Olvido de Ls Misericordias

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Tema: Olvido de las misericordias de Dios

Texto: Efesios 4:32; 1 “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Tes
5:18 “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús.”

Idea central: La misericordia abundante y continua de Dios en nuestras vidas, nos debe
llevar a estar agradecidos con grande gozo y continuamente y esparcir esa misma
misericordia a otras personas.

Introducción: Todos lo hacemos, de hecho todos los días. No estamos conscientes de vivir
así, pero, sí tiene un impacto sobre la forma en que nos consideramos a nosotros mismos y
también sobre ¿cómo? respondemos a otros, pero sobre todo, en la forma en que
consideramos a Dios en nuestro diario vivir. Es una de las razones por las que hay tantos
problemas en la iglesia de Cristo y en cualquier sociedad o pueblo a la que pertenecemos.
¿Qué es esto que causa tanto daño y que todos tendemos a hacer? El olvido de las
misericordias de Dios. Si hermanos y amigos, “El olvido de las misericordias de Dios.”
¿Cómo será esto posible? ¿Qué tan bajo hemos caído como humanidad al llegar hasta éste
extremo malvado?

Tristemente, en nuestras agendas tan apretadas y muchas veces egocéntricas, es decir,


centrados en nosotros mismos, nos es fácil olvidar lo mucho que hemos sido bendecidos
por la misericordia de Dios. Precisamente es aquí donde está el verdadero problema. Saben,
en casi la mayoría de nuestras actividades agendadas está lleno de nosotros mismos y
centrados en nosotros mismos. En nuestra satisfacción, comodidad, placer terrenal y carnal
y muy materialista, como si de esto se trata la vida. Y lo peor del asunto es que estamos
ciegos a éste tipo de vida. Para que no nos quede ninguna duda, reflexiona en los siguientes
ejemplos: ¿por qué no vinieron al culto ayer en la tarde o en otras ocasiones? ¿Acaso
pensaste que ya es demasiado tu agradecimiento al Señor y que por tanto, te diste un poco
de descanso? Sea cual sea tu respuesta es pura excusa. A menos, que haya sido por
enfermedad o por servir al Señor, ayudando a tu prójimo necesitado o adolorido. Fuera de
esto, es puro pretexto y solo fue por ti y para ti.

Otro ejemplo, en el manejo de los recursos financieros. Por cada ingreso que tengas en la
vida, ya sea como resultado de tu trabajo o de algún apoyo o programa del gobierno ¿cómo
administras tal dinero o especie? Dos cosas podemos hacer: podemos apartar la parte que le
corresponde a Dios y apartar otra parte para apoyar a necesitados o decidimos quedárnoslo
íntegramente nada más para nosotros, que es la más común y claro la errónea. Hermanos y
amigos, no hay otra área de nuestras vidas que nos descubre si estamos centrados en
nosotros mismos, que el uso del dinero u otras especies.
No solemos tomar tiempo para sentarnos y meditar en lo que nuestras vidas serían si las
misericordias del Creador y Redentor no hubiera sido escrita en nuestras historias
personales. Es triste, pero todos olvidamos la misericordia de Dios con demasiada
frecuencia. Olvidar las misericordias de Dios es peligroso. Afecta la forma en que piensas
sobre ti mismo y sobre otros. Esto fue lo que le sucedió a nuestros primeros padres, Adán y
Eva estando en el huerto de Edén. Y le sucedió a muchos. A lo largo de la historia bíblica.

Cuando recuerdas la misericordia, también recuerdas que no hiciste nada merecer tal cosa.
Cuando recuerdas la misericordia, eres agradecido, humilde y sensible a las necesidades,
padecimientos y dolores de otras personas. Cuando recuerdas la misericordia, la queja se
convierte en gratitud y el deseo egoísta en adoración. Pero cuando olvidas la misericordia,
te dices a ti mismo que todo lo que tienes es por tu propia cuenta. Cuando olvidas la
misericordia, te acreditas aquello que solo la misericordia puede producir. Cuando olvidas
la misericordia, te consideras como justo y merecedor y vives una vida engreída y
demandante.

Cuando olvidas la misericordia y piensas que mereces todo, encontrarás que es muy fácil
no ser misericordioso con los demás. Tu orgullo causará que pienses que mereces lo que
tienes y que los demás también se lo tienen merecido. Tu corazón orgulloso no es sensible,
así que no es conmovido por el arrepentimiento por el arrepentimiento de otros. Olvidas
que tú también estás en necesidad, que ninguno es justo ante Dios. La gratitud por la
misericordia recibida es lo que motiva la misericordia extendida. Pablo dice: “Antes sed
benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo.”