Primer Parcial Historia.

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UNIDAD 2

1) Títulos de los reyes de Castilla y León a la dominación de las Indias. Teorías religiosas y jurídico - políticas. Concesión
pontificia. Opinión de Fray Bartolomé de las Casas y Francisco Victoria. Las Bulas Papales de 1493.

A) Títulos de los reyes de Castilla y León a la dominación de las Indias:


Se trata de los tíranos con los que España pretendía justificar el dominio de aquéllos territorios para incorporarlos a su patrimonio.

Antecedentes históricos: Hay que remontarse a antecedentes referidos a la disputa existente entre los reinos de Castilla por un
lado y el de Portugal por el otro, antes del descubrimiento de américa, como por ejemplo el suscitado por el dominio de las Islas
Canarias, reclamadas por ambas potencias.
La cuestión tenía una importancia económica pues la Guinea, ubicada en África, producía marfil, oro y esclavos. En el año 1454
(poco menos de medio siglo antes del descubrimiento de América) el Papa Nicolás V mediante la Bula “Romanus Pontifex” da el
dominio del África a Portugal;
en 1456, dos años después, el Papa Calixto III daba el patronato eclesiástico del océano a la portuguesa 'Orden de Cristo".
En 1465 comienzan las guerras civiles en España referidas a la sucesión de la corona, guerras en las que interviene el Rey de
Portugal. Triunfando finalmente Isabel de Castilla, esposa de Femando de Aragón.
El Papa Sixto IV dicta la Bula “Aetemi Regis” que bendice el Tratado de Alcaipobas de 1479 y de Toledo de 1480, que había
puesto fin a la guerra, y que concedía a Portugal el mar desde las Islas Cananas "para abajo” contra Guinea, pero nada se decía
acerca del mar occidental. Se ha considerado el Tratado de Alcafobas como un verdadero reparto de espacios oceánicos entre
castellanos y portugueses.

El derecho público de la época asignaba al Sumo Pontífice, como árbitro y defensor del orden universal, la facultad de disponer de
los territorios ocupados por infieles para atribuirlos en plena soberanía a algún príncipe cristiano. Este poder había sido ejercido en
muchas oportunidades, señalándose como ejemplo la donación del reino de Jerusalén a Carlomagno, la concesión de la isla de
Irlanda al Rey de Inglaterra (1155), la Islas Canarias a un rey español (1344) y las costas de Guinea a los portugueses.

B) Teorías religiosas y jurídica – políticas:


Teorías: El examen de los títulos de los Reyes de Castilla y León a la dominación de Indias es un tema de gran significación
jurídica. En su época alentó polémicas entre teólogos y jurisconsultos, empeñados en la búsqueda de razones para fundamentar la
conquista. Estas teorías estarán referidas a cubrir dos aspectos fundamentales en orden al derecho de Castilla a posesionarse de las
tierras descubiertas.
En primer lugar, Castilla deberá asegurar su dominio sobre Indias con relación a los demás reinos cristianos de la época y,
especialmente, contra su rival en los mares, el reino de Portugal. En segundo lugar, deberá justificar su dominio respecto de los
aborígenes y, muy especialmente, acerca de los medios que legítimamente podía emplear para incorporar esas tierras a su Corona.
En relación al primer aspecto, España invocará como título válido las Bulas que rápidamente obtendrá del Papa Alejandro VI y
que le otorgaban el señorío sobre tales tierras, a las que agregará las similares disposiciones pontificias dadas con anterioridad y a
la que ya nos hemos referido. A ellas le agregará otros ‘'justos y legítimos títulos” que fueron alegados por los juristas del reino.
En el segundo, se deprimió la categoría del aborigen por considerarlo bárbaro, pecador, infiel y vicioso, señalándose el deber de
los indios de someterse pacíficamente a los conquistadores. Una consecuencia de esta posición era que, en caso de no hacerlo así,
se debía o no hacérseles la guerra para someterlos. Numerosos e intensos fueron los debates que se suscitaron con tal motivo.
La versión teológica.
Y a hemos anticipado al hablar de los antecedentes históricos la potestad del Sumo Pontífice para arbitrar y defender el orden
universal. En opinión del Ostiense, Cardenal Arzobispo de Ostia, canonista del Siglo XIII, “los pueblos gentiles tuvieron
jurisdicción y derechos antes de la venida de Cristo al mundo, pero desde su venida todas las potestades espirituales y temporales
quedaron vinculadas a su persona y luego, por delegación, en el Papado de suene que los infieles podían ser privados de sus reinos
y bienes por autoridad apostólica, la cual estaban obligados a obedecer”. A su vez, en la “Suma Teológica” de Santo Tomás de
Aquino hay ideas muy claras sobre las relaciones del mundo cristiano con los gentiles, llegando a afirmar que cuando estos
últimos posean injustamente, se les podían quitar las cosas, y de este modo limitaban el derecho de los gentiles. Esta teoría tomista
era enseñada en las Universidades y los teólogos y juristas se inspiraban en el Angélico Doctor.

El principio general señalaba que Cristo, hijo de Dios y Dios El mismo, eligió de entre sus Apóstoles a San Pedro como Ministro
o Pastor, dándole el poder de que "lo que atares en la tierra, atado será en los cielos", poder que se extendía a sus sucesores, los
romanos pontífices, para el engrandecimiento y dirección de su Iglesia Universal y, en virtud de ese mandato, podían repartir
tierras en poder de los infieles para la propagación de la fe católica, correspondiendo a los príncipes descubrir lugares e-
informarse de sus gentes. De allí que la Iglesia ejercía aquella suprema jurisdicción pudiendo los infieles ser despojados de sus
tierras si no reconocían la fe católica. Se apoyaba esta teoría en expresiones de N. Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento,
cuando decía a San Pedro “apacienta mis ovejas”, o bien que, “al final de los tiempos, se hará un sólo rebaño bajo un sólo Pastor”.

Por ello, cuando Colón presentó su proyecto de viaje hacia el Oeste de la mar océano a la Reina Isabel de Castilla, la Junta Real de
Salamanca a la que fue derivado el estudio, tuvo opiniones encontradas, pero finalmente prevaleció el criterio jurídico
considerando lícita la posibilidad de descubrir nuevas tierras al dirigirse en aquella dirección. Señalábase que en el Tratado de
Toledo, reconocido por una bula Papal, se había convenido que Castilla renunciaba al Océano "solamente para debajo de las

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Canarias contra Guinea”, pero de ninguna manera quedaba obligada respecto del mar occidental de “arriba de las Canarias fuera
de Guinea", o lo que es lo mismo, que los reyes de Castilla eran señores de todo el océano al norte y oeste de las Islas Canarias.

En el viaje de Colón se cuida muy bien de ultrapasar la zona portuguesa al sur; no obstante ello, al regreso de su primer viaje, el
rey de Portugal formula formal protesta invocando los títulos emergentes de las Bulas Papales de 1454 a 1456, que le habían dado
soberanía sobre las costas africanas al sur del Cabo Bojador y, accesoriamente, el dominio del mar situado frente a esas costas y la
soberanía sobre las islas Madeira, Azores y Cabo Verde. Este monarca entendía que Colón había tocado tierra dentro de la línea
de los dominios que el Papa Calixto II le había acordado por Bula de 1456. Cuando los reyes de Castilla y Aragón, Isabel y
Femando, toman conocimiento de la protesta de su vecino, sin perder tiempo, buscan una justificación, un título “legal” que le dé
a Castilla el mar al Norte y Oeste de las Islas Canarias y aprovechando la circunstancia de que ocupa el Papado un aragonés con el
nombre de Alejandro VI, reclaman de él su reconocimiento. Quieren poner al rey de Portugal ante el hecho consumado; mediante
una nueva Bula que confirme los derechos españoles y, al mismo tiempo, sirva para quitarle una eventual interpretación favorable
a Portugal de las anteriores bulas dictadas por los antecesores de la Silla Apostólica.

LA CONCESION PONTIFICIA:
El Derecho Político de la época acordaba al Sumo Pontífice el carácter de árbitro y defensor del orden universal, dándole la
facultad de disponer de los territorios ocupados por los infieles y atribuirlos con plena soberanía a algún príncipe cristiano. El
Principio General señalaba que: ”Cristo hijo de Dios y el mismo, eligió de entre sus apóstoles a San Pedro, como ministro o pastor
dándole el poder de lo que atares en la tierra atado estará en los cielos” poder que se extendía a los Romanos Pontífices para el
engrandecimiento y dirección de la Iglesia Universal, por lo tanto en virtud de este mandato podían repartir tierras en poder de los
infieles para la propagación de la Fe Católica.

LAS BULAS PAPALES DE 1.493:


Producido el descubrimiento de las Indias los Reyes Católicos se apresuraron de acuerdo con las costumbres de la época a solicitar
al Papa Alejandro VI, perteneciente a la familia española de los Borja, la asignación de las tierras recién descubiertas, dando lugar
ello a cinco Bulas Papales a saber:
A)- CAETERA O DE DONACION: en la cual teniendo en cuenta el propósito de los reyes españoles de difundir el catolicismo en
las tierras descubiertas, les otorgaba todas las islas y tierras que no se hallaren sujetas al dominio de algún otro príncipe cristiano,
con plena, libre y omnímoda jurisdicción.
B)- INTERCAETERA O DE DEMARCACION: como la primer Bula adolecía de un defecto o falla que era la falta de precisión
geográfica, para determinar con exactitud el alcance de cada una de las jurisdicciones, se dicta entonces una nueva Bula llamada
de “Demarcación”, en la cual se determinaba que la donación de los Reyes Católicos “era de las tierras que se encontraban al
oeste de una línea imaginaria que corría de polo a polo, ubicada a 100 leguas al occidente de las Islas Azores y de Cabo Verde”.
C)- EXIMIAE DEVOTIONIS: su objetivo era “dotar a los Reyes Católicos de un Titulo de Dominio que frenase las pretensiones
portuguesas mientras se estudiaba la segunda Intercaetera”.
D)- PIIS FIDELIUN: que está dirigida al Vicario de la Orden religiosa de los Mínimos, y en la que “se recomienda fidelidad a las
disposiciones del Sumo Pontífice y en su contenido se enfatiza el sentido de la donación o sea la evangelización del indígena”
E)- DUDUM SIQUIDEM: por medio de ella se aclaraba que “la línea imaginaria de la segunda Bula no consistía en un meridiano
entero, sino en un medio meridiano que iba de polo a polo en un solo hemisferio”.

TRATADO DE TORDESILLAS:
Sabido es que el Rey de Portugal no estuvo conforme con el sentido de la Bulas Papales de 1.493, por lo que presiono a España
para llegar a un acuerdo razonable, ya que no podía como príncipe cristiano que era, cuestionar las decisiones del Sumo Pontífice.
Objetaba que la Intercaetera o de Demarcación fijaba limites muy angostos que impedirían en lo futuro pasar a sus navíos a
territorios que por anteriores Bulas le habían sido otorgados.
Como consecuencia de ello se firmó el Tratado de Tordesillas por el cual se amplió la línea demarcatoria y se la fijo en 370 leguas
de las Islas de Cabo Verde, quedando el Hemisferio Oriental en poder de Portugal y el Hemisferio Occidental en poder de España.
Ambas potencias reconocían la línea de demarcación trazada por el Papa, limitando su iniciativa solo a la modificación de la
distancia y por ello solicitaron la aprobación de dicha Capitulación al Vaticano.
Conclusión: como España y Portugal era por entonces las únicas potencias con aptitud de realizar empresas ultramarinas a gran
escala, dicho Tratado significo la más completa y perfecta partición del mundo.

Pagina 39 y 45 del libro lopez Villagra

D) Opinión de Fray Bartolomé de las casas y Francisco Victoria.

Las Indias estaban pobladas en el momento del descubrimiento por una cantidad de razas y de tribus de diversa cultura y hábitos
diferentes. Junto a los aztecas y a los incas, que eran pueblos ya evolucionados y organizados, otros grupos evidenciaban un
estado muy rudimentario de civilización. También fueron muy distintas las reacciones de estos indígenas frente a los españoles,
aceptando algunos su dominación, sometiéndose y mezclándose con ellos, mientras otros mantuvieron una resistencia a veces
prolongada y tenaz, que en algunos casos llegó hasta la época independiente. Posición simplista: Pero ante la oposición que
muchas tribus hicieron a la penetración española, surgía el interrogante acerca de si era lícito o no el hacerles la guerra, para así
lograr los fines que perseguía la conquista. La posición más simplista para los que no acatasen voluntariamente la dominación de
los españoles, la representa el jurista Palacios Rubios, autor de un famoso “requerimiento” que debía ser leído por el Escribano
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ante los indígenas, y en el cual, en nombre de los reyes de España, muy católicos y muy defensores de la Iglesia, se íes notificaba
que Dios existe, que creó el mundo, que existía un Papa a quien el Señor encargó que de todos los hombres del mundo fuese señor
y superior y a quien todos obedeciesen, dándole todo el mundo por su reino, señorío y jurisdicción, y que uno de los Papas hizo
donación de estas tierras a los reyes de Castilla y sus sucesores, y que como tales reyes debieran ser obedecidos, y que si así lo
hicieren se Íes daría privilegios y mercedes y en caso contrario se les haría la guerra y los sometería al yugo y obediencia de la
Iglesia y de los reyes, y tomaría sus mujeres e hijos y los haría esclavos y les haría todos los males y daños que pudiera.
Fácilmente se comprenderá que la lectura de esta documento habría de dejar perplejos a los nativos, pues no entendían el idioma
en que estaba redactado, y la falta de intérpretes que lo tradujeran, sería un factor más que suficiente para el rechazo de los indios
conminados. No faltaron en España críticas ácidas e irónicas a este procedimiento, que no podía terminar sino en el
enfrentamiento armado con los indios hostiles, o en el acatamiento de aquéllos que estaban dispuestos a hacerlo, para lo cual no
era menester leerles tan sesudo documento.

Posición de Bartolomé de las Casas: Cabe destacar que muchos teólogos de la época aceptaban la necesidad del previo dominio
temporal sobre los indios, como medio lícito para implantar la cristiandad entre ellos, y otros aceptaban la dominación temporal
sobre los indios para conservar la religión cristiana una vez recibida por éstos. El Padre Bartolomé de las Casas desconoció el
poder temporal invocado por el Papado sobre los infieles para poder disponer de sus tierras, razón por la cual no podía
sustraérselas, quitarles el dominio y entregarlo a otros príncipes. Sólo reconocía el poder temporal del Papado en orden al logro de
los fines espirituales que era su misión cumplir, esto es la evangelización del Orbe. Aceptaba, entonces, que se pudiera atribuir
determinadas jurisdicciones a los príncipes cristianos para cumplir ese fin evangélico, pero de ninguna manera para quitarles el
señorío y dominio que sobre tales jurisdicciones ejercían sus legítimos propietarios los indios. Bartolomé de las Casas, desde un
principio se manifestó contrarío a la conquista de América por la fuerza, rechazando totalmente ese medio para el cumplimiento
de los fines apostólicos. Sostuvo firmemente la teoría general de la injusticia de la guerra contra los indios, porque no era un
procedimiento lícito para convertirlos al cristianismo, En los casos en que la actitud de los indígenas ofrecía peligro para la
integridad física de los conquistadores, estos debían limitarse a levantar fortalezas y desde allí iniciar el trato con ellos, y poco a
poco, se fuese multiplicando la religión, ganando tierra por paz y amor, y fundamentalmente, dándoles el ejemplo de una vida
mejor a la que llevaban. Las Casas condenó siempre las guerras contra los indios porque ellas eran violatorias de sus derechos
naturales, pues sin haber ofendido eran agraviados y reducidos por la fuerza; porque no eran un medio lícito para atraer a nadie a
la fe cristiana; porque tampoco lo podían ser para cumplir algún fin temporal o político, siempre de menor rango que el fin
espiritual, y porque además faltaba autoridad en los reyes para declararlas y no existía justa causa. Terminemos diciendo que este
sacerdote, gran defensor de los indios, sostenía que estos, como criaturas de Dios, participaban de los atributos humanos y que
tenían, por lo tanto, uso de razón y que eran capaces de religión, de virtud y de vivir como hombres libres en sociedad civil y de
tener propiedades, leyes y gobiernos legítimos, todo lo cual habían demostrado tener y usar antes de la llegada de los españoles.

La posición del Padre Vitoria: Este sacerdote estuvo de acuerdo con la posición de Las Casas respecto a la potestad temporal del
Papa, señalando que éste sólo había concedido el cuidado de la predicación, conversión y protección general de los indios, y no
que el dominio otorgado fuese general y absoluto, ya que para ello no tenía facultades suficientes, y menos pudiera otorgar tal
poder a los príncipes. Francisco de Vitoria hizo un profundo análisis de los títulos invocados hasta ese momento para justificar la
dominación de Indias, llegando a la conclusión de que ellos eran ilegítimos. Siguiendo el orden en que los tratamos al analizarlos
anteriormente. Señalemos las razones que llevaban a Vitoria a esa conclusión: a) Concesión pontificia: Negaba la potestad
temporal del Papa que emergía de su condición de monarca universal temporal, y que por lo mismo pudiera constituir a los reyes
de Castilla en príncipe de los indios. Recordaba que, si bien conforme a las Sagradas Escrituras, Nuestro Señor había puesto a San
Pedro y a sus sucesores al frente de la Iglesia, ese poder estaba circunscrito a lo temporal en orden a lo espiritual. es decir, en
cuanto es necesario para la recta administración del orden espiritual. En tal sentido eran de aplicación la parábola referida al
momento en que N.S. Jesucristo recuerda que “Su Reino no es de este Mundo”, o cuando responde a los fariseos diciéndoles “Dad
al Cesar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, palabras que determinan claramente las potestades terrenas y las
espirituales de la doctrina cristiana. Por ello, no toda la potestad divina había sido transmitida al Papa, y aún en el supuesto de que
el Sumo Pontífice estuviera dotado de tal poder secular universal sobre todo el mundo, no podría darlo a los príncipes seglares
pues sería anexo al papado. b) La ocupación efectiva y el hecho del descubrimiento: Sobre estos títulos Vitoria decía que
apoyaba el principio, hoy consagrado por el Derecho de Gentes del cual fue un precursor, de que si no es de nadie, no tiene dueño,
debe concedérselo al ocupante. Pero en el caso americano no careciendo de dueños esos territorios, ya que los indios eran
verdaderos señores, no podían comprenderse en las leyes precedentes. No podía descubrirse lo que ya lo estaba, y menos podía
ocuparse a título de dueño, establecer un dominio, a territorios que ya estaban poseídos en tal carácter por otras naciones. c)
Títulos religiosos y misión evangélica: Sobre el primer aspecto no le atribuye el valor jurídico para otorgar título de dominio,
más allá de la existencia o no de tales milagros. En relación a la evangelización de los indios, como un imperativo impuesto por
las Bulas Papales, Vitoria señalaba que los indios, antes de oír cosa alguna de la fe de Cristo no podían ser considerados como
incurriendo en pecado de infidelidad; que tampoco tenían el deber de creer al primer conocimiento de esta fe, y aun cuando ésta
les hubiese sido anunciada razonablemente, y ellos no hayan querido aceptarla, no por eso había razón suficiente para hacerles la
guerra y quitarle sus bienes. d) La barbarie e incultura de los Indios: Sobre este aspecto, Vitoria consideraba que, en general los
indios eran criaturas susceptibles de ser atraídas a la fe católica, pero creía que esta circunstancia no autorizaba a los reyes a
desposeerlos de sus propiedades. Hacía, sin embargo, alguna salvedad respecto de algunas tribus, como los Caribes. Cuya
antropofagia era conocida, lo cual los ubicaba por debajo de la categoría humana, en el nivel de bestias que podían ser
conquistadas. e) Los abominables vicios de los indios: Que contrariaban los principios del Derecho Natural, especialmente la
tiranía que afectaba a los naturales en muchos casos, tiranías muchas veces sangrientas, o la sodomía, incesto, la antropofagia,
etc., no bastaban para apartarlos violentamente de ellos ni castigarlos, porque tal potestad suponía la falsedad de aceptar que el
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Papa tenía jurisdicción sobre ellos. f) La voluntaria aceptación de los indios: Aun cuando a su llegada los españoles hubieran
hecho ver a los indios que el Rey los mandaba allí para hacer su felicidad y ellos lo aceptaran, tampoco este antecedente satisfacía
demasiado a Vitoria, pues entendía que pudo haber miedo o ignorancia, elementos que viciaban toda elección por parte de los
naturales.

Los legítimos títulos según el Padre Vitoria: El principal título que Vitoria reconoce como legítimo para la penetración en
Indias es el de la propagación de la religión. Argumenta que por ley divina los cristianos tienen el derecho y la obligación de
predicar y anunciar el Evangelio entre los indios, y aunque considera que esto es lícito a todos los puebles cristianos, no obstante
ello está dentro de las facultades del Papa atribuir a un determinado reino la realización de esta tarea y prohibírselo a los demás,
porque aunque el Romano Pontífice no sea señor universal, sin embargo tiene poder sobre las cosas temporales en orden a las
espirituales. Y ello siendo su misión divulgar el Evangelio por todo el mundo, pudo confiárselos a ellos que habían dado sobradas
muestras de su fe y su adhesión a la jerarquía eclesiástica, y prohibírselo a los demás. Al considerar en este título si era legítimo o
no hacer la guerra a los indios a los efectos de predicarles la fe, Vitoria se muestra en principio contrario a esa medio bélico. Pero
hace una importante disquisición, en el sentido de que si los predicadores son atacados, si se pone en peligro sus vidas que ellos
estaban también obligados a preservar por mandamiento de la propia religión, resultaba legítimo que ejercieran su defensa
mediante el uso de la fuerza. De tal manera para cumplir el objetivo de la predicación de la fe justificaba el uso de la fuerza,
siempre que los indios los atacaran. Pero, se manifiesta total y absolutamente contrario a que la aceptación de la fe les sea
impuesta por la fuerza, ya que este es un acto libre en el que la voluntad no puede ser forzada por aquél medio. El segundo título
que Vitoria aceptaba, aún cuando con reservas para ciertas tribus como los Caribes, era el de la superioridad cultural de los
españoles, que ante el ataque de aquéllos, debían someterlos por la fuerza.

Partiendo de principios del Derecho Natural, que era conocido por los seres racionales precisamente por contar con la razón
necesaria, consideraba que los indios cometían pecados muy graves, como la sodomía, la antropofagia, el incesto, y
especialmente, la tiranía. Por lo que era legítimo enseñarlos para seguir la buena senda, pero ante su oposición por la fuerza, era
legítimo hacerles la guerra. Partiendo también de principios del Derecho Natural, que posteriormente dieron lugar al Derecho de
Gentes, existía una sociedad y comunicación natural, la libertad de puertos y de mares, por cuya virtud los españoles tenían el
derecho de recorrer aquellas tierras y de permanecer allí, sin que se les haga daño alguno por parte de los indios y sin que puedan
prohibírselo, pues todas las naciones consideraban que los huéspedes y peregrinos recibieran el mal sin justa causa, a menos que
los viajeros obraran mal al llegar a tierra ajena. Si los indios querían impedir a los españoles todo lo que podían hacer, como el
comercio y otras cosas, que es de derecho de gentes, deben éstos primero evitar el escándalo con razones y mostrarle que no han
ido allí para hacerles mal, sino que quieren ser sus huéspedes. Pero si los indios no se aquietaban, podían los españoles
defenderse, porque es lícito rechazar la fuerza con la fuerza. En consecuencia si los españoles no podían conseguir seguridad de
parte de los indios, sino ocupando sus ciudades y sometiéndolos, también esto les era licito hacer. Francisco de Vitoria planteó el
tema de la guerra indiana de la forma más conforme a la doctrina escolástica, superando en sus conclusiones a Bartolomé de las
Casas en el tema de la guerra para quien siempre ella era injusta. Vitoria no fue un impugnador ni un defensor de la conquista,
sino un autor de tipo considerativo que resolvía la justicia de la guerra indiana, según la conducta que observaban los indios. Si
éstos no violaban los derechos que el autor concedía a los españoles en tomo a los títulos legítimos aceptados en su “Primera
Reelección”, como ser el comercio, la predicación, etc., no había injuria, y por lo tanto faltaba la causa justa para guerrearles.

2) Instituciones españolas metropolitanas: El rey. Evolución de la Monarquía Ibérica y su característica institucional.


Consejo de Indias. Origen. Organización y funciones. Casa de Contratación. Organización y funciones.

Organización política y administrativa. En 1492 con el viaje de Colón, España descubre lo que creían ser islas de las Indias
Occidentales y, con el correr de los meses, advertirán| se trataba de un nuevo continente. El Estado que había realizado esta
hazaña y que luego va a realizar la conquista y colonización del Nuevo Mundo era un conglomerado político resultante de la
unión de diversos reinos que conservaban celosamente su propia personalidad. Esa unión comenzó a hacerse efectiva con el
matrimonio de Isabel, reina de Castilla y Femando, rey de Aragón que iniciaron su reinado juntos en 1479. Castilla era el reino
aglutinante de mayor importancia en la península ibérica y se fue ampliando con la incorporación de otros reinos como los de
León y Galicia, las provincias vascongadas y Granada. La reconquista de esta última se realizó en 1492, fecha memorable para
España pues completó la expulsión de los moros de su territorio. Mas tarde, en 1515, incorporaría el reino de Navarra. Aragón,
por su parte, reunió bajo el mismo cetro a Cataluña, Valencia, las Islas Baleares y más adelante Nápoles y Sicilia. Desde el punto
de vista de la estructura política el Imperio Español constituía una unión de Estados que se va haciendo cada vez más estrecha. AI
incorporarse a la corona de Castilla o a la de Aragón, cada reino había conservado su propio derecho y sus órganos de gobierno,
siendo el único vínculo común la existencia del matrimonio reinante de Femando e Isabel. Por eso es importante señalar aquí que,
luego del descubrimiento, estas nuevas tierras fueron incorporados a la corona de Castilla y León, y con ello se produjeron las
consecuencias institucionales conforme a las cuales las leyes y gobiernos castellanos modelaron las de América. Conforme a las
Bulas de Concesión, estas tierras habían sido entregadas precisamente a Castilla para cumplir la misión histórica de ia
evangelizador y ese principio de anexión implicaba la igualdad legal entre Castilla e Indias o América, amplio concepto que así
abarca la jerarquía de sus instituciones. La igualdad de los Consejos de Castilla y de Indias, como el reconocimiento de iguales
derechos a sus naturales.
El gobierno y administración a partir del descubrimiento se inicia con la Capitulación de Santa Fe, de abril de 1492. por la que los
reyes reconocían a Colón el carácter de Virrey y Gobernador de las islas y tierra firme que descubriese, con autorización para
designar funcionarios en las villas y ciudades que se fundasen, y además la facultad de resolver en segunda instancia las
sentencias dictadas por los funcionarios a él subordinados.
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Estas nuevas tierras descubiertas adquieren la categoría de reinos, distinto de los otros que integraban el imperio hispánico,
especialmente a partir de la organización del Consejo de Indias en 1524. Debe señalarse, también, que los Reyes Católicos
dispusieron la prohibición de enajenar las Indias, lo cual significaba que pasaban a ser bienes realengos, es decir, bienes
incorporados al dominio directo de la corona y exentos de toda jurisdicción y vasallaje feudal. Las Indias no fueron ni propiedad
particular de los reyes, ni dominio del Estado español, sino bienes públicos de la corona de Castilla, la cual no podía enajenarlos
ni concederlos en beneficio. Estas y otras razones, como ser la potestad legislativa que ejercitaban ¡os virreyes, audiencias,
cabildos, consulados, etc., por la similitud que se busca a la legislación castellana, por depender exclusivamente de la corona de
Castilla, la idea de colonia o factoría no aparece mencionada en ninguna disposición emanada de la metrópoli, sino que por el
contrario, se las llama provincias, reinos o señoríos. Esta circunstancia nos permite comprender que las instituciones que se fueron
dando para el gobierno de Indias fueron delineadas siguiendo el molde de las instituciones de gobierno castellanas, aunque
necesariamente tuvieron que ir adaptándose a las modalidades, circunstancias y características del Nuevo Mundo.

El Rey: Evolución de la monarquía Ibérica. Su característica institucional. La monarquía castellana que por razón del
descubrimiento, conquista y donación pontificia vino a convertirse también en monarquía indiana, fue un producto secular de las
circunstancias históricas y de las influencias ideológicas que habían presidido y orientado su lenta evolución, dice Zorraquin
Becú. Señala que sus orígenes se remontan a la época en que los visigodos formaron sus propios reinos en España. Cuando se
rompieron los vínculos políticos que los unían al Imperio Romano, en decadencia. A la organización predominantemente militar
de las primeras reyecías, surgió muy pronto un régimen más estabilizado, que fue afianzando su autoridad sobre la mayor parte de
las poblaciones de la antigua Hispania. Esa monarquía no era otra cosa que “la jefatura de una comunidad en armas”, con una base
electiva que le daba cierta base popular, si es que así puede calificarse la reunión de los guerreros que participaban de ese acto.
Más tarde recibió la influencia de las concepciones políticas del Bajo Imperio, caracterizadas por la idea de un príncipe despótico
cuya voluntad se imponía a todos los súbditos. Pero la conversión de los godos al catolicismo y la preponderancia creciente que
adquirió la Iglesia, suavizaron desde fines del Siglo VI ese concepto absolutista para dar paso a las ideas más moderadas y
cristianas. A partir de la conversión del rey Recaredo (587 DC.) y sobre todo de la promulgación del Liber Judiciorum (654 DC),
la monarquía hispano-goda se convierte en un principado dirigido a realizar el bien común y que está sometido a las leyes, a las
costumbres y a las normas religiosas y morales. ' El Rey recibirá desde entonces un poder emanado de Dios, que lo convierte en
una persona sagrada a la cual los súbditos deben fidelidad y obediencia, pero cuyo ejercicio está condicionado por la observancia
de las normas ¿ticas a cuyo cumplimiento se obliga solemnemente y la historia demostró que el soberano podía ser depuesto si
dejaba de obrar con rectitud y de proceder con justicia. (“Rey serás, si ficieres derecho, et si non fecieres derecho, non serás Rey”:
Fuero Juzgo I.i.2). A esta etapa sucedió la invasión de los musulmanes que llegaron a adueñarse de casi toda la península, aunque
algunos de los reinos en que se dividía, no pudieron ser doblegados. La tradición de la monarquía hispano-goda fue restaurada en
el reino asturleonés y los demás estados que se formaron durante la Edad 'Media. El principio electivo fue sustituido en el Siglo X
por el principio hereditario, que permitió mantener el poder dentro de la familia real. Pero en esa época y durante las guerras de la
reconquista contra los árabes aparecen modalidades señoriales que, sin dar a la península una organización propiamente feudal,
debilitan la autoridad de los monarcas y les hacen perder la soberanía directa sobre muchos territorios y poblaciones. En esa época
se mantuvo la concepción de una reyecía limitada en sus poderes. El monarca asumía el poder mediante un pacto tácito con el
pueblo, exteriorizado en el juramento de respetar las leyes de! país y los derechos de sus habitantes. El crecimiento del poderío de
los nobles y las ciudades y la necesidad de obtener el consentimiento dei alto clero, limitan su actuación gubernativa. No se
trataba sólo de limitaciones exteriores, ya que el Estado Medioeval fue en toda Europa y especialmente en España, “un Estado
éticoreligioso”, cuya autoridad es restringida por un orden superior, inmutable, conocido bajo la denominación de derecho natural,
que comprendía también el derecho de gentes, los derechos de las personas, el cumplimiento de los pactos y contratos, etc. todo lo
cual se introducía profundamente en el derecho humano o positivo.

La monarquía Castellana Én la baja Edad Media, sigue diciendo el autor citado que transcribimos, la monarquía castellana ya
definitivamente constituida, se fortalece y ocupa un lugar preponderante en España y pese a su tendencia centralizados,
subsistieron los principios que limitaban el ejercicio de sus poderes. Las teorias escolásticas acentúan el fundamento pactista de su
autoridad, que proviene de Dios por intermedio del pueblo y debe ejercitarse en beneficio de éste. También se acuña la teoría de
que el Rey es Vicario de Dios en la tierra y debe actuar sometido a las leyes divinas y humanas, todo lo cual conduce a la
limitación de sus facultades, pues está obligado a respetar los derechos de los súbditos, los Fueros, los privilegios concedidos y las
normas fundamentales que regulaban su autoridad. Las Cortes, las ciudades y los nobles pueden recordarle esas obligaciones y
contrarrestar sus abusos.

Los Reyes Católicos: Esta monarquía así limitada en sus poderes por la existencia de aquéllos estamentos procurará, en el tránsito
de la Edad Media a la Moderna eliminar las trabas impuestas a su autoridad^ Esa fue la obra de los Reyes Católicos y,
especialmente, de su nieto Carlos V, que aseguraron la unidad del Estado, al mismo tiempo que fortalecieron la potencia y la
majestad de su oficio, mediante la ! desaparición de los principales privilegios y resabios feudales, con lo cual entraron en
decadencia política las ciudades y las Cortes, aunque este afianzamiento del poder real no elimina las limitaciones de orden
religioso, moral y jurídico. Triunfa así una concepción paternal y tutelar de la monarquía, que se mantiene hasta fines del Siglo
XVII, una monarquía a la que podemos caracterizar como “moderada”, que autolimita sus poderes al reconocer la superioridad de
los principios religiosos y morales y el derecho establecido, acordando garantías a sus súbditos para que puedan hacerlas valer aún
contra el propio Rey.
La teoría política sostiene el fundamento contractual de la reyecía y señala que el deber de fidelidad y obediencia desaparece
cuando ei soberano infringe el pacto y se convierte en tirano. Puede, entonces, decirse que en el gobierno de los Reyes Católicos
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el absolutismo estaba en el origen de la autoridad, pero no se manifestaba mayormente en su ejercicio. A fines del Siglo XV y
principios del XVI aparecen debidamente estructurados los diversos reinos que en España integran la monarquía. El de Castilla y
León presidido por Isabel, unida en matrimonio a Fernando, Rey de Aragón, asume una evidente superioridad a la que se agrega la
incorporación de los reinos de Galicia, las provincias vascongadas y Andalucía y Granada, recuperados de los árabes en 1492, y
de Navarra en 1515, además de su influencia en Marruecos y las Islas Canarias. .Aragón, por su parte, reunió bajo el mismo cetro
a Cataluña, Valencia y las Baleares; y a principios del Siglo XVI los reinos de Ñapóles y Sicilia. Los Reyes Católicos son, en
verdad, los primeros reyes de una España casi definitivamente unida. Si bien aquéllos Estados se habían incorporado con mayor o
menor autonomía, la unión personal de los monarcas citados, que se afianza y mantiene con sus descendientes, crea un verdadero
Estado español, en los que la unidad de la monarquía va creando relaciones cada vez más estrechas entre los respectivos
territorios, afianzándose la política central dirigida no sólo por los reyes, sino también por los organismos que a su lado gobiernan
la península y que aseguran la unidad de dirección y de fines.

Los Austrias o Habsburgos: Al morir la Reina Isabel la sucedió en Castilla su hija Juana, pero la enajenación mental de ésta y el
fallecimiento de Femando de Aragón en 1516, dieron ambos reinos al hijo de Juana y Felipe el Hermoso, conocido como Carlos
de Austria, que ya tenía por herencia de su abuelo las posesiones de los Habsburgos y luego iba a recibir la corona imperial de
Alemania, siendo éste el momento en que el Imperio Español tuvo su máxima amplitud y poderío. Con Carlos de Austria, llamado
Carlos V de Alemania y Carlos I de España se inicia desde 1517 la dinastía de los Habsburgos o Casa de Austria, pudiendo
afirmarse que es el verdadero fundador del absolutismo español, pues con la caída de las libertades comunales en la batalla de
Villalar (1521) llevada a cabo por este monarca, se solidifica el estado autoritario y absolutista que abarca tantos territorios que
llegó a decirse que “en él nunca se pone el sol”.
España adquiere el rango de gran potencia mundial y reordena su predominio a través de la fundación de la Compañía de Jesús en
1534, convirtiéndose en una monarquía absolutista y teocrática. En 1556 Carlos V cedió el trono a su hijo Felipe II, que gobernó
hasta 1598, las posesiones hispánicas y los Países Bajos, continuando así el Siglo de Oro de España. Durante su reinado España se
caracteriza por el logro de su Unidad interna, constirayéndose, además, en guía del mundo católico y centro de la Contrareforma.
Su reinado llega al punto máximo del poderío español, pero en sus últimos años ya comienzan a manifestarse los signos de
decadencia. Lo suceden Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621-1665) que mantienen todavía cierta prestancia frente a la
preponderancia que adquieren Inglaterra y Francia, y con el último de los Austrias, Carlos II (1665-1700) “el Hechizado”, la
decadencia militar y económica de España le hacen perder su rango de primer potencia europea, luego de ruinosas guerras,
aniquilada por sus malos gobiernos, exhaustas sus arcas y totalmente empobrecida. El de los Austrias fue un gobierno que tenía en
el origen de la autoridad el absolutismo, aunque ya sea en forma directa o más adelante. por sus ministros o validos supieron
reconocer siempre las trabas impuestas a su autoridad y orientaron su accionar por el camino del derecho. No .sólo debía el Rey
cumplir el derecho establecido, sino que invitaba a no cumplir sus mandatos cuando estos violaban la legislación imperante
(Obedezco, pero no cumplo) o cuando tenían los vicios de obrepción o subrepción (información falsa o incompleta). El pueblo
tenía la facultad de pedir revocación de las órdenes reales, injustas o inconvenientes, pero fuera de estas restricciones el Rey era el
Supremo Legislador y el más alto Magistrado. En los últimos tiempos de esta dinastía se produce la decadencia española, el
descuido administrativo, la entrega de la función real a los validos y ministros, un creciente abandono del espíritu imperial, la
pobreza, el estancamiento de las actividades, fallas en el gobierno, peculado, venta de oficios, etc. Cada vez menos las fuerzas del
reino (nobleza, clero y representantes de las ciudades) podrán servir de contrapeso al poderío de los reyes y los cabildos abiertos
dejaran de reunirse, especialmente despues de haber sido abatidas sus libertades comunales en la batalla de Villalar.

Los Borbones: A la muerte de Carlos II se produce la guerra de la sucesión, en la que triunfa el heredero instituido Felipe VI
(1701- 1746), ei primero de la Casa de Barbón, emparentado con el Rey Luis XIV de Francia. La subida al trono de España
implicó la implantación de un nuevo sistema de gobierno inspirado en el despotismo francés, expresado en los conceptos de
“centralismo”, “unificación” y “poder personal” de los reyes. La frase que compendiaba el pensamiento de gobierno era la de
“Todo para el pueblo, pero nada con el pueblo”. Las Cortes dejaron de reunirse; los Cabildos municipales con las reformas
introducidas vieron languidecer sus tradicionales autonomías y la burocracia estatal más perfeccionada será más un instrumento
del Rey que de la Nación. El sistema francés de las Intendencias hace cambiar toda la estructura administrativa, pasando a ser la
columna vertebral del nuevo estado. El advenimiento de la dinastía borbónica le otorga un carácter distinto a las instituciones de
América, afirmándose un acentuado centralismo, manifestándose cada vez más directa la acción del monarca en la administración
del Estado, produciéndose en esta época importantes reformas a través del pensamiento de sus ministros liberales, imbuidos del
espíritu del “iluminismo” y del “regalismo” propio de los Borbones. Puede decirse que el absolutismo adquiere en esta dinastía
caracteres significativos, cayendo incluso en el despotismo. Durante su reinado, en virtud de la Paz de Utrecht, pierde nuevas
posesiones. Los otros reyes Borbones serán Femando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788) y Carlos- IV (1788-1808), quienes
tratan de restablecer la grandeza española con la ayuda de Francia, pero no logran eliminar la preponderancia inglesa. Las
vergonzosas situaciones exhibidas por la familia real en este último periodo determinaron la decadencia española, a lo que se
agregó el intento de dominación por parte de Napoleón Bonaparte, y la disgregación del viejo Imperio Español con las guerras de
independencia de parte de las naciones de sus extensas colonias americanas. Femando VII, hijo de Carlos IV, asistirá a las
exequias del vasto imperio español. Características: Hemos visto la evolución de la monarquía ibérica partiendo de los primeros
reyes visigóticos hasta llegar a los Reyes Católicos, seguir con la dinastía de los Austrias y terminar con la de los Borbones, última
que rige a los reinos de Indias en la etapa en que éstos inician su proceso de revolución e independencia. La corona era una
entidad que personificaba a la monarquía y que por lo tanto se distinguía del reino o Estado, integrado por el gobierno, el pueblo y
los territorios, sin confundirse tampoco con la persona de los reyes. La monarquía castellana, por razón del descubrimiento,
conquista y donación pontificia vino a convertirse también en monarquía indiana. Características: Corresponde ahora hablar de la
monarquía como tal. señalando sus características institucionales, más allá de recordar que entre las distintas dinastías existieron,
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y aún entre los reyes de una misma Casa gobernante, diferencias substanciales en el alcance de sus poderes y las limitaciones que
a ellos se oponían. Como expresa Zorraquin Becú, la forma de gobierno que cada uno de estos reinos tenía era la de una
monarquía hereditaria, que generalmente era transmitida por testamento y, a falta de él, llamando al primogénito varón o a sus
descendientes. Debe recordarse que Felipe V excluyó de la sucesión a las hijas mujeres. El Rey ejercía todos los poderes o
funciones del Estado; era el supremo legislador y podía sancionar nuevas leyes o reformar las existentes y. además, establecer su
interpretación auténtica. En materia judicial tenía la atribución suprema en lo civil o criminal, pero no la ejercía en forma personal
sino por medio de Consejos y demás organismos judiciales. En algunos casos delegaban en sus ministros o "validos” muchas de
las funciones que le correspondían, aunque otros las desempeñaron en forma personal con singular capacidad. Ningún otro
organismo podía limitar o reducir la autoridad de los reyes, no obstante lo cual algunos monarcas, especialmente los de la Casa de
Austria, reconocieron la existencia de importantes restricciones a sus amplias facultades. Por ello, se afirma que en esos casos, no
existía una monarquía absoluta total, aunque el absolutismo estuviera en la naturaleza de la institución. Los monarcas ejercían una
función o un servicio público: eran Vicarios de Dios “puestos sobre la gente para mantenerlos en justicia y verdad en cuanto a lo
temporal”. El primer deber del soberano era asegurar el mantenimiento de un orden justo en la sociedad, a fin derealizar el bien
común. Ese deber que derivaba de los principios religiosos y morales, se cumplía respetando el derecho y especialmente las
normas más elevadas. De allí que las órdenes y disposiciones contrarias al derecho divino y al derecho natural no tenían valor
alguno ni debían ser cumplidas por los súbditos. Tampoco debían cumplirse las órdenes “contra derecho o contra la ley o contra
los fueros usados” El recurso que tenían los súbditos en esos casos era obedecer o acatar el mandato real y no cumplirlo, como lo
establecían las leyes del reino. E! poder del rey era amplísimo, pero sometido al orden jurí dico. Cabe señalar que estas normas no
se modificaron en la época de los Borbones, pero en la práctica bajo la influencia de las nuevas ideas y concepciones políticas se
afirmó cada vez más la tendencia a prescindir de esas limitaciones tradicionales, hasta llegar al despotismo ilustrado que ponía
todos los derechos en manos del rey. Durante esta última dinastía, se introduce en España la ideología que predominaba en
Francia durante el reinado de Luis XIV, en el sentido de que los reyes ya no recibían el poder de Dios por intermedio del pueblo y
con el consentimiento de éste, sino que lo obtienen directamente de Dios, como “ungidos del Señor”. Esta teoría del derecho
divino de los reyes contribuye no sólo a exaltar su personalidad, sino que también los exime del cumplimiento de las leyes,
acentuando el absolutismo real. Este absolutismo se afirma con la supresión de la mayor parte de los privilegios regionales y de
los Consejos que los representaban, la decadencia de los otros Consejos, y la centralización gubernativa en tomo al rey, a sus
ministros, y a los intendentes que se nombran en cada provincia.

Resumiendo, podemos señalar como características institucionales del Rey, las siguientes: 1) Era la más alta autoridad en España
e Indias. 2) Las Indias (América) le pertenecían en virtud del descubrimiento al Rey. No a España, ya que eran considerados
“reinos de Indias”, propiedad de la Corona. 3) El dominio de las nuevas tierras era personal , absoluto y perpetuo. 4) Concentraba
en sí la autoridad suprema, en cualquiera de los órdenes, sean estas ejecutivas, legislativas, judiciales o militares. Aunque no
puede hablarse de división de poderes. 5) Era Vicario de Dios dentro de su reino, España e Indias. 6) Las funciones de la
monarquía, podían dividirse en las de Gobierno, Justicia, Guerra y Hacienda. 7) El Gobierno era realizado tanto en lo espiritual
como en lo temporal. 8) La Justicia no estaba confiada exclusivamente a un sólo órgano en forma excluyente. 9) En materia de
Guerra, estaba a cargo la organización militar, la defensa contra los enemigos del exterior, la protección armada del comercio
ultramarino y la campaña contra los indígenas. 10) En materia de Hacienda, correspondía todo lo relativo a la administración
financiera, el cobro de los impuestos, y la organización de los funcionarios y medios de percepción. 11) Tenía carácter hereditario,
correspondiendo la corona, en principio, al primogénito varón. Debe señalarse que la mayor parte de los órganos o las autoridades
de Indias ejercían varias de las funciones señaladas, reuniendo en sí lo que hoy llamaríamos poder ejecutivo, legislativo o judicial.
Los reinos de Indias nunca intervinieron en el reconocimiento y proclamación de sus monarcas y nunca fueron consultadas al
respecto.

4. El Consejo de Indias. Después de la persona del Rey, la más alta autoridad para el conocimiento de los asuntos de América fue
el Consejo Real y Supremo de Indias.
Origen y evolución: Tan pronto se produjo el descubrimiento se designó, dentro del Consejo de Castilla, como encargado del
Despacho sobre los asuntos administrativos de Indias al Arcediano de la Catedral de Sevilla, Juan Rodríguez de Fonseca, mientras
las funciones judiciales se la reservaba al mencionado Consejo. Posteriormente, al producirse el fallecimiento del Rey Femando,
se habilitó una sala especial para el tratamiento de estos asuntos llamada “Plenun Consilium Indiarum”, actuando así en forma
colegiada y perdiendo Fonseca una parte de su autoridad exclusiva. Al subir al trono Carlos Io en 1517, se rehabilitó a Fonseca,
creándose la Superintendencia para asuntos de Indias. A raíz de una disputa entre Fonseca y Bartolomé de las Casas, se designó a
Fray Gerónimo de Loaysa para el gobierno de las Indias en1522, y dos años después por Real Cédula, se crea definitivamente el
Consejo Real y Supremo de las Indias, encargándose la presidencia al religioso Loaysa. Durante el reinado de Felipe V, en 1714,
se crearon las Secretarías de Despacho, con amplias facultades para expedir reales decretos y órdenes del Rey, y al implantarse en
1717 la Secretaría del Despacho Universal de las Indias, el Consejo quedó limitado a sus funciones judiciales y tratar los
problemas que se les encomendaban, con lo cual perdió la importancia que había tenido en los siglos anteriores. Subsistió hasta
1812, fecha en la que fue suprimido por las Cortes de Cá diz y la Constitución dictada en ese año.

Organización: Fue organizado con independencia del Consejo de Castilla, habiéndose producido muchas transformaciones desde
su inicio hasta la definitiva supresión. Se trataba de un organismo colegiado, con única subordinación al Monarca, integrado por
un Presidente y de siete a nueve Consejeros Togados, que debían ser “personas aprobadas en costumbres y limpieza de linaje,
temerosos de Dios y escogidos en letras o prudencia”, que llegó a aumentarse a doce, compuesto de clérigos, letrados y
“caballeros de capa y espada”. Dependían del Consejo como “oficiales salariados”, pero sin integrarlo, el Gran Canciller custodio
del Sello Real, dos Secretarios (de Justicia y Gobierno); un Cronista encargado de recopilar crónicas e historias de Indias; un
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Cosmógrafo encargado de las cartas geográficas; un Matemático, un Contador, un Tesorero, un Fiscal y un Agente del Real
Patronato ante la Santa Sede, con residencia en Roma. Tanto los Consejeros, como los oficiales salariados tenían carácter vitalicio
y sus cargos no podían ser comprados. Generalmente estos cargos eran provistos con quienes habían desempeñado magistraturas o
dignidades eclesiásticas en Indias, resultando así la culminación de una carrera administrativa o religiosa. Dependían, además, del
Consejo otros funcionarios como el Alguacil Mayor, con funciones policiales, tres relatores de Cámara que debían leer y resumir
los expedientes que debía resolver el Consejo, Escribanos de Cámara, Procuradores. Capellanes, .Defensores de Pobres, etc. El
Consejo residía en la Corte y tuvo su asiento definitivo en Madrid al ser declarada Capital del reino. A los efectos de sus reuniones
se dividían en Salas para tratar temas distribuidos entre ellas pero dándose preferencia en el tratamiento a aquéllos asuntos que
requerían la concurrencia en pleno de los miembros del Consejo, generalmente materias graves de gobierno.

Impedimentos: El presidente y los consejeros tenían rigurosos impedimentos en el ejercicio de sus funciones, por ejemplo no
tener encomienda de indios ni negocios particulares en las Indias, no debían recibir dádivas, préstamos o presentes, no debían
casar a sus hijos con quienes tuvieran intereses en las colonias, no recibir cartas de recomendación, y guardar estricto secreto de
las actuaciones del cuerpo.

Funciones: Aunque de acuerdo a las disposiciones de Indias nada podía hacerse sin consultar la voluntad del Rey, la realidad fue
que el Consejo ejerció casi exclusivamente la más alta autoridad en Amé rica y, como se decía en la Recopilación de 1680, "el
Consejo de Indias tiene la jurisdicción suprema de todas las tierras descubiertas y por descubrir, con facultad de ordenar, previa
consulta, las leyes, pragmáticas y provisiones generales y particulares que por el tiempo y para el bien de aquellas provincias
conviniere”. En su mayor esplendor, tuvo a su cargo la totalidad de las funciones de gobierno y administración. Legislativas:
elaborar las leyes, cédulas, ordenanzas, pragmáticas, provisiones reales, todos los cuales venían a servir de fuente del derecho
indiano. Los consejeros debían realizar un intenso estudio de los antecedentes antes de dictar nuevas leyes, las cuales debían tener
por base la legislación castellana. También intervenía en la confirmación de la legislación dictada por los órganos de Indias que
tenían potestad para hacerlo. Administrativas: Eran múltiples sus funciones administrativas, nombrando y removiendo con el
consentimiento del rey a los funcionarios residentes en América y establecía sus divisiones territoriales. Los vigilaba con el envío
de jueces “visitadores” y “pesquisadores” manteniendo con los funcionarios coloniales permanente comunicación. Ejercía la
censura de los libros que se intentaba introducir o imprimir en las Indias. Judiciales: Tenía funciones originarias y en grado de
apelación En forma originaria lo hacían en causas de suma gravedad que les eran confiadas por real cédula, o pleitos originados en
España referidos a asuntos de Indias, los relativos a encomiendas, y los juicios de residencia y visita, a que debían someterse
obligatoriamente al término de su mandato en el primer caso, y ante sospechas o denuncias, en el segunda. En grado de apelación,
actuaba en los recursos de segunda suplicación interpuestos respecto de los fallos de las Audiencias coloniales o de la Casa de
Contratación. Eclesiásticas: Vigilaba el cumplimiento de las prerrogativas reales en virtud del Patronato sobre las iglesias de
Indias, conferido a los reyes por los Sumo Pontífices; examinaba bulas, breves, cartas y decretos papales, para concederles su pase
y vigencia en las colonias Militares: Estas funciones las cumplía a través de las Juntas de Guerra. Hacienda: En una primera etapa
tuvo a su cargo todo lo concerniente al manejo de la Real Hacienda Indiana, pero a partir del Rey Felipe II, estas funciones les
fueron transmitidas a una Junta o Consejo de Hacienda, modificación por la cual perdió gran parte de su autonomía.

Importancia: El Consejo tenía jurisdicción en todos los reinos de Indias, que además de los territorios españoles establecidos en
América del Sur, Central y del Norte, comprendía las Filipinas y las Islas de Oceania, es decir, todos los territorios de ultramar
sobre los que ejercía la más alta potestad en todos los ramos del gobierno. Es de destacar la permanente preocupación de este
organismo por hacer cumplir las disposiciones referidas al buen trato de los indios y el cometido apostólico de la evangelización.

5. Casa de Contratación. Como señala Ots y Capdequi, la Casa de la Contratación de Sevilla fue , al mismo tiempo que el
organismo rector del comercio peninsular con las Indias, una institución de gobierno con, atribuciones políticas, especialmente en
el orden fiscal, una pieza importante en el ramo de la administración de Justicia y un factor poderoso para el estudio de la
geografía colonial y de la ciencia náutica de la época. Fue la primera institución, cronológicamente hablando, instilada en España
con la finalidad específica de gobierno sobre el Nuevo Mundo.

Origen: Antes de su creación, todo lo referido a 1a organización de las expediciones colombinas había sido encomendado al
Arcediano Fonseca y al Contador Juan de Soria. En 1493 se había dispuesto, además, la creación de una Aduana especial en
Cádiz, para controlar todo lo que se enviaba o se traía de América. La Casa de Contratación fue creada por Real Cédula de 1503,
integrándose en sus comienzos con un tesorero, un factor y un escribano-contador con funciones administrativas y comerciales.

Evolución: En sus comienzos, expresa Galletti, se trataba de una simple casa de comercio, almacenes de mercancías y abastos
navales. Más tarde tiene por finalidad el estudio y situación del mercado, la compra y venta de mercancías en cuanto ello fuera
ventajoso para las colonias, y el registro sistematizado y pormenorizado de todas las transacciones que se llevaban a cabo. Luego
se transforma en Tribunal de Justicia y Junta Económica que constituyen sus caracteres fundamentales. Tan larga como proficua
fue su tarea, con facultades cada vez más amplias, aunque con posterioridad con la creación de los Consulados, sus facultades
mermaron sensiblemente. Muy numerosas reglamentaciones diversificaron sus funciones, desde el contralor de lo atinente a la
navegación, al fomento del comercio de ultramar, hasta la de actuar como verdadero registro de comercio, con sentido moderno y
dinámico. A medida que aumentó el volumen y complejidad de los negocios y asuntos americanos, el organismo fue acrecentando
sus atribuciones y su personal. Desde que fue creado el Consejo de Indias, la Casa de Contratación se mantuvo en estrecha
comunicación con aquél alto organismo, viendo disminuir la gran autonomía de que antes gozaba. La decadencia que se produjo
durante el gobierno de los Austrias menores, en el Siglo XVII, repercutió en forma negativa en su desenvolvimiento y, finalmente,
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a consecuencia de las reformas introducidas por los Borbones en el Siglo XVIII se precipitó el ciclo histórico de su decadencia. En
1722 se ordenó su traslado a la ciudad de Cádiz, donde siguió funcionando hasta su extinción en 1790.

Composición: A los primeros funcionarios establecidos con ocasión de su creación, se irán agregando otros hasta adquirir el rol
protagónico que asumió como organismo destinado a fortalecer los descubrimientos americanos, aumentando en complejidad sus
atribuciones, especialmente a lo largo de todo el Siglo XVI. A mediados de esta centuria, el cuerpo estará compuesto por un
Presidente, con dignidad de “Caballero de Capa y espada", al que lo acompañaran tres Jueces oficiales, un Tesorero, Contador,
Factor, tres Oidores o Jueces letrados y un Fiscal. Se agregaron, además, el cargo de Piloto Mayor, un Cosmógrafo, un Correo
Mayor, un Proveedor General de Armadas y Flotas, un Promotor Fiscal y un Comandante de la Maestranza.

Funciones: Se ha señalado ya cuales eran sus funciones más importantes. según se resume seguidamente: Administrativas';
Fiscalización del comercio entre España y las Indias: contralor de las entradas y salidas de los bienes reales; registro de ¡os
despachos que la Corona dirigía a sus autoridades americanas; registro de toda clase de objetos almacenados para el apresto de las
flotas y compras de materiales; organización y despacho de las expediciones colonizadoras; control de la importación del oro y
minerales preciosos para evitar su contrabando; medidas sobre ios bienes de los fallecidos en las Indias: licencia de pasajeros,
registros de mercancías, cobro de las rentas procedentes de ultramar, etc. Judiciales: Una de las cuestiones más debatidas fue la
referente a la competencia de la Casa de Contratación en asuntos judiciales. En 1539 se estableció que la Casa tuviera jurisdicción
en materia civil y comercial para conocer en primera instancia todos los asuntos de la Real Hacienda, Contratación y Navegación
de Indias. En 1511 se dispuso que todos los pleitos organillos entre mercaderes o marinos que iban a las Indias debían resolverse
por los jueces de la Casa. De las sentencias que dictara se podía apelar a la Audiencia de Sevilla o ai Consejo de Indias, según la
importancia del pleito. En materia crimina!. la jurisdicción se extendía a los delitos cometidos en los viajes de ida o regreso de las
Indias. Tanta importancia llegó a tener la Casa de Contratación en materia judicial que en 1596 su Sala de justicia, integrada por
tres oidores, alcanzó la categoría de Real Audiencia, quedando bajo la dirección del Presidente. Figuraban además, entre sus
atribuciones las de actuar como amigables componedores en las disputa de diferencias entre navegantes. 'Educacionales y
científicas: Promediando el siglo XVI se instituyó una oficina hidrográfica y una escuela de navegación, anexándose el personal
científico, tal como el Cosmógrafo, encargado de la confección de cartas de navegación. Se creó en 1552 una cátedra de
Cosmografía. constituyendo una veráattefá~e5CuéTá~de navegación donde' 'se' enseñaba la ciencia nautica de la época, y donde,
ademaste la elaboración-de-mapas, se fabricaban instrumentos marinos y se adiestraba examinaba a los pilotos para la travesía del
Océano, lo cual estuvo a cargo del Piloto Mayor, siendo el primero en esa función Américo Vespucio. Dice Longhi que bajo su
extrema vigilancia el monopolio comercial pudo ser una realidad; ella despachaba desde su puerto único todas las naves
encargadas del tráfico colonial, ya fueran aisladas al principio o en las grandes expediciones anuales o bianuales que organizó con
destino a Portobello, Panamá y el Callao. Claro está, dice, que su extremado celo fue doblemente perjudicial para América y para
España, ya que esto no era otra cosa que la práctica de un sistema económico que para desgracia de la Metrópoli y de las Colonias,
era el único que entendían los gobernantes de España. Cabe señalar que con la habilitación de gran cantidad de puertos en
América y en España, a consecuencia de las reformas introducidas por los Borbones con el Reglamento de Comercio Libre, se
consideró innecesaria la continuidad del vetusto organismo, que fue suprimido el 18 de junio de 1780.

3) Autoridades españolas en América. Adelantados. Virreyes. Capitanes Generales. Gobernadores. Origen. Organización.
Atribuciones.
Autoridades residentes en Indias.
Son las que se fueron creando en América a medida que se produjo la conquista y colonización de estas tierras, necesarias para el
mejor manejo de los intereses de la Corona. A los primeros conquistadores. Por lo general se les confería el título de Adelantados.
En una segunda etapa desaparece esta Institución que va paulatinamente siendo reemplazada por funcionarios de la Corona con el
título de Gobernadores. En una etapa siguiente, al crearse nuevas y más extensas jurisdicciones se denomina Virreyes a las
cabezas de tales territorios.

Los demás funcionarios se irán creando a medida que el transcurso del tiempo y los requerimientos del buen gobierno lo
hicieron asi necesario, aunque indispensable es destacar la presencia desde los primeros tiempos de la institución de los Cabildos.

Los Adelantados. La primera institución creada para entender en los asuntos de Indias, de carácter unipersonal, es la del
Adelantado, haciendo la salvedad de que a Cristóbal Colon por las Capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492 se le habían
conferido, además, los tíralos de Virrey y Almirante y Gobernador de los territorios que por él fuesen descubiertos.

En la primera etapa de la organización política indiana, los Adelantados constituyen su figura más característica. Puede decirse
que la organización de estas empresas iniciales por medio de Capitulaciones representa un sistema intermedio entre la concepción
señorial, propia del feudalismo, y la concepción política del Estado. En rigor de verdad, todas las instituciones inicialmente
utilizadas para la conquista de América tenían ascendencia medioeval, puesto que era lógico encuadrar la organización de los
nuevos territorios en los moldes y en las figuras ya existentes y conocidos, aún cuando adecuándolas a las nuevas circunstancias
que se presentaban.

Origen y evolución: Esta institución trasunta el sentido y carácter de la monarquía de los Reyes Católicos, durante la cual
persisten características heredadas de los antiguos fueros. La institución tiene su origen en tiempos de la reconquista española, en
la lucha contra los moros y, etimológicamente, resulta de “adelantar”, es decir llevar adelante, dice Galleti. Necesitando el Rey
extender sus fronteras, adelantar sus dominios, nombraba “Adelantados” a aquéllos que avanzaban en la conquista, asentando
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poblaciones, y en mérito a su campaña recibían, en el territorio ganado, pleno poder civil y militar. Isabel de Castilla establece la
institución en el Nuevo Mundo, otorgando las mismas o mayores atribuciones que poseyeron en España.

Esta típica institución castellana desapareció al organizarse administrativamente las vastas posesiones de España en América y
precisamente al superarse la época de los descubrimientos, es decir al transcurrir el primer siglo de la conquista. Debemos
recordar además que el adelantazgo participaba de las características de emprendimiento o empresa costeada por los propios
adelantados con concesión estatal, dada la difícil situación por la que atravesaba el tesoro espanol, situación que mejora
ostensiblemente, a medida que se afirma el dominio español en Indias y hace innecesario e inconveniente aquél sistema.

En el Río de la Plata hubo cinco Adelantados, Pedro de Mendoza, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, Juan de Sanabria que no pudo
concretar su empresa en razón de su deceso, y fue realizada por su hijo Diego, Juan Ortíz de Zárate, cuya tarea fue cumplida por
su yerno Juan Torres de Vera y Aragón, fundador de Corrientes. El estudio de sus viajes e historia pertenece a lo que comúnmente
se conoce como “época de los Adelantados”.

Atribuciones, deberes y facultades: El Adelantado firmaba con el Rey las Capitulaciones, contrato de naturaleza especial, por
el cual se comprometía a realizar una expedición de conquista de territorios americanos, la cual debía realizar a su propia costa,
con el fin de establecer el dominio de las tierras conquistadas a favor de la Corona, fundar, poblar y asentar nuevas ciudades,
cumplir el objetivo apostólico de la evangelización de los indios.

En la práctica el Adelantado resultaba tener las mismas facultades que más adelante serán propias de los gobernadores,
ejerciendo el gobierno tanto en la esfera política como en la administrativa y militar. Su cargo tenía carácter de vitalicio y era
susceptible de transmitirse por una o dos vidas. Es decir que reunía todos los poderes en sus manos.

El oficio de Adelantado era de elevada jerarquía, sin llegar a tener carácter nobiliario.
Sus atribuciones fueron minuciosamente detalladas en la Recopilación de Leyes de Indias, pudiéndose sintetizar la mismas de la
siguiente manera:

Gobierno y administración: El Adelantado era al mismo tiempo Gobernador. Capitán General y Alguacil Mayor del territorio
conquistado. Se le daban varios títulos para significar las diversas facultades que les eran concedidas, en vez de señalar en forma
expresa sus atribuciones. Entre otras podían trazar los límites de las provincias, fundar ciudades y nombrar a sus autoridades;
realiza el primer repartimiento de tierra a los pobladores de cada pueblo fundado y encomendarles indios, podía poseer troqueles
propios para acuñar monedas; tenía también facultad para nombrar los Oficiales reales, que no hubiese sido prevista en la
respectiva Capitulación, como así la de cubrir las vacantes que se produjeran.

Militares: Debía construir fortalezas necesarias para la defensa de las tierras conquistadas y dotarla de los medios necesarios
para cumplir ese objetivo, correspondiéndole el mando de todas las fuerzas terrestres y de mar que estaban a su cargo.

Legislativas: Dictaba las ordenanzas necesarias para la primera colonización como también para el laboreo de las minas, con un
plazo de validez de dos años, prorrogables por confirmación de la Corona..

Judiciales: Como Justicia Mayor, el Adelantado entendía en la apelación de las sentencias de los Corregidores o Alcaldes de las
ciudades, y sus fallos podían ser apelados ante el Consejo de Indias.

Capitulaciones: Los adelantados firmaban con el Rey las capitulaciones. documentos que si bien revisten la forma de una
concesión real, eran verdaderos contratos de derecho público, que entrañaban facultades y obligaciones recíprocas. Como señala
Zarini, el contenido de las capitulaciones no es uniforme; difiere notablemente según la importancia de los casos y la época en que
se conceden, lo que dificulta la determinación exacta de las atribuciones conferidas.

Ya hemos señalado las obligaciones asumidas por el Adelantado y las facultades de que quedaba investido para el cumplimiento
de su misión. A cambio del cumplimiento de lo convenido se le otorgaban mercedes reales, consistentes en una parte del valor de
la riqueza recaudada, la concesión de tierras, la promesa de otorgar títulos nobiliarios, etc.

Los Virreyes.
El cargo de Virrey fue el más elevado en la organización indiana, ya que representaba a la persona del Monarca y debía
ser obedecido como si se tratara del propio soberano. Su nombramiento estaba reservado al Rey. Es necesario recordar que la
institución virreinal aparece, cronológicamente hablando, con posterioridad a la de los Adelantados y a la de los Gobernadores.
Origen: El origen de la Institución, señala López Rozas, es anterior al descubrimiento de América, expresando que hacia
fines de la Edad Media la corona de Aragón creó para el ejercicio del gobierno de los dominios que fue anexando, el titulo de
Virrey. Era necesario dar la más alta dignidad y los poderes más amplios a los lugartenientes que gobernaban lejos de ia sede real,
refiriéndose a los virreyes que se designaron para regir en Cataluña, Cerdeña, Ñapóles y Sicilia. E inclusive los hubo en el propio
reino de Aragón, pues cuando el monarca se encontraba fuera del reino designaba un virrey que gobernaba en su ausencia.

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Creación en América: Debe señalarse que antes de realizar Colón su primer viaje, obtuvo de los Reyes Católicos la Capitulación
de Santa Fe el 17 de abril de 1492, por la que se le concedía el titulo de Virrey y Gobernador de las tierras que descubriera, pero
este nombramiento tuvo más un carácter honorífico que efectivo.

Corresponderá al rey Carlos Io de España, el primero de los Austrias, institucionalizar este cargo en el Nuevo Mundo, con la
creación de los virreinatos de Nueva España en 1535 y del Perú en 1544 y, dos siglos después, se van a subdividir éstos, dando
lugar a la creación de los de Nueva Granada en 1739 y del Río de la Plata en 1776.

Es necesario recordar que la institución virreinal, como todas las instituciones jurídicas indianas, va cambiando su estructura y
aún sus funciones, según los lugares y los momentos políticos e históricos.

Atribuciones y facultades: Ya hemos señalado la jerarquía de este funcionario dentro de la organización gubernativa de Indias.
Si bien se los consideraba como la “encamación misma del Rey, el otro yo del soberano español en las colonias”, y la
representación directa del monarca, al extremo de estar dotados de las más amplias atribuciones para hacer cuanto podía hacer el
rey, no es menos cierto, que estas facultades estaban restringidas por otras disposiciones que expresa o tácitamente, recortaban la
amplitud de aquéllos poderes.

En tal sentido, podemos resumir cuáles eran aquellas facultades:


Políticas: Todas las autoridades del Virreinato estaban sometidas a su jurisdicción, con excepción de los Adelantados, lo cual
fue causa de muchos conflictos, que desaparecieron a medida que terminaban los “adelantamientos”.

Legislativas: Dictaban Ordenanzas, reglamentos e instrucciones para el cumplimiento de las disposiciones reales, aunque en
muchos casos debía hacerlo en acuerdo con la real Audiencia y en algunos casos con el Cabildo. Cabe señalar que sus
disposiciones legislativas sólo podían dejarse sin efecto por el Consejo de Indias o por el propio Rey. La inmensidad de las
distancias, la dificultad de comunicaciones con la metrópoli y la urgencia de los múltiples problemas a resolver que en cada caso
se le presentaban, obligaba a los Virreyes a decidir por si y ante si, sin plantear la cuestión a los organismos metropolitanos, al
extremo de que los propios monarcas los autorizaron a modificar y aún suspender las Reales Cédulas, cuando las circunstancias
así lo exigieran imperiosamente, mediante la formula de “se acata, pero no se cumple”.

Administrativas: Nombraban a los empleados cuya designación no correspondiera a la Corona; y proponía al Rey la
designación de los gobernadores de su jurisdicción; podía suspenderlos y pedir su destitución; repartían tierras o autorizaban la
venta en remate de los bienes realengos; realizaban los censos de población; entregaban indios en encomienda; ejercían la
superintendencia de las obras públicas; percibían las rentas reales, procurando incrementar los ingresos del tesoro; promovían la
agricultura, la ganadería, la explotación minera y el comercio, y la vigilancia del orden público. Debía fomentar la actividad
colonizadora procurando la fundación de nuevos pueblos y ciudades. Resolvía las causas contencioso-administrativas y presidía el
Cabildo metropolitano. Resolvía también las cuestiones de competencia que se producían entre los distintos funcionarios bajo su
mando.

Judiciales: Era presidente de la Real Audiencia Virreinal, a la que dividía en Salas, controlando su funcionamiento mediante
inspecciones; juzgaba a los indios con asistencia de un Oidor letrado; nombraba jueces para causas especiales, y asistía a los
juicios de residencia. Inspeccionaba las cárceles y tenía la facultad de indultar penas.

Militares: Tenían el mando de las fuerzas de mar y tierra asignados al Virreynato; reclutaban tropas, ordenaban construir
fortificaciones, sostenían los cuarteles y hospitales militares y ejercían las funciones judiciales en el fuero castrense. El Virrey
podía conceder ascensos y resolvía las expediciones contra los indios y. aún, las guerras contra sus vecinos hostiles a España. Por
lo general el Virrey era un militar de reconocido prestigio, y su titulo agregado al de Virrey era el de Capitán General.

Religiosas: Tenía a su cargo el ejercicio del Real Vice-Patronato, ejerciendo importantes funciones, colaborando con el clero en
el cumplimiento del objetivo evangélico de la conquista en las empresas misionales, controlando la edificación, organización y
funcionamiento de los templos, conventos, colegios y hospitales que eran creados y sostenidos por la Iglesia. Controlaba también
la recaudación de los impuestos que la Iglesia debía satisfacer a la Corona. Castigaba a los blasfemos, hechiceros, amancebados y
demás “pecados públicos”, debiendo intervenir en el logro de la paz y conformidad entre los prelados y eclesiásticos.

Hacienda: Vigilaba la percepción de las rentas reales, que estaba a cargo de un tesorero, un contador y un depositario de cada
ciudad, además de un Tribunal de la Reai Hacienda establecido en la capital dei Virreinato, al que también presidía. Para los
gastos extraordinarios debía requerir la autorización de la Real Audiencia. Tenía a su cargo el cuidado de la conducción de los
metales preciosos hacia las Cajas Reales y de su despacho hacia la Casa de Contratación de Sevilla. Ordenaba la cantidad de
moneda que podía acuñarse y, en caso de necesidad, recibía del Rey la autorización para percibir donativos de vecinos
acaudalados o recabar empréstitos más o menos voluntarios. Debía mantener una estricta vigilancia para evitar y reprimir el
comercio de contrabando.

Obligaciones y prohibiciones: El Virrey debía consignar en una memoria sus experiencias de gobierno para que pudieran ser
aprovechadas por su sucesor. Debía consignar en un documento llamado "pliego de mortaja”, el nombre de la persona que debía
hacerse cargo del Virreinato en caso de su fallecimiento y hasta tanto el Monarca proveyese lo necesario. A falta de este
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instrumento, en caso de su muerte, lo reemplazaba la Audiencia en pleno, de la misma manera que en caso de ausencia temporaria
del asiento del virreinato, lo reemplazaba el Oidor más antiguo. Tenía obligación de informar minuciosamente al monarca de
todos .los pormenores de su gestión y debía someterse a los juicios de residencia y de visita.

El Virrey no podía tener propiedades ni encomiendas de indios en su jurisdicción, ni vincularse social o familiarmente con sus
gobernados, estándole prohibido contraer enlace él o cualquiera de sus familiares, con personas domiciliadas en su jurisdicción,
salvo dispensa real. Es decir, que en todo debía parecer superior y equidistante como un monarca.

Duración: A los primeros virreyes designados para América se les dio el titulo con carácter vitalicio, pero luego se fueron
estableciendo plazos que se extendían de tres a cinco años, aunque este periodo no era estricto, ya que el monarca podía
reemplazarlos cuando lo creyera conveniente. No podían abandonar su puesto hasta la llegada del sucesor.

Capitanes Generales.
Ya hemos señalado que los Virreyes tenían además el titulo de Capitán General, esto es. que estaba a su cargo todo lo referido al
mando de las fuerzas de mar y tierra de su jurisdicción. Pero por múltiples razones, algunas demarcaciones territoriales ubicadas
en regiones fronterizas, escasamente colonizadas, que requerían una autoridad de mano fuerte para asegurar la paz y el
mantenimiento del orden pú blico, y exigencias apremiantes de índole militar, fueron creadas como Comandancias o Capitanías
Generales, tal el caso de la Capitanía General de Chile. El alto funcionario que allí se designaba ejercía, con respecto a su
circunscripción, funciones análogas a las del Virrey, con sus mismas facultades y restricciones. Para esta función siempre se
designaba a un militar de probada competencia en el arte de la guerra.
Cumplía generalmente sus funciones con la asistencia de una Junta de Guerra y un Auditor, encontrándose entre sus tareas
específicas. además del gobierno y administración de la Capitanía, el reclutar tropas, administrar víveres y municiones, sostener
cuarteles, hospitales militares, dirimir las contiendas castrenses venidas en grado de apelación y preocuparse por la defensa y
fortificación de su territorio.

Gobernadores.
El Gobernador indiano constituye la figura más representativa del régimen establecido por España en el Nuevo Mundo, desde su
organización definitiva en el Siglo XVI hasta la implantación de las Intendencias a fines del Siglo XVIII. Cabe destacar, como lo
señala Zorraquín Becú, se llamaba gobernador a todo el que ejercía la función de gobierno, desde los virreyes hasta los
mandatarios de las provincias subalternas, y a este oficio se agregaban generalmente funciones de justicia y de guerra que
configuraban la magistratura más alta de cada región.

Origen y evolución: Como en otros casos, el cargo de Gobernador aparece antes del descubrimiento de América ya que en las
conocidas capitulaciones celebradas por Colón en 1492, antes de emprender su histórico viaje, se le concedió a su pedido, el titulo
de Virrey y Gobernador de todas las tierras firmes e islas que descubriese.

En los reinos aragoneses existían desde mediados dei Siglo XIV gobernadores generales que ejercían el mando en ausencia del
soberano, en su condición de delegado de éste. En Cataluña, Aragón, Mallorca, Valencia y Cerdeña, hubo gobernadores que
ejercían elevadas funciones, siempre subordinadas al Rey. También en Castilla algunos funcionarios eran conocidos como
“gobernadores”, aunque su titulo oficial fuera otro.

El cargo de gobernador va a aparecer en Indias años después configurando una creación original. En 1499 los reyes católicos
encomendaron a Francisco de Bobadilla la gobernación y oficio del Juzgado de las islas y tierra firme, ordenando fuera
reconocido como “juez gobernador”, sucediéndose posteriormente designaciones similares en todo el nuevo mundo. Estos
nombramientos significaban la creación en Indias de una nueva magistratura que sólo en parte tenia precedentes españoles,
ensayándose una creación institucional por razones circunstanciales. A las dos funciones primitivas se agregó después la de guerra
incorporándole el titulo de Capitán General, dejando asi debidamente perfilada la nueva institución.
Cabe señalar, siguiendo al autor mencionado, que el titulo de gobernador se dio tanto a los que habían capitulado con el Rey
para realizar determinadas conquistas, como a los que actuaron más adelante como funcionarios administrativos designados para
una provincia que ya estaba poblada y organizada. Los primeros recibían por lo general un nombramiento vitalicio, la tenencia de
una fortaleza, el cargo de Alguacil Mayor, como así la posibilidad de atribuirse una extensión de tierras o una encomienda de
indios.
Concluida la conquista desapareció esta clase de gobernadores "capitulantes”, suprimiéndose los resabios feudales, siendo en
adelante sólo funcionarios administrativos, con sueldo fijo, carga temporario y poderes limitados, encargados de gobernar una
provincia ya organizada.
Designación y clases: Los gobernadores eran nombrados por el Rey a propuesta del Consejo de Indias, aunque los virreyes
tuvieron la facultad de proponer candidatos para esos cargos, y aún de designarlos provisoriamente para cubrir vacantes.
Dentro de la clase de gobernadores “administrativos” aparecen cuatro categorías que se distinguen nítidamente por su diversa
jerarquía, a saben Io) Los virreyes eran también gobernadores del distrito en el cual ejercían el mando directo; 2o) Los presidentes
de las Audiencias pretoriales o subordinadas gobernaban la provincia mayor sobre la cual tenía jurisdicción el tribunal; 3o) Los
gobernadores y Capitanes Generales que presidían una provincia menor; y 4o) Los gobernadores subordinados que ejercían su
función en una provincia menor, bajo la dependencia de cualquiera de los anteriores. En esta última categoría se encontraban los
Corregidores así llamados en una comarca o Alcaldes Mayores, en otras, limitados generalmente al gobierno de una ciudad y sus
términos, siendo los jefes políticos y administrativos de su jurisdicción y, a la vez, jueces superiores de los Alcaldes ordinarios.
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Una vez concluida la etapa de organización, las provincias indianas aparecen regidas políticamente por gobernadores de las tres
primeras categorías. Todos ellos ejercen la función con gran autonomía, aunque subordinados jerárquicamente al Virrey, cuyas
órdenes debían acatar, aunque nunca quedó bien precisada esa dependencia, actuando con gran libertad en la esfera de sus
atribuciones.

Atribuciones y facultades: Con la aclaración referida a las distintas categorías de funcionarios que llevaron la designación de
Gobernadores, podemos sintetizar sus funciones de la siguiente manera:
Gubernativas: La función de gobierno era amplísima y comprendía vastas atribuciones vinculadas con el desarrollo espiritual y
material de las poblaciones. Tenía a su cargo resolver las cuestiones administrativas, las que podían ser apeladas ante el Virrey.
Podía proponer la designación de funcionarios y empleados y le correspondía presidir el cabildo metropolitano de su jurisdicción,
aprobar la elección de sus miembros y vigilar el funcionamiento del cuerpo. Debía realizar periódicas visitas a los términos de su
provincia, para informarse personalmente de su marcha. Podía designar un Teniente General que a veces era letrado y que
desempeñaba las funciones políticas, judiciales o militares que aquél le señalaba, y podía reemplazarlos en caso de muerte o
ausencia.
Legislativas: Podía sancionar ordenanzas relativas a la condición de los indios y al régimen de las ciudades, aunque esta
actividad decayó posteriormente cuando en la Recopilación de 1680 se dispuso que antes de sancionar nuevas leyes informara al
Consejo de Indias a fin de que éste resolviera.
Militares: Comandaba, bajo la dirección dei Virrey, ias tropas establecidas en su jurisdicción.
Judiciales: Como se dijo, el gobernador en un principio era Justicia Mayor, ante el cual se podían recurrir las sentencias dictadas
por los Alcaldes. Más adelante sólo conocerá de causas penales que le llegan por vía de apelación, y los fallos que dictaba eran
recurribles, a su vez, ante la Real Audiencia.
Eclesiásticas: El Gobernador debía cooperar con las autoridades eclesiásticas para difundir la religión, proveer los curatos a
propuesta en tema de los Obispos, informar acerca de las iglesias y hospitales que era necesario erigir.
Cabe anotar aquí que los gobernadores mantenían correspondencia directa con las autoridades metropolitanas y recibían
también en forma directa las órdenes de ellas, sin pasar por la vía jerárquica del Virrey. Una manera de tener un directo control de
¡a marcha de los asuntos de Indias, sin que los funcionarios coloniales pudieran atarse a lealtades inconvenientes con sus similares
de mayor jerarquía.
Para ejercer el mando en cada una de las ciudades que no eran capitales de provincia, se nombraban Tenientes de Gobernador,
que eran además Capitanes a guerra y Justicia mayores, cumpliendo las órdenes del mandatario provincial.

Duración: El nombramiento del gobernador emanaba del Rey. a propuesta del Consejo de Indias y en un principio era por tiempo
indeterminado o vitalicio. Con posterioridad a la Recopilación de las Leyes de Indias se establece una duración de tres años en el
caso de personas establecidas en América, y de hasta cinco años, para aquéllos que debían trasladarse desde la Metrópoli.
En caso de muerte eran inmediatamente reemplazados por el Teniente General de la Gobernación, y a falta de éste por los
tenientes de gobernador en cada ciudad subalterna y por el Alcalde de primer voto en la ciudad Capital.

Prohibiciones: Les estaba vedado a los Gobernadores tener o celebrar negocios dentro de su jurisdicción, ni procurarse granjerias
por si o por interpósita persona, ni a negociar con el sueldo de los empleados inferiores, según se determinaba en la Recopilación
referida. Al asumir su cargo debía realizar un inventario de sus bienes, para determinar en oportunidad del juicio de residencia, al
que estaban obligados como todos los funcionarios coloniales superiores, si su patrimonio había engrosado notoriamente. Los
gobernadores indianos no podían establecer impuestos ni decretar gastos y en los casos de urgencia o de invasión de enemigos
podía realizárselos con aprobación del Virrey. No manejaban la Real Hacienda ni aprobaban las cuentas de los oficiales, pero
debían juntarse con ellos semanalmente para procurar el aumento de los recursos.

4) Cabildo. Origen y evolución. Composición y funciones. Importancia en el derecho constitucional argentino. Consulado.
Composición y funciones. Audiencias. Organización.

EL CABILDO: CONCEPTO.
“Era el representante legal de la Ciudad, el órgano de la autonomía municipal y por medio del cual los vecinos velaban por los
problemas administrativos, económicos y políticos del municipio”.

ETIMOLOGIA DEL VOCABLO.


Etimológicamente significa “Reunión”, por lo cual estar en Cabildo es estar “Reunido”, en razón de esto último Ravignani,
sostiene que el vocablo es una verdadera Tautología, vale decir (repetición innecesaria de un mismo término”.

ORIGEN:
Es español en cuanto representa la autoridad local a la manera de los antiguos Concejos Castellanos, pero no obstante reconoce
ascendencia romana. En tanto que en Indias, fundada que era una ciudad el Adelantado o fundador designaba a los miembros de
su primer Cabildo por delegación regia (del Rey).
De allí entonces que se constituía en el gobierno de la ciudad.

JURISDICION:
Abarcaba las zonas urbanas (ejido) y la rural (alfoz) esta última dividida en partidos y a cargo de los Alcaldes de Hermandad

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COMPOSICION:
*Alcaldes Ordinarios: ejercían la justicia ordinaria en primera instancia, tanto en materia civil como criminal.
*Regidores: tenían como atribución lo referido a la policía de abastos y obras públicas de la ciudad.
*Alférez Real: encargado de pasear el Estandarte Real en las ceremonias públicas.
*Procuradores: tenían como misión representar a los Cabildos ante las demás autoridades como ser las Audiencias.
*Fieles Ejecutores: ponía precio a los abastos que se traían a la ciudad, y que se exponían en las pulperías, evitando se excediese
el precio fijado para las mercaderías.
*Alguacil Mayor: se encargaban de hacer cumplir las órdenes y mandamientos de los Gobernadores, Alcaldes Ordinarios y demás
funcionarios judiciales.
*Escribanos y Depositarios: llevaban el libro de Acuerdos, donde se asentaban las resoluciones del Cabildo.

CLASIFICACION:
La clásica es la que distingue en:
A)- Cerrados: eran los que se llevaban a cabo con la presencia de funcionarios establecidos por Ley, tales como: alcaldes,
regidores, alférez real, alguacil mayor, escribanos etc. y para el tratamiento de temas ordinarios o comunes.
B)- Abiertos: solo se constituían para el tratamiento de casos extraordinarios con la concurrencia de vecinos caracterizados de la
Ciudad. El Cabildo invitaba a la “Parte Principal y Más Sana de la Población”. El llamado a los vecinos respondía a la necesidad
de asegurarse el mayor respaldo frente a la toma de decisiones.
Los temas extraordinarios que habilitaban la convocatoria a Cabildo Abierto podían consistir en: una invasión, una epidemia,
algún conflicto interno importante.
Este tipo de Cabildo tuvo especial relevancia en la etapa de descomposición del régimen colonial.
Podemos citar como importantes:
-El del 14 de Agosto de 1.816, después de la Primera Invasión Inglesa, en el cual se resolvió suspender al Virrey Sobremonte.
-El del 22 de Mayo de 1.810, en el cual se exponen las famosas teorías Jurídico – Políticas al caducar el Poder Real.
También puede mencionarse otro que data de 1.633, convocado por la pobreza del Ayuntamiento de Buenos Aires, y para enviar a
España un procurador que gestionase diversos negocios ante la Corona, y en el cual se requirió a los vecinos una contribución a
fin de poder costear los gastos del viaje.

FUNCIONES
Las dos funciones principales en la época colonial fueron A)- Justicia: eran tribunales de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial, y de sus fallos podían recurrirse por vía de apelación ante las Reales Audiencias.
B)- Gobierno de la ciudad: tenía a su cargo el gobierno inmediato de la villa, cumpliendo funciones que de alguna manera se
acercan al de los municipios actuales, cuidando de las rentas y recursos de la Ciudad.

RECURSOS:
Los mismos se dividían en:
A)- Propios: se formaban con el patrimonio de la ciudad y la administración y venta de las tierras públicas.
B)- Arbitrios: eran productos de distintos gravámenes e impuestos (alumbrados, pesas y medidas).

IMPORTANCIA EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL ARGENTINO:


Para tratar esta temática se deben plantear dos cuestiones los historiadores se plantean la siguiente cuestión: ¿Fueron los Cabildos
Cuna de la Democracia?
*Un grupo de historiadores considera a los Cabildos, como cuna de la Democracia ya que lo comparan con un Estado organizado
democrática y popularmente; sin embargo los que refutan esta tesis consideran que el gobierno de una Ciudad se lleva a cabo
sobre asuntos muy focalizados, mientras que el ejercicio de la Democracia, se realiza a través de expresiones más significativas.
*Para el Dr. Galletti, tanto por su origen como por la forma de elección de sus miembros el Cabildo nada tuvo de Popular y no fue
expresión de Democracia ya que:
-los cargos se podían comprar.
-los funcionarios elegían a sus sucesores.
-A los Cabildos Abiertos solo concurría la “parte principal y más sana del vecindario”

EL Consulado. Con el objeto de desarrollar el comercio se creó en Burgos (España) un Consulado o Casa de Tratantes,
facilitando a sus miembros el transporte y colocación de sus mercaderías. Los altos beneficios alcanzados por la nueva institución
determinaron más tarde a los comerciantes de Sevilla a presentar un petitorio al Rey para establecer idéntico organismo en aquella
ciudad. En el trasplante de las Instituciones metropolitanas a América no faltó el Consulado que los reyes crearon primeramente
en Méjico y después en Lima. La causa de la creación en aquellas dos ciudades se debía a que el comercio entre España e Indias
pasaba únicamente por aquellas. La administración de justicia en lo comercial estuvo a cargo de los Consulados, una vez que
fueron creados en América y sus fallos, en causas por montos superiores a 1.000 pesos fuertes, podía apelarse ante la Audiencia
que a ese efecto se constituía en Tribunal de Alzada, integrado por el Oidor Decano y dos Oidores nombrados por él entre los
candidatos propuestos por las partes interesadas. Las reformas introducidas por ¡os Borbones al dictarse el Reglamento de
Comercio Libre en 1778, facilitaron el desarrollo del comercio en todo el continente, con la apertura de nuevos puertos, lo cual
favoreció especialmente al Río de la Plata, hasta entonces relegada en el aspecto comercial. Por Real Cédula de 1794 se creó el
Consulado en la ciudad de Buenos Aires, el cual además de tener funciones de Junta Protectora del Comercio y de Fomento

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Económico, era tribunal en asuntos comerciales y entendía además en todas las causas por delitos cometidos durante la
navegación.

LAS AUDIENCIAS: CONCEPTO.


“Era el Supremo Tribunal de Justicia de la época para su jurisdicción con múltiples atribuciones: judiciales, políticas,
administrativas etc. A excepción de la legislativa que eran una función privativa del Concejo Real y Supremo de Indias”.

ORIGEN:
Las primeras funciones judiciales fueron desempeñadas en América, por Cristóbal Colon en virtud de las Capitulaciones firmadas
con los Reyes Católicos, que le concedieron la facultad de administrar justicia en los territorios descubiertos. Las primeras
Audiencias Indianas que se crearon fueron similares a las existentes en España, la primera se estableció en Santo Domingo, que
tuvo como modelo a la de Valladolid y Granada; pero pronto las americanas se diferenciaron de las castellanas, ya que adquirieron
importantes funciones que en España no tenían. Es decir las Audiencias españolas solo tenían funciones judiciales, mientras que
las del Nuevo Mundo, tenían también atribuciones políticas y administrativas en razón de las enormes distancias entre el Rey y
sus súbditos.

CLASIFICACION:
La presente clasificación está relacionada con el funcionario que presidia la Audiencia ya que también existe otra relacionada con
las funciones que ejercitaban las mismas:
A)- Virreinales…………. Presididas por el Virrey.
B)- Pretoriales…………..Presididas por el Gobernador.
C)- Subordinadas…… Presididas por un Presidente Togado (funcionario superior que vestía Toga).

COMPOSICION:
*Un Presidente y cinco Oidores: los cuales conformaban un tribunal colegiado.
*Dos Fiscales: uno para el Fuero Civil y otro para el Fuero Criminal, los que intervenían en las causas en que estuvieren en juego
los intereses de la Real Hacienda o del Real Patronato.
*Un Alguacil Mayor: encargado de la ejecución de las disposiciones de *Relatores Letrados: oficiaban de secretarios, ordenando y
resumiendo lo actuado en los procesos, asentándolas en Actas.
*Escribanos: certificaban y daban fe de todo lo actuado en las Audiencias.
*Abogados: los cuales debían inscribirse en la matricula, previo examen ante el Presidente y los Oidores; una vez aprobado el
examen debían prestar juramento de no ayudar en causas injustas.
*Gran Canciller del Sello Real.

JUICIO DE RESIDENCIA: CARACTERISTICAS.


Estaban sometidos a él los Virreyes, Capitanes Generales, Oidores, Presidentes de la Audiencias, Alcaldes etc; en general todos
aquellos que desempeñaban una función ejecutiva eran residenciados al término de sus funciones, no siendo causal de
desprestigio.
Con ese objeto, el Concejo Real y Supremo de Indias enviaba un Juez
Residenciador que fijaba su domicilio en el lugar donde actuaba el funcionario residenciado y publicaba un Bando, en el cual
establecía la duración del proceso, destacándose que los juicios a Virreyes debían terminarse en el plazo de seis meses y en ellos
prestaban declaración los habitantes del lugar.
Las denuncias y declaraciones se mantenían en secreto para no exponer a los testigos a represalias. Se eximia de él a los
funcionarios que hubiesen revelado durante su gestión, condiciones de capacidad y de moral, como ocurrió en Rio de la Plata, con
los Virreyes Vertiz y Ceballos.

Una vez concluido el Proceso, todas las actuaciones se enviaban al Concejo de Indias para que fallase, pudiendo consistir las
penas en multa, inhabilitación o confinamiento.

JUICIO DE VISITA: CARACTERISTICAS.


Era motivada por quejas y denuncias graves, consistiendo en la inspección a un funcionario u organismo público durante su
mandato. El Juez Pesquizador elevaba ante la Audiencia las actuaciones surgidas de la Visita.

UNIDAD III
1) Legislación Hispanoamericana. Características. Capitulaciones. Ordenanzas y Reales Cédulas.

Legislación hispano-americana. Para comenzar el tratamiento de este tema, es conveniente recordar con Ots y Capdequí en su
libro “Instituciones”, que España, al tiempo del descubrimiento, no tenía una verdadera unidad nacional. A pesar del matrimonio
de los Reyes Católicos, Castilla seguía manteniendo su propia personalidad política y jurídica, con sus autoridades y sus cuerpos
de leyes que reflejaban su derecho peculiar. Como la que patrocinó la empresa colombina fue Isabel de Castilla, ello motivó que
los territorios descubiertos se incorporaran a la corona de Castilla, y que fuese el derecho castellano el que rigiese desde los
primeros momentos la vida jurídica de las Indias. Pero la intención de los soberanos españoles de organizar los territorios
descubiertos bajo las mismas normas jurídicas imperantes en Castilla, tuvo que ceder en gran parte ante el imperativo inexcusable
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de la realidad. Las circunstancias económicas, raciales y geográficas del Nuevo Mundo, tan complejo en su enorme extensión, tan
distante y tan distinto, no pudieron ser encuadradas dentro de los rígidos preceptos del viejo derecho castellano. Se tuvieron que
dictar normas jurídicas nuevas para hacer frente a situaciones de hecho desconocidas hasta entonces, y así nació el derecho
propiamente indiano que alcanzó un desarrollo extraordinario y que en muchos aspectos desplazó ai derecho castellano
tradicional. Frente a ello, se dispuso desde la metrópoli que las disposiciones dictadas por los altos organismos del gobierno
radicados en España, para su aplicación en Indias, como así las normas dadas por las autoridades coloniales facultadas para ello,
tuvieran primacía en su vigencia y observancia, no pudiendo acudirse a las fuentes del derecho castellano más que a falta de
derecho aplicable en las fuentes del derecho propiamente indiano, es decir que el derecho castellano no tuvo sino un carácter
meramente supletorio.

Cabe señalar que la vigencia del derecho castellano en Indias tuvo un alcance mucho mayor en la esfera del derecho privado que
en la del derecho público.

Sus características. Como rasgos más característicos de la legislación indiana pueden ofrecerse los siguientes, que hemos
extractado del trabajo del Dr. José María Ots y Capdequí. a) Un casuismo acentuado. No se intentó, salvo en contadas
excepciones, realizar amplias construcciones jurídicas que fijasen plenamente los contornos de una institución o una rama especial
del derecho. Por el contrarío, se legisló sobre problemas muy concretos y se trató de generalizar, en lo posible, la solución en cada
caso adoptada. Por esa razón en la esfera del derecho privado se tuvo que recurrir preferentemente a las fuentes del derecho
castellano, a pesar de su carácter supletorio, porque en las del derecho indiano propiamente dicho apenas si se hallan preceptos
que supongan una verdadera innovación jurídica de la doctrina tradicionalmente aceptada en la metrópoli. b) Una profusión
legislativa: Las sucesivas disposiciones dictadas por los diversos organismos, tanto metropolitanos como residenciales, pobló de
disposiciones el gobierno de Indias, dándose el caso de situaciones en las que existían disposiciones contradictorias, a las que
quiso poner fin el Ordenamiento de 1680. c) Una tendencia asimiladora y uniformadora: En un primer momento por parte de la
Casa de Austria, y en mayor medida por la de los Borbones, se intentó estructurar la vida de las Indias con criterio uniformador y
tratando de asimilarlos al propio territorio metropolitano. Así se indicaba que “siendo de una misma corona los reinos de Castilla e
Indias, las leyes y maneras del gobierno de los unos y de los otros deben ser lo más semejantes y conformes que se pueda”. Pese a
ello las mismas instituciones creadas para América, adquirieron modalidades diferentes en las distintas regiones, según el
ambiente geográfico, social y económico en que hubieron de desenvolverse. d) Una gran minuciosidad reglamentaria: Los
monarcas españoles pretendieron tener en sus manos todos los hilos del gobierno de. un mundo tan vasto, tan complejo en su
diversidad y tan lejano. No sólo les preocupaban los problemas de las grandes divisiones administrativas, llámense virreinatos,
gobernaciones o audiencias sino que querían conocer los propios de una ciudad o de reducidos núcleos rurales. Como esto les era
prácticamente imposible, tuvieron que otorgar a los funcionarios amplias facultades, pero movidos por la desconfianza buscaron
un equilibrio de poderes entre los organismos más elevados del gobierno, con interferencias peligrosas entre sus respectivas
esferas de acción, multiplicando las instrucciones políticas y administrativas y complicando extraordinaria y minuciosamente los
trámites burocráticos, e) Un profundo sentido ético y religioso. El fin religioso fue una de las preocupaciones primordiales de la
Corona, y al incorporarse a ella las tierras americanas, la conversión a la fe cristiana de los aborígenes sometidos y la defensa de la
religión en aquellas regiones, fue uno de los móviles que impulsaron su política colonizadora, y esa actitud se reflejó ampliamente
en las leyes de Indias. Teólogos y moralistas, más que juristas y hombres de gobierno, fueron los animadores espirituales de esta
legislación, que acusa un tono de plausible elevación ética, aunque en la realidad de los hechos se observaba un divorcio en su
aplicación concreta. En muchas ocasiones fueron distintas la doctrina declarada en la ley y la realidad de la vida social. 0 Vigencia
de la costumbre. La costumbre tuvo gran importancia en la formación de algunas instituciones, aunque algunas de ellas no
estuvieron consignadas en la Recopilación de 1680, pero esas costumbres subsistieron vigorosamente no obstante las
disposiciones en contrario de las nuevas leyes. Puede afirmarse que en América el derecho consuetudinario llegó a constituir todo
un cuerpo de derecho positivo, formado natural y espontáneamente a espaldas de la legislación que se dictaba, g) Supervivencia
de instituciones aborígenes. Las primitivas costumbres jurídicas de los indios aborígenes se hicieron respetar por el legislador
español, siempre que no estuvieran en contradicción insalvable con los principios básicos del pueblo colonizador y no
constituyeran un peligro para la seguridad y soberanía del nuevo estado.

Capitulaciones. Eran los instrumentos jurídicos celebrados en forma previa a la empresa de descubrimiento por parte de los
Adelantados y la Corona.. Las capitulaciones son contratos firmados entre el Rey, por una parte, y el Adelantado, por la otra, en
cuya virtud se establecen derechos y obligaciones recíprocas. Según las opiniones se trata de un contrato de derecho público, por
la naturaleza especial de una de las panes contratantes (la Corona), por la naturaleza de su contenido y por la función política,
económica y social que llenaban, aún cuando entre sus cláusulas se determinaban cuestiones que importan la vigencia de normas
contractuales de derecho privado. Cuando España decidió realizar la conquista y colonización de las nuevas tierras descubiertas, la
situación del tesoro real no era lo más floreciente, por lo que se vio en la necesidad de convenir con particulares la efectivización
de tales empresas, quedando a cargo de éstos todos los gastos que ellas demandaban. Galleti dice que se trataba de un contrato de
naturaleza especial, por el cual se comprometía a adelantar o conquistar nuevas tierras para y en nombre del Rey, sostener los
gastos de la expedición y de la conquista a su propia costa; promover la conversión de los indios y realizar fundación de ciudades,
llevando adelante la empresa de la conquista. Por su parte, José María Rosa dice que el Rey, o el Consejo de Indias en su nombre,
dispone con el Adelantado la capitulación de los derechos y obligaciones recíprocas, a la que no se le quiere dar la forma de un
“pacto feudal” concluido, por escrito o de palabra, y por eso reviste la apariencia de un nombramiento donde el Rey hace merced
durante “dos vidas", al Adelantado y su sucesor, de una zona de Indias, con sus tesoros naturales, botines de guerra, tierras y
habitantes. El Adelantado se compromete a explorarla, pacificarla, y poblarla por su cuenta, pero a nombre del Rey y bajo la
vigilancia del Consejo de Indias. En la mayor parte de las Capitulaciones, ya que no todas eran iguales, se concedía al Adelantado,
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por una o dos vidas y a veces a perpetuidad, las facultades de repartir tierras y encomendar indios, asi como para nombrar,
libremente o con limitaciones, a los funcionarios menores que habrían de regir en las tierras descubiertas, para lo cual Je concedía
los títulos necesarios para ejercer en ellas el gobierno político y administrativo y ei mando militar, además de las judiciales,
aunque en estas debía actuar junto a dos alcaldes mayores.

Antecedentes históricos: a) Existen capitulaciones como instrumento jurídico para comisionar a particulares el desempeño de
funciones determinadas, antes del descubrimiento de América (por ejemplo en las Islas Canarias). b) Se utilizó no sólo para
empresas de descubrimiento y colonización, sino también para formalizar mandatos de naturaleza muy diversa, confiados por el
Estado a los particulares. c) A su vez, existían casos en que el que ha contratado con la Corona, capitulaba a su vez con un tercero
que asociaba a su empresa, celebrando nuevo asiento o capitulación, llamado “de compañía”. Facultad de otorgar capitulaciones:
La Corona o las autoridades expresamente facultadas por ella a ese efecto. En la Metrópoli gozó de esa facultad el Consejo de
Indias y la Casa de Contratación. En las Indias, podían hacerlo las Audiencias, los Virreyes, y los gobernadores, con la reserva de
la confirmación real. Partes de las Capitulaciones: 1) Licencia otorgada por el Rey para conquistar, descubrir, etc. 2) Obligaciones
del descubridor y mercedes otorgadas por la Corona. 3) Carácter condicional de las mercedes regias, supeditadas al éxito de la
empresa y la conducta del descubridor. Se determinaban los castigos por el incumplimiento de lo pactado. 4) Más tarde se
incorporaron preceptos relativos al buen trato de los indios conquistados. Las mercedes regias variaban de una capitulación a otra,
pero a medida que la colonización avanzaba, se observa una tendencia a 1a uniformidad en la concesión de mercedes.

Ordenanzas. Reales Cédulas. Otras formas de instrumentar las disposiciones. Desde el punto de vista técnico se distinguían muy
diversas clases de normas jurídicas, como lo señala Zorraquin Becú:. Leyes: En sentido estricto eran las disposiciones sancionadas
en las Cortes del Reino, las cuales tenían siempre alcance general y gran autoridad. Tuvieron muy poca importancia en la
formación del derecho indiano, y aún en Castilla las Cortes entraron en decadencia en el Siglo XVI.
Pragmáticas sanciones: Fueron dictadas por los Reyes en emplazo de las leyes. Versaban sobre materias muy generales y
tuvieron la misma autoridad que las leyes. De esta naturaleza fueron las que dispusieron la incorporación de los reinos de Indias a
Castilla (1520), las Nuevas Leyes de 1542 y la que ordenó expulsar a los jesuitas en 1767. Las demás disposiciones del monarca
derivaban del ejercicio normal de su actividad legislativa, y se distinguían por su contenido y por su forma.

Ordenanzas: Se las llamaba así cuando eran de carácter muy general, aunque no necesariamente destinadas a todas las
provincias, y sobre materias muy importantes. Reglamentaban, por lo general, una institución en forma más o menos completa,
como por ejemplo las Ordenanzas de Poblaciones, del Consejo de Indias, la de Intendentes, etc. No emanaban necesariamente del
Rey, pero eran suscritas a su nombre y a través de ellas se daban atribuciones a las instituciones para dictarlas, aunque debían ser
elevadas al monarca para su aprobación. Las Instrucciones: Estaban destinadas casi siempre a un funcionario o a un organismo y
tenían por objeto señalar las normas que debían aplicar o a las que debían sujetarse en el ejercicio de sus funciones. O tras
disposiciones: Emanadas de los Reyes, eran los nombramientos o títulos, las mercedes de tierra, oficios, etc., los privilegios, las
declaraciones destinadas a interpretar o modificar normas anteriores, las sobrecartas mediante las cuales el Rey insistía en imponer
resoluciones suplicadas. Por su forma de promulgación, se distinguían en: Provisiones reaies: Estas iban encabezadas con el
nombre del monarca, precedido del “Don” (Don Carlos, Don Felipe, etc.) y seguido de todos sus títulos, indicándose a quien o
quienes se dirigía, exponiéndose los motivos de la medida, la decisión tomada, la fecha y la firma (Yo, el Rey). También podían
expedirse provisiones reales, con el nombre y los títulos del monarca pero con la firma de sus miembros, tanto el Consejo de
Indias como los Virreyes y las Audiencias:

Las reales Cédulas: Eran las más frecuentes y sólo tenían como encabezamiento la fórmula “El Rey”-,- sin su nombre ni sus
títulos. Las Cartas Reales: Asumían una forma epistolar, mediante la cual los reyes contestaban las consultas hechas por las
autoridades y a veces les comunicaban la resolución tomada.

2) El sistema de Castas colonial. Situación del Indio. Instituciones aborígenes subsistentes. Mita. Encomienda.
Yanaconazgo. Ordenanzas de Alfaro. Reducciones y Misiones.

Situación jurídica y social del Indígena. El maestro Ots y Capdequí en su libro "‘Instituciones” analiza la situación del indio,
con posterioridad ai descubrimiento de América, expresando que desde el primer momento se mantuvieron en la Corte dos
criterios opuestos acerca de cual debía ser la condición jurídica de los indios sometidos. Dice que algunos juristas y hombres de
gobierno se pronunciaban a favor de mantenerlos en la servidumbre, como esclavos; los teólogos y especialmente el Padre
Bartolomé de las Casas, propugnaban que se considerase a los indios como hombres libres. Los primeros indios llevados por
Colón al regreso de su expedición fueron vendidos, aunque se ordenó prestar fianza por ellos hasta que dicha venta fuera
confirmada, pero poco tiempo después se ordenaba que tales indios fueran puestos en libertad y restituidos a sus países de origen.
Doctrinariamente no tardó en imponerse el criterio de considerarlos como hombres libres, vasallos de la Corona de Castilla,
pronunciándose así en forma terminante en contra de su esclavitud. No obstante ello, en los primeros tiempos los indios sirvieron
como elementos de cambio por animales u otros bienes, pero las Audiencias se encargaron de aplicar la sana doctrina legal. Sin
embargo, en algunos casos como el de los indios salvajes o caníbales tales como los caribes, se permitía reducirlos a la esclavitud,
aunque con carácter excepcional cuando ellos eran cautivados en una guerra justa. Tal lo que reproduce la Recopilación de Leyes
de Indias de 1680. Prevaleció, sin embargo, el criterio de considerarlos vasallos libres de la Corona, aunque considerándolos
personas rústicas o miserables, necesitados de tutela o protección jurídica. Así lo establecía la legislación emanada del Consejo de
Indias, especificando que en condición de vasallo debía pagar tributos a la Corona, aunque equiparado a lo que en nuestra
legislación actual se considera como “menor incapaz”, y como tal necesitado de una tutela legal, que generalmente estaba a cargo
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de un Protector de Indios. Desde un punto de vista social, una vez decidido por teólogos y juristas que los habitantes de América
eran seres humanos, dotados de alma, y no meros “animales parlantes” , la relación entre conquistadores y conquistados cambió
radicalmente, no obstante lo cual su situación estuvo en la generalidad de los casos en verdadera servidumbre. Si bien se los
colocaba en un pie de igualdad a españoles e indios, pues todos eran vasallos y debían pagar tributo al Rey, la realidad de la vida
era otra, ya sea por el imperativo de la conquista de atraerlos a la fe cristiana, como el propósito de incorporarlos a la economía en
la que su mano de obra era indispensable. Los indios asi', eran entregados mediante repartimientos hechos por el Adelantado, y
sujetos a regímenes de trabajo como la Mita, la Encomienda o el Yanaconazgo, buscándose de esta manera hacerles abandonar sus
hábitos nómades, reduciéndolos y encomendándolos. Resulta interesante destacar que en la medida en que las normas protectoras
dictadas a favor de los indios se ponían en práctica, la necesidad permanente de mano de obra encontró un camino para
satisfacerla en la adquisición de esclavos negros traídos del África por los comerciantes ingleses y holandeses y más adelante por
los propios españoles, medidas que fueron aconsejadas hasta por los propios teólogos como el Padre Bartolomé de las Casas,
quien había solicitado del Rey se autorizara su introducción en las Indias.

Normas Protectoras Civiles, penales y laborales. En primer lugar debe considerarse como un grave error ocuparse de las
normas dictadas a favor de los indígenas cómo si durante los tres siglos de la dominación española, éstas hubiesen tenido un
carácter invariable. Estas normas fueron cambiando según las épocas, la política de la metrópoli y la acción perseverante de
muchos defensores de los indios, que hicieron conocer a los monarcas españoles muchos de los excesos que aquí se cometían. La
colonización española en Indias fue realizada por una minoría de europeos y los aborígenes constituyeron la base con que se
desenvolvió aquella actividad, adquiriendo una presencia preponderante, en la primitiva vida económica y social y de allí la
preocupación de los gobernantes en dictar normas protectoras de esta mano de obra fundamental, más allá del fin de la conversión
al cristianismo que fue la base misma de la conquista. El Dr. Levene recuerda que una ley de Indias proclamaba que los indios son
útiles a todos y para todo, y que todos debían mirar por ellos y por su conservación, pues si los indios faltasen todo cesaría. Se
reconoce ahora que la legislación de los aborígenes tuvo marcada influencia en la legislación indiana, la que en gran medida se
apartó de la originaria normativa castellana, adecuándose a las nuevas circunstancias que les tocaba vivir en estos nuevos
territorios. La colonización española no abolió el sistema político y económico de los Incas, y si bien en las cabeceras de los
pueblos se designaban corregidores españoles, los caciques continuaban con el gobierno de sus tribus, y para evitar los abusos que
sobre ellos pudieran cometerse, se designaba un funcionario con el titulo de “Protector de Indios”, que debía asumir su defensa.
Puede afirmarse que la legislación española para Indias, especialmente la Recopilación de 1680, es una verdadera “gloria jurídica
de España” ya que especialmente en su libro VI legisla sobre los indios de la misma manera en que lo hace para los castellanos,
con amor y humanidad, en una época en que aún no habían desaparecido del todo las supervivencias bárbaras y la división de la
sociedad en clases, propia de la Europa del Feudalismo. En el orden civil, la protección de los indios estuvo orientada a evitar que
a los indios reducidos se les quitaran las tierras que antes hubiesen tenido, a que se procurase fundar pueblos de indios, en los que
debían designarse alcaldes y regidores indios, y se evitaba en general el contacto de éstos con los españoles, negros, mulatos y
mestizos. En general a los indios se les destinaba las tierras necesarias, repartiéndoseles lo que fuere necesario para labranza y
sementeras y para poder disponer de animales de cría. En las Leyes de Indias se encontraba también una definida política de
protección de la niñez, y respecto de los niños abandonados se creó la obligación de recogerlos en asilos o entregándoselos a
familias para su crianza. Uno de los aspectos en que se diferencian las leyes castellanas de las indianas es la referida a la familia,
tanto para los españoles como para los indios. Frente al amancebamiento en que iban cayendo los conquistadores con las mujeres
indias, se fijaron plazos para que éstos contrajeran matrimonio, señalándose penas tales como las de perder lo que habían recibido
de las indígenas. Desde 1503 se. había autorizado el casamiento de cristianos con indias y de mujeres cristianas con indios, en
cambio se coartó la de los españoles con mujeres negras o mulatas. Esta prescripción tiene un valor excepcional, dice Levene. por
el espirita igualitario que la alienta y el pensamiento de la formación de una nueva sociedad, como la que se iba formando en
América. En el Libro V! de la Recopilación de Leyes de Indias de 1680 se consignan numerosas disposiciones sobre la
organización de la familia indígena sobre la base del modelo de la familia española, castigándose a aquellos que incurrían en
poligamia. También se prohibió el “matrimonio por compra” que usaban los indios para vender a sus hijas al mejor postor, lo que
generalmente llevaba a los maridos a tratar a sus mujeres como si fueran esclavas. En el orden penal, la legislación indiana
mandaba respetar las costumbres y gobiernos antiguos de los indios, transformándolos gradualmente en cuanto lo permitía su
capacidad. Los excesos de tiranía en que pudieran incurrir los principales, eran castigados sin que por ello se suprimieran los
cargos. Cabe destacar como un hecho significativo el que en Indias se atenuaran los castigos frente a faltas o delitos que en
España eran más severamente castigados. Así, resultaba muy rara la aplicación de la pena de muerte o de prisión, la que en la
mayoría de los casos era sustituida por las de carácter pecuniario, impuestas por la necesidad de dedicar a las gentes, españoles o
indios, ai trabajo productivo. Para los indios se establecía una jurisdicción especial. y en ella los Alcaldes podrían poner preso al
indio que faltase a la mita o a la doctrina o se emborrachase y aún aplicarle azotes por mano de otro indio, pero si el delito era de
mayor importancia, debía ser llevado a 1a ciudad y entregarlo a la justicia. Este sistema funcionó con mayor eficiencia en las
misiones jesuíticas. En el orden laboral, los repartimientos de indios y las encomiendas constituyen una materia vital dei derecho
indiano. Sobre estas instituciones se erigió el edificio de la Conquista y Colonización americana, debiendo señalarse que estas
instituciones fueron diferentes en las distintas zonas geográficas y según el momento histórico vivido, cambiando su estructura en
el curso de la dominación española.

Así, pueden señalarse períodos claramente definidos: una primera etapa en la que el indio prácticamente fue tomado en grado de
servidumbre similar a la esclavitud, sin retribución alguna, etapa de la que rápidamente se reaccionó, y en tal sentido, ¡as Leyes de
Burgos de 1513 fueron dictadas a consecuencia del informe producido por los frailes dominicos que consideraron a los
repartimientos de indios como contrarios a los principios de humanidad y de igualdad del derecho natural. El Rey convocó a una
Junta de Teólogos, resultando de ella una serie de proposiciones fundamentales, como la de que debia tratarse a los indios como
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seres libres; que debían ser instruidos en la fe; que se los podía mandar a que trabajen , pero sin que ello impidiera la instrucción
de la fe y fuera provechoso a los indios y ai reino; que debía dárseles el debido descanso; que tuvieran casa y hacienda propia; que
se les diera tiempo para labrar su tierra y que se les pagara un salario adecuado por su trabajo. Puede afirmarse que éstas fueron
las primeras leyes obreras de carácter general dictadas para los indios, aunque conservando el sistema de repartimientos, aunque
rodeándolos de garantías para asegurar el trato humano de los indios. En 1542 se dictaron las “Nuevas Leyes" que se ocupaban
detenidamente de la situación de los indios, entre ellas las de que no se cargasen a los indios contra su voluntad ni sin pagárseles;
prohibía a los funcionarios reales en Indias el otorgamiento de indios en encomienda, y a medida que se producía la muerte del
encomendero, los indios encomendados se incorporaban a la Corona. El Dr. Levene afirma que con estas leyes se destruían los
fundamentos de la propiedad y de una plumada se convertía en libre a una nación de esclavos. Sin embargo, los encomenderos se
resistieron a libertar a los indios y a disolver los repartimientos realizados con anterioridad. Con respecto al régimen de trabajo de
los indios, en la segunda mitad del siglo XVI, éste consistía en un alquiler obligatorio, con intervención oficial, para que no se
impusiera un trabajo excesivo y éste fuera debidamente remunerado. En el siglo siguiente, por Real Cédula de 1601, se mandaron
cesar los repartimientos de indios, pero como eran inevitables los servicios se disponía que en adelante se llevara a éstos a las
plazas y lugares públicos para que convinieran libremente con los patrones, concertándose el trabajo por días o por semanas. Se
determinaba que el Virrey y los Gobernadores tasarían con espíritu de justicia los jóm ales, evitándose que el trabajo fuera
excesivo y asegurándose el pago de sus jornales. Cabe señalar que ante la actitud de los indios poco afectos al trabajo, se
determinó compulsivamente la obligación de trabajar, aunque dejando al indio la libre elección de su patrono. Al analizar el tema
del servicio persona! de los indios y la encomienda se estudiaran las características laborales de estas instituciones. Respecto de
los trabajos en las minas se adoptaron, también, una serie de medidas protectoras en defensa de la seguridad de los obreros, que en
su mayoría eran indios. Las primeras leyes destinadas a reglar las relaciones del trabajo, derechos y obligaciones de los españoles
e indios, fueron dictadas por Domingo de Irala, Juan Ramírez de Velazco, Juan de Garay y Hernando Arias de Saavedra, aunque
las más significativas fueron las del Fiscal y Visitador, el Licenciado Francisco de Alfaro, que veremos en un punto siguiente

Instituciones que regulaban la vida del indígena. Repartimientos y Encomiendas. Los indios convertidos a la doctrina
cristiana eran considerados, como hemos dicho, vasallos libres de la Corona al igual que los españoles, aunque sujetos a tutela.
También hemos señalado que en los primeros tiempos de la Conquista los españoles se repartían a los indios como bienes
mostrencos para beneficiarse con su servidumbre. Poco a poco la legislación empezó a poner orden en el reparto de estos seres e
hizo resurgir una vieja institución del derecho Castellano, la encomienda”.
Esta era un pacto feudal clásico necesario por el estado de inseguridad de Europa entre los siglos IX a XII y en virtud de él los
trabajadores de la tierra se “encomendaban” a un Señor a quien daban una parte de los beneficios del suelo a cambio de la
seguridad de defenderlos en sus vidas y bienes. El Señor mediante sus huestes guerreras debía defenderlos y levantar su castillo
que debía servir de lugar de refugio ante las invasiones a que estaban expuestos. Esta institución fue adaptada en América a las
circunstancias diferentes que se vivían en estas tierras: ios miembros de una tribu, con su cacique y su propia organización eran
“encomendados” a la protección de un ‘‘encomendero”. En nombre de los indios, el Protector de - indios, expresaba !a presunta
voluntad de éstos de trabajar en beneficio del español, debiendo éstos como contraprestación velar por su instrucción doctrinaria y
responder a su integridad física y seguridad personal. Variaron mucho en el tiempo las características y formalidades de la
encomienda, así como la vigilancia de los funcionarios sobre los procederes de los encomenderos, dice el historiador José María
Rosa a quien seguimos en este tema. En un principio las encomiendas fueron temporales, reintegrándose los indios a la Corona
una vez vencido el plazo. Luego adquirieron carácter vitalicio, mientras no se produjesen excesos por parte del encomendero, pero
luego surgió la práctica de que los indios no volviesen a la Corona, sino que siguiesen para beneficio de la viuda y de los hijos del
encomendero, otorgándose desde entonces las encomiendas por dos vidas, que luego son extendidas a tres, según una real
provisión de 1513. Sobre la institución de las encomiendas hubo fuertes polémicas. Los que eran contrarios a ella exhibían los
excesos de algunos encomenderos, mientras sus partidarios argumentaban sobre la imposibilidad de establecer otro régimen más
apropiado al trabajo y cuidado de los indios. Hubo reglamentaciones protectoras de los indios, y por las Leyes Nuevas llegó a
suprimirse el régimen de encomiendas, dando lugar a serias resistencias, y más tarde se reemplazó el servicio personal por un
tributo que debía ser pagado por el indio al encomendero. A comienzos del Siglo XVII se comenzaron a abolir las encomiendas y
un siglo más tarde quedaron prácticamente extinguidas. El autor que venimos siguiendo comenta que el objetivo de las distintas
formas de encomienda era la formación de un proletariado indígena, más o menos protegido y defendido contra las expoliaciones
de terceros. Afirma ser éste el objetivo fundamental ya que el español no arriesgaba su vida para ejercer en el Nuevo Mundo
funciones subalternas. sino que buscaba convertirse en Señor con buena mano de obra a su alcance; tanto ello es asi, que al
finalizar el Siglo XVI habitaban las siete ciudades del Tucumán setecientos españoles, de los que trescientos eran encomenderos,
formando la clase “alta” de la sociedad. La clase “media” restante estaba constituida por los que ejercían oficios, o esperaban
simplemente su tumo para convertirse en propietorios de encomiendas. La clase “proletaria” la constituían los 14.000 indígenas
que laboraban o pastoreaban las tierras de sus señores. Contrasta esta desproporción con relación a Buenos Aires, donde para
comienzos del Siglo XVII hay 2.730 habitantes, con 600 en calidad de “vecinos” y no más de 4.900 indios, casi todos en
reducciones, lo que señala que en esta zona no arraigaran las encomiendas por el carácter indócil de los naturales. Partiendo de
estas circunstancias el autor sostiene que la función del proletariado debieron cumplirla los estantes blancos o los hijos
desposeídos de antiguos pobladores, ya que la introducción de esclavos negros no dio el resultado esperado, y de allí proviene el
carácter más igualitario de la sociedad “porteña” comparándola con la del interior.

La Mita. La mita es, también, una, institución de origen indígena, que podía abarcar diferentes tipos de trabajo, aunque en la
práctica fue la manera más usual de reclutar indios para la explotación minera, La palabra “mita” significa “tumo”, y esto es en
esencia la naturaleza de esta forma de explotación del indio, que consistía en ir dando el laboreo dejas minas a un grupo de
mitayos, provenientes de una tribu en el que su cacique los había dividido de tal manera para el cumplimiento de sus tareas,
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turnándose cada tres meses para evitar el desgaste físico agotador que podía llevarlos a la muerte. De hecho, esto muchas veces
ocurría, por los abusos que se cometían al no respetarse las disposiciones protectoras reguladas por la Corona. De la mita minera
se pasó a la mita “pastoril” y agrícola y también a la de servicio doméstico. Un pueblo indígena se sorteaba para establecer los
tumos del pastoreo de los ganados propiedad del conquistador o bien para servir en sus casas en periodos de quince días. En todos
los casos tenían derecho a un salario fijado por los visitadores, y debía pagárseles los jornales de ida y regreso a sus pueblos. En la
mita agrícola se turnaban los indios por terceras partes para cultivar la tierra. El encomendero, como contraprestación debía dar
¡otes a los indios para sus cultivos propios y debía, además, sostener los servicios de adoctrinamiento cristiano, la atención de su
salud y la administración de la justicia. Por las Ordenanzas de Alfaro el trabajo mitayo fue reglamentado con minuciosidad,
estableciéndose tumos de cuarenta días por año en el laboreo de las minas, jomadas de ocho horas, especificaciones del salario y
tipo de alimento que debía entregárseles.

El Yanaconazgo tiene, al igual que la mita, un origen incaico. Era una institución auxiliar, mediante la cual, algunos indios a los
que se denominaba “yanaconas” o sin caciques, se los adscribía a algunas propiedades para el trabajo rural en particular, trabajo
que debían cumplir sin retribución alguna, ya que esta institución tenía un verdadero castigo para aquéllos que no se sometían a
sus caciques. Las condiciones de las tareas que les eran encomendadas eran extremadamente duras. La particularidad de esta
institución era que los indios yanaconas no podían desvincularse de las tierras a las que habían sido ‘‘adheridos” como cosas o
como bestias y, en el caso de que tales tierras pasasen a otro propietario, eran traspasados al nuevo adquirente o usuario como cosa
accesoria de ia heredad.

Ordenanzas de Alfaro. Francisco de Alfaro fue un funcionario de la Corona que con el titulo de Visitador recorrió especialmente
el Tucumán y el Rio de la Plata, dictando una serie de Ordenanzas que tuvieron importancia en la organización de la vida del
indio, contribuyendo a suprimir algunas instituciones que hasta entonces habían sido motivo de abusos en su perjuicio. Estas
ordenanzas ofrecen especial interés por el espíritu de protección al indígena y su importancia radica en que fueron aprobadas por
la Corona y posteriormente incorporadas a la Recopilación de Leyes de Indias de 1680, convirtiéndose así en leyes aplicables en
todas ¡as colonias de Indias. Las. Ordenanzas de Alfaro datan de los años 1611 y 1612 y una de sus principales disposiciones está
referida a la forma de organizar las reducciones, disponiéndose que en cada caso hubiera un alcalde y un regidor indígenas, los
que tendrían a su cargo elegir anualmente a sus sucesores, a semejanza de lo establecido en los Cabildos coloniales. Estos
funcionarios indígenas tendrían el gobierno de sus pueblos quedando a su cargo inclusive el repartimiento de las mitas. También
disponía Alfaro que en cada reducción se hiciesen construcciones para viviendas, dotándoselas de iglesia y cura doctrinero. Cabe
recordar que en jurisdicción de Corrientes se organizó la de “Limpia y Pura Concepción de Itatí” en 1615, sin dudas la más
importante de todas las que se organizaron en nuestro actual territorio, la de “Santa Lucía de los Astos” en 1622, “Santa Ana de
los Guacaras”, etc. También se ocupó Francisco de Alfaro del servicio personal prestado por los indios a sus encomenderos,
motivo de muchos abusos, transformándolo en un sistema de trabajo obligatorio y remunerado, mediante el cual los indios debían
concurrir a las plazas de las ciudades para conchavarse libremente en determinadas épocas y por períodos establecidos. Esta
reforma fijó la condición definitiva de los indios en el Río de la Plata y en el Tucumán, generando reacciones negativas tanto de
parte de los antiguos beneficiarios como de algunos cabildos protestando porque el nuevo régimen había introducido un peligroso
germen de disolución social, al otorgar a los indígenas una libertad excesiva. Cabe señalar también que Francisco de Alfaro en sus
Ordenanzas no se limitó a dar disposiciones sobre la organización de reducciones y el mejor trato de los indios, sino que además
incursionó en otros aspectos referidos al buen gobierno de las tierras por él visitadas, sugiriendo entre otras cosas la necesidad de
dividir la antigua gobernación del Paraguay creándose la del Río de la Plata, con asiento en Buenos Aires y comprensiva de las
ciudades de Santa Fe, Corrientes y Concepción del Bermejo, ésta última hoy desaparecida, Además autorizó a las autoridades para
que en compañía de oficiales reales pudiera visitar los navíos que entraban y salían de Buenos Aires con la finalidad de combatir
el contrabando, que afectaba los ingresos de las Arcas Reales.

Reducciones y Misiones. Debe tenerse presente siempre al estudiar la situación del indio en América los distintos periodos de
aquella colonización, diferenciando momentos y lugares y ubicando al indio, para su examen histó rico, dentro de instituciones
muy diversas como las que se han estudiado. Ya hemos visto el primitivo sistema de repartimientos y encomiendas: alcanzó a una
parte de ellos, pero grandes núcleos de población india quedaron al margen de aquellas instituciones, lo que motivó a la Corona a
adoptar otras medidas como fueron las de crear reducciones, o corregimientos como luego se las llamó. Desde el primer momento
de la conquista se buscó fijar en núcleos de población regular a los indios, entendiéndose que los altos fines de la colonización
sólo podían lograrse mediante su inteligente utilización sometiéndolos como sujeto de trabajo y sujeto fiscal, dotándosele de la
necesaria capacidad económica. Y ello exigia, como dice Ots y Capdequi, que los indios vivieran en núcleos de población regular,
como nuevos súbditos de los monarcas españoles, dedicados al cultivo de las tierras o de otras actividades productivas. A la
realización de esta política se opusieron por una parte la resistencia de los propios indios, y por la otra ios intereses de los
colonizadores españoles, que preferían explotarlos en forma directa a través de servicios personales, en la forma que hemos
señalado. Por lo tanto no hubo verdaderos pueblos de indios incorporados directamente a la Corona en la etapa inicial de la
colonización como tampoco hubo un régimen tributario de carácter fiscal, ni la organización del trabajo sobre bases de libertad
económica. Recién va a surgir en el Virreinato de Nueva España la institución de las reducciones o corregimientos o pueblos de
indios incorporados directamente a la Corona, puestos bajo la autoridad de los corregidores que habían de ejercer, en nombre del
Rey, funciones tutelares que antes habían estado confiadas a los encomenderos. Se trata, como hemos dicho, de pueblos de indios
no encomendados a particulares, que constituyen pequeñas entidades políticas y administrativas, en las que no se olvida por cierto
la finalidad espiritual de la conquista. En cada reducción de indios debía edificarse una iglesia y existir por lo menos un cura
encargado de la doctrina, que debía ser sostenido con el tributo que aquéllos pagaban. El legislador tuvo especial preocupación
por determinar que en los sitios donde se establecieran reducciones hubiese suficiente agua, tierra apta para el labradío y con
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pastos para sus ganados, y también se aconsejaba que donde existieran minas se formaran reducciones de indios. A los indios
reducidos no se les podía quitar las tierras que hubiesen poseído, ni se podía mudar de sitio a las reducciones sin la autorización
del Rey, Virrey o las Audiencias. Los indios reducidos no podían abandonar el pueblo en que residían, y se prohibía que viviesen
en éstos españoles, negros, mestizos y mulatos. Excepcionalmente a los viajeros se les permitía quedar un día en las reducciones,
por aplicación del principio de hospitalidad, y los mercaderes no podían estar más de tres días, no pudiendo albergarse en las casas
particulares de los indios. Estas reducciones estaban organizadas bajo la dirección de un Regidor español, pero a medida que la
institución se fue afirmando, sucesivas disposiciones reales posibilitaron que nombraran indios há biles para desempeñarse como
Regidores y Alguaciles del pueblo, al comienzo propuestos por la autoridad española y con el tiempo nombrados por los propios
indios, con participación de sus caciques y el protector español. Con respecto a las misiones: en los primeros años del Siglo XVIL.
dice Ots y Capdequi, secundando la política de colonización pacífica defendida por la Corona para poblar y proteger las comarcas
todavía no exploradas y las regiones fronterizas, se establecieron en América las primeras misiones de religiosos jesuitas, que
pronto alcanzaron extraordinario desarrollo, organizando pueblos de indios que vivieron sometidos a la autoridad de un padre
jesuita, secundado por uno o dos asistentes. Se consiguió así, por el esfuerzo y perseverancia de estos religiosos, que se crearan
importantes núcleos de población en regiones hasta entonces no colonizadas y que vivieran sometidos a normas de trabajo y
convivencia social dentro de los principios de la religión católica, numerosas familias indias que antes vivían errantes y entregadas
a costumbres no civilizadas. El autor citado señala que las misiones del Paraguay no fueron las únicas creadas en las distintas
regiones fronterizas de América, ni tampoco fue la de los jesuitas la única orden religiosa que tuvo a su cargo tal tarea, pero
destaca el volumen alcanzado por las Misiones de ia Guaira, dirigidas por los jesuitas, que sobrepasan a todas las otras en
importancia. Al ser expulsados los jesuitas en 1767, los indios de sus misiones fueron entregados a funcionarios civiles o
militares, que fueron secundados en el orden espiritual por sacerdotes pertenecientes a otras órdenes, especialmente los
franciscanos. Se recuerda que el padre del que después fuera el Gral. San Martin, tuvo a su cargo la dirección de la antigua misión
jesuítica de Yapeyú, en territorio de ia actual provincia de Corrientes.

3) La presencia del esclavo negro en el Río de la Plata, su consideración jurídica. Frank Tennembaum y la discusión sobre
los sistemas esclavistas. (no)

4) Reformas españolas para América en el siglo XVIII. Creación del Virreinato del Rió de la Plata. Causas económicas y
políticas de su creación. Demarcación.

Reformas españolas para América en el Siglo XVIII. A partir de Felipe III la vida y el poderío político de España muestran su
tendencia a la declinación. Hasta entonces España había sido el Estado más poderoso de Europa. Hubo una gran indiferencia por
los negocios públicos por parte de los monarcas. Lo que si lograron mantener es el principio de la unidad religiosa. Con la muerte
de Carlos II “El Hechizado”, sin descendencia, se extinguía en España la Casa de los Austrias. Tres candidatos podían legalmente
reclamar la herencia de este monarca, por ser ellos hijos de Infantas españolas: Luis XIV Rey de Francia; Leopoldo 1 de Austria y
Femando, Elector de Baviera. Antes de morir Carlos 11 había hecho testamento dejando el trono a Femando de Baviera, pero éste
falleció en 1699. Por ello y para impedir que se produjera un desmembramiento de España, a consecuencia de las pretensiones de
los demás herederos, hizo un nuevo testamento en virtud del cual dejaba como único heredero de la corona española a Felipe,
Duque de Anjou y nieto de Luis XIV, dejando establecida la condición de que España y Francia no podrían reunirse bajo una sola
corona y que el territorio español no se desmembraría. El Io de noviembre de 1700 moría Carlos “El Hechizado” y Luis XIV
aceptaba en 1701 el testamento a favor de su nieto, que asumiría al trono como Felipe V, provocando la reacción de otros países
europeos que veían en esta circunstancia la ruptura del tan delicado equilibrio de las potencias europeas. A consecuencia de ello,
Inglaterra, Austria, Holanda, Suecia. Dinamarca, Portugal y otros principados menores constituyeron una coalición opositora,
provocándose enfrentamientos especialmente con el otro pretendiente, Carlos de Austria, hijo segundo de Leopoldo de Austria,
instituido primeramente heredero del trono de España.
El enfrentamiento bélico va a terminar mediante ia paz de Utrecht, que restablece el equilibrio de las potencias europeas, que se
reparten amigablemente una parte de España. Así como el siglo XVII fue un siglo de tristezas, lamentaciones y desesperanzas en
cuanto a los problemas más apremiantes de la vida nacional, el XVIII fue un siglo de alegría, de confianza en las fuerzas propias y
de acometividad para producir un renacimiento. El rey Felipe V, cabeza de una nueva monarquía, traía la influencia espiritual del
pueblo francés, que se encontraba entonces en pleno esplendor de civilización, se valió de sus compatriotas de aquél origen para
plantear las reformas que requerían la hacienda y la administración pública española. Su influencia fue muy grande y beneficiosa
para el Estado español. Tan absolutistas o más que los Austrias los Borbones trajeron una administración y una burocracia muy
elaborada y absorbente. Fue una administración esencialmente centralista y unificadora. Una novedad la constituyó el
entronizamiento del régimen ministerial, ya que en época de los Austrias los órganos asesores eran los Consejos, aunque éstos no
desaparecen del todo.

Causas que determinaron la creación del Virreinato del Río de la Plata. Con la terminación de la dinastía de los Austrias, se
iniciaron las Guerras de Sucesión. España había perdido su rol hegemónico, mientras se constituían en principales potencias
Francia, Inglaterra Austria y Holanda. Luis XIV de Francia consigue imponer a su nieto Felipe de Anjou, quien inicia la dinastía
de los Borbones como Felipe V de España. Por el Tratado de Utrecht se logra el anhelado equilibrio europeo, y sale gananciosa
Inglaterra que así puede comerciar libremente. España e Inglaterra celebran el Tratado de Asiento (1713), beneficioso para
Inglaterra, que adelanta fondos a España y ésta le permite el comercio de esclavos negros y de productos manufacturados a
cambio de metales (plata y oro). Esto se proyecta a América, donde se inicia la llamada “época del cuero” que continuaría por
largo tiempo en nuestro país. El aporte de mano de obra barata -los negros reemplazan ventajosamente al indio- provoca cambios
en la economía y en la demografía. La paz de Utrecht convierte a Inglaterra en el árbitro de Europa, y trae una secuela de
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complicaciones para España en América, con el dominio de! mar por Inglaterra. También se producen problemas por la
separación del Portugal de la corona de los Borbones (1762), y sus pretensiones reivindicatorías de tierras americanas, lo que
darán lugar a conflictos como los de Colonia del Sacramento. La revisión del Tratado de Tordesillas tiene como consecuencia
otorgar al Portugal las tierras de Rio Grande Do Sul y los siete pueblos de las misiones jesuíticas en la orilla oriental del Uruguay.
El Virreinato del Río de la Plata fue creado por Real Cédula de Carlos III el 8 de agosto de 1776.

Demarcación: El Virreinato estaba integrado por las antiguas gobernaciones del Río de la Plata, del Paraguay, de Tucumán y de
Charcas, agregándosele la región de Cuyo, que hasta entonces había pertenecido a la Capitanía General de Chile.

Extendíase, pues, a los territorios que cubren actualmente la República Argentina, el Paraguay, Uruguay, Bolivia y Río Grande do
Sul.

Causas políticas: La continua expansión de Portugal hacia e! Oeste, en detrimento territorial de las posesiones españolas
determinaron la necesidad de una dirección militar cercana para contener tales avances y cubrirse de los eventuales ataques de las
grandes potencias marítimas. La enorme extensión territorial que abarcaba el Virreinato del Perú, especialmente las distancias de
la gobernación del Río de la Plata, impedían el buen gobierno desde la capital ubicada en Lima, y la oportuna adopción de
medidas en defensa del patrimonio de la Corona Española. La presencia de un Virrey, con amplios poderes, se hacia cada vez más
necesaria para asegurar los propósitos indicados. Cabe apuntar que para la época en que se va a crear el Virreinato del Río de la
Plata (1767), se habían generado problemas internacionales en la zona del Atlántico Sur, derivados de la rivalidad hispano
portuguesa y de las pretensiones inglesas sobre los territorios ubicados en ese área. Pocos años antes de aquella fecha, el
gobernador de Buenos Aires, D. Pedro de Ceballos, había tomado posesión de toda la Banda Oriental inclusive el territorio de Río
Grande, pero se vieron obligados a devolver la estratégica Colonia del Sacramento, ubicada frente a Buenos Aires. Pese a
encontrarse en paz, los portugueses fueron tomando sucesivamente posesión de territorio considerado español, lo cual determinó
al Rey Carlos 111 a organizar la expedición militar más importante que España hubiese enviado hasta ahora a las Américas, en la
que puso a su. frente precisamente a D. Pedro de Ceballos, designándolo Virrey, Capitán General de las provincias de Buenos
Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí. Santa Cruz de la Sierra, Charcas y todos los pueblos comprendidos en la jurisdicción de la
Audiencia de Charcas. Por ello puede afirmarse que la creación del virreinato rioplatense estuvo determinada casi exclusivamente
por consideraciones estratégicas que hacían necesario oponer un fuerte conglomerado político a las desmedidas ambiciones
lusitanas y al latente peligro británico.

Causas económicas: Hemos señalado ya que con el advenimiento de los Borbones se impusieron una serie de nuevas medidas de
tipo económico, en las que se buscaba mejorar la situación de la Real Hacienda por medio de un contralor más cercano. Los
cambios operados en el Río de la Plata a consecuencia de las transformaciones introducidas, especialmente por el Reglamento de
Comercio Libre, sobreseí que hablaremos más adelante, hicieron necesaria la creación de una autoridad virreinal que pudiera
ejercitar una más efectiva vigilancia del incremento de transacciones comerciales y, especialmente, para frenar el contrabando que
perjudicaba fundamentalmente el erario. Otro aspecto significativo lo constituyó el desarrollo ganadero operado en la región y el
aprovechamiento del cuero y otros subproductos de ¡os vacunos, que eran la base del incremento comercial legitimo con los
navios españoles y el no autorizado con navios de otros países. Para cumplir tales fines, se crean y establecen en Buenos Aires y
en el nuevo Virreynato, el régimen de Intendencias, la Aduana y el Consulado, sobre los que nos referimos más adelante

5) Reglamento de Comercio Libre. La real Ordenanza de Intendentes. Contenido e importancia. Aduana, Audiencia y
Consulado de Buenos Aires.

El Reglamento de Comercio Libre. El objetivo que movió esta serie de reformas fué el de activar el comercio marítimo como la
mejor manera de generar una mayor recaudación impositiva para sus arcas y posibilitar, además, un mayor desarrollo de sus
colonias. En tal sentido la sanción de este Reglamento, cumplida en octubre de 1778, constituyó un factor gravitante en la
transformación que se buscaba. Se ponían en práctica las teorías del mercantilismo ya probadas en Francia por el Ministro Colbert
que buscaba conseguir una balanza comercial activa.
Sus principales disposiciones son las siguientes: a) La habilitación de nuevos puertos tanto en España como en América. Esto
posibilitó un creciente intercambio no sólo entre los diversos puertos de la Metrópoli y los de sus colonias, sino que además
autorizó el intercambio de los puertos americanos entre sí. b) La supresión de los diversos impuestos hasta entonces vigentes,
reemplazándolos por los del almojarifazgo y la aleábala. c) Otra importante medida de política fiscal fue la liberación impositiva
de algunos productos, con el fin de favorecer su comercialización. d) Cabe acotar que la libertad de comercio que por este
Reglamento se establecía, no tenía un carácter general, sino que estaba limitada al comercio de españoles con sus colonias, con la
aclaración de que los navíos que ingresaran a los puertos americanos debían ser de propietarios españoles, como también debía
serlo la tripulación, aceptándose que hasta un tercio de extranjeros pudieran componerla. e) Por otra disposición se alentaba la
construcción de navios, a cuyo fin la Corona proporcionaba la madera necesaria para su construcción, a lo que debía agregarse que
en el primer viaje redondo que realizara el barco se beneficiaba con una importante reducción de los impuestos. f) La creación del
Consulado, tema que tratamos más adelante. Los efectos de este Reglamento resultaron positivos para los comerciantes en
general, con un ascenso marcado de la burguesía, pero sus consecuencias resultaron desastrosas para las clases productoras,
principalmente campesinas, asestándole golpes, a veces mortales, a las producciones locales, a las artesanías y manufacturas de las
diferentes regiones del Virreinato, afirma el Dr. Galletti.

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La Real Ordenanza de Intendentes: La creación del régimen intendencial es una consecuencia de las - nuevas ideas imperantes
en la Metrópoli, y la necesidad de mejorar la recaudación hacendista, promover el desarrollo económico y acentuar la
centralización político-administrativa del Imperio, constituyendo un nuevo sistema administrativo que modificó la estructura
tradicional.
Fue creado en el Virreinato del Río de la Plata por Real Ordenanza de 1782, extendiéndose paulatinamente, y para 1790 está
implantado en todo el Imperio Español. De acuerdo con la Real Cédula de erección del sistema intendencia!. el Virreinato del Río
de la Plata estuvo dividida en 8 Intendencias, bajo la dirección de la Superintendencia establecida en Buenos Aires. Las ocho
intendencias fueron las siguientes: la de Buenos Aires que comprendía además a Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes; la de
Asunción del Paraguay: la del Tucumán, que comprendía a las jurisdicciones de Córdoba, La Rioja, Mendoza, San Juan y San
Luis: Salta del Tucumán, que abarcaba Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca y más adelante Tarija; lajkatcas o
Chuquisaca: la de Potosi; la de Cochabamba y la de La Paz. El Intendente era elegido directamente por el Rey y estaba al frente de
cada uno de los distritos mencionados, dependía directamente del Superintendente Delegado de la Real Hacienda. En la cúspide
del sistema estaba el Superintendente General de la Real Hacienda, función que desempeñaba en la Metrópoli el Secretario de
Estado o del Despacho Universal de Indias. Este nuevo sistema no significó la eliminación del anteriormente vigente, por lo que
vino a injertarse en el antiguo, ya que el Virrey continuaba con su real autoridad, pero las funciones de hacienda le fueron
confiadas al nuevo funcionario. Con el tiempo se irán produciendo roces por materia de conflictos jurisdiccionales, que
determinaron a la Corona a establecer en una sola persona las funciones de Virrey y Superintendente de la Real Hacienda

Atribuciones: La Ordenanza otorgaba a los Intendentes las siguientes funciones, a saber: De Policía: Tenía a su cargo el fomento
económico y el progreso material (agricultura, ganadería, industria, minería, comercio; construcción de caminos, puertos,
transportes, etc.) Debían realizar periódicas visitas a los distritos de su jurisdicción. En estas amplias funciones de policía se
resume el ímpetu de progreso material que se consideraba necesario para la revitalización del Imperio. También se les concedía a
los Intendentes el vicepatronato real en sus respectivas provincias. De Hacienda: Este aspecto estaba minuciosamente
reglamentado en la Ordenanza, estando a su cargo la administración de las rentas reales y jurisdicción contenciosa en todo lo
referido a la materia de Hacienda, que hasta entonces había estado a cargo de los oficiales reales. De Justicia: En la Capital de
cada Intendencia, tenía a su cargo la administración de justicia civil y criminal a cargo de un Teniente Letrado nombrado por el
Rey, quien, además, era asesor en todos los negocios de la Intendencia, siendo sus fallos apelables ante la Real Audiencia. Los
alcaldes continuaron funcionando, pero con menores atribuciones. El Intendente tenía además a su cargo la vigilancia de la
administración de Justicia y el cumplimiento de las leyes. En materia de Guerra, tenía a su cargo todo lo concerniente a aprestos
militares que tuviera conexión con la Real Hacienda. Los intendentes no tenían mando militar alguno, sólo debían atender a la
subsistencia de la tropa y a los gastos militares. Si bien, conforme al nuevo régimen el Intendente debía reemplazar al Gobernador,
se dispuso que a los funcionarios que ya estaban al frente de las gobernaciones de provincias ejercieran las atribuciones
intendenciales, dándoseles el titulo de “Gobernadores Intendentes”. Había también Sub-Delegados de Intendentes de dos
categorías. Los de pueblos de Indios, que ejercían las funciones ya descriptas. En las ciudades o villas subalternas, atendían sólo
las atribuciones de hacienda y de guerra. En todos los casos estaban subordinados a los Gobernadores Intendentes. Quedó al
margen de la organización de Intendencias el gobierno de ciertas regiones fronterizas, como gobernadores político-militares, como
en el caso de los distritos de Moxos, Chiquitos, Montevideo y Misiones, con atribuciones en materia de gobierno, justicia y
guerra, pero que dependían de los Intendentes en materia de hacienda, sin perjuicio de su subordinación a la autoridad general del
Virrey.

La Aduana de Buenos Aires. Su creación es una consecuencia inmediata del régimen de comercio libre, permitido por la
inclusión del puerto de Buenos Aires entre los habilitados por el Reglamento que hemos analizado. El volumen creciente del
comercio hacía imposible que el contralor pudiera seguir a cargo de los funcionarios de la Real Hacienda, ya que se dañaba a los
particulares con las demoras que se producían en los despachos.
Fue creada por Real Orden del 7 de abril de 1778 y comenzó a funcionar el año siguiente bajo la dirección de un Administrador
General de Aduana y Aleábalas, al que asistían un Vista de Aduana, un Contador y dos Oficiales de Contaduría. Por iniciativa de
la Aduana de Buenos Aires se crea la similar de Montevideo, ciudad que contaba con un mejor puerto para recibir los navios de
ultramar, desde la cual se enviarían a Buenos Aires los géneros y efectos por medio de lanchones o barcos menores. La Aduana se
estableció en el edificio que llamaban de la Ranchería. Se dictó un Código Aduanero dividido en 7 títulos, y es la ordenanza de
aduana inicial que se puso en práctica en el Río de la Plata. Tenia como función fundamental la vigilancia de la entrada y salida de
mercaderías, el cobro de los derechos de importación, exportación y aleábalas, la policía aduanera y la contabilidad respectiva.
Más adelante, en 1794 se organizó el Resguardo de la Capital, destinado a la vigilancia del contrabando, estando ambos
organismos bajo la dependencia del Superintendente General

La Audiencia. El Virrey, D. Pedro de Cebados, tan pronto se terminó la acción bélica contra los portugueses, pidió que la
creación provisional del Virreinato se convirtiese en definitiva y se trasladase la Audiencia de Charcas a la ciudad de Buenos
Aires. Y al no producirse esto, pide la creación de una nueva Audiencia en esta ciudad. El Rey accede por Real Cédula de 1782 y
el 14 de abril de 1783 se dicta la Cédula ereccional. Fundamentaba su pedido en la circunstancia de haberse aumentado en
gravedad e importancia los negocios de toda clase, a consecuencia de la creación del Virreinato y el incremento de las actividades
comerciales. Composición: La presidía el Virrey y estaba integrada por un Regente, cuatro Oidores, un Fiscal, que era, a su vez,
Protector de Indios. Se integraba además con dos agentes fiscales, dos relatores, dos escribanos de Cámara y otros funcionarios.
Comenzó a actuar en 1785 y su jurisdicción comprendía las provincias del Río de la Plata. Tucumán, Paraguay y Cuyo.

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Ya había habido una primera audiencia en Buenos Aíres en 1661, pero fue abolida. Las disposiciones que entonces se dictaron
para esa Audiencia fueron aplicadas con leves modificaciones en la nueva Audiencia. Una de las novedades en esta institución es
la figura del Regente, funcionario encargado del gobierno interior de !a Audiencia, una especie de enlace entre el cuerpo y su
presidente. Estaba facultado para presidir el organismo en caso de ausencia de su titular, asistiendo a todos los acuerdos con voz y
voto, pudiendo dividir a la Audiencia en Salas, designando a los Oidores que las compondrían, teniendo facultades de vigilar la
marcha de los asuntos para evitar demoras injustificadas. Además, como novedad, se le acordaba al Regente la facultad de actuar
como Juez de Primera Instancia en juicios verbales de poca monta, en los casos que las partes sometieran voluntariamente. Este
funcionario formó parte de la Audiencia de Buenos Aires desde su fundación y fue incorporado como una medida destinada a
fortalecer la administración de justicia indiana, desterrando viejos males y corruptelas. La Audiencia era un órgano que tenía
predominantemente facultades judiciales, como ser las de apelación de resoluciones adoptadas por los alcaldes ordinarios, los
tenientes letrados en las Intendencias, los que debían resolver la Audiencia en pleno. Además, los oidores individualmente tenían
funciones a su cargo. Actuaban además en las funciones de Justicia administrativa, en causas de gobierno, militares, hacienda y
correos. Pero además tenía funciones en lo político, ya que reemplazaban al Virrey en caso de muerte, incapacidad, o ausencia
definitiva, salvo que aquél funcionario hubiese dejado instrucciones acerca de quien debía ser su reemplazante, lo que se conocía
como “Pliego de Mortaja”. En el caso de una ausencia temporaria del Virrey, lo reemplazaba el Oidor mas antiguo. En lo
financiero, debía autorizar al Virrey para realizar determinados gastos, y ejercitaba un contralor de la Real Hacienda. Tenía a su
cargo la realización de ios juicios de residencia de los funcionarios del Virreinato, de menor jerarquía. La Audiencia de Buenos
Aires desarrolló una intensa y prestigiosa labor, no sólo judicial, sino de gobierno, como afirman los Dres. Tau Anzoátegui y
Martiré, ya que procuró en todo momento orientar ta tendencia avasalladora de los gobernantes o el desordenado dinamismo
popular, obrando con gran prudencia y decoro. Sus miembros demostraron un profundo saber jurídico y una conducta digna del
alto cargo que ejercían.

El Consulado. El Reglamento de Comercio libre prevé la creación de un Consulado en cada puerto habilitado en España, y se
aplicó este principio por analogía en América. Los comerciantes de Buenos Aires solicitaron su habilitación en 1785 y tras una
ardua gestión, recién fué autorizado en 1794, dándosele jurisdicción sobre todo el Virreinato del Rio de la Plata. El cuerpo estaba
compuesto por un Prior, dos Cónsules, nueve Conciliarios y un Sindico, todos con sus respectivos Tenientes a los que se agregaba
un secretario, un contador y un tesorero. Además podían nombrar diputaciones consulares en todo el territorio, los que duraban
dos años y debían actuar asociados a los comerciantes y con el Escribano del Cabildo del lugar, y tenían como función facilitar la
atención de los pleitos mercantiles. Una de las funciones más importantes atribuidas a los Consulados era la de actuar como
Tribunal Judicial en asuntos mercantiles, para lo cual debía integrarse con el Prior y los dos Cónsules, debiendo entenderse
comprendida en esa facultad todas las cuestiones atinentes al comercio, contratos mercantiles, transporte marítimo, fletes y demás
cuestiones conexas, inclusive juzgaban los delitos cometidos a bordo durante la navegación. Funcionaban además como Junta de
Fomento Económico para procurar el progreso de la agricultura y la industria, la introducción de herramientas y el aumento del
comercio, ocupándose además de las ciencias y artes útiles, así como la construcción de obras públicas y de conservar las
existentes que estuvieran vinculadas con su ramo. En sus inicios el Consulado tenía predominio total de comerciantes, pero la
importancia que fueron adquiriendo rápidamente los hacendados, decidió a la Corona a disponer que este organismo se
constituyese con igual número de comerciantes y hacendados, a fin de que el comercio y la agricultura recibiesen el mismo
fomento.

UNIDAD IV:

1) El siglo XVIII. Las nuevas Ideas filosóficas, políticas y económicas. La Enciclopedia.

Revolución de Mayo. Las ideas filosóficas y políticas sobre el origen del poder. Los historiadores discuten acerca de la
filiación ideológica de los hombres que llevaron adelante nuestra Revolución de Mayo, considerando algunos que éstos se
hallaban estrechamente ligados al pensamiento expuesto en las universidades americanas, cuyo mayor exponente era el Padre
Francisco Suárez, mientras otros autores que responden en mayor medida a la tendencia liberal, creen encontrar ese fundamento
en el pensamiento del ginebrino Juan Jacobo Rousseau, cuyas ideas habían llegado en forma posterior al Río de la Plata, aunque
de manera más o menos clandestina, y eran conocidas por los" principales actores del proceso revolucionario. Ambos
pensamientos son expuestos para conocimiento de los educandos:

Las ideas de Padre Francisco Suárez. Francisco Suárez fue un sacerdote de la Compañía de Jesús, nacido en Granada (España)
en 1548 y fallecido en el año 1617. Fue uno Je los expositores católicos más lúcidos de su época -llamado por sus dotes el Doctor
Eximio- y las doctrinas por él sustentadas encuentran precedentes en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, en Fray
Francisco de Vitoria, San Roberto Belarmino, San Isidoro de Sevilla, etc. Enseñó en las Universidades de Salamanca y Coimbra y
su pensamiento se tradujo en numerosas obras de gran valor filosófico teológico siendo las que más nos interesan en orden al tema
a desarrollar el Tratado de las Leyes (“De Legibus”) y Defensa de la fe católica y apostólica contra los errores de la secta
anglicana, con respuesta a la apología del juramento de fidelidad y a la carta enviada a los príncipes cristianos por el Serenísimo
Jacobo, Rey de Inglaterra Defensio Fidei”), las que tuvieron gran repercusión en España y to da Europa y, trasladadas a América
por los sacerdotes jesuitas, sirvieron de base para la enseñanza en las Universidades de Charcas y Córdoba, con influencia directa
sobre los hombres que habrían de tener un papel protagónico en los sucesos de nuestra Revolución de Mayo. Suárez desarrolló su
teoría sobre el origen de la autoridad o del Estado-poder, tomando como base la tradición cristiana y considerando especialmente
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el momento histórico en que vivió, ya que sus estudios nunca fueron indiferentes a la realidad contemporánea que lo rodeaba, y la
segunda de las obras mencionadas más arriba es precisamente una refutación a las ideas del monarca inglés sostenedoras del
principio del absolutismo de origen divino inmediato, dado por Dios directamente al Príncipe.
Suárez divide en cuatro pasos sus enseñanzas respecto al origen y posesión de la autoridad: El primero de ello puede resumirse
diciendo que “a ninguna persona. física o moral, le viene inmediatamente de Dios la potestad civil, ya sea por naturaleza o por
donación graciosa” Para entender este primer paso es necesario apreciar que siendo el hombre de naturaleza racional, lo es
también de naturaleza social. El ejercicio de la razón presupone en la propia raíz del hombre el impulso a la vida en común. No es
llamado a lo social por el temor ni por la indigencia, ni para librarse del caos, ya que si estos elementos han movido el instinto
radical de conservación, debe entenderse que previamente lo pensó, lo evaluó y lo aceptó como medio para salir de aquél estado
anterior. Sigue diciendo que “natural y voluntariamente los hombres tienden a asociarse en comunidad perfecta” y que “por
naturaleza todos ios hombres nacen libres y, por lo tanto, ninguno tiene jurisdicción o potestad política sobre otro, ya que esa
potestad no ha sido dada en forma inmediata por Dios a ningún hombre en particular” Analiza más luego que los hombres pueden
presentarse como “muchedumbre” en cuanto son un agregado sin orden y no son propiamente un cuerpo político, por lo que no
necesitan una cabeza o autoridad o príncipe. Pero si por especial voluntad o común consentimiento se reúnen en un sólo cuerpo
político por un vinculo de sociedad para ayudarse mutuamente en orden a un fin político, necesita él de una sola cabeza.
Señala que esta potestad de jurisdicción no es un arbitrio utilitario de la razón, o encuentro casual para un mejor vivir, sino que
fluye normalmente de la naturaleza racional cuando los hombres se unen con un fin político y forman la comunidad perfecta. Es
decir, que en la “muchedumbre” o “multitud” ningún miembro puede tomar la dirección de cada una de las partes, ya que nadie lo
ha investido para ello, por lo que antes tendrá que darse la muchedumbre un “cuerpo político” para que se dé en él, como
propiedad natural, el poder de jurisdicción que no obliga a los particulares como tales sino como socios de un destino común. La
potestad civil por ser y por naturaleza está en la misma comunidad. Por derecho natural inmediato sólo la comunidad humana
perfecta y congregada para formar el cuerpo de la república tiene la suprema jurisdicción temporal sobre si misma. Este hacer la
“comunidad política” es de derecho natural y de allí se concluye que la potestad de jurisdicción responde a la misma ley. Pero
como el derecho natural es la ley de Dios en el hombre, se entiende que el poder civil, como todo poder, tiene su origen en Dios.
"Todas las cosas que son de derecho natural vienen de Dios como autor de la Naturaleza; pero como el principado político es de
derecho natural, luego viene de Dios como autor de la Naturaleza”
El segundo paso de su argumentación nos dice que es mediante el pueblo que le viene al gobernante la autoridad. En su
concepción referida al origen del poder, señala que Dios no nos da la potestad civil por una acción especial, sino que ella se deriva
de cierta natural consecuencia que muestra la razón natural, resultando que el poder civil sólo existe en el sujeto naturalmente
dispuesto para recibirlo, que es el pueblo. o sea la muchedumbre congregada como cuerpo político.
El tercer paso dice que el pueblo otorga la autoridad por su libre consentimiento, derivándose de allí los títulos legítimos de
gobierno. Antes de formarse la comunidad perfecta nadie tiene poder civil: y después de la unión la potestad no es de nadie sino
del todo y se entiende que ningún miembro tiene autoridad sobre los otros, ni la autoridad del todo puede ejercerse sobre todos, sin
que previamente el acuerdo de las partes objetivice su autoridad en un centro que queda como cabeza visible del cuerpo civil y
con el poder de la conducción política. A la comunidad le toca establecer el régimen gubernativo y entregar la potestad a una
persona determinada.

Esta actitud de la comunidad perfecta hacia uno o un grupo de sus miembros es la investidura que recibe el príncipe directamente
de la soberanía popular, que a su vez la ha recibido directamente de Dios.
El cuarto paso dice que al hacer este traspaso hay limitaciones en el poder tanto por parte del gobernante que la recibe y no puede
usar de ella a su antojo, como por parte dei pueblo o comunidad perfecta que la confiere, quien ya no puede reasumirla a su
capricho. El pacto ciudadano por el que se otorga el poder al príncipe, de ninguna manera deja sin soberanía al cuerpo social. La
potestad es siempre propiedad formal del cuerpo. Al transferir la potestad el pueblo no enajena su poder en el sentido de quedar
sin la cosa dada. Por el contrario, la institución del gobernante resulta de su consentimiento y de su voluntad. De tal manera, si el
principe cambiase en tiranía la potestad que le ha sido dada, abusando de ella para daño manifiesto del pueblo, podría éste usar de
su potestad natural para defenderse, porque nunca se ha desprendido de ese derecho Pero, transferida la potestad política al
príncipe el pueblo no puede, sin razones fundadas en la necesidad común, desposeer al titular de la investidura que le ha sido
otorgada en forma libre. Ambos hechos, el de conferir la potestad y el de privarla de ella, es ejercicio directo de la comunidad
perfecta. Ni el hombre ni el pueblo crean el poder civil. Al pueblo le viene inmediatamente de Dios y también al príncipe, pero
mediante el pueblo. "N o se dice que la potestad viene simplemente de Dios, sino sólo en cierto sentido; porque es dada por el
hombre y depende de él”. “Porque no puso medio entre Dios y el Pueblo, sino que quiso que entre Dios y el Rey, el pueblo fuese
el medio, por el cual el Rey recibe la potestad” Resumiendo: para Suárez la sociedad responde a la naturaleza de las cosas, a la
propia condición humana, que es social o política; y así es designio de Dios la existencia de la sociedad. Toda sociedad necesita de
un gobierno, pero ningún hombre tiene poder sobre otro, pues todos nacen libres, por lo que los individuos se reúnen entre sí por
libre decisión, respondiendo a la necesidad natural de hacerlo y deciden darse una autoridad, un gobierno.

No se trata de darse un contrato social a la manera de Rousseau como un fruto caprichoso de la voluntad general, sino porque la
sociedad es necesaria por naturaleza. “La “potestas”, es decir el derecho de gobernar reside en la totalidad de los miembros que
integran la sociedad, es decir, en el pueblo. El origen de la autoridad, como de todos los derechos humanos es de Dios; pero Dios
no la deriva directamente al príncipe o monarca, como ocurre en la teoría del origen divino del poder real, sino que Dios la deriva
al pueblo (organizado como comunidad perfecta) y éste se da la forma de gobierno que mas le agrade y elige a ios gobernantes
que desea. El consentimiento, tácito o expreso, de los gobernados es el título que legitima el poder, pero una vez que los
ciudadanos escogen el ré gimen que desean, éste ya no puede ser modificado, salvo las excepciones de vacancia de poder o
cuando el príncipe incurre en tiranía. Esta teoría del poder recibido en forma indirecta de Dios, se completa con la afirmación de la
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autonomía de la autoridad civil frente a la autoridad religiosa. La teoría de las dos espadas se concreta en el sentido de que ambas
jurisdicciones son autónomas y completas en si mismas, aunque el Sumo Pontífice tiene poder directo en el ámbito civil en la
medida en que en él se jueguen intereses espirituales. Tal poder llegaría incluso a deponer a los monarcas que sean ocasión de
escándalos para los cristianos.

Teorías sobre el origen del poder: Suárez y Rousseau.

Las Ideas de Juan Jacobo Rousseau. Juan Jacobo Rousseau pertenecía a una familia de calvinistas suizos de origen francés,
nacido en Ginebra ( 1712 - 1778 ). Ha sido considerado como el término que completa la excepcional trilogía cuyos dos primeros
son Montesquieu y Voltaire, y a quienes se puede considerar como los precursores de la Revolución Francesa. Pero especialmente
se considera a Rousseau como el verdadero revolucionario en todo el sentido de la palabra. Innovador en todos los campos, su
influencia fue tan duradera que se percibe claramente la marca de sus ideas en toda la Revolución, animada por la ideología del
Contrato Social y su obra se encuentra manifestada en las Constituciones de casi todos los pueblos modernos. Promediaba el Siglo
XVIII y reinaba en Francia Luis XV con la Ilustración en su apogeo. El joven ginebrino, hombre de exasperada sensibilidad,
enfermizo, trotamundos por temperamento que frecuentaba los salones parisienses, llegará a convertirse en uno de los hombres
mayores de la filosofía política de todos los tiempos. El centro de la teoría política de Rousseau esta en el Contrato Social. Es el
paladín de la Razón, de la razón iluminista, que se refugia en un mítico primitivismo natural, en una Naturaleza ideal, de la que los
hombres no debieron salir. En su libro “El Contrato Social” define lo que debe entenderse como "legitimo cuerpo político”,
diciendo que supone a los hombres viviendo en estado de naturaleza, llegados a un punto tal en que los obstáculos que le impiden
mantenerse en ese estado superan las fuerzas de cada individuo. De tal manera ese estado primitivo de naturaleza no puede
subsistir y el género humano estaría destinado a perecer si no cambiara su manera de ser. Así, no le quedará otro remedio que
formar por asociación una suma de fuerzas que pueda superar a esos obstáculos, poniéndolas en juego con un sólo móvil y
haciéndolas actuar al unísono. Será entonces necesario encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la
fuerza común la persona y los bienes de cada asociado, por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca si no a si mismo y
permanezca tan libre como antes. Este Contrato Social estará determinado por la misma naturaleza del acto, y aunque no hayan
sido formalmente enunciadas son siempre las mismas en todos los tiempos y en todos los países, siempre tácitamente emitidas y.
reconocidas. Este reconocimiento tendrá vigencia mientras el pacto social no sea violado, en cuyo caso cada cual recobrará sus
primitivos derechos y su libertad natural. En síntesis, las cláusulas se reducen a una sola: la enajenación total de cada asociado con
todos sus derechos a la comunidad, porque al darse cada uno por entero, la condición es igual para todos y, siendo igual tal
condición, nadie tiene interés en hacerla onerosa para los demás. Y al efectuarse la enajenación de los derechos sin reserva alguna
la unión resultará insuperablemente perfecta, sin que ningún asociado pueda reclamar. Pues si se dejase algún derecho a los
particulares, como no habría ningún superior común que pudiese sentenciar entre ellos, cada cual, siendo su propio juez,
pretendería serlo de los demás. Y entonces el estado de naturaleza subsistiría y la asociación se convertiría en tiránica o inútil.

La esencia del Contrato Social consiste en que cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema
dirección de la voluntad general, y cada miembro es considerado como parte indivisible del todo. Y para terminar de ilustrar su
concepto Rousseau agrega que este acto de asociación convierte la persona particular de cada contratante en un cuerpo moral y
colectivo, compuesto de tantos miembros como votos tiene la Asamblea, el cual recibe de este mismo acto su unidad, su yo
común, su vida y su voluntad. La persona pública que constituye asi por la unión de todos los demás, tomaba en otro tiempo el
nombre de “ciudad" y toma hoy el de "república” o el de “cuerpo político", el cual es denominado por sus miembros “Estado”
cuando es pasivo y “Soberano” cuando es activo y "Potencia” cuando se le compara con sus semejantes. Los asociados toman
colectivamente el nombre de "Pueblo” y se llaman en particular "Ciudadanos” como participantes de la autoridad soberana, y
“Súbditos" como sometidos a las leyes del Estado. Se ha señalado que Rousseau considera al derecho natural como punto de
partida para lograr los resultados de su Contrato Social, pues afirma que no está permitido violar las leyes naturales por el pacto,
de la misma manera que no está permitido violar las leyes positivas por los convenios entre los hombres. La teoría del pacto social
importa en su consecuencia una formulación concreta de la teoría de la Soberanía Popular de antiquísima existencia y constituye
un excelente punto de partida para asentar en él la doctrina de la “voluntad general” como único asiento legítimo de la soberanía.
Termina afirmando que el Contrato Social en lugar de destruir la igualdad natural, la sustituye por una igualdad moral y
legítima a lo que la naturaleza pudo haber puesto de desigualdad física entre los hombres; y esta desigualdad que proviene de su
fuerza o de su genio, se convierten ahora en igualdad por convención y por derecho. Con referencia a la soberanía, dice que el acto
de asociación contiene un compromiso reciproco y cada individuo, contratando, por •isí decirlo, consigo mismo, se encuentra
obligado desde dos puntos de vista: como miembro del poder soberano hacia los particulares y como miembro del Estado hacia el
Soberano.
En la doctrina de Rousseau el Soberano está formado por los particulares que lo componen y por ello no tiene ni debe
tener ningún interés contrario al de los mismos. Pero para que el Contrato Social no sea una vana fórmula debe contener
tácitamente una cláusula en el sentido de que quienquiera rehúse obedecer a la voluntad general será compelido a ello por todo el
cuerpo social, lo que no significa otra cosa que lo forzará a ser libre. Y ello, porque al pasar del estado de Naturaleza y perder su
libertad natural y su derecho ilimitado sobre todo lo que esté a su alcance, con el Contrato Social lo que gana es la libertad civil y
la propiedad de lo que posee. La libertad natural no tiene otros límites que las fuerzas del individuo y la libertad civil está limitada
por la voluntad general. Refiriéndose a como se ejerce y cuál es la naturaleza de la Soberanía, Rousseau dice que uno de sus
principales caracteres es la de ser inalienable. Siendo el Soberano un ser colectivo sólo puede ser representado por si mismo. El
poder puede transmitirse pero no la voluntad. Y así la voluntad general puede dirigir las fuerzas del Estado de acuerdo a los fines
de su institución que es el bien común. Dado que la Soberanía se identifica con la voluntad general de todos los miembros del
Estado, jamás puede ser enajenada la soberanía en provecho de un sólo hombre y desde el momento en que existe un “amo” ya no
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existe el “Soberano” y, por lo tanto, el cuerpo político queda destruido. La segunda característica de la Soberanía es su
indivisibilidad. Si las resoluciones surgen de la manifestación de la voluntad de todo el pueblo, se está en presencia de un acto de
soberanía. Si proviene de una fracción del pueblo, ya no se tratará de la voluntad general, sino de un acto de magistratura, de una
voluntad particular. Rousseau sostiene que la voluntad general es incapaz de equivocarse ya que conoce sus propios intereses y lo
que ella disponga a su respecto no es susceptible de ser superado. Pero la voluntad general no debe confundirse con la voluntad de
una mayoría. “La voluntad general es siempre recta y tiende siempre a la utilidad pública”. Sigue este pensador analizando las
diferencias entre la voluntad de todos y la voluntad general: esta última sólo se refiere al interés común, mientras que la otra sólo
al interés privado y no constituye sino una suma de voluntades particulares. Para lograr un perfecto enunciado de la voluntad
general es menester que no existan asociaciones parciales dentro del Estado y que cada ciudadano no opine sino por si mismo.
Esta última aserción es característica del individualismo de Rousseau basado en el Derecho Natural, y justificaba la adopción del
voto nominal por oposición al voto colectivo de cada una de las órdenes en los Estados Generales de Francia. Analizando los
límites del poder soberano, dice que el Estado es una persona moral que para conservar su vida, que no es sino la unión de todos
sus miembros, debe disponer de una fuerza suprema y compulsiva. “Así como la Naturaleza otorga a cada hombre un poder
absoluto sobre sus miembros, así también el pacto social otorga al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos, y es
ese mismo poder, dirigido por la voluntad general, el que lleva el nombre de Soberanía. El pacto social establece entre los
ciudadanos tal igualdad que todos deben comprometerse bajo las mismas condiciones y gozar de los mismos derechos. Dada la
naturaleza del Contrato Social, todo acto de soberanía o todo acto emanado auténticamente de la voluntad general obligará o
favorecerá por igual a todos los ciudadanos. Resumiendo: para Rousseau el hombre es bueno por naturaleza y vivía en libertad. La
sociedad lo hizo malo y lo somete, a menos que se establezca una situación similar a aquélla (la Naturaleza), lo cual para
Rousseau es posible con la fórmula del contrato. Considera que es menester asociarse de tal modo que cada asociado, en virtud del
contrato, no obedece a nadie más que a si mismo y permanece tan libre como antes de asociarse. Así, la sociedad política no tiene
su fundamento en el Derecho Natural, sino que se trata de una libre y voluntaria creación humana, fruto de una convención. “Cada
cual pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general” y cada miembro es considerado
como parte indivisible del todo, reiterando la existencia de la voluntad general, a la que califica de soberana, inapelable,
indivisible, infalible y absoluta. Esta voluntad general se distingue de la voluntad de todos. Es siempre recta y dirigida al interés
común. El individuo queda cobijado en ella, con su libertad “protegida”, sin someterse a nadie en particular. Sigue manteniéndose
en él su soberanía, ia que no será transmisible ni enajenable, y el poder sólo será transmitido al gobernante como a un mandatario
para que ejerza sobre todos lo resuelto por la “Voluntad General”, y como tal, por naturaleza, será revocable cuando se aparte de
los fines del bien común

Se conoce como “Enciclopedia” a la inmensa obra publicada en Francia por D'Alembert y Diderot, entre 1751 y 1765, que
recopila los trabajos de los pensadores más importantes de su época, más de un centenar de colaboradores, pretendiendo encerrar
en sus varios volúmenes prácticamente todo el conocimiento universal de la época. Las ideas en ella encerradas constituyeron un
arma poderosa en el movimiento filosófico del Siglo XVIII. Para el Dr. López Rosas, al impulso del Renacimiento el mundo
occidental cambia fundamentalmente su fisonomía. Nuevas concepciones filosóficas, políticas, económicas o religiosas
revolucionan a los pueblos echando por tierra seculares instituciones. Entre los siglos XVII y XVIII a merced de las ideas y
dogmas proclamados, al ideal mágico del progreso y al fundamento de las novísimas escuelas se logra sepultar definitivamente la
antigua concepción del mundo. El principio de autoridad inicia su declinación y los derechos absolutos del hombre nacidos al
amparo del liberalismo dan nueva fisonomía al campo político y filosófico. Dando fuerza a todas estas corrientes ideológicas, toda
una generación de pensadores, precursores unos y enciclopedistas en su mayoría, van a dar doctrinas renovadoras que
fundamentan sus ideales. Asistiremos así a la aparición de obras como “Emilio”, “El Discurso sobre la desigualdad” y en especial
‘‘El Contrato Social” de Juan Jacobo Rousseau; “El Espíritu de las Leyes” de Montesquieu, que reproduce las ideas imperantes en
Inglaterra, la “Historia Natural” de Buffon; el “Diccionario Filosófico” de Voltaire, el “Tratado de las Sensaciones” de Condillac,
entre muchos otros, conforman el panorama de un mundo que surge al amparo de nuevas ideas, sustentando la libertad del hombre
frente a la estructura anterior, quebrantando el principio de autoridad de los absolutismos reinantes y reclamando para el pueblo
los atributos de la soberanía. Si bien es cierto que en todas las colonias españolas de América la Corona prohibió la introducción
de éstas y otras obras, no es menos cierto que ellas fueron conocidas por los americanos, aunque se tratara sólo de una “elite”, una
minoría ilustrada, que supo aplicarlas en lo que era adecuado a nuestra idiosincrasia, aunque sin aceptar en la mayoría de los
casos, todo aquello que pudiera afectar el profundo espí ritu religioso de nuestro pueblo. Así, se ha podido determinar sin lugar a
dudas, que tanto Moreno como Belgrano conocieron las obras de Juan Jacobo Rousseau, también Juan José Castelli y el Deán
Funes, las de aquél y de Montesquieu, y también se pudo determinar la existencia de obras de autores como Voltaire, Diderot,
Filangieri o Condillac, expresiones del “Iluminismo Enciclopedista”. Entiende el autor que venimos siguiendo que el Río de la
Plata no pudo escapar al movimiento ideológico del Siglo XVIII ya que todo ese acervo individualista se volcó en las instituciones
surgidas desde 1810, pero al establecer la influencia y gravitación que tuvieron estas ideas, hay que considerarlas dentro de un
todo, pero no como fuerza exclusiva y excluyeme de toda otra formación ideológica, como lo fue el pensamiento escolástico
español.

Quien fue el filósofo de la Revolución de Mayo. Cuando se analiza quienes fueron los pensadores que mayor influencia tuvieron
en los sucesos de Mayo de 1810, con mayor frecuencia se lo ha considerado a Juan Jacobo Rousseau, teniendo en cuenta que así
como su Contrato Social fue el camino que condujo a la Revolución Francesa, de la misma manera vino a guiar los pasos de los
americanos en la obtención de la independencia. Son muchos los que afirman que la producción fiiosófico-politica del Siglo XVII
alcanzó un desarrollo extraordinario y que sus figuras cumbres Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Diderot iluminaron en las
sesiones hispánicas de América una influencia que con el correr del tiempo adquirió los contornos y el contenido de la doctrina
revolucionaria. Se afirma que en la España del “Iluminismo” y el “Despotismo Ilustrado” eran conocidas las obras de Juan Jacobo
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Rousseau, mayormente gracias a las refutaciones que le hizo Fray Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro que, sin quererlo,
constituyeron para el ginebrino su mejor propaganda. También se dice que en el Río de la Plata se habían introducido las obras del
nuevo pensamiento europeo y que muchos de los hijos de la clase media aburguesada de estas tierras pudieron beber el
conocimiento de las nuevas ideas al ser enviados a estudiar a la España. Y es el propio Dr. Manuel Belgrano, estudioso en
Salamanca, quien se encarga de advertirlo. Terminan señalando que la Revolución de Mayo derribó las barreras que se oponían al
conocimiento abierto de estas nuevas ideas y que la publicación del Contrato Social de Rousseau por el Secretario de la Junta Dr.
Mariano Moreno, inmediatamente después de hacerse cargo, nos hace suponer un conocimiento anterior de esta obra por parte de
los hombres de su generación. Sin embargo, el Padre Guillermo Furlong Cardiff, Sacerdote Jesuíta, en un interesante trabajo que
integra un libro de homenaje al Doctor Eximio, afirma que fue el Padre Suárez, sacerdote de su misma orden, el filósofo que dio a
los hombres de 1810 la formula filosófico-jurídica y el substractum ideológico sobre el que levantaron una nueva estructuración
que diera por finalizada la subordinación de estas tierras a los Reyes de España y, andando el tiempo, se constituyera en Nación
Soberana e Independiente, negando al mismo tiempo el que Rousseau haya tenido influencia alguna en ella. En tal sentido
recuerda la influencia de Suárez en el Río de la Plata desde principios del Siglo XVII hasta 1767, año en que fueron expulsados
los jesuítas de estas tierras donde tenían instalados Colegios y Universidades en que se formaba la juventud estudiosa americana,
como es el caso de Córdoba y Chuquisaca. El Padre Furlong llega a afirmar que la expulsión de los jesuítas del Río de la Plata
tuvo como causa eficiente la doctrina populista de Francisco Suárez que, originada en Santo Tomás de Aquino, era favorable a la
idea democrática y hostil a los tronos, especialmente cuando estos desvirtuaban la razón de ser de su existencia y se llegaba a
justificar el tiranicidio.
Para Furlong los hombres que gestaron la independencia nacional pusieron toda su fuerza en el hecho de haberse disuelto o roto
el contrato o pacto que había existido entre los reyes españoles y las colonias americanas, disolución o rotura que había sido
causada por la abdicación del Rey Femando VII, ruptura que ponía al Río de la Plata en circunstancia de reasumir su soberanía y
organizar un nuevo sistema de gobierno. Suárez había desarrollado en “De Legibus” la teoría de que la potestad le viene al
gobernante inmediatamente de los hombres y mediatamente de Dios.
Al Rey Jacobo I de Inglaterra le desagradaba sobremanera esta opinión de Suárez, desaprobando este modo de pensar que
consideraba un fundamento de sediciones, ya que si el rey depende, en su potestad, del pueblo que le ha entregado el poder, éste
puede levantarse contra él siempre que le parezca, apoyado en la misma potestad. Y Suárez lo resumía diciendo que “si el rey
tiene la potestad recibida del pueblo siempre depende de él: luego la potestad del pueblo es superior y puede hacer todo lo que se
ha mencionado” Pero seguidamente puntualizaba y limitaba las potestades tanto del gobernante como del pueblo, expresando que
después que el pueblo ha transferido en el rey su potestad no puede, apoyado en la misma potestad, a su arbitrio proclamar su
libertad, pero puede hacerlo cuando hay razón suficiente para ello y debe hacerlo cuando el rey desaparezca sin dejar sucesor
legítimo. Partiendo de los principios esbozados en el pensamiento suareciano, Furlong afirma que son tales doctrinas y no las
roussonianas las que inspiraron a los hombres de 1810, ya que ellas no se referían al pacto o contrato social de-Rousseau que unía
a los ciudadanos entre sí,- sino al que ligaba a los ciudadanos con el gobernante, que era el plasmado y preconizado por Suárez.
Para el pensamiento de Rousseau no podía haber pacto o contrato alguno entre la comunidad y el jefe o gobernante de la misma y
la soberanía era intransferible; en cambio, para Suárez la autoridad o soberanía del pueblo podía y debía ser transferible, pudiendo
ser ejercida por otro. Para Suárez la soberanía era atributo de la comunidad perfecta pero no de cada individuo; para Rousseau la
soberanía era de todos y de cada uno, pero no la podían abdicar en todos ni en una sola persona. Para Suárez el hombre era culto y
social y de esa condición brotó la necesidad de reunirse y una vez hecha la reunión con un fin político nacia la autoridad suprema
en la comunidad, como algo que emana de ia naturaleza, lo quieran o no lo quieran los hombres que se había reunido en
comunidad perfecta. Para Rousseau, en cambio, el hombre era naturalmente salvaje y la autoridad sólo fue efecto de un pacto
enteramente artificial; es decir no fue emanación de la naturaleza. Según Suárez, Dios da inmediatamente la suprema autoridad a
la comunidad perfecta por el mero hecho de formarse por la unión de las voluntades; en cambio para Rousseau la autoridad es la
simple suma de las voluntades materialmente tomadas. Según Suárez, la comunidad no siempre’ se despoja de toda su autoridad
sino que ordinariamente la comunica limitadamente al príncipe; en cambio para Rousseau los individuos pierden toda su libertad
natural y adquieren la libertad civil y política, viniendo la suma de las voluntades a convertirse en fuente y origen de todos los
derechos, sin ninguna limitación. Castelli, en su memorable discurso de! 22 de Mayo expuso y sostuvo la realidad de un contrato
existente entre los reyes hispanos y los pueblos de América o Reinos de Indias, como los llamaron los Austrias, y sobre la
existencia de ese contrato basó toda su argumentación, afirmando que con la disolución de la Junta Central había caducado el
gobierno soberano de España y se deducía de este hecho la “reversión de los derechos de la soberanía al pueblo de Buenos Aires y
el libre ejercicio en la instalación de un nuevo gobierno principalmente no existiendo, como se suponía, la España en
la.dominación de Femando VII.

Puede entonces sintetizarse la doctrina sustentada por Castelli en los siguientes puntos: 1) Hay una crisis del derecho
político hispano iniciada en 1808, conforme a la cual los pueblos de la península constituyeron Juntas de Gobierno propias y mas
luego la Junta Central. 2) Esta Junta Central había quedado disuelia y no tenía facultades para organizar un Consejo de Regencia,
entre otras razones porque no habían concurrido a su elección los diputados de las Américas o Indias3) Por tanto el gobierno
soberano de España había caducado, produciéndose en consecuencia la reversión de los derechos de la soberanía al pueblo y su
libre ejercicio de establecer un nuevo gobierno. 4) La resolución del Cabildo fue que debía subrogarse la autoridad que investía el
Virrey Cisneros y reasumirla el Cabildo a nombre del pueblo. Y se ratifica ese pensamiento con las palabras de D. Comelio de
Saavedra cuando afirmaba “que no quede dudas de que es el pueblo el que confiere la autoridad o mando”, posición que fue
seguida por el bloque mayoritario de los asistentes al Cabildo Abierto, confirmándose así el principio suareciano de “la reversión
de los derechos de la soberanía al pueblo”, esgrimido en el discurso del Dr. Castelli. Sintetizando: queda claro que al afirmarse
que habiendo fenecido la Junta Central Suprema debía reasumirse el derecho de nombrar la autoridad superior de Buenos Aires, se
estaba aplicando el principio del contrato político pensado por Suárez celebrado entre el pueblo y su gobernante y no así el
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contrato social de Rousseau para lo cual no era menester que feneciese la Junta Central para que el pueblo pudiese, a su arbitrio,
disponer de la soberanía. Y tampoco está adecuado al lenguaje de Rousseau hablar de “reasunción del poder” pues el pueblo no
podría “reasumir” un poder que ya poseía y que nunca había perdido. El propio Padre Furlong reconoce, sin embargo, que algunos
asertos de Moreno y de Castelli, posteriores a la Semana de Mayo, son de neta filiación roussoniana, pero nada hubo hallado de tal
naturaleza con anterioridad al 25 de mayo de 1810 y, por e! contrario, reproduce un párrafo de lo expresado por el Secretario de la
Primera Junta en la “Gazeta de Buenos Aires” del 8 de diciembre de ese año en el sentido de que “la autoridad de los pueblos, en
la presente causarse deriva de la reasunción del poder supremo que por el cautiverio del Rey ha retrovertido al origen de que el
monarca lo derivaba; y el ejercicio de éste es susceptible de las nuevas formas que libremente quieran dársele”. Y seguía diciendo
que “en otra oportunidad, discurriendo sobre la instalación de las Juntas en España, manifesté que disueltos los vínculos que
ligaban los pueblos con el monarca cada provincia era dueña de si misma por cuanto el pacto social no establecía relaciones entre
ellas directamente, sino entre el Rey y los pueblos", entre los que se contaban los reinos de Indias, conforme lo establecía la
legislación dada en época de los Austrias. Terminemos negando con Galleti que las influencias recibidas por los hombres de Mayo
hayan sido excluyentes y, por el contrario, en numerosas oportunidades pudieron coexistir y tuvieron decisiva importancia,
señalándose como ejemplo a Moreno, en el que confluyeron dos líneas de pensamiento distintas: la francesa y la hispánica.

3) Antecedentes de la Revolución de Mayo. Causas económicas y sociales. Influencia de la revolución americana y


francesa.

Causas políticas, económicas y sociales. Cuando se analizan las causas de la Revolución de Mayo, hemos señalado los diferentes
movimientos ocurridos en el Continente Americano, que pueden ser tomadas como factores precursores, aunque ninguna de ellas
lo suficientemente directa como para ser considerada tal en forma absoluta. Las causas política constituida por los hechos
desencadenados en la península, tales como la subordinación de Carlos IV y el Ministro Manuel Godoy a la política napoleónica,
el desastre de la flota española en Trafalgar en 1805 que posibilita al año siguiente las invasiones inglesas a Buenos Aires, el
Motín de Aranjuez (1808) que determina la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Femando VII; el rechazo español a la
invasión francesa y la constitución de Juntas locales de gobierno y posteriormente la Junta Central de Sevilla, su posterior
disolución y la consiguiente retroversión de la soberanía que ella investía a favor de los pueblos constitutivos de la monarquía
ibérica, primero en España y luego en América.. Pero ahora nos toca hablar de un aspecto, sin duda gravitante, como es el referido
al aspecto económico, a los hechos de esta naturaleza que gravitaron en la decisión de nuestros próceres en la toma de la decisión
de gobernarse a si mismos, sin injerencia de los españoles que desde Cádiz pretendían seguir gobernándonos como Consejo de
Regencia. Debe recordarse que en el largo período de la dominación española se estableció un sistema de monopolio comercial a
favor de los españoles y sus representantes en las colonias.
El intercambio comercial estuvo durante muchos años ceñido a las esporádicas travesías que las flotas hacían, trayendo sus
productos pero muy especialmente en busca del oro y la plata que tan generosamente producían estas tierras. A ello se agregaba la
prohibición de comerciar con navios de otros países, salvo situaciones excepcionales, y también a realizar intercambio con puertos
que no estuvieran habilitados, dándose el caso de que en América española fueran sólo dos. El encarecimiento y la escasez de los
productos europeos y el estancamiento y reducido precio de los productos coloniales trajo como consecuencia dos hechos* el
primero de los cuales fue el contrabando, forma lucrativa e ilegal de introducir mercaderías por parte de navios ingleses,
holandeses o franceses, con la obvia complicidad de comerciantes locales y la ceguera de las autoridades.
En segundo lugar, el monopolio español que no lograba satisfacer las exigencias de los colonos, generó la aparición de una
industria precaria pero activa, que generó el intercambio entre las distintas regiones. La política de los Borbones advirtió la
necesidad de agilizar el comercio para lo cual dictó el Reglamento de Comercio Libre, a fines del siglo XVIII, que entre otras
cosas habilitó al puerto de Buenos Aires y muchos otros puertos americanos y otros tanto en la Metrópoli, circunstancia que
agilizó las transacciones mediante el intercambio comercial, trajo la riqueza de importantes sectores e hizo gustar de la
conveniencia de que haciéndolo extensivo a las demás naciones, generaría una mejor situación para estas tierras. Debe agregarse a
ello la presencia de los ingleses, dos veces vencidos por las armas, pero triunfadores en la propagación de sus ideas a favor del
comercio libre, como así en la colocación de sus productos en el tiempo de su dominación y el correlativo aumento de los
productos locales. Los reclamos en materia comercial se hicieron cada vez más exigentes a medida que nos acercamos al proceso
de Mayo, y es en el Consulado, cuyo Secretario es el Dr. Manuel Belgrano, donde se con traponen las teorías que cada sector
pretende imponer. Por ello, nada extraño resultará que una de las banderas de la Revolución de Mayo haya sido el establecimiento
de relaciones comerciales con todas las banderas del mundo. Cabe también recordar que las ideas físiocráticas de Quesnay,
Turgot, Herbet, Moreller y sus discípulos, imperantes en Europa, llegaron al Río de la Plata y hallaron eco al amparo de la
decidida protección que les prestaba el despotismo ilustrado de los Borbones. Y evolucionando por sobre aquéllos pensadores, el
inglés Adam Smith dio origen a la escuela liberal que posteriormente será perfeccionada por David Ricardo. La necesidad del
fomento de la agricultura y de las artes útiles, los oficios y las ciencias, como la libre circulación de los bienes fueron temas
corrientes en las reuniones de los patriotas. Entre las causas sociales debe señalarse una cada vez más tensa relación entre los
habitantes del Río de la Plata, especialmente entre “españoles peninsulares” y los “criollos” descendientes de aquéllos, a los que
habría que agregar los “mestizos” originados en las relaciones entre españoles e indias. Si bien la sociedad indiana de los primeros
tiempos de la conquista y colonización presentaba un espíritu igualitario que desconocía las diferencias de clase, especialmente la
estructura estamental vigente en la Península, y las fronteras que eventualmente pudieron separar a los grupos sociales no eran
infranqueables. Pero durante los Siglos XVII y XVII se produjo una lenta pero progresiva decadencia de ese espíritu igualitario,
advirtiéndose un desprecio de los españoles a los que no lo eran y se trato de impedir, y en líneas generales se lo consiguió, que
los integrantes de los grupos sociales inferiores ocupasen cargos públicos, contrajeran matrimonio con personas de condición
superior, e ingresaran en las universidades o aspirasen al sacerdocio. Contra esta situación reaccionarían las corrientes ideológicas,
exteriorizadas especialmente a fines del Siglo XVIII y principios del XIX.
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Cabe, sin embargo, señalar que en el Río de la Plata las diferencias sociales no eran tan pronunciadas, aunque se debiera soportar
el predominio de los “peninsulares” en el ejercicio de las funciones públicas más importantes. Tanto ello es así que el Fiscal de la
Audiencia de Charcas en 1797 propugnaba medidas “para la reforma del reino”, creando órganos representativos en los cuales
debían intervenir los americanos, valorándose a los “criollos” al colocarlos en una verdadera y real igualdad con los peninsulares.

Influencia de las revoluciones norteamericana y francesa.


Otras de las causas de la Revolución de Mayo que se han mencionado son las revoluciones ocurridas en los Estados Unidos de
Norteamérica y Francia. Cronológicamente, el primero de estos hechos ocurrió en la América del Norte en 1776. Los colonos
ingleses de aquella parte de América se rebelaron contra su monarca en razón de no haber sido consultados para la aplicación de
impuestos que los perjudicaban notoriamente. La lucha emprendida llevó varios años, pero finalmente lograron independizarse,
sancionando en 1787 una Constitución que habría de regirlos, estableciendo un régimen republicano y representativo en
consonancia con las ideas de Rousseau y Montesquieu, y lo que es muy importante, consagraron la organización del Estado bajo
el sistema federal, que habría de ser el modelo que reclamaron después nuestras provincias y finalmente consagraron en la
Constitución de 1853. Este movimiento ejerció una honda influencia en las colonias españolas del sur, pues, aparte de la analogía
que se desprendía de la situación colonial de ambas, el nuevo régimen político permitía abrigar la esperanza de modificar
substancialmente el gobierno al que se atacaba por ineficaz y corrompido.

Cabe destacar aquí la existencia de un verdadero activismo revolucionario por parte de potencias interesadas en provocar
conflictos entre España y América, especialmente los intereses británicos, no sólo por el viejo resquemor de que España había
ayudado a las colonias norteamericanas en sus luchas por la independencia, sino que, sobre todo, tenían en cuenta sus propias
necesidades de expansión comercial, que exigían imperiosamente la obtención de nuevos mercados. La revolución estallada en
Francia en 1789 contra el régimen monárquico, dicen los autores mencionados, asumió también una orientación republicana y
proclamó los “Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Pero desde el primer momento , la violencia y el terror que caracterizaron
buena parte de su realización, así como la persecución religiosa, le retrajeron adhesiones, y aunque significó un poderoso toque de
atención para los tronos europeos, no contó en España y en América con la simpatía que inspiraban algunos de los principios por
ella sustentados. Sin embargo, estos principios, esbozados doctrinariamente por los autores franceses, ejercieron notable
influencia, preparando el clima adverso al régimen imperante en España y América. En esta nutrida bibliografía, afirman los
autores citados, los americanos encontraron elementos que permitieron elaborar planes de emancipación, atrayendo sus ideas a
figuras de tanta gravitación en los sucesos de Mayo como lo fueron Moreno, Belgrano, Pueyrredón, Funes y otros.

España y la invasión francesa. Las Juntas y las Cortes Españolas. Constitución de 1812.
La invasión francesa a España y sus consecuencias políticas. La Historia considerada como ciencia busca en la relación de los
hechos trascendentes de la vida del hombre y de los pueblos el nexo o relación causal que entre ellos puedan existir, para sacar
una explicación coherente de sus causas y de sus móviles. La historia de nuestro país y de los acontecimientos que dieron origen a
la Revolución de Mayo no es una excepción a ese principio y es necesario hurgar en los hechos que la precedieron, para encontrar
en ellos las razones que impulsan a sus protagonistas a adoptar las trascendentes decisiones que llevaron a formar con los años
“una nueva y gloriosa Nación”. Las colonias americanas dieron a España siglos de esplendor. El oro y la plata inundaron sus
reales tesoros. Eran los tiempos de bonanza. Los conquistadores habían penetrado la tierra, fundado ciudades, establecido la
dominación del español sobre el indio nativo, y se habían fusionado sus razas. Se había organizado el gobierno, se habían dictado
leyes para estas comarcas, y finalmente, lo que hoy es nuestro país había pasado a convertirse en un Virreinato con asiento en la
ciudad de Buenos Aires, que comenzará a brillar, a partir de entonces, como la orgullosa “Reina del Plata”. Al esplendor de los
Austrias había sucedido la decadencia de esta dinastía con los Austrias menores; tras las guerras de sucesión, habían llegado los
Borbones, con sus nuevas ideas y la influencia francesa transformadora de las tradiciones netamente españolas, el advenimiento
de tendencias liberales, y la consagración del “Despotismo Ilustrado”. La Revolución Francesa puso en tela de juicio los valores
sostenidos por el absolutismo monárquico, V ante la deposición y posterior muerte del Rey Luis XVI, puso a España en el
inevitable enfrentamiento con Francia. Que no duró mucho, sin embargo. El “Pacto de Familia” que había unido a ambos reinos
en una causa común, se quebró ante la presión francesa y los españoles debieron sufrir la humillación de que su "propio rey
tuviera que cerrar los ojos ante el regicidio en la persona del primo de su consorte María Luisa de Borbón y Parma.
Los acontecimientos más significativos que preceden a la invasión Francesa a España, tema de nuestro trabajo, pueden sintetizarse
en los siguientes: después de la paz de Basilea firmada luego de la contienda desatada entre Francia y España en 1795, se suscribe
el Tratado de San Ildefonso con el Directorio francés, conviniéndose una alianza ofensiva-defensiva que pone a España en la
dependencia de aquella potencia. Ello motiva la declaración de guerra por parte de Inglaterra que le destruirá parte de la flota en el
Cabo San Vicente, dejando a España sin medios para asumir la defensa de sus colonias. Siempre como aliada de los franceses, en
1801 España acepta llevar la guerra al Portugal enfrentando a la propia hija de Carlos IV, la princesa Carlota Joaquina casada con
el Regente de aquél país, en la conocida "Guerra de las Naranjas”, que impone al vencido la obligación de clausurar sus puertos a
los ingleses, completándose así el bloqueo continental que Napoleón había decretado contra la Gran Bretaña, con la que estaba
enfrentado. San Martín participa de esta guerra como 2° Teniente del Regimiento español de Murcia. Napoleón afirma su poderío
al ser declarado Emperador de los franceses en 1804. Ese mismo año, España declara nuevamente la guerra a Inglaterra, y ello trae
como consecuencia la suspensión de! envío de navios con destino a las colonias, quedando así América aislada de la metrópoli, y
la batalla de Trafalgar, llevada a cabo en 1805, significará la destrucción de su flota marina y la consiguiente desprotección de sus
dominios de América. Esto ocurre en los preliminares de la Primera invasión de los ingleses a Buenos Aires, que es ocupada por
las fuerzas al mando de Beresford. El Virrey del Río de la Plata, Marqués de Sobremonte, por razones "estratégicas”, huyó a
Córdoba pretendiendo salvar el tesoro real y organizar la resistencia, produciendo muy mala impresión en Buenos Aires, asiento

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de su gobierno, a cuyos habitantes dejaba desprotegidos. La reconquista de aquella ciudad se produjo por el accionar de sus
habitantes, pero el mérito de la conducción se le atribuye al mar no francés Santiago de Liniers, ai servicio de la Corona Española.
El triunfo entusiasmó a los porteños, les dio conciencia de su valer, y los impulsó a entregar el mando de las armas y la
conducción del Virreinato a Liniers. Aquí hay un acto de ejercicio de la soberanía, que ya estaba ínsito en el espíritu español
americano, aunque dormido por muchos años de dominio y servidumbre.
En 1807 se produce la segunda invasión y una nueva reconquista por parte de sus habitantes. Conviene tener presente estos
antecedentes, porque llegado el momento, sólo tres años después, ellos van a influenciar de manera categórica a los patriotas en el
proceso revolucionario de Mayo. Dice el historiador Diego Luis Molinari que “la separación de los procesos históricos americanos
de los europeos, no obedece sino a un criterio equivocado acerca de la verdadera naturaleza de la vida política y económica
internacional”,... y así “toda nuestra historia se ve influenciada por los sucesos de Europa y, querer hallar solamente en los
episodios que se producen en nuestro país, la clave de todos ellos, es olvidar lamentablemente la interrelación necesaria que
suponían con los que allá se producían” Digamos a manera de síntesis. Inglaterra necesitaba expandir sus mercados. El bloqueo
continental napoleónico se lo impedía. Volvía sus ojos hacía América que consideraba una presa fácil ante la imposibilidad de la
metrópoli de protegerla. Y ya estamos en vísperas de los sucesos que nos interesa analizar

Las guerras de la Independencia. Formación de Juntas. Así llama la historia española a la gesta iniciada por el pueblo aquél 2
de mayo de 1808: “pocos hechos más gloriosos con un origen más humilde”. El primer grito de rebelión contra el monarca
impuesto lo dio Andrés Torrejón, un campesino, Alcalde de Móstoles, un pueblecito perdido en las serranías, “declarándole la
guerra a Napoleón” Y a partir de allí lo seguirán muchos otros. En 1808 el pueblo español consideró inválida la abdicación de
Femando VII, tanto en España como en América, por entender que ella fue arrancada a la fuerza.
“El cataclismo de 1808, la desaparición del gobierno y del Estado, el abandono de la Nación a ella misma hizo surgir el enterrado
espíritu nacional...” El primero en responder orgánicamente fue el reino de Extremadura y luego lo hicieron los demás, Al
desaparecer el gobierno central la unidad nacional se rompió y sus partes integrantes recuperaron su personalidad política, y todas
movidas por un mismo sentimiento procedieron de la misma manera y al mismo tiempo, sin previo acuerdo. Cada región
constituyó su Junta de Gobierno, reasumiendo en si su soberanía. Todas ellas van a constituir más luego su Junta Central o
Suprema, que ante un imperio que había quedado sin rey y sin gobierno, y que no aceptaba el que se le pretendía imponer desde
afuera, proclamó el principio de que “El pueblo reasume su soberanía, o sea su poder de crear gobierno”.
Es el mismo principio que van a proclamar en su hora las primeras Juntas de América y, por cierto, no será extraño a él, lo que dio
fundamento a la Revolución de Mayo en el Río de la Plata. Sería muy largo enumerar aquí las luchas entabladas entre el
victorioso ejército francés que sufre en España la humillación de no poder vencer a verdaderos “ejércitos invisibles” que lo
atacaban en todas las formas de la guerra, convencional o no, llevando con su fuerza y entereza, el espíritu indomable de la nación
española. Esta guerra terminará recién en 1814 con la derrota de Napoleón y el restablecimiento de Femando VII en el trono, en el
mes de marzo de ese año, merced a los buenos oficios del Congreso de Viena. Pero en el Río de la Plata el proceso de gobierno
propio e independencia estaba muy adelantado y la soberbia de Femando le hizo perder la oportunidad de recobrar aquél dominio,
por no querer reconocer a aquél pueblo el ejercicio pleno de sus libertades.
Para terminar nos permitimos transcribir el pensamiento de Bidart Campos, acerca de los sucesos en España que hemos referido y
ios que se suceden en el Río de la Plata: a) La península soporta la invasión napoleónica. La ocupación francesa y la instalación de
José Bonaparte como Rey de España en 1808, a raíz de las abdicaciones de Bayona, ponen en pié de resistencia a los españoles. b)
La acefalía monárquica provoca la formación de Juntas de Gobierno locales, que pronto dan lugar a la creación de una Junta
Central con sede en Aranjuez, y su posterior traslado a Sevilla. c) El repudio a la intromisión extranjera lleva a la elaboración
doctrinaria de la “soberanía nacional”, con un sentido pragmático de muy diferente estirpe que la aparentemente análoga teoría
francesa; la versión española de la soberanía nacional va a significar la afirmación de que la capacidad de decisión política radica
en el pueblo español, con rechazo de imposiciones extrañas. Su carácter será por eso preponderantemente negativo: querrá decir
que aquella-capacidad no pertenece a los franceses sino a los españoles. d) El 31 de enero de 1810 cae la Junta de Sevilla. Disuelta
ésta, su poder se transfiere a un Consejo de Regencia. Al cautiverio del Rey de España se añade ahora una nueva acefalía: la del
órgano subrogante. En el Río de la Plata, los hechos que veníamos analizando en España, se suceden de la siguiente forma: a) El
último Virrey con sede en Buenos Aires, -Cisneros- llega el 29 de julio de 1809. Ha sido nombrado por la Junta Central de Sevilla.
b) El 13 y 14 de mayo fondean en Montevideo y Buenos Aires barcos que traen la noticia de que la Junta de Sevilla ha quedado
disuelta. La novedad cunde en Buenos Aires y el 18 de mayo Cisneros emite un bando que se conoce el 21. c) Ante tal situación
se inician gestiones para realizar en Buenos Aires un Cabildo Abierto, cuya fecha se fija para el 22 de mayo convocándose por
esquela a la parte principal y más sana del pueblo. d) La decisión de dicho Cabildo debía versar sobre dos puntos: 1) Si al
desaparecer la Junta de Sevilla, caducaba o no la autoridad del Virrey que emanaba de ella; 2) en caso afirmativo, si debía abdicar
el mando en el Cabildo de Buenos Aires. e) El 22 de mayo se lleva a cabo el Cabildo Abierto, contándose entre los concurrentes
jefes y oficiales del ejército y marina, eclesiásticos, funcionarios públicos, abogados, comerciantes, médicos, escribanos, alcaldes
de barrio y hermandad y vecinos en general. f) Se resuelve, por votación, que el Virrey debe cesar en el mando, y que éste recaiga
provisionalmente en el Cabildo, hasta la formación de una Junta que ha de formar el mismo Cabildo, de la manera que estime
conveniente, mientras se congregan los diputados que se han de convocar de las provincias interiores, para establecer la forma de
gobierno que corresponda. g) El Cabildo designa una Junta presidida por el mismo Virrey depuesto e integrada por Castelli,
Saavedra, Incháustegui y Sola, que es jurada el 24 de mayo. h) El Cabildo redacta el reglamento que contiene ia regulación de las
funciones de la Junta. i) Patriotas criollos y oficiales de Patricios resisten la instalación de esa Junta que no concuerda con lo
resuelto el 22 de mayo y obtienen la renuncia de sus miembros, j) El 25 de Mayo se forma una nueva Junta, presidida por
Saavedra, e integrada por Moreno y Paso como Secretarios, y Belgrano. Azcuénaga, Castelli, Alberti, Matheu y Larrea como
Vocales.

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La formación de Las Juntas. Su creación: La farsa de Bayona y la abdicación de los reyes, dejaron al pueblo español bajo el
reinado de José I, gobierno que la mayor parte de los españoles no aceptó como legítimo, levantándose en masa contra el
usurpador. Después del alzamiento de Madrid del 2 de mayo de 1808, Asturias siguió su ejemplo organizando de inmediato la
Junta General del Principado, encargada de la defensa de la región. La Junta se invistió del carácter de soberana y envió delegados
a la Corte inglesa para pedir la ayuda necesaria para enfrentar a Napoleón. Poco después se producían levantamientos en Galicia,
Santander, León y Castilla la Vieja, Sevilla, Granada, Cartagena, Valencia, Aragón, Cataluña, Navarra y las provincias
Vascongadas y finalmente las Islas Canarias, en todas las cuales se formaron Juntas, y se designaron delegados a una Junta
Central, que con gran esfuerzo logró instalarse en Aranjuez en Septiembre de 1808 con el nombre de Junta Central Gubernativa
del Reino, presidida por el Conde de Floridablanca. Esta Junta Central surgió concibiendo a ese gobierno como el producto de un
pacto federal, que le daba facultades para entender-en materias de paz y de guerra, de relaciones exteriores y de política colonial,
quedando las juntas de cada región como autónomas en todo lo demás. Entendían que la solidaridad de las provincias no podía
manifestarse en ese momento en Cortes, por lo cual convinieron en crear la Junta Central, integrada por dos representantes de cada
Suprema provincial. El Consejo de Castilla se había opuesto a la creación de Juntas provinciales y a la constitución de la Junta
Central, pero el avance francés no dio lugar a cuestiones legales, sino que estos organismos de facto asumieron la representación
del reino y su defensa. La Junta terminó radicándose en Sevilla. La Junta Central había dictado en enero de 1809 un decreto por el
que se concedía a los virreinatos y capi tañías generales de América el derecho a nombrar representantes en la misma.

7. Las Cortes de Cádiz. Si bien las Cortes prácticamente habían desaparecido en la marcha del gobierno español, los
acontecimientos producidos a consecuencia de la invasión francesa a España y las Guerras de la Independencia llevadas a cabo en
la península contra el invasor Napoleón, van a darle nuevamente presencia en la vida institucional española, aunque en estas
circunstancias habrán de variar sus características.
La cuestión del llamamiento a Cortes se resolvió el 22 de mayo de 1809, restableciéndose la representación legal de la Monarquía
en ellas, las que serían convocadas para el 1° de enero de 1810, para reunirse el Io de marzo siguiente. Se hacía extensiva la
representación a los territorios españoles de América y Asia, acordándose que serían representados por los naturales de aquéllos,
residentes en España.
Al producirse la invasión de Andalucía los primeros días de 1810, la Junta Central se refugió en la Isla de León, donde
llegaron también los diputados a Cortes, luego de soportar penurias en su viaje. La serie de desórdenes producidos, los
enfrentamientos entre los integrantes de la Junta Central movieron a su disolución y a deponer todos sus poderes en un Consejo de
Regencia, compuesto de cinco individuos. Los miembros de esta Regencia se manifestaron contrarios a la reunión de las Cortes y
eludieron convocarlas, aunque finalmente se fijó el día 24 de diciembre de 1810 para su apertura. En esa fecha se reunían los
diputados de la España libre en Cortes, en la Isla de León, pasando luego a Cádiz en febrero de 1811, terminando sus funciones en
septiembre de 1813. Estas Cortes tuvieron una real autoridad, debido a su origen, a los hombres de valer que la integraron y al
celo que demostraron. En las Cortes de Cádiz predominaron las fuerzas de la burguesía, aunque en ella estaban también las de la
nobleza y el clero, aunque no representados en forma estamentaria, como lo fueran las Cortes tradicionales, sino que fue una
representación igualitaria de la Soberanía.
Tomaron a su cargo la reorganización de las finanzas, la administración, el estatuto religioso y el gobierno de las colonias.

Promulgaron en 1812 una Constitución en la que se mezclaban las tradiciones españolas, las ideas políticas inglesas y aún
algunas de la revolución francesa Es la obra magna de las Corles de Cádiz. Tiene un Discurso preliminar y un Manifiesto, en los
que se abunda en alardes tradicionalistas, lo que hace pensar a muchos si fue verdaderamente revolucionaria o tradicionalista.
Venía a establecer una monarquía de carácter limitado. Se buscaba asegurar la libertad política y civil de la Nación,
“restableciendo las leyes y tradiciones de nuestros mayores”. Hablaba de la religión santa y de las leyes políticas de los antiguos
reinos de España. El monarca gobernaba asistido de un Consejo de Estado. El poder de legislación era atribuido a las Cortes, que a
partir de esta Constitución pierden el carácter estamentario que las había identificado. La función judiciaria pasa a manos de
tribunales superiores. Pero esta constitución de Cádiz que pretendía el restablecimiento de las leyes destruidas por los Borbones,
lo que implicaba volver al régimen autonómico de Cataluña, Aragón y Valencia, que había sido destruido por Felipe V, sin
embargo, daba un paso en el camino del uniformismo y la centralización. Esta constitución era notoriamente uniformista y
centralizante. Sus redactores trabajaron inspirándose en el ejemplo francés, dejando de lado la tradición municipal española, y
sometieron a los ayuntamientos, lo que era contrario a su espíritu y a su historia. La constitución estableció que las provincias que
constituían el reino serian regidas por un “jefe superior político” y un Intendente nombrado por el Rey, y por una Diputación de
siete diputados elegidos por los electores de cada lugar. Estas diputaciones sólo tendrían carácter representativo en las cuestiones
económicas, pero con sujeción absoluta a la suprema voluntad. Su misión era, como agentes del gobierno, velar sobre los
ayuntamientos elegidos por el pueblo, que habrían de darle cuenta de sus gestiones. Se buscaba de esta manera apartar al
federalismo, “para formar una nación sola y única”. En consecuencia, esta organización que engranaba las ruedas municipal y
provincial, sólo podría girar por el impulso de la mano omnipotente y vigilante del Estado, de manera que el régimen venía a ser
más absolutista que el de los Gobernadores-Intendentes, y la autonomía municipal pasaba a ser una mera apariencia. Se ha dicho
que la Constitución de Cádiz fue al mismo tiempo liberal y uniformista, revolucionaria y centralizadora. Durante mucho tiempo,
liberalismo v uniformidad, progreso y centralización fueron en España considerados como inseparables. Y 110 sólo en España,
pues en el Río de la Plata, la constitución de Cádiz fue tomada como modelo de organización dei Estado por los hombres de la
Asamblea de 1813, y de hecho, posteriormente, por el unitarismo, cuya orientación antitradicionalista desató la etapa de la
Anarquía por su empeño en constituir al país dentro de tales normas. Aquellas Cortes que sancionaron esta Constitución fueron
vistas con desagrado por el pueblo tradicional, que si bien no era absolutista, de ninguna manera era antimonárquica. Y veía en
esta Constitución que el Rey no mandaba, sino que obedecía; que no daba leyes, sino que las cumplía; que nada podía por si, si no
acudía al pueblo, a quien servía; a las Cortes a quienes debía obedecer y a la Soberanía de quien era su dependiente.
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Las Cortes de Bayona. Apenas logró Napoleón la renuncia de los reyes de España al trono y la abdicación en su favor, procedió
a coronar a su hermano José I, pero queriendo dar a su obra apariencias legales se convocó una Diputación General que debía
reunirse en Bayona el 15 de junio de 1808. Allí se aprobó un proyecto de constitución compuesto de 13 tí tulos y 146 artículos,
creando bajo el mando del rey un poder ejecutivo, compuesto de nueve ministerios, ejercido por ministros responsables de hacer
cumplir las leyes y ordenes del rey; instituía un Senado, no como Cámara colegisladora sino como un alto cuerpo encargado de
suspender la vigencia de la Constitución en caso de sublevación o amenazas a la seguridad del Estado. Además un Consejo de
Estado presidido por el Rey y dividido en seis secciones examinaría los proyectos de leyes y reglamentos, y restablecía las Cortes,
compuestas de tres estamentos (clero, nobleza' y pueblo), que debía reunirse cada tres años, en virtud de convocación hecha por el
rey. Sus funciones serían las de fijar las rentas y gastos anuales del Estado, y a su consideración debían ser puestas las
modificaciones que se introdujeran en los Códigos Civil y Penal y en el sistema de impuestos. La fiscalización de los actos del
Poder Ejecutivo podía ejercitarse a través de las Cortes por el recurso de queja.

UNIDAD V:
1) La emancipación en Río de la Plata. Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810. Tesis jurídicas y políticas. Primera Junta.
Origen y naturaleza.

Cabildo Abierto de! 22 de mayo de 1810. AI comenzar el año 1810 la Junta Central de Sevilla decide trasladarse a la Isla de
León, ante la creciente amenaza del avance francés. Como ya hemos señalado, los enfrentamientos internos y el descrédito en que
habían caído, determina ia disolución de este organismo, no sin antes transferir sus poderes a un Consejo de Regencia que ella
misma se encarga de crear. En España se espera que de un momento a otro se produzca el triunfo napoleónico perdiéndose la
Península y con ella la soberanía que ejercía Don Femando VII; y esa convicción aflige también a los colonos americanos. Las
noticias de .la disolución de la Junta Central llega a conocimiento del pueblo de Buenos Aires el 18 de mayo de 1910 y el Virrey
se vio en la necesidad de hacerlas públicas y en tales circunstancias comienzan una serie de reuniones de los grupos de americanos
que habrán de protagonizar el movimiento revolucionario, los que presionaron para que se convocara a reunión de un Cabildo
Abierto, a lo que el Virrey no pudo sino acceder, dada la presión popular existente. A dicho Cabildo fueron invitados los vecinos
de Buenos Aires, "la parte principal y más sana", concurriendo solo 251 votando 224 de los presentes. Se discriminaban los
presentes por sus respectivos oficios, en 65 militares, 27 eclesiásticos, 24 funcionarios del gobierno, 59 comerciantes, 18
abogados, 4 médicos, 4 escribanos, 13 Alcaldes de barrio, 2 Alcaldes de Hermandad, 1 catedrático, 1 licenciado y 33 vecinos
varios. Analizando las fuerzas que actuaron en las jomadas de mayo, Galletti acepta que puedan considerarse actuando cuatro
grupos: a) el grupo español, adicto a la Corona, enemigo de todo cambio, integrado especialmente por los funcionarios. b) el
grupo conservador, partidario de defender las posesiones españolas en el Plata, aunque integrando un nuevo gobierno; c) el grupo
innovador que buscaba la independencia de España, pero a través de ella, cambios esenciales, que pudiéramos llamar
revolucionarios; y d) el grupo renovador, que también pretendía la independencia, pero sin realizar mayores cambios en la
organización dei país

La proposición votada en el Cabildo Abierto del 22 de mayo fue la siguiente: “Si se ha de subrogar otra autoridad a la Superior
que obtiene el Excmo. Señor Virrey, dependiente de la Soberana que se ejerza legítimamente a nombre del señor D. Fernando VII,
y en tal caso en quién”

La doctrina jurídica de !a revolución. Principales expositores. El Obispo D. Benito de Lúe y Riega, sostuvo la tesis
tradicional que repugnaba de todo cambio y adhería totalmente a la Corona, por lo que hasta no tener seguridad de que hubiera
desaparecido el gobierno legítimo de la península, debían seguir gobernando las autoridades designadas para el Virreynato, y que
recién en la absoluta certidumbre de que hubiera desaparecido la última resistencia española, seria llegado el caso de designar un
gobierno, que asumiera la defensa de estos dominios para el señor D. Femando VII. El Dr.
Juan José Castelli, expositor de la doctrina jurídica de la revolución, justificaba el cambio, con el argumento de la caducidad del
Gobierno Soberano de España y la reversión o retrocesión de los derechos de la soberanía al pueblo de Buenos Aires, y su libre
ejercicio en la instalación de un nuevo gobierno. Los pasos de su discurso son los siguientes: a) La constitución de gobiernos
propios en la península (Juntas locales) y, más tarde, la constitución de una Junta Central representativa de esas juntas locales; b)
Afirmaba la nulidad de las Cortes que habían sido convocadas, ya que la Junta "Central, carecía de facultades para organizar el
Consejo de Regencia, además de no haber concurrido los representantes de América, lo cual constituía un motivo mas de nulidad;
c) El Gobierno soberano de España, por tales motivos, había caducado, y por ello se había producido la reversión de los derechos
de la soberanía ai pueblo y este readquiría su poder originario (Doctrina del contrato) y tenía libre ejercicio para instalar nuevo
gobierno. Recordaba que las Indias (América) constituían un reino de la Corona española, pero no formaban parte del territorio
español, conforme a las leyes de épocas de los Austrias, aunque cambiadas luego por las teorías regalistas de los Borbones.
El Dr. Genaro de Villota, (Fiscal de la Real Audiencia) sostenía que Buenos Aires por si sola, en esta reunión del cabildo - órgano
purament local - no tenía facultades para resolver acerca de la legitimidad del gobierno del Consejo de Regencia, y menos aún
para elegirse un gobierno soberano, pues ello sería lo mismo que romper la unidad de la Nación y establecer en ella tantas
soberanías como pueblos con cabildo existían. Por ello debía consultarse a los pueblos, debiendo ser citados en un futuro
Congreso. Esta tesis se la ha considerado como un argumento contra-revolucionario, y para otros sirvió de base a las futuras
posiciones federalistas.
Al Dr. Juan José Paso se le atribuye la tesis o teoría de la gestión de negocios, del derecho romano. Consideraba que en las
difíciles situaciones que atravesaba la península y los peligros que de ello podrían derivarse para América, Buenos Aires actuando
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como “hermana mayor”, no sólo podía sino que debía adoptar las medidas que las circunstancias impusieran, y que lo haría en
beneficio de los demás pueblos del Virreinato, quienes posteriormente debían ser citados a participar de la gestión que se
encomendara al nuevo gobierno. Finalmente se resolvió la cesación del Virrey y se encomendó al Cabildo la Constitución de una
Junta.

La Primera Junta. Origen y naturaleza. Luego que el Cabildo designara una Junta de Gobierno encabezada por el propio
Virrey Cisneros, y que el pueblo, el 25 de mayo de 1810, hiciera oír su opinión contraria, se reunió nuevamente esta Corporación
y acepto la nomina que se le proponía por los representantes de éste, encabezada por Cornelio de Saavedra, dejando sin valor
alguno la junta del día 24. Esta Junta fue ratificada por el pueblo por aclamación. Se trataba de un verdadero acto revolucionario,
importando la petición un verdadero plebiscito directo, una consulta inmediata. El envío de expediciones a las provincias
interiores, llamadas "auxiliadoras” tenían por objetivo imponer el reconocimiento y aceptación de la Junta, y para que se fueran
formando juntas a la manera de la de Buenos Aires, que sincrónicamente aparecería como “Junta Central”. Como veremos por los
Reglamentos de Mayo, la Junta tenía esencialmente el carácter de ejecutiva, aunque también contaba con atribuciones legislativas,
aunque sujeta al control del Cabildo. Las funciones judiciales continuaban en manos de la Audiencia.

2) Reglamentos de Mayo. Sus principios institucionales. Mariano Moreno. Su pensamiento y escritos políticos.

Los Reglamentos de Mayo: sus principios institucionales. La revolución creará o recreará algunas instituciones significativas,
algunas de las cuales rompen con el status colonial. Otras continuarán casi sin alteraciones. Para unos, los sucesos de mayo
significaban la quiebra o extinción de ciertas instituciones típicas del anterior periodo y la necesidad de dar una legislación estable
para ordenar el país. Para otros, adheridos a añejas tradiciones, sólo existía la pretensión de realizar algunas reformas adecuadas,
pero sin avances resueltos o positivos.
Otros, sintieron los hechos como revolucionarios y pretendieron un cambio estructural para proyectar una nación con instituciones
avanzadas para la época. Se puede afirmar que de los hechos de Mayo como de los reglamentos dictados por la Primera Junta de
Gobierno patrio pueden desprenderse los siguientes principios institucionales: Soberanía popular: El discurso de Castelli a que
hemos referido como así el voto de Saavedra, cuando afirma "que no quede duda que es el pueblo el que confiere la autoridad o
mando", Las mismas actas capitulares del 25 de Mayo de las que surge que el pueblo reasumió su autoridad y la circular dirigida a
los pueblos en igual sentido. Revolucionario: Cuando se “reasume” la autoridad el 22 de mayo. Cuando se impone una Junta
Gubernativa por presión irresistible de ia población y no sólo de la parte principal y mas sana. Envío de una expedición
“auxiliadora" al interior para imponer la revolución. La forma republicana que surge de los párrafos siguientes: Derecho de
peticionar: Podía ser ejercido por cualquier vecino a la Junta. Elección popular: El Cabildo fue obligado a aceptar una lista de
componentes de la Junta propiciada por el pueblo de la ciudad de Buenos Aires. División de poderes: Los poderes legislativo y
ejecutivo serian ejercidos por la Junta y el Cabildo, respectivamente y el judicial estaría a cargo de la Audiencia y otros tribunales.
División en Departamentos o Ministerios a los fines del tratamiento de las diversas cuestiones de gobierno. En forma
embrionaria se tienen aquí los dos temas fundamentales de las Constituciones de la época: los derechos y garantías por un lado y
la organización de los poderes, por el otro.

Sistema Representativo: Cuando los pueblos no gobernarían por si solos, sino por medio de sus representantes que se irían
agregando a la Junta o en un Congreso, que serían elegidos por los pueblos interiores. Periodicidad de las funciones: Los
miembros de la Junta tenían carácter de provisorios y el Cabildo tenía el derecho de reemplazarlos "con causa bastante y
justificada" Federalismo: En cuanto se da representación a los “pueblos”, reconociéndolos como entidades que conformaron el
antiguo Virreynato, con derecho a participar en el Congreso que organizaría el futuro Congreso. Responsabilidad de los
funcionarios: Ante el Cabildo, que se reserva el derecho de estar a la mira de los actos de gobierno. Publicidad de los actos de
gobierno: En tanto establece dar cuenta por medio de publicaciones en la Gaceta de los actos y gastos de la Junta, en forma
mensual

Carácter de la Revolución de Mayo. 1) Para algunos autores se trataría de una situación que en el Plata reproduce la de España,
resultando así una mera consecuencia de los acontecimientos de la Península. Cambio de autoridades y establecimiento de Juntas
como en España, gobernando en nombre del rey cautivo. 2) Para otros se trataría de la traducción de la lucha entre liberales y
conservadores que se daba tanto en España como en América. Se niega así la revolución, “oculta-tras la máscara de Femando”. 3)
Para otros autores, Mayo fue una guerra civil entre españoles y criollos liberales con españoles y criollos conservadores. 4)
Finalmente,- se afirma que como todo hecho revolucionario, el de Mayo no se realizó instantáneamente, sino durante un proceso
que duró varios años.

Pensamiento político e institucional de Mariano Moreno. Consideraba indispensable la necesidad de dictarse una Constitución
del Estado, a cuyo efecto se convocaba a los diputados de los pueblos del Interior del Virreinato, para la reunión de un Congreso
General que debía cumplir aquél objetivo, de la misma manera en que el Consejo de Regencia había convocado en España a las
Cortes para el dictado de una constitución.

Estos diputados no debían constituir el gobierno propiamente dicho, que debía continuar en manos de la Junta del 25 de mayo de
1810, y de allí su oposición a la incorporación de éstos, que fuera solicitada en nombre de todos por el Deán Funes y el Dr. Simón
García de Cossío, sosteniendo que aquella tenía un carácter provisional y debía durar hasta que el Congreso General estableciera
un gobierno firme, y como depositario de la Soberanía, darse la Constitución y determinar su forma de gobierno.

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Atribuía a ese Congreso el poder originario para establecer los poderes constituidos. Mariano Moreno creía que ya estaban dadas
las condiciones para dictar una constitución basada en el “pacto social”, y dando por sentado "la inevitable pérdida de España”,
consideraba que los americanos debían poner sus miras en la justa y necesaria emancipación de sus pueblos, que debían ser
elevados a la dignidad de Estados, rompiendo así su dependencia colonial, aunque no dejaba de tener en cuenta la crítica situación
que se atravesaba.

Propugnaba la representatividad popular para establecer instituciones libres, con la finalidad de lograr el bien común y la
prosperidad del Estado, que no es otra que la del “bienestar general”, según el pensamiento roussoniano.

Creía que si bien el pueblo esperaba todo lo bueno de sus representantes, era necesario que aprendieran por si mismos cuáles eran
sus derechos y sus obligaciones, y alerta sobre la posibilidad de que en el festejo de su naciente libertad puedan ser víctimas "de
una cadena de la más pesada esclavitud”.

Reconoce la capacidad de los americanos para velar por su propio bien, contrariamente a la situación de inferioridad en que se los
tenía con relación a los funcionarios españoles de la metrópoli, de lo cual resultaba clara demostración lo actuado desde que
asumiera la Junta Provisional.

Para Moreno no había premio mejor, para el hombre público, que la estimación y confianza de sus conciudadanos, y el pueblo no
debía contentarse sólo con el bien obrar de sus gobernantes, sino que debía exigirles las mejores virtudes y que sus actos se
ajustaran y fueran regidos por una Constitución.

Consideraba que la Constitución quedaba legitimada por el hecho de la disolución de la Junta Central en España, que había
gobernado en nombre del Monarca, y de tal manera se restituía a los pueblos la plenitud de los poderes, ya que el cautiverio del
rey había dejado acéfalo al reino, y rotos los vínculos que lo constituían en centro y cabeza del cuerpo social.

La reasunción de la autoridad que habían conferido al monarca, colocaba a cada hombre en el estado anterior al Pacto Social del
cual derivan las obligaciones que ligaban al rey con sus vasallos.

Creía que la grandeza del país se lograría a través de la virtud y del trabajo, con la seguridad de las personas, la conservación de
los derechos, los deberes del magistrado y la fijación de los límites de la obediencia.

En materia económica era partidario de un sistema comercial que rompiese el monopolio y estableciese la libertad de comercio
con todas las banderas del mundo.

En lo social sostenía el trato igualitario de todas las personas, señalando la necesidad de una legislación protectora de los indios
que los elevara de la condición en que se encontraban..

Se manifestaba, además. Moreno como un firme sostenedor del ideal americanista de formar una gran Confederación Americana
del Sur, aunque consideraba que en el momento la idea era impracticable por las enormes distancias existentes y dificultades de
comunicación .

Propugnaba el principio de la igualdad de todos los pueblos. La soberanía había sido retrovertida y residía en la voluntad general
conforme a la doctrina contractualista de Rousseau.

Podemos resumir este tema señalando que Moreno, frente a los elementos moderados que actuaron en la gesta de Mayo, aparece
como un espíritu revolucionario: sostiene la vigencia de los derechos de los pueblos, los principios constituyentes del gobierno,
manifestándose en paladín de principios substancialmente diferentes a los del régimen anterior, y se propone llevar adelante la
independencia a través de la revolución de las ideas, enmarcadas en los principios del iluminismo, del contractualismo
roussoniano, de reformas liberales, con un amplio sentido democrático y republicano

3) La Junta Grande. Juntas provinciales: Discusiones. El Reglamento Orgánico de 1811. Decreto de Liberad de Imprenta.
Decreto de Seguridad Individual.

Iniciación institucional argentina. Tan pronto asume la Primera Junta de gobierno patrio, inicia con gran entusiasmo la tarea de
gobernar las provincias integrantes del ex virreinato del Río de la Plata. Sus primeras preocupaciones son las de dictar un
reglamento, con fecha 27 de mayo, cuyos principios institucionales ya hemos analizado en el Capítulo anterior y en el que se
disponía invitara los pueblos, para que tan pronto recibieran su comunicación los Cabildos de cada una de las ciudades y villas
procedieran a invitar a la parte principal y más sana del vecindario, para que formando un Congreso con los que así hubiesen sido
llamados, eligiesen a sus diputados que habrían de reunirse a la mayor brevedad en la ciudad Capital para establecer la forma de
gobierno que consideraran más conveniente. En sus poderes debía consignarse “no reconocer a otro soberano que D. Femando VII
y sus legítimos sucesores, según el orden establecido por las leyes, y estar subordinados al gobierno que legítimamente los
represente”. Cabe señalar que la Primera Junta se autodenomina “Junta Provisional Gubernativa de la Capital del Río de la Plata”
y se dirige a: los habitantes de ella y “de las Provincias de su Superior Mando”.
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Otra de las primeras medidas fue la de enviar una expedición de 500 hombres a las provincias interiores del reino para
“auxiliarlas”, cuyos gastos serian costeados con sueldos de funcionarios españoles que cesaban y otros arbitrios.

En el orden administrativo se estableció el derecho a ocupar cargos a los criollos y la exigencia de la idoneidad para el desempeño
de ias funciones; al reemplazar a los fiscales y oidores, se determinó que éstos no tendrían otro tratamiento ni otro traje que el de
abogado.

Pero, sin duda, el decreto que mayor conmoción produjo fue el de supresión de honores, que es obra de la pluma del Secretario
Dr. Mariano Moreno, aunque fue firmado por el Presidente D. Cornelio de Saavedra, con motivo del brindis propuesto por el
militar de apellido Duarte, en oportunidad de festejarse la victoria de Suipacha, en el que llamó a Saavedra futuro emperador o rey
de América. Más allá de las disposiciones circunstanciales en las que se establece la igualdad de tratamiento entre el Presidente y
los Vocales de la Junta, disponiendo medidas relativas a los honores debidos a la Junta, la eliminación de aparatos o escolta que
distinga a sus miembros de los demás ciudadanos, la prohibición de todo brindis o aclamación pública a dichos funcionarios y la
referencia a que sus esposas no disfrutaran de los honores y demás prerrogativas, y aún la norma restrictiva a las facultades del
presidente al exigir que las disposiciones de la Junta deberían contar por lo menos con cuatro firmas de sus miembros y la del
secretario respectivo, interesa destacar sobremanera que en los considerandos del decreto se consignan un conjunto de reglas de
carácter republicano que se aplicarán en el desarrollo administrativo del país. Citemos entre ellas la que reclama la libertad
efectiva como facultad esencial para el goce de los derechos ciudadanos, ya que “cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a
que canten himnos a la libertad”; la igualdad ante la ley como condición imprescindible para asegurar la libertad; el reclamo de
una constitución justa y liberal, su enfática declaración contra la tiranía para que no encuentren en los pueblos el menor apoyo
para burlarse de sus derechos; la afirmación de principios republicanos al declarar la igualdad como derecho fundamental, el
reemplazo de la expresión “súbdito” por la de “ciudadano", la reafirmación de los derechos del pueblo, el “bien general” como
finalidad del gobierno, el destierro de los honores a los gobernantes y establecer la responsabilidad de los magistrados y
funcionarios, públicos

La Junta Grande. De conformidad con la circular que había sido enviada a los pueblos del interior, éstos debían elegir sus
representantes para que trasladados a Buenos Aires y tan pronto llegaran fueran incorporados a la Junta provisional elegida el 25
de mayo. Pero pasaba el tiempo y los diputados del interior, habían llegado a la ciudad de Buenos Aires y se los mantenía ajenos a
la marcha del gobierno.
Ello motivó que algunos representantes como el Deán Gregorio Funes, de Córdoba y el Dr. Simón García de Cossio de
Corrientes, plantearan por escrito se resolviera la situación, precediéndose sin más trámites a su incorporación. El 18 de diciembre
de 1810 se llevó a cabo la reunión para tratar esta petición, y en ella los diputados del interior reclamaron concretamente el
derecho de incorporarse a la Junta Provisional y tomar parte activa en el mando de las provincias, hasta la celebración del
Congreso que estaba convocado. Entendían que la Capital por si sola no tenía títulos legítimos para elegir a gobernantes que los
demás pueblos debieran obedecer, lo cual lo había así reconocido la propia Junta en el oficio de convocación, al ofrecer que los
diputados tan pronto llegaran serian incorporados a ella. Que los pueblos miraban con pesar que pese al tiempo transcurrido no se
hubiese cumplido este propósito, a lo que debía agregarse la necesidad de asegurar la tranquilidad pública gravemente
comprometida por el descontento con la Junta. Los vocales de la Junta entendían que no les asistía a los diputados derecho alguno
para incorporarse a la Junta, ya que el fin de su convocación había sido el de reunir un Congreso nacional y que hasta la apertura
de éste no podían empezar sus funciones los representantes. Que consideraban que el carácter de diputados era inconciliable con el
de los miembros de un gobierno provisorio, y que el fin de este gobierno provisorio habría de señalar el comienzo de! ejercicio de
los poderes de aquéllos. Consideraban también que la cláusula inserta en la circular había sido “un rasgo de inexperiencia" que el
tiempo se había encargado después de mostrarlo impracticable. Decían también que el ejemplo de las Cortes españolas y de toda
Asamblea Nacional se oponía a la pretensión de los diputados, y que por otra parte el reconocimiento de la Junta hecho en cada
pueblo, subsanaba la falta de su concurso a la instalación. También se decía que en los poderes dados a los diputados no se los
facultaba a gobernar provisoriamente en el Virreinato, sino a formar un Congreso nacional y establecer en él un gobierno sólido y
permanente.
Pero no dejaba de ser significativo que para ese futuro Congreso, la Capital no hubiese designado diputados, lo que hacía
ver a las claras que esa reunión se iba a diferir “sine die”. En la discusión se permitió la presencia de los nueve diputados que
habían arribado, y también se les permitió votar, los que por si solos constituían mayoría. Votaron en forma unánime por su
incorporación, a lo que adhirieron los vocales de la Junta, aunque con reservas. Por ejemplo Saavedra expresó que no
correspondía su incorporación según derecho, fiero votaba afirmativamente por conveniencia política; Azcuénaga lo hacía
también afirmativamente en obsequio de la unidad y la política, igual que Matheu y Alberti, por conveniencia pública. Y sin
ningún tipo de consideraciones votó afirmativamente Larrea.
La decisión tomada por Saavedra y sus seguidores estaba destinada a neutralizar la obra de Moreno y disminuir su
influencia en el seno de la Junta. Moreno y Paso fueron los únicos que votaron negativamente" porque era contraria a derecho y al
bien general del Estado”. Moreno presentó, por tal motivo, su renuncia a la Junta. Su renuncia no fue aceptada, pero su
alejamiento se produjo de inmediato al habérsele confiado una misión diplomática en Inglaterra, falleciendo en alta mar, en viaje
hacia ese país. Integrada la Junta con sus nuevos miembros comenzaba la nueva obra de la revolución. Porteños y provincianos,
dice López Rosas, emprenderían la labor revolucionaria en el gobierno común, pero posturas espirituales diametralmente
opuestas, política de facción y ambiciones personales, comenzarían a prologar el divorcio entre Buenos Aires y el Interior.

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Las Juntas provinciales. Fueron creadas por la Junta Grande, por decreto del 10 de febrero de 1811, a inspiración del Deán
Funes. En los considerandos de la “Orden de la Junta Superior” que disponía su creación se establecía que "los mismos motivos
que obligaron a sustituir una autoridad colectiva a la individual de los virreyes, debieron también introducir una nueva forma en
los gobiernos subalternos (de las provincias)” y pese a que en un primer momento porque la Junta no tenía “una confianza entera
en los pueblos, no alteró el sistema antiguo”, pero como “ha estado persuadida de que el mejor fruto de la revolución debía
consistir en hacer gustar a los pueblos las ventajas de un gobierno popular”, creía que ello se lograría hallándose el mando del
gobierno en manos de muchos y que los individuos de las juntas a crearse fueran elegidos por los pueblos. Por este medio se
conseguirá, agregaba, que teniendo los elegidos a su favor la opinión pública, sólo el mérito eleve a los empleos, y que el talento
para el mando sea el único título para mandar. Las Juntas tendrían carácter provisorio y durarían hasta la reunión del Congreso
General, que debía establecer las instituciones definitivas.
Había dos clases de Juntas: Principales y Subordinadas. Las Principales se establecerían en la ciudad Capital de cada
provincia, y estarían integradas por cinco personas, que serían el Presidente y cuatro Vocales. El presidente sería el gobernador
intendente, y los cuatro vocales serian elegidos por el pueblo. Sus facultades eran amplias, siendo de su incumbencia todo lo que
por Leyes u ordenanzas perteneciera al gobernador intendente, pero con subordinación a la Junta Central.
Las Subordinadas se establecerían en las ciudades o villas que tuviesen un diputado en la Junta Central, y estaría compuesta por
tres personas, presidiéndola el Comandante de Armas de la jurisdicción, y los vocales eran elegidos por el pueblo. La institución
de las Juntas provinciales continuaba el proceso de centralización, aunque era significativo el reconocimiento de una mayor
representatividad en los pueblos, como asi el derecho conferido de elegir a los vocales de las Juntas. Pero la división de juntas en
principales y subordinadas provocó inconvenientes y situaciones enojosas, pues se dejaba de lado el principio de la igualdad
jurídica de los pueblos. Por decreto del 23 de diciembre de 1811 - no llegaron a durar un año - se dispuso la supresión de las
Juntas Provinciales y Subordinadas. nombrándose para subrogar a aquellas autoridades a un Gobernador político y militar. Se
argumentaba que habiendo quedado el gobierno superior establecido en la Capital reducido a tres miembros (el Triunvirato),
resultaría una contradicción que en los pueblos dependientes se extendiese a igual número o la excediese, como ocurría en las
Capitales de provincia, a lo que se agregaba la necesidad de expedirse con celeridad y rapidez en los grandes negocios que se
aglomeran cada día, especialmente en las circunstancias que se vivían en los pueblos, donde se había visto desaparecer la
tranquilidad, romper la armonía política y excitarse los enconos más arraigados

El Reglamento Orgánico de 1811- Fue dictado en 22 de Octubre de 1811, y fijaba las atribuciones del ejecutivo, del judicial y de
la Junta. Se dividía en tres secciones: De la Junta Conservadora; del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial. La Junta se llamaría
“Junta Conservadora de la Soberanía del señor D. Femando Vil y de las leyes nacionales, en cuanto no se opongan al derecho
supremo de la libertad civil de los pueblos americanos". Tendría el tratamiento de Alteza.
Tendría un Presidente, cuyo empleo turnaría de mes en mes en cada uno de sus vocales, empezando por el orden de sus
nombramientos, los cuales eran inviolables. Los diputados cesarían en sus cargos en el momento de la apertura del Congreso. Eran
sus atribuciones, declarar la guerra y firmar la paz; tratados de límites, de comercio, creación de nuevos impuestos, creación de
tribunales, nombramiento de los miembros del Triunvirato, en caso de muerte o renuncia de los que lo componían.
La sección segunda, establecía la independencia del Poder Ejecutivo, otorgándole el tratamiento de Excelencia,
declarándose provisoria su autoridad, con una duración de un año, y la presidencia del Triunvirato turnaría cada cuatro meses
entre sus miembros por el orden de nombramiento.
Eran facultades del Triunvirato, la defensa del Estado, organización de los ejércitos, tranquilidad publica, la libertad civil,
recaudación de impuestos, cumplimiento de las leyes y la seguridad personal de los ciudadanos. Nombramiento y remoción de sus
secretarios y demás empleos, y juzgamiento de su conducta pública. Le estaba prohibido conocer de los asuntos judiciales, o
abocarse a causas pendientes o alterar el sistema de administración de-justicia. No podía arrestar por más de 48 horas, debiendo
poner a los detenidos a disposición del juez competente. Tenía facultad para designar una comisión judicial compuesta de tres
ciudadanos para conocer en los recursos de segunda suplicación, y debía adoptar las medidas para reunir el Congreso a la mayor
brevedad, auxiliado por la Junta Conservadora. Declaraba al Triunvirato responsable ante la Junta Conservadora por su
conducta pública.
En relación al Poder Judicial, el reglamento lo declaraba independiente. y lo responsabilizaba por los atentados que se
cometan contra la libertad y seguridad de los súbditos, dejando al arbitrio del futuro Congreso el deslindar las atribuciones y
facultades del mismo, siendo las leyes generales, las municipales y bandos de buen gobierno las reglas de sus resoluciones.
La Junta pasó el reglamento al Triunvirato para su cumplimiento, y éste lo pasó en consulta al Cabildo. Este en unión
con la Junta Consultiva aconseja el rechazo por entender que la propuesta de la Junta Conservadora es una afrenta a la dignidad
del Triunvirato. Ei Triunvirato, luego de conocer el dictamen del Cabildo resolvió también rechazar el Reglamento y la propia
existencia de la Junta Conservadora "que envolvería a la Patria en todos los horrores de una furiosa aristocracia y precipitarla en el
abismo de su ruina Al rechazarlo, se produjo un conflicto de poderes, y el Triunvirato disolvió ia Junta Conservadora, en un
verdadero "golpe de estado". Se profundiza, de esta manera, la profunda diferencia entre Buenos Aires y los pueblos del Interior
del país.

Decreto de Libertad de Imprenta. Dictado en abril de 1811, es una de las primeras determinaciones de la Junta Grande, y el
proyecto se debe al Deán Funes. Se establecía en él la libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de
censura previa, licencia, revisión y aprobación alguna anterior a la publicación. Quedaban así abolidos los juzgados de imprenta y
la censura de obras políticas precedentes a su impresión. Para asegurar la libertad de imprenta y prevenir sus abusos, se creaba una
Junta Suprema de censura, compuesta de cinco personas, en la Capital, y Juntas de tres miembros en los demás ciudades, debiendo
ser eclesiásticos dos de los miembros. Tenían que examinar las obras denunciadas al ejecutivo o a la justicia, y la decisión era
apelable ante la Junta Suprema. Para el caso de la existencia de injurias éstas serian juzgadas por los tribunales ordinarios.
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Los escritos en materia de Religión quedaban sujetos a la censura previa de los tribunales eclesiásticos, teniendo que requerirse
licencia con antelación a su publicación.

Decreto de Seguridad Individual. En el prólogo del decreto de su creación se consigna que todo ciudadano tiene un derecho
sagrado a la protección de su vida, de su honor, de su libertad y de sus propiedades y la posesión de este derecho. centro de la
libertad civil y principio de todas las instituciones sociales, es lo que se llama "seguridad individual". Fue dictado por el
Triunvirato el 23 de noviembre de 1811 y a través de su articulado podemos apreciar la consagración de los más elementales
derechos del hombre, proclamados por todo el movimiento liberal del Siglo XVIII y ratificado en los documentos constitucionales
de la época, estando la mayoría de ellos consagrados en el artículo 18 de nuestra actual Constitución, según lo expresa López
Rosas. Podemos hacer una síntesis de su contenido: a) Ningún ciudadano puede ser penado ni expatriado, sin proceso y sentencia
legal. b) Nadie podía ser arrestado sin orden escrita de autoridad competente. c) Nadie podía ser arrestado sin prueba o al menos
semiprueba o indicios vehementes de crimen y debía hacerse conocer al reo la causa de su detención. d) Se establecía la
inviolabilidad del domicilio. Sólo podía allanarse por orden de Juez competente. e) Ningún reo podía quedar incomunicado
después de su confesión. f) Las cárceles debían ser para seguridad y no para castigo de los reos. g) Todo hombre tenía libertad de
permanecer en el territorio del Estado. o abandonar cuando guste su residencia.. h) Los derechos y garantías sólo podían
suspenderse por razones de seguridad pública o seguridad de la Patria.

4) El Triunvirato. Estatuto Provisorio. Primera Asamblea. Su disolución. Segunda Asamblea. Su disolución. Revolución de
1812. Segundo Triunvirato. Su compromiso.

El Primer Triunvirato. El 5 y 6 de abril se había producido un movimiento revolucionario partidario de Saavedra y contrario al
elemento morenista, que aún desaparecido su mentor, continuaba una decidida acción contra la Junta. Pero en septiembre del
mismo año se produjo la reacción dirigida desde los altos cenáculos del "porteñismo", aprovechando la noticia del desastre de
Huaqui, y se terminó exigiendo a la Junta Grande la creación de un órgano ejecutivo que actúe con celeridad y energía.
Con fecha 23 de septiembre de 1811 la Junta Central creó el Triunvirato, con el objeto de concentrar el poder por las
razones invocadas necesarias para mejor atenderse los negocios del país, y las dificultades que traía aparejada un organismo tan
numeroso como era la Junta Grande. Pero el choque entre la Junta Grande y el Triunvirato se haría inevitable, teniendo en cuenta
las diferentes fracciones que trataban de conseguir su predominio, pudiendo citarse las siguientes: a) morenistas; b) saavedristas;
c) la de los suburbios y d) la provinciana.
El Dr. Ricardo Levene sostiene que la creación del Triunvirato es una reacción contra el 5 y 6 de abril; social y
económicamente representa el sector triunfante la parte principal y más sana del vecindario, contra la clase del suburbio, las
quintas y la campaña, y todo ello no fúe más que la reacción de la Capital contra las provincias, de los porteños contra los
forasteros. El primer Triunvirato estuvo integrado por Chiclana, Sarratea y Paso, como vocales y los señores Bemardino
Rivadavia, José Julián Pérez como Secretarios, y la Junta al dar cuenta de la creación de esta Institución decía que debía tomar el
gobierno bajo las reglas o modificaciones que debería establecer la propia Junta, ante los cuales aquellos debían ser responsables
por sus acciones. Debido a esta disposición el propio Triunvirato pidió a la Junta el dictado de un Reglamento para regir su
accionar, y accediendo a ello la Junta Grande procedió a cumplir ese cometido.

El Estatuto Provisorio. Disuelta la Junta, el Triunvirato dictó el “Estatuto Provisional del Gobierno Superior del Río de la Plata,
a nombre de Femando Vil". Luego de explicarse las causas de la disolución de la Junta, se dictaba este Estatuto hasta tanto las
provincias reunidas en Congreso determinaran la forma de gobierno á través de una Constitución permanente. Con relación ai
Poder Ejecutivo, establecía la inamovilidad de .sus miembros mientras dure su gestión, debiendo renovarse cada seis meses,
empezando por ei menos antiguo en el orden de nominación, debiendo turnarse la presidencia en el orden inverso.

Para la elección del Vocal que debía reemplazar al que cesaba, se formaba una Asamblea General compuesta por las
representaciones que nombren los pueblos, y de un número de ciudadanos de la Capital, que el reglamento respectivo estableció
en 100. Una absoluta desproporción. El Triunvirato no podía resolver sobre los grandes asuntos del Estado que tuvieran influjo
sobre la libertad y existencia de las Provincias Unidas, sin acuerdo expreso de la Asamblea General.

También se comprometía el Triunvirato a convocar al Congreso de las Provincias Unidas, con la celeridad que las
circunstancias lo permitieran, aunque debiendo cumplirse esta disposición en un plazo no mayor de 18 meses, siendo responsables
los miembros del gobierno ante la Asamblea en caso de incumplimiento. El gobierno (Triunvirato) tendría el tratamiento de
Excelencia y duraba hasta la apertura del Congreso General. Para cualquier variación en la forma adoptada debía intervenir la
Asamblea. Eran facultades del Triunvirato velar por el cumplimiento de ¡as leyes, la defensa y salvación de la Patria.. En caso de
renuncia o muerte de los Secretarios correspondía al Triunvirato su designación. Debía asegurar la libertad de imprenta y la
seguridad individual, cuyos decretos dictados con anterioridad se agregaban ai Estatuto. Ei Poder Judicial sería independiente, y
actuaría conforme a las leyes vigentes, y para los asuntos de segunda suplicación, el gobierno debía asociarse a dos ciudadanos de
probidad y luces. Correspondía a la Asamblea General el poder legislativo, aunque no se determinaba claramente sus facultades.
El Triunvirato gobernó con fuerte acento centralista, volviéndose a la designación directa de los gobernadores-intendentes,
terminándose con el sistema de las Juntas Provinciales, entrando a regir la Ordenanza de Intendente de los Borbones

Primera Asamblea. Su disolución. De acuerdo a lo dispuesto en el Estatuto, el Triunvirato puso en movimiento la convocatoria a
la Asamblea para designar al reemplazante del vocal que cesaba.

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La reglamentación establecía que la Capital estaría representada por 100 ciudadanos, sorteados entre 300 todos de la Capital. Los
300 fueron reducidos luego a 100 y sorteados de entre ellos 33 miembros y correspondiendo a los pueblos enviar sus
representantes. Debían formar parte de la Asamblea los miembros del Cabildo de Buenos Aires. Reunida ésta, eligió a Juan Martín
de Pueyrredón en reemplazo del Dr. Juan José Paso que terminaba su mandato, y como suplente o interino a Díaz Vélez. El
Triunvirato aceptó la designación del Vocal titular, pero cuestionó que se designara uno en carácter de interino, pues sostenía que
mientras no se hiciera cargo Pueyrredón, debía asumir el Secretario más antiguo. Llevado el planteo al seno de la Asamblea, ésta
insistió en su determinación, manifestando ser la autoridad soberana y sancionando que le correspondía la autoridad suprema
sobre toda otra constituida en las Provincias Unidas del Río de la Plata, ordenando al Triunvirato que en forma inmediata pusiera
en posesión de su cargo al vocal Interino Díaz Vélez. Entonces el Triunvirato contestó mediante un Decreto en el que expresaba
que siendo nula, ilegal y atentatoria contra los derechos soberanos de los pueblos, contra la autoridad de este gobierno y contra el
Estatuto Constitucional jurado, reconocido y sancionado por la voluntad de las Provincias Unidas, la atribución de autoridad
suprema que se ha arrogado indebidamente y por si misma la Asamblea, comprometiendo de un modo criminal los intereses
sagrados de la Patria, ha determinado este Gobierno, en virtud de sus altas facultades y para evitar las consecuencias de tan
extraño atentado, procedió a su inmediata disolución. Volvía a repetirse lo hecho con la Junta Conservadora.

Segunda Asamblea. Revolución de 1812. El Triunvirato, luego de disolver a la primera Asamblea y explicar las causas de su
determinación en un largo manifiesto. El 3 de Junio de 1812 el Triunvirato remite una Circular a los Cabildos haciéndoles saber
que había llegado el momento de reunir al Congreso para establecer las bases de la Constitución Política por la expresa voluntad
soberana de los pueblos y para asegurar su organización bajo los principios de una perfecta igualdad política, convocaba a una
Asamblea de carácter extraordinario, para lo cual cada ciudad debía nombrar sus diputados y les de las instrucciones para que a la
mayor brevedad se presenten a desempeñar su comisión. La segunda Asamblea, que se instaló el 6 de octubre de 1812, tuvo
efímera duración. La designación de Medrano, en contra del candidato de la oposición que era Rodríguez Peña, resultó
desencadenante y el día 8, el pueblo y regimientos, exigieron la reunión del Cabildo de Buenos Aires, para reasumir la autoridad,
decretar la disolución de la Asamblea y declarar cesantes a los miembros del Triunvirato. Al mismo tiempo se pedia la
convocatoria a una Asamblea General Extraordinaria para resolver los problemas institucionales del país.
La presión fue irresistible, y en consecuencia se procedió a elegir el Segundo Triunvirato. El 8 de octubre fue un hecho
revolucionario, consecuencia del desprestigio en que había caído el Primer Triunvirato. Fue una revolución que se venia
esperando, y al frente de las tropas acantonadas en la plaza frente al Cabildo se hallaban San Martín, Alvear y otros militares y
civiles que se habían venido manifestando en clara oposición al gobierno

El Segundo triunvirato. EI Cabildo procedió a nombrar entonces un Segundo Triunvirato, integrado esta vez con Juan José Paso,
Rodríguez Peña y Alvarez Jome, designaciones que fueron ratificadas popularmente, aunque la de Paso por muy poca diferencia
de votos. El Segundo Triunvirato resultó en los hechos un poder de transición designado por imperio del movimiento
revolucionario de octubre que asumió el compromiso de convocar sin dilaciones a una Asamblea General, lo cual se hará bajo la
advocación de "Independencia y Constitución" llamándose a los Cabildos para que elijan sus representantes a fin de decidir sobre
los destinos de la Patria.
Esta debía reunirse precisa e indispensablemente dentro de los tres meses, poseería todo el poder que quisieran darle los
pueblos, y tendría el carácter de tribunal para juicios de residencia a que serían sometidos todos los gobiernos que se sucedieron
desde el 25 de mayo de 18 10 y tendría por finalidad dictar una Constitución.

BOLILLA VI:
ASAMBLEA DEL AÑO XIII:
ORGANO QUE LA CONVOCA:
Poco después de instalado el Segundo Triunvirato, por Decreto de fecha 24 de Octubre de 1.812, procedió a convocar a elecciones
de Diputados a una Asamblea General.

OBJETO DE LA CONVOCATORIA:
Dicho Decreto establecía como objetivos de la convocatoria:
*El establecimiento de la Independencia del país.
*El Dictado de una Constitución.

CARACTERISTICAS DEL DECRETO DE CONVOCATORIA:


Puede afirmarse que el Decreto de Convocatoria de la Asamblea, tiene el “signo inequívoco de una Declaración de Independencia
y es el primer instrumento que declara la caducidad del Rey Don Fernando VII, en el antiguo Virreinato del Rio de la Plata”.

FORMA DE ELECCCION DE SUS MIEMBROS:


La forma de elección de los diputados era indirecta: los Gobernadores o Teniente de Gobernadores, en su caso de acuerdo con los
Cabildos, debían citar a todos los vecinos libres y patriotas, para que designen en cada barrio un elector a pluralidad de sufragios.
Los electores se reunirían en un Cabildo y procederían a elegir en la misma forma a él o los Diputados que representarían al
pueblo; estos debían ser libres y de reconocida adhesión a la justa causa de la América y de la Libertad del país.

COMPOSICION:
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Lo integrarían 2 Diputados por la capital, las demás capitales de provincia elegirían 2 y 1 diputado por cada ciudad subordinada,
con excepción de Tucumán que podía concurrir con 2 Diputados. Los poderes serian dados sin limitaciones y las instrucciones no
reconocerían otros límites que la voluntad de los poderdantes.

NATURALEZA JURIDICA:
La Asamblea convocada por el Triunvirato era “Soberana” por los siguientes motivos:
*Desconocía cualquier autoridad que no emanara de su propia soberanía.
*Sus integrantes luego de prestar juramento debían ser reconocidos “Como depositarios de la autoridad superior y el ejercicio de
la Soberanía de las Provincias Unidas del Rio de la Plata”

CARACTERES DE LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII:


*Constituyente: porque tenía como finalidad fundamental el dictado de una Constitución.
*Legislativa: porque como todos los cuerpos colegiados de la época, además de la facultad constituyente, tenía también la facultad
de dictar normas ordinarias de gobierno.

*Electiva: porque era atribución del cuerpo elegir a los miembros del Poder Ejecutivo, como también el de removerlos o juzgarlos
por la comisión de los delitos de: cohecho, traición, malversación de caudales públicos y violación de los secretos de la Asamblea.

*Representativa: porque sus miembros fueron elegidos por los pueblos integrantes de las Provincias Unidas y el “pueblo no
actuaba sino por medio de sus representantes congregados en la Asamblea General y los funcionarios que esta designaba”.

INICIO DE LAS DELIBERACIONES:


Inicio sus Sesiones el 31 de Enero de 1.813, estando presidida por el correntino Carlos María de Alvear, quien fuera protagonista
de la Revolución de Octubre del año anterior.
Es preciso destacar que no podía ser mejor la situación de las Provincias Unidas al momento de iniciar sus trabajos la Asamblea,
pues los triunfos militares en diferentes frentes aseguraban la necesaria tranquilidad para el desenvolvimiento de su gestión.
San Martin en San Lorenzo y Belgrano en Salta, a los que se agregaba el sitio de Montevideo eran como el preanuncio de una
asegurada alborada de libertad.

TENDENCIAS IDEOLOGICAS EN EL SENO DE LA ASAMBLEA:


Los temas que debía tratar la Asamblea, divide a las tendencias en dos bandos:
A)- La encabezada por San Martin: sus partidarios querían la inmediata Declaración de la Independencia, aunque fuere necesario
llegar a la guerra con España.
B)- La encabezada por Alvear: sus partidarios preferían dilatar la Independencia para más adelante, hasta la caída de Napoleón,
para permitir de ese modo que Inglaterra nos brindase su apoyo.
Es de destacar que San Martin al no lograr su propósito, se desentendió de la política y se dedico a las cuestiones militares, esto
dejo el camino libre a Alvear que logro imponer su postura, pero con ello provoco la caída de la Asamblea.

PROYECTO DE CONSTITUCIONES:
Cinco proyectos fueron preparados para ser presentados a la Asamblea Constituyente a saber:
*El de la Comisión Oficial.
*El de la Sociedad Patriótica.
*El proyecto de la Comisión interna de la Asamblea (Anónimo).
*El Federal de la Banda Oriental
*El de Constitución Territorial de la Banda Oriental.

Si bien los proyectos presentados no llegaron a concretarse por las circunstancias históricas conocidas, no por ello han dejado de
prestar un valioso aporte a la vida institucional del país. En rigor de verdad, solo fueron presentados los tres primeros porque
como sabemos a los Diputados de la Banda Oriental no se les permitió la incorporación razón por el que los dos últimos, no
llegaron a presentarse a la Asamblea (la Banda Oriental mando dos proyectos: uno de carácter federal en el que se establece que
cada provincia debe tener su propia Constitución; de allí que remita al mismo tiempo su proyecto de Constitución Provincial).
Cabe señalar que todos los proyectos mencionados recogen los principios liberales propios del Constitucionalismo vigente en el
Siglo XIX, observándose en los tres primeros la tendencia unitaria y centralizante y en los dos últimos el pensamiento federal
norteamericano. (VER CUADRO AL FINAL DE MATERIAL)

OBRA DE LA ASAMBLEA: LEYES CONSTITUCIONALES SANCIONADAS.


Es la primer Asamblea que inicia el ciclo de las llamadas “Asambleas Constituyentes” y aunque no cumplió con su cometido de
dictar una Constitución, dicto en cambio una serie de Leyes de carácter Constitucional (pues en forma parcial y no orgánica
buscaba concretar los principios fundamentales sobre los cuales debía gobernarse y asegurar a sus habitantes los
derechos y garantías propios de un Estado Independiente). Las mismas se pueden discriminar de la siguiente manera:
*Leyes que afirman la Soberanía y principios de la Nacionalidad:
-Inviolabilidad de sus Diputados: los cuales no podían ser juzgados, acusados ni perseguidos, por sus opiniones en la Asamblea
(Creando un verdadero Fuero Parlamentario).
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-Exclusión de los extranjeros: especialmente de los españoles en tanto no adoptasen la ciudadanía para el ejercicio de cargos
públicos, disponiéndose que fueran removidos de sus cargos eclesiásticos, civiles y militares. De la misma manera se exigió Carta
de Ciudadanía a los escribanos para poder continuar el ejercicio de la profesión.
-Creación de Registros Cívicos: de ciudadanos beneméritos muertos por la patria, con un amplio sentido patriótico y
revolucionario.
*Creación de Símbolos Nacionales: que expresaran la condición de una Nación Libre e Independiente, entre ellos:
-El Sello de la Asamblea, que tuvo un diseño similar al que luego se empleo para nuestro Escudo Nacional.
-El Himno Nacional Argentino, como canción patria, compuesto por Vicente Lopez y Planes y con música de Blas Parera.
-La Bandera Nacional, se aprobó el uso de la misma, aunque el permiso recién se otorgo por escrito en 1.816.
*Sustitución de las armas del Rey por los de la Asamblea.
*Creación de moneda propia (similar a las reproducidas en nuestras actuales monedas de $1).
*Declaración del día 25 de Mayo como fiesta cívica de la Nación.
*Leyes sobre Declaraciones, Derechos y Garantías (Obra Social):

-Libertad de Vientres (02/02/1.813): por el cual se determinó que los hijos de esclavos que nazcan en territorio de las Provincias
Unidas o que hayan nacido desde el 31 de Enero inclusive, serían considerados y tenidos por libres.
-Libertad de Esclavos (04/02/1.813): por el cual los esclavos provenientes de países extranjeros que de cualquier modo se
introduzcan en las Provincias unidas, quedaban libres (aunque posteriormente se hizo una aclaración limitativa, a raíz de una
protesta por parte de Brasil, entendiéndose por libres a los introducidos por vía de comercio o venta en violación de normas
preexistentes, no comprendiendo a los esclavos que se fugaron de sus amos de otros países y se hubiesen introducido al nuestro).
*Abolición de títulos de Nobleza: extinguió los títulos de Conde, Marques o Barón del territorio de las Provincias Unidas, por
considerarlos odiosos e incompatibles con la existencia de un país libre.
*Abolición del Mayorazgo: este instituto significaba otorgar al hijo mayor (que asumía el carácter de jefe de familia) todos los
bienes a la muerte del padre. La Asamblea lo suprimió por considerarlo contrario al Principio de Igualdad ante la Ley.
*Abolición de Tormentos y Azotes: dispuso la inutilización de los medios de tormento usados por el verdugo en la plaza pública
(el Tormento y el Azote eran procedimientos utilizados para el esclarecimiento de la verdad e investigación de los crímenes).
*Libertad de Indígenas e igualdad con los demás ciudadanos: por lo que se derogo la Mita, la Encomienda y el Yanaconazgo;
como así también el servicio personal del aborigen, incluso aquellos que eran prestados en las Iglesias.
*Otras Leyes Sancionadas:
*Fundación de la Academia Nacional de Jurisprudencia.
*Nacionalización de los hospitales públicos que de manos religiosas pasaron a ser seculares.
*Fomento de la Minería, estableciendo el derecho de cateo de los yacimientos mineros por parte de los extranjeros en igualdad de
condiciones que los nacionales.
*Pensiones por invalidez a ciudadanos que hayan defendido la libertad de la patria.
*Establecimiento del Principio de que los Diputados de las provincias son Diputados de la Nación.
*Creación del Poder Ejecutivo Unipersonal (El Directorio)

EL DIRECTORIO:
Fue creado por Decreto del 31 de Enero de 1.814, dado por la Asamblea a pedido del Segundo Triunvirato, el motivo de su
creación obedeció a la necesidad de concentrar en una sola mano el Supremo Poder Ejecutivo.
El articulado del Decreto contenía las siguientes disposiciones:
*El Poder Ejecutivo estará a cargo de un ciudadano con el título de “Director Supremo de las Provincias Unidas” y tendrá el
tratamiento de excelencia.
*Llevara una banda bicolor, blanca y azul como símbolo de su autoridad.
*Deberá residir en la Fortaleza y la duración del mando será de dos años.
*Sera elegido por la Asamblea y en caso de muerte o renuncia el sucesor debería elegirlo el mismo cuerpo.
*Se crea un Concejo de Estado, para asegurar la sabiduría, prudencia y acierto que debían presidir el gobierno; estará compuesto
por nueve miembros de los cuales uno seria el Presidente y dos secretarios.
*El Presidente del Concejo suple al Director en caso de enfermedad grave.
*El Presidente del Concejo será nombrado por la Asamblea y los vocales y secretarios por el Director Supremo.
*Cada dos años cesaran los concejeros, pudiendo ser elegidos.
*El Concejo tenía facultades para asesorar al Director y elevar proyectos de utilidad y conveniencia del Estado.
*El Director debía consultar indefectiblemente al Concejo en problemas de guerra, paz y comercio con potencias extranjeras.
*El Concejo podía funcionar con la presencia de cinco miembros.
*Tendría el tratamiento de señoría.
Los sucesivos Directores Supremos fueron:
*Gervasio Antonio de Posadas, Carlos María de Alvear, Juan Rondeau, Ignacio
Álvarez Thomas, Antonio González Balcarce, Juan Martin de Pueyrredon y nuevamente Juan Rondeau.

DISOLUCION Y CAIDA DE LA ASAMBLEA:


Fue disuelta formalmente por el Cabildo un 15 de Abril de 1.815 y entre los factores que contribuyeron a tal situación se pueden
mencionar:
*En el orden externo:
-La situación europea con la caída de Napoleón
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-El restablecimiento de las monarquías (Restauración) en base a los principios legitimistas del Congreso de Viena.
-La vuelta al trono español de Fernando VII y la posibilidad de su reconocimiento
por la Asamblea
*En el orden interno:
*Las diferencia que existían en su seno entre los partidarios de Alvear y San Martin.
*El recelo de los pueblos del interior, en razón de la mayor concentración de poder por parte de la Asamblea.
*La extensión de la influencia del General Artigas a los pueblos del Litoral.
*La declinación del poderío de las fuerzas nacionales con los desastres ocurridos en:
-Vilcapugio y Ayohuma.
-La pérdida definitiva del Alto Perú.
-Derrota de los revolucionarios chilenos en Rancagua.
Con su disolución, se produce una vuelta al proceso revolucionario, por cuanto será nuevamente el Cabildo de Buenos Aires el
que reasuma el ejercicio de la soberanía, designando en forma provisoria una Junta de Observación, que tendría a su cargo la
redacción de un nuevo Estatuto Provisional.

ARTIGAS EN LA POLITICA DEL LITORAL:


Artigas es una figura clave en el proceso constituyente argentino. Es el primero que proclama la Independencia, la Republica y la
Confederación de estas colonias, redactando en los albores del proceso revolucionario las formulas y textos que luego serían
recogidos por los autores de la Carta Magna de 1853.
Se enfrentan desde un principio dos grandes tendencias que dinamizan nuestra historia:
-La unitaria que plasma sus ideales en proyectos de Constituciones que no llegan a entrar en vigor
-La Federal que surge con las instrucciones a los diputados orientales dadas por Artigas en 1.813, que se aclimata luego en el
vasto litoral argentino y se impone luego en todo el país.
Artigas se va a destacar por pedir en 1.813 la autonomía política y económica de la Banda Oriental al amparo de una Federación o
Confederación republicana, organizada sobre la base de los antiguos pueblos del virreinato. Va a dictar sus famosas instrucciones
y celebrara un Pacto con el comisionado por Buenos Aires Rondeau, considerado el Primer Pacto Federal escrito del Rio de la
Plata y en el que se declara parte integrante del estado denominado “Provincias Unidas del Rio de la Plata”
Artigas extiende su influencia sobre todas las provincias del Litoral y en 1.815 los diputados por Córdoba, Santa Fe, Corrientes,
Entre Ríos, Misiones y la Banda Oriental se reúnen en Concepción del Uruguay (Congreso de Arroyo de la China) haciendo suyas
las instrucciones y la Convención Oriental de 1.813, se formaliza así bajo la presidencia de Artigas la primera reunión de
provincias en nuestra historia.
Esta Liga de carácter Federal busca el mismo acuerdo con Buenos Aires que había buscado sin éxito Artigas dos años antes, pero
se fracasa de nuevo, quedando expedito el paso para los futuros Pactos Federales de 1.820 y 1831.
Considerando que Artigas nunca acepto la independencia de su provincia que le fue ofrecida hasta el Rio Paraná como límite de
demarcación, entonces van a funcionar en el país dos Congresos, el de Oriente conformado con los pueblos del litoral y otro
unitario y de tendencia monárquica en la ciudad de Tucumán en 1.816
Frente a ello, Artigas subleva a las provincias del litoral y su victoria en los campos de Cepeda, hace caer al Congreso, su
Constitución y a sus proyectos monárquicos, quedando desde entonces expedito el camino de la futura Confederación.

LAS INSTRUCCCIONES DE ARTIGAS A LOS DIPUTADOS ORIENTALES:


La Asamblea del Año 1.813, invito también a los pueblos de la Banda Oriental para que enviasen sus Diputados; dichos pueblos
eligieron a sus representantes en el Congreso de Tres Cruces, los que partieron hacia Buenos Aires, munidos de las famosas
instrucciones dadas por el Jefe de los Orientales.
Dichas instrucciones eran verdaderos pilares de la Organización Federal del país y contrarias al centralismo porteño.

CAUSAS DEL RECHAZO:


Los Diputados de la Banda Oriental no fueron incorporados al seno de la Asamblea, argumentándose “fallas en la elección y en
los instrumentos que acreditaban su personería como tales” (CAUSA FALSA).
La causa de tal negativa iba más allá de la inobservancia de los requisitos del Decreto de Convocatoria del Segundo Triunvirato,
pues lo que en definitiva se temía era “la presencia de hombres inspirados en ideas federales considerados disolventes por quienes
querían imponer la política centralista y absorbente de Buenos Aires” (CAUSA VERDADERA).

Proyecto de Constituciones

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BOLILLA VII
1). Estatuto de 1815. Contenido.
El 5 de mayo de 1815 la Junta de Observación expidió el Estatuto Provisional, que en opinión de muchos tratadistas no es
sino una mala copia del proyecto de Constitución que la Sociedad Patriótica presentara ante la Asamblea del año XIII y para otros
reproduce gran parte del articulado de la Constitución de Cádiz. Para Aristóbulo del Valle.
En rigor de verdad, este Estatuto surge de un gobierno impuesto por un movimiento de carácter federal que inclusive
busca congraciarse con Artigas, pero de sus cláusulas no surge en forma nítida una organización federativa; antes bien como se
verá al analizarlo subsiste en él la clara tendencia a una organización centralizada, en la que “los pueblos” tendrán en lo futuro una
representación que hasta ese momento no se manifiesta en forma concreta. El Estatuto, como norma constitucional aplicable a
todas las provincias, fue rechazado por éstas con excepción de Buenos Aires y Tucumán, donde tuvo vigencia.
Contenido: declaración referida al Hombre en Sociedad; Religión declara tal a la Católica, Apostólica y Romana,
cuyo culto público debía respetarse; Ciudadanía consideraba a todo hombre libre que haya nacido y resida en el territorio del
Estado, pero recién entraría al ejercicio de ese derecho una vez cumplido 25 años o haber sido emancipado. Había además una
serie de concesiones a favor de los extranjeros; Organización de los poderes establecía que el Legislativo residía en “los
pueblos” originariamente, con lo cual pareciera reconocerse un principio federal que, sin embargo, en el resto del articulado
aunque a título de provisorio, se mantenía una organización centralista y unitaria. La disposición terminaba señalando que “hasta
la determinación del Congreso General de las Provincias” correspondía a la Junta de Observación dictar los reglamentos
provisionales para los objetos necesarios y urgentes.
Para imponer nuevos impuestos, el P.E. debía actuar en consulta y determinación con la Junta de Observación, unida al
Cabildo y al Tribunal del Consulado.
El Poder Ejecutivo quedaba a cargo del Director del Estado, que en oportunidad de sancionarse el Estatuto ya había sido
designado por los electores de Buenos Aires;
El Poder Judicial residía en el Tribunal de Recursos Extraordinarios de segunda suplicación, nulidad e injusticia notoria,
la Cámaras de Apelaciones y demás tribunales inferiores, siendo independiente de los poderes del Ejecutivo. Régimen electoral,
establecía un complicado sistema de Asambleas primarias que elegían a un Elector También se reglamentaba la organización del
Ejército y la Armada,
Incorporaba en sus disposiciones a los Decretos de Seguridad Individual y al de Libertad de Imprenta que han sido
tratados en capítulos anteriores.
Sin duda la cláusula más trascendente de este extenso documento es aquélla que faculta al Director del estado para que
“invite a todas las ciudades y villas de las provincias interiores para el pronto nombramiento de Diputados que hayan de
formar la Constitución, los cuales deberán reunirse en la ciudad de Tucumán, para que allí acuerden el lugar en que han
de seguir funcionando”.

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Las provincias litorales.
Las provincias litorales constituyeron una verdadera alianza ofensiva-defensiva, bajo el protectorado de Artigas.
El Litoral buscaba salidas a través del federalismo. Las doctrinas de unitarismo y federalismo también reflejaban
intereses económicos en juego.
Las provincias litoraleñas constituyeron lo que se dio en llamar la Liga Federal, que anticipará lo que años después se
concretaría, ya sin Artigas, en el Pacto Federal de 1831.
Esta política tuvo dos momentos de culminación:
El Congreso de Oriente, fue reunido después del levantamiento de Fontezuelas en Junio de 1815. Lo integraban los
diputados de la Banda Oriental, Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos y Las Misiones y en él tuvieron asiento hasta los
pueblos indígenas. Fue celebrado en Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay en Entre Ríos. Entre las instrucciones
estaba la de que el gobierno de Buenos Aires no podía exigir otro sistema que no fuera el que tuviera como principios la libertad
de los pueblos, divididos en provincias independientes entre si, que designarían la autoridad central, sin que frente a ella los
pueblos tuvieran que sufrir mengua alguna de sus derechos y de su propia soberanía.

Pacto de Santo Tomé. Firmado el 9 de abril de 1816 y por él se establecía la paz entre los gobiernos de Buenos Aires,
por un lado, y Santa Fe y Artigas por el otro, en representación de la Liga Federal. Por dicho pacto se separó del mando del
ejército de Buenos Aires a Belgrano. Ajustando un tratado de paz y unión verdadera. Se trataba de un pacto militar por el cual se
reconocía la autonomía a la provincia de Santa Fe, hasta entonces dependiente de Buenos Aires..

El Congreso de Tucumán. Composición y carácter.


A él concurrieron los diputados de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San
Luis, Santiago del Estero y Tucumán y los del Alto Perú, Charcas. Chichas, La Plata, Cochabamba y Mizque. No lo hicieron los
pueblos agrupados alrededor de Artigas, que el año anterior se habían reunido en el Congreso de Oriente, es decir la Banda
Oriental (Uruguay), Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Santa Fe.
Por su composición y la forma en que fue convocado, puede considerárselo formalmente un congreso federal; pero por la
fuerza de las cosas y los hechos fue unitario. Fue revolucionario por su origen y reaccionario por sus ideas.

Su labor constituyente. Plan de Trabajos


Al concurrir los diputados al Congreso no traían precisas instrucciones ni habían sido convocados con el objeto de tratar
materias previamente determinadas, razón por la cual fue el propio Congreso el que debió redactar lo que se llamó el “Plan de
materias de primera y preferente atención”, que puede considerarse como un verdadero plan de gobierno, estableciéndose que para
la aprobación de los temas más importantes se requeriría mayoría absoluta de los votos, mientras que para el resto bastaba con
simple mayoría.
Para un mejor estudio, hemos clasificado, según su naturaleza, los puntos a tratar por el Congreso, de la siguiente manera:
a) Materias referentes a problemas institucionales:
b) Materias referentes a Ejército y Guerra:
c) Materias referentes a economía y bienes del Estado:
d) Materias referentes a la prosperidad general:
e) Materias referidas a la tierra:
f) Materias municipales:
g) Materia de Legislación: Se resolvía la revisión general de todo lo dispuesto por la anterior Asamblea General
Constituyente del año XIII, para confirmar y llevar adelante todo ló que sea digno de su aprobación, como igualmente de
todos los reglamentos expedidos por el Poder Ejecutivo.

Labor Legislativa y constituyente. Declaración de la Independencia.


El Congreso tenía el doble carácter de legislativo y constituyente.
Ejercitando el primero de los cuales dicto una serie de normas, como ser la de indulto general a favor de los desertores y
otros reos, por razón de la instalación del Congreso; dejó sin efecto un impuesto de carácter general que resultaba altamente
gravoso, dadas la grave situación que atravesaba el país; otorgó una serie de Cartas de ciudadanía; se dejaba expedito el derecho
de peticionar a las autoridades sin forma de tumulto; se dispuso el envío de diplomáticos a los Estados Unidos y a la Santa Sede
Apostólica de Roma; actuó asimismo en el plan de prorrata de reclutas pata la formación del ejército. Se ratificó el principio de la
inviolabilidad de los diputados y la libertad de sus opiniones, y esta función legislativa se ejerció efectivamente durante todo 1816
en diversos aspectos referidos a la marcha del gobierno, como ser materias referentes a problemas institucionales, las referentes a
ejército y guerra, a economía y bienes del Estado, a la prosperidad general, a los problemas de la tierra, municipios, magistraturas,
revisión de la vetusta legislación, etc.
En la labor constituyente va a dictar el Reglamento Provisorio de 1817 y posteriormente la Constitución de 1819, y sin
duda lo más trascendente, la Declaración de la Independencia.
El Congreso se dispuso a tratar el tema de la Independencia y en la sesión del 9 de julio de 1816 la aprobó en forma
solemne.
Muchos factores habían venido influyendo como los reclamos que formulaba el Gral. D. José de San Martin que en ese
momento preparaba su ejército para cumplir la magna tarea de libertar a Chile y, atacar después, el centro del poder realista

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español, que estaba en el Perú. San Martín juzgaba indispensable la declaración formal de la independencia ya que necesitaba
cruzar la Cordillera de los Andes al frente de las fuerzas de un pueblo libre.
Se declara independientes a las Provincias Unidas “de Sud América”, cuando la denominación tradicional dé lo que sería
nuestro país era la de Provincias Unidas del Río de la Plata. Para algunos en esta frase se pone de manifiesto el ideal americanista
que había insuflado el ideal revolucionario de 1810. Otros historiadores consideran que esta fórmula encierra la posibilidad del
establecimiento de una monarquía
La independencia es de la persona del Rey Femando VII, que en ese momento gobernaba nuevamente a España, pero no se
limitaba a su persona sino que la hacía extensiva a sus sucesores,
Para evitar suspicacias respecto de otras posibles dependencias, como la del protectorado inglés que había sugerido
alguna vez Alvear, en una sesión posterior el Congreso añadió a la fórmula del juramento de la independencia la expresión “y de
toda otra dominación extranjera”.
Finalmente, al declararse independiente de la Metrópoli, cerrándose de esta manera toda dependencia de España, tanto con
la monarquía como con el Estado español.

Discusiones sobre la forma de gobierno. Las ideas monárquicas.


La Constitución de la Santa Alianza y la afirmación de los principios “legitimistas”, prácticamente determinaron que los
congresistas reunidos en Tucumán buscaran una solución para la forma de gobierno a establecer en el país, tomando como base la
Monarquía. Había que desterrar las ideas republicanas y revolucionarias.
Belgrano se manifiesta partidario de la monarquía como única forma de gobierno aceptable, y sugiere la posibilidad de
establecer una monarquía incásica.
La idea de entronizar a un Inca, partía del supuesto de que los primitivos reyes de estas tierras habían sido violentamente
arrancados por los conquistadores españoles, con lo cual al restablecer en el trono a un descendiente de aquéllos primitivos
gobernantes, se anteponía a los “ilegítimos” derechos de la Corona española, la legitimidad de los títulos de los gobernantes
precolombinos de estas tierras. La idea, que fue acogida con entusiasmo en un principio, finalmente fracasó. Esta idea había
comenzado a analizarse a partir de las sesiones del 12 de julio y varios diputados la apoyaron, adicionándose la propuesta de que
la capital estuviera establecida en la ciudad de Cuzco.
Fray Justo Santa María de Oro, diputado por San Juan declaró que para determinar la forma de gobierno era preciso
consultar previamente a los pueblos, pero si se procedía a adoptar el sistema monárquico constitucional sin ese requisito,
solicitaba autorización para retirarse del Congreso.
También se analizó la posibilidad de establecer en América del Sud, luego de los triunfos de San Martín, un príncipe de
alguna casa reinante de Europa. Se habló de la posibilidad de una unión entre el Inca y una princesa de la casa de Braganza
(Portugal), o el Príncipe de Luca, hermano de Femando VII, o su hermana la Princesa Carlota Joaquina, que tuvo muchos
partidarios en el Rio de la Plata.
Pero todos estos intentos monárquicos, surgidos de las inspiraciones europeas, que determinaran la sanción de una
Constitución especialmente adecuada para establecer este tipo de régimen, habrán de encontrar un escollo inamovible en la actitud
de los caudillos de los pueblos, que siguiendo la inspiración primera de Artigas, se declararon a partir de 1820 por la república
federal.

El Reglamento Provisorio de 1817. Cotejo con el de 1815.


El Congreso de Tucumán luego de la declaración de la independencia el 9 de julio de 1816, continuó sus deliberaciones
referidas a la determinación de la forma de gobierno que debía establecerse en el país.
La situación del norte empeoraba día a día con el avance de las tropas realistas restándole prácticamente hacerlo con los
pueblos del ex - Virreinato del Río de la Plata.
A esto se agregaban las disensiones entre los distintos caudillos, que se enfrentaban entre sí, y el mayor inconveniente
que era el de las grandes distancias que separaban del asiento del Congreso en Tucumán a la ciudad de Buenos Aires donde estaba
establecido el Poder Ejecutivo Nacional, circunstancia que dificultaba la adopción de medidas rápidas y Oportunas sobre la guerra
y las relaciones exteriores.
De tal manera el Congreso resuelve en septiembre de ese mismo año trasladarse a la ciudad de Buenos Aires, donde
continuaría sus sesiones, aunque en rigor de verdad el traslado recién se realizó en febrero de 1817. Pero antes de hacer efectivo
ese traslado, el Congreso dictó un Reglamento, sancionado el 22 de noviembre de 1816, pero remitido al Director Supremo es
devuelto por éste con una serie de observaciones.
Ya instalado el Congreso en Buenos Aires, en diciembre de 1817 recién va a dictar el ordenamiento que es conocido como
“Reglamento Provisorio para las Provincias Unidas de Sudamérica” y que regiría hasta tanto fuera sancionada la constitución
definitiva.
Este Reglamento sigue en general los lineamientos del Estatuto Provisional de 1815. Se advierte un acentuado centralismo,
localizado en las funciones que se atribuyen al poder ejecutivo.
Estaba dividido en siete secciones, y cada una de ellas dividida en capítulos. En la primera sección habla del “Hombre en
sociedad”, repitiendo los conceptos del Estatuto de 1815. Reitera la disposición sobre la religión católica apostólica y romana, que
debe ser respetada como religión del Estado y cuya violación era severamente castigada. En materia de ciudadanía reiteraba las
disposiciones del Estatuto, pero con mayores detalles y minucias. Los capítulos VI y Vil deberes del hombre en el Estado y
deberes del cuerpo social, repetían las disposiciones del Estatuto.
Con referencia al poder legislativo, se dice en este Reglamento que reside originariamente en la Nación, contrariamente al
anterior Estatuto que la hacía residir en “los pueblos”. Se acentúa la tendencia unitaria.

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El Poder Ejecutivo sería ejercido por un Director del Estado, que hasta tanto se estableciera otra cosa en la futura
Constitución, era nombrado por el Congreso.
En cuanto a las provincias se volvía al régimen de Gobernadores Intendentes (El Estatuto hablaba de Gobernadores), con las
facultades establecidas en la Ordenanza de Intendentes; durarían tres años en sus funciones, serían nombrados al arbitrio del
Director
En materia de Ejército, se daba un mejor ordenamiento a las milicias nacionales, y a las milicias cívicas le quitaban fuerza y
eficacia, quedando ahora subordinadas al Director del Estado.
También se anexaron al Reglamento los decretos de seguridad individual y de libertad de imprenta.
En un capítulo final se deja sin efecto toda norma que se oponga a las disposiciones de este Reglamento, que seguirá
rigiendo hasta la sanción de la Constitución.
En resumen, hay pocas variantes entre ambos cuerpos legales, aunque en el de 1817 se acentuaba el centralismo, tenía un
claro sentido unitario y se daban mayores facultades al Director del Estado. Las provincias quedaban cada vez más sujetas y
dependientes del poder central. Por eso el Reglamento de 1817 chocó contra las tendencias federalistas de los pueblos interiores.

Constitución de 1819. Organización de los poderes estatales. Su rechazo.


En 1817 el Congreso había designado una Comisión Redactora que presentó su trabajo en Julio de 1818 y el plenario
comienza su tratamiento hasta la sanción, ocurrida en abril de 1819. En esencia establece un gobierno fuerte y centralizado, con
división de poderes, organizado en una república unitaria de carácter liberal, aunque así no lo exprese en sus disposiciones.
No llegó a tener vigencia, al desconocer las instituciones que el país reclamaba, constituyendo un fracaso total. En su
elaboración técnica como en sus aspectos formales, esta Constitución no puede ser atacada, y al contrario recibió en algún
momento ponderaciones de academias extranjeras, por el valor científico de sus disposiciones, aunque forzoso es reconocerlo,
resultaba inadecuada para nuestra realidad nacional de la época.
Si bien no se refería a la forma del Estado, en ella se veían reflejadas las tendencias monárquicas y centralizantes, pues
fácilmente podría ser adecuada para que se estableciera una monarquía de carácter constitucional.
La Constitución no fue una creación original, y su principal fuente la constituye la Constitución de Cádiz de 1812, pero con
mayores relieves la Francesa de 1791 y en algunos aspectos la de los EE.UU.
Consagraba a la Católica, Apostólica y Romana como religión del Estado
El Poder Legislativo era bicamarista: Una Cámara de Representantes formada por diputados que no debían depender del
Ejecutivo. El Senado, estaba compuesto por los senadores de provincia, en número igual al de cada una de ellas; y además, tres
senadores militares en grado no menor de Coronel Mayor, un Obispo y tres eclesiásticos. un senador por cada Universidad y el
Director del Estado saliente que permanecía en su cargo hasta que lo reemplazaba el que lo sucedía en aquella función.
Se insistía con el tratamiento de “Soberano Señor”, “Alteza Serenísima”, los ceremoniales de asiento, los escudos de oro
colgando de sus pechos, y los trajes de ceremonia.
Las atribuciones del Congreso la formación y sanción de las leyes. Dictaba las leyes, podía declarar la guerra y tratar la
paz, imponía contribuciones, y a propuesta del Ejecutivo fijaba las tropas de mar y tierra, reglaba los juicios, establecía los
tribunales, reglaba comercio, creaba y suprimía empleos, habilitaba puertos, elevaba las poblaciones al rango de provincias,
educación pública, moneda, etc.
El Poder Ejecutivo podía vetar sus leyes, y para insistir se requerían 2/3 de sus miembros.
El Poder Ejecutivo estaba a cargo del Director del Estado. Era elegido por las dos Cámaras reunidas a mayoría de votos.
Poder Judicial: era una Alta Corte de Justicia, compuesta de siete jueces y dos fiscales, designados por el Director del
Estado con acuerdo del Senado.
Declaración de los Derechos”, en dos capítulos: uno referido a los Derechos de la Nación, en el que se establecía que la
Soberanía residía en la Nación, teniendo derecho a reformar la Constitución cuando lo exigiera el bien común. Protegía el derecho
a la vida, reputación, seguridad, libertad, y propiedad. Igualdad ante la Ley y Libertad de Prensa, imparcialidad e igualdad ante el
proceso, inviolabilidad del domicilio y la propiedad, de la correspondencia y papeles privados, régimen carcelario, etc. Muchas de
estas declaraciones fueron recogidas por la Constitución de 1853.
Reforma de la Constitución, la que sería substanciada en el Congreso y no por una Convención convocada al efecto.
La Constitución de 1819 era fuertemente unitaria y en ella no aparecen las provincias como entidades de derecho público,
sino como meras divisiones administrativas, pues la Nación con su absorción centralista se atribuía ser la única depositaría de la
soberanía. Conservaba todo el aparato propio de la Colonia, continuándose con la legislación de aquél origen, mientras no
contradijera a la Constitución.
Si bien la Constitución fue jurada, poco después Pueyrredón, Director Supremo, cuyo gobierno había caído en el
desprestigio, renunciaba y el Congreso recién le aceptaba su dimisión en junio de 1819 nombrándose en su reemplazo a José
Rondeau, “hasta la reunión de las Cámaras prevista en la constitución recién promulgada” y ya está bamos en el inicio de la
liquidación del Directorio, ya que pocos meses después al comienzo de 1820 se levantaban las provincias y el 11 de febrero de ese
año cesaban las autoridades nacionales.:

Armisticio de San Lorenzo.


Designado Balcarce por Buenos Aires, prometió solucionar la cuestión con Santa Fe, e inicio negociaciones con Artigas
para zanjar esas dificultades, lo cual fue rechazado por el Congreso reunido en Tucumán.
Nuevamente el gobierno de Buenos Aires, intenta resolver el litigio con Santa Fe por medio de las armas, y ordena la
invasión de esa provincia por intermedio de Díaz Vélez, quien pudo llegar hasta la ciudad de Santa Fe, aunque atacado por las
guerrillas móviles, y con la ciudad abandonada de sus habitantes, debió replegarse, mientras la provincia recibía el apoyo de los
pueblos litorales y de Córdoba.
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En esta época los lusitanos atacaban a la Banda Oriental, pero Pueyrredón no les prestaba ayuda para defenderse de ellos.
En momentos en que asumía López como gobernador de Santa Fe se envió una expedición al mando del Gral. Juan Ramón
Balcarce. Sus intentos fracasaron y López propuso un armisticio a Viamonte, llamado de "San Lorenzo”, el que fue firmado el 5
de abril de 1819, celebrándose un pacto sobre la base del retiro de las fuerzas militares de ocupación de Buenos Aires, y
permitiéndose el libre tránsito por la provincia de Santa Fe.
Por este tratado, al reconocérsele a Santa Fe el carácter de provincia, adquiría mayor fuerza como entidad autónoma, al
mismo tiempo que comenzaba a desligarse de la influencia de Ramírez y del influjo de Artigas. La momentánea paz arbitrada con
Santa Fe solo podía mantenerse a condición de que se respetara su independencia interna, pero Buenos Aires iba a intentar
impedirlo, obligando a López a tomar la ofensiva.

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