Estrategia de Yokohama

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Estrategia de Yokohama para un Mundo más Seguro

Introducción
La Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres Naturales,
Reunida en Yokohama del 23 al 27 de mayo de 1994,
Reconociendo las pérdidas económicas y de vidas humanas, en rápido aumento y
en todo el mundo, debidas a desastres naturales,
Recordando la decisión tomada por la Asamblea General en su resolución 44/236,
de 22 de diciembre de 1989, de lanzar una campaña mundial de vasto alcance
durante el decenio de 1990 para salvar vidas humanas y reducir los efectos de los
desastres naturales,
Recordando asimismo que la Asamblea General decidió con gran previsión en su
resolución 46/182, de 19 de diciembre de 1991 adoptar un criterio integrado para
el manejo de los desastres en todos sus aspectos e iniciar un proceso de creación
de una cultura mundial de prevención,
Reconociendo que el crecimiento económico y el desarrollo sostenibles no son
posibles en muchos países sin que se adopten medidas adecuadas para reducir las
pérdidas causadas por los desastres y que, como se destaca en el Programa 21,
existe una estrecha relación entre esas pérdidas y la degradación del medio
ambiente1,
Reafirmando la Declaración de Río2, en particular el Principio 18, en que se destaca
la necesidad de que la comunidad internacional ayude a los Estados asolados por
desastres naturales u otras situaciones de emergencia que hayan probablemente
de surtir efectos nocivos súbitos en el medio ambiente de esos Estados,
Reafirmando también la función que el Secretario General de las Naciones Unidas
ha asignado al Coordinador del Socorro de Emergencia, Secretario General Adjunto
del Departamento de Asuntos Humanitarios, por conducto de la secretaría
encargada del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales,
en la promoción y dirección de las actividades del Decenio de conformidad con la
resolución 46/182 de la Asamblea General,
Recalcando la necesidad de que el sistema de las Naciones Unidas preste especial
atención a los países en desarrollo menos adelantados, a los países en desarrollo
sin litoral y a los pequeños Estados insulares en desarrollo y recordando en este
contexto que en el Documento Final de la Primera Conferencia Mundial para el
Desarrollo Sostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y en el

1
Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río
de Janeiro, 3 a 14 de junio de 1992, vol. I, resoluciones aprobadas por la Conferencia (publicación
de las Naciones Unidas, número de venta S.93.I.8), resolución 1, anexo II.
2
Ibíd., anexo I.
Programa de Acción en favor de los Países menos Adelantados para el Decenio de
1990 se instó a que en las actividades del Decenio Internacional para la Reducción
de los Desastres Naturales se prestara atención prioritaria a los pequeños Estados
insulares en desarrollo y a los países menos adelantados, respectivamente,
Atendiendo a la solicitud formulada por la Asamblea General en su resolución
48/188 de 23 de diciembre de 1993, de que:
A) Se examinen los logros del Decenio en los planos nacional, regional e
internacional;
B) Se elabore un programa de acción para el futuro;
C) Se intercambie información sobre la ejecución de los programas y la política
del Decenio;
D) Se cree mayor conciencia sobre la importancia de una política de reducción
de los desastres;
1. Hace un llamamiento al mundo para que, al llegar a la mitad del Decenio
Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales y en vista de las
pérdidas de vidas humanas y los daños cada vez mayores que causan las
catástrofes y animado de un nuevo espíritu de colaboración para construir un
mundo más seguro, basado en el interés común, la igualdad soberana y la
responsabilidad común de salvar vidas humanas y proteger los recursos humanos
y naturales, el ecosistema y el patrimonio cultural, reafirme su compromiso de
transformar, mediante actividades en los planos nacional, regional e internacional
el marco internacional de acción para el Decenio en un resuelto plan de acción
intersectorial;
2. Invita a todos los países a proteger al ser humano del daño físico y los traumas,
proteger los bienes y contribuir a velar por el progreso y la estabilidad,
reconociendo en general que incumbe a cada país la responsabilidad primordial de
proteger a su propio pueblo, así como de proteger su infraestructura y otros
bienes nacionales de los efectos de los desastres naturales y aceptando al mismo
tiempo que, en el contexto de una interdependencia mundial cada vez mayor, para
que la acción nacional culmine con éxito son indispensables la cooperación
internacional concertada y un entorno internacional propicio;
3. Adopta los Principios, la Estrategia y el Plan de Acción que se enuncian a
continuación.
I. Principios
1. La evaluación del riesgo es un paso indispensable para la adopción de una
política y de medidas apropiadas y positivas para la reducción de desastres.
2. La prevención de desastres y la preparación para casos de desastre revisten
importancia fundamental para reducir la necesidad de socorro en casos de
desastre.
3. La prevención de desastres y la preparación para casos de desastre deben
considerarse aspectos integrales de la política y la planificación del desarrollo en
los planos nacional, regional, bilateral, multilateral e internacional.
4. El establecimiento y la consolidación de la capacidad para prevenir y reducir
desastres y mitigar sus efectos constituyen una cuestión de suma prioridad que
hay que tener en cuenta en el Decenio a fin de sentar una base sólida para las
actividades posteriores a éste.
5. La alerta temprana de desastres inminentes y la difusión efectiva de la
información correspondiente mediante las telecomunicaciones, inclusive los
servicios de radiodifusión, son factores clave para prevenir con éxito los desastres
y prepararse bien para ellos.
6. Las medidas preventivas son más eficaces cuando entrañan la participación en
todos los planos, desde la comunidad local hasta los planos regional e
internacional, pasando por los gobiernos de los países.
7. La vulnerabilidad puede reducirse mediante la aplicación de métodos apropiados
de diseño y unos modelos de desarrollo orientados a los grupos beneficiarios,
mediante el suministro de educación y capacitación adecuadas a toda la
comunidad.
8. La comunidad internacional reconoce la necesidad de compartir la tecnología
requerida para prevenir y reducir los desastres y para mitigar sus efectos; esta
tecnología debería suministrarse libremente y en forma oportuna como parte
integrante de la cooperación técnica.
9. La protección del medio ambiente como componente de un desarrollo sostenible
que sea acorde con la acción paliativa de la pobreza es esencial para prevenir los
desastres naturales y mitigar sus efectos.
10. Recae sobre cada país la responsabilidad primordial de proteger a su
población, sus infraestructuras y otros bienes nacionales de los efectos de los
desastres naturales. La comunidad internacional debería demostrar la firme
determinación política necesaria para movilizar recursos adecuados y hacer uso
eficaz de los existentes, incluidos los medios financieros, científicos y tecnológicos,
en el ámbito de la reducción de los desastres naturales, teniendo presentes las
necesidades de los países en desarrollo, en particular las de los países menos
adelantados.
A. Bases de la Estrategia
1. Los desastres naturales se siguen produciendo y su magnitud, complejidad,
frecuencia y consecuencias económicas van en aumento. Mientras que los
fenómenos naturales que causan los desastres en la mayor parte de los casos
están fuera de todo control humano, la vulnerabilidad resulta generalmente de la
actividad humana. Por lo tanto, la sociedad debe reconocer y fortalecer los
métodos tradicionales y estudiar nuevas formas de vivir con semejante riesgo así
como tomar medidas urgentes para impedir y reducir los efectos de tales
desastres. Hoy en día se puede hacer.
2. En este contexto los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares
en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral son los más vulnerables, ya que
son los que cuentan con menos medios para mitigar los desastres. Los países en
desarrollo afectados por la desertificación, la sequía y otros tipos de desastres
naturales son igualmente vulnerables y no cuentan con medios suficientes para
mitigar los efectos de los desastres naturales.
3. En todos los países, los grupos pobres y en situación social desventajosa son los
que más sufren a causa de los desastres naturales y son los que cuentan con
menos medios para hacerles frente. De hecho, los desastres contribuyen a las
perturbaciones sociales, económicas, culturales y políticas en las zonas urbanas y
rurales, en cada caso de su propia manera. Las concentraciones urbanas en gran
escala son particularmente frágiles debido a su complejidad y a la acumulación de
población e infraestructura en zonas reducidas.
4. Algunas modalidades de consumo, producción y desarrollo tienen el potencial de
aumentar la vulnerabilidad a los desastres naturales, especialmente de los grupos
pobres y en situación social desventajosa. En cambio, el desarrollo sostenible
puede contribuir a reducir esa vulnerabilidad, si se planifica y administra de
manera que mejore las condiciones sociales y económicas de los grupos y las
comunidades afectados.
5. Los países en desarrollo vulnerables deberían tener la posibilidad de recuperar,
aplicar y compartir métodos tradicionales para reducir los efectos de los desastres
naturales, complementados y reforzados con el acceso a los conocimientos
científicos y técnicos modernos. No obstante, es necesario estudiar los
conocimientos y técnicas existentes, y tratar de mejorarlos, desarrollarlos y
aplicarlos mejor.
6. La estabilidad social en el mundo se ha vuelto más frágil y la reducción de los
desastres naturales contribuiría a reducirla. En el intento de lograr un manejo
eficaz de los desastres, el concepto básico para reducir las pérdidas humanas y
materiales, que sigue siendo el objetivo último, debe ser toda la gama de
actividades, desde el socorro, la rehabilitación, la reconstrucción y el desarrollo
hasta la prevención.
7. No obstante lo que antecede, es mejor prevenir los desastres que tener que
reaccionar ante ellos, y el logro de los fines, los objetivos y las metas del Decenio
aprobados en las resoluciones pertinentes de la Asamblea General causaría una
gran reducción de las pérdidas derivadas de los desastres. Para ello se requiere la
máxima participación de la comunidad, que puede movilizar un potencial
considerable y conocimientos tradicionales para la aplicación de medidas
preventivas.

B. Evaluación de la situación en materia de reducción de desastres a


mediados del Decenio
8. Al aproximarse la mitad del Decenio Internacional para la Reducción de los
Desastres Naturales, la Conferencia Mundial, sobre la base de informes nacionales
y debates técnicos, ha encontrado los principales elementos positivos y negativos
que se enuncian a continuación:
A. La conciencia de los beneficios que podría aportar la reducción de los
desastres sigue estando limitada a los círculos especializados y todavía no
se ha difundido como corresponde a todos los sectores de la sociedad, en
particular los encargados de formular la política y el público en general. No
se presta atención suficiente al asunto, no se manifiesta un compromiso
suficiente, ni se asignan los recursos que se necesitarían para actividades de
promoción en todos los planos;
B. Sin embargo, al mismo tiempo, las actividades en los planos local,
nacional e internacional llevadas a cabo en los primeros años del Decenio en
materia de capacitación, aplicaciones técnicas, investigación y cooperación
regional han dado resultados positivos en algunas regiones, reduciendo las
pérdidas debidas a los desastres;
C. Del mismo modo, el establecimiento del marco orgánico que pidió la
Asamblea General, que incluye comités y centros de coordinación nacionales
del Decenio, así como el Consejo Especial de Alto Nivel, el Comité Científico
y Técnico y la secretaría del Decenio en el plano internacional, ha sentado
las bases necesarias para intensificar la labor de prevención y preparación
durante la segunda mitad del Decenio;
D. Las nuevas medidas en el campo de la reducción de desastres no han
quedado sistemáticamente incorporadas en la política multilateral y bilateral
de desarrollo;
E. Los programas y servicios de enseñanza y capacitación de los
profesionales y del público en general no se han desarrollado
suficientemente ni se han centrado en los medios de reducir los desastres.
Tampoco se ha movilizado suficientemente el potencial de los medios de
información, la industria, la comunidad científica y el sector privado en
general;
F. Cabe señalar que no todas las entidades del sistema de las Naciones
Unidas han contribuido a la puesta en práctica de las actividades del
Decenio en la medida de lo posible y con arreglo al deseo manifestado por
la Asamblea General al aprobar su resolución 44/236. En los últimos años se
ha vuelto a insistir primordialmente, tanto en las Naciones Unidas como
fuera de ellas, en la reacción en casos de desastre. Ello ha frenado el
impulso de la etapa inicial del Decenio que se basaba en el consenso sobre
la importancia de adoptar medidas antes de que se produjera el desastre;
G. En los cinco primeros años del Decenio se han obtenido algunos
resultados positivos, pero éstos han sido desiguales y no se ha procedido de
manera concertada y sistemática como esperaba la Asamblea General. Sólo
si se reconocen, consolidan e intensifican esos logros será posible que el
Decenio alcance sus metas y objetivos y contribuya a crear una cultura
mundial de prevención. En particular, los instrumentos existentes que
permitirían mejorar la reacción en casos de desastres como parte de un
planteamiento general del manejo de desastres, no siempre se utilizan en
toda la medida de sus posibilidades;
H. Es muy necesario afianzar la capacidad de recuperación y la
autosuficiencia de las comunidades locales para hacer frente a los desastres
naturales mediante el reconocimiento y la difusión de sus conocimientos,
prácticas y valores tradicionales como parte de las actividades de desarrollo;
I. Aunque esta cuestión no forma parte del mandato del Decenio, la
experiencia muestra que habría que extender el concepto de reducción de
los desastres para que abarque los desastres naturales y otras situaciones
de desastre, incluidos los de carácter ambiental y tecnológico y su
interrelación, que pueden tener importantes consecuencias en los sistemas
sociales, económicos, culturales y ambientales, particularmente en los
países en desarrollo.

C. Estrategias para el año 2000 y más adelante


9. La Conferencia Mundial, sobre la base de la adopción de los Principios y en la
evaluación de los progresos realizados durante la primera mitad del Decenio, ha
formulado una Estrategia para la Reducción de los Desastres centrada en el
objetivo de salvar vidas humanas y proteger la propiedad. La Estrategia apunta a
que se acelere la puesta en práctica de un Plan de Acción que se ha de desarrollar
a partir de los siguientes puntos:
A. Desarrollo de una cultura mundial de prevención como componente
esencial de un planteamiento integrado de la reducción de los desastres;
B. Adopción de una política de autosuficiencia en cada país y comunidad
vulnerables, comprendido el fomento de la capacidad, así como asignación y
utilización eficiente de los recursos;
C. Enseñanza y formación en materia de prevención de desastres,
preparación para casos de desastres y mitigación de sus efectos;
D. Desarrollo y fortalecimiento de los recursos humanos y la capacidad
material y de la capacidad de las instituciones de investigación y desarrollo
en materia de reducción de los desastres y mitigación de sus efectos;
E. Identificación de los centros más prominentes en la materia a los efectos
de mejorar las actividades de prevención y reducción de desastres y
mitigación de sus efectos, y establecimiento de redes entre ellos;
F. Mayor toma de conciencia en las comunidades vulnerables mediante un
papel más activo y constructivo de los medios de información en lo que
respecta a la reducción de los desastres;
G. Participación activa de la población en la reducción de los desastres, la
prevención y la preparación para casos de desastre, lo que a su vez
permitirá un mejor manejo del riesgo;
H. En la segunda mitad del Decenio, hay que asignar importancia a los
programas que promuevan planteamientos de base comunitaria para reducir
la vulnerabilidad;
I. Mejor evaluación de los riesgos, vigilancia más amplia y difusión más
amplia de pronósticos y alertas;
J. Adopción de una política integrada para la prevención, la preparación y la
reacción en el contexto de los desastres naturales y otras situaciones de
desastre, con inclusión de los riesgos de carácter ambiental y tecnológico;
K. Mayor coordinación y cooperación entre organismos nacionales,
regionales, e internacionales que realicen actividades de investigación sobre
desastre, universidades, organizaciones regionales y subregionales y otras
instituciones técnicas y científicas, teniendo en cuenta que la relación causa
- efecto, inherente a los desastres de toda índole, debería ser materia de
investigación interdisciplinaria;
L. Adopción de medidas nacionales efectivas en los planos legislativo y
administrativo y mayor prioridad en la adopción de decisiones a nivel
político;
M. Asignación de mayor prioridad a la reunión y el intercambio de
información sobre la reducción de los desastres naturales, especialmente en
los planos regional y subregional, mediante el fortalecimiento de los
mecanismos existentes y una mejor utilización de las técnicas de
comunicación;
N. Fomento de la cooperación regional y subregional entre países expuestos
a los mismos riesgos naturales, mediante el intercambio de información, las
actividades conjuntas en materia de reducción de desastres y otros medios
oficiales u oficiosos con inclusión de la creación o el fortalecimiento de
centros regional y subregionales;
O. Suministro de la tecnología existente para una aplicación más amplia en
el campo de la reducción de los desastres;
P. Integración del sector privado en las actividades de reducción de
desastres mediante la promoción de oportunidades de negocios;
Q. Fomento de la participación de organizaciones no gubernamentales en el
manejo de los riesgos naturales, en particular los relacionados con el medio
ambiente y sectores conexos, incluidas las organizaciones no
gubernamentales autóctonas;
R. Fortalecimiento de la capacidad del sistema de las Naciones Unidas para
ayudar a reducir las pérdidas de vidas en desastres naturales y desastres
tecnológicos conexos, con inclusión de la coordinación y evaluación de
actividades por conducto del Decenio Internacional y de otros mecanismos.

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