El Ano Liturgico

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2.

El año litúrgico
2.1. Proceso histórico
2.2. Los tiempos litúrgicos
2.2.1. El Domingo
2.2.2. Tiempo de Adviento
2.2.3. Tiempo de Navidad
2.2.4. Tiempo Ordinario: primera parte.
2.2.5. Tiempo de Cuaresma
2.2.6. Semana Santa
2.2.7. Tiempo Pascual
2.2.8. Tiempo Ordinario: segunda parte
2.2.9. Ferias
2.3. Los cambios de fechas en algunas fiestas del año litúrgico

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«Se llama “Año Litúrgico” o “año cristiano” al tiempo que media entre las primeras
vísperas de Adviento y la hora nona de la última semana del Tiempo Ordinario, durante
el cual la Iglesia celebra el entero misterio de Cristo, desde su nacimiento hasta su
última y definitiva venida, llamada la Parusía. Por tanto, el año litúrgico es una realidad
salvífica, es decir, recorriéndolo con fe y amor, Dios sale a nuestro paso ofreciéndonos
la salvación a través de su Hijo Jesucristo, único Mediador entre Dios y los hombres»1.
En la carta apostólica del papa san Juan Pablo II con motivo del cuadragésimo
aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia, del 4 de diciembre de
2003, nos dice que el año litúrgico es «camino a través del cual la Iglesia hace memoria
del misterio pascual de Cristo y lo revive» (n. 3)2
El Año Litúrgico es, por lo tanto, la celebración - actualización del misterio de Cristo en
el Tiempo; es decir, la celebración y actualización de las etapas más importantes del
desarrollo del plan de salvación de Dios para el hombre.
El eje sobre el cual se mueve el Año Litúrgico es la Pascua. Por lo tanto, la principal
finalidad consiste en acompañar gradualmente al hombre hacia una conformación
auténtica de Cristo, muerto y resucitado.
El Año Litúrgico no puede ser un calendario de fechas que se recuerdan con cierta
solemnidad, sino un camino de fe; camino que se ha de recorren como en “espiral”,
creciendo en la fe cada año, con cada acontecimiento celebrado; creciendo en el amor a
Dios y a los hermanos; creciendo en seguir y parecerse cada vez más a Cristo hasta
llegar a configurarse con Él, – el hombre perfecto.
2.1. Proceso histórico
Cuando los Apóstoles comenzaron su predicación, lo hicieron en torno a la
Resurrección del Señor – la Pascua – este acontecimiento histórico y trascendente:
«Cristo, quien fue entregado por nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra
justificación» (Rom 4,25); era lo que los apóstoles anunciaban a la gente, junto con las
enseñanzas y vida de Jesús.
La Pascua para los cristianos es fiesta no de un día de la semana, sino de toda la vida.
Según datos históricos, la celebración de la “Cena del Señor”, que es la actualización
del Sacrificio de Cristo, era cotidiana para los primeros cristianos (Cf. Hch 2,42-46;
5,42), aunque también era semanal, que no coincide con el sábado de los judíos, sino

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https://es.catholic.net/op/articulos/13799/cat/719/que-es-el-ano-liturgico.html#modal [acceso: 09-03-
2023].
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con el primer día de la semana, día de la Resurrección del Señor (Cf. 1Cor 16,2; Hc
20,7).
Lo que antes se le denominó “Primer Día de la Semana”, luego se le llamó “Día del
Señor” o “Domingo” (Cf. Ap 1,10) En otros idiomas se le llama “Día del Sol”.
En un primer período de la historia de la Iglesia, la Pascua fue el centro vital de la
predicación, de la celebración y de la vida cristiana. No se olvide este dato importante:
el culto de la Iglesia nació de la Pascua y para celebrar la Pascua.
La primera Pascua anual se celebró en Jerusalén hacia el año 135. En Roma se inició
esta celebración solemne unos treinta años después.
En los primeros tiempos, pues, no se celebraban los misterios, sino el misterio de Cristo.
En los comienzos de la liturgia cristiana solamente se encuentra el domingo como fiesta
única y sin más denominaciones que la de “día del Señor”.
Casi al mismo tiempo, con toda probabilidad por influencias de las comunidades
cristianas procedentes del judaísmo, surgió cada año un gran domingo como celebración
anual de la Pascua y que se ampliaría al Triduo Pascual, con una prolongación de la
festividad durante cincuenta días (Pentecostés).
A continuación, después del siglo IV, la necesidad de contemplar y revivir cada uno de
los momentos de la Pasión hizo prevalecer un criterio de historicización que dio origen
a la Semana Santa.
La celebración del bautismo durante la noche de Pascua (ya a comienzos del siglo III),
la disciplina penitencial con su correlativa reconciliación de los penitentes en la mañana
del Jueves Santo (siglo V) hizo nacer también el período preparatorio de la Pascua,
inspirado en los cuarenta días bíblicos, es decir, la Cuaresma.
Anunciar y exaltar la Resurrección del Señor, llevó a los primeros cristianos a una
mejor comprensión del misterio de la salvación. Comprendieron que para llegar a la
Pascua, fue necesario toda una vida que tuvo un inicio en el tiempo. Por lo que se
comenzó a conmemorar en torno a la Pascua, la fiesta de la Navidad – el nacimiento de
Jesús.
El culto de los mártires es antiquísimo y va vinculado a la visión unitaria del misterio
pascual: se había considerado a quienes derramaron su sangre por Cristo como
enteramente semejantes a Él en el acto supremo de su testimonio ante el Padre en la
cruz.
El culto de los mártires es antiquísimo y va vinculado a la visión unitaria del misterio
pascual: se había considerado a quienes derramaron su sangre por Cristo como
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enteramente semejantes a Él en el acto supremo de su testimonio ante el Padre en la
cruz.
Después de esta breve síntesis, se debe concluir que el año litúrgico, históricamente, no
se formó sobre la base de un plan concebido orgánicamente, sino que se desarrolló y fue
creciendo a partir de unos criterios de vida de la Iglesia referida a la riqueza interna del
misterio de Cristo y a las múltiples situaciones históricas con sus consiguientes,
exigencias pastorales.
2.2. Los tiempos litúrgicos
2.2.1. El Domingo
El domingo pascual, núcleo del Año Litúrgico, quedó fijado por el Concilio de Nicea
reunido el año 325 que dispuso que la Pascua se celebrase el domingo posterior al
primer plenilunio del equinoccio de primavera, o dicho de otra manera, el domingo que
sigue a la primera luna llena que haya después del 22 de marzo.
Por este motivo, la Pascua de Resurrección es fiesta variable, ya que depende de la luna
y necesariamente deberá oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Una vez fijado el domingo pascual de cada año se establecen los demás tiempos
movibles y sus fiestas: el tiempo pascual (cincuenta días posteriores) y el tiempo
cuaresmal (cuarenta días atrás) además de las solemnidades que dependen de la fecha de
Pentecostés (Santísima Trinidad, Corpus Christi, Sagrado Corazón).
El Año Litúrgico puede decirse que se compone de tiempos “fuertes” (Adviento,
Navidad, Cuaresma y Pascua) en los cuales se celebra un misterio concreto de la
historia de la Salvación y otro tiempo llamado Tiempo Ordinario en el cual no se
celebra ningún aspecto concreto sino más bien el mismo misterio de Cristo en su
plenitud, especialmente en los domingos. Este Tiempo Ordinario transcurre partido y
dura treinta y tres o treinta y cuatro semanas.
2.2.2. Tiempo de Adviento
El año litúrgico comienza en las vísperas del primer domingo de Adviento, que es
siempre el domingo más cercano al día 30 de noviembre, festividad de San Andrés.
El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo. Es recordar a
Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final de los tiempos.
Es un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con Cristo y esperarlo con
alegría. Es preparar el camino hacia la Navidad.
Este tiempo litúrgico consta de las cuatro semanas que preceden al 25 de diciembre,
abarcando los cuatro domingos de Adviento.
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2.2.3. Tiempo de Navidad
Abarca desde el veinticinco de diciembre hasta el domingo posterior a la Epifanía, es
decir, al domingo del Bautismo del Señor, y nos recuerda que Dios vino a este mundo
para salvarnos.
La Epifanía se celebra cada 6 de enero y nos recuerda la manifestación pública de Dios
a todos los hombres.
2.2.4. Tiempo Ordinario: primera parte
Abarca desde el lunes posterior a la fiesta del Bautismo del Señor hasta el martes
anterior al Miércoles de Ceniza.
En el primer y segundo Tiempo Ordinario del Año litúrgico, no se celebra ningún
aspecto concreto del misterio de Cristo. En ambos tiempos se profundizan los distintos
momentos históricos de la vida de Cristo para adentrarnos en la historia de la Salvación.
2.2.5. Tiempo de Cuaresma
La Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua de Cristo, es un tiempo claramente
penitencial.
«Actualmente, el cómputo matemático hace de nuestra Cuaresma un período de
cuarenta y cuatro días, incluidos el miércoles de Ceniza y el Jueves Santo». Incluye
cuarenta días de penitencia, excluyendo los cinco domingos de Cuaresma y el de Ramos
(el domingo siempre es día festivo). En sentido estricto, la Cuaresma abarca desde el
miércoles de Ceniza hasta la misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo.
Es tiempo de preparación para la Pascua o Paso del Señor. Es un tiempo de oración,
penitencia y ayuno. Es tiempo para la conversión del corazón.
2.2.6. Semana Santa
Es la semana que abarca desde el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor hasta la
Vigilia Pascual del Sábado Santo. Incluye al Triduo Pascual, que comienza con la Misa
vespertina en la Cena del Señor, del Jueves Santo y se prolonga Viernes, Sábado Santo
y el Domingo de Resurreción.
Es un error muy extendido hoy día seguir llamando Domingo de Pasión al domingo
anterior al de Ramos (V de Cuaresma) cuando hoy día el domingo de Pasión es el
mismo Domingo de Ramos ya que se denomina Domingo de Ramos en la Pasión del
Señor.
El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la
Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de
nuestra resurrección.
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2.2.7. Tiempo Pascual
Abarca los cincuenta días posteriores a Pascua de Resurrección (cincuentena pascual),
incluyendo el domingo pascual, y se distinguen tres períodos:
1. Octava de Pascua: son los ocho días posteriores y deben considerarse como
un solo día festivo. Termina en las Vísperas del II Domingo de Pascua.
2. Tiempo Pascual hasta la Ascensión.
3. Tiempo Pascual después de la Ascensión.
El Domingo de Pentecostés, que se celebra a los cincuenta días de Pascua, es el colofón
del ciclo pascual, no debe pues considerarse como una nueva Pascua.
2.2.8. Tiempo Ordinario: segunda parte
Abarca desde el lunes posterior a Pentecostés hasta las Vísperas del primer domingo de
Adviento. El domingo anterior al primero de Adviento, último del Año litúrgico,
celebramos la solemnidad de Cristo Rey.
2.2.9. Ferias
Los días que no son domingos de cualquier tiempo se llaman ferias. Según la costumbre
latina, el lunes recibe el nombre de “feria segunda” y así sucesivamente hasta la feria
sexta (viernes). Recuérdese el nombre tan clásico y venerable de “feria V in Coena
Domini” al Jueves Santo y el de “feria VI in Passione Domini” al Viernes Santo.
El sábado tiene su nombre propio heredado de los judíos (Sabbat que significa
descanso).
El dies domínica, es el domingo, el día del Señor. Ese día fue el de la resurrección de
Cristo. Así nos lo cuentan los evangelistas (Mateo 28.1-7; Marcos 16. 1-8; Lucas 24.1-
12; Juan 20. 1-10). Es también ese día el elegido por Jesús Resucitado para aparecerse a
sus discípulos en el camino de Emaús y en el Cenáculo.
También al domingo se la ha llamado el “octavo día” por los Padres de la Iglesia,
haciendo referencia al tiempo nuevo que abre la resurrección y en otro sentido se le ha
llamado el “tercer día” si se mira desde la perspectiva de la Cruz.
De los simbolismos expuestos considerarlo como primer día de la semana será el más
importante.
2.3. Los cambios de fechas en algunas fiestas del año litúrgico
El Año litúrgico se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se ciñe estrictamente al año
calendario.
La Semana Santa, coincide con la fiesta de la “pascua judía” o Pesaj, la misma que se
realiza cuando hay luna llena. Se cree que la noche que el pueblo judío huyó de Egipto,
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había luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les
descubrieran los soldados del faraón.
La Iglesia fija su Año litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el mes de
marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos,
respetando la tradición judía de celebrar la pascua – el paso del pueblo escogido a través
del Mar Rojo hacia la tierra prometida – debía de haber sido una noche de luna llena.
Hecho que se repite cada Jueves Santo.
La Iglesia marca esa fecha como el centro del Año litúrgico y las demás fiestas que se
relacionan con esta fecha cambian de día de celebración una o dos semanas.
- Las fiestas que cambian año con año, son las siguientes:
Miércoles de Ceniza
Semana Santa
La Ascensión del Señor
Pentecostés
Fiesta de Cristo Rey
- Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por ejemplo:
Navidad
Epifanía
Candelaria
Fiesta de San Pedro y San Pablo
La Asunción de la Virgen
Fiesta de todos los santos

Conteste las siguientes preguntas:


1. ¿Qué es el año litúrgico?
2. ¿Cómo nació la Cuaresma?
3. ¿El año litúrgico se formó como un plan concebido orgánicamente?
4. ¿De qué tiempos se compone el año litúrgico?
5. ¿Qué es el Adviento y cuándo comienza?
6. ¿Cuándo comienza y cuándo termina el tiempo de Navidad?
7. ¿Cuándo comienza y cuándo termina el tiempo de Cuaresma?
8. ¿Qué se entiende por «ferias»?
9. ¿Enumere algunas fiestas del año litúrgico que no cambian de fecha y que no constan
en la guía de estudio?
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