Aristóteles, Poética - Apunte

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Aristóteles. Poética. Caracas: Monte Ávila Editores, 1990. Capítulos 1-15. Pp.

1-18

Conceptos fundamentales para la definición de la tragedia.


Documento de cátedra elaborado por la Dra. Clelia Moure.

MÍMESIS (µίµησις)

Cap. 1: “La epopeya y la poesía trágica y también la comedia, la poesía ditirámbica y la


mayor parte de la que se acompaña con la flauta y la que va con la cítara, vienen a ser
todas en generales imitaciones. Difieren, sin embargo, entre sí por tres razones: imitan
por medios en su género diversos, objetos diferentes y con modos no iguales sino
distintos”.
Es decir, las artes imitativas se diferencian por tres criterios: 1) por los medios
materiales diversos (la pintura usa colores, la música, sonidos, etc.); 2) por los objetos
que imitan (la pintura hombres, animales, paisajes; la poesía épica, héroes; la poesía
cómica individuos vulgares o ridículos, etc.); y 3) por los medios formales que emplean
(estilo narrativo o estilo directo, verso o prosa, hexámetros o yambos).

Cap. 2: Puesto que los imitadores imitan a sujetos que actúan, es preciso que [dichos
sujetos] sean honestos o deshonestos (los caracteres, en efecto, se reducen a éstos,
porque todos se diferencian entre sí por su maldad o su virtud”), ya sean mejores, ya
peores, ya iguales a nosotros mismos. [...] Así Homero representa a los mejores;
Cleofonte, similares; Hegemón de Taso, el primero que compuso parodias, y Nicocares,
el de la Cobardíada, peores.

En el capítulo 2 se establece una importante distinción que Aristóteles desarrolla


en la Metafísica: entre arte (τέκνη) y experiencia (εµπειρία). El arte (tecné) es la
capacidad de modificar las cosas que nos rodean. La experiencia (empeiría) es la
conexión de las sensaciones por medio de la memoria.

Leídos los dos primeros capítulos comenzamos a entender qué designa, en el


pensamiento de Aristóteles, la noción de mímesis.
Sabemos por el libro VI de la Metafísica que el filósofo divide el conocimiento
intelectual en tres especies: práctico, poético y teórico. La composición de la tragedia se
ubicaría en el campo del pensamiento poético que corresponde a lo que ha denominado
técnica, en la cual se incluyen las bellas artes. Tanto la técnica como el pensamiento
poético se refieren la un hacer que “modifica las cosas que nos rodean” (poiesis: ποίησις
significa “creación”, en otros contextos significa “hacer”), es decir, la técnica se
concreta siempre en la producción de una obra.
Estas nociones nos introducen en el carácter productivo de la mímesis.
La esencia de las bellas artes (y por lo tanto de la poesía) es, para Aristóteles, la
imitación, la mímesis. Pero hemos visto que el arte es creación (poiesis: ποίησις). El
creador es un productor, no un re-productor. Lo cual nos lleva a comprender que la
poesía no es imitación como sinónimo de copia o de reproducción servir de la realidad:
poesis y mímesis lejos de excluirse, se complementan y resumen la actividad creadora.
Por otra parte, las bellas artes no tienen por fin la utilidad sino el placer. Ellas
nacen de una tendencia natural en el hombre: la tendencia a imitar y a representar lo
percibido.
Aquí vale la pena leer la explanación de la noción de mímesis del teórico Walter
Kaufmann, cuya lectura recomiendo.1

Cap. 6: Definición de la tragedia.

“Es, así, la tragedia imitación de una acción elevada y perfecta, de una determinada
extensión, con un lenguaje diversamente ornado en cada parte, por medio de la acción y
no de la narración, que conduce, a través de la compasión y del temor, a la purificación
de estas pasiones. Llamo “lenguaje ornado” al que tiene ritmo, armonía y canto.
“Diversamente... en cada parte” quiere decir que ciertos efectos se logran sólo a través
de los versos, y otros, en cambio, a través del canto”.

Esta es la definición de la tragedia. En ella destacaremos los conceptos centrales


que hacen a la cualidad específica de la especie que estamos considerando:

CARÁCTER. PENSAMIENTO. ARGUMENTO. (ήϑος, διάνοια, µύϑος)

La tragedia es imitación de una acción ejecutada por algunos individuos


actuantes, que necesariamente están dotados de determinado carácter y modo de pensar,
por lo cual decimos que las acciones son de determinada clase (el pensamiento y el
carácter son las dos causas de la acción). La mímesis consiste en un mito actuado.
Llamo aquí “argumento” (mito: µύϑος) a la unitaria disposición de los hechos;
“carácter” (ήϑος) a aquello por lo cual decimos que los personajes son de determinada
manera; “pensamiento” (διάνοια) a aquello gracias a lo cual, al hablar, aseveran algo y
revelan una opinión.

COMPASIÓN / PIEDAD / CONMISERACIÓN. TEMOR / TERROR / HORROR.


CATARSIS (κάϑαρσις)

La mímesis conduce, a través de la compasión y del temor, a la purificación de


estas pasiones. Aquí encontramos los cuatro conceptos centrales para el logro del efecto
trágico: mímesis, compasión (o conmiseración o piedad, en griego: eleos), temor (o
terror u horror, en griego: phobos) que provocarán la catarsis (expurgación de las
pasiones, o liberación o apaciguamiento, en griego: catharsis, κάϑαρσις). Ahora bien,
como explica Kaufmann, tengamos en cuenta que estos cuatro conceptos operan juntos:
no habrá mímesis sin purificación de las pasiones (la mímesis quedaría incompleta, por
cuanto no se produciría el efecto trágico en los espectadores), y esa purificación no se
alcanzará sin no se producen los sentimientos de conmiseración o piedad, y de terror o
temor. Asimismo consideremos estos conceptos en la interacción que tienen con la
noción de carácter y de hamartía: la condición noble pero no absolutamente virtuosa de
Edipo y por lo tanto humana (su defecto o su error) provoca simpatía (sentir-con-el-
personaje) y conduce a la piedad y al horror que provocará la catarsis.

Aristóteles establece un orden en la consideración de todos los elementos: el


argumento es el principio “y casi alma de la tragedia”. En segundo lugar están los
caracteres, aquello que explica la norma de conducta y qué cosas elige o rechaza un
personaje (carece de carácter quien no escoge nada o no rechaza nada en absoluto); en

1
Kaufmann, Walter. Tragedia y filosofía. Barcelona: Seix Barral, 1978. Pp. 65-121.
tercer lugar el pensamiento, el cual expresa -como se dijo- en general una idea u
opinión. El cuarto elemento a considerar es el lenguaje.
En el capítulo 7 se desarrolla la definición, poniendo el acento en algunos
aspectos no considerados antes. Afirma que “la tragedia es representación de una acción
perfecta y completa y dotada de cierta extensión. Completo es, en realidad, lo que tiene
principio, medio y fin.” Lo más importante de este capítulo es el final: “el límite
adecuado está dado por la extensión que hace posible el tránsito de la fortuna a la
desgracia y de la desgracia a la fortuna a través de diferentes sucesos necesarios o
probables”.
El capítulo 8 enfoca en el argumento: “es importante que las partes del
acontecimiento [que constituyen una unidad] se hallen de tal modo dispuestas que, al
cambiar o ser eliminada una de ellas, el todo quede trastocado y subvertido, ya que algo
cuya presencia o ausencia no produce ningún efecto visible no forma parte del todo.”
El capítulo 9 distingue al poeta del historiador: “no es tarea del poeta referir lo
que realmente sucede sino lo que podría suceder y los acontecimientos posibles, de
acuerdo con la probabilidad o la necesidad. El historiador y el poeta no difieren por el
hecho de escribir en prosa o en verso [...] sino que difieren en que el uno narra lo que
sucedió y el otro lo que podría suceder. Por eso, la poesía es algo más filosófico y serio
que la historia; la una ser refiere a lo universal; la otra, a lo particular”.
En esta última aseveración vemos la distancia que lo separa de Platón en su
concepción de la poesía.

PERIPECIA Y RECONOCIMIENTO

En los capítulos 10 y 11 define los conceptos de “peripecia” y “reconocimiento”


y los relaciona con la complejidad del argumento. La acción simple se efectúa de
manera unitaria sin peripecia y sin reconocimiento. Llama “compleja” a aquella acción
en la cual el cambio de suerte (de la dicha a la desdicha o viceversa) se produce por
reconocimiento, por peripecia o por ambas cosas a la vez. La peripecia es el cambio de
suerte en sentido contrario, de la fortuna a la desgracia como tiene lugar en la tragedia, o
de la desgracia a la fortuna, como sucede en la comedia.
En el capítulo 11 se presenta a Edipo como modelo de tragedia, cuyo argumento
es complejo (puesto que se dan ambos procedimientos: la peripecia y el reconocimiento)
y dicho reconocimiento es “más bello” por cuanto se da junto con la peripecia.

HAMARTÍA

El capítulo 13 es importante porque desarrolla un concepto clave para la


consecución del efecto trágico: la hamartía (αµαρτία), traducida como error trágico o
falla de carácter. El personaje trágico ideal no es el hombre enteramente virtuoso ni el
gran criminal. Aristóteles elige el justo medio, personajes que representen a la mayoría,
aunque sean de noble estirpe, como en el caso de Edipo. El hecho de que la desgracia
provenga de un error, del cual nadie está libre, suscita la simpatía. El cambio de suerte
de la felicidad a la desdicha se da en Edipo rey “no a causa de la perversidad sino de
cierto enorme error propio de quien es justo más bien que injusto”.

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