Primeros Auxilios Psicológicos

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Primeros Auxilios

Psicológicos
Primeros Auxilios Psicológicos (PAP)

La meta de los primeros auxilios psicológicos es restablecer el equilibrio


emocional, el objetivo es auxiliar a la persona a dar pasos concretos hacia el
afrontamiento de la crisis, lo cual incluye el manejo adecuado de los
sentimientos y las reacciones, el control de los componentes subjetivos de la
situación y comenzar el proceso de solución del problema.

La psicología de urgencia y emergencia ha demostrado ser efectiva en el


posterior restablecimiento de la persona traumatizada por algún hecho de
crisis, ya sea de forma directa o indirecta, familiares y testigos.

Una persona que atraviesa por un estado de crisis se encuentra en una etapa
vivencialmente importante para continuar el curso de su vida. El evento es
emocionalmente significativo e implica un cambio radical en su vida. La
intervención llevada a cabo por los psicólogos de urgencia, puede ofrecer una
ayuda inmediata para aquellas personas que atraviesan por una crisis y
necesitan restablecer su equilibrio emocional.

No podemos dejar de tener en cuenta los cinco componentes de los primeros


auxilios psicológicos:

Realización del contacto psicológico: Se define este primer contacto como


empatía o “sintonización” con los sentimientos de una persona durante una
crisis. La tarea primaria es escuchar cómo la persona en crisis emocional
visualiza la situación y se comunica cualquiera que sea el entendimiento que
surja. El primer objetivo para la realización del primer contacto psicológico es
que la persona sienta que la escuchan, aceptan, entienden y apoyan, lo que a
su vez conduce a una disminución en la intensidad de la ansiedad; el contacto
psicológico sirve para reducir el dolor de estar solo durante una crisis, pero en
realidad se dirige a algo más que esto.

Analizar las dimensiones del problema: La indagación se enfoca a tres áreas:


pasado inmediato, presente y futuro inmediato. El pasado inmediato remite a
los acontecimientos que condujeron al estado de crisis. La indagación acerca
de la situación presente se requiere saber quién está implicado, qué pasó,
cuando, etc. El futuro inmediato se enfoca hacia cuáles son las eventuales
dificultades para la persona y su familia.

Sondear las posibles soluciones: Se refiere a identificación de un rango de


soluciones alternativas tanto para las necesidades inmediatas como para las
que pueden dejarse para después, identificadas de manera previa. Esto es
llevar a la persona en crisis a generar alternativas, seguido de otras
posibilidades.

Asistir en la ejecución de pasos concretos: Involucra ayudar a la persona a


ejecutar alguna acción concreta, el objetivo es en realidad muy limitado: no es
más que dar el mejor paso próximo, dada la situación.

Seguimientos del progreso de recuperación

Psicología de la Emergencia. Abarca situaciones de caos, emergencias y


desastres que pueda sufrir una población. Estos acontecimientos son de índole
estresante y traumática, tanto para la población como para los trabajadores que
intervienen en estas situaciones. Se ponen en juego necesidades humanas
básicas y las personas reaccionan con dolor, sensaciones de conmoción a
largo plazo, pérdida y desamparo.

En el individuo, los efectos de una crisis post-traumática en la vida cotidiana, se


manifiestan en cuatro momentos:

Hay un momento de shock y la persona tiene una sensación de “fin de mundo”.

La negación. La persona percibe la pérdida pero intenta negarlo.

Sobreviene en la persona una búsqueda inquieta, ansiosa de un modelo de


respuesta para la situación angustiante.

Momento del duelo, llanto, rabia, esperanza intermitente de recuperar lo


perdido, seres o cosas.

Aquí les presentamos los pasos o fases para la aplicación de los primeros
auxilios psicológicos:

1. Observar y mantenerse alerta

Lo primero que se debe hacer es escuchar y observar si hay una necesidad


de primeros auxilios psicológicos. Tal vez escuchemos a alguien hablar sobre
una situación estresante o seamos testigos de un incidente crítico.

2. Establecer vínculos

La presentación ante el afectado debe realizarse de una forma no intrusiva,


explicando quiénes somos y qué hacemos. Establecer vínculos significa actuar
de una manera a través de la cual quede claro que te centras completamente
en la persona que estás tratando de ayudar. Un buen acercamiento es la
clave para la correcta y efectiva aplicación de los PAP.

3. Ayudar a las personas a sentirse cómodas y a gusto

Los actos de cortesía comunes como ayudar a una persona con su abrigo, dar
información simple, proporcionar agua y comida o un cargador del móvil, harán
que comencemos a construir un relación de mutua confianza con la persona
afectada.

4. Contener emocionalmente

A veces, lo único que una persona necesita es una oportunidad para


“desahogarse” o compartir sus sentimientos o frustraciones. En muchas
ocasiones, la persona pueden encontrarse en shock, por lo que tendremos que
orientarla en espacio y tiempo de una manera no agresiva, adaptándonos a la
realidad del paciente.

5. Tranquilizar de forma realista

La frase “todo va a estar bien” no es realista. Pero frases como “lamento lo


ocurrido” o “entiendo cómo te sientes” pueden ayudar a las personas a ver sus
reacciones como normales.

6. Asistencia práctica

Ofrecer ayuda práctica a los sobrevivientes en atender las necesidades e


inquietudes inmediatas: Identifique las necesidades más inmediatas, clarifique
la necesidad, desarrolle un plan de acción y actúe para atender la necesidad.

7. Conexión con la red social de apoyo

Ayudar a establecer contactos breves o a largo plazo con personas de apoyo


primario u otras fuentes de apoyo, incluyendo miembros de la familia, amigos y
recursos de ayuda comunitarios. Hasta que no haya nadie acompañando a esa
persona, preferiblemente de su red de apoyo, no nos marcharemos.
8. Pautas de afrontamiento

La labor más importante será la de normalizar síntomas. Los ejercicios de


respiración ayudan a reducir la sensación exagerada de estado de alerta o
tensión física, así conseguiremos reducir su nivel de actividad fisiológica y les
daremos una herramienta de afrontamiento ante posibles futuros síntomas.

9. Enlace con servicios de colaboración

Conectar a los sobrevivientes con los servicios disponibles que se necesiten en


el momento o en el futuro. Nos marcharemos cuando llegue la red de apoyo
social de la víctima o, en su defecto, nuestro relevo.

Trastorno por estrés agudo

El trastorno por estrés agudo es un trastorno de ansiedad, a medio camino


del trastorno de estrés postraumático, en el que la persona sufre,
temporalmente pero de forma aguda, un cuadro de ansiedad fisiológica, como
respuesta a la experimentación de uno o varios sucesos altamente estresantes,
donde se ha puesto en peligro la integridad física de uno mismo o de los
demás.

A diferencia del trastorno de estrés postraumático, los síntomas aparecen a los


pocos minutos del suceso traumático, y remiten con un mínimo de 2 días y un
máximo de 4 semanas.

Al igual que en el trastorno de estrés postraumático pueden revivirse las


experiencias traumáticas, y muestran un sintomatología similar a estos. A
veces se siente culpables por lo ocurrido, o no merecedores de haber
sobrevivido (en el caso de sucesos que se hayan cobrado víctimas mortales).
No es raro que el trastorno de estrés agudo desemboque en un trastorno de
estrés postraumático.

Criterios diagnósticos

Los criterios internacionales de diagnóstico de Trastorno por Estrés agudo


están recogidos en el DSM-IV y el CIE-10:

A. El individuo ha estado expuesto a un acontecimiento traumático en el que:


Ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más acontecimientos
caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los
demás

Ha respondido con temor, desesperanza o un horror intensos.

B. Durante o después del acontecimiento traumático, el individuo presenta 3 o


más de los siguientes Síntomas:

Sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad


emocional

Reducción del reconocimiento de su entorno (por ej. estar aturdido)

Desrealización (por ej. experimentar al mundo externo como algo extraño)

Despersonalizacion (por ej. no sentirse uno mismo)

Amnesia disociativa (por ej. incapacidad para recordar un aspecto importante


del trauma)

Signos:

C. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través


de una o más de las siguientes formas:

Recuerdos del acontecimiento, recurrentes e intrusos, que provocan malestar y


en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.

Sueños de carácter recurrente, sobre el acontecimiento, que producen malestar

El individuo actúa o tiene la sensación que el acontecimiento traumático está


ocurriendo (por ej. sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones,
alucinaciones y flashbacks)

Malestar psíquico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que


simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático

Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que


simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático

D. Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de


la reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como
indican tres (o más) de los siguientes síntomas:

Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el


suceso traumático

Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos


del trauma
Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma

Reducción importante del interés o de la participación en actividades sociales o


laborales

Sensación de desapego o enajenación frente a los demás

Restricción de la vida afectiva (por ej. incapacidad para tener sentimientos de


amor)

Sensación de un futuro desolador (por ej. no tener esperanzas respecto a


encontrar una pareja, formar una familia, hallar empleo, llevar una vida normal)

E. Síntomas persistentes de aumento del estado de alerta (ausentes antes del


trauma), tal y como lo indican dos o más de los siguientes síntomas:

Dificultad para conciliar o mantener el sueño

Irritabilidad o ataques de ira

Dificultad para concentrarse

Respuestas exageradas de sobresalto

F. Estas alteraciones duran un mínimo de 2 días y menos de 1 mes y provocan


un malestar significativo o deterioro de las relaciones sociales, la actividad
laboral o de otras áreas importantes de la vida de la persona.

Prevalencia

En veteranos de combate existe una prevalencia del 30%, y del 1 al 3% de la


población general.

Tratamiento

Al igual que en el trastorno de estrés postraumático las terapias se basan en la


descarga del evento traumático a través de terapias individuales o grupales
(incluida la hipnosis, y la EMDR) y el reposo. Puede ser útil los fármacos
ansiolíticos y antidepresivos.

Signos y síntomas

Los síntomas del trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés


postraumático son similares y generalmente implican una combinación de los
siguientes:
Síntomas de intrusión: Recuerdos recurrentes, involuntarios, y angustiosos o
sueños del evento traumático (en niños < 6 años, puede que no sea claro si
sus sueños angustiantes están relacionados con el evento); reacciones
disociativas, (típicamente escenas retrospectivas en las que los pacientes
vuelven a experimentar el trauma, aunque los niños pequeños con frecuencia
pueden recrear el evento en el juego); y la angustia a estímulos internos o
externos que se asemejan a algún aspecto del trauma (p. ej., ver a un perro o
alguien que se parece a un perpetrador)

Síntomas de evitación: evitación persistente de recuerdos, sentimientos o


recordatorios externos del trauma

Cognición o estado de ánimo alterado: Incapacidad para recordar importantes


aspectos del evento traumático, pensamiento distorsionado sobre las causas o
consecuencias del trauma (p. ej., de que ellos son los culpables o podrían
haber evitado el evento por ciertas acciones), una disminución de las
emociones positivas y un aumento de las emociones negativas (miedo, culpa,
tristeza, vergüenza, confusión), la falta general de interés, aislamiento social,
una sensación subjetiva de entumecimiento de los sentimientos y una
expectativa reducida del futuro (p. ej., pensar "No voy a vivir para ver los 20")

Excitación o reactividad alterada: temblores, respuesta de sobresalto


exagerada, dificultad para relajarse, dificultad para concentrarse, sueño
interrumpido (a veces con pesadillas frecuentes), y comportamiento agresivo o
imprudente

Síntomas disociativos: sentirse separado del cuerpo de uno como si estuviera


en un sueño y la sensación de que el mundo es irreal

Por lo general, los niños con TEA se encuentran aturdidos y parecen


disociados del entorno cotidiano.

Los niños con TEPT tienen recuerdos intrusivos que los lleva a revivir el evento
traumático. La clase más dramática de recuerdo son las reviviscencias, que
pueden ser espontáneas, pero la mayoría de las veces son desencadenadas
por algo asociado con el trauma original. Por ejemplo, ver un perro puede
desencadenar una reviviscencia en un niño que sufrió un ataque de un perro.
Durante una reviviscencia, el niño puede estar aterrorizado y no estar
consciente de su entorno actual, mientras busca desesperadamente una
manera de ocultarse o escapar; puede perder transitoriamente el contacto con
la realidad y creer que se encuentra en grave peligro. Algunos niños tienen
pesadillas. Cuando vuelven a experimentar el evento de otras maneras (p. ej.,
en pensamientos, imágenes mentales o recuerdos), los niños permanecen
conscientes de su entorno actual, aunque aun así pueden estar muy
angustiados.
Diagnóstico

Evaluación clínica

El diagnóstico de TEA y TEPT se basa en los antecedentes de exposición a un


trauma gravemente atemorizante y aterrador, seguido de sentimientos de
volver a experimentar el hecho, entumecimiento emocional e hiperexcitación.
Estos síntomas deben ser lo bastante graves para causar alteración o angustia.

Los síntomas que duran > 3 días y < 1 mes se consideran trastorno de estrés
agudo. Los pacientes deben tener un número de manifestaciones en distintas
áreas de síntomas; criterios específicos para la TEA y el TEPT en el Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders, Quinta edición (DSM-5) difieren
ligeramente.

Pronóstico

El pronóstico es mucho mejor para los niños con TEA que el de aquellos con
TEPT, pero ambos se benefician con tratamiento temprano. Los factores de
riesgo incluyen la gravedad del traumatismo, las lesiones físicas asociadas, la
resistencia subyacente y el temperamento de los niños y los miembros de la
familia, el nivel socioeconómico, la adversidad en la niñez, la disfunción
familiar, la condición de minoría, y la historia psiquiátrica familiar. El apoyo
familiar y social antes y después del trauma atempera el resultado final.

Tratamiento

ISRS y, a veces, fármacos antiadrenérgicos

En ocasiones, psicoterapia

Terapia conductista

A menudo, los ISRS ayudan a reducir el entumecimiento emocional y la


sensación de volver a experimentar los síntomas, pero son menos eficaces
para la hiperexcitación. Los fármacos antiadrenérgicos (p. ej., clonidina,
guanfacina, prazosina) pueden ayudar a aliviar los síntomas de hiperexcitación,
pero los datos de aval son preliminares.

La psicoterapia de apoyo puede ayudar a los niños que tienen problemas de


adaptación asociados con trauma, ya que pueden quedar desfigurados por
quemaduras. Es posible recurrir a terapia conductista para desensibilizar
sistemáticamente a los niños de situaciones que hacen que vuelvan a
experimentar el evento. Sin duda, la terapia conductista es eficaz para reducir
la angustia y la alteración en niños y adolescentes con TEPT.
Trastorno por estrés agudo

Este trastorno se caracteriza por la aparición de un conjunto de síntomas de


ansiedad que tienen lugar después de la exposición a un acontecimiento
altamente traumático. Estas alteraciones duran más de dos días, hasta un
máximo de cuatro semanas y aparecen el primer mes, desde que se presenta
el evento traumático . (Si durasen los síntomas más de cuatro semanas, el
diagnóstico sería “Trastorno de estrés postraumático).

Al igual que en el trastorno de estrés postraumático , el factor estresante, que


produce este trastorno, reviste suma gravedad. Los ejemplos más típicos de
este tipo de situaciones son:

 accidentes
 desastres naturales (terremotos, inundaciones, huracanes…)
 atentados
 inesperadas muertes de alguien cercano
 asaltos, delitos o violaciones
 abusos sexuales o físicos durante la infancia
 secuestros

El acontecimiento traumático, suele ser reexperimentado en forma de


imágenes, sueños, pensamientos etc. con la sensación subjetiva de estar
reviviéndolos de nuevo y con un intenso malestar al exponerse a situaciones
que puedan recordar al suceso.

SÍNTOMAS

Los síntomas más comunes en este trastorno son:

Desrealización ( sensación de que el entorno es irreal o extraño)

Amnesia disociativa (puede existir una incapacidad para recordar el evento


traumático)

Estar aturdido

Respuestas exageradas de sobresalto

Inquietud motora

Mala concentración
Problemas para conciliar el sueño

Síntomas de desesperanza

Conductas de evitación de lugares personas o actividades , que recuerden el


acontecimiento traumático

COMPLICACIONES

Existe una alta probabilidad de que los afectados por el estrés desarrollen
además un trastorno de estrés postraumático . También son comunes los
trastornos de sueño , la depresión , las crisis de pánico (acompañadas de
taquicardias, sudoración…), además de un deterioro social y laboral .

Objetivos de la aplicación de los primeros auxilios psicológicos

1. OBJETIVOS DE LA APLICACIÓN DE LOS PRIMEROS AUXILIOS


PSICOLÓGICOS

2. OBJETIVOS DE APLICACIÓN DE LOS PAP

Cada uno de estos principios se articula en diferentes estrategias.

• Seguridad física y emocional

• Calma

• Conexión con la red social de apoyo

• Autoeficacia y eficacia del grupo y/o de la comunidad

• Afrontamiento

• Ayuda La aplicación de los primeros auxilios psicológicos (PAP) debe


promover en el afectado:

A. CÓMO PROMOVER LA SEGURIDAD

Ofrecer, dentro de las posibilidades, un lugar de reunión apartado de


situaciones estresantes y de la vista, los sonidos y los olores de la emergencia
Estabilizar a las personas que están abrumadas, desorientadas o en shock
Ofrecer información sincera y veraz sobre la emergencia o situación traumática,
sobre los esfuerzos invertidos en el rescate, sobre tiempos de espera, etc. No
hacer falsas promesas. Tampoco tratar de restar “importancia” a lo ocurrido: los
afectados desconfiarán de nuestra comprensión Atender a las necesidades
básicas de las personas en cuanto a comida, bebida, ayuda médica, material,
etc…

B. CÓMO PROMOVER LA CALMA

Procurar confort físico y emocional de las personas afectadas. Comunicar


hablando de forma pausada, tranquila y sin estridencias. Es importante usar
palabras adecuadas, que no tiendan a la dramatización. Escuchar a las
personas que desean hablar, sin forzarlas a hacerlo. Ser amable y
reconfortante con aquellas personas que se comportan de forma “difícil”, es
decir, que se muestran muy exigentes, demandantes o irritantes. Suministrar
información repetida, simple y exacta sobre dónde y cómo obtener ayuda.

5. C. CÓMO PROMOVER LA CONEXIÓN CON LA RED SOCIAL DE APOYO

Ayudar a las personas a contactar con familiares y amigos:

• Reunir a las familias.

• Sobre todo, mantener a los niños con sus progenitores o familiares cercanos,
siempre que sea posible.

• Ayudar a los afectados a establecer contactos con las fuentes de ayuda


comunitarias.

• Respetar las normas culturales acerca del género, la edad y las estructuras
familiares.

• Ofrecer ayuda religiosa de todas las religiones implicadas.

D. CÓMO PROMOVER LA AUTOEFICACIA Y LA EFICACIA DEL GRUPO O


DE LA COMUNIDAD

• Animar a las personas a formular sus propias necesidades.

• Ayudarles a tomar decisiones, ayudándoles a priorizar los problemas, sin


resolverlos para ellas.

• Normalizar sensaciones y sentimientos.

• Promover la recuperación del control sobre aspectos de la propia vida.

• Promover y apoyar iniciativas grupales.

• Ofrecer espacios para esas iniciativas.

E. CÓMO FACILITAR EL AFRONTAMIENTO


Conectar a las personas con sus propios recursos personales. Facilitar el inicio
de los procesos de duelo. Reconducir los estilos evitativos o de negación.

F. CÓMO PROMOVER AYUDA DE FORMA EFICAZ

Ofrecer todos los recursos gubernamentales y no gubernamentales


disponibles. Ofrecer información y derivar a los afectados a los servicios de
ayuda disponibles y de su elección. Ofrecer información y pautas
psicoeducativas. No hacer falsas promesas

Cuándo y dónde se aplican los Primeros Auxilios Psicológicos

Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) son una intervención psicológica


breve e inmediata que se aplica en el momento de una crisis para ayudar a los
afectados a afrontar adecuadamente un evento traumático, evitando más
secuelas de las necesarias. Están indicados para reducir el estrés inicial y
promover las habilidades de afrontamiento y el funcionamiento adaptativo de
los afectados por un incidente crítico.

El objetivo de los PAP es generar un ambiente calmado y reducir el nivel de


estrés producido, ofrecer información y ayuda a los afectados, conectarles con
su red social de apoyo y potenciar sus habilidades de afrontamiento. Es
conveniente que los afectados puedan ser conscientes que tienen recursos
para hacer frente a la situación y puedan recobrar progresivamente el control
sobre su vida tras el impacto.

¿Cuándo y dónde hay que aplicar los primeros auxilios psicológicos?

Los primeros auxilios psicológicos están indicados desde el impacto hasta las
72 horas posteriores, siendo una técnica de elección ante un incidente crítico,
que se aplica entre la fase de shock y el período de adaptación.

Como proveedores de Primeros Auxilios Psicológicos debemos primar la


seguridad, la comodidad y la privacidad de las personas afectadas. Es
importante intentar encontrar un entorno tranquilo y si es posible alejado de la
exposición a todo aquello relacionado con el evento traumático. Si no está
apartado del lugar del impacto, al menos debemos evitar que las víctimas
tengan contacto directo con la tragedia. Para una correcta aplicación de los
PAP lo ideal es que se disponga de un espacio grande, con una temperatura
agradable, con víveres y asistencia profesional. No obstante, esto la mayoría
de las ocasiones no es posible.
Los PAP se pueden aplicar en diferentes contextos y ámbitos, tanto si se tratan
de emergencias masivas (un terremoto, un atentado, etc.) como cotidianas
(accidente automovilístico de un familiar, etc.). En las emergencias masivas las
personas afectadas pueden encontrarse en centros de reagrupación,
polideportivos, o el propio lugar del impacto. En cambio en la urgencia
cotidiana, los entornos probables serán donde acontezca la emergencia como
una casa o un hospital.

Antes de aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos es conveniente observar y


analizar el contexto en el que vamos a trabajar, conociendo qué ha ocurrido y
cómo proceder. Además estableceremos comunicación con el resto del
personal de emergencias para una adecuada coordinación.

En primer lugar debemos apartar al sujeto o familia afectada del caos


llevándoles en la medida de lo posible a un lugar apartado y tranquilo.

Debemos proporcionarles agua y comida si la hubiera, así como identificar si


requieren de algún tipo de necesidad especial, como puede ser un
medicamento. Debemos también facilitarles aquellos medios que puedan
necesitar y tengamos a nuestro alcance, como teléfono móvil o un abrigo.

Es importante tratar de reunir a las familias y sobre todo que los niños no estén
nunca solos, debiendo siempre ir acompañados de progenitores o tutores, o en
su defecto un familiar cercano. Si esto no fuese posible, debe hacerse cargo un
profesional hasta que lleguen sus progenitores o familiares.

También es muy importante tratar, en la medida de lo posible, de preservar la


privacidad y confidencialidad de las personas afectadas.

Debemos hablar a las víctimas de forma calmada e informarles con honestidad


de todo lo que está ocurriendo y dónde pueden obtener ayuda. No debemos
mentirles, ni prometerles nada que no podamos cumplir. Tampoco debemos
darles más información de la que necesitan ni darles detalles morbosos de lo
que ha sucedido.

Es conveniente darles pautas psicoeducativas que faciliten un afrontamiento


eficaz de la situación traumática para poder volver a su vida cotidiana
progresivamente, por ejemplo dándoles pautas sobre alimentación o higiene
del sueño o dándoles indicaciones sobre la probable evolución de los síntomas
de estrés los días siguientes al incidente.

Es importante potenciar las habilidades de afrontamiento de las víctimas. Para


facilitar sus estrategias de afrontamiento es preciso hacer conscientes a las
personas de cuales son sus propios recursos personales y hacerles partícipes
en los procesos de duelo como pueden ser los rituales funerarios.
No hay que olvidar que las poblaciones afectadas son de distintas sociedades y
culturas, por ello debemos adaptar nuestra intervención a la diversidad cultural
y religiosa.

Por último, debemos conectar a los afectados con los recursos asistenciales
médicos y sociales que puedan necesitar.

Fases de actuación en los primeros auxilios psicológicos

Presentación. Debemos iniciar el contacto con las personas afectadas de


manera no intrusiva y calmada. En primer lugar debemos presentarnos,
explicar qué hacemos allí y porqué nos hemos acercado.

Alivio y protección. Las víctimas tiene que saber que el profesional va a


satisfacer sus necesidades básicas como garantizar su seguridad física y
emocional inmediata, que estén abrigados, que beban agua o coman algo si lo
necesitan, indicar donde están los puntos de socorro, o si son niños
reagruparlos con su familia.

Contención emocional. Muchas de las víctimas se encuentran abrumadas


emocionalmente o en estado de shock, por ello es conveniente calmar y
orientar a los afectados y estabilizar sus niveles de activación.

Recogida de información. No debemos someter a las personas afectadas a


interrogatorios, sino acercarnos a ellas y preguntarles si necesitan algo y
cuáles son sus preocupaciones inmediatas, como donde dormirán esa noche,
quién recogerá a su hijo de la escuela, etc..para a continuación poder dar
asistencia práctica.

Ofrecer información exacta y oportuna. Dar información precisa y exacta siendo


especialmente honestos y confiables sin prometer nada que no esté en nuestra
mano cumplir. Afirmarles que “todo va a estar bien” les puede hacer más daño
que decirles que lamentamos lo ocurrido y entendemos como se deben sentir,
ayudándoles a catalogar sus reacciones como normales.

Asistencia práctica .Esta fase consiste en ofrecer asistencia e información


práctica para ayudar a las personas afectadas a enfrentar sus preocupaciones
inmediatas y poder aliviar su ansiedad. Ejemplos de asistencia práctica son
establecer comunicación con sus familiares, solucionar dónde van a pasar la
noche, etc.

Dar pautas de afrontamiento. Apoyar a las personas en el afrontamiento


adaptativo de la crisis les ayuda a tomar un rol activo en su propia
recuperación. Dar herramientas sobre cómo gestionar los primeros días y
normalizar las reacciones psicológicas tras el incidente son claves para un
afrontamiento eficaz de la situación traumática.

Conexión con la red social de apoyo y recursos asistenciales.Es importante


facilitar elcontacto de los afectados con sus redes de apoyo social, y con los
recursos de ayuda comunitarios.Para finalizar, antes de despedirnos debemos
dejar conectados a los afectados con los recursos asistenciales que puedan
necesitar como atención médica, agentes policiales, etc.

¿Cuándo deben aplicarse los primeros auxilios psicológicos (PAP)?

Los primeros auxilios psicológicos o PAP sirven para acompañar y ayudar a las
personas en general y a los niños en particular a enfrentarse a una situación
difícil y extraordinaria, fuera de su vida diaria, a la que vamos a llamar incidente
crítico.

Ejemplos de incidentes críticos que pueden afectar la vida de un niño y/o un


adolescente son:

La comunicación del divorcio de los padres, sobre todo si es contencioso

Ingresar de forma imprevista en un hospital

Presenciar y/o vivir un accidente grave o muy grave

Recibir el diagnóstico de una enfermedad grave

Presenciar y/o vivir la pérdida del hogar por un incendio o por catástrofe natural

El diagnóstico de una enfermedad grave o terminal en los progenitores o en los


hermanos

La muerte inesperada y repentina de un familiar cercano

La muerte de un amigo o compañero de escuela

En síntesis, los PAP se deben aplicar a cualquier situación que reúna los
siguientes criterios:

Ser inesperada y encontrarse fuera de las vivencias habituales que ha tenido


hasta el momento.

Suponer un cambio pasajero o permanente en las rutinas habituales del niño.

Generar miedo o temor intenso en el mismo niño o (muy importante) en sus


cuidadores principales.
¿En qué consisten los PAP?

Son una serie de acciones más o menos sencillas, que pueden ser aprendidas
por cualquier adulto y cuyo objetivo principal es reducir el impacto del incidente
crítico sobre la vida y la evolución del niño afectado. En palabras más técnicas,
los PAP tienen como objetivo prevenir la aparición de los síndromes de estrés
agudo y postraumático.

Los estudios han demostrado que la posibilidad de que un niño sufra secuelas
tras un incidente crítico depende básicamente de tres factores:

El nivel de estrés (activación) que se produce inmediatamente después del


incidente: a mayor nivel de activación aumentan las posibilidades de que el
niño sufra secuelas.

La información de la que dispone el niño sobre lo ocurrido: la información


adecuada a la edad del niño disminuye el riesgo.

La rapidez en la normalización y la recuperación de la sensación de control por


parte del niño: a mayor rapidez, menor riesgo de afectación tras el incidente.

El fin último de los PAP es, por tanto, gestionar un incidente crítico de forma
que se reduzca al máximo el riesgo de que la persona afectada, adulto o niño,
sufra secuelas tras lo ocurrido.

¿Qué hay que hacer?

De forma genérica, aplicar PAP en niños y adolescentes consiste en cinco


acciones, que deben realizarse siempre por este orden:

 Contener
 Calmar
 Informar
 Normalizar
 Consolar

¿Cuándo se aplican los PAP?

Existen dos tipos de Incidentes críticos (IC):


IC puntual: tienen un comienzo y un final claros y transcurren en un periodo de
tiempo relativamente corto (por ejemplo, un accidente, un tornado, etc.).

IC de largo recorrido: se alargan en el tiempo (por ejemplo, un ingreso de


varias semanas en la UCI).

Para ser efectivos deben de aplicarse desde los momentos inmediatamente


posteriores al incidente.

Si el incidente crítico es puntual, la pauta requiere aplicar los PAP durante al


menos las 72 horas posteriores y, como máximo, durante una semana, periodo
tras el cual la situación de estrés se habrá reconducido.

Si el IC es de largo recorrido, se aplicarán durante todo el periodo de su


duración y hasta al menos un mes tras finalizar el incidente.

¿Quién debe aplicarlos?

En el caso de los niños y adolescentes, las personas idóneas para aplicar los
PAP ante un incidente crítico son sus adultos de referencia, es decir, sus
padres y madres, los adultos más significativos de su familia y sus maestros de
escuela.

¿Cuándo acudir a un profesional especializado?

Entre las respuestas esperables en los niños tras vivir un incidente crítico
podemos encontrar problemas de sueño, terrores nocturnos (pesadillas), cierta
irritabilidad, algún pequeño retroceso en el grado de autonomía alcanzado
hasta el momento y reexperimentación del suceso a través del juego.

Estas respuestas son absolutamente adaptativas y suelen desparecer al cabo


de unas cuatro semanas. Si se prolongaran mucho más, lo adecuado sería
consultar a un psicólogo especialista en estrés agudo y/o trauma infantil.

Artículo realizado por la UTCCB:

La Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB) es el centro


de prevención y gestión de situaciones críticas de la Universidad Autónoma de
Barcelona (UAB), que ofrece intervención psicológica especializada a
individuos, grupos y organizaciones en el antes, el durante y el después de un
evento traumático.

Dónde y cómo se aplican los Primeros Auxilios Psicológicos


Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) son una técnica de primera respuesta
ante un incidente crítico, ya sea una emergencia cotidiana o un suceso masivo.
Por tanto, todos los expertos en atención a crisis y emergencias estamos de
acuerdo en que habría que aplicarlos en la primera de las fases de una crisis.
Es decir, que es la técnica de elección para ser utilizada en la fase de shock y
adaptación, justo tras el momento del impacto y durante las primeras 72 horas.

EL DEBATE ENTORNO Al CUÁNDO

Pero, ... ¿qué ocurre cuándo por las características de lo ocurrido no es posible
prestar los PAP dentro de ese marco temporal?

LAS DOS POSTURAS

Los PAP no deben usarse fuera de la fase de impacto

• Postura de los expertos europeos.

• Basada en los conocimientos actuales sobre los mecanismos de activación


psicofisiológica.

• Parte de la posibilidad de ofrecer PAP desde los primeros instantes. Los PAP
son el primer eslabón de respuesta y pueden usarse durante las primeras
semanas tras el incidente crítico

• Postura de la OMS y diversas ONG’s.

• Basada en la experiencia en intervenciones en situaciones de guerra y


catástrofes naturales.

• Parte de la evidencia de que ante grandes catástrofes, lo primero suele ser


salvar vidas y asegurar los suministros y que, ante esta realidad, los PAP
deben esperar a una 2a fase.

EL PROBLEMA ACERCA DE LAS EVIDENCIAS

Cuando los expertos nos formulamos preguntas, lo mejor es acudir a las


evidencias científicas. Por tanto, si nos preguntamos cuándo hay que usar los
PAP y si éstos siguen siendo útiles fuera de la fase de impacto y semanas
después de un incidente o una catástrofe, lo lógico sería buscar la respuesta en
investigaciones realizadas sobre la aplicación de primeros auxilios psicológicos.
Sin embargo, las evidencias científicas no son claras: no hay ningún estudio
que demuestre, sin discusión posible, que las personas a las que se ha
aplicado PAP se recuperan mejor que aquellas a las que no se ha aplicado la
técnica. Y esto es así, para empezar, por:

• Cuestiones éticas.
• Problemas de muestro.

• Otros.

NUESTRA POSTURA

Si es posible intervenir dentro de las 72h tras el impacto, los PAP son la técnica
de elección.

• En este caso el énfasis debe de estar en el control de la activación, en la


información y en la conexión con la red social de apoyo. Si no es posible,
aplicar los PAP adaptados dentro de las primeras 4 a 6 semanas

• Haciendo menos énfasis en el control de los niveles de activación y más en


los factores potenciadores de resiliencia. Si han transcurrido más de 6
semanas

• Usar otro tipo te técnicas de intervención basadas en la psico- educación y la


normalización.

DÓNDE DEBEN DE APLICARSE LOS PAP

En el caso óptimo

• Un lugar seguro.

• Con buena temperatura.

• Alejado de la vista y los sonidos del incidente, pero no demasiado.

• Un lugar grande, con subdivisiones.

• Bien comunicado.

• Con disponibilidad de comida, bebida y ayuda para los niños.

• Protegido de los medios de comunicación.

•Con posibilidad de garantizar la privacidad de las familias, ofreciendo espacios


pequeños (cubículos) para cada familia. Condiciones mínimas

•Un lugar seguro.

•Con posibilidad de tapar la vista del escenario.

•Un lugar grande.

•Con opciones de impedir la entrada y la visión de los medios de comunicación,


aunque sea mediante personal de seguridad.

• Con biombos que garanticen la privacidad.

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