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LA MUERTE DE LA ROSA

Murió de mal aroma.


Rosa idéntica, exacta.
Subsistió a su belleza,
Sucumbió a su fragancia.
No tuvo nombre: acaso
la llamarían Rosaura,
O Rosa-fina, o Rosa
del amor, o Rosalba;
o simplemente Rosa,
como la nombra el agua.
Más le hubiera valido
ser siempreviva, Dalia,
pensamiento con luna
como un ramo de acacia.

Pero ella será eterna:


fue rosa; y eso basta;

Dios la guarde en su reino


a la diestra del alba.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


(COLOMBIANO 1927-2014)
SÓLO LA MUERTE

Hay cementerios solos,


tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,


ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte


como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,


pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,


lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.

PABLO NERUDA
(CHILENO 1904-1973)
Muerte

¡Ay, de la Muerte no sé
de qué color va vestida
y no sé si lo sabré!

¿Mano en el hueso y guadaña,


curva guadaña huida,
en la punta de una caña?

¡Literatura sabida,
terrorismo medioeval
para chantajear la vida!

Yo entraré en la noche ciega,


como entra la bestia pura,
que cuando la muerte llega
va y en la espesa espesura
cuerpo en calma y alma entrega.

Variante:

¿Qué sabéis de la Muerte?


Nada.
Ni siquiera si existe.
Esta gran calumniada,
la gran triste,
la poderosa y fuerte,
es la gran ignorada.

Mas ya me veis: espero


mi momento postrero,
curioso, preparado,
pues quizá me sea dado
sentir que llega, armada,
y herido por su espada
gritar: ¡Te vi primero!

NICOLÁS GUILLÉN
(CUBANO 1902-1989)
REMORDIMIENTO POR CUALQUIER MUERTE

Libre de la memoria y de la esperanza,


ilimitado, abstracto, casi futuro,
el muerto no es un muerto: es la muerte.
Como el Dios de los místicos,
de Quien deben negarse todos los predicados,
el muerto ubicuamente ajeno
no es sino la perdición y ausencia del mundo.
Todo se lo robamos,
no le dejamos ni un color ni una sílaba:
aquí está el patio que ya no comparten sus ojos,
allí la acera donde acechó su esperanza.
Hasta lo que pensamos podría estarlo pensando él también;
[Aun lo que pensamos podría estar pensándolo él;
nos hemos repartido como ladrones
el caudal de las noches y de los días.

JORGE LUIS BORGES


(ARGENTINO 1899-1986)

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