Santos Jóvenes

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SANTOS JÓVENES (Primera parte)

La Iglesia tiene santos de todas las edades, unos más conocidos que otros, pero todos con una
vida digna de imitar y más aún te sorprenderá conocer que existen santos niños y jóvenes
como grandes ejemplos de amor y entrega a Dios.

El corazón de la Iglesia también está lleno de jóvenes santos, que entregaron su vida por Cristo,
muchos de ellos hasta el martirio. Papa Francisco (“Christus vivit” 49)

Son reflejos de Cristo joven que brillan en especial para las nuevas generaciones y lo harán en
todo tiempo y lugar. Muchos jóvenes santos en su época fueron verdaderos profetas de
cambio; su ejemplo muestra de qué son capaces los jóvenes cuando se abren al encuentro con
Cristo.

¿QUIÉNES ESTÁN LLAMADOS A SER SANTOS?

La Iglesia nos enseña que varones, mujeres, ancianos, jóvenes, niños; es decir, los fieles de
cualquier condición y estado (Solteros, casados, sacerdotes o religiosas) todos son llamados
por el Señor.

Algunos piensan que este llamado está reservado para las personas que han hecho cosas
asombrosas, o que viven de forma extraordinaria su fe, y que muchos desde su condición
pecadora están lejos recibir este llamado.

Nos es así, cada uno es llamado en su propio camino, en su profesión, ocupación, estudios; con
salud o enfermedad, son llamados a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el
mismo Padre.

¿ES IMPORTANTE CONOCER A LOS SANTOS JÓVENES?

Mirar la vida de héroes del catolicismo que, a su corta edad, y que, valientemente, han
ofrendado su vida de distintas formas por amor a Cristo, nos estimulan a perseverar con
firmeza en nuestra fe y con su ejemplo aprendemos que, siendo jóvenes, dejando de lado todo
conformismo y modorra, somos capaces de transformar el mundo, y la Iglesia «puede renovar
su ardor espiritual y su vigor apostólico».

En esta primera parte te presentamos a 6 jóvenes que vivieron su fe heroicamente.

1. SANTO DOMINGO SAVIO

Murió tres semanas antes de cumplir los 15 años. Estando enfermo él quería sobre todo ser
santo, ofreciendo a María todos sus sufrimientos. Cuando su maestro San Juan Bosco le enseñó
que la santidad supone estar siempre alegres, abrió su corazón a una alegría contagiosa.
Procuraba estar cerca de sus compañeros más marginados y enfermos. Murió diciendo: “¡Qué
maravilla estoy viendo!”.

2. BEATA CHIARA BADANO

Esta joven italiana murió en 1990 a los 18 años tras una dura enfermedad y durante su agonía
repetía una y otra vez: “Por ti, Jesús, ¡si tú lo quieres, yo también lo quiero!”. La clave de su paz
y alegría era la plena confianza en el Señor y la aceptación de la enfermedad como misteriosa
expresión de su voluntad para su bien y el de los demás”.

3. BEATO ANDRÉS PHÛ YÊN


Este joven fue el primer mártir de la Iglesia en Vietnam. Bautizado en 1641 fue asesinado por
su fe en 1644, cuando tenía 19 o 20 años. Él era un activo catequista y ayudaba a los
misioneros que evangelizaban la zona. Cuando empezó la persecución contra los cristianos fue
hecho prisionero por su fe, a la que se negó a renunciar. Justo antes de ser decapitado, Andrés
gritó el nombre de “¡Jesús!”.

4. SANTA CATALINA TEKAKWHITA

Esta joven, hija de un jefe Mohawk, fue la primera santa “piel roja” nativa de lo que hoy es
Estados Unidos. Apenas vivió 24 años (1656-1680) y su vida estuvo marcad desde su infancia
por el dolor y también por las dificultades debido a la fe que encontró gracias a unos
misioneros jesuitas. Dedicó su vida al cuidado de los ancianos y enfermos y que vivió en Nueva
York y Canadá, se consagró a Dios, tuvo que huir más de 300 kilómetros por los bosques y
finalmente moriría enferma diciendo: “¡Jesús, te amo!”.

5. BEATO CEFERINO NAMUNCURÁ

Es argentino e hijo de un destacado cacique mapuche, Ceferino murió en 1905 antes de


cumplir los 20 años en Roma, cuando era un joven salesiano aspirante a sacerdote debido a la
tuberculosis. En 2007 fue beatificado, y el Papa Francisco lo recordaba con estas palabras: “Me
hace mucho bien pensar en el deseo que Ceferino tenía de ser sacerdote para servir a su
pueblo. Así debe de ser. El sacerdote siempre identificado con su pueblo, de tal manera que su
tiempo, su vida, su persona sean para sus hermanos”.

6. BEATO ISIDORO BAKANJA

Este joven laico del Congo dio un impresionante testimonio de fe con su vida. Iniciado en la fe
cristiana en su adolescencia, con gran ardor y valentía hablaba a Cristo a otros jóvenes
mientras trabajaba. El encargado de la colonia, por odio al cristianismo, lo mandó torturar
durante un largo tiempo. Finalmente, murió en 1909 perdonando a sus verdugos.

Estos 6 jóvenes vivieron en santidad, investiga sobres sus vidas y déjate sorprender.
SANTOS JÓVENES (Segunda parte)

¿Todos debemos ser «santos»?

La respuesta es Sí.
Todos son llamados a la santidad: “Sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el
cielo”. (Mt 5, 48)

¿En qué consiste ser santo?

Santo es sinónimo de bienaventurado, dichoso, feliz; es vivir en plenitud la vida cristiana que
consiste en unirse a Cristo y corresponder totalmente a los deseos de Dios.
La santidad no es una perfección hecha a medida por uno mismo, sino la unión con el amor
hecho carne, que es Cristo.
Como nos decía madre Teresa de Calcuta debemos permitir a Dios «que viva su vida en
nosotros». Esto significa ser «santo».

¿Quieres de verdad ser santo?

Vive con amor, dando en todo momento testimonio de tu fe cristiana en las ocupaciones de
cada día, allí donde te encuentres. Si eres hijo, hermano, estudiante, en tu trabajo, en tus
relaciones sentimentales, y en tu vida interior.

La santidad es para todos y no sólo para unos cuantos privilegiados: no consiste en realizar
unas gestas extraordinarias, sino en cumplir con amor los pequeños deberes de cada día.
“Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces” “La
santidad "grande" está en cumplir los "deberes pequeños" de cada instante”. (San Josemaría
Escrivá)

Repasemos brevemente el testimonio de 6 jóvenes que lograron vivir de este modo y llegaron
a ser santos.

SAN SEBASTIÁN

Hacia el siglo III, era un joven capitán de la guardia pretoriana. Cuentan que hablaba de Cristo
por todas partes y trataba de convertir a sus compañeros, hasta que le ordenaron renunciar a
su fe. Como no aceptó, lanzaron sobre él una lluvia de flechas, pero sobrevivió y siguió
anunciando a Cristo sin miedo. Finalmente lo azotaron hasta matarlo, sufrió el martirio a los 32
años.

SAN FRANCISCO DE ASÍS

Siendo joven, de unos 20 años y lleno de sueños, escuchó el llamado de Jesús a ser pobre
como Él y a restaurar la Iglesia con su testimonio. Renunció a todo con alegría y es el santo de
la fraternidad universal, el hermano de todos, que alababa al Señor por sus creaturas. Murió en
1226.

SANTA JUANA DE ARCO

Nació en 1412. Era una joven campesina que, a pesar de su corta edad, luchó para defender a
Francia de los invasores. Incomprendida por su aspecto y por su forma de vivir la fe, murió en
la hoguera a los 19 años. Fue proclamada patrona de Francia.
SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS

Nació en 1873 y a los 15 años, atravesando muchas dificultades, logró ingresar a un convento
carmelita. Vivió el caminito de la confianza total en el amor del Señor y se propuso alimentar
con su oración el fuego del amor que mueve a la Iglesia. Murió a los 24 años y es patrona de las
misiones.

EL BEATO PIER GIORGIO FRASSATI,

Murió en 1925, era un joven de una alegría contagiosa, una alegría que superaba también
tantas dificultades de su vida. Decía que él intentaba retribuir el amor de Jesús que recibía en
la comunión, visitando y ayudando a los pobres. Murió a 24 años de una poliomielitis
fulminante, posiblemente contraída en sus visitas a los barrios pobres.

EL BEATO MARCEL CALLO

Era un joven francés que murió en 1945 a la edad de 23 años. Durante la segunda guerra
mundial en Austria fue encerrado en un Campo de concentración de Mauthausen-Gusen
donde confortaba en la fe a sus compañeros de cautiverio, en medio de duros trabajos.

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