Sumido25 - Miguel Labordeta
Sumido25 - Miguel Labordeta
Sumido25 - Miguel Labordeta
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Miguel Labordeta
Sumido-25
ePub r1.0
Titivillus 23.01.2024
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Miguel Labordeta, 1948
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PRÓLOGO
J. A. LABORDETA
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ESPEJO
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DESNUDO ENTERO
EÑOR
heme aquí despoblado surgiendo entre los pájaros.
Ya ha sonado la hora en las quietas aguas de mi centro
mas yo permanezco abierto a la espesa influencia
de los antiguos soles que manaron los muertos.
Sí. Decidme: ¿para qué nacimos?
¿para qué se hicieron montañas en la luna
y el martirio innoble de los buzos?
La más vieja pregunta asesina mis dedos doloridos
de palpar en la sombría búsqueda de las parturientas.
El asco de la rata disfrazada en hálito blanquísimo
la copa de mis sienes resecas en desechos corceles
sorbiendo gota a gota amarga sangre negra
y hueca mariposa disecada
irrumpen en mi boca por alarido hondo
de abisales tristezas.
Sé que es un misterio el nacimiento del hombre
las anchas noches del estío
y el diálogo que tú y yo sostenemos
sobre la nada de los peatones.
Un misterio también la marcha del escarabajo
buscando sus mañanas de yeso
y el idilio tembloroso de abismo
de las galaxias enamoradas
con los peces sumidos en la lluvia.
¡Sabiduría inútil de flotantes columnas
sin mediodía entero…!
II
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Esta flor tan hermosa que vibra al viento
su dulce ritmo dormido
nació para morir
y alimentar así los labios desnudos del otoño.
Las gacelas se rinden temblorosas
al poderío ciego de sus machos
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ELEGÍA A MI PROPIA MUERTE
IGUEL se ha ido.
Es posible que ya nunca llegue.
Es posible que buscando trenes
que lo lleven a la otra orilla del mundo
se quede sin saberlo extático de ahogado.
Nadie le conoció.
Y apenas él sumía su garganta de toro
abriendo con navajas de afeitar cada mañana
el vientre enigmático de los espejos curvos
donde se reflejaban exactos el misterio de trueno
de sus ojos hambrientos verdaderos.
Si acaso preguntasen por él
decidles que nunca dijo que existiese.
Él que se golpeaba a menudo las pupilas
para encontrar el sentido
que levanta los surcos
hacia las sudorosas nucas del Hombre
sobre hermosas muertas
en salada presencia de potencia insaciable.
Nunca amó nada del todo
él que sin embargo había nacido para liberarse por amor tan sólo.
Por eso fue espeso asombro de centros vendavales
abrasado ante los brocales de luz de las medusas.
Demasiado pronto en su corazón nacieron
bosques de serpientes voraces
que intentaron sacar todo lo dulce
que en él residía luengos siglos de hambrientos penetrados.
Mas en esto triunfó
pues fueron en soledad sus últimas palabras:
«Hermanos inundad de amor
al mundo que sucumbe…
Cread las nuevas rutas con amor absurdo y sin objeto…
Salvaos de las ruinas con amor…
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Salvaos de las ruinas con amor…
Amor…
Amor viril tan sólo…»
Quizás se fue tan pronto
por miedo a odiarlo todo
con salvaje cinismo
pues también en el fondo de sí
había calaveras que soñaban orgía desmedida
en incendios sin fin de las ciudades.
Y ahora ya borrado el débil rastro de su voz de macho
quisiera preguntarle en esta noche tan hermosa de estío
(en una de esas noches en que descuajado
temblaba ante el atónito mensaje
de las galaxias a los gusanos)
¿qué ha sido de su rayo
qué destino tronchado fulminaron
desnudos más allá de todo hombre
meditado de nada?
Quizás altivo no contestase apenas
pues por encima de las conversaciones
tan sólo esperaba ya
el armonioso amanecer de los corceles
sobre un mundo rotundo en plenitud
con hondura sangrienta de raíz
y elevación purísima de nube.
Miguel se ha ido.
Es posible que un día
dentro de millones de años
encontremos su pulpa de cuadrúpedo
en el tótem de una gota de lluvia
que ansíe dulcemente aniquilarse
en un rayo de astro fulminado.
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DESTINO
O sabéis amigos
no volveremos más.
La virtud de la lluvia
se aniquila en los soles
y el viento entre las flores
se sumerge en la sangre de los toros.
Sólo los viejos vagabundos al morir
pueden saber quizás
el secreto de la hora derramada
y el porqué de la mujer húmeda en estío.
Pero nosotros no. No podemos volver.
Es imposible calavera mariposa
el tiempo entre la niebla seducido.
Somos nosotros mismos
el ritmo pereciente
y nuestro gesto
la invisible caracola de la muerte
primavera pura aniquilada
en incesantes mundos destruidos.
Nada más. Tan sólo eso.
Un levantar baldío de los brazos
para recoger el mar que se nos huye
pictórico de ahogados y de olvidos.
Un lamento también
y un querer crear agujeros
en el agua mansa de los recién nacidos.
Mientras os alejáis
cantando juventudes
yo permanezco aquí
mudo y atónito
como un muerto inmortal
soñando vida inmensa
y una antigua e inconcebible libertad.
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y una antigua e inconcebible libertad.
No volveremos más.
Es cierto amigos.
Atardece.
La estatua el árbol la hormiga
y esta pena mía tan hermosa
se confunden en la mente ignorada de las manos.
35 segundos han pasado en mi reloj de pulsera.
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PUESTO QUE EL JOVEN AZUL DE LA MONTAÑA HA
MUERTO
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8 DE LA TARDE EN MADRID[*]
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La luna se va borrando
casi ceñida por los espectros duros
de restos con humo
en horas pálidas recién fallecidas
aún desorbitadas
en la inmensidad celeste
sin floridas púas
ni guías telefónicas.
Se hace persistente una aguda quemazón
de asesinar hermosos talles de acacias
entre los lamentos de viejos galos en celo
dominados por el ardor
de feas mujeres insatisfechas
que recorren las oscuridades del cinema
buscando palpitantes
los cálidos muslos de jovencitos.
Podría ser que nada hubiera existido
mas mi corazón ha dejado de arder
y vuelvo a oír al pobre Mr Brown
preguntar aburrido la lección de Metapsíquica
a las aves que acaban de morir
bajo tanta fatiga.
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ASESINADOS JÓVENES
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en la faz con presagios de las charcas podridas.
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CONSUNCIÓN DE LA VÍSPERA
Tiernos catedráticos
arañan las paredes derruidas
de los viejos palacios bombardeados
y las muchedumbres verdes,
examinando con detención
el excremento pálido de sus tórax
se lanzan locamente
hacia los laberintos fogosos
de las llameantes carteleras del «cine».
El hombre gris
se aburre en su jardín
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las jovencitas pálidas
que sufrirán de apendicitis
sueñan con los monos bíceps
de románticos boxeadores.
Me he quedado tranquilo.
Supongo certezas de muerte
en las claras vaguedades de las estatuas
en el himno de los adoquines
en el gesto ambiguo de los ferroviarios
y en los ventanales perdidos de olvidos nubes paloma.
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MATINAL
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arrastran por los asfaltos fosforescentes
las miradas confusas de los homosexuales.
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AGONÍA DEL EXISTENTE JULIÁN MARTÍNEZ
ULIÁN Martínez.
Existente de tercera.
En la hora indecisa
en que los mares inician su retirada
hacia los puentes de las ciudades
se moría por vez primera y quizás definitiva.
Las espesas aguas de los fetos
cubrían las habitaciones
donde soñó su primer amor de tortuga
dejando navegar sobre los viejos dorsos del semen
un hombre
el otro Julián Martínez
a la deriva de su sombra.
Su nombre convirtióse en legaña
y la madre en un monolito bajo el sol
cuando este ser pálido
oculta ya en sus crímenes de sopa
en un pozo de noches abrigado
se asomaba hacia abajo
surcando las edades de la piel
con su ojo podrido
en busca del viejo astral
que con su varita mágica
hacía crecer en su vientre
asesinados helechos de sangre.
Se han alejado hundidas cabezas
de mujeres y de cabellos amados.
Los días son ya eso.
No existe su interior
sino un vacío que retumba
entre esquemas de hierba.
¡Dioses solares
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Sagrados mitos de la Vida!
¿Qué vais a hacer de este signo
de este existente Julián Martínez
que se funde en la humareda inerte
sin limitaciones ya
a hundidas simas retornando
desafiando llantos sin respuesta
penetrando hasta los tuétanos de la nada?
¿Con qué mugidos deshechos de toro
vais a cubrir este vuestro fracaso
de soledad impura…?
Ya es un árbol. Ya es apenas un árbol
donde le nacen pájaros asombrados
comiéndose a sí mismos
el tiempo de sus ojos.
Se apaga en su garganta
los rumores más viejos de las razas
y ya despoblado purísimo
sin dolor ni goce
casi como un suave dios recién nacido
va preguntando a sus infancias
dónde encontrar su apellido perdido.
Pero los secretarios del Infierno
son impasibles con las piedras
y las dulces claridades del Océano
se van sumiendo en cánticos sollozos
por todo lo que se va…
y él pregunta por las oficinas
donde Dios expende los partos oficiales
pero ya los mares han alcanzado
en su retirada
las primeras estrellas
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en las cuencas vacías de los lagos ratones
… Y al fondo se cierran las grandes puertas
donde el viejo astral
sonríe con amor indiferente.
Os lo anuncio con sentimiento:
Julián Martínez,
existente de tercera,
acaba de fallecer.
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ACAECER
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en los descansos violetas del cinema
mira de soslayo
los ocultos nidos sexuales de las ratas
esperando escuchar
un lejano timbre
que nos llame a misión.
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SOLEDAD CON ALGO DE LAMENTO
IENTRAS yo pensaba en ti
toda la tarde
tan lejos de mí
bailabas el «hot» con libertinos muchachos.
Mientras yo soñaba
ser un dios de panteras
cabalgando sobre las mañanas
a fin de colocar
hermosos ramos de muchachas
allí
donde en otro tiempo
se instalaron los «metros»
sepultos ya
por la revolución de los besos
mis queridos amigos
los mejores
conspiraban contra mí
para arruinarme
con sonrisas vengadas.
Mientras afincaba mis vigilancias
sobre los cielos que crecen monstruosos
de los muertos sepultos
en la brisa de las tifoideas
mis buenos padres
ya casi desmayados
rogaban a Dios
por aquel pobre hijo inútil
viejo de estos 25 estíos.
Mientras planeaba hermosas paranoias
de abiertos ojos amorosos
con jardines aviación y todo lo demás
la patrona
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vestida de bruja calavera
recorría los malolientes pasillos de la pensión
en su escoba de alambre
golpeando ferozmente las puertas
a fin de saldar los viejos recibos del sol.
Señor
dame la muerte juvenil que corresponde
a los que soñaron demasiado contigo.
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ANTEPASADOS HUÉSPEDES
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sobre mi corazón resbaláis hondamente
como los ciervos moribundos al caer en la nieve.
Millones de días como este
sin sentido reposan en ceniza
y mis sueños sonríen quedamente
deslizados por vuestros ríos secos.
Los pinceles del sol han esponjado tierra
y de vuestra savia una sabiduría extraña
en sumo ha cimentado
para nuevas mañanas con cuello de muchacha
y flores de gacela.
Habéis conducido a mí…
mas yo soy el que canta
yo solo… sí… yo solo…
que contengo un otoño bajo mis suelas rotas
de vagabundo dios de las bodegas.
Han desaparecido las nubes
y diviso las primeras estrellas
de los rojos equinoccios de marzo.
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HOMBRE SIN TESIS
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CONCIERTO 1980
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ventanas de los comedores.
Y los muertos callan.
¡Sí Dios mío…! ¡Callan…!
Callan pues quizás conocen totalmente
el definitivo cauce que lograrán las colinas
cuando el sol se sume
en la dulzura del olvido.
Las estrellas
sin nombre pues
ya no solicitan respuesta, confidencia
y allí donde se habló de amor
las lagunas crecen inútilmente
en mohosos hongos de sollozo.
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GRATITUD
¡DIOSES Solares!
¡Espíritus fluviales de la sangre!
Por la vida misma
por los dones no concedidos
por mi misma muerte que sobre mi corazón
ha de tener un hueco sin respuesta.
¡Gracias!
Por mi fracasada sombra
por mis estíos y mis otoños
mis labios mis turbulencias
mis éxtasis mi solitaria frente sin orillas
mis visiones cósmicas
por mis terribles presentimientos de la humana derrota
y los maravillosos goces de una misteriosa aurora
sobre el sueño de la tierra.
Por mi destino tendido en la tiniebla
la angustia de mi tiempo y la mentira
de las estrellas sobre mi cabeza
girando en sumida impotencia.
Por cada latido de mi entraña hacia la luz
por cada humilde poro de mi ser
desarrollándose en germinal crecimiento
desde su sombrío caos incompresible
hasta la ruta solar de la eternidad.
Por las tempestades de un infinito mar
de rebeldía que sobre mi pecho se vuelca
por lo incumplido
por lo mezquino de mi existencia
por la expresión silenciosa
de una amorosa consciencia total
que en la palma de mi mano se alberga.
Por todo esto
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por mi pasión de armonía
por todo aquello que no puedo decir
pues se me quiebra en los labios
de esta época miserable
preñada de grandiosos terribles augurios.
¡Dioses Solares!
¡Espíritus fluviales de la sangre!
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
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UNIDAD
N el fondo
de mí mismo
veo el tú desafiante
mi enemigo
mi contrincante
en hallazgos de sueños.
En el fondo de Ti
veo el Mí mismo perplejo
emigrando por tus ojos
indagando el porqué de su viaje
entornando los dulces recuerdos
para mirar lejísimo.
Tú y Yo en lo ancho del espejo
se encuentran y sorprenden
revelando una nube
o acaso un sonido quieto
el círculo se torna en humo
y aquel antiguo preguntar de combates
se nos antoja vacua ausencia
sin sentido ni valencia.
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AMOR MUNDANO[*]
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ESPERANZA
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LUZ SUMERGIDA
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A LA HORA CERO
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ya tan sólo sin amor
anatomía sedienta de cumbre despojada.
Muchedumbres de ojos ciegos abiertos
vuelven exhaustos ya
de crímenes en la pantalla
a los viejos gramófonos rojizos
con el fin de dormir el sueño con agujas
de los hijos fusilados.
¡100 primaveras han transcurrido 100!
desde que en el fondo de los callejones
han sonado los últimos ecos de las madrugadas
que pesadamente se derrumban
sobre los nervios abiertos
de las tuertas vendedoras
de periódicos matinales
que cubren los adoquines de gas
bajo los que se esconden
solitarias pistolas pensativas.
En su jaula de hierro
el viejo presidiario
cumple su exacta 31 masturbación mensual
y tripa arriba contempla extenuado las estrellas.
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FINITO
Sueño y canto
se fundieron en el alba abrasada
de los madres cuando quieren nacer
y el recién llegado hablaba así a sus amigos:
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abiertos sollozos más brisas altas
que años-luz en enjambres de billones
de galaxias sobre los lagos silenciosos
del Secreto Ojo Sumido.
¿Quién salvará al Hombre de su Nada?
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AULA N.º 6
JEMPLO verbigracia;
«En un Universo esférico y finito
tetradimensional absurdo
enjambre de estrellas se agrupan
en velocidades-islas de luz».
Suicida mental
requiere vientres de ríos degollados
y coronas de silencio
con ojos de desmayado tintero.
Ejemplo verbigracia;
«Yo te amo Laura
pues eres una bonita muchacha de ojos etc., etc.»
o también
«el valiente marino
se despedía para siempre
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agitando en su peritonitis
la bandera de las sonrisas»
Clasificación de Oraciones,
y Mr. Brown entre clase de Geología y de Botánica
acariciando el pelo rubio
del hermoso hijito de su ex alumna favorita
explica: Amigos míos ¿No es todo divertido
como un lamento maravilloso pereciendo?
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¡Y cómo piden a gritos desolados los gusanos
la apasionada explicación de la Analítica
para demostración exacta de las nubes relojes
donde se esconde Dios Hacia el corazón de un ciervo blanco!
Yo no sabría deciros
pero conjugadme los futuros de la mariposa
bajo gotas quietas de tristeza
a entrenamientos perdidos deslizándose
en las pantallas de los cines cuando los lagos
sollozan por los atlas manoseados
y los canguros repiten: Australia, Servidor de Vd.
Ejemplo verbigracia:
«I love you»
No. No hagáis caso.
Las risas mecen primaveras
y las raíces cuadradas esperan taciturnas
la contestación del «Radar» que las disuelva en sequoias.
Copien Vds.: Si la voz humana desaparece en fosfatos
¿adónde yacen los zapatos que agonizaron latitudes
por los hermosos costados de grávidas transeúntes
hacia el siglo treinta (d. C.)?
Y Mr. Brown entre clase de Geología y de Botánica
acariciando el pelo rubio del hermoso
tataranieto de su ex alumna favorita
explica: Amigos míos ¿no es todo esto divertido
como un lamento maravilloso pereciendo?
Han huido tantos meridianos
como primaveras existen en los calcetines
del joven profesor contemplando en silencio
el desgajarse lento de los roñosos
pálidos atardeceres en los patios.
Primita hermana forastera
invita desconocido a saborear
epidermis de caballo
en el «cine» más céntrico.
Dicen que en el corazón de los muertos
crecen ardientes bosques de laberintos
pero sin embargo las estilográficas no responden
al alarido que clama en los bolsillos
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sentimiento de océano inundado de sangre azul.
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y denunciándote a los metales óxidos
devoren tu seno de arcilla tierna.
No. Que no se enteren.
Mira
Cuando yo fui un soldado despedazado
los canes del viento se avergonzaban de mi esqueleto.
¡Ah, cómo ruge el río cómo ruge Dios mío
el río cuando mis entrañas están solas
con el ahogado de mi adentro!
¡A las seis en punto en tu casa Juanita Muñoz!
«Mamá dime: ¿Por qué es tan bonita María del Pilar?»
Tengo un cigarrillo para cada uno
pero esta tarde no vayamos
va a desbordarse el río y los triángulos de cristal
se incendiarán de labios en el paseo húmedo.
Y los moribundos ojos de las diagonales
quedan todos mirándose perplejos
atónitos indagando por los largos pasillos
el porqué de no salir el sol ya más.
Ejemplo verbigracia:
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MENSAJE DE AMOR QUE VALDEMAR GRIS HA MANDADO
PARA FINALIZAR ESTE SUMIDO 25
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y ardientes corazones de santos
descubriendo senderos
en su pasión total.
Pero hemos de estar unidos
amigos míos hermanos míos del mundo
y ha de ser nuestro lazo abrasado
un humano destino secreto
de consciencia amorosa de la Tierra.
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NOTA EPILOGAL PARA DESPUÉS DE LEER ESTE
«SUMIDO-25»
Por estas mismas fechas, hace ahora cuarenta años justos, en la primavera
de 1948, la imprenta «Heraldo de Aragón» entintaba los versos que iban a ver
la luz del que fuera primer libro publicado por Miguel Labordeta.
Justo ahora, igualmente en la primavera de 1988, la Institución Fernando
el Católico publica aquel libro, realizando un propósito iniciado en el segundo
semestre de 1985.
Convendría anotar, aquí y ahora, algunas reflexiones acerca de la ya
lejana primera edición.
Así, quien haya seguido atentamente la producción literaria labordetiana
conocerá que cuando apareció la edición de su Obra completa surgieron
algunas variantes respecto de aquella primera que el propio autor supervisó.
Quizás en la edición, hasta ahora definitiva, editada en Barcelona en «Los
libros de la Frontera», con aportación económica y apoyo del Ayuntamiento
de Zaragoza, faltaron anotaciones oportunas a pie de página en las que se
indicasen con mayor claridad las variantes existentes con la edición de 1948.
En esta edición de la Obra completa de 1983 aparecen los textos que fueron
mutilados por la acción de la censura franquista, textos que el propio autor
decidió suprimir ante las indicaciones que se le hicieron desde la Dirección
General de Propaganda. De lo contrario, sin ninguna duda, el libro que
conocimos hasta 1983 nunca hubiera visto la luz.
Que Miguel Labordeta tenía interés en que sus versos se publicasen puede
incluso quedar justificado por la diligencia con que responde a la citación que
el censor de turno, el entonces delegado provincial del Ministerio de
Educación Nacional en la provincia de Zaragoza, Félix Ayala, puesto que el
23 de junio de 1948 es firmada la notificación en la que se le indican los
distintos versos de los poemas censurados, y es el mismo día siguiente, 24 de
junio, cuando nuestro poeta firma la instancia para que le sea autorizada la
publicación aceptando la mutilación a que habían sido sometidos. Así,
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definitivamente, el director general de Propaganda firma la autorización con
fecha 10 de julio de 1948.
De este modo andaban las cosas en aquella primavera de 1948. En esta de
1988, cuarenta años después, casi con una precisión matemática, quien ahora
leyere estas mis líneas habrá conocido ya la totalidad del poemario que ideó
Miguel Labordeta.
Cuando Ildefonso-Manuel Gil, director de la Institución Fernando el
Católico, me señaló la posibilidad de volver a imprimir Sumido-25, le sugerí
la idea, que aceptó inmediatamente, de ofrecer el texto tal como lo concibió
su autor.
Se conservan, como he señalado en otros lugares, varios documentos que
hacen que seamos fieles a la primera voluntad de Miguel Labordeta. Asi,
existe en su archivo el manuscrito de la totalidad del poemario con todas sus
variantes hasta llegar a la definitiva, como tuve ocasión de explicar en mi
propia tesis doctoral; se conserva, también, la copia mecanografiada que
nuestro autor presentó a la censura para poder ser editada y que es la que nos
ha servido como documento inapreciable para saber cuánto la censura
suprimió; disponemos igualmente de las galeradas de las pruebas de imprenta
que coinciden con la edición de 1948.
Con todos estos datos podemos imprimir ahora la edición definitiva que
coincide con la de 1983. Así pues, se señalan en negrita dichas variantes
indicadas en la Obra completa en cursiva, a excepción del poema «Ocho de la
tarde en Madrid», que en aquella edición no figuraba en cursiva sino con una
indicación a pie de página que lo señalaba como inédito hasta entonces.
En esa misma edición ya señalé qué aspectos son los que perseguía la
censura en aquel entonces y ahorraré al lector repetírselos. Sólo indicaré que,
sustancialmente, no cambian el valor de los poemas, aspecto que nos
confirma uno de los logros aportados por la estética labordetiana, tan
innovadora para aquella época.
Esta estética no residiría tan sólo en los contenidos de los poemas, sino en
la expresión de los mismos, como ha demostrado Fernando Romo en su
reciente trabajo doctoral, aunque —todo hay que decirlo— no creo que los
censores se dejaran llevar por la estética, sino por su falta de agudeza y por su
servidumbre a las consignas de la época.
Suprimir expresiones como «perritas embarazadas», «sexos yacentes» o
«mujeres velludas que dan a luz de improviso» no produce hoy y entonces
más que sonrojo a los bien pensantes.
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Sirvan, pues, a quien leyere estas líneas para confirmarle la primera
intención de este Miguel Labordeta Valdemar Gris Sumido 25 —que todo es
uno y lo mismo—, recuperado hoy con esa magnífica interpretación pictórica
del cuadro de Magritte llevada a cabo por el entonces compañero de estudios
y amigo, Antonio Mingote.
Una vez más, Valdemar Gris te ofrece un mensaje de amor labordetiano
para finalizar sus veinticinco años sumidos cuarenta después, con la misma
primavera.
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MIGUEL LABORDETA SUBÍAS (Zaragoza, 1921-1969), estudió historia en
la Universidad de Zaragoza. Es autor de varios libros de poesía: Sumido 25
(1948); Violento idílico (1949); Transeúnte central (1950); y Epilírica (1961).
Preparó dos antologías de su propia obra: Memorándum (1960) y Punto y
aparte (1967); así como un drama simbolista: Oficina de horizonte (1955).
Estos tres títulos ocupan una zona intermedia en su obra. Muere
prematuramente pocos días antes de poder ver la edición de su último libro:
Los soliloquios (1969) y deja un inmenso volumen de inéditos, transcritos por
Clemente Alonso Crespo en su tesis doctoral y publicados en Obra completa,
tres vols., 1983. Rosendo Tello y el citado Clemente Alonso Crespo han
rescatado otros títulos: Autopía (1972); y Los nueve en punto (1981) y Abisal
cáncer (1994), respectivamente. Pedro Vergés reunió los poemas sueltos
publicados en revistas en La escasa merienda de los tigres y otros poemas
(1975). Miguel Labordeta, que parte de la difícil vanguardia de posguerra,
emprende una aventura poética muy personal que lo confirma como una de
las voces más intensas, originales e interesantes de nuestra poesía
contemporánea, una de las que han conseguido resistir la marea de las modas
y cambios de gusto.
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Notas
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[*]
Portada de la primera edición de Sumido-25, realizada por Ángel Antonio
Mingote, sobre un motivo de Magritte. <<
Página 63
[*]Poema censurado. Inédito. (Nota que figura en la reimpresión de Sumido-
25, que forma parte del volumen I de Obra completa de Miguel Labordeta
(Colección El Bardo, Barcelona, 1983: «Edición especial para el Excmo,
Ayuntamiento de Zaragoza»). <<
Página 64
[*] Publicado siempre con el titulo «Amor de hombre». <<
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