Titulo de Credito

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TITULOS DE CREDITO

ALUMNO:
GERARDO PEREZ URBINA
ASIGNATURA: LEGISLACIÓN MERCANTIL

GRUPO: 3- B

PARCIAL

AGOSTO- SEPTIEMRE 2024.


Títulos de crédito, ¿qué son y para qué sirven?
La Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC) señala, en su artículo 5, que los Títulos
de Crédito son documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna.

En el artículo 1 de la misma Ley, se establece que los Títulos de Crédito son cosas mercantiles y que
su emisión, expedición, endoso, aval o aceptación, y las demás operaciones que en ellos se
consignen, son actos de comercio.

Se tratan de documentos constitutivos-dispositivos. Constitutivos de un derecho que se incorpora


al documento, y dispositivo debido a que es indispensable para disponer, transmitir o ejercer el
derecho en él contenido.

La función jurídica de los Títulos de Crédito es representar la riqueza en ellos contenidos, a través
del derecho y la disposición. Es posible que la riqueza circule fácilmente entre las personas que los
poseen (comerciantes), esto se observa al ser utilizados como instrumento de pago o crédito, como
garantía de una obligación determinada, etc.

La apertura de crédito
La apertura de crédito es un contrato financiero que participa de los rasgos comunes a este tipo de
contratos. Es un contrato mercantil, no formal, oneroso y de duración, sometido a las reglas propias
de una contratación uniforme. Es un contrato mercantil de carácter bancario. Es contrato
económicamente irrealizable fuera de la organización bancaria. La comisión, precio de la
disponibilidad, es inferior al interés que se paga por la utilización de dinero ajeno.

La apertura de crédito es un contrato no formal que se rige por el principio general de libertad de
forma (art. 51 Ccom.). La apertura de crédito no está entre los contratos que administrativamente
requieren forma escrita y entrega de un ejemplar del documento contractual al cliente. En la
práctica se impone la forma escrita. Como ocurre en los demás contratos bancarios, las entidades
de crédito predisponen las condiciones generales de las aperturas de crédito que están dispuestos a
contratar.

Es un contrato consensual que se perfecciona por el simple acuerdo de voluntades entre la entidad
de crédito y el cliente y en el que las disposiciones del cliente no implican la ejecución de un pacto
preparatorio de préstamo.

La apertura de crédito es un contrato oneroso. El banquero obtiene una ganancia a través del
interés y de las comisiones. Como en toda operación de crédito, el banquero pondera el riesgo que
asume y fija, en caso de que decida conceder la apertura de crédito, las comisiones y el tipo de
interés aplicable a la operación.

Tiene, sin embargo, algunos rasgos específicos. Es un contrato bilateral del que surge la obligación
de acreditar para la banca y la de pagar la comisión pactada por parte del cliente. Los actos de
disposición constituyen el contenido eventual del contrato.

CLASES

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Desde el punto de vista contable, la apertura de crédito puede ser simple o en cuenta corriente.
Normalmente la apertura de crédito nace vinculada a la cuenta corriente bancaria. La cuenta
permite hacer rotar al crédito. El acreditado en cuenta corriente disponer del crédito según sus
necesidades, pudiendo restablecerlo mediante ingresos en cuenta. El cliente podrá aminorar la
deuda frente al banco haciendo ingresos, evitando así el inútil pago de intereses. La cuenta
corriente concede al acreditado la facultad de utilizar el crédito en una o varias veces y realizar
reembolsos totales o parciales, a fin de poder utilizar el crédito una vez reintegrado y dentro del
límite fijado en el contrato. Se anotarán en el debe del acreditado las disposiciones que realice y en
su haber los reintegros del capital. Podrá utilizar el servicio de caja con el talonario de cheques. El
cheque ha de librarse contra una entidad de crédito que tenga fondos a disposición del librador
(art. 108.I LCCh). A estos efectos carece de relevancia jurídica que los fondos disponibles procedan
de un depósito o de una apertura de crédito.

La apertura de crédito puede nacer vinculada a otros contratos bancarios, como sucede cuando se
conviene que se disponga del crédito para atender los impagos en el negocio de descuento.

La apertura de crédito puede ser de dinero o de descuento. En la apertura de crédito de descuento


la entidad bancaria se obliga a descontar los efectos de comercio que le presente el cliente hasta el
límite pactado, ingresando en la cuenta corriente del cliente el anticipo (STS 12-XII-1987).

La apertura de crédito puede ser simple o garantizada, en cuyo caso el crédito se vincula a una
garantía real o personal. Las entidades de crédito suelen exigir al cliente la entrega de letras de
cambio o pagarés firmados en blanco. Pero este hecho no transforma la apertura de crédito en
garantizada, pues no extiende la responsabilidad por la deuda a otros patrimonios, ni stablece una
preferencia para el cobro en el patrimonio del cliente en relación con los demás acreedores, tan
sólo dota al banco de un título ejecutivo para el cobro de sus crédito. Es una mala práctica bancaria,
que puede constituir un fraude de ley al servir para eludir la aplicación del régimen, más protector
del deudor, del juicio ejecutivo basado en pólizas intervenidas por fedatario público (véase SAP
Alicante 13-XI-2001).

La apertura de crédito puede ser a favor del contratante o a favor de un tercero, llamado
beneficiario.

CONTENIDO

La apertura de crédito es un contrato en el que se puede distinguir entre el contenido necesario y el


eventual. La apertura de crédito genera siempre la obligación del banquero de crear y mantener
una disponibilidad y la correlativa obligación del acreditado de pagar la comisión pactada.
Eventualmente el cliente puede disponer del crédito concedido y, en tal caso, surge la obligación de
reembolso y de pago de intereses.

¿Qué es una cuenta corriente y qué se puede hacer con ella?

Cobrar el sueldo, pagar la luz, recibir la pensión, mandar dinero a un familiar… Nada de esto sería
posible hoy en día sin una cuenta corriente que sirve de base para administrar y utilizar el dinero.
Una herramienta básica para la gestión de las finanzas y el cuidado de la salud financiera.

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¿Qué es una cuenta corriente y qué se puede hacer con ella?
La cuenta corriente es el tipo de depósito que más utilizan los clientes de los bancos en el día a día.
Se usa para dar soporte a operaciones financieras que hacemos habitualmente como pagar recibos,
retirar dinero en cajeros automáticos, saldar la cuota de un préstamo, ordenar transferencias, hacer
ingresos en cuenta, domiciliar el cobro de la nómina, realizar operaciones de inversión, etc. Es decir,
funciona como base para administrar y mover el dinero.

Sus principales características son muy simples y ayudan a ver las diferencias con otro tipo de
cuentas o productos financieros:

Servicio de caja

El banco se encarga de recibir los ingresos (nóminas, pensiones, abono de intereses, retribuciones)
y hacer los pagos (recibos, cuotas de préstamos, transferencias) que el titular de la cuenta corriente
le ordene, además de atender las retiradas en efectivo o pago de cheques. El servicio de caja es el
rasgo más característico de las cuentas corrientes o bancarias básicas, como se denominan en
algunos países, ya que otro tipo de depósitos como las cuentas de ahorro o remuneradas no
siempre permiten hacer domiciliaciones de ingresos o gastos.

Disposición del dinero

Para acceder al dinero que hay depositado siempre que se quiera, este tipo de cuentas permite
asociar tarjetas de débito o de crédito y utilizar chequeras, además de ofrecer la operativa online.
Así se puede retirar saldo en un cajero automático, en la ventanilla de la sucursal bancaria,
mediante cheque o realizando una transferencia electrónica.

Otro tipo de depósitos, como las cuentas de ahorro, normalmente no permiten asociar tarjetas, ya
que su objetivo no es usarse a diario o administrar nuestro capital, sino servir de hucha.

Titularidad

Pueden tener uno o varios titulares e incluso es posible autorizar a personas para que accedan al
dinero en nuestro nombre, algo que es muy común en matrimonios o entre familiares o personas
cercanas de confianza. También existe la posibilidad de abrir una cuenta corriente a menores,
siendo en este caso sus padres o tutores los representantes, y también a nombre de personas
jurídicas, una empresa, por ejemplo, o comunidades de bienes.

Apertura

La digitalización de la banca avanza día a día y es posible hacer todo tipo de operaciones a través de
internet, una app móvil o un cajero automático sin necesidad de acudir presencialmente a la
sucursal. De hecho, en muchos casos es incluso posible abrir una cuenta a distancia a través de la
web o mediante un ‘smartphone’. Solo es necesario demostrar tu identidad, proporcionar ciertos
documentos y depositar algo de dinero.

Información

Otra facilidad que aporta una cuenta corriente tiene que ver con la transparencia, ya que siempre
se tiene a disposición el control de gastos e ingresos para que el usuario tenga de un vistazo, y con
claridad, todos los movimientos. Es un elemento importante para poder llevar un seguimiento

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diario del dinero e incluso marcarse metas de ahorro y cuidar la salud financiera. Hay que recordar
que cualquier pago e ingreso realizado, tanto en efectivo como online, se reflejan en el estado de
cuenta. Además, es posible verificar en cualquier momento el estado de hipotecas, préstamos,
cuentas de ahorro o de inversión.

Comisiones

Previo a la formalización del contrato, la entidad debe informar al cliente sobre las condiciones de
uso de las operaciones relacionadas con la cuenta, la forma de disponer del saldo o del coste de la
utilización de los servicios de caja. Los bancos centrales de cada país publican periódicamente las
comisiones máximas autorizadas a cada entidad con el objetivo de que el usuario pueda conocer
esos costes en las diferentes organizaciones financieras. Acceder a esa información es posible a
través de las páginas web de Banxico (Banco de México), Banco Central de la República Argentina o
el Banco de España.

Descubierto

Para atender la retirada de dinero o abonar los pagos tiene que haber fondos suficientes en la
cuenta. Sin embargo, si así se acordó en el contrato, el banco puede anticipar el dinero dejando en
negativo el saldo de la cuenta Si eso ocurre, recuerda que la entidad te cobrará un interés por ese
préstamo y una comisión por descubierto. También puedes solicitarle a tu banco que no permita
descubiertos, y, por tanto, no afronte pagos o disposiciones si no hay saldo suficiente.

El depósito
El contrato de depósito está regulado por la siguiente normativa:

Código de comercio

Leyes especiales de naturaleza mercantil

Código Civil Federal.

Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

Sin embargo, debemos señalar que no se trata de un contrato totalmente mercantil, toda vez que,
es el Código Civil Federal, que le otorga naturaleza civil a dicho contrato en algunos supuestos.

Por lo anterior, es de suma importancia que identifiquemos mediante los efectos legales que se
originan, la naturaleza civil o mercantil de los contratos de depósito, por ello, señalaremos lo
siguiente:

De acuerdo con lo dispuesto por el Código de comercio, el contrato de depósito será mercantil:

Cuando lo que se deposite sea objeto de comercio, o bien,

Cuando el depósito se haya hecho a consecuencia de una operación comercial.

Por su parte, la fracción XVIII del artículo 75 del Código de Comercio, considera actos de comercio:

Aquellos depósitos que se hagan en almacenes generales, y

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Todas aquellas operaciones que se hayan realizado sobre los certificados de depósito y bonos de
prenda librados por los mismos.

En cuanto a la fracción XIV considera de igual forma como actos mercantiles, aquellas operaciones
reguladas por la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, siendo estas:

las de depósito en almacenes generales, el depósito de dinero, de títulos y en administración.

Ahora bien, de acuerdo al artículo 332 del Código de Comercio:

El depósito será mercantil, cuando:

El propio depósito signifique como tal un acto que esté relacionado con un negocio mercantil, es
decir:

El depósito puede comenzar siendo civil, pero al relacionarse con una actuación o negocio
comercial, termina siendo de naturaleza mercantil.

De acuerdo a lo anterior y al Código de comercio, el depósito será mercantil, cuando:

Cuando la realización o contratación del depósito se haya hecho entre comerciales.

Cuando quien recibe el depósito es una institución de crédito, es decir un banco, o bien, un
comerciante que se dedique a las actividades que realice dicha institución, por ejemplo, en los
depósitos de almacenes generales.

Por lo anterior, podemos concluir lo siguiente:

El depósito es de naturaleza mercantil, consecuentemente por el objeto de comercio de las cosas


depositadas, pues deviene de una operación comercial, la cual puede ser llevada a cabo por dos o
más personas físicas o morales con fines de comercio.

El depósito como contrato real

Previo a señalar lo respectivo al Código de comercio, entendamos que cuando se hace entrega de
una cosa, esta puede ser real, jurídica o virtual, sin embargo, para el presente subtema,
atenderemos únicamente lo correspondiente a la real, por ello:

La entrega real, se constituye con la entrega material de la cosa vendida o en la entrega del título o
documento respectivo, si es que se trata de un derecho.

Por lo anterior y de acuerdo al artículo 334 del Código de comercio, el depósito se considera como
un contrato real, pues se formaliza el depósito, en el momento en que se hace entrega al
depositario de la cosa que constituye su objeto. “Código de Comercio, 2018”.

Recuperado de Código de Comercio

Obligaciones del depositario

De acuerdo al Código de Comercio, las obligaciones del depositario en el contrato de depósito


mercantil, son:

Conservar la cosa objeto del depósito, tal y como la reciba.

Devolver la cosa objeto del depósito cuando el depositante se lo pida, con sus documentos
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respectivos si fueron dados.

Responder de los deterioros, daños y perjuicios que por su malicia o negligencia hayan sufrido las
cosas depositadas.

Responder de los riesgos que puedan sufrir las cosas que se hayan entregado en sobres cerrados y
sellados y se haya depositado, salvo que se acredite que dichos riesgos se debieron a un caso
fortuito o de fuerza mayor.

Depósito bancario

Es aquel ejercicio u operación bancaria que permite a los bancos hacerse o de percibir los fondos
necesarios para realizar sus actividades de crédito y de capitales en general, dichos bancos y de
acuerdo con las regulaciones bancarias, serán los denominados bancos de depósito, los que ejercen
operaciones sobre los depósitos que realizan los clientes por concepto de préstamo, anticipos a
corto plazo, y los capitales dados en crédito.

Los tipos de depósitos bancarios se encuentran regulados por la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, los cuales son:

Capital numerario, o bien de dinero en efectivo, y

Por medio de títulos de crédito. “Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018:50 a 51”.

Recuperado de Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito

Ahora bien, a efecto de señalar un concepto sobre el depósito bancario, consideramos lo siguiente:

Se trata de un contrato, por el cual, la institución bancaria recibe de sus clientes, determinadas
sumas de dinero, o de títulos.

La institución bancaria obtiene la propiedad de lo depositado para poder disponer de los mismos.

El banco se compromete u obliga a restituirlas en la misma especie y términos convenidos.

En dicho instrumento, se debe estipular un interés en proporción y observancia de la ley respectiva,


salvo que el depósito se haga en otra modalidad de los presentes depósitos, el cual se denomina a
cuenta corriente.

Depósito bancario en dinero

De acuerdo con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los depósitos bancarios en
dinero, o bien los depósitos de una suma determinada de dinero en moneda nacional o en divisas o
monedas extranjeras, son:

Aquellos contratos en donde se transfiere la propiedad de dicha suma de dinero en moneda


nacional o extranjera al depositario, es decir, a la institución de crédito, mismo que se obliga a
restituir la suma depositada en la misma especie, salvo en los siguientes supuestos:

No se va a transferir la propiedad al depositario en las siguientes modalidades:


Depósitos constituidos en caja, saco o sobre cerrado.

En estos depósitos, para su retiro, quedan sujetas las partes a los términos y condiciones

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establecidas en el propio contrato.

Los depósitos en todo momento serán pagaderos en la misma oficina o plaza en que se hayan
constituido, salvo pacto en contrario

(Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018: 50). Recuperado de Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito

Depósito regular

Se trata de aquel depósito en donde el depositario se obliga con el depositante:

A recibir una o más cosas objeto del depósito.

Conservarlas conforme a como fue recibida.

Devolverlas con los documentos, si es que se cuenta con los mismos al momento en que el
depositante se lo solicite.

Depósito irregular

En cuanto al presente subtema, se constituirá el depósito irregular cuando:

La persona denominada depositaria, es decir, aquel que recibe las cosas objetos del depósito, se
obliga:

Únicamente a la restitución de aquellas cosas que tengan relación a la especie, calidad y cantidad,
de aquellas cosas que hubieres sido depositadas, y que además puedan conservarse en los
almacenes en condiciones que puedan asegurar su autenticidad.

Depósito en cuenta de cheques

De acuerdo a la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los depósitos a la vista, en cuenta
de cheques.

Son aquellos en donde el depositante o el cliente, tiene derecho a hacer libremente remesas, es
decir, operaciones bancarias ordenadas por los mismos, por ejemplo, transferencias, retiros, entre
otras, las cuales pueden ser en efectivo por concepto de abono a su cuenta, y podrá disponer total
o parcial de la suma de dinero depositado, pudiendo hacer uso de cheques girados o emitidos a
cargo del depositario.

Para que procedan las remesas en títulos de crédito, se requiere la autorización del depositario, es
decir, de la institución bancaria en su caso.

Y los abonos se entenderán hechos “salvo buen cobro” es decir, toda vez que no se sabe si la
cuenta del titular del título emitido cuente con fondos suficientes, se entiende que se encuentra en
trámite el movimiento, que, de existir fondos, se tendrá por autorizado, de lo contrario, por
rechazado. “Villavisencio,2020”. Recuperado Que es el SALVO BUEN COBRO de los cheques y cómo
evitar fraudes.

Los depósitos de cierta suma de dinero que se hayan constituido a la vista en bancos, se
entenderán en todo momento entregados en cuenta de cheques, salvo pacto en contrario.

Los depósitos que se realicen en cuenta de cheques, se tendrán por comprobados:


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Con recibos que tenga el depositario, o

Con las anotaciones hechas por dicho depositario en las libretas que se deberá entregar en su
momento a los depositantes, salvo disposición en contrario de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.

Cuentas colectivas

De acuerdo con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los depósitos que se reciban en
cuentas colectivas a nombre de dos o más personas:

Podrán disponer de lo depositado aquellas de las cuales aparezca su nombre, salvo pacto en
contrario.

Forma de disposición

Es la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que señala lo relativo a la forma de disponer
sobre los depósitos bancarios, o bien, la forma en que podrán hacerse retiros, por ello, de la
siguiente forma:

A la vista, en el supuesto en que el depósito se haya constituido sin mención alguna especial en
cuanto al plazo, se va a tener como retirable a la vista.

Comprobándose la entrega y el reembolso únicamente por la constancia por escrito, precisamente


nominativas y negociables, salvo disposición en contrario de la Ley General de Instituciones de
Crédito.

A plazo o previo aviso

En el supuesto en que no se haya establecido plazo para el retiro, se tendrá que el depósito puede
ser retirable:

Al día hábil siguiente a aquel en el que se dio aviso, es decir, aviso a la institución el lunes 15 que
quiero retirar y no se había establecido plazo, el martes 16, se puede hacer el retiro de lo
depositado.

Comprobándose la entrega y el reembolso únicamente por la constancia por escrito, precisamente


nominativas y negociables, salvo disposición en contrario de la Ley General de Instituciones de
Crédito.

Depósitos con interés

En cuanto a los intereses en los depósitos, la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
señala lo siguiente:

El interés que se pacte en los depósitos surtirá sus efectos o comenzará a causarse:

A partir del primer día hábil posterior a la fecha de la remesa, hasta el último día hábil anterior a
aquel en que se haga el pago.

Por ejemplo, la remesa fue hecha el lunes 15 de septiembre, y se realizó el pago el lunes 15 de
octubre, por lo tanto, el interés comenzará a correr desde el martes 16 de septiembre hasta el
viernes 12 de octubre.

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Depósito bancario de títulos

No se transfiere la propiedad de lo depositado al depositario, salvo que:

Se establezca por convenio escrito:

La autorización del depositante para que se pueda disponer de lo depositado, y

Que el depositario se obliga a restituir otros tantos títulos de la misma especie.

De igual forma, le serán aplicables a los depósitos bancarios de títulos, lo dispuesto en los artículos
269, 274 y 275 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, esto es:

El depositante podrá hacer remesas en efectivo tanto para abono de su cuenta, como para disponer
parcial o total del dinero en depósito, mediante cheques girados a cargo o a nombre del
depositario, es decir, del banco.

La persona denominada depositante podrá hacer dichas remesas en títulos de crédito, siempre y
cuando el banco se lo autorice, siendo estos abonos hechos “salvo buen cobro” la cual ya quedó
explicada en subtemas anteriores.

En todo momento, los depósitos en dinero que se constituyan a la vista en bancos, se entenderán
entregados en cuenta de cheques, salvo disposición en contrario.

De igual forma en este tipo de depósitos, se pueden recibir los depósitos en cuentas colectivas que
estén en nombre de dos o más personas, mismas que podrán disponer de lo depositado, salvo
pacto en contrario.

La disposición de la cuenta o los retiros podrán ser devueltos o solicitados de la siguiente forma:

A la vista:

Lo será, cuando se constituya el depósito sin mención especial de plazo.

A plazo o previo aviso:

En ese supuesto, en caso de que no se haya señalado plazo, se entenderá que el depósito es
retirable:

Al día hábil siguiente a aquel en que se dé el aviso, el cual, ha quedado explicado en subtemas
anteriores.

En cuanto al lugar de pago de los depósitos bancarios de títulos, salvo pacto en contrario, serán
pagaderos en la misma oficina, sucursal o plaza en que fueron constituidos.

Los depósitos que se realicen en cuenta de cheques, se tendrán por comprobados:

Con recibos que tenga el depositario, o

Con las anotaciones hechas por dicho depositario en las libretas que se deberá entregar en su
momento a los depositantes, salvo disposición en contrario de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.

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En cuanto a las entregas y los reembolsos que se haya hecho en las cuentas de depósito a plazo o
previo aviso, se comprobarán:

Únicamente con la constancia por escrito, precisamente nominativas y no negociables, según lo que
disponga la Ley General de Instituciones de Crédito.

Por lo que hace a las órdenes de entrega que el depositante expida para disponer de los títulos:

Estos no serán negociables o bien, no a la orden, es decir, que únicamente podrá disponer de ellos
la persona señalada en el documento, y no así el depositario, que, en este caso, es el banco.

Por lo anterior, se te hace la atenta invitación para que consultes el siguiente recurso digital
Presentación: El depósito – ejemplo que fue creado especialmente para fortalecer el presente
subtema:

En conservación

Según la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, se trata de una consecuencia legal, la cual
se origina por la naturaleza misma de los depósitos bancarios de títulos, es decir, toda vez que en
estos contratos no se transfiere la propiedad de lo depositado al depositario, este último tiene la
siguiente obligación:

La conservación íntegra y material de los títulos, salvo que,

Existe un convenio en donde se establezca de forma expresa, la constitución del depósito en


administración.

En administración

Aunado al subtema anterior, y de acuerdo con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
en el depósito bancario de títulos en administración, ocurre lo siguiente:

El depositario está obligado a:


Efectuar el cobro de los títulos, y

Practicar los actos necesarios para la conservación de los derechos que los títulos confieran al
depositante.

En el supuesto en que deba ejercitar algún derecho, ya sea accesorio u opcional, o bien, se deban
efectuar exhibiciones o pago de cualquier clase en relación con los títulos depositados, se observará
lo siguiente:

Si los títulos contienen un derecho de opción, el cual deba ser ejercitado durante el depósito de
dicho título, el depositario estará obligado a ejercitarlo a nombre o por cuenta del depositante.

Siempre y cuando el depositante provea de fondos suficientes al depositario 2 días antes por lo
menos, al vencimiento del plazo señalado para el ejercicio del derecho opcional.

En cuanto a los derechos accesorios contenidos en los títulos dados en depósito, estos serán
ejercitados por el depositario a nombre o por cuenta del depositante.

En cuanto a los intereses que se paguen respecto a los títulos durante el depósito, serán
acreditados al depositante para ser liquidados al vencimiento de la operación.
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Los reembolsos y premios quedarán a favor del depositante, siempre y cuando los títulos o valores
respectivos, hayan sido específicamente designados al hacerse la operación.

En el supuesto en que, durante el depósito, deba ser pagada alguna exhibición sobre los títulos
depositados, el depositante deberá proporcionar al depositario los fondos necesarios, 2 días antes
por lo menos, a la fecha en que la exhibición deba ser pagada.

En caso de que el depositante no proporcione dichos fondos, el depositario puede dar por
terminado o liquidar el depósito. “Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018: 49”.

Recuperado de Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito

Depósito de mercancías en almacenes generales.

De acuerdo con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, en los depósitos de mercancías
en almacenes generales, estos últimos estarán obligados a:

Restituir lo depositado, ya sean bienes o mercancías, tal y como los hayan recibido en cuanto a su
estado.

Así mismo, están obligados a responder únicamente:

Su conservación aparente, y

De los daños que se originen por error de los almacenes generales.

Los almacenes podrán recibir en guarda, lo siguiente:

Mercancías o bien, depósito simple, y

Bienes genéricamente designados, es decir, que los bienes sean de igual género, por ejemplo,
granos y semillas. “UAL, S, f: 6” recuperado de DERECHO MERCANTIL I

Teniendo la obligación los almacenes de sustituirlos por otros de la misma especie y calidad.

Lo anterior, siempre y cuando, lo depositado sean de calidad tipo, pues de no serlo, estos puedan
conservarse en los almacenes en condiciones en donde se asegure su autenticidad.

De actualizarse lo anterior, los almacenes responderán:

De los daños derivados de sus actuaciones,

Así como de los riesgos que tenga relación con las mercancías o efectos materia del depósito.

En el supuesto en que se depositen mercancías o bienes individualmente designados, los almacenes


estarán obligados a:

La Guarda de las mercancías o bienes, durante el tiempo establecido como duración del propio
depósito.

Los almacenes junto con la intervención de un corredor o con la autorización de las oficinas de
salubridad pública, podrán:

Proceder sin responsabilidad alguna, a la venta o destrucción de las mercancías o efectos de que se
trate.

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Siempre y cuando, por causas ajenas a los almacenes, las mercancías o efectos se descompusieran
o perdieran su esencia y esto afectará la seguridad o la salubridad.

Los daños que los almacenes puedan sufrir a consecuencia de lo anterior, serán cubiertos en su
totalidad por el depositante.

Salvo disposición contraria que contenga el certificado de depósito.

Aquellos productos que en su caso se proceda a su venta, se aplicará por los almacenes en el orden
siguiente:

Al pago de los impuestos, derechos o responsabilidad fiscales pendientes.

Al pago del adeudo que se haya causado a favor de los almacenes, conforme al contrato de
depósito.

Al pago del valor que se haya consignado en los bonos de prenda, siempre y cuando existan varios
con relación en un certificado, y sobre estos se observará:

el orden de prioridad para el pago

la numeración de orden de los bonos.

El sobrante lo conservarán los almacenes, sin embargo, podrá estar a disposición de aquel que
tenga en su poder el certificado de depósito.

En el supuesto en que el depósito sea de mercancías o bienes genéricamente designados, los


almacenes están obligados a:

Conservar o mantener la existencia en igual calidad y cantidad, a la que hubiere sido depositada.

Contratar un seguro en caso de incendio sobre los bienes o mercancías depositadas.

En caso de pérdida de por alteración o descomposición, será responsabilidad de los almacenes.

Salvo aquellas que, por cuestiones naturales, lo establezca expresamente el certificado de depósito
respectivo.

En cuanto a la disposición que tendrán los almacenes sobre los bienes o mercancías:

Podrán tenerla, con la condición a la conservación en cuanto a la cantidad y calidad de lo


depositado, teniendo como base para las condiciones, lo establecido en los certificados de depósito
respectivos.

En el supuesto en que los almacenes reciban mercancías o bienes que se encuentren sujetos al
pago de derechos de importación:

Únicamente podrán aprobar los retiros de los mismos, siempre y cuando les exhiban el
comprobante legal del pago de los impuestos o derechos en su caso, conforme a las autoridades
fiscales respectivas.

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Siendo los almacenes responsables para con el fisco, hasta donde alcance en su caso lo obtenido
por la venta de las mercancías o de los bienes depositados, de lo siguiente:

Pago de derechos, impuestos, multas, recargos o gravámenes fiscales en que hubieren incurrido los
dueños o consignatarios, hasta la fecha del depósito de las mercancías o bienes en los almacenes.

En cuanto a los plazos para la duración del depósito de mercancías o bienes:

Podrá establecerse de forma libre entre los almacenes y el depositante, salvo:

Que se tratare de mercancías o bienes que estén sujetos al pago de impuestos o pensiones fiscales
de diversa clase.

En este supuesto, la duración del depósito será:

Aquel que no exceda del término que señale la secretaría de Hacienda y Crédito Público, o

En el plazo de 2 años, siempre y cuando no haya término señalado de forma especial.

No podrán ser reivindicados, ni embargados, ni sujetos a cualquier otro vínculo, los bienes o
mercancías, el producto de su venta o el valor de la indemnización, en caso de que hayan sufrido un
siniestro.

Sin embargo, cuando se hayan expedido certificados de depósito de los mismos:

Podrán ser retenidos los bienes o mercancías que se encuentre en depósito, siempre y cuando:

Se hayan expedido certificados de depósito, ordenados por orden judicial en los casos de quiebra,
sucesión y de robo, extravío, destrucción total, mutilación o grave deterioro del certificado o del
bono correspondiente.

Así mismo, podrán ser retenidos por orden judicial, en observancia con las disposiciones de la
materia respectiva:

Los bienes o mercancías depositadas, el producto de su venta, el valor de la indemnización en caso


de siniestro, o el importe de los fondos que tenga el almacén a disposición de quien tenga el bono o
el certificado.

De igual forma se podrá realizar en el caso de sucesión o quiebra del tenedor del certificado o del
bono, por quien tenga derecho conforme a la ley respectiva, a la entrega de las mercancías o de los
fondos.

Así mismo, podrá hacerse la retención en los casos de extravío, robo, destrucción total, mutilación
o grave deterioro del certificado o del bono, conforme a lo siguiente:

La retención procederá, si de las pruebas que se aporten, se lograre acreditar cuando menos una
presunción grave en favor de la solicitud, si así fuere:

El juez va a ordenar si así fuere solicitado y fuere suficiente la garantía ofrecida por el promovente
para garantizar la acción, que se suspenda el cumplimiento de lo que contemple el título respectivo,
en tanto pasa a ser definitiva la cancelación, o se decide sobre las oposiciones que al respecto se
tengan. “Ley de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018:8”. Recuperado de Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito

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De igual forma, para que proceda la retención, se observará para el caso de la destrucción total,
mutilación o deterioro grave de los títulos nominativos, que el tenedor solicite la cancelación y su
pago o reposición, conforme al procedimiento previsto en la citada ley, para los títulos extraviados
o robados.

El contrato de descuento
El contrato de descuento es aquél en el que una parte, descontante, se obliga a entregar a la otra,
descontado, el importe de un crédito pendiente de exigibilidad que éste tiene contra un tercero,
descontando los intereses; y el descontado se compromete a ceder la suma que recibe.

Del descuento de créditos

Artículo 288

Artículo 289

Artículo 290

Artículo 288. Los créditos abiertos en los libros de comerciantes podrán ser objeto de descuento,
aun cuando no estén amparados por títulos de crédito suscritos por el deudor, siempre que se
reúnan las siguientes condiciones:

Que los créditos sean exigibles a término o con previo aviso fijos;

Que el deudor haya manifestado por escrito su conformidad con la existencia del crédito;

Que el contrato de descuento se haga constar en póliza a la cual se adicionarán las notas o
relaciones que expresen los créditos descontados, con mención del nombre y domicilio de los
deudores, del importe de los créditos, del tipo de interés pactado, y de los términos y condiciones
de pago;

Que el descontatario entregue al descontador letras giradas a la orden de éste y a cargo de los
deudores, en los términos convenidos para cada crédito. El descontador no quedará obligado a la
presentación de esas letras para su aceptación o pago, y sólo podrá usarlas en caso de que el
descontatario lo faculte expresamente al efecto o no entregue al descontador, a su vencimiento, el
importe de los créditos respectivos.

Artículo 289. El descontatario será considerado, para todos los efectos de ley, como mandatario del
descontador, en cuanto se refiere al cobro de los créditos materia del descuento.

Artículo 290. Sólo las instituciones de crédito podrán celebrar las operaciones a que se refiere este
Capítulo.

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Los créditos de habilitación o avío y los refaccionarios

De acuerdo con la doctrina, señalamos a continuación algunas aseveraciones sobre los créditos de
habilitación o avío y crédito refaccionario:

Eran denominados créditos de producción, pues su objeto está llamado a cumplimentar con ciertos
fines relacionados con la actividad comercial, es decir, tienen un destino en específico. En la época
colonial se consideraba que el crédito de habilitación o avío era sinónimo del crédito refaccionario.
En la segunda mitad del siglo XVIII aproximadamente se creó el banco de Avío de Minas con el
objeto de procurar la minería. El crédito refaccionario tiene sus origines en el derecho romano, y
desde entonces, se entendía el otorgar privilegios o ventajas sobre ciertas cosas frente a los
acreedores en beneficio de aquel cuyo dinero fue utilizado para producirlas u obtenerlas, o bien,
mediante el cual se adquirieron los medios o recursos para su producción.

En 1924, Posteriormente en la segunda mitad del siglo XIX la Ley de Instituciones de Crédito creó
los bancos refaccionarios, los cuales tenían la finalidad de procurar la producción mediante la
concesión o la obtención de créditos refaccionarios, mismos que justificaban su existencia
únicamente para fines de producción, toda vez que dicha ley señalaba, que el objeto del préstamo
refaccionario era sostener los gastos de la explotación agrícola, minera o industrial, y debe
producirse pronto, con la cosecha, con la explotación de la mina o con la venta de los productos de
fábrica.

Hoy en día, y gracias a la publicación de 1932 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
podemos observar el crédito refaccionario incluido a los créditos de habilitación o avío, quedando
reglamentados en la sección Cuarta de dicha ley, la cual se titula “De los créditos de habilitación o
avío y de los refaccionarios”

Naturaleza de ambos créditos

Conforme a la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito podemos observar los siguiente:

Los contratos de habilitación o avío y refaccionario son operaciones de crédito, toda vez, que como
ya lo observaremos, tienen como finalidad constituir consecuencias jurídicas mediante un contrato
de naturaleza mercantil.

Son la especie y su género es el crédito con apertura de crédito, es decir, que su tratamiento legal
tiene relación con el mismo, el cual:

Es aquel contrato en donde la parte denominada acreditante se obliga frente a la parte


denominada acreditado:

Dejar a su disposición una cierta cantidad de dinero, o contraer a su nombre cierta obligación a
efecto de que haga uso del crédito otorgado en la forma y términos pactados.

Quedando el acreditado obligado a restituir al acreditante:

La cantidad puesta a su disposición

Cubrir oportunamente el importe de la obligación que contrajo, y

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Pagarle los intereses, prestaciones, gastos y comisiones que se estipulan.

Podrán ser celebrados por las instituciones de crédito con calidad de acreditantes, sin embargo, el
tratamiento legal deberá estar conforme con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

A diferencia de otros contratos de apertura de crédito, estos tienen un trato especial en cuanto a su
garantía, pues:

Los contratos de habilitación o avío pueden garantizar su pago mediante lo que se obtenga del
importe dado en crédito.

Los contratos refaccionarios de igual forma, queda garantizado su pago, simultánea o


separadamente con las fincas, construcciones, edificios, maquinarias, aperos, instrumentos,
muebles y útiles, así como con los frutos o productos, futuros, pendientes o ya obtenidos de la
empresa a cuyo fomento o procuración haya sido destinado el préstamo.

Debido a la naturaleza del crédito refaccionario o crédito con destino específico, el mismo se pone a
disposición del deudor a efecto de que adquiera uno o varios muebles que se pacten en el contrato
respectivo, mismo que servirán de garantía para el pago del crédito otorgado.

La naturaleza jurídica de los contratos de habilitación y avío y refaccionario conllevan lo siguiente:

Es un contrato:

Mercantil, tanto por sus partes que intervienen, como por su finalidad de producción y destinos, los
cuales son negocios o empresas que requieren del crédito para continuar realizando actividades
comerciales.

Típico, toda vez que se encuentra previsto y regulado por la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, así como la Ley de Instituciones de Crédito.

Bilateral, pues las partes que intervienen, adquieren derechos y obligaciones recíprocas.

Oneroso, porque el deudor o quien se beneficia del crédito, tendrá que pagar intereses, y en su
caso comisiones del mismo

De destino específico, pues el objeto de dicho es otorgar exclusivamente crédito a determinados


fines comerciales.

De fomento a la producción, toda vez que dicho crédito procura que el sector industrial, comercial y
agroindustrial, den continuidad con su producción.

En específico, la naturaleza jurídica del crédito refaccionario conlleva lo siguiente:

Es un contrato:

Consensual, si se llegase a otorgar en un contrato de apertura de crédito, donde no existe


necesariamente la entrega física del dinero, sino que se encuentra a disposición en la institución de
crédito, respectiva, y real, si se llega a constituir en un préstamo mercantil, donde existe entrega
física del importe dado en crédito.

Por lo anterior, se te hace la atenta invitación para que consultes el siguiente recurso digital
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Presentación: Los créditos de habilitación o avío y los refaccionarios – Naturaleza de ambos
créditos, que fue creado especialmente para fortalecer el presente subtema.

Créditos de avío

Con base a la doctrina, este tipo de créditos:

Tienen el objeto de financiar y complementar o fortalecer el capital del trabajo, es decir, todo
aquello que necesita una empresa para operar en sus actividades comerciales.

Las partes que intervienen en el presente crédito son denominadas:

Acreditante o aviador, quien es el que pone a disposición del aviado el crédito para los fines que
correspondan.

Acreditado o aviado, quien es el que recibe el crédito para la inversión respectiva.

El crédito que se otorga comúnmente en este tipo de contratos, son para aquellas empresas que ya
se encuentran en funciones o que cuentan con lo necesario para operar.

Este tipo de créditos son denominados de producción, porque justamente tiene por objeto
procurar el proceso directo e inmediato de la producción en las actividades de la empresa.

Tal y como se observará de acuerdo a la ley respectiva, este tipo de préstamos únicamente puede ir
dirigido al ámbito industrial, ganadero y agrícola.

(Valdez, 2000: 35 a 38). Recuperado de Instrumentos de crédito

De acuerdo a la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, el crédito de habilitación o avío es:

Un contrato bilateral, es decir, en el que participan dos partes, en el cual:

Una de las partes se obliga a entregar una cierta cantidad de dinero en crédito, y

La otra parte, queda obligada a utilizar dicho crédito únicamente para la adquisición de:

Materias primas y materiales

En el pago de los jornales, salarios y gastos relativos a la explotación de su actividad.

Así mismo y de acuerdo a dicha ley, los créditos de habilitación o avío estarán garantizados:

Con las materias primas, materiales, frutos, productos o artefactos que se obtuvieron con dicho
crédito.

Sin importar que los frutos sean futuros o pendientes, es decir, que requieran de un determinado
lapso para que se puedan comerciar.
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(Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018: 57 a 58). Recuperado de Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito

3.2.2 Crédito Refaccionario

Con base a la doctrina, este tipo de créditos:

De igual forma se trata de un financiamiento que se presume a largo plazo, pues se destina a las
actividades de producción de las que se pueda obtener activos fijos.

A diferencia del contrato de habilitación o avío, este crédito sí permite ser utilizado para el pago de
pasivos, siempre y cuando los mismos se hayan originado de créditos en el año anterior al contrato
y para los mismos fines, así como para el pago de adeudos fiscales.

Las partes que intervienen en el presente contrato se denominan:

Refaccionador, quien es aquel que otorga el crédito, y

Refaccionado, es quien lo obtiene.

(Valdez, 2000: 38 a 40). Recuperado de Instrumentos de crédito

De acuerdo a la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, el crédito refaccionario es:

De igual forma que el crédito de habilitación o avío, dicha ley le da el tratamiento de un contrato,
en el cual

Una de las partes denominada acreditante entrega la otra parte llamada acreditado una
determinada cantidad, préstamo o financiamiento, con el fin de obtener:

Aperos, instrumentos, útiles de labranza, abonos, ganado, o animales de cría.

Así mismo, en los recursos para la plantación, cultivos cíclicos o permanentes

En la apertura de tierras para el cultivo, en la compra o instalación de maquinarias y en la


construcción o realización de obras materiales, procurando la actividad comercial del acreditado.

En cuanto a las cláusulas que se pueden pactar en dicho convenio son:

Que una parte del crédito obtenido, se destine a cubrir las responsabilidades fiscales que se deriven
de las actividades comerciales del acreditado, o bien las que sobrevengan de los bienes que se
utilicen con motivos de dicha actividad.

Así mismo, que parte de dicho crédito se utilice para pagar los adeudos existentes y originados por:

La explotación comercial, por la compra de los bienes muebles o inmuebles o bien, de la ejecución
de las obras con el mismo fin comercial.

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Es importante señalar que, para la procedencia del adeudo, es necesario que los actos ya señalados,
tengan como mínimo un año anterior a la suscripción del contrato.

Así mismo y de acuerdo a dicha ley, los créditos refaccionarios, estarán garantizados de manera
conjunta o forma separada con lo siguiente:

Con las fincas, construcciones, edificios, maquinarias, aperos, instrumentos, muebles y útiles; y

Con los frutos o productos, futuros y pendientes o ya obtenidos, de las actividades comerciales
objeto del crédito.

(Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018: 57 a 58). Recuperado de Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito

3.3. Diferencias entre avío y refacción

A efecto de una mejor comprensión en cuanto a las diferencias entre el contrato de habilitación o
avío y el refaccionario, señalaremos algunas y de manera somera, de igual forma y de acuerdo a la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, lo relativo a sus similitudes de la siguiente forma:

(creación propia)

Similitudes Diferencias

Ambos préstamos o créditos se otorgan a efecto de procurar la producción. Están reglamentados


de acuerdo a la Ley general de Títulos y Operaciones de Crédito y pueden ser otorgados de acuerdo
a las disposiciones generales de los contratos que la misma regula. Así mismo, podemos observar
que las instituciones de crédito pueden de igual forma celebrar este tipo de contratos. Ambos
contratos deberán expresar:

• El objeto de la operación, duración y la forma en que se podrá disponer del crédito.

• Especificar los bienes objeto de la garantía, y señalar términos y condiciones del contrato.

• Se lleva a cabo mediante contrato privado, firmado por triplicado ante dos testigos conocidos y se
ratifica ante el encargado del registro público de comercio.

• Se inscribirán en la sección única del Registro único de garantías mobiliarias del Registro Público
de Comercio. Una vez inscritos, surtirán efectos contra terceros.En el supuesto de bienes
inmuebles, estos deberán inscribirse adicionalmente en el Registro Público de la Propiedad de
acuerdo al lugar de ubicación. Tienen fines distintos en cuanto a la inversión, pues si bien se
destinan a la producción, los recursos y materiales cambian.Sus plazos entre la entrega de la
inversión y liberación de la misma cambian, señalando que presumiblemente el refaccionario goza
de mayor lapso. El contrato de habilitación o avío va a concentrarse o invertirse en capital
circulante, es decir, bienes que conllevan un solo acto de producción. El contrato refaccionario se
concentra en capital fijo, es decir, que conllevan diversos actos de producción. “Soto, 2009:28”.
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Recuperado de PALABRAS PRELIMINARES

Por lo anteriormente manifestado, y en caso de que exista una cuestión en específico, nos
permitimos señalar la atenta invitación a que consulten la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito y la Ley de Instituciones de Crédito.

(Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018: 58 a 60). Recuperado de Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito

3.4 Sistemas de preferencias

En cuanto al tema de las preferencias, es importante resaltar que se refieren al pago que
consecuentemente se origina de los contratos de habilitación o avío y los de refacción, en ese
sentido, la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito señala en sus numerales 328, 332 y 333
lo siguiente:

Tendrán preferencia de pago los créditos de habilitación o avío que estén debidamente registrados
frente a los refaccionarios.

Tendrán preferencia de pago los créditos de habilitación o avío y los refaccionarios con su debido
registro frente a los hipotecarios que fueran inscritos con posterioridad.

En los préstamos refaccionarios sobre fincas, construcciones, edificios y muebles inmovilizados, el


acreedor tiene preferencia de pago de su crédito frente a todos los demás acreedores del deudor.

Excepto, aquellos acreedores de dominio y de los acreedores por créditos hipotecarios que se
hayan inscrito con anterioridad.

Dicho pago podrá garantizarse con el producto de los bienes gravados ya señalados.

La presente preferencia que tiene el acreedor sobre los demás acreedores no quedará extinta en el
supuesto en que los bienes gravados pasen a poder o dominio de tercero, por cualquier modo de
translación de dominio.

(Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, 2018: 59 a 60). Recuperado de Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito

3.5 Derechos adicionales del aviador y del refaccionador

Es en virtud de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que podemos observar tanto los
derechos y obligaciones que se originan mediante la celebración de los contratos de habilitación o
avío y refaccionarios, así como los supuestos en que aquellos que ponen a disposición de una o más
personas un determinado préstamos, tendrán derechos adicionales que la propia ley les otorga con
el objeto de proteger y hacer valer sus garantías, por ello, y de conformidad con los numerales 327
y 330 de la ley citada, señalamos lo siguiente:

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(creación propia)

Derechos adicionales de ambos:

Designar un interventor en invariable momento, con el objeto de cuidar el debido cumplimiento a


lo que se obligó el acreditado.

Dichos honorarios que genere el interventor serán cubiertos por el aviador, sin embargo, podrá
pactarse lo contrario.

En el supuesto en que el acreditado invierta los fondos o el crédito le fue puesto a su disposición
para otros fines:

El acreedor tendrá derecho a:

Rescindir el contrato

Dar por vencida anticipadamente la obligación

Exigir el reembolso de lo puesto a disposición, con sus respectivos intereses.

Reivindicar o reclamar los frutos o productos afectados o dados en prenda:

A quienes los hayan adquirido directamente del acreditado, y

A los que adquieran posteriormente dichos frutos o productos que hayan conocido o debido
conocer la prenda que se constituyó sobre los mismos.

Derechos del refaccionador o acreedor:

Derecho de preferencia para el pago de su crédito con el producto de los bienes que se hayan
grabado, sobre todos los demás acreedores del deudor.

Excepto, aquellos acreedores de dominio y de créditos hipotecarios, siempre y cuando este último
se haya inscrito con anterioridad.

(Ley General de Títulos y Operaciones de crédito, 2018:59). recuperado de Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito

Estimado lector, primeramente, queremos agradecerte por parte del grupo SUME (sistema
universitario de multimodalidad educativa) por haber encontrado el presente recurso útil,
externado la más cordial invitación a que sigas consultando los distintos recursos que tenemos
preparados para ti, que, sin duda, encontrarás información de interés jurídico.

Resumen e ideas relevantes

Los créditos de habilitación o avío y refaccionarios eran denominados créditos de producción, en


virtud de los fines que persigue el crédito para con las actividades comerciales de producción
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De acuerdo a la naturaleza jurídica de los contratos de habilitación o avío y refaccionarios, estos son
mercantiles, típicos, bilaterales, onerosos, de destino específico, y de fomento de la producción.

Los créditos de habilitación o avío tienen el objeto de financiar para fortalecer el capital de trabajo,
es decir, todo aquello que necesita una empresa para operar en sus actividades comerciales.

El crédito refaccionario, se trata de un financiamiento que se presume a largo plazo, y que se


destina a las actividades de producción de las que se puedan obtener activos fijos, el cual será
utilizado para el pago de pasivos.

El crédito de habilitación o avío va a invertirse en capital circulante, es decir, bienes que conllevan
un solo acto de producción.

El contrato refaccionario va a invertir en capital fijo, es decir, que conllevan diversos actos de
producción.

El crédito de habilitación o avío tendrá preferencia de pago frente a los refaccionarios.

El derecho a designar un interventor que vigile el estricto cumplimiento de lo que se ha obligado la


parte acreditada en el contrato respectivo, corresponde al aviador o refaccionador.

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