NIETZSCHE

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NIETZSCHE.

Biografía.

Nace en Röcken, en 1844, lo que actualmente es Alemania, y murió en Weimar en


1900, por lo que vivió solo medio siglo. Aunque su vida fue corta, filosóficamente fue
intensa. Existen numerosos datos interesantes de su biografía que influyen en su
pensamiento, por ejemplo que su abuelo y padre fueran pastores protestantes, o
que hubiese cierta tradición religiosa en su familia. Su padre murió cuando él tenía 5
años, y fue educado por mujeres, madre, tías, hermanas y abuela, por lo que no
tener una figura masculina también marcó su obra. Curiosamente, tuvo una relación
tormentosa con las mujeres a lo largo de su vida.
En esta época descubre a los clásicos, la música y la poesía.
Empieza estudios teológicos, y los abandona para dedicarse a estudiar
filología clásica, siendo posteriormente catedrático en la Universidad de Basilea.
Pero, en general, su obra es esencialmente filosófica.
No estuvo conforme con el ambiente académico y tenía numerosos
problemas de salud, por lo que acabó abandonando la docencia. Tras este
abandono se dedicó a viajar por centroeuropa (Alemania, Suiza, Italia, etc).
A medida que iba envejeciendo se iba a volviendo un ser gris, además de
sufrir numerosos achaques derivados de las enfermedades que padecía, siendo,
supuestamente, la sífilis, una de las que tuvieron más repercusión en su mala salud.

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El rechazo amoroso por parte de Lou Andreas-Salomé terminó por arrojarlo
sobre los libros y profundizar en su mala salud y locura.
Los últimos años los pasó con su madre, cuando ella murió, con su hermana,
hasta que finalmente murió en 1900, cuando estaba en la cumbre de su fama.

Etapas y obras:

Las obras de Nietzsche, se clasifican en cuatro etapas:

● Periodo romántico (filosofía de la noche):


● Periodo positivista o ilustrado (filosofía de la mañana)
● Periodo de Zaratustra (filosofía del mediodía)
● Periodo crítico (filosofía del atardecer).

La primera etapa o filosofía de la noche coincide con su etapa biográfica


como profesor en la Universidad de Basilea. En esa etapa conoce a amigos
músicos y poetas, y se codea con Wagner. Todo este ambiente artístico le influye
considerablemente. También le influye otro filósofo, Schopenhauer, del que adopta
el concepto de “voluntad”, que en Nietzsche se convertirá en la “voluntad de poder”.
La influencia musical le permite realizar obras como El nacimiento de la tragedia
desde el espíritu de la música.
En esta etapa sostiene que el arte es una vía para interpretar el mundo. Se
detecta aquí cierta influencia de Schopenhauer. También en esta etapa crítica la
tradición del pensamiento socrático-platónico, abstracto y lógico, frente a un
pensamiento creativo, más irracional.
Existe también un juego entre la idea de infinito y lo finito, una idea constante
en filósofos e intelectuales románticos anteriores a Nietzsche.
En la segunda etapa, o filosofía de la mañana, empieza a sentir interés por
la ciencia, la razón, la Ilustración. Obras de esta época son Humano, demasiado

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humano, La gaya ciencia, o Aurora. En esta etapa, critica el cristianismo como forma
de dominio sobre el ser humano, y utiliza la historia para criticar la metafísica.
En la tercera etapa, o filosofía del mediodía, es donde está el grueso de su
teoría filosófica más estudiada, más original. Sus conceptos fundamentales son de
esta etapa. La obra más famosa, también: Así habló Zaratustra.
Cada parte de esta obra trata sobre una idea:
● Prólogo: Dios ha muerto, superhombre y último hombre.
● Primera parte: superhombre.
● Segunda parte: voluntad de poder.
● Tercera parte: eterno retorno.
● Cuarta parte: diversas cuestiones, pero apenas nada novedoso.
En la cuarta etapa, o filosofía del atardecer, ataca de lleno la moral, la
cultura y la religión occidentales. Lo hace desde obras como Genealogía de la
moral, Más allá del bien y del mal, Ecce Homo, etc.

2. METAFÍSICA.

Al igual que ocurría con Marx, con Nietzsche no podemos hablar tampoco de
un sistema metafísico al uso, porque este autor es complementamente
antimetafísico; su obra es una crítica a los sistemas metafísicos tradicionales.
La crítica a la metafísica tradicional que desarrolla Nietzsche no la
encontramos en un solo libro, sino que es transversal a su obra, a sus diferentes
épocas.

2.1. El vitalismo.
Debemos encuadrar a nuestro autor en la filosofía llamada “vitalista”.
El vitalismo es la corriente de pensamiento que sostiene que existen fuerzas
que no pueden explicarse materialmente, que no son reducibles a fenómenos físicos
y químicos conocidos por las ciencias.
Autores vitalistas han sido Bergson y Shopenhauer. Este último ha influido
considerablemente en Nietzsche, especialmente en el concepto de “voluntad de
poder”. Schopenhauer lo llamaba simplemente voluntad.

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No obstante, no podemos afirmar que todas las corrientes vitalistas sean
iguales, sostengan lo mismo, porque se diferencian entre sí en múltiples facetas.
Cuando hablamos de vitalismo en Nietzsche realmente estamos hablando de
la afirmación de lo vital, de la vida, y la negación de aquello que no es vida. Y en
aquello que no es vida podemos incluir el mundo de las ideas o el más allá cristiano;
es decir, aquello que no es terrenal.
Podemos entender el vitalismo de Nietzsche desde múltiples perspectivas,
atendiendo a su dimensión ontológica y a su dimensión gnoseológica o
epistemológica. Ontológicamente hablando, “vida” es todo lo que es sustancia del
hombre, el hombre está inserto en la vida y es vida. Y si hablamos en sentido
gnoseológico, “vitalismo” significa que conocemos mediante la vivencia de la
realidad, no razonándola. Por lo tanto, vitalismo e irracionalismo están unidos.
La vida no tiene ningún fundamento externo, no hay nada fuera que funde la
vida. En este sentido, no tienen cabida los dualismos de la metafísica tradicional.

2.2. Lo apolíneo y lo dionisiaco.

En su filosofía de la noche, en El nacimiento de la tragedia, sostiene que


existen dos principios enfrentados: lo apolíneo y lo dionisíaco.
El espíritu dionisíaco es representado por el dios Dionisio, estandarte de los
valores de la vida. Un espíritu dionisíaco es aquel que vive en armonía con lo
natural.
El espíritu apolíneo, cuyo representante es Apolo, representa la razón. Es la
luz, proporción, equilibrio, belleza. En todo espíritu apolíneo hay una negación de la
realidad, y la razón es el estandarte.
Con la filosofía iniciada por Sócrates y Platón empieza el dominio apolíneo
del pensamiento.
Ambos son necesarios para la vida.

2.3. Crítica a la metafísica tradicional como negadora de la vida.

En su análisis y crítica a la metafísica tradicional lo que encuentra es que


esta ha negado siempre la vida. Es decir, la metafísica ha sido fría, ha negado las

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pasiones más terrenales, las emociones más naturales, todo aquello que surge de
nuestro interior.
En este sentido, Nietzsche critica las filosofías platónica y cristiana. Sostiene
que el “transmundo” de las ideas que sostiene Platón no es más que la muestra de
un profundo temor, un intento por racionalizar el caos, por parar el movimiento del
mundo, por intentar comprender un mundo que en lo más profundo es puro caos.
Nietzsche se opone a todo dualismo. El dualismo sostiene que existen dos
sustancias, y en el ámbito, dos mundos: terrenal y de las ideas.
Lo hace mediante tres críticas:
a) Tradicionalmente hemos considerado que el mundo de los sentidos
era menos perfecto que el mundo de las ideas y los conceptos,
precisamente por el cambio continúo. Tendemos a asociar que el
cambio es imperfecto, y lo invariable no. Pero Nietzsche considera que
aplicar conceptos estáticos para inmovilizar el cambiante mundo no
demuestra que el mundo sea imperfecto (aunque acepte que lo es),
solo que no somos capaces de conocerlo realmente mediante la
razón. Es decir, en todo caso muestra la insuficiencia de la razón, o la
imperfección de la razón. Puede que la razón no sea la mejor
herramienta.
b) El mundo de las ideas, el “más allá”, todas las recompensas futuras,
no son más que ilusiones que nos ponen delante, nadie garantiza que
se vayan a cumplir. ¿Quién lo garantiza?, ¿Platón?, ¿la Biblia?
c) Postular estos mundos suprasensibles no significa otra que huir a
mundos de fantasía, huir de una realidad que tiene facetas dinámicas,
que unas veces nos concede placer y otras, dolor. Estos mundos son
frutos del resentimiento humano por no poder aceptar la realidad de la
vida.

3. ÉTICA.

Nietzsche desarrolla la ética fundamentalmente en obras de su filosofía del


atardecer, la última etapa, en obras como La genealogía de la moral y Más allá del
bien y del mal. No obstante, también hay profundas alusiones en obras anteriores,

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por ejemplo, de la etapa del mediodía; en Así habló Zaratustra están muy presentes
las cuestiones morales.

3.1. La crítica a la moral.

En La genealogía de la moral desarrolla fundamentalmente una crítica a la


moral tradicional.
Existen dos puntos de vista de la moral: etimológico e histórico.

a) Etimológico: Nietzsche busca cuáles son los orígenes de lo “bueno” y lo


“malo”, y se da cuenta de que estos conceptos han transformado su
significado, los ha invertido. En la antigüedad, lo bueno era lo aristocrático, lo
fuerte, lo dominante, mientras que lo débil era lo despreciable, lo carente de
valor, lo que debía ser aplastado, la humildad. Hoy en día, parece que las
tornas han cambiado.
b) Histórico: explorando históricamente el origen y desarrollo de estos
conceptos, se da cuenta de que han existido dos tipos de moral diferentes:
moral de señores y moral de esclavos.

Los señores son los dominantes, los fuertes, las clases altas. Los dominantes
aman la vida, y odian la humildad y el miedo. Es una moral activa, creativa de
valores, que propone la existencia de un superhombre ateo, que atiende a sus
instintos y pasiones y no a la razón.
Los esclavos prefieren la igualdad, la compasión, la dulzura. Son las clases
bajas y los oprimidos los que rehúyen de la vida y buscan un refugio en otros
mundos ilusorios, otros “trasmundos”. Es una moral pasiva, fruto de la resignación
ante los poderosos, que se identifica con lo servil, y que históricamente se da en
movimientos como la Ilustración, la democracia o el socialismo.

Al realizar este estudio, Nietzsche acaba por sostener que se ha producido


una “trasmutación de los valores”, se han invertido; ahora domina la moral de
esclavos, no la de los fuertes. El cristianismo y la metafísica tradicional defienden
morales de esclavos. Se produce realmente una conjura de los débiles, es el triunfo
del rebaño, al generar en los fuertes el sentimiento de culpabilidad.

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Frente a esta ética de los débiles, Nietzsche propondrá una ética natural que
afirme la vida, sea instintiva, y admita el cambio y la multiplicidad de perspectivas.

3.2. El nihilismo.

En general, nihilismo significa negación de toda creencia o principio de


cualquier tipo (moral, religioso, social, etc.). Nihil deriva del latín “nihil”, que significa
nada. Los románticos alemanes fueron los primeros en utilizar este término para
definir aquellas doctrinas que negaban la existencia de valores.
Pero es en Nietzsche donde está presente en mayor grado.

Existen dos tipos de nihilismo: pasivo y activo.

a) Nihilismo pasivo y decadente: La decadencia es el resultado de la


“transmutación de los valores”. Se produce cuando empieza a
dominar la metafísica cristiana y la religión cristiana. La defensa a
ultranza de la existencia de Dios es una de las características de este
nihilismo decadente. No es más que la aceptación resignada de
nuestra carga vital ante Dios. En la obra Así habló Zaratustra, esta
forma de nihilismo está representada por el “camello”.
Nietzsche sostendrá que “Dios ha muerto”. En su obra, La gaya
ciencia, expresa lo siguiente: “Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y
nosotros lo hemos matado. [...] ¿quién limpiará esta sangre de
nosotros?”. Esta expresión simplemente significa que no podemos
tener a Dios como fuente moral, toda la moral ha muerto, al acabar
con el cristianismo, Nietzsche también acaba con la moral que le
acompaña. Ya no existen valores absolutos, no hay ningún orden
universal, una moral universal. La figura del “loco” es introducida por
Nietzsche en La gaya ciencia para introducir la muerte de Dios, es el
que lo expresa. Una figura provisional, porque el vacío dejado por Dios
deberá ser llenado por algo nuevo. La muerte de Dios, al principio,
solo deja lugar para la desesperación, la inacción, o el suicidio. Es un
nihilismo de la desesperación, nada tiene sentido.

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b) Nihilismo activo y creador.
Nietzsche es un pensador nihilista en el sentido de que propone
destruir todos los valores vigentes y crear unos nuevos. Este nihilismo es símbolo
del auge del poder, un poder que necesita destruir los valores tradicionales, porque
estos no pueden caer por sí mismos. Los antiguos valores son destruidos a “golpe
de martillo” , “muere Dios”, lo matan, y entonces solo pueden surgir nuevos valores.
Pero deben ser generados, debe existir una fuerza creadora.
El león, en Así Habló Zaratustra, destruye los antiguos valores para dar paso
al superhombre, representado por el niño.

3.3. La voluntad de poder y el eterno retorno.


Junto al proceso nihilista, existen dos conceptos que están íntimamente
relacionados: la voluntad de poder y la afirmación del eterno retorno.

A) Voluntad de poder:

En Así habló Zaratustra expone este concepto, precisamente en el texto


homónimo.
Una de las grandes influencias de Nietzsche, Schopenhauer, introdujo la idea
oriental de que en el universo existe una voluntad ciega que todo lo crea, mueve y
transforma, una voluntad que simplemente quiere “vivir”, perpetuarse. Nietzsche
adopta este concepto y lo transforma en la “voluntad de poder”. Y, por tanto, va más
allá, no se queda en el pesimismo, en la ausencia de valores, sino que busca crear
unos nuevos.
La voluntad de poder es el motor fundamental que permite que
ambicionemos y logremos nuevas metas, nuevas creaciones.
El hombre que adopta la voluntad de poder vive la vida con pasión, sin
pensar en lo que digan los demás, pensando solo en lo que él necesita, no haciendo
caso a valores que otros nos imponen, asumiendo la aspereza de la vida, pero
también el placer que ella nos otorga, viviendo la vida profundamente.

B) Eterno retorno:

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En La Gaya Ciencia hay un fragmento que alude a la idea del “eterno
retorno”.

«Suponiendo que un día, o una noche, un demonio te siguiera a tu soledad última, y te


dijera: esta vida, tal como la has vivido y estás viviendo, la tendrás que vivir otra vez, otras
infinitas veces; y no habrá en ella nada nuevo, sino que cada dolor y cada placer y cada
pensamiento y suspiro y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida te llegará de nuevo,
y todo en el mismo orden de sucesión, también esta araña y este claro de luna entre los árboles, y
este instante, y yo mismo. El eterno reloj de arena de la existencia es dado la vuelta una y otra
vez, ¡y tú con él, polvillo de polvo! Suponiendo que así te hablara un demonio, ¿te arrojarías al
suelo rechinado los dientes y maldiciendo al demonio que así te habló? O has experimentado
alguna vez un instante tremendo en el que contestarías: “¡eres un dios y jamás he oído decir
nada tan divino!”. Si esa noción llega a dominarte, te transformará y tal vez te aplastará. ¡La
pregunta ante todas las cosas -¿quieres esto otra vez, infinitas veces?- pesaría como el peso más
pesado sobre todos tus actos! O si no, ¿qué categóricamente tendrías que llegar a decir sí a ti
mismo y a la vida para no aceptar nada más anhelosamente que esta ratificación última,
eterna?».

Esta idea no solo la explora en La gaya ciencia, sino también en Así habló
Zaratustra, en múltiples capítulos y fragmentos. En ocasiones adquiere tintes
cosmológicos: concibe que el número de átomos y la cantidad de energía del mundo
son finitos y al ser el tiempo infinito, todo está condenado a repetirse. En otras
ocasiones, habla de un enano (el espíritu de la pesadez) que se posa sobre el
hombro, y le muestra el eterno retorno. Esta es la pesadez inicial de percibir la idea
del eterno retorno, una pesadez que debe ser transformada mediante la voluntad de
poder. En otro capítulo, “el convaleciente”, habla de la figura de la serpiente como el
eterno retorno, difícil de asimilar inicialmente.
Esta idea no es original de Nietzsche, sino de los antiguos clásicos,
concretamente del estoicismo. Los antiguos no concebían el mundo linealmente,
como un progreso indefinido y cambiante, sino como una sucesión de creaciones y
destrucciones del mundo. Esta idea es similar a la de los hinduistas. Es una
concepción circular del tiempo.

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Entonces, Nietzsche plantea la posibilidad de que pensemos qué ocurriría si
nos diésemos cuenta que todo lo que hemos vivido en esta vida y todo lo que
vamos a vivir fuera a repetirse eternamente, que tras morir volviésemos a realizar de
nuevo todos los acontecimientos que ya hemos realizado y vamos a realizar. En
analogía con el mundo actual, podríamos decir que nuestra vida sería como una
película que vamos a ver eternamente. En ella estarían no solo todos los
acontecimientos externos, sino también nuestros pensamientos y otros aspectos
mentales.

Este concepto posee una gran intensidad moral. Nos obliga a actuar de modo
que una gran sucesión infinita de repeticiones no nos perturbe. Si vivimos nuestra
vida de la mejor manera posible, que estemos orgullosa de ella, que todo lo que
hagamos lo hagamos con alegría y disfrute, que aceptemos lo mejor posible lo que
nos ocurre, pero luchando por cambiar aquello que no nos gusta, lograremos una
buena vida Es decir, que si supiéramos que vamos a vivir de nuevo esta vida
dijéramos que sí, sin dudarlo, que ha valido la pena. Aprovechar todos los instantes
que nos ofrece la vida, saborearlos.
Solo mediante la aceptación sin miedo del eterno retorno podemos
transformar el nihilismo en activo. En el eterno retorno habrá un olvido constante,
habrá dolor olvidable, el olvido nos permitirá afirmar la vida. Si asumimos que cada
aspecto de la vida se va a repetir eternamente ya no veremos nada moral en ello,
los asumiríamos en sí mismos.
Según diversas interpretaciones, este despertar implica que realmente no
repetiremos lo mismo una y otra vez, sino que al darnos cuenta de que existe la
posibilidad de un eterno retorno, podemos despertar a la idea de transformar
nuestra vida; por lo tanto, al despertar, despertamos a un eterno retorno creativo, no
de las copias de lo mismo, sino de los simulacros.
Es decir, la aceptación del eterno retorno sería una invitación a transformar
moralmente nuestra vida, a hacernos responsables de nuestras acciones, a ser
conscientes de que tenemos el poder de transformar nuestras acciones, nuestra
vida, para ser digna de ser vivida eternamente.

4 EPISTEMOLOGÍA.

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4.1. El perspectivismo.

Si por algo se caracteriza la epistemología nietzscheana es por el


perspectivismo.
¿Qué es perspectiva? Una perspectiva en general alude al arte, como la
representación de los objetos tal y como aparecen en el plano real. En otro sentido,
es percibir algo en su particularidad. En sentido filosófico, significa percibir la
realidad desde nuestro punto de vista particular, y teniendo en cuenta que existen
muchos individuos, extrapolamos que existen muchas perspectivas, muchos puntos
de vista.
Es una epistemología opuesta al objetivismo, porque desde el punto de vista
perspectivista no existe una objetividad.
Cualquier representación que tenemos del mundo es una representación
propia, todo depende de nuestra visión.
Esto significa que no hay descripciones mejores o peores, cualquiera es
válida.
Dice Nietzsche:

«La característica del mundo del devenir es la de ser informulable, falso,


contradictorio. El conocimiento y el devenir se excluyen. Así pues, no existen
hechos que nos sean dados inmediatamente; sólo manejamos interpretaciones»

Es decir, no podemos encontrar datos puros en las cosas, verdaderos


principios y causas. Tanto externamente como internamente. No podemos lograr, a
diferencia de lo que pensaba Descartes, un conocimiento de verdades claras y
distintas.
La objetividad, si es que la hay, solo puede lograrse juntando muchos puntos
de vista, es decir, no un solo punto de vista, no una sola verdad, sino muchas. Pero
estrictamente no podemos hablar de objetividad en la epistemología de Nietzsche si
estamos diciendo que existen muchos puntos de vista conviviendo, muchos
contradictorios.
Nietzsche será precisamente un crítico del principio de no contradicción, que
había imperado en la lógica tradicional. La idea de que algo no puede ser algo y a la

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vez su contrario. A no es b, es decir, a no puede ser b. Nietzsche es contradictorio,
su perspectivismo aúna perspectivas contradictorias, no tiene cabida este principio.

4.2 Crítica al lenguaje y el conocimiento.

El lenguaje también es uno de los frentes de Nietzsche. El lenguaje es un


gran constructo sociocultural. Él se pregunta sobre el lenguaje, ¿es la expresión
adecuada de todas las realidades?
Explora esta relación en su ensayo Sobre verdad y mentira en sentido
extramoral. El término “extramoral” significa que todo el análisis del lenguaje que va
a realizar va a ir más allá de toda moral. Es una obra de contenido puramente
epistemológico.
Realmente, el lenguaje es útil, nos sirve para categorizar la realidad, resolver
problemas, funcionar en el mundo.
La cultura occidental ha crecido con el lenguaje, y ha confundido conceptos
como ideas universales, verdades eternas. Ha existido en nuestra cultura una
identificación entre el lenguaje y la cosa representada, una confusión entre las ideas
y las cosas del mundo.
El lenguaje se sirve de conceptos. Un concepto es una abstracción, se
produce cuando eliminamos las vivencias personales de la palabra.
El lenguaje y el conocimiento están estrechamente relacionados.
Nietzsche considera que el conocimiento es una invención humana. El
conocimiento tiene una función clara, ser útil para la vida humana, permitir nuestra
permanencia. El dice que el conocimiento es una serie de “ficciones útiles”. Es decir,
no queremos realmente saber la verdad o falsedad de las cosas, sino que nos sean
útiles a nuestra supervivencia:

Nietzsche dice: ““El hombre nada más que desea la verdad en un sentido
análogamente limitado: ansía las consecuencias agradables de la verdad, aquellas
que mantienen la vida; es indiferente al conocimiento puro y sus consecuencias e
incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o
destructivos” (Sobre verdad y mentira)

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Es decir, Nietzsche acaba con el concepto de verdad como algo objetivo.
Algo que solo dependa del lenguaje y sus reglas. Por lo tanto, Nietzsche no asume
las tesis del positivismo, la idea de que debe haber una correspondencia entre la
expresión y lo expresado, entre las palabras y los hechos.

¿Qué será entonces la verdad para Nietzsche?


”una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en
resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas,
extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado
uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones
que se han olvidado que lo son” (Sobre verdad y mentira).

4.3. Crítica a la ciencia.

Nietzsche critica a la ciencia como metodología, no a la ciencia misma.


Critica la ciencia mecánica, la cuantificación de la realidad. Objetivar la realidad es
un error, una frialdad.
En este sentido, va a criticar la objetividad del conocimiento científico. Es
decir, el conocimiento del mundo sin atender a nuestra subjetividad.
También critica la existencia de leyes naturales. Nietzsche considera que no
existen leyes regulares, todo es caos, no existen leyes, estas son impuestas por el
científico, son invenciones suyas.
La razón no lo es todo, es un fenómeno reciente, no es el único ni el más
indicado para conocer el mundo.
También las matemáticas son insuficientes y erróneas, ficciones humanas,
porque en el mundo realmente no existen triángulos, líneas rectas, y otros
conceptos geométricos que nosotros otorgamos a la realidad, patrones que nosotros
ponemos.
La ciencia, por lo tanto, es útil, pero también decadente, porque oculta la
realidad del mundo, el caos original dionisiaco.

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4.4. Genealogía y crítica a la historia.

El método epistemológico de Nietzsche es la “genealogía”. Consiste en


percibir la singularidad de los fenómenos fuera de toda finalidad monótona, sus
simetrías y asimetrías. Es decir, recoger los acontecimientos ocurridos, eliminando
la parte aburrida, observando los detalles olvidados, las singularidades no
expresadas en la historia. La genealogía es la historia de las perspectivas, fuera de
las perspectivas monopólicas o metafísicas.
Fundamentalmente, debe entenderse que el método genealógico de
Nietzsche es diferente a la historia tradicional, porque considera que ella se ha
escrito metafísicamente, buscando orígenes y causas: grandes ideas, grandes
causas, grandes acontecimientos. Busca más bien las situaciones azarosas, las
diferencias.
Además, existe una comparativa entre el modelo de historia y la teología
cristiana, porque la teología conlleva el historicismo.

5. ANTROPOLOGÍA.

En Nietzsche va a existir una nueva concepción del hombre, radicalmente


opuesta a la concepción tradicional. El hombre es un intermedio entre la bestia y el
superhombre, un ser miserable, que reniega del cuerpo y de los instintos. Hay que
superar al hombre (producto de la sociedad decadente) para llegar al superhombre.
El hombre, al no ser un ser estático, se transforma, mediante la voluntad de
poder, en el superhombre.
Para ello debe pasar por los tres estadios descritos en Así habló Zaratustra:

● Camello: sumisión a la ley moral.


● León: destruir valores tradicionales.
● Niño: crear nuevos valores y alcanzar el superhombre.

Las características del superhombre, tras pasar por los tres estadios, son el
anhelo de vivir, la autosuperación, los nuevos valores y el arraigo a la tierra y los
instintos, las jerarquías, eterno retorno.

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5.1 Crítica del alma y concepción del cuerpo.

Nietzsche acaba con la noción de alma tradicional. No existe el alma, no hay


espíritu (a diferencia de lo que creía Hegel), ni un dualismo cuerpo y alma, como
creía Descartes.
Habla sobre estas cuestiones en numerosas obras, como Genealogía de la
moral o Así habló Zaratustra.
Por ejemplo, en el primer tratado de la Genealogía, crítica la cultura europea
y su tendencia a creer en un más allá en el que vivirá el alma liberada de las
cadenas del cuerpo. La moral judeocristiana es negadora de lo instintivo y corporal y
privilegia la existencia de algo falso, como el alma.
En otra obra, Ecce homo, dice lo siguiente: “¡Cómo pudo enseñarse a
despreciar los instintos primordiales de la vida e inventarse un alma, un espíritu,
para ultrajar el cuerpo!”
La idea de alma sería tan ficticia como el lenguaje, los objetos de la ciencia, o
la moral. Producto de una moral de esclavos temerosa.
Su obra se ve atravesada por una crítica a los despreciadores del cuerpo, a
los filósofos tradicionales, que han olvidado el pensamiento sobre lo corporal, y han
privilegiado lo inmaterial, la mente, el espíritu. Ya decían Sócrates y Platón que el
hombre era fundamentalmente su alma. También lo decían los filósofos medievales.
Algunos estudiosos consideran que el interés de Nietzsche por el cuerpo
proviene de las enfermedades que padeció, le permitió reflexionar sobre lo que más
sentía.
Y en Así habló Zaratustra son frecuentes las alusiones al agotamiento y los
padecimientos del cuerpo, las alusiones al cuerpo como algo perecedero, transitorio,
la idea del cuerpo como “campo de batalla” entre diversas fuerzas. Fuerzas de las
que debemos ser conscientes, sin huir, sin inventarnos “transmundos”. Aceptando el
placer y la enfermedad.

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El cuerpo, en Nietzsche, pasa a ser el verdadero centro de todo, como un
centro de gravedad, con múltiples fuerzas implicadas, múltiples instintos y
emociones. Dirá “Cuerpo soy yo íntegramente, y ninguna otra cosa; y alma es un
suceso en el cuerpo”.
En definitiva, es un campo de batalla y un centro de gravedad, porque en él
se integran todas las fuerzas, compitiendo unas con otras, las pulsionales junto a la
conciencia, cada una buscando apropiarse una parte.
Y respecto a la conciencia, relacionada con la idea del alma, no es nada de lo
que hasta entonces se creía, ni luz ni vida, sino un espejismo resultado de los
impulsos inconscientes corporales, como un mero reflejo momentáneo.
Y ocurre que, cuando la conciencia trata de dominar al cuerpo, este es
olvidado, los instintos y pulsiones no son reconocidos.
El concepto de voluntad de poder está íntimamente relacionado con las
fuerzas del cuerpo. Este concepto alude al interés por incrementar el poder, un
poder móvil, siempre dominante, luchando por el control.
Y es que en Nietzsche la vida tiene dos principios: conservación y aumento.
Ambas están relacionadas.
Lo que se conserva trata de aumentar, la vida se conserva en la medida en
que aumenta gracias a lograr las cosas necesarias. En este sentido, la voluntad de
poder es vida en pos de la satisfacción de los deseos. Solo así se logra la
conservación. Y esta voluntad no se caracteriza por solo querer las demás cosas,
sino por quererse a sí misma, aspirando a crecer ella misma, porque solo así podrá
conservar lo logrado por la conquista.
En este sentido, existe un claro vínculo entre epistemología y antropología,
entre verdad y voluntad de poder. La voluntad de poder establece por conquista lo
que es verdadero y lo que es falso, lo que es deseable y lo que no. Y el mundo
funciona como un collage de voluntades de poder enfrentadas.

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