TEMA 12 LA INFLACIÓN

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TEMA 12 LA INFLACIÓN

1. NATURALEZA, FUENTES Y EFECTOS DE LA INFLACIÓN


La inflación es una subida del nivel general de precios. Pero, para que se pueda hablar
con precisión de inflación, esta subida debe ser continuada, sostenida y más o menos
fuerte.

La inflación significa que los valores nominales de todo tipo de mercancías aumentan y
que, a la vez, la moneda se deprecia, pues en tal caso harán falta más unidades
monetarias para adquirir un mismo bien.

Problemas de medición: la obtención de estos índices de precios al consumo se realiza


con bastantes garantías estadísticas, lo que impide que puedan ser fácilmente
manipulados.
Sin embargo, siguen existiendo problemas que impiden que estos índices puedan
recoger con todo rigor y precisión la evolución real de los precios analizados. Los más
habituales tienen que ver con los siguientes aspectos:
● Hay que determinar el conjunto de bienes cuyos precios se van a controlar y el
valor del índice depende de cuáles sean.
● El período de tiempo que se elige para su control influye también, pues no es
igual, por ejemplo, realizar las encuestas durante la primera o la segunda
quincena de diciembre.
● Los sujetos económicos suelen estimar a menudo que los precios se elevan en
mayor medida que lo expresado por la estadística oficial. El fenómeno tiene una
importancia notable, pues implica que elaborarán sus expectativas de gasto o
sus demandas de rentas.

1.1 Las fuentes de la inflación


Demandas salariales: Las familias pueden adquirir los bienes y servicios que les son
necesarios gracias a los salarios que reciben de las empresas. Por lo tanto, tienden a
demandar salarios cada vez más elevados que les permitan una mejor satisfacción de
sus necesidades y un mayor bienestar.

En los costes de producción que soportan las empresas son importantes los salarios,
su elevación produce una disminución en sus márgenes de beneficios. Las empresas
reaccionan aumentando la productividad del trabajo, el capital o elevando los precios
de venta al público.

Poder de mercado: Las empresas con poder suficiente sobre los precios no los elevan
solamente cuando les han subido los costes.

Debe tenerse en cuenta que este poder sobre los precios no es consustancial tan sólo a
los mercados monopolistas u oligopolistas convencionales. Los mercados modernos,
incluso los de bajos niveles de concentración, suelen funcionar habitualmente como
«mercados de clientelas.
Publicidad y gastos de imagen: La ausencia de planes globales de producción de bienes
y servicios obliga a las empresas a competir violentamente por alcanzar las cuotas de
mercado más elevadas posible para sus productos.

Costes financieros: El sistema de intermediación financiera puede desempeñar también


un papel importante en los procesos inflacionistas. Los beneficios de estos agentes
proceden del cobro de comisiones o intereses diferenciales tras la intermediación.

Si el sistema financiero en su conjunto no es eficiente, actuará con costes elevados que


repercutirá desfavorablemente en los costes de la financiación, obligando a las
empresas a elevar los precios para hacer frente a unos costes financieros más altos.

Intervención estatal: El Estado puede ser también una fuente importante de tensión
inflacionista. Algunos de los gastos que realiza el Estado, sobre todo aquellos en los
que actúa como único comprador, son especialmente inflacionistas.

Inflación importada: debe considerarse que las economías nacionales están cada vez
más involucradas en el conjunto de las relaciones económicas internacionales, de
manera que la inflación resulta ser un fenómeno transnacional, en el sentido de que las
subidas de precios se «exportan» de una a otra economía. Los desórdenes económicos
internacionales de todo tipo alteran las expectativas de los agentes y provocan
reacciones de defensa en forma de subidas de precios.

1.2 Los efectos de la inflación


Efectos sobre la demanda y la riqueza: Desde el punto de vista de la demanda y la
riqueza, la inflación altera tanto las expectativas de gasto como la capacidad
adquisitiva de los agentes económicos:
● En situaciones de inflación, los agentes tienden a adelantar sus compras si
esperan que el proceso inflacionista continúe. Pero si la economía se encuentra
en situación de pleno empleo, o si por cualquier razón no es posible aumentar la
producción con la capacidad productiva disponible, esta expectativa generará
una presión de la demanda de consumo que provocará un reforzamiento de la
inflación.
● Con inflación, los ahorradores procurarán resguardar sus recursos pues el alza
de precios deteriora su valor real mediante su colocación en los llamados
«valores refugio», que son activos reales.
● La inflación favorece a los deudores y perjudica a los acreedores. Quienes
tengan dudas expresadas en unidades monetarias fijas se beneficiarán de la
inflación, por cuanto que ésta disminuirá, en términos reales, la deuda que
soportan.
● Las empresas pueden verse afectadas de diferente forma por la inflación.
Cuanto mayor sea su poder sobre los precios de venta, mayor será su
capacidad para defenderse de las subidas de costes y para mantener sus
niveles de beneficio o incluso incrementarlos elevando los precios, aunque
provocando mayor inflación.
Efectos sobre la oferta: Desde el punto de vista de la oferta, la inflación afecta a la
asignación y a la rentabilidad de los planes de producción de las empresas:
● En períodos de alza de precios los tipos de interés están impulsados
permanentemente al alza porque se fijan con un componente que podría
denominarse
● «anticipo por la inflación».
● La inflación provoca que los recursos se desvíen preferentemente hacia
actividades especulativas, en donde sea posible obtener rápidas ganancias
como consecuencia de la variación de los precios, lo que perjudica a la dotación
de capital productivo y va en detrimento de la inversión en la actividad
industrial y comercial.
● Las tasas elevadas de inflación en una economía comprometen su
competitividad respecto a otras, puesto que los bienes y servicios interiores
resultarán encarecidos en términos relativos respecto a los extranjeros, lo que
perjudica a la producción nacional y hará que aumente el endeudamiento
comercial frente al exterior.
● La inflación altera la estructura de precios relativos de todos los bienes y
servicios, pues las subidas de precios no suelen ser homogéneas en todos los
sectores económicos, lo que dificulta el funcionamiento del mercado y la
realización de los intercambios.
● Por supuesto, los efectos de un proceso de hiperinflación son mucho más
graves, pues llegan a desmantelar el sistema de intercambios, desorganizan los
mercados e incluso vuelven a hacer necesario el trueque.

Estrategias anticipativas: Las subidas en los precios no siempre son previstas o


anticipadas correctamente por todos los sujetos económicos y éstos no evalúan
siempre en la misma magnitud la inflación que anticipan porque la información de la
que disponen para prever los movimientos en los índices de precios es distinta.

Desinflación y deflación: Cuando los precios bajan porque se han reducido los salarios
reales se produce una disminución del poder de compra de los asalariados. Pero si el
descenso es motivado por una reducción de los precios de los bienes y servicios
importados, lo aumentará.

La deflación: se elevó el tipo de interés para reducir la presión de la demanda de dinero


para transacciones siguiendo el modelo neoclásico, pero con tipo de interés más altos
se deprime la inversión y el consumo debilitando la actividad económica.

2. LAS TEORÍAS CONVENCIONALES DE LA INFLACIÓN


2.1 La inflación de demanda
Keynes defendió que la demanda efectiva era el factor determinante del nivel de renta
de una economía, pues consideraba que las empresas ajustan sus planes de
producción en función de ella. Keynes no realizó un análisis específico de la inflación
más que al contemplar una situación singular derivada de una guerra.
Elasticidad de la oferta agregada e inflación: pueden aumentar los precios o puede
aumentar la producción, favoreciendo el empleo y la expansión sin que se origine
inflación.
Keynes reconoció que la presión de la demanda efectiva puede ocasionar inflación si la
oferta agregada es muy rígida, de modo que su elasticidad sería el factor determinante
de que un incremento de la demanda procure mayor producción y empleo, o sólo
precios más elevados.

Ahorro, inversión y nivel de precios: Si se produce un crecimiento del consumo que dé


lugar a una disminución en la capacidad de ahorro, que es la fuente de la inversión,
ésta será insuficiente para afrontar el exceso de producción de bienes y servicios
requerido, lo que provocará la subida de precios.

Esta explicación keynesiana tiene dos inconvenientes:


● En primer lugar, que no permite justificar la coincidencia, que abordaremos más
adelante, entre las subidas de precios y el desempleo.
● En segundo, que destaca el exceso de demanda, pero no indica cuáles son las
causas que originan el desfase entre los planes de gasto y la producción
planeada que generan el desajuste.

2.2 La inflación de costes


Distribución desigual e inflación de costes: la distribución de la renta está inicialmente
indeterminada, lo que obliga a los diferentes sujetos económicos a luchar por
conseguir la mejor parte en el reparto. La inflación sería la consecuencia de las
diferentes presiones que ejercen sobre los precios para conseguirlo.

A ello contribuye de manera decisiva el hecho de que las empresas fijen sus precios
generalmente por el procedimiento de establecer un margen de beneficios
determinado sobre los costes que han de soportar.

2.3 La explicación monetarista


Los keynesianos, que piensan que los incrementos en la oferta monetaria se traducen
conjuntamente en aumentos en el nivel de producción y en los precios, los
monetaristas estiman que la velocidad de circulación es prácticamente constante y que
el nivel de producción será el pleno empleo. Por lo tanto, sólo los precios están
afectados por las variaciones de la oferta monetaria.

3. LA RELACIÓN ENTRE INFLACIÓN Y DESEMPLEO


Los economistas neoclásicos dirían que cuando hay escasez de mano de obra los
empresarios están dispuestos a pagar salarios más elevados, mientras que, al haber
desempleo, los salarios tenderían a disminuir.
Por su parte, los economistas de la estirpe keynesiana interpretaron que los mayores
salarios posibilitaron una expansión del consumo y de la demanda agregada y, por
consiguiente, del nivel de empleo. De ahí deducían, una vez más, la bondad del
estímulo del gasto para incrementar la producción y el empleo.
3.1 La estanflación
Sin embargo, a partir de los años setenta la realidad comenzó a ser otra. La inflación se
aceleraba y el paro, no bajaba entonces, sino que también aumentaba. Se producía un
fenómeno insólito hasta entonces, la combinación estancamiento que destruía empleo
con inflación: la llamada estanflación.

La interpretación keynesiana: Los economistas keynesianos reaccionaron reconociendo


la presencia de nuevos elementos estructurales que debilitaban la acción de la
demanda agregada sobre la producción y el empleo y culpando a las políticas
monetarias utilizadas por los gobiernos como causantes de la inflación y el desempleo.

Además, interpretaron que la política monetaria contractiva practicada por los


gobiernos para hacer frente a las subidas de precios que habían provocado los
aumentos en los costes de las materias primas, de la energía y de los salarios, fue la
que originó una elevación excesiva de los tipos de interés que perjudicó a la inversión y
al empleo al mismo tiempo que se estaba produciendo inflación.

La explicación monetarista de la estanflación: las expectativas adaptables: Por su


parte, los economistas monetaristas incorporaron dos conceptos fundamentales en su
comprensión de la estanflación: la tasa natural de paro, que ya conocemos, y la
denominada teoría aceleración.

Al aumentar el gasto sin que al mismo tiempo se pudiera incrementar la oferta, se


produjeron subidas de precios. En un primer momento, las empresas tomarían en
cuenta esta subida como una posibilidad de elevar sus beneficios, por lo que estarían
dispuestas a ofrecer salarios nominales más altos a los trabajadores. Éstos, por su
parte, actuarían con «ilusión monetaria»: sólo tienen en cuenta la subida de los salarios,
pero no la de los precios, lo que les llevará a aumentar su oferta de trabajo.

Sin embargo, en el momento en que los trabajadores revisen sus expectativas y las
adapten a la inflación existente se darán cuenta de que sus salarios reales han
disminuido. En consecuencia, reducirán su oferta de empleo y reivindicarán salarios
más elevados. Pero con estos nuevos salarios más elevados se reducirá la demanda de
empleo de las empresas, por lo que la situación volverá a ser la correspondiente a la
tasa natural de paro, pero con precios más elevados.

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