Trabajo Final de Criminologia

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Escuela de ciencias jurídicas y políticas

Carrera. Derecho

Materia. Criminología

Tema. Trabajo Final.

Nombre. María Esther Alcequiez Brito

ID: 100031474

Facilitador. MICHEL ROSARIO BRITO

Fecha. 26-06-2024
Índice

1.1 Introducción-------------------------------------------------------------------------------01
1.2 Desarrollo----------------------------------------------------------------------------------10
1.3 Conclusión---------------------------------------------------------------------------------11
1.4 Bibliografias--------------------------------------------------------------------------------12
II- La Política Criminológica y el Tratamiento Penitenciario y pos
penitenciario.
2.1 Conceptos-----------------------------------------------------------------------------------02
2.2 Antecedentes históricos de la política criminal-------------------------------------03
2.3 El interno y su clasificación--------------------------------------------------------------
04
2.4 Lineamientos primordiales de la política criminológica en el estado
dominicano---------------------------------------------------------------------------------------05
2.5 Principios de la política criminológica--------------------------------------------------
06
2.6 La prevención y su clasificación--------------------------------------------------------
07
2.7 Etapas del tratamiento penitenciario--------------------------------------------------08
2.8 El tratamiento pos penitenciario en la reincidencia social del interno---------
09
Introducción
En esta unidad estaremos realizando el trabajo final, que consiste en definir y
analizar la Política Criminológica y el Tratamiento Penitenciario y pos
penitenciario, el concepto, antecedente histórico de la política criminal, el
interno y su clasificación, entre otras, por política podemos entender un modelo
de proceder, un desarrollo del pensamiento determinado gobierno tendiente a
la realización de los fines del Estado, traducido al establecimiento de la justicia
social y a la corrección de las injusticias (LOZANO TOVAR, EDUARDO).
Para Battaglini, “La Política Criminal es la ciencia que estudia los medios con
los cuales el Estado ha de combatir, mediante el derecho, penas y medidas de
policía, a la delincuencia”.
Distinguido participante:
El trabajo final consistente en: Definir y analizar lo que le pide a continuación:
La Política Criminológica y el Tratamiento Penitenciario y pos
penitenciario
Conceptos
Antecedentes históricos de la política criminal.
El interno y su clasificación.
Lineamientos primordiales de la política criminológica en el estado dominicano.
Principios de la política criminológica.
La prevención y su clasificación.
Etapas del tratamiento penitenciario.
El tratamiento pos penitenciario en la reincidencia social del interno.
El trabajo final consistente en: Definir y analizar lo que le pide a
continuación: La Política Criminológica y el Tratamiento Penitenciario y
pos penitenciario Conceptos Antecedentes históricos de la política
criminal. El interno y su clasificación. Lineamientos primordiales de la
política criminológica en el estado dominicano. Principios de la política
criminológica. La prevención y su clasificación. Etapas del tratamiento
penitenciario. El tratamiento pos penitenciario en la reincidencia social
del interno.
Conceptos
La Política Criminológica
Para Battaglini, “La Política Criminal es la ciencia que estudia los medios con
los cuales el Estado ha de combatir, mediante el derecho, penas y medidas de
policía, a la delincuencia”.
Enrico Ferri dice que “Es el arte de apropiar a las condiciones especiales de
cada pueblo las medidas de represión y de defensa social que la ciencia y el
derecho establece abstractamente”.
Para Manzini, es “La doctrina de la posibilidad política la realidad alcanzable
con relación al objetivo de la prevención y de la represión de la delincuencia”.
Para Franz Von Liszt es: “El conjunto de sistemático de principios –
garantizados por la investigación científica de las causas del delito y de la pena
- , según los cuales dirige el Estado la lucha contra el crimen por medio de la
pena y sus formas de ejecución”.
José Ángel Ceniceros piensa que “La Política Criminal debe extender su radio
de acción a lo social, a lo económico, a lo político, a lo educativo, todo ello con
el fin de prevenir la conducta antisocial, meta suprema de la misma”.
La Dra. María de la Luz Lima Malvido, define a la Política Criminológica como:
“Un instrumento de cambio social que busca romper la incomunicación que
existe entre los planificadores de diversas actividades y sectores, buscando
dirigir todo hacia una sola resultante: la Justicia Social”.
Tratamiento Penitenciario
Conjunto de actividades desarrolladas en la prisión para la persecución de la
finalidad resocializadora de la pena privativa de libertad.
Pos penitenciario
Es un paquete de servicios diseñado para ayudar a los individuos que han
egresado de la prisión para continuar con su vida en la sociedad e intentar
reintegrarse en la sociedad.
Antecedentes históricos de la política criminal
La política criminal consiste en todas aquellas estrategias, instrumentos y
acciones por parte del Estado tendientes a controlar y prevenir delitos en
cuanto a las conductas criminales, lo cual debe existir voluntad política a través
de las instituciones y llevar a cabo programas de prevención del delito y
acciones de campo para conocer los fenómenos delictivos y atender el origen y
las causas con el objeto de erradicar y así evitar que ciertos delitos aumenten.
Sin embargo, el fin esencial de la política criminal debe ser la búsqueda de la
extinción de la criminalidad pero es una utopía, porque lo más que se puede
hacer es disminuir los índices de violencia y delincuencia porque el delito existe
y ha existido y existirá porque es consustancial al ser humano, pero no es lo
mismo un índice disminuido a altos índices de criminalidad.
Es una labor del estado la prevención del delito para hacer frente a la
criminalidad que aqueja a la sociedad, y por desgracia se ha privilegiado la
represión, y por tal motivo el Estado no ha tomado su responsabilidad ni sus
operadores y agentes.
En las últimas décadas la Criminología está cobrando un protagonismo muy
especial en los medios de comunicación. Es un hecho constatado que el
fenómeno de la criminalidad atrae a la audiencia y prueba de ello es el éxito de
series televisivas y documentales sobre serial killers y escenas de crímenes
famosas.
Este interés provoca que cada vez más la ciudadanía reclame a los poderes
públicos una respuesta reacción ante la delincuencia de la que tienen noticia.
El conjunto de medidas y pautas tanto jurídicas, sociales, como educativas, que
vienen aprobadas por el poder público con el fin de reaccionar y prevenir el
delito es lo que se conoce como Política Criminal.
Las áreas de actuación de la Política Criminal son muy amplias y variadas.
Citemos únicamente algunas: seguridad ciudadana, derechos de sospechosos
y procesados, sistema de justicia penal y modelo de justicia juvenil.
La expresión “Política Criminal” se utilizó por primera vez en el siglo XVIII por
Kleinschrod, quien la definió como “conocimiento de aquellos medios que el
legislador puede hallar, según la especial disposición de cada Estado, para
impedir los delitos y proteger el Derecho natural de sus súbditos”.
De vital importancia para conseguir resultados eficaces es que la Política
Criminal se apoye en la investigación criminológica, con el fin de que se
propugnen programas de prevención de la delincuencia y de la reincidencia
que vayan más allá de la intervención del Derecho Penal. Nos referimos, claro
está, a la implementación de medidas sociales y/o educativas.
En primer lugar, habrá que estudiar el fenómeno criminal que se pretende
prevenir, incluyendo un análisis de las causas del delito. En una segunda fase
será necesario analizar los mecanismos de prevención del delito. Todo este
proceso se verá impregnado por una crítica de la normativa penal vigente,
proponiendo nuevas reformas. Finalmente, se evaluará la política criminal para
comprobar si es eficaz a la hora de prevenir la criminalidad.
El interno y su clasificación
Acto efectuado por la Administración penitenciaria que sitúa a los internos en
alguno de los grados penitenciarios. Corresponde el primer grado con el
régimen cerrado, al que se aplican medidas de seguridad y control más
estrictos; el segundo grado es el régimen ordinario, y el tercero es el régimen
abierto que presenta distintas modalidades, la última de las cuales se
corresponde con la libertad condicional.
Criterio seguido por los órganos de un centro penitenciario en el que se
combinan aspectos de cada uno de los tres grados penitenciarios y se aplican
a un interno dependiendo de sus especiales características.
Lineamientos primordiales de la política criminológica en el estado
dominicano
El delito como problema social Si bien el delito es toda aquella conducta
prohibida por la ley penal, la perspectiva normativa resulta insuficiente para
comprender y prevenir la criminalidad. En efecto, el delito también constituye
un conflicto que involucra a personas en su relación intersubjetiva y que se
manifiesta en un contexto social determinado.
El delito representa un síntoma o indicador de conflictos que no encuentra una
solución satisfactoria y pacífica a través de otros mecanismos comunitarios o
institucionales. Esta perspectiva hace posible apreciar la criminalidad como un
problema social y comunitario, de carácter permanente y de naturaleza aflictiva,
pues tanto la victimización como la propia intervención estatal frente al delito
suelen ser portadores de altos componentes de violencia.
La criminalidad tiene una dimensión objetiva, dada por los delitos cometidos en
una sociedad determinada (criminalidad oficial y cifra negra), pero también una
dimensión subjetiva, dada por la percepción y representación social de la
delincuencia y de la violencia, que suele ser producto de mediaciones,
interpretaciones y significaciones, más que de vivencias efectivas de las
personas.
Si bien la prevención del delito se ha convertido en una de las prioridades de
los Gobiernos democráticos, continúa siendo un área donde campea cierta
imprecisión conceptual y falta de claridad en las acciones.
En un sentido amplio, se considera que la prevención es el conjunto de
medidas destinadas a impedir o limitar la comisión de un delito [6],
comprendiendo la intervención policial y la del sistema de justicia penal, pero
también otras medidas de carácter social que, aunque reconocen otros
objetivos centrales, pueden influir sobre los índices y formas de delincuencia.
La prevención implica cierta capacidad o posibilidad de prever situaciones, de
anticiparse a su producción, atendiendo a ciertos signos que indican su
concreción. Debe tenerse en cuenta al respecto que el delito generalmente es
una conducta racional, lo que permite comprender en la mayoría de los casos
su motivación, su instrumentalidad, sus fines y sus riesgos.
La misma complejidad del fenómeno criminal y su multicausal dad, trae serias
dificultades operativas en el plano de las acciones de prevención, lo que se
acentúa en las medidas de carácter social que actúan de modo indirecto, y a
veces remoto, con el delito.
Por lo general, se suelen reconocer tres niveles de prevención: a) primaria,
dirigida a reducir la incidencia del delito y de la violencia en general, se trata de
intervenciones proactivas dirigidas a los procesos sociales que originan el
delito, pero que se conectan con este de manera remota, como los proyectos
de educación ciudadana, las políticas económicas básicas, creación de fuentes
de empleo y afines; b) secundaria, que actúa sobre situaciones pre delictivas y
próximas, como los tratamientos a familias con problemas de violencia
doméstica, atención a toxicómanos y personas con otras adicciones; y c)
terciaria, que tienen por objeto limitar o reducir las consecuencias del delito,
resarcir los daños causados y resocializar al infractor, como los planes
educacionales a los recluidos, casas de atención a las víctimas, entre otros.
También suelen plantearse tres modalidades u orientaciones: a) una, dirigida al
potencial infractor, procurando mejorar las condiciones de vida y otros factores
de riesgo, como son los planes educativos y atenciones a menores en
situaciones de riesgo y provenientes de familias conflictivas; b) otra, orientada a
las víctimas, tendiente a proveer mejores condiciones de protección de la vida y
otros derechos de las posibles víctimas, que favorezcan la reducción o
neutralización de ciertos riesgos, como la concienciación para la eliminación de
conductas victimizantes, instalación de centros policiales en puntos
estratégicos; y c) la prevención comunitaria, que suele combinar aspectos de
los dos anteriores y pone el acento en la participación de la comunidad, como
centros comunitarios para la atención a familias disfuncionales, educación
comunitaria, entre otros.
La primera orientación es, podríamos decir, la tradicional y parte de un enfoque
unidireccional del problema criminal que no ha producido resultados
satisfactorios; la segunda, en cambio, incorpora a la víctima y su entorno
primario, ampliando la gama de alternativas utilizables. Por último, las políticas
de prevención comunitaria procuran: a) activar, aprovechar y reorientar
recursos de cada comunidad involucrada; b) fortalecer las instancias de control
social informal; c) establecer vínculos más estrechos y fuertes entre la
comunidad y las instituciones estatales; d) brindar soluciones concretas, viables
y sustentables para los conflictos.
Principios de la política criminológica
El autor comienza nombrando los tres principios básicos de la política criminal,
los cuales, a su juicio, son la seguridad (el deber de asegurar los fundamentos
de la vida social), la legalidad (el deber de respetar la libertad humana) y el
respeto por la dignidad humana (el respeto a todo ser humano por ser tal).
Estos principios aportan racionalidad y fuerza argumentativa para lograr
consenso en las decisiones de la política criminal, si es que esta pretende tener
éxito en la comunidad. Sánchez Ortiz explica que estos predichos enunciados
normativos, son los que vienen a dar sentido, contenido y límites al derecho
positivo; y que junto a los principios surge una serie de reglas, las que deben
adecuarse a los principios, apareciendo a su vez ciertas excepciones a las
reglas, así como también metarreglas, cuando hay conflicto entre los principios.
De acuerdo a lo expresado, la política criminal será la encargada de la toma de
decisiones sobre la vida de la polis, y es caracterizada como “el saber que se
sobrepone convenciendo mediante una adecuada argumentación”. Su objeto,
por lo tanto, es la praxis, la acción humana como tal. Y esta tendrá como
instrumento, no solo el Derecho Penal y las demás ramas del Derecho, sino
también otros campos que no sean estrictamente jurídicos, tales como, la
educación, o como las campañas publicitarias en ámbitos próximos a las
conductas delictivas, etc.
Luego el autor explica con más precisión cada uno de los principios y el
fundamento de cada uno de ellos. El principio de seguridad en la vida social es
aquel que surge teniendo en cuenta a la persona como ser social por
naturaleza, y que necesita de limitaciones para poder salvar las imperfecciones
del sujeto. El principio de legalidad es el que encontramos a través de la tutela
del ordenamiento jurídico, al cual la persona como ser libre se somete. Y el
principio de dignidad, es el que pretende preservar el ámbito de la
personalidad. Pero también muestra que estos principios pueden entrar en
conflicto, entre sí, por lo que se necesita que, de vez en cuando, uno prime
sobre los otros, siempre y cuando no los desconozca.
Teniendo en cuenta el principio de seguridad, la compensación que esboza el
autor respecto del mismo es dividirlo en tres subprincipios, a saber, 1)
prevención pública, en el cual prepondera la seguridad sobre la dignidad, 2)
necesidad, en la que prepondera la seguridad sobre la legalidad y 3)
subsidiariedad, que compensa la seguridad con la legalidad. Con el principio de
legalidad puede suceder algo similar, por lo cual agrupa su división en 1)
mandato de determinación, donde la legalidad prevalece sobre la seguridad, 2)
aplicación de la ley, en que la legalidad prevalece sobre la dignidad y 3)
sometimiento del proceso, compensando la dignidad y la legalidad. Y por
último, el principio de respeto de la dignidad, muestra como subprincipios los
siguientes 1) interdicción de la desproporción, donde prevalece la dignidad
sobre la legalidad, 2) utilidad, que impone la dignidad a la seguridad y 3)
culpabilidad, compensación de dignidad y seguridad en la vida social.

La prevención y su clasificación
La prevención del delito incluye cualquier actividad realizada por un individuo o
grupo, público o privado, que intenta eliminar la delincuencia antes de que ésta
ocurra o antes de que se presente cualquier actividad adicional. Basándose en
el modelo de salud pública, algunos teóricos han distinguido entre prevención
primaria del delito (universal), prevención secundaria (en riesgo) y prevención
terciaria (delincuentes dentro del sistema de seguridad y justicia penal y sus
víctimas).
Reducción de la delincuencia - «La reducción de la delincuencia tiene que ver
con la reducción del número de actos delictivos y sus consecuencias. Se aplica
dentro del margen de los aportes de los recursos disponibles (p. ej., recursos
financieros) y debe analizarse como una acción que genera beneficios netos,
miedo a la delincuencia y el impacto de otros programas que puedan haber
contribuido a cualquier actividad específica de reducción de delitos. La
reducción de la delincuencia fomenta un espíritu de optimismo de que las
acciones para solucionar un problema reducirán los delitos o la gravedad de los
actos delictivos... Tiene por objetivo intervenir directamente en los actos y sus
causas» (Chainey y Ratcliffe, 2005, p. 19).
Control del delito - «El control del delito considera que éste ya ha sucedido y es
necesario algún tipo de control de las actividades delictivas para asegurar que
no se vuelvan incontrolables. Apunta a la necesidad de conservación de un
problema, donde la delincuencia se mantiene en un nivel tolerable, y no a una
situación en la que sea prevenible» (Chainey y Ratcliffe, 2005, p. 18-19).
Seguridad pública – “Es la actividad del Estado destinada a la protección de las
personas y bienes y el mantenimiento de la paz y el orden público” (Es
importante destacar que las definiciones de “seguridad pública” se encuentra,
por lo general, establecidas en los andamiajes jurídicos de los países).
Seguridad ciudadana - “La seguridad ciudadana es el proceso de establecer,
fortalecer y proteger el orden civil democrático, eliminando las amenazas de
violencia en la población y permitiendo una coexistencia segura y pacífica. Se
le considera un bien público e implica la salvaguarda eficaz de los derechos
humanos inherentes a la persona, especialmente el derecho a la vida, la
integridad personal, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de movimiento.
La seguridad ciudadana no trata simplemente de la reducción de los delitos
sino de una estrategia exhaustiva y multifacética para mejorar la calidad de
vida de la población, de una acción comunitaria para prevenir la criminalidad,
del acceso a un sistema de justicia eficaz, y de una educación que esté basada
en los valores, el respeto por la ley y la tolerancia” (PNUD, 2014).
Seguridad humana - «la seguridad humana es un enfoque que ayuda a los
Estados Miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e
intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la
dignidad de sus ciudadanos» (Resolución 66/290 de la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas).
Violencia – “La violencia es el uso intencional de la fuerza física, amenazas
contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como
consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un
traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte.”
(Organización Mundial de la Salud).
Victimización – “Un delito que afecta a una persona o a un hogar. La manera
en que un delito afecta a una persona o a un hogar. Para delitos personales, el
número de victimizaciones es igual al número de víctimas involucradas. El
número de victimizaciones puede ser mayor que el número de incidentes
porque más de una persona puede ser victimizada durante un incidente. Cada
delito contra un hogar se asume que implica a una víctima, el hogar afectado”
(ONUDD, 2010, p. 197).
Etapas del tratamiento penitenciario
La clasificación en cada uno de los periodos supone la aplicación del régimen
de vida correspondiente al mismo, que estará matizado por la fase en la que la
persona privada de libertad se encuentre. Estos periodos son: Observación,
Probatorio, Pre Libertad, Libertad Vigilada y Libertad Condicional.
El régimen aplicable al periodo de Observación será el de mayor seguridad,
imperando las medidas de control. El que corresponde al
periodo Probatorio será cerrado, en él, las medidas de seguridad tendrán la
intensidad necesaria para prevenir incidentes entre las personas privadas de
libertad, garantizando que los mismos deberán permanecer dentro del centro
penal, sin interferir el desarrollo de las actividades laborales, educativas,
recreativas, entre otras. Los regímenes aplicables a los periodos de Pre
Libertad y Libertad Vigilada será el correspondiente donde la conducta de la
personas privada de libertad, no requiera estrictos niveles de seguridad sino de
mínima vigilancia, por lo que las medidas de seguridad serán las mínimas para
mantener una vida ordenada en el interior de los establecimientos.
En el régimen de Libertad Vigilada la persona privada de libertad podrá, previo
cumplimiento de los requisitos y autorizaciones de la Dirección General del
Sistema Penitenciario, participar en permisos de salida por estudio o trabajo.
El tratamiento pos penitenciario en la reincidencia social del interno
Las intervenciones para apoyar la integración social de delincuentes no
necesariamente requiere la privación de su libertad. Por el contrario, muchas
de estas intervenciones pueden hacerse más eficazmente en la comunidad en
vez de hacerse en una institución. De hecho, el encarcelamiento puede con
frecuencia obstaculizar seriamente la reintegración social de un delincuente.
Cuando los delincuentes deben ir a prisión para proteger a la sociedad, el
período de prisión debe ser utilizado constructivamente para asegurar, en todo
lo que sea posible, que al retornar a la comunidad ellos no solo querrán sino
que también serán capaces de vivir respetando la ley. A esa altura, se les
puede ofrecer apoyo adicional para ayudarles a efectuar esa difícil transición y
asegurar que la comunidad quiere y puede recibirles.
La mayoría de los delincuentes confrontan problemas de adaptación social
importantes, que pueden incluir estigmatización y ostracismo familiar y
comunitario, y el consiguiente impacto negativo sobre su capacidad para
encontrar empleo o vivienda, regresar a la educación formal o crear o re-crear
su capital individual y social. A menos que reciban ayuda para confrontar estos
problemas, con frecuencia se ven atrapados en un ciclo de integración social
fallida, redelincuencia, recaída y rechazo social. A menos que las comunidades
comprendan y acepten la importancia de asegurar la reintegración exitosa de
los delincuentes, éstas continuarán sin querer o sin poder facilitar ese proceso
o desempeñar un papel activo en la rehabilitación de los delincuentes.
Facilitar la reintegración de delincuentes es una tarea compleja y el impacto de
las intervenciones específicas es con frecuencia difícil de medir. La reducción
de la reincidencia delictiva sigue siendo el mejor indicador de un programa de
reintegración social exitoso. La “Reincidencia” (“re-delincuencia”) se refiere a si
una persona que es objeto de una intervención judicial penal (pena) delinque o
no delinque después. A nivel del individuo, la reincidencia se previene cuando
el delincuente desiste de cometer delitos.
Un objetivo obvio de los programas de reintegración es alentar al delincuente a
desistir del delito para parar la re-delincuencia. “Desistimiento” se refiere al
proceso por el cual, con o sin la intervención de los organismos de justicia
penal, los delincuentes abandonan sus actividades delictivas y viven su vida sin
cometer otros delitos. Esto usualmente se logra después de un cierto período
de tiempo.
Hay una cantidad de factores asociados con el desistimiento del delito. Los
ejemplos de tales factores son la adquisición de nuevas destrezas, empleos a
tiempo completos, convivencia con otra persona o establecer una familia
(especialmente para las mujeres). Los cambios en las circunstancias familiares
y de trabajo son factores claves para registrar el desistimiento. Sin embargo, es
difícil especificar la relación causal entre estos factores y la ausencia de una
conducta delictiva en el individuo. De acuerdo a un estudio sobre libertad
condicional en el Reino Unido, parecería que el desistimiento se hace menos
probable a medida que aumenta la cantidad total de circunstancias sociales
“problemáticas” que confronta el individuo. Desistir es con frecuencia muy
difícil. Para los delincuentes que han desarrollado modelos repetidos de
delincuencia, el desistimiento está caracterizado típicamente por la
ambivalencia y la vacilación.
La prevención de la reincidencia requiere intervenciones efectivas basadas en
la comprensión de los factores que representan un riesgo para los delincuentes
y les dificultan el éxito de su reintegración en la sociedad (por ej. Victimización
temprana, dificultad de aprendizaje, abuso de substancias, familias que no los
apoyan, enfermedad mental y física, y demás). Algunos factores de riesgo son
dinámicos en el sentido de que son dóciles al cambio mientras que otros
factores de riesgo no lo son. Los factores de riesgo dinámicos pueden ser
tratados por programas dentro o fuera del sistema de justicia penal.
Desarrollo
La política criminal consiste en todas aquellas estrategias, instrumentos y
acciones por parte del Estado tendientes a controlar y prevenir delitos en
cuanto a las conductas criminales, lo cual debe existir voluntad política a través
de las instituciones y llevar a cabo programas de prevención del delito y
acciones de campo para conocer los fenómenos delictivos y atender el origen y
las causas con el objeto de erradicar y así evitar que ciertos delitos aumenten.
Sin embargo, el fin esencial de la política criminal debe ser la búsqueda de la
extinción de la criminalidad pero es una utopía, porque lo más que se puede
hacer es disminuir los índices de violencia y delincuencia porque el delito existe
y ha existido y existirá porque es consustancial al ser humano, pero no es lo
mismo un índice disminuido a altos índices de criminalidad.
Es una labor del estado la prevención del delito para hacer frente a la
criminalidad que aqueja a la sociedad, y por desgracia se ha privilegiado la
represión, y por tal motivo el Estado no ha tomado su responsabilidad ni sus
operadores y agentes.
Sin duda alguna la política criminal va apegado con el derecho penal (tiene por
objeto establecer las conductas prohibidas u ordenadas por la sociedad a
través del legislador y la ley para conservar el orden social como control social
formal) y la criminología estudia al delincuente y cómo se desarrolla el
fenómeno delictivo en la sociedad, por tal motivo dicha política se abastece de
investigaciones y estudios de la familia, sociedad y delincuente con programas
preventivos tendentes de la proliferación de ciertos delitos.
El control social formal le corresponde al sistema de justicia penal y el contrato
informal le compete a la sociedad, como por ejemplo el deporte, cultura,
recreación, salud entre otros son parte del bienestar social. Indudablemente un
pueblo que vive en una crisis económica es generadora de una causa directa
del aumento de la delincuencia.
Por desgracia parece que el derecho penal parece que tiene una dedicatoria y
se aplica solo para los pobres, ya que la gente pudiente y rica no pisan las
prisiones y es una cruda realidad, donde en teoría nadie puede gozar de
impunidad.
Un programa de política criminal debe llevarse a cabo conforme a los
fenómenos y hechos delictivos que surgen en sociedad, analizando todos los
factores en el campo de la realidad social. Y el gobierno debe asumir la
responsabilidad en cuanto a investigar y aprovechar lo que las ciencias le
ponen a su disposición.
Conclusión
Para concluir con este trabajo final, la política criminal o criminológica debe
estar guiada o delimitada por algunos principios que garantizarán que no se
lleven acciones que si bien impacten a la delincuencia, puedan a su vez dañar
los más elementales derechos de los ciudadanos.
Tal como James Goldsmith lo señaló, el Estado, a pesar de contar con su
facultad de imperio, debe quitarse la investidura de ente soberano y realizar
una construcción técnica artificial, que es el proceso, con la finalidad de tutelar
y salvaguardar los derechos fundamentales del ciudadano ante la aplicación de
una medida tan relevante como es una sanción penal.
Esta construcción “técnica artificial” elimina la posibilidad de cualquier
“selección” personal y otorga reglas claras (derecho adjetivo) ante la aplicación
del derecho penal sustantivo.
Esta, pues, es una garantía de política criminal, que impone limitantes al mismo
Estado para la aplicación de la sanción y así requiere que, antes de la sanción,
se deba llevar un proceso ante los tribunales judiciales previamente
establecidos, observando todas las garantías procesales existentes.
Bibliografias
Battaglini, “La Política Criminal.
http://www.politicacriminologica.wordpress.com/
http://www.abdubetancourt.wordpress.com/
Política criminal Picture of Porfirio Luna Leyva Porfirio Luna Leyva.
BLANCO LOZANO, Derecho penal, Parte general, 2003. - Tratado de Derecho
penal español, t. I, El sistema de la Parte general, vol. 1, Fundamentos del
Derecho penal, Las consecuencias jurídico-penales, 2004.
BARATTA, Criminologia critica e critica del Diritto penale, 1982. - La Politica
criminale.

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