Joel Ruiz - Biografía y Poemas

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BIOGRAFÍA

ESCRITOR: JOEL RUIZ PEÑA

Joel Ruiz Peña nació en el distrito de Ayabaca, provincia del mismo nombre, región
Piura, un 02 de febrero de 1976.
Estudió educación primaria en su tierra natal, en la I.E. N°15019 “Hildebrando Castro
Pozo”, nombre de nuestro bate, escritor, político y ensayista ayabaquino Hildebrando
Castro Pozo, distinguiéndose por ocupar los más altos calificativos. Sus estudios
secundarios los continuó en la I.E. “ Lizardo Montero”, anteriormente Colegio
Nacional de Varones- Ayabaca. En este centro de estudios, también destacó con los
más altos calificativos. Posteriormente, en el año 1994 viaja a la ciudad de Trujillo
para seguir estudios superiores en la Universidad Nacional de Trujillo, en la facultad
de Educación y Ciencias de la Comunicación. En esta Casa Superior de nuestro Gran
Poeta Vallejo, el año 2000 se gradúa de Licenciado en Educación, mención Lengua
Nacional y Literatura. Esta experiencia de formación académica le sirvió para
reencontrarse con los clásicos de la literatura Universal, Española, Latinoamericana y
Nacional; lectura íntegra y reflexiva que le permitió construir su propio mundo,
sumado al paisaje, la costumbre y la cotidianeidad familiar.

Como maestro de su pueblo, ha publicado el poemario “Desde las orejas de mi tierra


colorada”(2003) guardando inéditos, el poemario “El manifiesto de la cólera”;
antología de teatro costumbrista denominada “El gorila de mi tiempo”, así como
“Narraciones de sal y azúcar”. Como cultor del teatro costumbrista de su pueblo y la
poesía de los últimos tiempos, ha sido premiado en diferentes certámenes literarios
por las autoridades de Ayabaca y Piura.

En el año 2000 obtuvo Mención Honrosa en el Primer Festival de Cuento y Poesía


“Eduardo Gonzáles Viaña, organizado por la Universidad Nacional de Trujillo.

Su vocación por la docencia no ha dejado de brillar con luz propia y su afición por la
literatura la concibe como el único camino para liberar al hombre de la más inhumana
esclavitud.

…………………………
ESCRITOR: JOEL PEÑA

LIBRO: ‘EL MANIFIESTO DE LA CÓLERA’

POEMAS:

DEL INFIERNO AL CIELO.

Con la misma cantaleta de mandón empírico

Y voz punzocortante, mi padre lanzó un gargajo

De palabras en el rostro más bello de todo lo bello.

“¡Lleva a la escuela ese muchacho para que alguito

¡Aprenda...!

Mi madre, hechura de frágil cuerpo, entristecida

Por tal hecho, de la mano me trajo como sabueso.

Zopenco, con los ojos confundidos entre dos trenzas;

Temblando por la ira y el miedo, a rastras y rastras,

Cabizbajo me puse en las filas de otros mocosuelos,

A la espera del primer canto hecho rezo.

Fue lunes, como es hoy en que verso

Con buen gesto hermosos recuerdos.

A punto de vomitar y tarareando

El Padre Nuestro, un hombre pequeñito,


A pellizcos me condujo al salón

Del mismísimo infierno.

Os digo del mismísimo infierno,

Porque de las lenguas de aquel fuego,

Nadie saldría ileso.

El niño Adán se comía todos los días

Mis tortillas con queso.

El niño Nelson se divertía jalando

Mis trenzas y apunta de cocachos

Inflamaba mi cabeza.

El niño Marlon me hacía llorar sacándome

La lengua, y, si más fuertes eran mis quejas y llantos,

Me dejaba sin lápices y cuadernos.

Si seis años fui víctima de tales afrentas,

Que me perdone Dios ahorita por cobrarles

La cuenta.

Lo que es yo; sin fiambre, sin trenzas,

Y terco a quejas y llantos, en lecciones,

Saberes y cantos, fui permanente sombra

De incurables espantos.

Responsabilidad, respeto, disciplina y rezo;


Valores que aprendí, fueron mis primeros

Mandamientos.

Oraciones, problemas y cuentos, resolví

Con exactitud e imaginación en la encerada

De mil conciertos.

Me lo enseñaron con amor y paciencia

Cuatro alquimistas de numerosos entuertos.

Oscar Pretel, conspicuo director, el de carácter

Agrio y tamaño simple, apodado David el terco.

Filomena Santur, preceptora de finísimo acierto,

La de vestiditos con aires de muerto.

Cita Rojas, la maestra más querida por sus

Letras de mosaico, solía desayunar conmigo.

Anita Niño, amante de mis coplas y versos,

Tejedora desde muy antes.

Para ellos,

Proclamo inmortalidad, honra y gloria,

En agradecimiento.

Y si de algo me arrepiento;

Es no haber aprendido de todos el 100%.

No siendo mezquino ni el sabiondo perfecto,

Gracias le debo a estas ironías de la vida.

A mi rey testarudo y a mi reina perfecta.


A mis compañeros de carpeta,

Vivos ahora con letra mayúscula.

Y al finalizar este canto en un día de mengua;

Gracias Jesús mío por estudiar en la EX 31.

ESTE MUNDO ES NUESTRO MUNDO

Debajo de no sé cuántos ojos de muerto

Que por las noches musitan canciones de luz celeste

Y en el día desaparecen.

Dios, es el amor que deliciosamente produce el odio

En la sepultura del rechazo.

El hombre, esa mismísima criatura de estirpe y linaje

Grande, quien todavía escribe su nombre

Con letra minúscula.

La madre, adorable mujer, pedacito de

Pan nuestro.

Los pájaros; sobre todo la perdiz,

Ese animalito que asusta en la oración

De la mañana,

son la sombra y la

Defunción cuando trozan la raíz,

Y vuestra cólera cuando se tragan la semilla.


El agua; bautizo a celebrar

En nombre de los páramos,

Es la perfecta solidaridad de

Todo lo creado, es decir,

Placer en la cópula de lo seco.

Y la tierra; esta tierra,

Ahora esencia sin forma,

Un poquito de misericordia que se vende

En cada sábado de gloria.

Serranos, creyentes y no creyentes

De este canto,

¡Este mundo es nuestro mundo!

Por eso, como parte de sublime creación;

Muy temprano le doy sueño a mi vejez

Con la desdicha de no poder dormir.

Luego despierto y me levanto con el peso

Del asombro;

En seguida observo y me da risa

Lo que observo.

Finalmente pienso,

porque en mi cerebro

Palpitan los recuerdos;


Al golpe de la lluvia,

Al traqueteo de la ira,

Y al eco profundísimo de 1000 truenos.

Serranos, creyentes y no creyentes

De este canto;

Si de alguien me olvido,

Si de algo me olvido;

No será de nadie,

No será de nada,

Porque ESTE MUNDO ES NUESTRO MUNDO.

COSA BUENA

A mamá, antes de llegar al cielo,

Enigmático cofrecito de huesos.

Entre voces sin sospecha

Y sonidos lúgubres,

Traquetean las puertas

Como un chirrido de aceite frito.

La amante avanza

Con paso terco y joroba de ajedrez.

Inicia la faena tempranísimo,

A la delantera del reloj crestón.


En la sala de injusticia,

Sobre zurcidas tablas de nogal

“Cutipás” lame a brincos

Días de Dios y buenos días.

A la altura del rescoldo,

Dedos flacos y manos firmes

Preparan un fosforito a perder

Su catedral de pólvora.

Como sobrantes del destino,

En un rincón de arañas,

Guineítos, papas y mote

Esperan que el intestino los llame.

Cosa buena.

Pensar en la preparación del fiambre,

O tal vez en el silente que dirán

De gatos y cuyes.

Ha empezado la fiesta,

Y al entretener de la candela

Todos mis animalitos se preocupan;

Yo los miro y me compadezco.


Mientras en la sartén de los infiernos

Lo más rápido es un “majo”, a la

Sazón del achiote con manteca de

Chancho.

La amante avanza, cosa buena…

Transciende a yerbaluisa;

Bebida típica en los desayunos,

Salud de los enfermos,

Común a nuestra calma.

Para darse cuenta

De los niños que van al pórtico

Enfermizo del colegio,

Se fija en el lamparón de la mañana.

¡Santísima!

El trigo tostado ya y el maíz sin cocinar;

En mi alegría que pesar, que pesar…

Como reza el dicho, “barriga llena

Corazón contento”; pero en su

Barbacoa la amante se acobija

Y no ha terminado de descansar.
MAIZAL

He regresado con mi voz de trueno

A celebrar este canto.

A contemplar tu color de verde alimenticio,

Sinónimo de puna, con mis ojos grandes

De mirada profundísima.

Veo que, al dolor incesante de la siembra,

Surge la preñez de la sabia al interior

De tus hermosísimas formas.

Maizal…

Sobre las sabanas de mil flores amarillas

Que desfilan en el mes de junio,

Molesto y confundido me atrevo a ser

Ese ladrón de la delicia dulce de tus

Choclos maduros, dejando huérfano

El comer de tantos niños idos.

Bienaventurado seas tú maíz.

Sin animadversión repito,

Bienaventurado y santo seas tú maíz,

Hijo de la tierra.
Por eso, santísima yerba en canciones

De risa te proclaman:

Mi boca redonda y mentirosa

A la luz de brutal imaginación.

Mis hermanos de hualtaco, sentados

En el fogón de su choza rústica.

El abuelo, aquel viejo histérico y gritón

Cuando te mastica en un champús

De gloria.

Remedios, la chichera, cuando

Ofrece tu bondad afrodisiaca

Expresando por los aires, a través

De un trapo blanco.

Inocencia, la de alas marrones;

La mismísima que pone huevos criollos,

Cloquea y canta para conservar la

Perpetuidad de su especie.

Orestes, ese burro zurrón,

Quien puja con tu peso subiendo la

Fresca.

El batán quien chirría y zumba

¡Para hoy día…Para hoy día…!

Cuando sube y baja a fuerza de gritos


Y pedradas, para solidificar tu

Esencia.

El sol de agosto, que al medio día

Amasa tu dureza para hacerte grande.

Maizal…

Desata el nudo de mis horas

Que ahorcan y me presionan,

Bajo la sombra alada de este granadillo,

Que a mi derecha narcisos lágrimas

Derraman.

En consecuencia, maíz,

El pan y el panadero,

La tierra y el labrador

El tiesto y la tostadora;

O sea, cualquier mundo hecho de la

Nada,

En sombras de papel,

En sombras de preocupación

Y en sombras de amanecido frío,

Santísima yerba te proclama.


CHOZA

Caminando pusilánime

Entre el estruendo fiero de un relámpago

Y el incompasivo granizal de la lluvia

Cuando arrecia;

Ayer visité el otro jardín

De mi niñez,

Y lo hice por el camino

Que conduce al toronjil.

Al llegar a la inocencia

De la ciénaga;

Desde lejos, aún pude entrever,

Aún pude entrever tus paredes

Hendidas por antiquísimos vacíos,

Zurcidos de cualquier sombra.

Casita del amor,

Ñorbo del buen querer;

Laberinto de ajedrez,

Granero del Diostedé,

Deliciosa manzana para comer,

Lucerito del amanecer.

Todavía sigues de pie,


Atrapando el sol que sale del este

Con tu mirada omnipotente,

A la espera de papá

Para su descanso tardo.

Pues, desde hoy,

Físicamente,

El nunca volverá.

NOGAL

Nogal.

Desde la esquina azul

En donde porfían todas las tardes

Inútiles chismosos;

Veo tu senectud omnipotente.

Omnipotente y grande

Como el cíclope Odiseo

Del inmortal Homero.

Ineludiblemente,

En el hecho abrupto

De tal alucinación,

Y al empezar el aguacero,

Elevo tu maravillosa forma


Sobre el sendero ancestro y solariego

De una capital de pólvora.

Nogal.

Cuando cruzo tu plaza de la paz

Cargando mi morral de tanta cólera;

Otra vez contemplo tu maravillosa

Forma.

Y nuevamente, nace la necesidad

De sentirme despierto,

Porque tu fruto maduro de verde tinto

Cae al piso como manzana riquísima,

Y la nuez que entre durezas

Sale desde muy adentro,

Alimenta a tanto niño travieso.

Nogal.

En el propicio tiempo

Que enverdece tu frondosa

Cabellera,

Vanidoso y arrogante

Juegas con el viento;

En el instante en que mi cerebro

Da vida a vuestras sombras.


Por instinto.

En noches muy oscuras y más

Frías que el silencio,

Eres el apuesto centinela

De toda la ciudad;

O tal vez,

El fantasma taciturno

Que nos defiende de cualquier

Grito malévolo.

Al clarear el día,

Eres un hermoso cuadro de

Pintura indigenista;

Un fósforo encendido en la Guernica

De Picasso;

O quizá,

El sobreviviente más antiguo

De Chitor,

Porque Chitor es un vientre

Lleno de tristezas,

Gobernado por un

Asno millonario;

Que sin ser nada,

De la nada se hizo grande.


Nogal,

Bendita en todos los altares

Esa mano que sin repudio

Te puso bajo esta sagrada tierra;

Aún más pura y limpia el agua

Que de ti hizo raíces profundas.

Por estos garabatos de confusa

Respuesta,

Con fuerte lluvia,

Abundante sangre,

E insoportable llanto;

Nogal,

¡Para siempre serás el árbol de mi

Vejez!

ME DA RISA LA MUERTE.

En las orejas tristes de mi barrio,

Otra vez la sombra del horrible miedo

Repica en dos campanas siete talanes

De estruendo silencio.

Me urge un deseo de preguntar.


¿Y ahora, quién adelanta su temprano sueño…?

Será Don Juan Modesto,

¿Aquel veterano de cuatro piernas?

Será la virgen María con sus lágrimas

¿Que no se quiere ahogar?

Si la muerte repica en dos campanas

Siete talanes de estruendo silencio;

Entonces, otros empiezan a peregrinar...

Una pareja de novios que emprende

Triste vuelo al paraíso de un planeta

Sin cielo.

Máximo Niño;

Aquel mayorón de barba blanca

Que un infarto lo fulminó rezando

Diez Padrenuestros.

Carlota de la Cruz;

La nonagenaria cocinera de todos los tiempos,

Quien inmortalizó su receta de mondonguito,

También se quedó

Profundamente dormida.
Rosario Cagallaza;

Apodada la Shucaca,

Humilde barredora de quincena,

Quien fue muerta por el peso sucio

De abominable carreta.

Bartola Chuquirima;

Rezadora, bailarina y contorsionista

De ocho décadas,

Quien se despidió muy alegre haciendo

El 2 en el bacín para purificar su cuerpo.

Cleotaria de los Altos,

Aquella campesina de greda,

A quien un cáncer le devoró

Su montaña de venus.

Albino Illapa, el brujo;

A quien faltándole 3 años

Para cumplir el 100to;

Fue víctima letal de sus propios

Desaciertos.

Margarita de la Villa,

Verdaderamente mujer y madre,


Con su dolor de cabeza,

De inesperado viaje, todavía

No ha vuelto.

La compañera de Pancracio,

Una humilde torcedora de sogas,

Cuyo nombre no me sé; en su ombligo

Doce gusanos se burlaron del

Quinto mandamiento.

¡Qué muerte más hermosa para

¡Decirse muerte!

Como estos nueve que partieron adelante

Y otros que nadie sabe de su historia,

Nosotros, no tengamos miedo a inevitable

Afrenta.

………………………..

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