Apen EPB
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4:1-30, 39-42)
En un día caluroso:
Jesús, un hombre especial, viaja a través de un lugar llamado Samaria.
Llega a un pozo de agua muy antiguo, llamado pozo de Jacob.
Se sienta junto al pozo a descansar, porque estaba cansado del viaje.
Llega una mujer al pozo:
Una mujer samaritana llamada Rebeca llega al pozo para sacar agua.
En ese tiempo, las mujeres sacaban agua al mediodía para evitar a las
demás personas.
Jesús le pide a Rebeca un poco de agua para beber.
Una conversación inesperada:
Rebeca se sorprende porque Jesús es judío y ella samaritana.
Los judíos y samaritanos no solían hablarse entre sí.
Jesús le dice a Rebeca que él puede darle un agua especial que la saciará
para siempre.
Rebeca no entiende lo que Jesús quiere decir y le pregunta de dónde
sacará esa agua.
Jesús revela su sabiduría:
Jesús le dice a Rebeca que él sabe todo sobre ella, incluso cuántos
maridos ha tenido.
Rebeca se da cuenta de que Jesús es un profeta, alguien con poderes
especiales.
Hablando de Dios:
Jesús le explica a Rebeca que no importa en qué lugar se adore a Dios, lo
importante es hacerlo con amor y verdad.
Le dice que el Mesías, el salvador del mundo, está por llegar.
Rebeca cree que Jesús es el Mesías y corre a contárselo a todos en su
pueblo.
Jesús y la gente del pueblo:
La gente del pueblo de Rebeca sale a escuchar a Jesús.
Muchos creen en él como el Mesías después de escuchar sus palabras.
Jesús pasa dos días en Samaria enseñando y sanando a las personas.
Jesús: El Salvador para todos:
La historia de Jesús y la mujer samaritana nos enseña que Jesús vino a
salvar a todos, no solo a los judíos.
Nos muestra que podemos hablar con personas diferentes a nosotros y ser
amables con ellas.
También nos enseña que lo más importante es amar a Dios y seguir sus
enseñanzas.