Invacinoes Inglesas

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Las invasiones inglesas al Virreinato del Río de la Plata durante los años 1806 y 1807, fueron

dos ataques continuo de una de las potencias militares navales más poderosas, Gran Bretaña,
encabezado por su principal reino Inglaterra, había fijado su ojo imperial en las colonias
españolas ahora indefensas de su metrópoli. Pero que en la realidad de la historia fue este uno
de los hechos que iniciaría la chispa de un sentimiento patriótico, un sentido de pertenencia y
una peligrosa idea de independencia criolla.

Dentro de los antecedentes se encontraban que Los Borbones habían tomado el trono español
buscando imponer un verdadero orden dentro del imperio, empezando por la organización de
las colonias americanas. Fue entonces que se instauraron reformas en los virreinatos para su
correcta y más fácil administración, a su vez querían lograr una unión y afianzamiento,
obligado, de las relaciones comerciales entre España y las colonias.
De las formas más significativas y que más impactó en los sectores criollos de élite fue la
imposición de un bloqueo comercial. La monopolización de las rutas comerciales rioplatenses
con su metrópoli generó un muy profundo descontento poblacional, pero de los descontentos
más grandes fueron con aquellas élites criollas comerciales quienes ahora no podían hacer
otra cosa que venderle o comprarle a España. Dichos bloqueos comerciales y reformas no
impidieron que de manera ilegal se siguiera comerciando con otras potencias, como en el
caso de Inglaterra, con quienes solían contrabandear productos manufacturados y con quien,
debido a las mismas reformas y descontentos sociales existentes sobre el manejo de la corona
española, mucho criollos de alta elite pedían mediante cartas enviadas a la corona inglesa su
intervención dentro del virreinato, su posible anexión al imperio britanico, dejando en claro
cómo había cierta preferencia a los ingleses por sobre los hispanos, incluso llegando a enviar
información valiosa e importante sobre las ubicaciones de defensas militares situadas en los
puertos más importantes de Buenos Aires. Útiles para los británicos quienes comenzaban a
mirar con ojos más comerciales a las dichosas colonias disconformes

Luego de la Batalla de Trafalgar, Inglaterra salió como la vencedora del combate y dejó sin
barcos útiles a España, imposibilitando de poder navegar hacia sus colonias en América.
Como Francia también había sido derrotada en el mar pero aun poseía la zona continental,
Napoleon implementó un masivo bloqueo económico en toda Europa contra Gran Bretaña,
con la excepción de Portugal.
Dicho bloqueo había dejado sin rutas ni mercados a los cuales acudir para Inglaterra, pues sus
antiguas colonias americanas ahora independientes tampoco aceptaban comprar sus
productos, y estando en una etapa de plena revolución industrial con muchísimos productos
manufacturados. Era de primera necesidad para la corona británica la búsqueda de nuevos
sitios donde comerciar, donde vender sus mercancías y comprar materias primas. Es con esa
necesidad, sumado al hecho de que España estaba imposibilitada de enviar personal a sus
colonias, que los británicos deciden sin avisar a la corona organizar una invasión al Virreinato
del Río de la Plata, que ya previamente conocían su estado de disconformidad, requerimiento
de productos manufacturados, puntos débiles en sus costas, ausencia total de defensas
militares y aparte contarán con el apoyo de los propios criollos.

“Basados en la información sobre las rivalidades entre criollos y españoles, concibieron un


plan que contaría con el apoyo de los primeros, a quienes pensaban seducir con promesas de
independencia y de eliminación de las restricciones al comercio libre” (Noemí Goldman,
Nueva Historia Argentina, Tomo, Pj )

En enero de 1806 Inglaterra lleva a cabo una invasión a una potencia europea, en este caso a
una colonia holandesa. Como primer movimiento de prueba se ataca al Cabo Buena
esperanza hasta lograr su conquista, habiendo sido esta misión exitosa, se decide realizar la
invasión al virreinato español. El 24 de junio del mismo año se realiza la primera invasión,
disparando a las defensas de Barragán las cuales fueron fácilmente ubicadas gracias a la
tenencia por parte de los británicos de un mapa completo de Buenos Aires con las defensas,
puntos especiales o débiles marcados. Destruidas por completo las defensas y sin haber
recibido ninguna contraofensiva más, un pelotón de 1600 hombres comandados por los
líderes de aquel movimiento, el coronel William Carr Beresford y Sir Home Riggs Popham.
Estos lograron ingresar en las calles de Buenos Aires sin ninguna oposición y a diferencia de
lo que se podría esperar fueron bien recibidos por muchos criollos de altas élites
considerando la conquista como un éxito.

Son los españoles y criollos del cabildo quienes se oponen a la invasión y se reúnen de
manera secreta para planificar una reconquista de Buenos Aires. Dentro de las defensas
existentes en el virreinato se encontraba Santiago de Liniers, un capitán francés al servicio de
la corona que regía como militar dentro del Río de la Plata, quien había previamente alertado
sobre la llegada de los navíos ingleses a las costas al virrey vigente Sobremonte, quien ante
tal noticia y siguiendo el plan establecido un año antes sobre la posible invasión extranjera,
decidió huir a Córdoba con todo el tesoro de la aduana Real de Buenos Aires, cosa que
finalmente fue un fracaso puesto que fue capturado en pleno viaje en la zona de Luján y todo
el dinero robado para ser llevado directamente a la corona británica, deteriorando de sobre
manera la imagen del virrey.

El 24 de agosto, luego de haber convocado un Cabildo Abierto, se delegó el mando militar a


Liniers quien inmediatamente comenzó la creación de una fuerza militar completamente
criolla, los llamado Patricios que lograron doblegar a los ingleses y obligarlos a retirarse,
dejando a la colonia libre y al mando de España nuevamente. Popham y Beresford fueron
tomados como prisioneros. Luego de todo aquello se llamó nuevamente a un cabildo abierto
donde se debatió acerca de la deplorable actitud del virrey frente a la invasión y aquella
acción de huida a la cual los criollos sintieron abandonados, causando una crisis de autoridad,
culminando en el nombramiento de Liniers como nueva cabeza del Virreinato y dejándolo en
manos de toda la nueva fuerza militar, a la cual se le comenzó a profesionalizar y agradar.

Un año después, a principios de febrero de 1807, los británicos realizaron una segunda
invasión con Jhon Whitelock al mando. Habiéndose enterado de esta vuelta inglesa, el virrey
Sobremonte volvió a repetir su conducta, abandonando la capital con el tesoro nacional.
Liniers organizó a los patricios nuevamente para detener el avance. Los ingleses nuevamente
desembarcaron en Buenos Aires, atacaron las tropas y las derrotaron, continuando su camino
hacia el centro de la ciudad con el objetivo de conquistarlo finalmente. Es por mano de
Pueyrredón y la misma población civil que organizó una barricada en las calles bonaerenses y
atacaron con lo que tenían a los invasores que los ingleses fueron nuevamente derrotados.
Ambas invasiones al terminar habían dejado consecuencias para todo el virreinato y su
población. En lo personal, siendo una de las más destacables que ante el peligro de la
situación se habría formado el primer cuerpo de fuerza militar completamente criolla que
respondía exclusivamente a las órdenes de Liniers, considerado su único líder. Siendo a su
vez él mismo visto como un héroe ante los ojos de la población al final de la batalla incluso
aun teniendo en cuenta la nacionalidad del mismo, puesto que alegaban que fue él quien los
había defendido y no los españoles, que gracias a sus conocimientos y rápido actuar que las
invasiones pudieron ser frenadas y estas nuevas fuerzas militares creadas, el cual en una
opinión personal, no tiene en la actualidad el reconocimiento histórico y respeto que debería
de merecer, puesto que se puso al frente de una situación tan compleja y riesgosa como
fueron las invasiones inglesas, que aunque fueran pocos los soldados que bajaron de los
barcos, no dejaban de ser superiores militarmente. Supo adaptarse y actuar con rapidez
utilizando lo poco de armamento que en el virreinato se encontraba, creando el primer cuerpo
militar criollo.
Esta nueva fuerza completamente criolla, habría resultado como un avance extraordinario
para los criollos, puesto que contarían a partir de ese momento de propias defensas,
constituidas, de igual forma, por su propia poblacion, que incluia desde criollos de elites,
renombres que disponian de riquezas, hasta civiles, civiles de bajos recursos o inclusive de
negros y esclavos que igualmente habian formado parte de las defensas en diferentes cuerpos
militares que no eran los patricios. Estas les serían útiles para la defensa ante futuros ataques
invasores. Más a los ojos de los españoles era terrible, pues desestabilizaba completamente el
equilibrio del poderío español en el virreinato, era visto como una fuerza “peligrosamente
independiente” (Tulio Halperin) Veían que aquellos a los que alguna vez tuvieron dominados,
ahora tenían la posibilidades de defenderse y atacarlos.

Pero lo que más había dejado como consecuencia estas invasiones fueron el haber marcados
profundamente a los criollos de muchas maneras, por una parte se habían sentido
traicionados, abandonados y olvidados por España que los había dejado a su suerte ante una
invasión de una potencia extranjera tan fuerte como era la inglesa, sumado a la pesima
actuacion del Virrey en ambas ocasiones, huyendo de la capital para priorizar antes el tesoro
de la aduana que la protección del Virreinato.
Aunque por otro lado se había desarrollado un sentimiento de pertenencia a la tierra o
patriotismo por los ciudadanos y los mismos patricios, que se habrían dado cuenta que ellos
solos habían podido defenderse de algo tan grande como era Gran Bretañ en sus intentos de
conquista, logrado con sus propias armas y fuerzas, y a que podían tomar decisiones políticas
efectivas y autónomas sin tener que esperar la respuesta del rey. España ya no era tomada
como una autoridad frente a un cierto grupo de criollos que deseaba ahora la separación de la
metrópoli. Fue el desencadenante de un ideal independentista que poco a poco se fue
esparciendo entre los rioplatenses.

Bibliografias utilizadas:
COLECCIÓN NUEVA HISTORIA ARGENTINA. Tomo III, Revolución, República,
Confederación (1806-1852), Sudamericana. Noemí Goldman.
FLORIA, CARLOS A. y GARCIA BELSUNCE, C. Historia de los argentinos. Editorial El
Ateneo.
TERNAVASIO MARCELA, Historia de la Argentina 1806 -1852. Siglo Veintiuno Editores.

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