Tedesco y Tenti Fanfani-Reforma Educativa en Argentina 1
Tedesco y Tenti Fanfani-Reforma Educativa en Argentina 1
Tedesco y Tenti Fanfani-Reforma Educativa en Argentina 1
1
I. La reforma educativa en la Argentina: breve reseña histórica
Posteriormente, durante el primer gobierno del Dr. Carlos Saúl Menem, el Poder
Ejecutivo envió un proyecto de ley al Congreso Nacional. A partir de ese momento tuvo
lugar un prolongado debate en ambas Cámaras del Parlamento, donde circularon varias
propuestas, que culminó con la aprobación por mayoría de la Ley nº 24.195. En dicho
debate, los temas más controversiales fueron los referidos a la responsabilidad del
Estado, de las familias y de la sociedad civil en materia de educación, la estructura de
niveles del sistema, los años de obligatoriedad y el financiamiento de la educación.
2
inicial de dos años (cuatro y cinco años de edad), otro de educación general básica de
nueve años y el nivel polimodal de tres años. Al mismo tiempo extendió la
obligatoriedad al segundo año del nivel inicial (5 años de edad) y al octavo y noveno
año de la Educación General Básica).
3
implementó un programa de becas para apoyar la escolarización de los adolescentes en
el tercer ciclo de la EGB y el nivel Polimodal.
4
“Alcance y resultados de las reformas educativas en Argentina, Chile y Uruguay”, que
han permitido evaluar un conjunto importante de dimensiones de la reforma educativa
(ver COSSE G., 2001; KISILEVSKY M., 2001; TIRAMONTI G., 2001; DUSSEL I.,
2001). También se utilizan otros estudios y testimonios producidos a lo largo de la
década pasada y que ilustran aspectos parciales no contemplados en los estudios citados.
Al respecto, es importante aclarar que este documento no pretende efectuar un resumen
de los estudios disponibles sino que, sobre esa base, intenta presentar algunas hipótesis
de trabajo, explicativas de ciertos rasgos que pueden considerarse como específicos del
caso argentino. Esta especificidad, por supuesto, tiene carácter relativo. Es probable que
esos rasgos también aparezcan en otros procesos llevados a cabo en los países de
América Latina y, en ese sentido, su análisis podría contribuir a una explicación más
general de la lógica de las reformas educativas de los últimos diez años del siglo pasado.
5
creación estuvo encuadrada en los marcos conceptuales del debate educativo europeo y,
en menor medida, americano. El debate sobre el laicismo fue, probablemente, el
ejemplo más representativo de esta vinculación con la agenda internacional. El segundo
momento se produjo en la década del ’60, con la diseminación de los conceptos propios
de la teoría del capital humano y las reformas educativas articuladas alrededor de la
vinculación entre educación, desarrollo económico y recursos humanos. Pero mientras
Argentina fue un caso típico de la aplicación relativamente exitosa del modelo del
primer momento del debate educativo, no lo fue en el caso de las reformas de la década
del '60. Las circunstancias políticas de Argentina hicieron que las reformas de esos años
estuvieran asociadas a gobiernos militares y, en ese contexto, no fueron aplicadas en
forma sostenida. La asociación con el régimen militar no es, por supuesto, la única
razón de la ausencia de reformas modernizadoras en Argentina en la década de los '60,
pero sin duda ayuda a explicar esta característica que coloca al país en una situación
muy peculiar frente al nuevo contexto que se abrirá en los años '901.
1
La hipótesis según la cual una de las especificidades de la educación argentina es la ausencia de
modernización, producto de la no aplicación de las reformas de los años '60, fue sugerida en la discusión
con Cristian Cox en el marco de las reuniones de este proyecto. La comparación con Chile ilustra bastante
6
Guatemala (1989) y Quito (1991) también ponen de manifiesto estos cambios
significativos cambios conceptuales2. Si bien las declaraciones y acuerdos producidos
en reuniones de este tipo suelen tener un alto contenido retórico, constituyen un buen
indicador de las orientaciones dominantes en los centros de decisiones gubernamentales.
Desde esta perspectiva, parece importante destacar que las reformas de los años
’90 se inscriben en un contexto significativamente diferente al de las reformas
intentadas en períodos anteriores. Lo específico de este período es que no se trata
solamente de enfrentar las deudas o los déficit del pasado sino que, además, es preciso
enfrentar los nuevos desafíos planteados por las exigencias de las transformaciones en la
organización del trabajo, la cultura y el desempeño ciudadano. La relevancia de este
nuevo contexto no puede ser subestimada a la hora de explicar los problemas y de
definir estrategias de transformación. Tal como ya se sostuviera en otro trabajo, “... no
estamos en una situación donde sólo se expresan las demandas insatisfechas de los
sectores que no han podido tener acceso a un servicio estable, sino ante demandas que
provienen también de los sectores que ya han logrado el acceso y ahora exigen su
transformación. En contextos de este tipo, caracterizados por un exceso de demandas,
parece inevitable tomar decisiones donde para satisfacer a algunos se postergan los
requerimientos de otros. Como todas las demandas son urgentes y legítimas, ningún
sector está dispuesto a postergar las suyas. La pugna por obtener los escasos recursos
disponibles asume, de esta manera, características poco racionales desde el punto de
vista de los intereses generales y de largo plazo.” LOPEZ N. y TEDESCO J. C. (en
prensa).
bien este punto, que debería ser explorado con más detenimiento por los estudios de historia
contemporánea de la educación latinoamericana.
2
Declaración de Guatemala y con respecto a la Declaración de Quito, ver OREALC-UNESCO (1991).
7
que enfatizaba la necesidad de políticas activas destinadas a lograr niveles adecuados de
equidad (tanto social como educativa) para garantizar el carácter sostenido del proceso
de desarrollo educativo y social3. Estos enfoques también diferían desde el punto de
vista político, donde por un lado estaban aquellos que sostenían la necesidad de
concebir a la educación como política de Estado, fruto de consensos nacionales que
permitieran garantizar la continuidad de las estrategias más allá de los períodos
gubernamentales y, por el otro, aquellos que, al contrario, confiaban más bien en el
mercado como mecanismo de distribución de los recursos educativos. Los procesos
reales de reformas educativas intentaron una combinación de ambas líneas, donde en
algunos casos predominó más bien el eje estado-equidad y en otros el eje eficiencia-
mercado.
En el marco de este horizonte común para todas las reformas, cada país tuvo una
determinada y específica capacidad de procesar los impactos del contexto internacional
en función de sus respectivas tradiciones culturales, estructuras sociales y económicas y
marco político institucional4. El proceso de transformación educativa implementado en
Argentina tuvo, en este sentido, una serie de características específicas que este
documento intentará identificar, describir y, en la medida de lo posible, explicar a través
de algunas hipótesis de trabajo.
3
Desde el punto de vista educativo, un ejemplo de estas posiciones en el debate regional puede verse en
los documentos producidos por algunas agencias de cooperación. La posición del Banco Mundial se
refleja en el documento “...”. Una posición diferente puede verse en el documento CEPAL-UNESCO,
op.cit.
8
régimen democrático en 1984 y que finalizó sus actividades en 19885. En efecto,
durante esa amplia y prolongada convocatoria a la sociedad civil, los principales actores
que intervienen en el campo de la política educativa nacional lograron algunos acuerdos
básicos acerca de una serie de reformas de fondo de la educación básica nacional: la
descentralización de la educación a las provincias, la extensión de la obligatoriedad
escolar, la revisión de los contenidos y métodos pedagógicos, la prioridad a los sectores
más desfavorecidos, la articulación con el mundo del trabajo y la reformulación de los
planes y políticas de formación docente.
Los debates del Congreso Pedagógico y sus conclusiones sirvieron de base para
la elaboración de la Ley Federal de Educación. Sin embargo, uno de los aspectos más
importantes y menos estudiados del proceso argentino se refiere a la fragilidad de los
acuerdos logrados en el Congreso Pedagógico, puesta de manifiesto cuando dichos
acuerdos fueron llevados al plano de las políticas y de los programas de acción. Este es
un tema sobre el cual sería necesario indagar en el futuro, por su relevancia para la
construcción de marcos teóricos adecuados que permitan comprender mejor la lógica de
la elaboración de consensos y las formas de participación y representación de los
diferentes actores sociales.
4
La literatura sobre las reformas educativas en América Latina es muy amplia. Entre los estudios
comparativos más recientes puede verse en GAJARDO M. s/f)).
5
El Congreso Pedagógico, a su vez, recogió una serie de diagnósticos y otros productos generados en los
últimos años del gobierno militar por grupos académicos independientes. También existen antecedentes
9
produjeron una mejora significativa de la cobertura, en especial en la franja de edad de
los 13 a 18 años. Al respecto, las evidencias empíricas disponibles indican que tuvo
lugar un proceso sostenido de ampliación de la cobertura en la década 1990-2000 en
todos los niveles, pero particularmente intenso en la enseñanza media (ver Anexo
Estadístico). Este aumento de cobertura benefició a población de bajos ingresos,
tradicionalmente excluida del acceso al nivel medio, y estuvo basado fundamentalmente
en el esfuerzo del sector público. Por su parte, la ampliación de la oferta educativa más
allá del último año de la tradicional escuela primaria (8º y 9º año de la EGB) en las
áreas rurales con baja densidad poblacional y a través de modalidades no
convencionales (profesores itinerantes con la asistencia de maestros de primaria que
actúan como monitores) significó una ampliación efectiva de las oportunidades de
escolarización y aprendizaje de proporciones significativas de adolescentes. La
expansión de la matrícula estuvo acompañada por resultados menos satisfactorios desde
el punto de vista de la retención y de la calidad de los resultados de aprendizaje. La
incorporación masiva de nuevos sectores sociales provoca desafíos significativos a la
calidad de la oferta pedagógica. En este sentido, los estudios efectuados sobre eficacia
del sistema en el largo plazo muestran la magnitud de estas dificultades y el relativo
fracaso en acompañar el acceso a la escuela con condiciones apropiadas para la
permanencia. Un estudio sobre dos cohortes de estudiantes - 1961-1962 y 1996-1997 –
indica que en términos relativos el abandono en 7º grado es hoy mayor que hace 35 años
y que para todos los años de enseñanza secundaria, la tasa de supervivencia es hoy
menor que hace 35 años (LLACH J. J., MONTOYA S. y ROLDÁN F., 1999)6. Esta
constatación no implica subestimar la importancia de los logros en la expansión de la
cobertura. Al contrario, indican la magnitud del esfuerzo a realizar, especialmente
cuando esa expansión tiene ritmos tan acelerados como los que tuvo la enseñanza media
en la década pasada. En efecto, la crítica de los efectos de dicha incorporación sobre las
instituciones (desestabilización de prácticas rutinarias, problemas de convivencia, etc.) y
sobre los aprendizajes (contención sin aprendizaje) son la prueba de que todos admiten
que las instituciones escolares ampliaron su convocatoria hasta alcanzar a sectores
sociales antes excluidos de la escolaridad formal
que refieren a procesos anteriores e inconclusos de reformas educativas, que actuaron como marco
histórico de los debates del Congreso. La literatura al respecto es muy amplia. Ver CABAÑA A. (2000).
6
En la provincia de Buenos Aires (según datos de la Dirección Provincial de Planeamiento y Evaluación
de la Calidad de la Educación) el porcentaje de repetición en la EGB pasa del 3.1 en 1995 al 5.6 en el
10
b) Impacto sobre la calidad de la educación. Es bien sabido que mejorar la calidad
de los resultados educativos implica ritmos y plazos más lentos que los que se registran
en la cobertura cuantitativa. En este sentido, la reforma comenzó por producir una
significativa modernización y actualización de los contenidos de los programas
escolares. En efecto, la reforma en los CBC creó condiciones favorables para la
renovación de los saberes en el ámbito escolar. La amplia y variada producción de
textos y manuales por parte del mundo editorial privado, que acompañó esta reforma,
permitió la circulación de estos nuevos saberes en los ámbitos escolares del país. Sin
embargo, existen aun pocos estudios que permitan apreciar la magnitud de los cambios
curriculares en las rutinas escolares, en las modalidades pedagógicas efectivamente
aplicadas por los docentes y los climas institucionales de las escuelas. Si se observan los
datos relativos a los resultados de aprendizaje, la situación que se aprecia es bastante
compleja y diversificada. La comparación de los datos producidos por los operativos de
medición de calidad se dificulta por una serie de problemas técnicos derivados de los
cambios en las pruebas (Ver Anexo Estadístico). Sin embargo, esos datos permiten
formular, al menos dos comentarios. En primer lugar, parecería que la escuela logra
mantener los resultados en un contexto de fuerte expansión de la matrícula. Esto es
particularmente importante con respecto a los resultados de los niveles medios del
sistema. Esta función homogeneizadora no debe ser subestimada. Pero dicho esto, es
evidente que los resultados en calidad no están a la altura de los esfuerzos de un proceso
de transformación tan integral y profundo y de los requerimientos de una sociedad
moderna
2000. Por su parte, en la provincia de La Pampa la repetición en el 7º año de la EGB pasó del 1.16% en
1993 al 5.5% en 1999.
7
Según algunos cálculos (LINDENBOIM J. 1998, pag. 135) realizados en base a lo que postula la Ley
Federal de Educación, durante el quinquenio 1993-1997 se generó una “deuda educativa de magnitud
equivalente a la que debió haberse erogado en el último de tales años, algo así como 17.000 millones de
pesos”.
11
otra parte, en la tradicional educación secundaria (actual tercer ciclo de la EGB y el
Polimodal) el no cumplimiento de las metas de crecimiento previstas en la Ley y la
ampliación de la cobertura en estos niveles implicó una caída en la inversión per cápita
en el nivel medio. En efecto, éste era de $ 1645 en 1994 para pasar a 1409 en 1997
(MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA NACIÓN, 1999). Por último
cabe recordar que, a consecuencia del proceso de descentralización, las provincias, que
en 1991 eran responsables del 63.2% de la inversión pública en educación, en 1999 han
llegado a asumir más de tres cuartas partes de la misma (76.2%). Si se tiene en cuenta
que más de dos terceras partes del gasto educativo del Estado Nacional corresponde a
las universidades públicas, puede concluirse que las provincias, a finales del siglo,
tienen casi toda la responsabilidad en materia de financiamiento de la Educación
General Básica del país. El Pacto Federal Educativo, firmado el 11 de setiembre de
1994, determinó una inversión de 3.300 millones en cinco años para el cumplimiento de
la Ley Federal de Educación. De este monto, el 80% estuvo a cargo de la Nación y el 20
% a cargo de las provincias. En este acuerdo firmado por el Presidente de la Nación, los
gobernadores provinciales y el Intendente de la Ciudad de Buenos se establecían metas
hasta el año 2000 (erradicación de escuelas rancho, generalización (100%) de la
capacitación docente, universalización de la cobertura a los 5 años de edad y en la franja
de los 6 a los 14 años, 70% en la franja de 15 a 17 años, disminución del 50% en los
índices de repitencia y analfabetismo absoluto, etc.). Según un informe publicado en
diciembre de 1999 (UNESCO 1999, pag. 14) “las metas para 1995/98/99 no se han
cumplido, no habiéndose realizado estudios sobre el nivel real de implementación de las
mismas”.
12
IIPE en el año 2000 (IIPE, 2000b) el 52.4% de los docentes del país manifestó estar de
acuerdo con la Red Federal de Formación docente mientras que se manifestaron en
desacuerdo sólo el 35.3%. En cambio, los datos de otra encuesta también realizada por
el IIPE (IIPE 2000a) en la provincia de Buenos Aires, muestra que la mayoría de los
directores de establecimientos educativos tiene un bajo grado de satisfacción con “las
oportunidades de perfeccionamiento que le ofrece el sistema educativo”. La masividad
que tuvo la oferta de capacitación obligó a utilizar casi todos los recursos institucionales
y humanos disponibles (Institutos de Formación Docente, Universidades, Centros
Académicos, etc,). Es probable que la calidad y pertinencia de la oferta no haya estado
siempre a la altura de las circunstancias, por lo que un informe del Ministerio de
Educación publicado en 1999 (MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA
NACIÓN, 1999) reconoce que “la calidad de la oferta de capacitación” es uno de los
desafíos actuales con miras al futuro”. En lo que respecta a la formación inicial de los
docentes, la transformación arrancó con un diagnóstico de situación donde se mostraba
que “la oferta de formación docente era inadecuada en tres aspectos. En primer lugar,
respecto de la nueva estructura del sistema educativo. En segundo lugar, en relación con
la sobre oferta de formación docente para la educación inicial y los dos primeros ciclos
de la EGB. Por último, la oferta era insuficiente para EGB3 y Polimodal”. El proceso
avanzó también en la definición de un marco para articular las políticas de las
provincias y en la actualización de los Contenidos Básicos Comunes de la formación
profesional. Sin embargo, todavía en 1999, el Ministerio de Educación reconocía que
las transformaciones en el nivel de las instituciones “se encuentra en marcha en la
actualidad”.
13
oportunidades de escolarización de los adolescentes de los sectores sociales más
desfavorecidos que por primera vez acceden a la enseñanza escolar posprimaria.
14
constatadas en los operativos nacionales de evaluación de la calidad y las diferencias en
los indicadores del rendimiento de los sistemas escolares muestran que la brecha
educativa entre las provincias es profunda y persistente” (FILMUS D. 1998, pag 75).
La necesidad de contar con una Ley General de Educación fue una aspiración de
larga data en el contexto nacional argentino. Al respecto, cabe recordar que la expansión
cuantitativa de la educación primaria y secundaria se desarrolló al amparo de la Ley
1420, sancionada en 1884 que consagró los clásicos principios de obligatoriedad,
gratuidad y laicidad. Durante las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del
siglo XX, la educación básica argentina alcanzó un desarrollo cuantitativo notable y, si
bien no existen mediciones cualitativas comparables con las actuales, en el imaginario
popular se asume que la calidad de la educación en este período también alcanzó
resultados significativamente altos. Sin embargo, ya en los años 60’s, durante el período
militar de la denominada “Revolución Argentina”8, se intentó avanzar en la sanción de
una nueva ley. La inestabilidad política registrada en ese período impidió que los
intentos reformadores pudieran alcanzar cierta continuidad pero ese mismo fracaso
reformador explica que hacia principios de la década de los años 90 existiera un
consenso unánime en cuanto a la necesidad de contar con un marco normativo integral
que estructurara las políticas educativas en función de las nuevas circunstancias y
desafíos del desarrollo cultural, político, económico y social.
8
La secretaría de Estado de Cultura y Educación, que dependía entonces del Ministerio del Interior,
comenzó a delinear proyectos de política educativa y, en este contexto, recomendó la elaboración de
sugerencias de una Ley Orgánica de Educación. Recién en abril de 1968 se creó una Comisión Asesora
para la redacción del Anteproyecto de Ley Orgánica de la Educación, los resultados de cuyo trabajo –el
Proyecto de Ley Federal de Educación- fueron dados a conocer por el secretario Astigueta a la opinión
pública en el mes de noviembre. Los avatares propios de la época determinaron una discontinuidad con
esta intencionalidad legislativa.
15
por el Poder Ejecutivo Nacional, constituyó una especie de programa de acción9. En
este sentido, es posible postular la hipótesis según la cual una de las principales
características específicas de la transformación educativa en Argentina es que ella
tiende a identificarse con la aplicación de una Ley. Si bien en otros países de la región
también se dictaron leyes que regulaban distintos aspectos del proceso de reforma, en
ningún caso existió tanta vinculación con la aplicación de una sola ley, que más que
regular situaciones existentes se proponía crearlas.
9
En el momento de la sanción de la ley, los dirigentes sindicales docentes la saludaron casi como una
conquista. En un artículo publicado en 1994, Marta Maffei (por entonces secretaria adjunta de la
confederación de trabajadores de la educación, CTERA) sostuvo que las movilizaciones sociales
organizadas por el sindicato de docentes habían logrado impedir la aprobación del anterior proyecto de
ley y que de esta manera “se pudo lograr una Ley (se refiere a la Ley Federal de Educación finalmente
promulgada) que es un modelo de concertación, en la cual se dio satisfacción a cada una de las partes”
(MAFFEI M., 1994, pag.15).
16
relaciones de fuerza propias de las coyunturas políticas. El cambio en la legislación
requiere de una serie de condiciones que no es fácil reunir en cualquier momento. Por lo
tanto, una política que se expresa en una ley del Poder Legislativo tiene ciertas garantías
de estabilidad que no existirían si sólo se sustentara en decisiones del Poder Ejecutivo.
Es mucho más costoso, tanto en términos de recursos políticos como de tiempo, cambiar
una ley que sustituir un ministro de educación. En el plano institucional, la Ley Federal
de Educación es una ley de la Nación cuya vigencia trasciende a los actores políticos
que la sancionaron, y como tal constituye una especie de garantía de continuidad con
relación a las transformaciones introducidas en el sistema educativo nacional.
17
formal, es obvio que las leyes deben ser cumplidas. Sin embargo, en un contexto social
de baja legitimidad y escasa confianza social, las leyes no son aplicadas sin que ello
motive ninguna situación jurídica particular. El incumplimiento de la ley no fue un
comportamiento exclusivo de algunas jurisdicciones. El propio gobierno nacional dejó
de cumplir algunas normas legales, particularmente las referidas al compromiso
financiero con la educación, lo cual abría la posibilidad de no cumplir con otras normas
por parte de las provincias.
18
del rendimiento y compensador de diferencias en las oportunidades educativas ofrecidas
a la población en los diversos territorios que componen el país.
10
La Ley 24.049 sancionada en diciembre de 1991 y publicada un mes más tarde en el Boletín Oficial,
otorga facultades al Poder Ejecutivo Nacional para transferir a partir del 1 de enero de 1992, a las
provincias y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, los servicios educativos administrados en
forma directa por el Ministerio de Cultura y Educación y por el Consejo Nacional de Educación Técnica,
así como también las facultades y funciones sobre los establecimientos privados reconocidos. La
transferencia efectiva se realizó a través del presupuesto del año 1992. Mediante este acto de
descentralización, se transfieren unos 4.764 establecimientos con 105.000 cargos docentes y 17.410
cargos no docentes. Los gastos en sueldos representaban unos 715.833 300 pesos, de los cuales
235.072.600 eran subsidios a la enseñanza privada. Estos costos ahora quedan a cargo de las
jurisdicciones provinciales. (ACADEMIA NACIONAL DE EDUCACIÓN, 1993, pág. 17).
19
oferta educativa (planes de estudio, estructura, formación docente, etc.) dejando intacto
los demás o, en otros casos, se diseñaron reformas integrales pero sólo para un pequeño
segmento de establecimientos, que lo asumía como experiencia piloto desde donde no
se lograba impactar al conjunto del sistema. El fracaso de estas reformas parciales
favoreció la emergencia en algunos equipos técnicos de la convicción según la cual era
preciso adoptar una estrategia integral desde el punto de vista de las variables a
modificar y que abarcara al conjunto de los establecimientos al mismo tiempo
(AGUERRONDO I. 1998).
Pero este carácter integral, a su vez, tuvo consecuencias importantes sobre las
posibilidades de obtener consensos, particularmente con los sectores internos del
sistema educativo. Como señala Inés Dussel (2001), el carácter profundo y radical de la
reforma produjo un movimiento de desautorización de los saberes que tenían los
docentes hasta ese momento y contribuyó a un generalizado sentimiento de amenaza de
sus puestos de trabajo en maestros y profesores. La magnitud de este sentimiento de
amenaza puede apreciarse a través de los datos de la encuesta a maestros y profesores
que se realizara en septiembre del 2000 (IIPE/UNESCO 200 b). Según dicha encuesta,
el 60% de los docentes manifestó sentirse inseguro o muy inseguro en su puesto de
trabajo. Es importante constatar que esta sensación de incertidumbre trasciende a
cuestiones objetivas, como lo son las que resultan de la situación de revista de los
docentes. En efecto, aún entre aquellos que son titulares, la sensación de inseguridad se
extiende hasta el 50% de los casos. Esta sensación de inseguridad es mayor entre los
20
profesores, los docentes de nivel socioeconómico más bajo, aquellos que ejercen en
establecimientos educativos públicos, y, desde el punto de vista regional, en el norte del
país y en la región de Cuyo.
La inseguridad parece estar asociada, entre otros factores, a la evaluación que los
docentes hacen del proceso de transformación educativa. Casi el 60 % de los docentes
considera que este proceso tuvo un impacto negativo en las condiciones laborales y son
mayoritariamente los docentes que tienen esa percepción los que expresan sentimientos
de inseguridad en su puesto de trabajo. Al contrario, aquellos que consideran que la
transformación tuvo un impacto positivo o neutro son los que tienden a considerarse
seguros en su puesto.
21
Ciclo de la EGB se asoció con un incremento de la escolarización de los adolescentes en
sectores populares.
Sin embargo, este efecto positivo desde el punto de vista del acceso estuvo
acompañado por una serie de dificultades en términos administrativos, políticos,
laborales, financieros e institucionales. En términos generales, estos costos estuvieron
asociados al hecho que el cambio de estructura provocó la ruptura de dos culturas
institucionales muy tradicionales, la de la escuela primaria y la del colegio secundario.
Este cambio de cultura encontró obstáculos importantes en el proceso de
implementación de la EGB y el Polimodal. Así, por ejemplo, fue preciso enfrentar
problemas muy complejos tanto en lo que concierne a la infraestructura física de los
establecimientos como a su diseño institucional. Preguntas tales como ¿dónde ubicar
físicamente el Tercer Ciclo?11, ¿quiénes se hacen cargo de los cursos en 8ºy 9º, los
maestros o los profesores? ¿Estamos ante un proceso destinado a “acortar la primaria”
o, al contrario, a “alargar la secundaria”? ¿Cómo se compatibilizan las normas de los
estatutos laborales de maestros y profesores que ahora trabajarían en un mismo
establecimiento?. Estas preguntas y problemas provocaron incertidumbre tanto entre los
docentes como en la opinión pública en general, ya que - al menos desde el punto de
vista de los padres de familia - el cambio de estructura fue el aspecto más visible de la
reforma.
11
Una descripción general de los procesos de implementación del Tercer Ciclo de la EGB en las siversas
jurisdicciones provinciales puede obtenerse en dos informes elaborados por equipos técnicos de la
22
el nivel Polimodal (modelo vigente en la provincia de Córdoba); y d) el tercer ciclo en
un establecimiento autónomo (modelo desarrollado únicamente en la Provincia de La
Pampa.
23
implementó en la provincia de Córdoba (tercer ciclo integrado al Polimodal). El modelo
de los nueve años de EGB en un solo establecimiento recibe la aceptación del 27.8% de
los docentes. Pero también existen dos minorías significativas: una (14.6% de las
preferencias) que considera que el ciclo articulado (primer año de la EGB en las viejas
primarias y el resto en las secundarias) y otra (12.6%) que considera que lo mejor es que
el Tercer Ciclo se desenvuelva en una institución independiente.
Estos datos indican que la reforma no logró instalar una visión relativamente
uniforme acerca del cambio de estructura. Las razones por las cuales se prefiere una u
otra opción probablemente tienen que ver con situaciones laborales personales y
contextos locales. Pero más allá de esas razones, queda el hecho de las posibles
implicaciones, tanto pedagógicas como sociales, de esta diversidad de la oferta
institucional. Al respecto, aun es prematuro evaluar hasta qué punto esta diversidad será
una fuente de dificultades para garantizar una efectiva igualdad de oportunidades
educativas y de movilidad interprovincial. Existen evidencias empíricas según las cuales
las escuelas privadas que ya ofrecían una educación integrada (inicial, primaria y
secundaria), tuvieron menos dificultades que las escuelas públicas para adoptar la nueva
división del trabajo pedagógico entre los nuevos niveles y ciclos, tal como lo establece
la Ley Federal de Educación y los acuerdos del Consejo Federal de Educación. A su
vez, también existen evidencias de las dificultades de las provincias más pobres para
implementar el nivel Polimodal y los trayectos técnicos profesionales por falta de
recursos tanto financieros como humanos. En este contexto es legítimo formular el
interrogante acerca de hasta qué punto se justifica introducir cambios en la estructura
formal del sistema educativo que generan una significativa cantidad de problemas no
vinculados claramente con el logro de los objetivos más relevantes de la reforma, tales
como la introducción de mejoras en la equidad y en la calidad de los resultados
educativos12.
12
No es éste el lugar para una discusión sobre los argumentos que justifican un tipo de estructura u otro,
pero la experiencia internacional muestra que con estructuras muy diferentes los logros de aprendizaje
pueden ser similares. No parecen existir conclusiones fuertes a favor de alguna de las opciones existentes.
24
En quinto lugar, es posible postular que otro rasgo importante del proceso de
transformación educativa argentino fue el grado relativamente alto de disociación que
existió entre sus orientaciones y las que se utilizaron en las políticas económicas y en
las relativas a la reforma del Estado, especialmente del Estado central.
13
Véase, por ejemplo, FIEL-CEP, (2000a y 2000b)
25
y social, y subestima la importancia de los logros y de las medidas orientadas a reforzar
la equidad social y el papel del Estado14.
Si bien esta ambigüedad está presente en la mayor parte de los casos de reformas
educativas en América Latina, parecería plausible sostener que el grado de conflicto que
asumió en el caso argentino es significativamente más alto que en otros países. Así, por
ejemplo, en las tensiones y conflictos generados por las reformas educativas en Chile,
Uruguay y Brasil, por ejemplo, no ocupan un lugar relevante los conflictos internos del
equipo de gobierno como fue en el caso argentino. En esos casos, las tensiones entre los
responsables del área económica y los responsables de los diferentes sectores de la
políticas públicas se concentran fundamentalmente en la pugna por obtener mayor
cantidad de recursos. En el caso argentino, en cambio, estos conflictos pusieron de
manifiesto la existencia de divergencias profundas desde el punto de vista de los
criterios y funciones con los cuales debían ser asignados y administrados esos recursos.
En este sentido, vale la pena recordar que durante el período de gobierno del
presidente Menem, se llevaron a cabo reformas muy significativas en otros ámbitos de
la vida nacional. Esos fueron los años de la apertura económica, las privatizaciones de
empresas y servicios públicos, el achicamiento del estado, la política de convertibilidad,
etc. que modificaron profundamente el contexto institucional y social del país. Sin
embargo, sería difícil afirmar que la transformación educativa fue un componente del
programa de gobierno, acoplado y coherente con las orientaciones y decisiones en
política económica e institucional.
14
Ver, por ejemplo, los documentos producidos por intelectuales relacionados con las organizaciones
sindicales docentes (BALDUZZI J. 200). También, TIRAMONTI G. (2001).
15
Susana Decibe, op. cit. Susana Decibe dice que los debates sobre las principales leyes educativas se
dieron en un marco “ideológicamente confuso”, a lo cual “contribuyeron las concepciones que sostenían
algunos miembros del Ministerio de Economía y la actividad de centros de investigación económica
cercanos al mismo, que soñaban con dejar a cargo del Estado únicamente los servicios de educación
26
gobernante, donde confrontaban posiciones diferentes acerca del papel del Estado en la
educación. Esas contradicciones mantuvieron su vigencia durante todo el período de
gobierno del presidente Menen y culminaron con un conflicto abierto entre el Ministerio
de Educación y el Ministerio de Economía, que provocó la renuncia de la Ministra de
Educación y gran parte de su equipo político y técnico del más alto nivel.
Todo parece indicar que la política educativa fue una típica política sectorial y
relativamente autónoma de lo que sucedía en los otros frentes de gobierno, más
prioritarios porque influían más directamente sobre los intereses de los grandes actores
económicos nacionales e internacionales y sobre la vida cotidiana de la gente. Esta
sectorialidad y autonomía puede explicar tanto algunas fortalezas como algunas
debilidades del proceso de transformación en la Argentina.
Los indicadores al respecto muestran que durante los primeros cuatro años del
plan de estabilización y convertibilidad (paridad entre el peso y el dólar) ejecutado por
el Ministro de Economía Domingo Cavallo desde 1991, la economía argentina creció en
básica para los sectores populares mientras se pensaba en un financiamiento por lo menos compartido
entre el Estado y los “usuarios” para el resto de los servicios”.
27
forma sostenida. En ese primer año de estabilidad monetaria el PBI argentino creció el
10,6%, el año siguiente lo hizo en un 9.6% y en 1993 y 1994 a tasas cercanas al 6% (5.7
y 5.8% respectivamente). Este crecimiento sostenido llegó hasta 1998, con la única
excepción del año 1995 donde, a raíz del “efecto tequila” (impacto de la crisis
económica mexicana), el PBI registró una tasa negativa de –2.8%. Desde ese año, la
economía argentina se halla sumida en una situación de recesión que llega hasta el
presente.
28
de la misma manera una transformación educativa que opera en un contexto de
crecimiento económico sostenido, disminución de los índices de pobreza y desempleo,
legitimidad y confianza en las instituciones públicas, que una transformación donde los
cambios educativos forman parte de un proceso de recesión económica, expansión de la
pobreza y el desempleo. Esta contextualización de la reforma educativa argentina es
particularmente importante porque se trata de un país con niveles tradicionalmente altos
de equidad social. La existencia de ese punto de partida explica la magnitud –tanto
objetiva como subjetiva – del fenómeno del descenso social, de los “nuevos pobres”,
que se aprecia en la última década. Por un lado, el deterioro de las condiciones
materiales de vida de las familias afecta sus capacidades para contribuir al desarrollo del
aprendizaje de los niños y jóvenes que frecuentan los establecimientos educativos. Pero
por el otro, no sólo los docentes tuvieron que enfrentar situaciones pedagógicas más
difíciles en las escuelas sino que, en proporciones significativas, ellos mismos fueron
víctimas de la pobreza. En síntesis, esta política tan radical e integral de reforma se
implementó en un contexto económico social más bien adverso, que conspiró contra el
éxito de muchas innovaciones, en especial en el ámbito práctico-institucional.
16
El monto de la beca fue de 600 dólares anuales. El programa se inició en 1997 (38.000 becas) y en
1998 alcanzó una cobertura de 105.000 beneficiarios (MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACIÓN
DE LA NACIÓN, 1999b)
29
igual que en el caso de otros programas compensatorios llevados a cabo en diversos
países de América Latina, los gastos en infraestructura física y equipamiento escolar
buscaron mejorar las dimensiones más “duras” de la oferta escolar con el fin de reducir
las desigualdades en las oportunidades educativas que se ofrecen a los sectores más
pobres de la población. Sin embargo el valor de las inversiones orientadas a desarrollar
materiales y estrategias pedagógicas adecuadas a las necesidades de aprendizajes de
grupos determinados (poblaciones rurales aisladas, aborígenes, etc.) no se mide sólo por
su volumen monetario (que es muy inferior a la inversión en construcciones y
equipamientos escolares) sino por la calidad y pertinencia de las innovaciones
efectivamente desarrolladas. En este sentido, el desarrollo de un modelo no
convencional (a través de un modelo de profesores itinerantes, el desarrollo de
materiales pedagógicos para los alumnos y para los maestros monitores, etc.) de Tercer
Ciclo de la EGB en las áreas rurales aisladas implicó una ampliación efectiva de las
oportunidades de aprendizaje para una población que tradicionalmente sólo podía
acceder a los 7 años de escolaridad primaria.17
17
Este proyecto se comenzó a implementar en 1996 en 30 escuelas rurales de dos provincias. En 1999
llegó a beneficiar a 2.400 escuelas de 20 provincias argentinas (MINISTERIO DE CULTURA Y
EDUCACION DE LA NACION, 1999b, pag. 111).
30
dotadas, tanto en términos de desarrollo económico y social como de competencias
técnicas y de gestión en el área de educación.
Por último, es preciso recordar que los programas compensatorios como el Plan
Social Educativo, por su propia naturaleza tienen una característica básica que lo
diferencia de otras dimensiones más “estructurales” de toda reforma educativa, esto es
su carácter coyuntural, aleatorio y por lo tanto reversible. En otras palabras, estas
distribuciones, por su carácter discrecional dependen de la disponibilidad de recursos y
de la voluntad política de orientarlo hacia fines de reducción de desigualdades. En este
sentido, no se trata de un gasto ordinario y necesario del Estado, sino de una
intervención específicamente orientada hacia el logro de determinados objetivos bien
delimitados en el tiempo y en el espacio. Por otra parte, por su impacto directo e
inmediato sobre las poblaciones beneficiarias, estas intervenciones corren el riesgo de
ser consideradas como relacionadas con intereses de legitimación política y por lo tanto
tienden a redimensionarse y a adquirir modalidades distintas en función de los intereses
e identidades de los equipos políticos que se suceden en la administración.
18
LLACH J. J., MONTOYA S. y ROLDÁN F., op. cit., pág 15
31
estructurales del sistema (regulaciones relativas a la gestión, financiamiento, contenidos
curriculares, estructura de niveles, etc.) son mucho más evidentes que los cambios en las
prácticas, procesos y productos del sistema educativo. Las teorías del cambio social ya
pusieron de manifiesto que es más fácil cambiar estructuras (legales y de recursos) que
cambiar mentalidades, representaciones y conductas. Esto último requiere
transformaciones no sólo en el contexto estructural en el que actúan los agentes (la
infraestructura edilicia, los equipamientos didácticos, las leyes, normas y regulaciones
que definen el curriculum, la gestión, etc.), sino en la subjetividad de dichos agentes, es
decir en sus competencias y actitudes básicas. Esta segunda dimensión “cultural”,
necesaria para la transformación de las prácticas y modos de hacer las cosas en las
aulas, requiere intervenciones específicas y sistemáticas cuya aplicación demanda un
horizonte de mediano y largo plazo. Sin embargo, algunos cambios estructurales
implementados durante los gobiernos del presidente Menem, en especial aquellos que
son irreversibles en el corto plazo (por ejemplo, la implementación de la EGB y el
Polimodal y la definición de los contenidos curriculares básicos) seguramente tendrán
consecuencias (intencionales y no intencionales, así como positivas y negativas) en un
tiempo futuro cuya naturaleza y extensión es difícil de prever en el presente. Por esta
razón, es probable que todavía haya que esperar algún tiempo para tener un cuadro
general de sus implicaciones prácticas en diversas dimensiones del sistema educativo
nacional.
Pese a lo anterior, los datos disponibles indican que, en términos generales, los
docentes del país no respondieron en forma homogénea a los desafíos de la reforma.
Esta respuesta puede resultar obvia si se tienen en cuenta el tamaño y la diferenciación
interna que existe entre los docentes. Pero en el contexto de esta diferenciación, es
preciso distinguir a los docentes como realidad aritmética, es decir como sumatoria de
individuos definidos por la función que cumplen en la sociedad, de los docentes como
actores colectivos. Esta segunda forma de existencia tiene especial relevancia en los
espacios donde se toman decisiones de política educativa. Aquí las organizaciones
sindicales y otras formas de representación tienen una importancia fundamental
(TIRAMONTI G. 2001). Al respecto, es sabido que los sindicatos docentes, al menos
aquellos que tienen una presencia dominante tanto en el campo de la política como en el
de la opinión pública nacional (es el caso de la Confederación de Trabajadores de la
Educación de la República Argentina, por ejemplo), ejercieron una oposición
32
sistemática en contra de la aplicación de la Ley Federal de Educación. Este
comportamiento fue acompañado por algunos sectores del campo de las “ciencias de la
educación”, en especial aquellos que se desempeñan en el ámbito institucional de las
universidades públicas.19 Sin embargo, hay que tener en cuenta que, dado el esquema
fragmentado del campo de la política educativa argentina, es probable que un análisis
más detallado muestre un panorama mucho más diferenciado tanto en términos de
conflictividad como de oposición-negociación-cooperación en la relaciones sindicatos-
gobiernos provinciales, según los momentos y temas de la agenda del proceso de
aplicación de la Ley Federal de Educación.
19
Esta posición crítica se expresa en diversos documentos de la AGCE (Asociación de Graduados en
Ciencias de la Educación) y en varios artículos de la Revista Argentina de Educación, editada por esa
asociación profesional. Esta perspectiva crítica está sintetizada en FELDFEBER 2000.
33
datos de la encuesta nacional llevada a cabo por el IIPE-UNESCO presenta una
situación más bien matizada. Lo primero que cabe señalar aquí es que existe una especie
de contradicción entre el elevado nivel de aceptación que tuvieron los principales
programas de reforma y la actitud crítica mayoritaria que expresan los docentes cuando
se trata de evaluar los impactos de dichas transformaciones sobre diversas dimensiones
de los procesos y productos del sistema educativo. Más del 70% de los docentes
encuestados se manifiestan de acuerdo con el cambio en los contenidos básicos de la
EGB, más de la mitad acuerdan con el Plan Social Educativo y las políticas de
equipamiento escolar y los programas de perfeccionamiento docente. En cambio otras
importantes dimensiones del proceso de transformación dividen por mitades la opinión
de los docentes. Este es el caso de la reforma en la estructura de niveles (48.9% de
acuerdo y 44.5% en desacuerdo), la descentralización educativa (43.5% de acuerdo y
38.3% en desacuerdo y un 18% que “no sabe o no contesta”), la evaluación de la calidad
de la educación (40.4% de acuerdo y 47.8% en desacuerdo). Por último el denominado
“Pacto Federal Educativo” mediante el cual se acordaron las responsabilidades de
financiamiento de la transformación entre el Estado nacional y las provincias es el tema
que más rechazo suscita entre los docentes ya que sólo se manifiesta de acuerdo con él
el 17.7%, mientras que el 59.1% dice no acordar con esta política. Como puede
apreciarse a partir de estos datos, las opiniones de los docentes aparecen por lo menos
diferenciadas y divididas.
Los datos disponibles parecen indicar que la mayoría de los docentes acuerdan
con los objetivos perseguidos por la transformación educativa pero son mucho más
34
escépticos al momento de evaluar las estrategias empleadas y los resultados realmente
logrados. Al respecto, los datos indican que esta actitud general negativa o positiva
hacia los principales programas de transformación varía en función de determinadas
características de los docentes. Aquellos que trabajan en las regiones menos
desarrolladas del país (Noroeste, Noreste y Cuyo) presentan, en general, una orientación
más positiva hacia la reforma. Lo mismo puede decirse de los maestros de primaria en
relación con los docentes de secundaria. También los docentes del sector privado
tienden a adoptar una actitud más positiva que los del sector público. Por último, el
nivel socioeconómico de pertenencia de los docentes y en especial su trayectoria social
parecen estar asociados con la actitud general que toman respecto de la reforma
educativa. En este sentido, los más críticos son aquellos docentes que manifiestan tener
una situación socioeconómica peor que la que tenían sus padres cuando ellos eran niños.
35
sensación de inseguridad como la predisposición a incorporarse y participar de las
actividades de capacitación ofrecidas por la Red (SERRA J.C. 2001). En este caso su
participación en estas actividades podría tener un conjunto de motivaciones típicas que
van desde el polo de la motivación auténtica por el perfeccionamiento profesional e
intelectual hasta la simple estrategia de sobrevivencia en el sistema motivada por el
miedo a perder el puesto por efecto de una descalificación relativa, ocasionada por un
cambio en sus condiciones de trabajo.
20
En algunas provincias (Neuquén en 1995 y Río Negro en 1996) incluso de realizaron recortes
significativos en los salarios de los docentes.
36
primaria y el 4.2% de los profesores de secundaria viven en hogares debajo de la línea
de la pobreza. Al mismo tiempo, cuanto más depende una familia del salario de los
docentes, más probabilidades tiene de ser pobre.
21
Coloquios de IDEA
37
General Básica y Polimodal, la institucionalización de un sistema nacional de
evaluación de la calidad de la educación, el cambio en los contenidos de la EGB, la
descentralización de la enseñanza media y de las instituciones de formación docente,
etc. En otras palabras, pese a que “la transformación educativa” como política específica
se concentra en un período determinado de tiempo que coincide con un ciclo político del
país, los cambios acontecidos lo trascienden.
38
BIBLIOGRAFIA
BALDUZZI J. (2000); “Una reforma que no transforma. Elementos para una evaluación
de la Reforma Educativa de la Provincia de Buenos Aires”. En Versiones Nº11.
Secretaría de Extensión Universitaria (UBA) y Ediciones Novedades Educativas.
Buenos Aires.
DECIBE S. (2001) “Argentina: una década sólo alcanzó para comenzar una reforma
estructural de la educación”. En MARTINIC S. y PARDO M. (comp.) Economía
política de las reformas educativas en América Latina. Cide. Santiago de Chile.
39
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EDUCATIVO, Programa
Investigación y promoción del cambio institucional (1998); Informe de avance sobre el
estado de situación de la transformación curricular e institucional.en los tiempos de la
Reforma Educativa. FLACSO. Extraído de www.anped.org.br.
DUSSEL I. (2001); Los cambios curriculares en los ámbitos nacional y provinciales en
la Argentina (1990 – 2000): elementos para su análisis. Proyecto Alcance y resultados
de las reformas educativas en Argentina, Chile y Uruguay, Ministerios de Educación de
Argentina, Chile y Uruguay, Grupo Asesor de la Universidad de Stanford/BID.
40
INDEC (2001); Incidencia de la pobreza y la indigencia en el aglomerado de Gran
Buenos Aires. Octubre 2000. Información de Prensa, 2 de febrero 2001. Buenos Aires.
LEE H. (1999); Poverty and Income Distribution in Argentina. Patterns and Changes.
(Preparado como contribución a los Argentina Poverty Assessments).
41
MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA NACIÓN (1999b); Mejor
educación para todos. Programas compensatorios en educación de la República
Argentina. 1993 - 1999. Buenos Aires.
42
UNESCO (1999); Balance de los últimos 20 años de educación en la Argentina y
prospectiva hacia el siglo XXI. Oficina de la UNESCO en la Argentina. Buenos Aires.
43
ANEXO ESTADÍSTICO
Cuadro Nº1: Evolución del PBI y variación con respecto al año anterior.
Años 1993 – 1999.
Var %
Período Original
Año anterior
1993 236.504.980 ...
1994 250.307.886 5.8
1995 243.186.102 -2.8
1996 256.626.256 5.5
1997 277.441.318 8.1
1998 288.123.305 3.9
1999 278.320.114 -3.0
2000 276.948.000 -0.5
Fuente: INDEC.
Total
Gran Buenos
Año Aglomerados
Aires
del Interior
1986 7,6 4,8
1987 7,1 5,4
1988 7 6,3
1989 9,8 7,6
1990 8,3 8,6
1991 7,9 6,3
1992 7,3 6,6
1993 8,8 10,6
1994 10,1 11,1
1995 15,4 20,2
1996 15,9 18
1997 14,9 17
1998 12 14
1999 12,9 15,6
2000 14,5 16
2001 15,4 17,2
Fuente: INDEC.
44
45
Cuadro Nº3: Población debajo de la línea de pobreza (en %). Gran Buenos
Aires
Años 1980-2000
Mes del
Año Relevamiento
Mayo Octubre
1980 11.4
1985 21.3
1988 32.0 35.8
1989 29.7 50.6
1990 43.9 37.3
1991 34.6 29.1
1992 24.8 23.3
1993 22.3 21.8
1994 20.7 24.3
1995 26.0 29.0
1996 30.8 32.1
1997 30.9 29.3
1998 29.4
1999 27.1 26.7
2000 29.7 28.9
2. Evolución de la cobertura
46
Cuadro N°6. Evolución de la matrícula por niveles de
enseñanza
Nivel de Enseñanza
Total
Inicial Primario Medio Superior
Absolutos
3.742.98 1.154.70
1980 5.777.668 461.879 4 6 418.099
10.067.37 1.145.91 5.153.25 2.463.60
1997 1 9 6 8 1.304.588
Participación %
1980 100,0 8,0 64,8 20,0 7,2
1997 100,0 11,4 51,2 24,5 13,0
Base 1980 =
100
1980 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
1997 174,2 248,1 137,7 213,4 312,0
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del Censo de Población y Vivienda 1980
y de la Dirección General Red Federal de Información Educativa, MCyE.
47
Educación Inicial
48
Cuadro N°8. Crecimiento de la matrícula de sala de 5 años (en %).
Años 1994 - 1998.
49
Educación Primaria
Crecimiento 1994 -
Jurisdicción 1998 (%)
Tierra del Fuego 25,4
La Rioja 15,0
Misiones 13,3
San Luis 13,2
Santa Cruz 13,0
Formosa 12,3
Corrientes 10,6
Neuquén 10,2
Salta 8,5
Buenos Aires 7,3
Córdoba 7,1
Chaco 7,0
Santiago del
Estero 6,7
Chubut 6,0
Tucumán 6,0
Valor Medio 5,8
La Pampa 5,7
Catamarca 5,0
San Juan 4,6
Río Negro 4,5
Jujuy 4,4
Mendoza 3,6
Entre Ríos 2,9
Santa Fe -1,9
Capital Federal -5,8
Fuente: Relevamiento Anual 1998. Dirección General Red Federal de Información Educativa. MCyE.
Cuadro N°10. Tasa de asistencia por nivel socioeconómico. Promedio localidades urbanas.
Año 1995.
50
51
Cuadro N°11. Tasa de asistencia por nivel socioeconómico.
Incremento
Asistencia sobre Incremento
Escolar Período Acumulado
(%) Anterior (%)
(%)
Oct/95
Sin ingresos y 1er
decil 38,4
Deciles 2 y 3 50,0
Deciles 8, 9 y 10 91,9
May/99
Sin ingresos y 1er
decil 59,4 55 55
Deciles 2 y 3 66,7 33 33
Deciles 8, 9 y 10 89,3 -3 -3
Oct/99
Sin ingresos y 1er
decil 60,1 1 56
Deciles 2 y 3 68,3 2 37
Deciles 8, 9 y 10 75,5 -16 -18
May/00
Sin ingresos y 1er
decil 64,1 7 67
Deciles 2 y 3 75,5 11 51
Deciles 8, 9 y 10 93,0 24 1
Fuente: Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, “Educación y Pobreza”, Estudios Nº 1,
La Plata nov/2000, con datos de la Encuesta de Hogares, INDEC.
52
Cuadro N°13. Tasa de asistencia por nivel socioeconómico. Total de aglomerados urbanos.
Años 1996 – 1997.
53
3. Eficiencia interna
Fuente: Relevamiento Anual 1997. Dirección General Red Federal de Información Educativa. MCyE.
54
Cuadro N°15. Tasa de repitencia para 1° grado.
Años 1994 - 1998.
55
Cuadro N°16. Matrícula de 1° y 5° grado y tasa de desgranamiento.
Años 1994 y 1998.
56
4. Rendimiento escolar
Lengua Matemática
Año Urbano Urbano Urbano Urbano
Rural Total Rural Total
Estatal Privado Estatal Privado
1996 61,1 73,3 51,7 62,4 58,9 69,4 47,9 59,6
1997 59,0 70,9 50,4 60,6 56,8 69,3 50,1 58,8
1998 58,3 69,3 50,3 59,7 53,2 63,3 44,5 54,3
Lengua Matemática
Año
Estatal Privado Promedio Estatal Privado Promedio
1995 56,2 64,3 57,8 46,2 54,4 49,6
1996 55,1 65,9 58,2 52,9 64,4 57,1
1997 52,8 63,6 55,1 51,1 61,0 54,0
1998 54,5 66,7 57,1 56,7 67,7 60,0
57
Cuadro N°19. Resultados del Operativo de Evaluación de la Calidad Educativa.
3º año EGB. Matemática. Años 1995 – 2000.
58
Cuadro N°20. Resultados del Operativo de Evaluación de la Calidad
Educativa.
3º año EGB. Lengua.
Años 1995 – 2000.
59
Cuadro N°21. Resultados del Operativo de Evaluación de la Calidad Educativa.
9º año EGB. Matemática. Años 1995 – 2000.
60
Cuadro N°22. Resultados del Operativo de Evaluación de la Calidad
Educativa.
9º año EGB. Lengua.
Años 1995 – 2000.
61
Cuadro N°23. Resultados del Operativo de Evaluación de la Calidad
Educativa.
V/VI año. Matemática.
Años 1995 – 2000.
62
Cuadro N°24. Resultados del Operativo de Evaluación de la Calidad
Educativa.
V/VI año. Lengua.
Años 1995 – 2000.
63
5. Salario docente
Cuadro N°25. Evolución del salario docente y su relación con el PBI per cápita
y el gasto educativo.
Años 1991 – 1999.
64
Cuadro N°26. Salario real (*) de los maestros en el inicio de su carrera (**)
(***).
Años 1981 – 1999.
65