en su garganta
los rumores más viejos de las razas
y ya despoblado purísimo
sin dolor ni goce
casi como un suave dios recién nacido
va preguntando a sus infancias
dónde encontrar su apellido perdido.
Pero los secretarios del Infierno
son impasibles con las piedras
y las dulces claridades del Océano
se van sumiendo en cánticos sollozos
por todo lo que se va…
y él pregunta por las oficinas
donde Dios expende los partos oficiales
pero ya los mares han alcanzado
en su retirada
las primeras estrellas

el Universo es una flor o un punto


algo álgido o triste que va a estrellar
en perdido equilibrio de pompa de jabón.
… Abandonado… Abandonado… Abandonado…
Millones de peatones pisan sus labios
ignorantes de la piedad que surge
de alimentadas flores

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en las cuencas vacías de los lagos ratones
… Y al fondo se cierran las grandes puertas
donde el viejo astral
sonríe con amor indiferente.
Os lo anuncio con sentimiento:
Julián Martínez,
existente de tercera,
acaba de fallecer.

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ACAECER

IENTRAS yo crezco desmesuradamente


para alcanzar
a mi tierna jovencita amada
de dos años de edad
las ciudades huelen a orín de colegiales
y a risa de celestes vacas sagradas
desboñigándose ampliamente
sobre coquetonas salitas de té.
Las finanzas erigen sus caudillos
y torsos enterrados
buscan los cabellos de luz
que enamoradas ya difuntas
sembraron por las inéditas laderas
donde engendraron los hijos de otros padres.

Sexos yacentes clavados


con espadas de fuego
al pecho de la nieve nocturna avergonzada
de lo libre que es el mar
cuando se llama Hombre.
A las 20 horas en punto
jóvenes soldados muertos
rugen con sombrías cornetas de piedra
por los grandes patios de los cuarteles
indagando la razón tristísima
que apresura a devorar sus tibios esqueletos.
Valdemar Gris y sus amigos santos
se acercan ya a Sidnik
la ciudad que incendiarán de madrugada
para hacer de ella el centro puro
del nuevo Reino de Dios que se acerca.
Por los trenes subterráneos
de húmedas axilas nacen
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de húmedas axilas nacen
falos incorporados
a salados vaivenes
que derivan hacia secas cloacas
por donde
surgen los abortos de las criadas.
Muchedumbres atroces de chaquetas usadas
avanzan en silencio
hambrientas de horizonte brutal
por las roncas avenidas
de las sirenas metalúrgicas.
Inmensos fardos de periódicos amarillentos
ahogados por la baba de la cerveza
recubren las baratas orgías de los merenderos
con sus viejas fotografías descuartizadas.
En las piscinas de cloruro
las mujeres velludas
dan a luz de improviso
destetadas máquinas delfines
y las pobres viejas
se asustan de los adelantos
que los sabios han hecho para morir.
Pero todos:
los tontos los locos los vanidosos
los genios los mediocres los perversos
los buenos padres de familia
los ajedrecistas y aun aquellos
que no saben bailar
todos
desnudos o cubiertos
con lianas o con tigres
absolutamente todos
como las viejas orugas
que nacen de las catedrales antiguas
estamos con cieno hasta la frente rota
de los rascacielos
estamos con el duro excremento de los estreñidos.
El viejo corazón invadido
ese corazón que no quiere morir
y por eso

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en los descansos violetas del cinema
mira de soslayo
los ocultos nidos sexuales de las ratas
esperando escuchar
un lejano timbre
que nos llame a misión.

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SOLEDAD CON ALGO DE LAMENTO

IENTRAS yo pensaba en ti
toda la tarde
tan lejos de mí
bailabas el «hot» con libertinos muchachos.
Mientras yo soñaba
ser un dios de panteras
cabalgando sobre las mañanas
a fin de colocar
hermosos ramos de muchachas
allí
donde en otro tiempo
se instalaron los «metros»
sepultos ya
por la revolución de los besos
mis queridos amigos
los mejores
conspiraban contra mí
para arruinarme
con sonrisas vengadas.
Mientras afincaba mis vigilancias
sobre los cielos que crecen monstruosos
de los muertos sepultos
en la brisa de las tifoideas
mis buenos padres
ya casi desmayados
rogaban a Dios
por aquel pobre hijo inútil
viejo de estos 25 estíos.
Mientras planeaba hermosas paranoias
de abiertos ojos amorosos
con jardines aviación y todo lo demás
la patrona

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vestida de bruja calavera
recorría los malolientes pasillos de la pensión
en su escoba de alambre
golpeando ferozmente las puertas
a fin de saldar los viejos recibos del sol.
Señor
dame la muerte juvenil que corresponde
a los que soñaron demasiado contigo.

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ANTEPASADOS HUÉSPEDES

ODOS los caminos


han conducido a mí.
El idilio de las abuelas
y las lluvias sobre los estanques
en lejanas mañanas perezosas.
Las indiferentes ruecas
de pasadas primaveras marchitas
y el viento entre colinas
golpeando el atardecer.
Las anchas faces olvidadas
exhaustas ya de tierra madre
desorbitadas total
exangües de silencio y espera.
Aquel que preguntó
el otro que no fue bien amado
ese que rudamente habló a Dios
y todos estos que en legión
más cercana y antigua
sorbieron la humilde gota misteriosa
que nos es ofrecida
por incumplidos cauces de promesa y de sangre.
Estáis aquí
atónitos huéspedes
de cada primavera
en desvanecimiento convertidos ya
absorbidos en el puro eco
sin respuesta de mis manos
contemplando el mundo
y los enamorados de abril.
¡Ah hermanos…
hermanos míos en la muerte…!
Sagrados emigrantes hacia la orilla de los cielos

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sobre mi corazón resbaláis hondamente
como los ciervos moribundos al caer en la nieve.
Millones de días como este
sin sentido reposan en ceniza
y mis sueños sonríen quedamente
deslizados por vuestros ríos secos.
Los pinceles del sol han esponjado tierra
y de vuestra savia una sabiduría extraña
en sumo ha cimentado
para nuevas mañanas con cuello de muchacha
y flores de gacela.
Habéis conducido a mí…
mas yo soy el que canta
yo solo… sí… yo solo…
que contengo un otoño bajo mis suelas rotas
de vagabundo dios de las bodegas.
Han desaparecido las nubes
y diviso las primeras estrellas
de los rojos equinoccios de marzo.

Página 33
HOMBRE SIN TESIS

OMBRE sin tesis


heme aquí desconchado
en los hoyos del ser consumido
esperando letárgico ese volver atrás
de la ceniza pura en los imaginarios buzones
que llamamos tiempo
o pleamar mudo del olvido.
Heme aquí llamando a Dios
por los teléfonos oscuros
de mis centros nerviosos impalpables.
Mas olvidadme
pues dejé los ojos arrebatados
al hechizo de la sumida lluvia
que los días forman sin mirada
con nieblas y con muertos suspiros
de ecuadores ahogados en alisios.
Os abandono mis amigos
cada instante más hondo sumergido
en monólogos terribles de mí mismo.
¡Tan solo estoy…
tan puro como los que jamás nacieron…
tan pronto desvalido
como los que se murieron para siempre…!
Y sin embargo vivo
en las gotas de madera
mi insaciada pasión
de jóvenes suicidas
en pavesas de rutas y alcantarillas.
De todo cedo indiferencia
y a todos espero allá en lo recóndito
de mi corazón de culebra
donde parece un dios estremecido.

Página 34
CONCIERTO 1980

LARINETES y obuses de pestañas


empapados con menstruación de muchacha
que oprime a los trolebuses por las riberas
de miles de entreabiertas ventanas
en mangas de camisa manchadas de sangre
van degollando inocentes paquidermos
enterrándolos con disimulo
en el lugar que ocuparon antaño
ilustres estatuas de carniceros.
¿Si el idilio tierno de abril
ha de ser baba de canguro
inundado con ronquedad
de océano desenamorado?
¿Por qué?
¿Si los lechos en que se sumen las terrazas
a la hora lunar de las entrevistas
con los que van a nacer
han de ser tumulto de oquedades
sucias por la mohosa vejiga del tiempo?
¿Por qué?
Y he aquí que se calla para siempre
el sonido ronco de las sirenas
de las fábricas de automóviles
y manadas de orangutanes
que vivían agazapados bajo los adoquines
de las urbes hambrientas
surgen por miles de millones
y desnudando a las hermosas hijas de los blancos
las violan en plenas avenidas desiertas
desgajadas por el último bombardeo de la legaña.
En las barberías nacen lagunas de aceite
donde duermen flotantes lecheros.
En los enormes cinemas devastados
Página 35
En los enormes cinemas devastados
se exponen hermosos cráneos
de periodistas braquicéfalos
y anchas manos húmedas
de pensadores y mineros.
La hierba cruje por los viejos anuncios luminosos
y en el fondo de los subterráneos
un destartalado gramófono verdoso
suena ronco mil y mil veces
con aquella pieza tan dulce
de «Sí. Es graciosa… a su manera»
cantada por Sinatra.
Hay días en que la náusea cubre de metal
los viejos trozos de periódico
la roñosa chatarra de las radios
y los podridos objetos ortopédicos
que ensucian los callejones derruidos.
Es cuando los náufragos olvidados
solicitan en sus buhardillas sin techo
suicida comunicación mental
con lejanas miradas
de tiernas discípulas fusiladas.
Y los hermosos campos se quedan sin nacer
y los mapas de las Universidades
se rasgan las caretas
apareciendo desnudos muñecos fálicos
con solemnes birretes de doctor.
Y aún se oye el trueno lejano
de los aviones cuya tripulación
ha muerto toda entera
bajo el peso de los océanos
que se han volcado hasta los Andes.
Y los ríos avanzan con su limo
y sus aventuras turbias
asaltando los rieles podridos de los ferrocarriles
desbordando incluso
los terceros pisos modestos
donde una pálida niña embarazada
yace con su vientre estrangulado
al mirar por las familiares

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ventanas de los comedores.
Y los muertos callan.
¡Sí Dios mío…! ¡Callan…!
Callan pues quizás conocen totalmente
el definitivo cauce que lograrán las colinas
cuando el sol se sume
en la dulzura del olvido.
Las estrellas
sin nombre pues
ya no solicitan respuesta, confidencia
y allí donde se habló de amor
las lagunas crecen inútilmente
en mohosos hongos de sollozo.

Página 37
GRATITUD

¡DIOSES Solares!
¡Espíritus fluviales de la sangre!
Por la vida misma
por los dones no concedidos
por mi misma muerte que sobre mi corazón
ha de tener un hueco sin respuesta.
¡Gracias!
Por mi fracasada sombra
por mis estíos y mis otoños
mis labios mis turbulencias
mis éxtasis mi solitaria frente sin orillas
mis visiones cósmicas
por mis terribles presentimientos de la humana derrota
y los maravillosos goces de una misteriosa aurora
sobre el sueño de la tierra.
Por mi destino tendido en la tiniebla
la angustia de mi tiempo y la mentira
de las estrellas sobre mi cabeza
girando en sumida impotencia.
Por cada latido de mi entraña hacia la luz
por cada humilde poro de mi ser
desarrollándose en germinal crecimiento
desde su sombrío caos incompresible
hasta la ruta solar de la eternidad.
Por las tempestades de un infinito mar
de rebeldía que sobre mi pecho se vuelca
por lo incumplido
por lo mezquino de mi existencia
por la expresión silenciosa
de una amorosa consciencia total
que en la palma de mi mano se alberga.
Por todo esto

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por mi pasión de armonía
por todo aquello que no puedo decir
pues se me quiebra en los labios
de esta época miserable
preñada de grandiosos terribles augurios.
¡Dioses Solares!
¡Espíritus fluviales de la sangre!
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

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UNIDAD

N el fondo
de mí mismo
veo el tú desafiante
mi enemigo
mi contrincante
en hallazgos de sueños.
En el fondo de Ti
veo el Mí mismo perplejo
emigrando por tus ojos
indagando el porqué de su viaje
entornando los dulces recuerdos
para mirar lejísimo.
Tú y Yo en lo ancho del espejo
se encuentran y sorprenden
revelando una nube
o acaso un sonido quieto
el círculo se torna en humo
y aquel antiguo preguntar de combates
se nos antoja vacua ausencia
sin sentido ni valencia.

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AMOR MUNDANO[*]

OMO un don planetario


recién nacido celeste
a mí
el rebelde varón de mirada perpleja
has llegado por las venas secretas
de tus pupilas debutantes
en edades remotas haciéndote
dulce relámpago de sangre
en los resecos destierros de mi pecho
roto bajo la apagada lluvia de los monos
que dejan sobrecitos con niños de pecho
en las puertas de aquellas casas
en que alguien va a morir por nochebuena.

Ya tan sólo es un querido momento


desmayado de éxtasis de paloma y león
que se encontraran tras un viaje perdido
por las zonas glaciales de los túneles
donde el mundo rueda tras de sí mismo
mordiéndose impasible su nada.
Huirán verticales cosechas de zapatos
buscando las estrellas que se contienen
en las miradas de los buzos perdidos
de mis días y mis noches agonizantes
por tu labio desnudo dulcísimo.
Escucharé derrumbado por las esquinas
el gemido de mis muertos más viejos
esforzándose por ponerse de pie
para verte mejor
y a mis aún no nacidos
encaramarse por las farolas
que todavía no existen
para cantarte el regazo primario
Página 41
para cantarte el regazo primario
con que las montañas aún tiernas
iniciaron su idilio
con los poderosos dioses-canguros.
No sirven ya las jóvenes palabras masculinas
pues el temblor es sísmico de larva solar
y la mudez cala en el centro de mis lagunas
donde tú
oculta mensajera temblorosa
de la dulce carne que morirá
emerges ritmo tímido
de rosas madrugadas
pálida estremecida
bajo mi asombro de solo océano viril
terriblemente sediento
de tu pan.
Reconociéndote
con aquel aire púrpura
que cuando yo era niño
rodeaba de sábados azules
las altas viejas torres de nuestra ciudad…
… y el vasto mundo
se hace sentido puro.

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ESPERANZA

, hijos míos… sí…


donde llantos oscuros y maternas turbas
de vastedad sombría
sobre tumbas de soñadores y de baba
hacia un interminable río
de manos muertas y recogidas pupilas
jugando hacia raíces húmedas
las albas devoradas de los difuntos
consumidos habitantes de la mansión terrestre
templo de la mortal primavera
vasta tierra abandonada
de esqueletos y augurios
esperan… esperan… esperan…

Sí hijos míos… esperan


la infinita promesa incumplida
la temblorosa visión
de la totalidad heterogénea
en fluidos ciclos realizándose lenta
abriéndose por germinales noches astrales
cuajados hilos densos de sumisión oscura
seminales pictóricos de primaveras olorosas
subterráneo de plasmas
hacia adelante fijando
direcciones vivientes
clamando su osadía
en el corazón del hijo del polvo
y en una madre indiferente hilando
la miel misteriosa del amor
que ha de desafiar
lo efímeros que somos
como un trueno de luz
al buitre que acecha
Página 43
al buitre que acecha
el humo de las colinas de agua.
Sí hijos míos…
somos sentimientos inútiles
de larvas de mar
que compiten sin tregua
con el tiempo.
Somos abandonados fugitivos
sin cita con la vida
ni meta con destino piadoso…
Sí… ¿pero no escucháis en vuestra entraña dolorida
partida por vertientes de lodo y de tristeza
no escucháis os digo
el clamoroso nacer de un mensaje
sumergido en sangre
gravitando en aquel sentido
que los místicos astrónomos
llamaron eternidad?

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LUZ SUMERGIDA

UZ sumergida en el poso de la sangre


presentimiento trémulo
de una quietud misteriosa
cegada por la ilusión del tiempo
pura eternidad
en el corazón humano refugiada.
Solamente aquella hora espera
aquel terrible momento
en que el Hombre
madurado en su peregrinar
desgarrando el dogal de los días
entone la canción del recién nacido dios.

Página 45
A LA HORA CERO

UCHEDUMBRES de ojos ciegos abiertos


surgen de los viejos gramófonos rojizos
armados con garrotes de vidrio
que clavan en los tobillos
de los dulces relámpagos
que a veces beben la sosa
cerveza de los muertos.
En su jaula de hierro
el viejo presidiario 4500 noches
se masturba arrojándose jadeante
a la boca viscosa de los muchachos.
En los púlpitos de cemento
profesores de agua mohosa
predicen con sudoroso pánico de hiena
la inútil paz de los cementerios.
Y henos aquí a todos
convertidos ya en furiosos relojes parados
con enormes buzones y ascensores
acaparando olvidos asfixias
e indagando los números perdidos
de los tranvías por donde ella
solía huir perdida para siempre.
Mas todo fue ya inútil
pues crepitan las antiguas voces que amamos
en el frío ulular de nuestras vidas asesinadas
miserablemente sin destino
de inclinadas farolas al verdugo.
Y nadie podrá levantar ya de las calles
esas nubes errabundas con piel de gasolina
ni nadie podrá saber la razón vacía
de nuestras manos cuando se alzan
ansiosas de recoger ríos de senos secos

Página 46
ya tan sólo sin amor
anatomía sedienta de cumbre despojada.
Muchedumbres de ojos ciegos abiertos
vuelven exhaustos ya
de crímenes en la pantalla
a los viejos gramófonos rojizos
con el fin de dormir el sueño con agujas
de los hijos fusilados.
¡100 primaveras han transcurrido 100!
desde que en el fondo de los callejones
han sonado los últimos ecos de las madrugadas
que pesadamente se derrumban
sobre los nervios abiertos
de las tuertas vendedoras
de periódicos matinales
que cubren los adoquines de gas
bajo los que se esconden
solitarias pistolas pensativas.
En su jaula de hierro
el viejo presidiario
cumple su exacta 31 masturbación mensual
y tripa arriba contempla extenuado las estrellas.

Página 47
FINITO

A doncella soñaba paloma


con su voz desnuda de mercurio.

¿Quién salvará al Hombre de su Nada?

El mancebo cantaba en la orilla del Lirio:


«os lo diré en secreto
sólo tengo una vida que morir
y un río demudado de pálidas espadas
atravesando al corazón desconocido
sin respuesta a ese nombre de fuego
que deshabita el corazón de los peces
cuando se llaman Yo»

¿Quién salvará al Hombre de su Nada?

Sueño y canto
se fundieron en el alba abrasada
de los madres cuando quieren nacer
y el recién llegado hablaba así a sus amigos:

«Planificaré el Mundo y sus contornos


y haré de los hijos de la Mujer y del Hombre
dioses regocijados con mañanas
de león misterioso»

¿Quién salvará al Hombre de su Nada?

El muerto amaba en secreto una estrella.


Él era la doncella el mancebo y el recién llegado…
Voz rota de mercurio. Lirio tronchado. Inútil ser nacido.
Y allí estaba ardientemente esperando
que en su costado derecho surgieran

Página 48
abiertos sollozos más brisas altas
que años-luz en enjambres de billones
de galaxias sobre los lagos silenciosos
del Secreto Ojo Sumido.
¿Quién salvará al Hombre de su Nada?

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AULA N.º 6

JEMPLO verbigracia;
«En un Universo esférico y finito
tetradimensional absurdo
enjambre de estrellas se agrupan
en velocidades-islas de luz».

Joven escarabajo impío


solicita desnudado mensaje
de los podridos límites
antiguas estatuas enterradas.

Mr. Brown define el punto en Geometría


y amablemente explica;
«somos tan pequeños hijos míos… tan pequeños…»
y el esqueleto de sus dedos
trenza en el desgarrado reflejo de las pizarras
Cálculo Infinitesimal de amanecer
para alumnos del último curso
que inundarán cinco minutos después
los estanques helados
con aullidos de cocodrilos patinando.

Suicida mental
requiere vientres de ríos degollados
y coronas de silencio
con ojos de desmayado tintero.
Ejemplo verbigracia;
«Yo te amo Laura
pues eres una bonita muchacha de ojos etc., etc.»
o también
«el valiente marino
se despedía para siempre

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agitando en su peritonitis
la bandera de las sonrisas»
Clasificación de Oraciones,
y Mr. Brown entre clase de Geología y de Botánica
acariciando el pelo rubio
del hermoso hijito de su ex alumna favorita
explica: Amigos míos ¿No es todo divertido
como un lamento maravilloso pereciendo?

Hormigas misteriosas siguen el paso


de la luz por los mercados
buceando el hilo de las rutas
por donde los muertos caminan de puntillas
asaltando el enigma de sus rompecabezas nombres.
Ejemplo verbigracia:
«Millones de años luz nos esperan
de escondidas nebulosas incendiadas, etc., etc.»
¡Ah cómo crece el musgo
sobre las rodillas de los trenes
cuando éstos son besos de futbolista
pegados amorosamente al secreto álbum!
Sum. Sí. Sum ¿no entiendes?
es decir: pájaro ido yo.
Es decir: mares turbios sometidos
entre calavera y luz.
Es decir: nada que se hunde arrastrada de planetas
vestigios de mejillas sueldos tubos intestinales,
¿me oyen?

Tiza bonita desearía esposo gusano de luz


o en su defecto abrasaríase
tierno tobillo de niña en polvo.
Ejemplo verbigracia:
«Los sistemas galácticos
huyen en prisas inconmensurables
agotando los bordes de las venas cardíacas».
¡Ah como vertientes bajan los minutos
penetrando hondísimos en el calado quemazón
de las tarimas que crujen sedientas
del sordo sol de las vacaciones!

Página 51
¡Y cómo piden a gritos desolados los gusanos
la apasionada explicación de la Analítica
para demostración exacta de las nubes relojes
donde se esconde Dios Hacia el corazón de un ciervo blanco!

Yo no sabría deciros
pero conjugadme los futuros de la mariposa
bajo gotas quietas de tristeza
a entrenamientos perdidos deslizándose
en las pantallas de los cines cuando los lagos
sollozan por los atlas manoseados
y los canguros repiten: Australia, Servidor de Vd.
Ejemplo verbigracia:
«I love you»
No. No hagáis caso.
Las risas mecen primaveras
y las raíces cuadradas esperan taciturnas
la contestación del «Radar» que las disuelva en sequoias.
Copien Vds.: Si la voz humana desaparece en fosfatos
¿adónde yacen los zapatos que agonizaron latitudes
por los hermosos costados de grávidas transeúntes
hacia el siglo treinta (d. C.)?
Y Mr. Brown entre clase de Geología y de Botánica
acariciando el pelo rubio del hermoso
tataranieto de su ex alumna favorita
explica: Amigos míos ¿no es todo esto divertido
como un lamento maravilloso pereciendo?
Han huido tantos meridianos
como primaveras existen en los calcetines
del joven profesor contemplando en silencio
el desgajarse lento de los roñosos
pálidos atardeceres en los patios.
Primita hermana forastera
invita desconocido a saborear
epidermis de caballo
en el «cine» más céntrico.
Dicen que en el corazón de los muertos
crecen ardientes bosques de laberintos
pero sin embargo las estilográficas no responden
al alarido que clama en los bolsillos

Página 52
sentimiento de océano inundado de sangre azul.

¿Dónde se halla respuesta


quién dice solución de sarcófagos?
Sócrates y Napoleón volvieron la mirada
diciéndole a la bella alumna: Tu ojo vale más.
Ejemplo verbigracia:
«Somnus est imago mortis»
o acaso
«la vida es imagen del sueño»
declinen por igual. Oído a la caja:
¿Quién colocó lluvia de polvo sobre la hermosa efigie del otoño?
Abrasados cuadrúpedos en cabezas
descomponibles anatómicas
buscan el alma de poeta
que se contienen en las reglas de ortografía
pues también soñadores aldehidos
se mueren embriagados por la voz cálida
del sabio profesor fusilado
que cada media noche exacta
se acerca al hombre de las fórmulas
para cegarlas con su cloruro sódico apagado
bajo tantas lunas azotadas.

Y el sol calcina ya mil y mil leguas


las paredes ardientes del pluscuamperfecto oscuro
que por escaleras de caracol sexual adquieren.
Ejemplo verbigracia:
«yo hubiera o hubiese sido como tú…»
¿y la dulce ratita enamorada
por qué contiene una tierna persiana
bullendo en mi camisa desabrochada
los rincones de los laboratorios
ya irremediablemente resueltos en polvo
cuando en las aulas vacías las crisálidas
de estudiantes difuntos quizás
ansiando despojados volver a sus puestos de lista?
Encierra tu amor bien hondo
alma de clarión y de orín
porque no se enteren los emperadores aztecas

Página 53
y denunciándote a los metales óxidos
devoren tu seno de arcilla tierna.
No. Que no se enteren.

Mira
Cuando yo fui un soldado despedazado
los canes del viento se avergonzaban de mi esqueleto.
¡Ah, cómo ruge el río cómo ruge Dios mío
el río cuando mis entrañas están solas
con el ahogado de mi adentro!
¡A las seis en punto en tu casa Juanita Muñoz!
«Mamá dime: ¿Por qué es tan bonita María del Pilar?»
Tengo un cigarrillo para cada uno
pero esta tarde no vayamos
va a desbordarse el río y los triángulos de cristal
se incendiarán de labios en el paseo húmedo.
Y los moribundos ojos de las diagonales
quedan todos mirándose perplejos
atónitos indagando por los largos pasillos
el porqué de no salir el sol ya más.
Ejemplo verbigracia:

… c = v. t. de donde t = e/v; caso de inmovilidad


t = e/v; tendencia al infinito. ¿Eternidad?

Página 54
MENSAJE DE AMOR QUE VALDEMAR GRIS HA MANDADO
PARA FINALIZAR ESTE SUMIDO 25

E mi propia tristeza de ser hombre


arrancado en pedazos de sangre amarga
con juventud inútil
y amasado por la ausente sed
de desorbitadas muchedumbres
que en vano buscan la razón
de los búfalos agonizando
bajo los crepúsculos de uranio
de las grandes avenidas.
Yo
Valdemar Gris
habitante de este mundo
niño antiguo de 25 ríos secos de edad
os traigo mi humilde mensaje de primavera
y os digo con alegría de estrellas en mis ojos:
Todos los jóvenes del mundo somos hermanos
Somos todos hijos del sol y del misterio.
Una misma mujer humana
cantó sus dulces canciones nocturnas
creyendo ver al borde de nuestros tiernos vientres
un signo por encima de alfabetos y razas
que inundaría las tierras
de aquella claridad presentida
por poderosos genios conmovidos
y que aspira ser realizada
por encima de todo tumulto.
Porque yo os lo digo
de hombre a hombre
casi sollozando
con angustia mágica de inalámbrico:
Es ya hora
hermanos míos en la vida y en la muerte
Página 55
hermanos míos en la vida y en la muerte
que sobre las estériles disputas
tribales de los ancianos
se alce el martirio puro
de los costados desnudos
de los jóvenes soñadores del mundo.
Yo os digo
que estéis despiertos amigos míos
mis hermanos juveniles de destino
soñando sí pero despiertos
pues podemos ver caer
la ceniza de corazones podridos
lloviendo sobre las grandes ciudades
destruidas huérfanas de un entero designio.
Hemos de estar alerta
pues en un descuido
las ballenas crecerán sobre las torres derruidas
y el hombre devorándose
en sus clases miserables
terminará comiéndose
las patas como un lobo suicida.
Olvidemos pues amigos míos
hermanos míos del mundo olvidemos
las vanas disputas de los viejos.
¡Que se llenen los libros con razones inútiles de muertos
que nosotros sólo queremos ver triunfar
la gloria y la nada de la vida
por todos los puntos del viento planetario!
Queremos que nuestro destino de hombres
tenga un camino con soles y riberas
y maravillosas ciudades de cristal
y muchachas morenas
cantando por las playas
y desesperados pensadores
intentando enhebrar raíces con estrellas
e ingenieros poetas que canten
las melancolías atroces del cemento
que devora el corazón de las rosas
y seremos atletas
con armonías de agua

Página 56
y ardientes corazones de santos
descubriendo senderos
en su pasión total.
Pero hemos de estar unidos
amigos míos hermanos míos del mundo
y ha de ser nuestro lazo abrasado
un humano destino secreto
de consciencia amorosa de la Tierra.

tan sólo con amor


tan sólo con amor varonil
puro en sí mismo
sin objeto
enamorados del amor
amantes del vasto mundo
sin presencia en su misterio
que nos reclama inexorable palpitante
en cada pulso de todo joven soñador.
Y hemos de estar allí
reclamando cada uno y para todos
una activa participación
en la heterogénea sinfonía de este nuestro Mundo.
Os lo digo yo
Valdemar Gris
sediento caminante de luz
exhausto de túneles adolescentes
por donde las espigas estrangulan su raíz hacia arriba;
Todos los jóvenes del mundo
somos hermanos de destino
y os lo digo
con voz quebrada
de antiguos llantos sin consuelo
con alegría renovada
de futuras estrellas en mis ojos.

Página 57
NOTA EPILOGAL PARA DESPUÉS DE LEER ESTE
«SUMIDO-25»

Por estas mismas fechas, hace ahora cuarenta años justos, en la primavera
de 1948, la imprenta «Heraldo de Aragón» entintaba los versos que iban a ver
la luz del que fuera primer libro publicado por Miguel Labordeta.
Justo ahora, igualmente en la primavera de 1988, la Institución Fernando
el Católico publica aquel libro, realizando un propósito iniciado en el segundo
semestre de 1985.
Convendría anotar, aquí y ahora, algunas reflexiones acerca de la ya
lejana primera edición.
Así, quien haya seguido atentamente la producción literaria labordetiana
conocerá que cuando apareció la edición de su Obra completa surgieron
algunas variantes respecto de aquella primera que el propio autor supervisó.
Quizás en la edición, hasta ahora definitiva, editada en Barcelona en «Los
libros de la Frontera», con aportación económica y apoyo del Ayuntamiento
de Zaragoza, faltaron anotaciones oportunas a pie de página en las que se
indicasen con mayor claridad las variantes existentes con la edición de 1948.
En esta edición de la Obra completa de 1983 aparecen los textos que fueron
mutilados por la acción de la censura franquista, textos que el propio autor
decidió suprimir ante las indicaciones que se le hicieron desde la Dirección
General de Propaganda. De lo contrario, sin ninguna duda, el libro que
conocimos hasta 1983 nunca hubiera visto la luz.
Que Miguel Labordeta tenía interés en que sus versos se publicasen puede
incluso quedar justificado por la diligencia con que responde a la citación que
el censor de turno, el entonces delegado provincial del Ministerio de
Educación Nacional en la provincia de Zaragoza, Félix Ayala, puesto que el
23 de junio de 1948 es firmada la notificación en la que se le indican los
distintos versos de los poemas censurados, y es el mismo día siguiente, 24 de
junio, cuando nuestro poeta firma la instancia para que le sea autorizada la
publicación aceptando la mutilación a que habían sido sometidos. Así,

Página 58
definitivamente, el director general de Propaganda firma la autorización con
fecha 10 de julio de 1948.
De este modo andaban las cosas en aquella primavera de 1948. En esta de
1988, cuarenta años después, casi con una precisión matemática, quien ahora
leyere estas mis líneas habrá conocido ya la totalidad del poemario que ideó
Miguel Labordeta.
Cuando Ildefonso-Manuel Gil, director de la Institución Fernando el
Católico, me señaló la posibilidad de volver a imprimir Sumido-25, le sugerí
la idea, que aceptó inmediatamente, de ofrecer el texto tal como lo concibió
su autor.
Se conservan, como he señalado en otros lugares, varios documentos que
hacen que seamos fieles a la primera voluntad de Miguel Labordeta. Asi,
existe en su archivo el manuscrito de la totalidad del poemario con todas sus
variantes hasta llegar a la definitiva, como tuve ocasión de explicar en mi
propia tesis doctoral; se conserva, también, la copia mecanografiada que
nuestro autor presentó a la censura para poder ser editada y que es la que nos
ha servido como documento inapreciable para saber cuánto la censura
suprimió; disponemos igualmente de las galeradas de las pruebas de imprenta
que coinciden con la edición de 1948.
Con todos estos datos podemos imprimir ahora la edición definitiva que
coincide con la de 1983. Así pues, se señalan en negrita dichas variantes
indicadas en la Obra completa en cursiva, a excepción del poema «Ocho de la
tarde en Madrid», que en aquella edición no figuraba en cursiva sino con una
indicación a pie de página que lo señalaba como inédito hasta entonces.
En esa misma edición ya señalé qué aspectos son los que perseguía la
censura en aquel entonces y ahorraré al lector repetírselos. Sólo indicaré que,
sustancialmente, no cambian el valor de los poemas, aspecto que nos
confirma uno de los logros aportados por la estética labordetiana, tan
innovadora para aquella época.
Esta estética no residiría tan sólo en los contenidos de los poemas, sino en
la expresión de los mismos, como ha demostrado Fernando Romo en su
reciente trabajo doctoral, aunque —todo hay que decirlo— no creo que los
censores se dejaran llevar por la estética, sino por su falta de agudeza y por su
servidumbre a las consignas de la época.
Suprimir expresiones como «perritas embarazadas», «sexos yacentes» o
«mujeres velludas que dan a luz de improviso» no produce hoy y entonces
más que sonrojo a los bien pensantes.

Página 59
Sirvan, pues, a quien leyere estas líneas para confirmarle la primera
intención de este Miguel Labordeta Valdemar Gris Sumido 25 —que todo es
uno y lo mismo—, recuperado hoy con esa magnífica interpretación pictórica
del cuadro de Magritte llevada a cabo por el entonces compañero de estudios
y amigo, Antonio Mingote.
Una vez más, Valdemar Gris te ofrece un mensaje de amor labordetiano
para finalizar sus veinticinco años sumidos cuarenta después, con la misma
primavera.

CLEMENTE ALONSO CRESPO

Página 60
MIGUEL LABORDETA SUBÍAS (Zaragoza, 1921-1969), estudió historia en
la Universidad de Zaragoza. Es autor de varios libros de poesía: Sumido 25
(1948); Violento idílico (1949); Transeúnte central (1950); y Epilírica (1961).
Preparó dos antologías de su propia obra: Memorándum (1960) y Punto y
aparte (1967); así como un drama simbolista: Oficina de horizonte (1955).
Estos tres títulos ocupan una zona intermedia en su obra. Muere
prematuramente pocos días antes de poder ver la edición de su último libro:
Los soliloquios (1969) y deja un inmenso volumen de inéditos, transcritos por
Clemente Alonso Crespo en su tesis doctoral y publicados en Obra completa,
tres vols., 1983. Rosendo Tello y el citado Clemente Alonso Crespo han
rescatado otros títulos: Autopía (1972); y Los nueve en punto (1981) y Abisal
cáncer (1994), respectivamente. Pedro Vergés reunió los poemas sueltos
publicados en revistas en La escasa merienda de los tigres y otros poemas
(1975). Miguel Labordeta, que parte de la difícil vanguardia de posguerra,
emprende una aventura poética muy personal que lo confirma como una de
las voces más intensas, originales e interesantes de nuestra poesía
contemporánea, una de las que han conseguido resistir la marea de las modas
y cambios de gusto.

Página 61
Notas

Página 62
[*]
Portada de la primera edición de Sumido-25, realizada por Ángel Antonio
Mingote, sobre un motivo de Magritte. <<

Página 63
[*]Poema censurado. Inédito. (Nota que figura en la reimpresión de Sumido-
25, que forma parte del volumen I de Obra completa de Miguel Labordeta
(Colección El Bardo, Barcelona, 1983: «Edición especial para el Excmo,
Ayuntamiento de Zaragoza»). <<

Página 64
[*] Publicado siempre con el titulo «Amor de hombre». <<

Página 65

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