Anamnesis en PROSA
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Durante su niñez, fue cuidada principalmente por su madre, quien mostró una actitud
tranquila y deseosa ante su llegada. Su desarrollo físico fue acorde con los tiempos
esperados: comenzó a hablar alrededor de los tres años, aunque sus primeras palabras
fueron más bien balbuceos, y empezó a caminar entre los dos y tres años, ayudada por
un corral improvisado.
V. EDUCACIÓN O ESCOLARIDAD.
La paciente estudió en dos colegios durante su etapa escolar. El primero fue el colegio
nacional de mujeres en Hualgayoc, donde cursó la primaria. Tras la muerte de su padre,
la familia se mudó, lo que provocó un cambio de colegio para la secundaria, la cual
completó en la Institución Educativa Scipión E. Llona en Miraflores. Su rendimiento
académico fue bajo, ya que, tras la pérdida de su padre, se vio obligada a trabajar para
ayudar a mantener a su familia, lo que limitó su capacidad de enfocarse en sus estudios.
Aun así, logró terminar la primaria a los 12 años y la secundaria entre los 16 y 17 años,
aunque con dificultades.
En cuanto a su relación con los profesores, la paciente recuerda que mantenía una
cordialidad mutua con ellos, y cree que la consideraban una alumna responsable y
trabajadora, a pesar de las limitaciones que enfrentaba. Sin embargo, su rendimiento no
fue destacado, ocupando los últimos puestos en su clase debido a su necesidad de
equilibrar el trabajo con el estudio. Sus asignaturas preferidas eran lengua, religión e
historia, mientras que las matemáticas eran la materia que menos le gustaba y en la que
peor le iba. En contraste, religión era la asignatura en la que destacaba. A pesar de sus
dificultades académicas, siempre participaba en las actividades extracurriculares, como
las actuaciones escolares.
En cuanto a sus relaciones con el sexo opuesto, la paciente menciona haber tenido dos
enamorados, a los 14 y 19 años. La relación más significativa fue la primera, que
terminó debido a episodios de infidelidad y maltrato físico, comportamientos que la
paciente no toleraba. Posteriormente, a los 19 años, se casó con su actual esposo. La
paciente valora las relaciones de pareja como espacios donde la conversación y el
diálogo son esenciales para fomentar la colaboración en las actividades diarias.
Considera que una buena relación de pareja se construye sobre la base de la
comunicación
la paciente comenta que, durante su infancia y adolescencia, el sexo era un tema tabú en
su hogar. No recibió instrucción sexual formal ni se abordaban estos temas
abiertamente. Sus padres mantenían una actitud reservada y había poca información
disponible en su entorno. Sus primeros conocimientos sobre la sexualidad los obtuvo al
enamorarse de su primera pareja, lo cual marcó el inicio de su conciencia sobre el tema.
Con el tiempo, la paciente ha llegado a sentir que la información que posee sobre la
sexualidad es suficiente y adecuada. Ahora es capaz de conversar abiertamente sobre
estos temas, sobre todo con sus hijos, a quienes les brinda orientación. Considera que la
educación sexual es sumamente importante, especialmente para prevenir enfermedades
de transmisión sexual y embarazos no deseados, destacando que, en su época, estos
temas no eran discutidos en profundidad.
En cuanto a su ciclo menstrual, señala que no era regular, con una frecuencia de
aproximadamente 25 a 28 días y una duración de cuatro días. Sufría de cólicos durante
esos días, lo que afectaba su estado de ánimo, haciéndola sentir incómoda y con
malestar.
La paciente menciona que tuvo su primera relación sexual a los 16 años, pero esta
experiencia le resultó negativa. Se sintió mal después, debido a que tenía la idea de que
había hecho algo incorrecto, probablemente influenciada por la falta de educación
sexual durante su crianza.
Sobre los métodos anticonceptivos, menciona que ahora está informada gracias a
charlas médicas recientes, aunque en su juventud no tuvo acceso a esa información.
Respecto a su relación de pareja, reconoce que ha tenido conflictos con su esposo por
diferentes motivos, aunque no detalla la naturaleza de estas discusiones.
No recuerda la fecha exacta de la mudanza, pero recuerda que el ambiente en Lima era
muy diferente al de su ciudad natal: más urbanizado y con un ritmo de vida mucho más
acelerado, lo cual fue un contraste importante para ella. La adaptación no fue fácil, ya
que al mudarse sola, sin familiares cercanos, el cambio le causó mucho estrés y
sufrimiento emocional. La decisión de mudarse fue tomada por sus tíos cercanos,
quienes decidieron que lo mejor para ella era mudarse a la ciudad.
X. HÁBITOS E INTERESES
En cuanto a sus hábitos e intereses, el paciente menciona que le gustan los deportes,
aunque actualmente no practica ninguno. En sus momentos libres, disfruta de
actividades como tejer, realizar caminatas cortas y conversar. Sin embargo, le gustaría
realizar caminatas largas, aunque debido a problemas de salud ya no le es posible.
Historia Familiar
Madre: La madre del paciente murió a los 85 años por enfermedades generalizadas. El
paciente tenía 54 años cuando falleció y estuvo presente en el hospital en el momento de
su muerte. Antes de fallecer, no padecía enfermedades significativas. Su carácter era
recto y estricto, siendo poco cariñosa debido a su naturaleza reservada. Le gustaba
asistir a fiestas patronales y no consumía alcohol ni tabaco. Trabajó como ama de casa y
no tuvo acceso a la educación formal por la época en que vivió. En la familia no hay
antecedentes de enfermedades neurológicas, aunque un tío por parte de padre sí sufrió
problemas de alcoholismo. No se conocen otros casos de enfermedades mentales o
comportamientos inusuales.
Dinámica Familiar: El paciente se mudó a la capital, Lima, a los 12 años, y tuvo una
crianza muy estricta, sin ser engreído. Sus padres eran exigentes en cuanto a sus
estudios, y la madre era la figura más severa, aplicando castigos físicos como correazos,
lo que le causaba tristeza. No había premios, solo palabras motivadoras. Se identificaba
más con su madre, con quien pasaba más tiempo, aunque mantenía una buena relación
con sus hermanos y se comunicaban bien. Sus padres se llevaban con respeto mutuo,
aunque el padre a menudo se dejaba llevar por el alcohol, lo que generaba incoherencia
en sus acciones y palabras.
Hijos: la entrevistada tiene dos hijos. El primero, Evans Pauletth Meza Gonzales, de 33
años, soltera y con educación universitaria incompleta, trabaja en servicio al cliente y
tiene una relación tensa con su madre, deseando que su hija sea más comunicativa y
responsable. El segundo hijo, Donnie David Meza Gonzales, de 22 años, reside en
Lima, es estudiante universitario y ha mantenido una buena relación con su madre,
siendo considerado el hijo más confiable y tratable.