2023. Unesco. Reimaginar Futuros. 379381spaiyguiyguiyi

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Resumen

5
REIMAGINAR JUNTOS NUESTROS FUTUROS — Un nuevo contrato social para la educación

Nuestro mundo atraviesa un momento crítico. Ya sabemos que el conocimiento y el aprendizaje


son fundamentales para la renovación y la transformación. Sin embargo, las disparidades
mundiales, así como la necesidad apremiante de replantearnos por qué, cómo, qué, dónde
y cuándo aprendemos, suponen que la educación aún no está cumpliendo su promesa de
ayudarnos a forjar un futuro pacífico, justo y sostenible.

En nuestra búsqueda de crecimiento y desarrollo, los seres humanos hemos ejercido demasiada
presión sobre nuestro medio natural, poniendo en peligro nuestra propia existencia. Hoy en día,
los altos niveles de vida coexisten con profundas desigualdades. Aunque cada vez más personas
participan en la vida pública, el tejido de la sociedad civil y la democracia está perdiendo firmeza
en muchos lugares del mundo. Los rápidos cambios tecnológicos están transformando muchos
aspectos de nuestra vida, pero estas innovaciones no están orientadas como deberían a la
equidad, la inclusión y la participación democrática.

Todas las personas que viven hoy en día tienen la importante obligación, tanto para con las
generaciones actuales como para con las futuras, de garantizar que nuestro mundo sea un
mundo de abundancia y no de escasez, y que todos disfruten plenamente de los mismos
derechos humanos. A pesar de la urgencia de actuar, y en un contexto de gran incertidumbre,
tenemos motivos para estar llenos de esperanza. Como especie, nos encontramos en
un momento de nuestra historia colectiva en el que tenemos más acceso que nunca al
conocimiento y a herramientas que nos permiten colaborar. Para la humanidad, la posibilidad de
participar en la creación conjunta de mejores futuros nunca ha sido mayor.

Este informe mundial de la Comisión Internacional sobre Los futuros de la educación plantea la
cuestión de la función que puede cumplir la educación para dar forma a nuestro mundo común
y nuestro futuro compartido de cara a 2050 y más allá. Las propuestas que presenta son el
resultado de un proceso mundial de participación y creación conjunta de dos años, que mostró
que un gran número de personas, ya fueran niños, jóvenes o adultos, son muy conscientes de
que estamos conectados en este planeta compartido y de que mejorar esa experiencia para
todos exige que trabajemos juntos.

A menudo ya están dedicados a generar esos cambios ellos mismos. Este informe incorpora sus
contribuciones a todos los factores, desde la forma de replantearse el espacio de aprendizaje
hasta la descolonización de los planes de estudios y la importancia del aprendizaje social y
emocional, y explora sus miedos reales y crecientes en relación con el cambio climático, las crisis
como la COVID-19, las noticias falsas y la brecha digital.

La educación, es decir, la forma de estructurar la enseñanza y el aprendizaje a lo largo de la


vida, ha desempeñado durante mucho tiempo un papel fundamental en la transformación
de las sociedades humanas. Nos conecta con el mundo y entre nosotros, nos abre a nuevas
posibilidades y refuerza nuestras capacidades de diálogo y acción. Pero para forjar futuros
pacíficos, justos y sostenibles, es necesario transformar la educación misma.

6
REIMAGINAR JUNTOS NUESTROS FUTUROS — Un nuevo contrato social para la educación

Un nuevo contrato social para la educación

La educación puede considerarse un contrato social, esto es, un acuerdo implícito entre los
miembros de una sociedad de cooperar para obtener un beneficio común. Un contrato social
es más que un convenio, ya que refleja normas, compromisos y principios que tienen un
carácter legislativo formal y que están culturalmente arraigados. El punto de partida es una
visión común de los fines públicos de la educación. Este contrato consiste en los principios
fundacionales y organizativos que estructuran los sistemas educativos, así como en el trabajo
distribuido que se realiza para crearlos, mantenerlos y perfeccionarlos.

Durante el siglo XX, la educación pública buscaba esencialmente apoyar a la ciudadanía nacional
y los esfuerzos de desarrollo mediante la escolaridad obligatoria de niños y jóvenes. Pero en el
momento actual, en el que nos enfrentamos a graves riesgos para el futuro de la humanidad
y la propia vida del planeta, debemos reinventar urgentemente la educación para que nos
ayude a afrontar los retos comunes. Este acto de reimaginar significa trabajar juntos para
crear futuros que sean compartidos e interdependientes. El nuevo contrato social para
la educación debe unirnos en torno a los esfuerzos colectivos y aportar el conocimiento y la
innovación necesarios para forjar futuros sostenibles y pacíficos para todos, basados en la justicia
social, económica y ambiental. Y debe también, al igual que hace el presente informe, defender la
función que desempeñan los docentes.

Son tres las preguntas esenciales que deben plantearse en materia de educación de cara a
2050, a saber, ¿qué deberíamos seguir haciendo?, ¿qué deberíamos dejar de hacer? y ¿qué
debería reinventarse de forma creativa?

Principios fundacionales

Todo nuevo contrato social debe basarse en los amplios principios que sustentan los derechos
humanos (inclusión y equidad, cooperación y solidaridad, así como responsabilidad colectiva e
interconexión) y deberá regirse por los dos principios fundacionales siguientes:

$ Garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida. El derecho a


la educación, establecido en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos,
debe seguir siendo el fundamento del nuevo contrato social para la educación y debe
ampliarse para incluir el derecho a una educación de calidad durante toda la vida. También
debe abarcar el derecho a la información, a la cultura y a la ciencia, así como el derecho
a acceder y contribuir al patrimonio común de conocimientos, es decir, los recursos de
conocimiento colectivos de la humanidad que se han acumulado durante generaciones y
que se transforman continuamente.

7
REIMAGINAR JUNTOS NUESTROS FUTUROS — Un nuevo contrato social para la educación

$ Reforzar la educación como bien público y común. En su calidad de esfuerzo social


compartido, la educación crea propósitos comunes y permite que los individuos y las
comunidades florezcan de forma conjunta. Un nuevo contrato social para la educación no
solo debe garantizar que esta reciba financiación pública, sino que comprende también
un compromiso de la sociedad en general de incluir a todos en los debates públicos sobre
la educación. Es este énfasis en la participación lo que refuerza la calidad de patrimonio
común de la educación, esto es, una forma de bienestar compartido que se elige y se logra
conjuntamente.

Estos principios fundacionales reposan en lo que la educación ha permitido a la humanidad


conseguir hasta ahora y contribuyen a garantizar que, a medida que avanzamos hacia 2050 y
más allá, la educación empodere a las generaciones futuras para que reimaginen sus futuros y
renueven sus mundos.

Entre las promesas del pasado y las incertidumbres del futuro

La agravación de las desigualdades sociales y económicas, el cambio climático, la pérdida


de biodiversidad, un uso de los recursos que sobrepasa los límites planetarios, el retroceso
democrático y las tecnologías de automatización disruptivas son las características de nuestra
coyuntura histórica actual. Estas múltiples crisis y desafíos que se superponen socavan nuestros
derechos humanos individuales y colectivos, y han provocado daños para una gran parte de la
vida en la Tierra. Aunque la expansión de los sistemas educativos ha creado oportunidades para
muchos, un gran número de personas debe conformarse con un aprendizaje de baja calidad.

Mirar hacia el futuro nos pone frente a un cuadro aún más sombrío. Ciertamente, es posible
imaginar un planeta agotado, con menos espacios para la habitación humana. Los escenarios
futuros extremos también incluyen un mundo en el que la educación de calidad es un privilegio
de las élites, y en el que amplios grupos de personas viven en la miseria porque no tienen acceso
a los bienes y servicios esenciales. ¿No harán las desigualdades educativas actuales más que
agravarse con el tiempo hasta que los planes de estudios lleguen a ser irrelevantes? ¿Cómo
afectarán estos posibles cambios a nuestra humanidad esencial?

Ninguna tendencia es inexorable. Son posibles múltiples futuros alternativos, con


transformaciones disruptivas en diversas esferas clave, como se indica a continuación:

$ El planeta está en peligro, pero la descarbonización y la ecologización de las economías


están en marcha. En este caso, los niños y los jóvenes ya cumplen una función de liderazgo,
exigiendo una acción real y haciendo severos reproches a quienes se niegan a afrontar la
urgencia de la situación.
$ En el último decenio, el mundo ha sido testigo de un retroceso de la gobernanza
democrática y un aumento del sentimiento populista impulsado por la identidad. Al mismo
tiempo, han prosperado la participación ciudadana y el activismo cada vez más activos que
combaten la discriminación y la injusticia en todo el mundo.

8
REIMAGINAR JUNTOS NUESTROS FUTUROS — Un nuevo contrato social para la educación

$ Las tecnologías digitales encierran un enorme potencial de transformación, pero aún no


hemos descubierto cómo hacer realidad sus numerosas promesas.
$ El reto de crear un trabajo decente centrado en el ser humano está a punto de tornarse
mucho más complejo a medida que la inteligencia artificial (IA), la automatización y las
transformaciones estructurales cambian la configuración de los panoramas laborales en
todo el mundo. Al mismo tiempo, cada vez más personas y comunidades reconocen el valor
del trabajo de asistencia y cuidado y las múltiples formas en que debe brindarse seguridad
económica.

Cada una de estas nuevas perturbaciones ejerce repercusiones considerables para la educación.
A su vez, lo que hagamos juntos en materia educativa determinará la forma en que responderá.

Actualmente, la forma en que organizamos la educación alrededor del mundo no basta para
garantizar sociedades justas y pacíficas, un planeta sano y un progreso compartido que beneficie
a todos. De hecho, algunas de nuestras dificultades provienen de nuestra manera de impartir
educación. Un nuevo contrato social para la educación debe permitirnos pensar diferente
sobre el aprendizaje y las relaciones entre los alumnos, los docentes, el conocimiento y el mundo.

Propuestas para renovar la educación

La pedagogía debería organizarse en torno a los principios de cooperación, colaboración


y solidaridad. Debería fomentar las capacidades intelectuales, sociales y morales de los alumnos,
para que puedan trabajar juntos y transformar el mundo con empatía y compasión. Al mismo
tiempo, hay que “desaprender” la tendenciosidad, los prejuicios y las divisiones. La evaluación
debería reflejar estos objetivos pedagógicos, de tal modo que se promuevan un crecimiento y un
aprendizaje significativos para todos los alumnos.

Los planes de estudios deberían hacer hincapié en un aprendizaje ecológico, intercultural


e interdisciplinario que ayude a los alumnos a acceder a conocimientos, y producirlos, y
que desarrolle al mismo tiempo su capacidad para criticarlos y aplicarlos. Los planes de
estudios deben adoptar una comprensión ecológica de la humanidad que reequilibre la forma
en que nos relacionamos con la Tierra, teniendo en cuenta que es un planeta vivo y nuestro
único hogar. Es importante frenar la difusión de información errónea mediante una alfabetización
científica, digital y humanística que refuerce la capacidad de distinguir la mentira de la verdad. En
los contenidos, métodos y políticas de educación deberíamos promover la ciudadanía activa y la
participación democrática.

La enseñanza debería seguir profesionalizándose como una labor colaborativa en la que


se reconozca la función de los docentes de productores de conocimientos y figuras clave
de la transformación educativa y social. La labor de los docentes debería caracterizarse por la
colaboración y el trabajo en equipo. La reflexión, la investigación y la creación de conocimientos
y nuevas prácticas pedagógicas deberían ser parte integrante de la enseñanza. Esto significa
que hay que respaldar la autonomía y la libertad de los docentes, y que estos deben participar
plenamente en el debate público y el diálogo sobre los futuros de la educación.

También podría gustarte