SD 7
SD 7
Temas:
Pubertad. Adolescencia.
Sexualidad.
Ejemplos clínicos.
Introducción
¿Cómo atraviesan esta etapa vital las personas con SD? ¿Cómo vivencian los múltiples
cambios?
Veamos lo que plantea Rodríguez Plaza (2008) en relación a los cambios ocurridos
durante esta etapa vital y de qué forma estos también son acontecidos en las personas
con SD:
En el caso de las personas con SD, muchos padres se preguntan cómo será la
adolescencia de sus hijos e incluso algunos piensan que sólo presentarán un crecimiento
corporal, pero esto no es así. La adolescencia de las personas con SD es semejante a
la de los demás jóvenes.
Los adolescentes con SD tienen los mismos problemas que cualquier otro adolescente:
la percepción de los cambios, una cierta confusión, el deseo de reforzar su propia
identidad, la necesidad de autoestima, la rebeldía frente a la imposición, el deseo de
pertenencia al grupo, la necesidad de expresar su afecto y de sentirse querido, el afán
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Pubertad
Desarrollo de la musculatura
El momento del comienzo de la pubertad es muy variable, son muchos los factores que
influyen en la edad del inicio puberal: la alimentación, el patrón familiar de inicio, la región
en la que se vive, etc. Podemos hablar a título orientativo de unos márgenes de edad
entre los 10 y 14 años en las niñas y entre los 11 y los 15 en los niños.
Adolescencia
Es difícil precisar en qué momento comienza o cuando termina esta etapa de la vida,
pues la adolescencia está relacionada no solamente con la maduración física, sino que
depende de factores psico-sociales más amplios y complejos, originados principalmente
en el seno familiar.
La adolescencia no sólo afecta a los propios hijos, sino que está considerada una de las
etapas de mayor estrés para los padres. Los hijos atraviesan un momento difícil, en el
que tienen que aceptar muchas de sus limitaciones, desean realizar actividades que ven
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en otros adolescentes, quieren tener pareja, cumplir deseos… y de manera paralela los
padres comienzan las preocupaciones por el futuro de sus hijos.
Etapa de confusión
Se produce muchas veces por falta de información de su discapacidad. Nuestros
jóvenes, que saben que tienen el SD, no son conocedores de sus limitaciones ni
capacidades.
Imaginación desbordada
Todos los adolescentes sueñan, y esto no es más que un mecanismo de defensa ante
un mundo para el que no están preparados. La imaginación es un medio de transformar
la realidad, pueden imaginar que tienen un novio famoso, que van a ser futbolistas de
élite, actores o cantantes…
Sentimientos
Como consecuencia directa de la crisis que están atravesando, los adolescentes viven
una serie de sentimientos:
niños, se les prohíbe vestir de una u otra forma, no se les permite desplazarse de
manera autónoma, tener pareja.
Cambios conductuales
Los adolescentes y sus padres suelen quejarse cada uno de la conducta del otro. Los
padres con frecuencia tienen miedo de perder el control o influencia sobre sus hijos y los
adolescentes luchan por forjar una identidad independiente, donde ellos tomen sus
propias decisiones. Entre los cambios que observamos a nivel conductual:
no está bien visto, y puede ser motivo de rechazo y etiquetamiento por parte de sus
compañeros.
Despertar sexual
Todos los niños y jóvenes necesitan de una educación sexual. La educación sexual no
es sólo hablar de sexo, la sexualidad forma parte de cada persona y comprende una
serie de temas: distinguir lo que es privado y público, el contacto y sus límites, las
habilidades sociales, las relaciones, las partes del cuerpo, la toma de decisiones, las
actividades sexuales.
Todos los niños pequeños muestran una curiosidad natural sobre sus cuerpos y sobre
cómo funcionan. Los niños con SD no son diferentes. Un aspecto fundamental de la
enseñanza es ayudar al hijo a utilizar las palabras correctas para los genitales. La
enseñanza de las partes que son intimas ha de hacerse en un contexto de intimidad.
10-15 años
• La menstruación y la eyaculación
• Sentimientos sexuales
• Orientación sexual
16 años en adelante
• Diferencias entre sexo y amor
• Responsabilidades de la paternidad
Los intereses se ven modificados y el mundo infantil deja paso al mundo joven. Las
relaciones se abren a nuevas posibilidades y la aparición del despertar sexual genera
acercamientos al contacto sexual con los otros. La posibilidad de transitar esta etapa en
las personas con SD abrirá un mundo en el cual requerirán de gran apoyo por parte de
los padres y terapeutas a fin de poder registrar, significar y comprender lo que se
encuentran vivenciando.
Es fundamental hacer foco en las posibilidades de vinculación con pares a fin de poder
encontrarse con otros que acompañen el camino al desarrollo de la identidad y la
oportunidad de lograr progresiva independencia.
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Es importante agregar que será necesario considerar durante esta etapa de la vida la
realización de un seguimiento con estudios médicos rutinarios que permitan evaluar el
desarrollo hormonal (hemograma, TSH y T4), la visión, audición, realizar evaluaciones
cardiológicas y controles nutricionales con el objetivo de considerar la aparición de
posibles alteraciones orgánicas relativas a las comorbilidades propias del síndrome.
La EM (edad mental) es el resultado del CI el cual nos dice si ese niño u adolescente
está adelantado o retrasado respecto a la media. Este concepto surge a partir de los
años 1970 con los tests psicométricos.
La ECm (edad de comprensión) es la edad que ese niño, adolescente o adulto tiene,
tomando en cuenta sus habilidades sociales, su comunicación, autocuidado, vida en el
hogar, utilización de la comunidad, autodirección, habilidades académicas y funcionales,
salud y seguridad, tiempo libre y trabajo.
En su casa y en todo momento ella habla de su novio, de los besos que ella le da a él,
de sus deseos de casarse, de tener hijos, de querer comprar una casa blanca en el
country.
Ella se compara con su hermana que está a punto de casarse y con otra hermana menor
que esta de novia.
Sus deseos expresan solo parcialmente lo que tiene que ver con su EC. Su ECm. y su
EEm son las que desarrollan sus fantasías y sus planteos. Para ella el hacer el amor no
incluye la genitalidad como nosotros lo entendemos sino el simple darse besos o caminar
por el club. Su cuerpo es de mujer, pero su El no es más que de 4 o 5 años. No ha
alcanzado la lecto-escritura, ni la-aritmética. Sus intereses, sus gustos, incluso su
información corresponde a una chica de mayor edad de alrededor de 8 a 10 años, pero
sus fantasías la de una jovencita de 13 años que vive en ensueños. La madre, eso lo
sabe, lo comparte y le permite que ella y su novio se encuentren en su casa, tomen el té,
vayan al teatro y compartan la colonia o actividades deportivas.
Más de una vez, sus profesores han tenido que asistirla cuando se enoja, o se encapricha
porque su novio no ha venido a verla o porque se ha puesto celosa al saber que otra
chica lo mira.
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Dice “él es mío, no es de esa pendeja”. Y ante ello las profesoras han debido darle
explicaciones acerca de que a casi todas las personas les pasan cosas parecidas con
los afectos, que su novio no es una posesión de ella, que tener novio no es no hacer
ninguna actividad y que tampoco necesariamente un novio tiene que ser para toda la
vida. Esto la fue ayudando a no infantilizar aún más sus afectos sino por el contrario
favorecer a una mayor independencia no solo física sino de vida.
Un adolescente de 15 años, un día en una sesión dijo “no sé qué me pasa, mi pito está
contento, se para muchas veces y no sé porque”.
expresiones cada vez que él hacía referencia a sus órganos genitales o a su sexualidad
como si fuera un niño que nada debe saber.
La menstruación de las adolescentes con discapacidad suele ser un tema conflictivo para
los padres. Muchas chicas, a quienes nunca se les ha comentado o informado
apropiadamente se asustan cuando aparece la menarca y la confunden con algún daño
en su cuerpo. Si bien a las chicas con discapacidad moderada en un primer momento
puede resultarles difícil el aprendizaje de hábitos de higiene, seguramente en la mayoría
de los casos con paciencia aprenden una práctica adecuada.
Diana tiene 14 años. Los padres refieren que cuando apareció su menstruación, su
humor cambio. Lloraba siempre, no quería salir a pasear, buscaba comportarse como
una niña más pequeña. Esta jovencita temía que su cuerpo se hubiera roto. Decía
“Lastimo, lastimo, todo adentro”. A su mamá le resultaba complicado todo lo relacionado
con su crecimiento pues le traía recuerdos de su propia menstruación. Ella decía “A mí
tampoco nadie me dijo nada. Con mi hija mayor, todo fue más sencillo. Ella ya sabía, por
sus amigas, yo solo tuve que compartir con ella algunos momentos, pero con Diana, todo
es diferente, yo no sé si va entender el para qué sirve”.
Muchas chicas con SD experimentan gran angustia y agresividad en los primeros meses
de la menstruación, por ello es aconsejable que padres y educadores hablen a estas
jovencitas con anterioridad sobre el tema asegurándose por medio de demostraciones
prácticas o filmaciones que comprenden lo que les va a suceder. Esto disminuye
notablemente sus miedos y regresiones conductuales.
Nos encontramos con la posibilidad de abrir camino hacia una dimensión tabú que trae
como consecuencia el paso a y por la pubertad, como lo es la sexualidad. Tema central
que abordaremos en nuestro próximo encuentro.
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El trayecto por esta etapa permitirá que cada persona con SD establezca una identidad
propia, con intereses, motivaciones y formas de vincularse. Armar proyectos y buscar
formas de concretarlos.
Las familias de cada joven tendrán la oportunidad de acompañar este tránsito sabiendo
que una multiplicidad de miedos, dudas e incertidumbres se despertarán en ellos,
llevándolos a reeditar posibles encuentros con sus propias historias de adolescentes.
Abrir la puerta hacia el mundo posible adulto con el consecuente cambio en las formas
de vinculación con los padres. Incertidumbre, miedos y ansiedades se presentan.
Pueden surgir preguntas en relación al futuro de los hijos:
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¿Qué ocurrirá cuando los padres no estén? ¿Cómo se desenvolverá socialmente hacia
la adultez? ¿Podrá lograr autonomía?
Para las personas con SD se abre la posibilidad de preguntarse sobre sus características.
La diferencia con los otros y de qué manera la mirada social les mostrará una posible
diferencia.
Nos encontramos en una etapa clave del desarrollo de las personas con SD la cual
implicará un trabajo no solo con los jóvenes, sino también con sus padres a fin de poder
abordar todas las implicancias que este periodo despertará en ellos.
Tal como venimos trabajando durante todo nuestro curso de formación, es importante
que los adultos diferencien sus mundos internos del de los niños y adolescentes para
poder ofrecer oportunidades que permitan a los futuros adultos con SD, desempeñar sus
propios caminos de acuerdo a sus particulares intereses. En el paso por la adolescencia
tendremos un recorrido que abrirá nuevas instancias de trabajo.
La Familia X tenía tres hijos, Juan, un joven de 21 años con discapacidad intelectual y
dos hijas mujeres de 14 y de 10 años. Este matrimonio vivía en una casa relativamente
cómoda con varias habitaciones, pero lo que llamaba la atención era la distribución de
los cuartos. Juan dormía con la niña de 10 años y la segunda hija sola. Esto se había
implementado de común acuerdo entre los padres pues planteaban que él nunca
necesitaba nada y que era como un niño. En verdad, esto no era tan así. Juan no pedía
porque a lo largo de su vida se había acostumbrado a no reclamar.
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Varias entrevistas con estos padres ayudo a discriminar que ese hijo tenía en la familia
un lugar de niño asexuado y su comportamiento era acorde a lo que se esperaba de él.
Ese descubrimiento permitió a los padres hacer una más adecuada reacomodación
familiar que posibilitó que Juan tuviera un cuarto solo y pudiera verbalizar lo que a él le
interesaba. Lo primero que pidió fue tener un poster de un cuadro de futbol y una foto de
Valeria Maza.
Los padres descubrieron desconcertados el deseo de Juan, el hijo a quien ellos creían
desinteresado por todo.
Sexualidad
Todo niño pasa por un período de dependencia absoluta, luego transita por un período
de dependencia relativa y al final del camino, durante la adolescencia, llega a la
independencia.
Pero muchas veces cuidados excesivos, una permanente presencia, no posibilitan este
pasaje, incluso lo retrasan o lo obstaculizan perdiéndose la oportunidad de ser
independientes de acuerdo a sus posibilidades. La independencia nada tiene que ver
con la E.I. (Edad intelectual). La independencia tiene que ver con todo aquello que
nosotros permitamos o no que el otro sea. Las dificultades para aceptar la independencia
se manifiestan en la resistencia a dejarlos viajar solos, a tener un trabajo, a que tengan
responsabilidades dentro de la casa o simplemente a permitirles que se laven el pelo por
sí mismos.
Esta información debe brindarse también y en especial a los niños/as con discapacidad
intelectual dado que necesitan, muchas veces, de más tiempo para analizar, reflexionar
y comprender […] Este desconocimiento deja a estas personas en un estado de
vulnerabilidad, que incluye entre otras cuestiones el desconocimiento de su propio
cuerpo y el riesgo de contraer enfermedades de trasmisión sexual.
Las personas referentes de los niños con SD, como los padres, tienden frecuentemente
a sostener una actitud sobreprotectora respecto de sus hijas e hijos, lo que promueve la
dependencia y la imposibilidad, construyendo una imagen social e individual de eternos
niños. Esta postura no permite el desarrollo de la autonomía, porque se los considera
desde la discapacidad como si esta fuese su única característica personal.
personas con ese síndrome y adecuada para cada edad (Roisen y Sánchez Negrete,
2019).
Agregar esta dimensión humana como posible en su desarrollo nos permite rápidamente
derribar algunos mitos culturalmente transmitidos. Es importante dar un marco de
enseñanza habilitando y aceptando la sexualidad en el SD evaluando la pertinencia de
promoción de la educación sexual impulsando la comprensión de sentimientos,
emociones, conocimientos sobre el propio cuerpo y el del otro. La sexualidad no implica
solo la dimensión de placer genital. Por tanto, es imprescindible tener en cuenta, analizar
y comprender los aspectos tanto positivos como negativos de las emociones y acciones
posibilitando protección al mundo emocional y el registro de aquello que cada persona
con SD esté en disposición de realizar, escuchando sus deseos.
Si bien el SD tiene una base genética muy sólida, los recientes aportes acerca de la
plasticidad neuronal y la singularidad del sujeto, nos alienta a pensar en estrategias
favorecedoras para que cada persona con SD pueda tener una mejor calidad de vida
ejerciendo sus derechos, entre ellos a una sexualidad integral.
La madre transmite sexualidad a su hijo desde que nace y el bebé reconoce esa
sexualidad y la disfruta.
Todos sabemos que cualquier bebé experimenta intenso placer durante el mamar.
Chupa sus dedos, las sabanitas, los juguetes recreando ese momento primario de pura
satisfacción. El hombre adulto también disfruta cuando besa, fuma o bebe. La boca es
indudablemente una zona erógena de satisfacción permanente. Las personas con
discapacidad severa aun cuando sean adolescentes y adultos tienen comportamientos
parecidos. Chupan sus dedos u objetos, disfrutan cuando alguien les hace cariños y
experimentan intenso placer en estas actividades al igual que un pequeño niño de un
año.
El infante que tienen entre dos y tres años al jugar toca más de una vez sus genitales o
bien se refriega sobre almohadones o sillas en busca de placer […] Juegos o actividades
similares son observados también corrientemente en personas con discapacidad mental
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profunda sobre todo cuando no tienen ninguna actividad que les atraiga. Tampoco por
ello son perversos, simplemente lo que hacen corresponde a una etapa evolutiva
inapropiada. A los 4 o 5 años, todos los niños tienen curiosidad por saber acerca de las
diferencias sexuales. Los padres y docentes les hablan de ello en forma sencilla
explicando las diferencias entre los niños y niñas y las cuestiones acerca del nacimiento.
Es recién en la pubertad y con los cambios hormonales que el cuerpo cambia y se crea
un interés mayor por el sexo opuesto. Muchos adolescentes experimentan sentimientos
intensos hacia personas mayores como cantantes o artistas. Están atraídos por ellos y
viven en un mundo de fantasías. Adolescentes o jóvenes con discapacidad intelectual
pasan por etapas de enamoramiento similares a ellos. Al igual que los adolescentes
normales ellos también hacen uso de la masturbación como el ejercicio sexual más
corrientemente empleado.
Celina tiene veintiocho años y concurre todos los sábados a una colonia. Cada vez que
se encuentra con Pedro busca regalarle algo. Lo abraza, lo besa. Dice a todos sus
profesores. Pedro me quiere, me dio la mano…
La explosión de la sexualidad del hijo reabre una herida en el terreno afectivo en los
padres y les recuerda su propia sexualidad. Reactiva sus temores, sus culpas y declaran
que poco o nada están preparados para apreciar sus manifestaciones. Cuando esta
realidad se torna inevitable más de un padre se tranquiliza justificando sus actos como
una necesidad inevitable debida a las leyes de la biología.
A su vez y dado que la sexualidad tiene una importancia muy especial en el desarrollo
psicológico de las personas, diversas estrategias de intervención educativa se
desarrollaron a través de diferentes programas, destinados a personas con necesidades
educativas especiales, para promover un desarrollo saludable y pleno de derechos e
inclusión para todos.
Es necesario orientar a los padres de familia o red vincular para fortalecer la educación
sexual, especialmente cuando tienen hijos con alguna discapacidad intelectual, como el
SD, mediante una estrategia de formación que promueva y garantice el derecho a la
sexualidad en las condiciones de prevención y protección que esta población requiere.
La educación familiar es la base de las acciones para promover en los hijos con SD una
sexualidad integral. Es por ello que resulta imprescindible involucrar a los padres en el
conocimiento de esta temática para que, a su vez, puedan promover conductas positivas
en sus hijos con discapacidad, en la familia y en la comunidad.
La educación sexual es necesaria para todos, lo que incluye a las personas con
discapacidad. Se observa con frecuencia que los padres de niña/os con SD vinculan a la
sexualidad con la genitalidad, considerando a la sexualidad de manera negativa. Ante
esta situación es necesario dar a conocer desde la primera infancia temas vinculados
con la sexualidad y preparar a las personas, para el ejercicio integral de la misma en las
diferentes etapas de la vida. Si bien hay conocimiento de la existencia de varios
programas de educación sexual para personas con necesidades educativas especiales,
como hemos mencionado, éstos no son efectivos sino se incluye a las familias y la
comunidad.
Es necesario comprender que las personas con discapacidad tendrán sus preferencias
para vivir su sexualidad igual que las personas que no la tienen, por lo tanto, la educación
sexual se constituye en una de las herramientas necesarias para construir el proyecto de
vida y debe estar al alcance de cada persona. Las personas con necesidades especiales
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atraviesan sus etapas de desarrollo psicosexual con las vicisitudes propias como
cualquier persona. A su vez, y tal como se expuso, la sexualidad está implicada en todos
los aspectos esenciales de la vida humana. Los padres ejercen un rol fundamental en la
educación de sus hijos, para lo cual es necesario que obtengan información, preparación
y apoyo, a través de la participación en programas de ESI de manera organizada y eficaz.
Las personas con SD tienen el derecho a ejercer la sexualidad de manera integral, dicho
ejercicio fomentará su participación en la sociedad a través de relaciones interpersonales
más maduras, apuntalará la construcción de la identidad individual y estimulará la
concreción de un proyecto de vida.
Conclusión
Poder plantear la opción de que cada persona con SD se encuentre habilitada a poder
transitar su sexualidad, será un camino a construir desde las primeras instancias vitales.
Habrá quienes elijan tomarse de la mano, quienes decidan compartir un helado, quienes
logren mantener relaciones sexuales y quienes simplemente puedan expresar su agrado
o desagrado eligiendo su posible compañía.
Para que quienes tenemos funciones clínicas, educativas o vinculares con personas con
SD, exista la posibilidad de reflexionar sobre este resistido tema, es una oportunidad de
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Tal vez, a partir de los diferentes temas estudiados, se abra la posibilidad de pensar que
la sexualidad no es, ni más, ni menos, que una dimensión más de la identidad de las
personas con SD. Y no solo habilite a poder vivenciar diversas formas de vincularse y
relacionarse con los demás y consigo mismo, sino también se promuevan opciones de
cuidado íntimo y reconocimiento de aquello a lo que cada uno está dispuesto a hacer o
no, estableciendo limites a partir de conocerse a sí mismos. De esta forma la protección
y el autocuidado alcanzarán una opción de independencia superadora en pos de lograr
verdadero crecimiento individual y autonomía.
Bibliografía
Rivera, P. (2008). Sexualidad de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad. Revista Educación
32(1), 157-170. Universidad de Costa Rica.
Rodríguez Plaza, A. (2008). Adolescencia y síndrome de Down. Crecer hacia la madurez. Down
Málaga: España.