Maruja Hinestrosa - La Identidad Nariñense A Través de Su Piano (E-Book)
Maruja Hinestrosa - La Identidad Nariñense A Través de Su Piano (E-Book)
Maruja Hinestrosa - La Identidad Nariñense A Través de Su Piano (E-Book)
Hinestrosa
Maruja
Febrero de 1974.
Hinestrosa
Maruja
La identidad nariñense
a través de su piano
FOTOGRAFÍA Y DISEÑO
JUAN DIEGO MUÑOZ
2014
MARUJA HINESTROSA:
LA IDENTIDAD NARIÑENSE A TRAVÉS DE SU PIANO
Fotografías: Todas las imágenes provienen del archivo particular de la familia Ro-
sero Hinestrosa y fueron suministradas por Jaime Rosero, a excepción de aquellas
donde se especifica una fuente distinta.
ISBN: 978-958-97877-4-8
Colección Sol de los Pastos
Disco Compacto
CD Tracks 215
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PRESENTACIÓN
Documentar un testimonio de vida como fue el de Maruja Hinestrosa era
una tarea necesaria para la memoria colectiva de una nación y, particular-
mente, de una región, que poco a poco va conociendo su rico y diverso
patrimonio cultural. De alguna manera, ella es una mujer que da cuenta,
más allá de su rica historia particular, de una historia colectiva, como es la
de quienes habitan una ciudad y una región como el sur-occidente colom-
biano: creativa, sensible, de fino humor, musical y apasionada por lo que
sabe hacer.
Precisamente, este trabajo del músico y musicólogo Luis Gabriel Mesa Mar-
tinez nos reafirma la idea de que, a pesar del histórico aislamiento de la re-
gión con respecto al resto de la nación colombiana, Pasto y Nariño recibían
con interés el acumulado de occidente a través del puerto de Barbacoas.
Fue por la ruta Tumaco – Barbacoas – Túquerres – Pasto, por donde llegó
la cultura europea: sus pianos, sus ritmos musicales, la literatura y el cono-
cimiento. Para el caso de la música, esto se puede observar y constatar en
la obra de esta importante compositora nariñense.
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PRÓLOGO
La velocidad con la que se suceden los cambios y las transformaciones en
el mundo contemporáneo con frecuencia altera la experiencia vital que
llevamos en el día a día. Tal celeridad nos demanda estar siempre atentos
a un presente continuo que nos deja poco tiempo para reflexionar sobre el
pasado. Quizás por eso ahora más que nunca sea tan necesario hacer una
pausa en el camino de vez en cuando para mirar hacia atrás con calma y re-
conocer quiénes somos y de dónde venimos. Las respuestas satisfactorias a
esas preguntas por nuestra identidad pocas veces vienen de la Historia que
nos enseñan durante la etapa escolar, escrita así, con mayúscula, y que suele
ser una recolección de narraciones épicas de batallas, revoluciones y gestas
heroicas. Pero las experiencias más cercanas de la memoria personal, y tal
vez por eso más poderosas, se encuentran en cosas aparentemente menos
trascendentales como los olores, los sabores y los sonidos que escuchamos
en la infancia. La música puede ser considerada como una especie de deto-
nador de la memoria, porque con frecuencia nos remite al pasado de una
manera que parece sencilla y natural, y nos permite narrar nuestra propia
historia de una manera más íntima y tangible.
Durante muchos años la musicología, así como la Historia, nos narró me-
morias de grandes héroes y grandes revoluciones: Beethoven era un genio
con un destino trágico y la Novena Sinfonía era un grito épico de incon-
formismo y un legado artístico trascendental para toda la humanidad. No
obstante, desde mediados del siglo XX comenzó a surgir la inquietud de
estudiar con detenimiento el rol fundamental que cumplieron persona-
lidades artísticas y legados musicales mucho más sencillos y cercanos a la
vida cotidiana de sus respectivas sociedades. Adicionalmente, la llegada
del feminismo a la musicología en la década de los ochenta fue un factor
fundamental para la desmitificación de la historia de la música como una
historia que solo permitía ver (y escuchar) a grandes genios masculinos que
compusieron grandiosas obras épicas. Las mujeres han sido y siguen siendo
fundamentales para la vida musical de sus propias comunidades en todas
partes del mundo; ya sea que nos aproximemos o no a su estudio desde una
perspectiva de género, la exploración de casos puntuales como el de Maruja
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El estudio de Luis Gabriel Mesa revela una fina e intrincada red de cone-
xiones entre dinámicas locales, regionales y nacionales. En estas páginas
encontramos con asombro testimonios del impacto de la discusión sobre
la música nacional en el centro del país, de los lazos que se dieron entre
las prácticas locales de los tríos y la música que se grababa en México o
Argentina, de las influencias musicales de los discos que se encontraban en
los almacenes de música o se escuchaban en la radio local, y de las fuertes
relaciones musicales de Nariño a través de la frontera con Ecuador. Todos
estos elementos se conjugan de manera sutil en la obra musical de Maruja,
muchas de cuyas piezas, como El cafetero, siguen siendo consideradas hitos
importantes de la memoria musical en Nariño. La reconstrucción de algu-
nas de las partituras también requiere de un delicado trabajo de filigrana
musical, que comienza con la transcripción y la comparación de diversas
fuentes que lleven a un resultado que le haga justicia a la intención artística
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Influencias,
disidencias
y mesomúsica
Eco lejano… así tituló Hinestrosa uno de sus boleros para piano y canto,
y así mismo resuenan muchas de sus obras en un recuerdo tímido que
mediante este tributo pretendemos sacar nuevamente a la luz. ¿Por qué
lejano tratándose de una de las mujeres más citadas en la historia reciente
de la música en San Juan de Pasto? ¿Por qué tímido si en nuestra memoria
se despliegan sin mayor esfuerzo las corcheas festivas de su Cafetero cuan-
do escuchamos su nombre? Precisamente por eso. Porque la recordamos,
pero poco nos hemos detenido a conocerla. Porque asociamos su aporte al
panorama cultural de Pasto en función de ese difundido pasillo (entre un
par de obras más), perdiéndonos de todo un mundo de composiciones que
hicieron de Hinestrosa una figura de facetas distintas.
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Más allá del interés artístico manifestado por sus padres, Julia y Roberto,
los primeros indicios musicales de Hinestrosa se vieron reforzados a partir
del estímulo de hermanas religiosas tanto del Colegio del Sagrado Corazón
de Jesús como del Liceo La Merced Maridíaz. Distintas biografías publi-
cadas en los últimos 50 años por autores como Heriberto Zapata (1962),
Octavio Marulanda (1989), José Vicente Ágreda (2001) y José Menandro
Bastidas (2011), entre otros, hacen referencia en este sentido a la Profesora
Bautista, monja de origen alemán que lideró durante la década de 1920 su
formación musical, entre la de otras hermanas y estudiantes franciscanas.
“Doña Maruja quería mucho a las monjitas. Sobre todo porque una
de ellas, la monja Celina Pereira, tendía a ser muy reaccionaria…
de izquierda. Ella se atrevía a usar palabras que yo personalmente
no he podido escuchar en monja alguna, y tanto a mí como a doña
Maruja nos fascinaba oírla. Refiriéndose al comportamiento de sus
compañeras, se quejaba diciendo que, en lugar de pasar las horas
rezando y rezando hincadas ante el altar, debieron abrirle espacio
para que ella misma les enseñara música y para que pudieran más
bien formar un coro celestial que elevara sus voces hacia el Señor.”3
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Ave María
Dedicada a Nuestra Señora de Las Lajas
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(hermano), Julia (madre) Maruja (abajo), Roberto (padre) y Bertalía (hermana) LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
Atrás: La familia completa en los años 20. De izquierda a derecha: Julia Luisa (hermana), José Roberto
“Me dieron permiso para que yo tocara en el piano del colegio du-
rante los recreos, ¡pero no la música popular! Ellas eran enemigas…
no se podía tocar una piecita porque era el pecado más grande.
Entonces yo aprovechaba cuando no estaban las monjas, cuando se
oía el ruido de las calles…”4
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Maruja acompañada de una de sus profesoras y una amiga de origen alemán, c. 1960
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j Música académica.
j Música popular.
j Música populachera.
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De izquierda a derecha: Julia Luisa, Maruja, Julia, Bertalía y Roberto, c. 1930
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Cabe considerar, sin embargo, un término que hacia mediados de los años
60 propuso Carlos Vega, y que musicólogos particularmente del Cono Sur
como Lauro Ayestarán y Coriún Aharonián trataron de re-conceptualizar
y difundir en la literatura académica sudamericana: mesomúsica. Con el
ánimo de romper con la polaridad entre lo académico y lo popular, o lo
culto y lo folklórico, Vega planteaba el uso de la palabra ‘mesomúsica’ para
aludir al “conjunto de creaciones funcionalmente consagradas al esparci-
miento (melodías con o sin texto), a la danza de salón, a los espectáculos, a
las ceremonias, actos, clases, juegos, etcétera, adoptadas o aceptadas por los
oyentes de las naciones culturalmente modernas.”12 Resaltaba, por ende, el
valor de músicas de consumo masivo y de asimilación generalizada, no tan
apreciadas en la jerarquía de Gonzalo Vidal expuesta anteriormente.
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por el uso de fluidos arpegios y escalas de amplio registro (tal vez como
consecuencia de una formación técnica de alto rigor).
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ENTRE DANZAS
DE SALÓN Y
SONIDOS
CRIOLLOS
Asimilado en América Latina como uno de los bailes de mayor populari-
dad entre las tradiciones de salón, el vals parece haber constituido un re-
ferente de suma importancia dentro del repertorio estudiado por músicos
formados entre los siglos XIX y XX en Nariño. A partir del testimonio de
Pazos Moncayo antes referido, los valses representaban una especie de es-
parcimiento para no someterse exclusivamente a los tecnicismos de Czerny
o de Hanon en el entrenamiento pianístico, y era del gusto común en Pasto
querer escuchar segmentos célebres de operetas en géneros que, además del
vals, incluían aires como la mazurka y la polka.
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Cuadro pintado por la misma Maruja Hinestrosa, representando la vista del volcán
Galeras desde el Valle de Atriz. Sobresalen la iglesia de San Juan Bautista y la Catedral de
Pasto, entre edificaciones de arquitectura republicana características
del centro de la ciudad
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Valle de Atriz
Vals
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Disco del álbum De mi terruño, grabado por Sonolux en Medellín, 1965.
Las fotografías fueron tomadas a partir del único ejemplar conservado por Jaime Rosero y perteneciente a su madre
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El vals Los patinadores de Waldteufel fue, según Pazos Moncayo, uno de los
principales referentes entre músicos pastusos de la generación de Hinestro-
sa.19 Llama la atención, al analizar el comportamiento melódico de Valle de
Atriz, que el material motívico de la primera sección de la obra parece una
citación directa del vals de Waldteufel. Sin ser literal, se perciben similitu-
des que dan cuenta de puntos de relación entre las obras, más si se tiene
presente que ambas melodías empiezan sobre el tercer grado de la tónica
correspondiente:
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La Flor de la Montaña
Vals Criollo
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¿Cuáles son los contrastes entre este vals y Valle de Atriz, en materia de
estilo?
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No sería correcto analizar esta influencia de forma aislada, pues más allá
de Pasto, algunas de las primeras referencias históricas de dichos tríos pro-
vienen de localidades vecinas que dan cuenta de un gusto generalizado por
estos formatos en distintos rincones del departamento de Nariño.
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De ahí que resulten valses tan distintos a Valle de Atriz como La flor de la
montaña, donde ciertos fraseos melódicos evocan justamente patrones in-
terválicos y cadencias propias del repertorio para tríos, tan apreciado entre
los músicos de Pasto. La repetición sucesiva de la nota ‘re’ en la siguiente
frase, seguida de un contorno que ondula entre intervalos de tercera me-
nor, sugiere un patrón reconocible entre nariñenses, ecuatorianos y perua-
nos familiarizados con la música antes reseñada:
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El paralelismo que podríamos establecer con Dulce sueño y Las tres de la ma-
ñana radica también en aproximaciones estilísticas. El primero, compuesto
alrededor de 1928 o 29,36 revela cánones de composición semejantes a los
de Valle de Atriz:
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Dulce Sueño
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DE CAFETEROS
Y OTROS
EMBLEMAS
NACIONALES
Gran parte del debate en torno a la búsqueda de una ‘música nacional’ en
las primeras décadas del siglo XX se concentró en compositores que, lejos
de reconocer la diversidad étnica y cultural del país, asumieron que géneros
andinos como el bambuco y el pasillo bastaban para resumir la identidad
colombiana. Más allá de los férreos enfrentamientos en una historia con-
flictiva que involucró a figuras como Guillermo Uribe Holguín, Emilio
Murillo, Honorio Alarcón, Antonio María Valencia y Manuel Ezequiel
de la Hoz, entre muchos otros, la insistencia en desenterrar un emblema
patrio desde suelo exclusivamente andino generalizó entre académicos y
empíricos una actitud indiferente ante lenguajes de otras regiones del país.
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Peor aún, prejuicios de esta índole se concentran dentro del mismo pue-
blo nariñense. No es extraño que bajo el mismo paradigma se presente en
el departamento una actitud defensiva contra la influencia ecuatoriana,
como si tuviese algún sentido desconocer el rico engranaje que comparti-
mos con el sur. Si vinculamos además este argumento con la Costa Pacífica
de nuestro mismo Nariño, es interesante subrayar el alcance que llegó a
tener en los años 80 la tesis doctoral escrita por Susana Friedmann Alt-
mann,48 quien contrariada por el racismo tan común en textos como los de
Daniel Zamudio, sintió la motivación de rescatar parte del legado musical
afro-nariñense en su investigación titulada Los cantos festivos de Barbacoas
Nariño y sus implicaciones para la transmisión del romance español. Así se expre-
só Friedmann al respecto:
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No sería errado afirmar que una gran cantidad de música peruana ingre-
só a territorio colombiano a partir de cancioneros cuyas letras guardaban
algún tipo de relación con el patriotismo defensivo del país vecino. Como
lo expone Gérard Borras, un semanario conocido como El cancionero de
Lima “va a ser el fiel transcriptor de las canciones que se difunden en el
espacio de la ciudad [Leticia] o en el espacio nacional [peruano], pero va
a ser también el promotor de una campaña patriótica y nacionalista de
sorprendente magnitud”.53
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El Cafetero
Pasillo
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seguida del padre Célimo Macario Guerrero y de su esposo Jorge Rosero a la derecha. Se desconoce la identidad del niño, c. 1950 LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
Atrás: Visita a la región cafetera de Nariño. Fotografía tomada en el municipio de El Ingenio con su hija Gloria a la izquierda,
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No son pocas las razones, como se puede observar, que justifican el grado
de difusión de la obra y, por ende, su caracterización de ‘mesomúsica’ para
una Colombia de mediados de siglo que gracias a la circulación de graba-
ciones sonoras comenzaba a familiarizarse con repertorios que paulatina-
mente llegaban a institucionalizarse como bandera nacional. Citando el
popular Álbum ‘Shell’ de ritmos colombianos de 1957, Egberto Bermúdez
subraya la importancia del Cafetero (que encabeza la lista de la colección),
teniendo en cuenta su significado para una época en la cual la producción
cafetera se recuperaba con fuerza.61
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por el compositor ipialeño Augusto Ordóñez, director del ensamble donde figuran varias de sus hermanas
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La Molienda
Bambuco
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Fue en ese mismo 1943 cuando el crítico de música Luis Miguel de Zuláte-
gui pretendió dar mayor apertura a la discusión, convocando a composito-
res nacionales por medio de la revista radial Micro (publicada en Medellín)
para que formularan una propuesta de transcripción para el bambuco, lo
cual sólo contó con una única respuesta enviada por Jesús Bermúdez Sil-
va.68
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De izquierda a derecha: Bernardo Andrés Jurado y los hermanos Javier Andrés y Omar
David Mesa Martínez frente al Banco de la República de Pasto; integrantes del trío Nuevo
Amanecer, a quienes Hinestrosa dedicó un pasillo del mismo nombre en 1987
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Cochise
Pasillo dedicado a Martín Emilio Rodríguez
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Nuevo Amanecer
Pasillo dedicado a Bernardo, Javier Andrés y Omar David
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Yagarí
Pasillo
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DEL cine y la
radio a la
asimilación
de boleros y
tangos
“Llegó unas veces como visitante, otras como emigrante y, en algunos casos,
como exiliado, para quedarse”. Con estas palabras definió Ramón Pelins-
ki76 la naturaleza del ‘tango nómade’, distinto al ‘tango porteño’ arraigado
específicamente al Río de la Plata.
En estudios recientes como los de Claudia Leal León se sostiene que, a las
puertas del siglo XX, ciudades como Tumaco comenzaban un proceso de
urbanización resultante del interés gubernamental por fortalecer la econo-
mía portuaria, y que ya en 1902 sus habitantes habían presenciado la inau-
guración de un primer teatro municipal.77 Podríamos establecer, además,
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Josefina Villota de Castelblanco, quien más adelante se destacaría como poetisa y periodista, c. 1928 LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
Atrás: Maruja (segunda de izquierda a derecha; arriba) y sus compañeras franciscanas. A su izquierda se encuentra
Sin insinuar que Pasto hubiera manifestado mayor apertura en este sentido
(pues no deja de ser una ciudad fuertemente conservadora y católica), lla-
ma la atención que no se registren críticas que llegaran a atacar la iniciativa
de Hinestrosa, aunque se debe reconocer que los tangos en cuestión no
contaron con la amplia difusión fonográfica que sí tuvieron sus pasillos,
valses, bambucos e incluso boleros. También es interesante que la misma
autora haya decidido excluir sus tangos del único LP que llegó a grabar con
su propia selección de obras en 1965. Aun así, pudimos encontrar las par-
tituras de los tangos Amigo mío, Nos dan las doce y Reproche, de los cuales los
dos primeros fueron registrados en el CD acompañante con Iván León90 en
violonchelo, y quien escribe estas líneas en piano.
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Nos Dan las Doce
Tango
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Atrás: Las violinistas Julia Luisa Hinestrosa y Paulina Brando sobre una portada de la revista Ilustración Nariñense, Serie 1, n.º 4, febrero de 1925
Fotografía: Cortesía de José Menandro Bastidas
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Orquesta del Teatro Imperial, 1931. Julia Luisa Hinestrosa aparece en la fila de abajo: segunda violinista
de izquierda a derecha. El director, sentado al centro, no es en este caso Jeremías Quintero sino José
Antonio Rincón Gálvez. Fotografía: Cortesía de José Menandro Bastidas España
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Tangos como Amigo mío, Nos dan las doce y Reproche revelan esa juventud
romántica de Hinestrosa. Aunque las partituras manuscritas no aparecen
fechadas, la compositora afirmó haber escrito sus tangos antes de casarse.95
Además de ser un caso excepcional para la historia de las mujeres en la
música de Colombia de principios de siglo, llama la atención la cualidad
expresiva y retórica de los textos.
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Amigo Mío
Tango
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Por otra parte, las políticas de estado a partir de los años 30 facilitaron
una reintegración con el sur-occidente colombiano, resultante de la cons-
trucción de la carretera entre Pasto y Popayán como reacción a la invasión
peruana antes mencionada, y la promesa de un sistema de vías férreas que
conectaría a Tumaco con Pasto y Mocoa:100
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Los temas, relacionados con la fatalidad del amor, historias pasionales, ce-
los y traiciones constituyeron la base tanto de canciones como de películas
que recurrían al bolero para ilustrar los melodramas. Títulos cinematográfi-
cos como En cada puerto un amor y No me quieras tanto (ambas de 1949) dan
cuenta de esta aproximación; en ambas podíamos escuchar la música del
trío Los Panchos. De igual manera, producciones argentinas como ¡Tango!
(1933) y Romance musical (1947), o mexicanas como Gran casino (1946) y La
mujer sin lágrimas (1951) dejaban apreciar la voz de Libertad Lamarque. En
esta última, de hecho, la cantante y actriz argentina inmortalizó gracias al
cine latinoamericano el pasillo titulado Mis flores negras, atribuido al colom-
biano Julio Flórez.103
Hinestrosa no fue ajena a este contexto, y de ello dan fe sus boleros Nave-
gando, Eco lejano, Ciegamente, Cruel amargura, Vuélveme a querer y Alma mía.
El primero fue compuesto durante una visita a la Costa Pacífica, pasando
por Tumaco y Bocagrande. Con estas palabras describió la obra una corta
columna del diario El Espectador el 6 de octubre de 1985, cuatro días des-
pués del concierto con el que Ruth Marulanda (piano), Georgina Forero
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Cuando se navega
sobre un mar azul
siente el corazón
una suave, una dulce sensación.
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Eco lejano, otro de los boleros de Hinestrosa y con el cual dimos apertura
al primer capítulo del libro, está constituido al igual que Navegando por
una introducción (en este caso instrumental) seguida de dos secciones de
dieciséis compases. Sobre las partituras originales se puede observar que la
presentación de esas dos secciones difiere, pues en Eco lejano se simplifican
como repeticiones literales de ocho compases escritos para cada una, mien-
tras Navegando incluye variantes que sí requieren la transcripción completa
de los dieciséis.110 No obstante, el arreglo aquí expuesto presenta una varia-
ción en la segunda estrofa de Eco lejano con el fin de ofrecer una alternativa
interpretativa que evite la reiteración exacta de la primera.
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Navegando
Bolero
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UNA IDIOSINCRASIA
NARIÑENSE
IMPREGNADA
DE VESTIGIOS
ESPAÑOLES Y
LATINOAMERICANOS
En Febrero de 1974, Hinestrosa publicó un breve artículo que revelaba la
frustración del pueblo nariñense ante la ausencia de un conservatorio de
música en Pasto.112 La antigua escuela, fundada en 1938, había visto su clau-
sura definitiva en 1965 tras firmar el acuerdo nº 35 del Consejo Superior
Universitario, y desde entonces se desconocía el porvenir de intérpretes,
compositores, directores y pedagogos ansiosos por construir una trayectoria
artística respaldada institucionalmente.
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“En Popayán (…) hace algunos años, pude apreciar el afán de servi-
cio y la incansable labor de un ingeniero, el Dr. Marco Tulio Ante,
enamorado de la música, quien en su propia casa daba clases gra-
tuitas de música y canto, especialmente a jóvenes obreros, a quienes
enseñó a tocar diversos instrumentos, constituyendo además una
gran masa coral. Si cosas como ésta son obra de una sola persona,
La familia Rosero Hinestrosa hacia mediados de siglo XX. De izquierda a derecha, arriba: Jorge Rosero y
¿por qué nosotros todos no hacemos un esfuerzo por conseguir de la
Universidad y del Gobierno Departamental, la reapertura del Con-
servatorio de Música, tanto para la enseñanza de canto, de piano,
violín, etc. como para la constitución de una orquesta de concierto,
su hijo mayor, Roberto. Abajo figura Maruja al centro, entre sus mellizos Jaime y Gloria
como aquella de tiempos pasados, formada por voluntarios, aman-
tes de la música y del progreso de la ciudad?”114
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Hace pocos años, José Menandro Bastidas reseñaba las principales compo-
siciones de Hinestrosa y, al finalizar la lista, hacía mención de un concierto
para piano señalando que “según el criterio de expertos, esta composición
no alcanza a tener esta denominación”.115 Quisimos indagar de inmediato
para identificar las razones por las cuales la obra no pudiera merecer la
clasificación de ‘concierto’, pero ninguna de las fuentes escritas delató los
nombres específicos de quienes en un momento dado pudieron haber lle-
gado a esta determinación.
Sin embargo, la entrevista con Luis Pazos Moncayo fue clave para resolver
más de un enigma detrás de la obra en cuestión. La Fantasía sobre aires colom-
bianos se había convertido en una de las composiciones preferidas de Hines-
trosa, y el nivel tanto técnico como expresivo que demanda del intérprete
se prestó para que la autora contemplara la posibilidad de transformar la
fantasía en un concierto para piano y orquesta sinfónica.
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Según Pazos Moncayo, quien hizo entrega del documento a Roots, la inten-
ción radicaba en despertar su interés para que se llevara a cabo el proceso
de orquestación de la obra. Se esperaba una respuesta positiva por parte de
Roots teniendo en cuenta la visita que la Orquesta Sinfónica de Colombia
tenía programada para Pasto en 1975, pero la muerte del director pocos
meses atrás generó inevitablemente la cancelación del evento, y cerró toda
esperanza de dejar en sus manos el destino del Concierto en si menor.117
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1 arpa
1 piano
Violín I
Violín II
Viola
Violonchelo
Contrabajo
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Por tanto, hemos optado por conservar el título de Fantasía sobre aires colom-
bianos en la edición de la partitura y grabación aquí presentadas, teniendo
en cuenta que nuestro estudio se ocupó específicamente de la composición
original para piano. Esperamos con este tributo despertar una vez más el
interés de la comunidad de músicos tanto de la región como del resto del
país para revisar y montar el arreglo orquestal ya escrito, confiando en que
pronto podamos ser testigos de un estreno póstumo que daría cierre a un
capítulo inconcluso en la historia de la música nariñense.
Los aires colombianos a los que hace referencia el título son bambuco, gua-
bina y pasillo, sugeridos rítmicamente en distintos puntos de la fantasía.
Como se puede reconocer sobre la partitura, la obra comienza con una in-
troducción cargada de un espíritu vehemente y dramático en octavas para-
lelas, muy distinto en carácter a la mayoría de composiciones de Hinestrosa
donde priman texturas livianas y un tratamiento colorístico menos opaco.
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Fantasía Española
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Con el fin de ilustrar este argumento, vale mencionar que en 1978, durante
uno de los conciertos ofrecidos por agrupaciones de Ecuador, Nariño y
Putumayo en el Teatro del Colegio San Francisco Javier de Pasto, la cueca
chilena de Hinestrosa fue ejecutada en distintos formatos, como el del gru-
po folklorista ‘América Libre’, integrado por los hermanos Aguirre Oliva:
José (director), Medardo, Guillermo, Rafael y Jaime. La versión ejecutada
por este ensamble en el evento estuvo conformada por guitarra, siku, que-
na y bombo legüero.128
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Arroyito Pampero
Cueca Chilena
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Yaguarcocha
Sanjuanito Ecuatoriano
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Creeríamos que tanto la cueca chilena como este sanjuanito fueron escritos
en la década de los 60, pues aunque las partituras manuscritas no aparecen
fechadas, la referencia más temprana que encontramos (donde figuran am-
bos títulos) data de 1968, fecha en que Gemma Beatriz Arturo de Márquez
publica el breve artículo antes citado para la revista Cultura Nariñense.132
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Lamento Africano
(Boceto melódico)
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EPÍLOGO
Sentí la motivación para escribir este libro años atrás, desde una tarde de
abril de 1999, cuando tuve el privilegio de conocer personalmente a Ma-
ruja Hinestrosa. Me recibió en su casa por referencia de mi familia, con la
cual sostuvo vínculos de amistad desde 1986. En ese entonces nacía el trío
‘Nuevo Amanecer’, que un año después grabaría en su primer LP el pasillo
que con el mismo nombre dedicó Hinestrosa a sus jóvenes integrantes, dos
de ellos mis hermanos.
Dos años después nació Atípico Trío, ensamble de cámara en el cual los
tres hermanos Mesa Martínez quisimos desde un inicio rendir tributo a
compositores de Nariño. Hinestrosa estuvo presente en nuestro primer
concierto en la Sala Leopoldo López Álvarez del Banco de la República
el 10 de abril de 2001, y pudo en aquella ocasión escuchar nuestra propia
versión de Dulce sueño, en formato de tiple, piano y contrabajo.135
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Arriba, de izquierda a derecha: Alberto Javier Mesa, Maruja Hinestrosa y Cecilia Martínez.
Abajo: Bernardo Andrés Jurado (guitarra), Omar David Mesa (tiple) y
Javier Andrés Mesa (bandola), miembros del trío ‘Nuevo Amanecer’, 1987
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Hinestrosa
A Juliana Echeverry, por el dulce color de tus boleros. Bastó con escuchar
tu versión de Cómo fue con Rafa a la guitarra, para decidir de inmediato
que tú eras la voz de Eco lejano y Navegando.
A Daniel Söler de la Prada, por nuestro vínculo tan fuerte con España y tu
virtuosismo sin precedentes en las castañuelas. Desde nuestro primer en-
sayo con música de Manuel de Falla, era claro que pronto colaboraríamos
en proyectos de distinta envergadura; ha sido un privilegio contar con tu
intervención en la Fantasía española.
Igualmente me siento en deuda con todas las personas que me han per-
mitido trabajar por la música y la investigación en distintas universidades
colombianas: a Jorge Zorro, Pilar Leyva, Mauricio Cristancho, Andrés Sam-
per y Gisela de la Guardia, además de todo el equipo de profesores y cola-
boradores que han sido parte de mi trayectoria laboral en la musicología.
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corazón este libro, esperando que nuestros lazos de amistad jamás se can-
sen de construir grandes proyectos destinados a enriquecer el panorama de
nuestra música en Colombia.
No podría cerrar estas líneas sin antes expresar mi más fuerte gratitud a
Juan Carlos Santacruz y todo el equipo del Fondo Mixto de Cultura de
Nariño. Su apoyo a las artes, y en este caso particular a la musicología, re-
presentan uno de los sustentos más determinantes para identificar, rescatar
y difundir el patrimonio de nuestro departamento. De igual manera a la
Secretaría de Cultura de la Alcaldía de Pasto por apoyar la realización de
este proyecto.
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Hinestrosa
Fotografía con Maruja Hinestrosa tras finalizar el concierto de los tríos Atípico y Acústico en
la Sala Leopoldo López Álvarez de Pasto, 2001. Aparecen arriba, de izquierda a derecha: Luis
Pazos Moncayo, Luis Antonio ‘Noro’ Bastidas, Omar David Mesa y Paulo César Correa.
Abajo: Javier Andrés y Luis Gabriel Mesa
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COLABORADORES
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MESA MARTINEZ
MUSICÓLOGO
Inició sus estudios de música y piano a la edad de ocho años con los maes-
tros Ana Josefa Montenegro y Felipe Gil en la ciudad de Pasto. En 2001,
con 17 años de edad, se radicó en Noruega para cursar el programa de
Bachillerato Internacional, gracias a una beca completa otorgada por la
Asociación Colombiana de los Colegios del Mundo Unido. Durante sus
dos años en Noruega, y gracias al contacto con estudiantes de 90 países en
un colegio internado, comenzó a conocer distintos lenguajes de las músicas
del mundo, teniendo así una primera motivación para lo que más adelante
constituiría su vocación profesional: la musicología. En 2003, obtuvo las
becas de estudios otorgadas por ‘Kofi Annan’ y por el programa ‘Davis’
para cursar los programas de Música y Francés en la Universidad de Ma-
calester - Estados Unidos de América. Durante sus estudios de pregrado,
recibió además el apoyo de la Alexander International Scholarship, que
le permitió cursar un semestre de énfasis en musicología histórica en la
Universidad de La Sorbona de París. Tras haber recibido su grado como
Bachelor of Arts en Estados Unidos, se radicó en Granada - España, donde
obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Historia y Ciencias de la Mú-
sica, y en junio de 2013 el título de Doctor por la Universidad de Granada
en musicología. Fue profesor de Historia de la Música y Musicología en la
Fundación Universitaria Juan N. Corpas, la Fundación Universidad Cen-
tral, la Universidad Sergio Arboleda y la Pontificia Universidad Javeriana
de Bogotá. Actualmente dirige la cátedra de música para el programa de
Bachillerato Internacional en UWC Robert Bosch College en Friburgo de
Brisgovia, Alemania.
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NOTAS
1 Ágreda, José Vicente, “Maruja Hinestrosa de Rosero”, Nariño: Valores humanos e identidad,
Tomo I, San Juan de Pasto, Academia Nariñense de Historia, 2001, pág.100.
5 Bastidas España, José Menandro, “Reproducción mecánica y eléctrica del sonido”, Com-
positores nariñenses de la zona andina: Incidencias y el declive de la música tradicional, 1918-1950
[Ms. Inédito], San Juan de Pasto, 2014.
7 Téllez, Hernando, Cincuenta años de radiodifusión colombiana, Bedout S.A., 1974, pág. 39.
8 Rosero Arteaga, Ramiro, Historia de la radio en Nariño, San Juan de Pasto, Organización
Ardila Lulle, 1996.
10 Rosero Arteaga, Ramiro, op. cit., pág. 58. De acuerdo con algunos avances inéditos
compartidos por Bastidas España, la Revista Cultura Nariñense en su primer numeral de 1968
registra el año de 1942 para la fundación de la emisora en cuestión.
12 Vega, Carlos, “Mesomúsica: un ensayo sobre la música de todos”, Revista musical chilena,
n.º 188, 1997, pág. 78. La primera propuesta pública del concepto de ‘mesomúsica’ por
parte de Vega data de 1965, cuando presentó su idea en una ponencia de la Segunda Con-
ferencia Interamericana de Musicología en Bloomington, Indiana.
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Bogotá. Algunas escenas de la ceremonia en cuestión fueron transmitidas por Canal Uno
el 27 de Marzo de 1993, como parte del documental titulado La noche del Galeras, el cual
se conserva como material de archivo en el Centro de Documentación Musical de Bogotá.
15 Casas Figueroa, María Victoria, “En el silencio del piano: intérpretes y formadoras en las
primeras décadas del siglo XX (Un estudio de casos en Buga, Valle del Cauca)”, en Mujeres
en la música en Colombia: El género de los géneros, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana,
2012, pág. 261.
17 En La música de América Latina: una introducción, Gérard Behague (1983: 147) señala a Ju-
ventino Rosas como el compositor de música de salón de tradición francesa más influyente
en México durante la segunda mitad del siglo XIX.
18 Perdomo Escobar, José Ignacio, Historia de la música en Colombia, 3ª ed., Bogotá, Editorial
ABC, 1963.
20 Las notas aquí representadas corresponden a la melodía principal entre los compases
15 y 21 de la transcripción, donde inicia el primer tema del vals tras 14 compases de intro-
ducción.
22 Yep, Virginia, “El vals peruano”, Revista de Música Latinoamericana, vol. 14, n.º 2, Uni-
versity of Texas Press, pág. 269.
23 Ambas grabaciones fueron realizadas por el sello Sono Radio en Lima, y se encuentran
seriadas con los números 1138 y 1298, respectivamente.
24 Se trataba de los mexicanos Alfredo Bojalil Gil y José de Jesús Navarro, y el puertorri-
queño Herminio Avilés Negrón, quienes fundaron el trío en 1944 en la ciudad de Nueva
York. Información tomada de la página web oficial de Los Panchos: www.lospanchos.net,
[Consulta: febrero 17 de 2014].
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25 Martínez Figueroa, Fausto, Historia de la música en Nariño, Bogotá, Arte Nova Music Lab,
2011, pág. 157.
26 Borras, Gérard, Lima, el vals y la canción criolla (1900-1936), Lima, Instituto de Etnomu-
sicología, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012.
27 Fleta, Cucho, “Adiós, adiós” [letra de canción], El cancionero de Lima: Semanario festivo de
gran circulación, n.º 934, Marqués de Lema (dir.), Lima, [s.f.].
31 En el arreglo para bandola, violonchelo y piano aquí publicado, se optó por incluir una
variante rítmica sobre la repetición de la nota ‘Re’, utilizando un cuatrillo que pretende
imitar una de las maneras convencionales de ejecutar patrones repetitivos de este tipo en
la música para tríos de tradición nariñense, generando momentáneamente una sensación
binaria yuxtapuesta sobre la métrica de ¾ (v. compás 9 en bandola y piano sobre la trans-
cripción completa).
33 Se trata del álbum titulado Mi terruño, que recopila 12 composiciones de Maruja Hi-
nestrosa tras el interés manifestado por Jesús Zapata Builes y Luis Uribe Bueno durante la
primera visita de la compositora a los estudios de Sonolux en la ciudad de Medellín en la
década de 1960.
36 Precisamos esta fecha teniendo en cuenta la entrevista concedida en el año 2000 por Hi-
nestrosa a Lucía Pérez, en la cual afirma haber escrito este vals a la edad de 14 años, siendo
históricamente su segunda obra después del Cafetero (compuesto ese mismo año).
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38 Tras haber encontrado el registro sonoro del Trío Martino el 29 de abril de 2014, pudi-
mos corroborar que en efecto se trataba de un vals criollo vocal.
42 Registrada en la mayoría de biografías bajo el título de Aura o las violetas. De acuerdo con
Alfonso de la Espriella (1997: 452), se trataba de una representación televisiva de la novela
Aura o las violetas de José María Vargas Vila (1860-1933), protagonizada por Judy Henríquez
y Ronald Ayazo, y mostrada al público en 1982 con el título de Flor de fango, tomado de otra
obra literaria del mismo autor.
43 Según las palabras de la compositora al finalizar la entrevista con Lucía Pérez (2000).
44 Poeta nariñense, oriundo de Barbacoas y reconocido por obras como El santuario de Las
Lajas, poesía galardonada en el Teatro Colón de Bogotá durante la ceremonia de los Juegos
Florales de 1919.
48 Friedmann, vinculada a la Universidad Nacional en Bogotá desde 1975, es una de las po-
cas profesoras activas en Colombia en ostentar el título de Doctorado en Musicología. Sien-
do discípula de Simha Arom durante su formación en el King’s College de la Universidad
de Londres, su trabajo doctoral apuntó hacia un estudio de carácter semiológico centrado
en la transmisión del romancero español desde la Península Ibérica hasta el municipio de
Barbacoas – Nariño, buscando convergencias que permitieran establecer nexos entre estos
dos puntos geográficos conservados por tradición oral (Friedmann, 1994; 1997).
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51 Henao, Diana y Gómez, Manuela, “El impacto de la Gran Depresión en el sector in-
dustrial colombiano durante el período 1923 a 1936”, Grafías Disciplinares de la UCP, n.º
13, Pereira, Universidad Católica de Pereira, pág. 9.
53 Borras, Gérard, Lima, el vals y la canción criolla (1900-1936), Lima, Instituto de Etnomu-
sicología, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012, pág. 244.
55 Citas textuales tomadas de una columna titulada “Otro himno nacional” por Guiller-
mo Payán-Archer [s.f.], encontrada entre los archivos personales de la familia Rosero Hi-
nestrosa. Una alusión similar a la reacción positiva de Ospina Pérez aparece en el artículo
de José Vicente Ágreda (2001: 103).
57 Datos basados en la columna escrita por Edison Marulanda Peña para el diario La Tar-
de de Risaralda el 5 de Julio de 2011, disponible en línea a través del portal www.latarde.
com [Consulta: febrero 22 de 2014].
59 Ibíd., pág. 63. Cabe mencionar que aun siendo Colombia la única nación latinoame-
ricana oficialmente involucrada, el regimiento colonial 65 de Puerto Rico recibió también
la orden de apoyar el conflicto en representación de los Estados Unidos de América.
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66 Mesa Martínez, Luis Gabriel, Hacia una reconstrucción del concepto de ‘músico profesional’ en
Colombia: Antecedentes de la educación musical e institucionalización de la musicología, Granada,
Universidad de Granada, 2014, pág. 112.
70 Hemos incluido únicamente las fechas que pudieron ser confirmadas durante el proceso
de investigación a partir de fuentes primarias.
72 Éste último dedicado a su hija. Picardía y Gloria fueron grabados por la misma Hinestro-
sa en su LP (código: 12109) para Sonolux en 1965.
75 Integrado por Ignacio Ramos (flauta), Cristian Guataquira (cuatro) y Javier Andrés
Mesa Martínez (bajo), Guafa Trío representó un apoyo de inmenso valor para la realización
del presente libro.
77 Leal León, Claudia, “Un puerto en la selva: Naturaleza y raza en la creación de la ciudad
de Tumaco, 1860-1940”, Historia Crítica, n.º 30, Bogotá, Universidad de los Andes, 2005,
pág. 47.
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80 Pro Meneses, Alejandro, Discografía del pasillo ecuatoriano, Quito, Colegio de Ingenieros
Civiles de Pichincha y Ediciones Abya-Yala, 1997, pág. 70.
81 Restrepo Duque, Hernán, Lo que cuentan las canciones, Bogotá, Cronicon Musical, 1971,
págs. 113-114.
83 En 1924, Moreno publicó un ensayo para la obra El Ecuador en cien años de independencia,
el cual serviría de base para su posterior Historia de la música en el Ecuador.
87 Muy reconocido entre músicos de Nariño por su obra titulada Noches de Bocagrande,
bolero inspirado en la isla del Pacífico nariñense y grabado por el Trío Martino en 1966.
88 Como se verá más adelante, la compositora sugirió en su entrevista a Lucía Pérez (2000)
que sus boleros y tangos databan de su época de soltera; es decir, antes de 1937.
91 Estos datos y la información que viene por delante se basan en las memorias comparti-
das por Hinestrosa a Lucía Pérez en su entrevista realizada en el año 2000.
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Hinestrosa
94 Fecha registrada sobre el acta matrimonial firmada por Rómulo Chicaíza, notario su-
plente del titular número 1 del circuito de Pasto.
97 Bastidas España, José Menandro, “Reproducción mecánica y eléctrica del sonido”, Com-
positores nariñenses de la zona andina: Incidencias y el declive de la música tradicional, 1918-1950
[Ms. Inédito], San Juan de Pasto, 2014.
98 Martínez Figueroa, Fausto, Historia de la música en Nariño, Bogotá, Arte Nova Music Lab,
2011, pág. 157.
100 Cuya sostenibilidad fracasaría, según lo expone Álvarez (2012), en vista de la indife-
rencia del pueblo nariñense por incentivar el flujo comercial que pudiera justificar los altos
costos requeridos para los trasbordos de mercancías.
101 Montezuma, Alberto, Nariño, tierra y espíritu, Bogotá, Banco de La República, 1982,
pág. 309.
103 En su libro Lo que cuentan las canciones (1971: 120-141), Hernán Restrepo Duque reseña
detalladamente distintas grabaciones de Flores negras y pone en confrontación diferentes
discusiones sobre su autoría. Entre ellas, la atribución de la música a Emilio Murillo. Con-
cluye, no obstante, que tanto la letra como la música pertenecen a Julio Flórez, teniendo
en cuenta que grabaciones tempranas como la de Nicasio Safadi (1915) y programas de
concierto como los de la Lira Colombiana de Pedro Morales Pino dan crédito exclusivo al
compositor, sin que se hayan presentado protestas al respecto en dicho contexto histórico.
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106 En su entrevista con Lucía Pérez (2000), afirma que sus boleros representan su época
de soltera, aunque minutos antes había mencionado que Navegando fue compuesto estando
ya casada. Tal vez los distintos boleros fueron escritos alrededor de esta fase, antes y poco
después del matrimonio.
107 Bermúdez, Egberto, “Del humor y el amor: música de parranda y música de despecho
en Colombia I”, Cátedra de Artes, nº. 3, Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile,
2006, pág. 103.
108 Mi Nariño [Disco Compacto], Álbum de la Ronda Lírica. Discos Chaves, 1995. Intér-
pretes: Roberto Lucio Pastrana (flauta); Segundo Vivanco (violín), José Elías Muñoz (gui-
tarra), Carlos Angulo (contrabajo), José Edmundo Cortés (tiple) y Bolívar Meza (vocalista).
109 Los catálogos más completos hasta la fecha registrados resultan del trabajo de investiga-
ción de José Menandro Bastidas España y pueden ser consultados en Compositores nariñenses
de la zona andina, 1860-1917, San Juan de Pasto, Universidad de Nariño, 2011.
111 Madre del autor, quien tuvo un acercamiento con Maruja Hinestrosa a partir de 1986,
época en la que Javier Andrés y Omar David Mesa Martínez (hijos) formaban parte del trío
Nuevo Amanecer, junto con Bernardo Andrés Jurado. Hinestrosa instruía a los miembros
del trío a través de sesiones informales que tenían lugar en su residencia en compañía de
sus padres. En ellas compartía distintas anécdotas relacionadas con las historias detrás de
sus composiciones.
112 Hinestrosa Eraso, Maruja, “Pasto, ciudad musical, necesita conservatorio”, Cultura Na-
riñense, vol. 7 n.º 68, San Juan de Pasto, Centro Nariñense de Radiodifusión y Casa Mariana
de Pasto, 1974, págs. 401-402.
113 Mesa Martínez, Luis Gabriel, Hacia una reconstrucción del concepto de ‘músico profesional’
en Colombia: Antecedentes de la educación musical e institucionalización de la musicología, Grana-
da, Universidad de Granada, 2014, pág. 186.
115 Bastidas España, José Menandro, Compositores nariñenses de la zona andina, 1860-1917,
San Juan de Pasto, Universidad de Nariño, 2011, pág. 282.
116 Caro Mendoza, Hernando, “La era de Roots”, en Olav Roots: Trayectoria artística, Bo-
gotá, Instituto Colombiano de Cultura, s.f.
117 Éste y los siguientes datos relacionados con las gestiones para lograr la orquestación
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de la Fanastía sobre aires colombianos fueron tomados del testimonio directo de Luis Pazos
Moncayo, entrevistado por el autor el 17 de enero de 2014.
118 Rosero Polo, Raúl (dir.), Conciertos extraordinarios de música popular colombiana: Homenaje
a los 450 años de Pasto [Notas al programa], Orquesta Filarmónica de Bogotá, Segunda Tem-
porada, Bogotá, Teatro Colón, julio 9 de 1987.
119 Obando, Pablo Emilio, “Maruja Hinestrosa de Rosero (Un sueño)”, Diario del Sur, San
Juan de Pasto, julio 2 de 1998.
120 Yépez, Benjamín, “Hinestrosa de Rosero, Maruja”, en Casares Rodicio, Emilio (dir.),
Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. 6, Sociedad General de Autores y
Editores, 2000, pág. 327.
121 Dunbar, Julie C., Women, Music, Culture: An Introduction, New York and London, Rout-
ledge, 2011, pág. 115.
122 McClary, Susan, Feminine Endings: Music, Gender and Sexuality, Minneapolis, University
of Minnesota Press, 1991.
123 Bermúdez, Egberto, “Del humor y el amor: música de parranda y música de despecho
en Colombia I”, Cátedra de Artes, nº. 3, Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile,
2006, pág. 88.
125 Arturo de Márquez, Gemma Beatriz, “Maruja Hinestrosa de Rosa Rivera”, Cultura Na-
riñense, vol. 1, n.º 4, San Juan de Pasto, Centro Nariñense de Radiodifusión y Casa Mariana
de Pasto, 1968, pág 46.
126 Caicedo de Dávila, Esperanza, Música de la tierra – Colombia: Nariño y Putumayo [Notas
sobre el disco LP], vol. 1, San Juan de Pasto, Casa de la Cultura, 1978.
127 Las otras obras grabadas pertenecen a géneros como bambuco sureño, pasillo, carnaval
y cantos tradicionales de los indígenas Kamsá. Se registra una obra más de Hinestrosa en
formato de piano: el vals Valle de Atriz.
128 Membranófono característico del Cono Sur, particularmente de provincias como San-
tiago del Estero en Argentina, aunque también ha sido asimilado por músicos chilenos y
uruguayos en aires que, además de la cueca, incluyen zambas, malambos y chacareras, entre
otros.
129 Martínez Figueroa, Fausto, Historia de la música en Nariño, Bogotá, Arte Nova Music
Lab, 2011, pág. 288.
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130 Garzón Ubidia, Guillermo, Carabuela [Partitura para piano], transcripción de Fidel Pa-
blo Guerrero, Quito, Corporación Musicológica Ecuatoriana, Archivo Sonoro de la Música
Ecuatoriana, 1999.
131 Paredes Herrera, Francisco, Palomita cuculí [Partitura para piano], transcripción de
Fidel Pablo Guerrero, Quito, Corporación Musicológica Ecuatoriana, Archivo Sonoro de
la Música Ecuatoriana, 1997.
132 Arturo de Márquez, Gemma Beatriz, “Maruja Hinestrosa de Rosa Rivera”, Cultura Na-
riñense, vol. 1, n.º 4, San Juan de Pasto, Centro Nariñense de Radiodifusión y Casa Mariana
de Pasto, 1968, págs. 44-47.
133 Haley, Alex, Roots: The Saga of an American Family, New York, Vanguard Press, 2007.
134 Palabras de Maruja Hinestrosa en entrevista transmitida por Canal Uno el 27 de Marzo
de 1993, dentro del programa televisivo La noche del Galeras.
135 Las primeras sílabas de estas tres palabras, además de la combinación poco convencio-
nal de los instrumentos, justifican el nombre de ‘atípico’.
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BIBLIOGRAFÍA
Ágreda, José Vicente, “Maruja Hinestrosa de Rosero”, Nariño: Valores huma-
nos e identidad, Tomo I, San Juan de Pasto, Academia Nariñense de Histo-
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Buga, Valle del Cauca)”, en Mujeres en la música en Colombia: El género de los
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n.º 2, University of Texas Press, pág. 269.
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CATÁLOGO
Obras de Maruja Hinestrosa
PASILLOS
El cafetero
Picardía
Gloria
Cochise, Deportista o Campeonísimo
Yagarí
Serenata colombiana
Destellos
El periquete
Nuevo amanecer
Sarita mía
VALSES
Las tres de la mañana
Valle de atriz
La flor de la montaña
Dulce sueño
Suite de 4 valses:
al Galeras, a la mujer, a los hombres y al paisaje nariñense
BOLEROS
Ciegamente
Alma mía
Eco lejano
Navegando
Cruel amargura
Vuélveme a querer
Angustia
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BAMBUCOS
La molienda
El Ingenio
El guarangal
TANGOS
Amigo mío
Nos dan las doce
Reproche
Vacío
BALADAS
Pobre de mí
Madre mía
Todos llevamos una cruz
AIRES LATINOAMERICANOS
Arroyito pampero – Cueca chilena
Yaguarcocha – Sanjuanito ecuatoriano
Lamento africano – Son cubano
Mi viejo guardían ‘El Galeras’ - Ranchera
FANTASÍAS
Fantasía sobre aires colombianos o Concierto en si menor
Fantasía española
OTRAS
La nazarena – Jota española
Bosquejos húngaros
Ave María
Saudades, melodía en Fa mayor
Ensueño
El recuerdo
Bandera azul – Himno
Idilio - Slow
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LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
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Hinestrosa
DISCOGRAFÍA
EL CAFETERO
• Álbum ‘Shell’ de ritmos colombianos [10 LPs], Bogotá, Shell, 1957-
1967.
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• Joyas de la música colombiana [LP], vol. IX, Medellín, Sonolux, 1985.
• Concierto de Ruth Marulanda en la Biblioteca Luis Ángel Arango [Cinta
Magnetofónica], Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 1985.
• Por ti Colombia: Diez años del Festival de Hatoviejo – Cotrafa [CD],
Medellín, Cotrafa, 1996. Intérprete: Opus II Trío.
• Desde el alma de Colombia [CD], Codiscos, 1996.
• Banda Sinfónica de Nariño [CD], Pasto, Fondo Mixto de Cultura de
Nariño, 1997.
• Música por la paz de Colombia [CD], vol. II, Bandas Ganadoras del
Concurso Nacional de Paipa, 1998.
• Conciertos colombianos, vol. II [CD], Entidad Universitaria Bellas
Artes, 1999.
• Guafa Trío: Entreverao [CD], Bogotá, Guafa Trío, 2000.
• Lo mejor del requinto, vol. II [CD], Bogotá, El Dorado, 2001.
• XI Festivalito Ruitoqueño de Música Colombiana, Mesa de las Tempes-
tades, Festivalito Ruitoqueño, 2001.
• La sublime música del sur de Colombia [CD], Bogotá, Colmúsica,
2002.
• Joyas de la canción colombiana, n.º 15 [CD], Bogotá, Club Interna-
cional Coleccionistas de Discos y Amigos de la Canción Popular,
2003.
• Seresta II: Ancestral [CD], Medellín, Guana Records, 2002.
• Festival Mono Núñez 2005 [CD], Cali, Funmúsica, 2005. Interpre-
tación: Gloria Belén Machado.
• 8º Festival Cuyabrito de Oro [CD], Armenia, Festival Nacional Infan-
til de Música Andina Colombiana Cuyabrito de Oro, 2008.
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LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
DULCE SUEÑO
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• Trío Nuevo Amanecer [LP], Medellín, Sonolux, 1987.
• Nocaima Cundinamarca [CD], Bogotá, Musicalizando, 1999.
• Eco milenario [CD], Pasto, Fondo Mixto de Cultura de Nariño,
2001.
LA MOLIENDA
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• Concierto de Ruth Marulanda en la Biblioteca Luis Ángel Arango [Cinta
Magnetofónica], Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 1985.
• Antología I: Compositores Nariñenses [CD], Pasto, Fondo Mixto de
Cultura de Nariño, 1995.
IDILIO
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
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Hinestrosa
LA FLOR DE LA MONTAÑA
• Trío Martino [CD], Archivo particular de Laureano Córdoba.
NAVEGANDO
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• Mi Nariño [CD], Discos Chaves, 1995. Intérprete: Ronda Lírica.
SERENATA COLOMBIANA
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• La sublime música del sur de Colombia [CD], Bogotá, Colmúsica,
2002.
• Festival Mono Núñez 2006 [CD], Cali, Funmúsica, 2006. Interpre-
tación: Lidia Consuelo López.
• Muy nariñense [CD], Pasto, 2006. Interpretación: Consuelo López
y Cuarteto Colombia.
PICARDÍA
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• Festival Mono Núñez 2005 [CD], Cali, Funmúsica, 2005. Interpre-
tación: Gloria Belén Machado.
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LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
ALMA MÍA
• Trío Martino [CD], Archivo particular de Laureano Córdoba.
GLORIA
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
VALLE DE ATRIZ
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
• Música de la Tierra Colombia, vol. I: Nariño y Putumayo [LP], Pas-
to, Misión Técnica y Cultural Holandesa y Casa de la Cultura de
Pasto, 1978.
ARROYITO PAMPERO
• Música de la Tierra Colombia, vol. I: Nariño y Putumayo [LP], Pas-
to, Misión Técnica y Cultural Holandesa y Casa de la Cultura de
Pasto, 1978.
YAGARÍ
• Concierto de Ruth Marulanda en la Biblioteca Luis Ángel Arango [Cinta
Magnetofónica], Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 1985.
• Joyas de la canción colombiana, n.º 8 [CD], Bogotá, Club Interna-
cional Coleccionistas de Discos y Amigos de la Canción Popular,
2003.
• Eco milenario [CD], Pasto, Fondo Mixto de Cultura de Nariño,
2001.
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Hinestrosa
NUEVO AMANECER
• Trío Nuevo Amanecer [LP], Medellín, Sonolux, 1987.
FANTASÍA ESPAÑOLA
• De mi terruño: Maruja Hinestrosa al piano [LP], Medellín, Sonolux,
1965.
CIEGAMENTE
• Trío Martino [CD], Archivo particular de Laureano Córdoba.
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ÍNDICE DE
PARTITURAS
Ave María – Dedicada a Nuestra Señora de Las Lajas * 20
Saudades – Dedicada a mi padre Roberto Hinestrosa * 32
Valle de Atriz – Vals ** 44
La Flor de la Montaña – Vals criollo *** 51
Dulce Sueño – Vals *** 67
Las Tres de la Mañana – Valsecito criollo * 74
El Cafetero – Pasillo * 83
La Molienda – Bambuco * 94
Cochise – Pasillo dedicado a Martín Emilio Rodríguez * 100
Nuevo Amancer – Pasillo ** 102
Yagarí – Pasillo * 104
Nos Dan las Doce – Tango *** 116
Amigo Mío – Tango *** 122
Navegando – Bolero *** 132
Eco Lejano – Bolero *** 136
Fantasía Sobre Aires Colombianos * 144
Fantasía Española *** 158
Arroyito Pampero – Cueca chilena ** 166
Yaguarcocha – Sanjuanito ecuatoriano ** 170
Lamento Africano (boceto melódico) * 173
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LUIS GABRIEL MESA MARTINEZ
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Hinestrosa
Maruja
La identidad nariñense
a través de su piano
CD TRACKS
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