Novena de Navidad 2024

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INTRODUCCIÓN
NOVENA DE NAVIDAD 2024

El Año Jubilar 2025 nos recordará que “la esperanza no defrauda”(


Romanos 5,5), es una clave que nos vincula a otros momentos en los que
las virtudes teologales han iluminado el corazón de la Iglesia; ya vivimos
el año de la Fe en 2012 y 2013 y también el año de la Caridad. El año
2023 se quiso centrar en la esperanza y por ello el Año Santo tenderá
como punto de partida la expresión paulina que dé luz al capítulo 5 de su
carta a los Romanos.

Justamente en el número 18 de la Bula con la que se convoca el Año


Jubilar Papa Francisco nos dice: “La esperanza, junto con la fe y la caridad,
forman el tríptico de las “virtudes teologales”, que expresan la esencia de la
vida cristiana (cf. 1 Co 13,13; 1 Ts 1,3). En su dinamismo inseparable, la
esperanza es la que, por así decirlo, señala la orientación, indica la
dirección y la finalidad de la existencia cristiana. Por eso el apóstol Pablo
nos invita a “alegrarnos en la esperanza, a ser pacientes en la tribulación y
perseverantes en la oración” (cf. Rm 12,12).

La Novena de Navidad, tiempo de gracia inspirado en el sentir popular


que ha hecho de estos días un cántico a la confianza y al amor que Dios
nos ofrece, debe seguirnos invitando a no desesperar en tiempos tan
difíciles, a mantener la confianza en el que es nuestra Esperanza, a ser
artesanos de vida y de consuelo, a sostenernos mutuamente en estos
tiempos en los que aguardamos que venga a nosotros el “consuelo del
triste”, la “luz del desterrado”, para que podamos ser fortalecidos por el
que nos rescatará “de la cárcel triste que labró el pecado”.

También, iluminados por la Encíclica Dilexit Nos del Papa Francisco,


recordemos que en Jesús Dios «Nos amó», (Rm 8,37), y ese amor
novedoso y gozoso nos ha de ayudar para que en el Año Jubilar que
comenzaremos podamos avanzar en el Camino Sinodal sembrando vida y
anunciando la dicha de ser una Iglesia en salida, dinámica, gozosa y llena
de confianza para hacer presente en el corazón del mundo la dicha de la
Encarnación. No olvidemos que en estos días nos visitará aquel que María
esperó con inefable anhelo, y para el que José con “con anhelo sacro”
hizo de su corazón “de su amor sagrario”, para poder ser Pueblo que vive
en la fe.

Phd. Diego Alberto Uribe Castrillón


Profesor titular de la Facultad de Teología
Universidad Pontificia Bolivariana

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ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado
tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu
amor, para que hecho hombre en las entrañas de una
virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y
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remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy
infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás


virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por las
tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongas nuestros corazones con humildad profunda,
con amor encendido y con tal desprecio de todo lo
terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna
y more eternamente. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (3 veces).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA
Soberana María que por tus grandes virtudes y
especialmente por tu humildad, mereciste que todo un
Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú
misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los
que en este tiempo hagan esta novena, para el
nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, comunícame algo del profundo


recogimiento y divina ternura con que le agradaste tú
para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

Se reza tres veces el Ave María

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ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh Santísimo José!, esposo de María y padre putativo de


Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió
para tan altos ministerios y te adornó con todos los
dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te
ruego por el amor que le tuviste al divino Niño, me
abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle
sacramentalmente mientras en su divina esencia le veo y
le gozo en el cielo. Amén.

Se reza el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al


Padre...

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ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
Acuérdate, ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la
venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en
persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan
consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los
méritos de mi infancia, y nada te será negado”.

Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús, que eres la misma


verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una


eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación


y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto.
Nos entregamos a ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de
que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en
virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (3 veces).

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GOZOS

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado,


¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano,


que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!

¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando,


de Israel al pueblo diste los mandatos!,
¡Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo!

¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto


presentas al orbe tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño que has sido llamado
lirio de los valles, bella flor del campo!

7
¡Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!

¡Oh lumbre de oriente, Sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas, tu esplendor veamos!
¡Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios!

¡Espejo sin mancha, Santo de los santos,


sin igual imagen del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado
y en forma de niño da al mísero, amparo!

¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,


de Israel anhelo, Pastor del rebaño.!
¡Niño que apacientas, con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto,


bienhechor rocío como riego santo!
¡Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado
luce, hermosa estrella, brota, flor del campo!

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¡Ven, que ya María, previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José, con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado!
¡Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano!

¡Véanse mis ojos, de ti enamorados


bese ya tus plantas, bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto!

¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos;


¡Ven a nuestras almas! ¡ven, no tardes tanto!

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DÍA PRIMERO
LUNES 16 DE DICIEMBRE

Palabra
Romanos 5,5.
“La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Palabra de Dios.

Reflexión
«Nos amó», dice san Pablo (Rm 8,37). Dios nos ha credo por amor y el amor es la
inspiración de todo. la cima de esa bondad creadora es habernos querido llamar hijos
en su Hijo amado, reconocer en nuestra admirable realidad los rasgos de su Hijo
amado, enseñarnos a reconocernos como hermanos llamados a vivir la vida en la
confianza y en la esperanza y en la dicha de ser del corazón mismo de Dios. En estos
días recordamos que Jesús llegó a nuestra historia, “un hijo se nos ha dado”(Isaías 9,
5b) y su presencia nos hace hermanos.
En estos días recobremos la alegría de ser hijos en el Hijo y encontremos en los que
comparten nuestra peregrinación el rostro cercano del Salvador que quiso compartir
nuestra vida.

Oración
En el Camino Sinodal Dios siempre fiel, “Sapiencia suma del Dios soberano que a
infantil alcance te rebajas, sacro”, míranos con misericordia y haz que comprendamos
que el amor se hizo vida para rescatarnos de la oscuridad del odio y para hacernos
hermanos que se amen en tu amor, que se reconozcan como peregrinos que
avanzan unidos con la fuerza de tu infinita caridad. Amén.

Acción y compromiso
Miremos nuestras familias sedientas de unidad y de comunión y pensemos cómo
vencer las divisiones que rompen la comunión. Que Dios nos enseñe a ver en
cada hermano su rostro amoroso y nos permita descubrirnos hijos que se aman
porque Dios nos amó primero.
¿A quién de los que están más cerca he olvidado?

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DÍA SEGUNDO
MARTES 17 DE DICIEMBRE

Palabra
Juan 1, 11
“Jesús «vino a los suyos» “ Palabra del Señor.

Reflexión
Unidos en la esperanza que no defrauda (Rom. 5,5) vivieron muchos en los tiempos
que precedieron la llegada del Señor, pero cuando llegó la hora esperada por tantos
el mundo estaba sumido en la desesperanza, muchos cerraron su corazón al amor
que venía a encontrarse con el sufrimiento del mundo, con la soledad, con la fuerza
dolorosa de la violencia.

Hoy pedimos al que nos amó con un corazón semejante al nuestro, que nos permita
reconstruir el tejido desgarrado de este pueblo, de esta patria necesitada de
comunión y de vida, aprendamos que el amor ofrecido por Dios construye puentes,
vence los odios, olvida los rencores y nos hace vivir siempre como los que Dios
nunca dejará de amar.

Oración
Dios siempre fiel, Adonai potente, que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los
mandatos, haz que comprendamos que sólo el amor salva, que la caridad es el
camino que nos hace hermanos, que es el amor el que avanza a través de la historia
llenando de consuelo a quienes cumplan con alegría el mandato del amor.

Que la Iglesia que prosigue su Camino Sinodal sea más fraterna, más cercana, más
firme en la misión de fortalecer la fragilidad de tantos corazones. Danos la alegría de
amarnos de verdad y de encontrarte en cada hermano, Amén.

Acción y compromiso
Oremos en este día:
Para que cesen las guerras.
Para que el amor venza al odio.
Para que aprendamos el camino del perdón.

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DÍA TERCERO
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE

Palabra
Isaías 7, 4
Pues el Señor, por su cuenta, les dará un signo. Miren: la virgen está encinta y da a luz
un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel. Palabra de Dios.

Reflexión
Con amor y con esperanza la Madre de Jesús acepta su misión. Ella sabe que el amor
de Dios es la esperanza que no defrauda, y es la confianza que enseña que el
corazón de este mundo siempre encontrará en el corazón de María Madre y en el de
todas las Madres un vivo reflejo del amor con el que Dios nos amó.

En el Camino Sinodal se ha querido que la Iglesia renueve su misión de ser madre, de


enseñar a vivir la maternidad como el don con el que la vida de la comunidad
protege y acompaña la vida del mundo.

Oración
Dios siempre fiel, tu has querido mostrarnos tu amor en la Madre del Salvador, la que
“previene sus brazos do su niño vean en tiempo cercano”. Que aprendamos a vivir
con los sentimientos de Cristo, que aprendamos de María la docilidad de espíritu para
que el corazón venza toda rudeza toda aspereza, para que aprendamos a sanar y a
acompañar el camino que queremos recorrer juntos, Sinodalmente, alentados por la
mirada de María y por su testimonio de fidelidad.

Acción y compromiso
Avanzando en el camino que nos lleva a Belén, recordemos hoy la fuerza renovadora
de las madres. Miremos con especial afecto a las mujeres para que ellas sigan siendo
artesanas diligentes del amor que reconcilia, de la vida que se entrega, de la luz que
se difunde.
¿Cómo valoro, respeto y promuevo la dignidad de la mujer como propuesta de
vida en la Iglesia?
¿Qué expresión de amor y de respeto quiero y debo ofrecer hoy a tantas madres
que sufren la soledad y el desamparo?

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DÍA CUARTO
JUEVES 19 DE DICIEMBRE

Palabra
Lucas 1, 17
Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de
los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para
preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. Palabra de Dios.

Reflexión
El Bautista fue anunciado como el Profeta que señalaría al Pueblo la inmediata
cercanía del Salvador, de predicar “la esperanza que no defrauda”(Rom 5,5). Su
misión será mostrar a la humanidad que el Señor quiere llegar a romper las
esclavitudes que nos atan al pecado, a la violencia. Un pueblo bien dispuesto
aprende a caminar movido por el amor, por el amor que abre caminos, que allana los
senderos, que sabe que el Dios que nos amó sigue caminando con su pueblo a pesar
de nuestras indiferencias y de nuestros egoísmos.

Un pueblo bien dispuesto es una comunidad que avanza “sinodalmente”, que


construye vínculos de fe y de esperanza.

Oración
Dios siempre fiel: “ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego
santo”: que en esta hora tus misioneros, siguiendo el ejemplo de Juan Bautista toquen
las puertas del corazón de todos los pueblos y dispongan los caminos para que Dios
encuentre en nosotros un corazón renovado en el amor.

Acción y compromiso
¿Cómo estamos ayudando a preparar el camino de la reconciliación que tanto
necesita nuestra patria?
¿Cómo podemos ser precursores que allanemos el corazón para que llegue la
alegría de la paz a nuestro mundo?

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DÍA QUINTO
VIERNES 20 DE DICIEMBRE

Palabra
Lucas 1, 32-33
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Palabra
del Señor.

Reflexión
Hay en el mundo una esperanza: un reino de vida y de alegría que llene el vacío que
ha dejado en nosotros una historia turbulenta, una historia de dolores en los que la
humanidad ha gastado sus mejores vidas, en la que habrá que volver a anunciar la
esperanza que no defrauda, el amor con el que Dios nos sigue mostrando la ruta de
la vida y de la alegría.

Trabajemos para que el Reino de la caridad siga creciendo en el corazón de una


humanidad sedienta de vida y de paz de modo que este Adviento nos devuelva la
confianza en el amor con el que Dios nos ama, el amor que establece el Reino que no
tendrá fin.

Oración
Dios siempre fiel, “de Israel anhelo, Pastor del rebaño”, haz que corramos presurosos
a llenar de esperanza a los que sufren, a consolar al pueblo, a hacer vida un amor que
al tiempo que asiste con diligencia, cubre los dolores del mundo con el manto de la
esperanza. Protege con tu amor a los que en estos días en pueblos y ciudades,
avanzan caminando con tu pueblo, avanzando “sinodalmente” en veredas y lugares
de misión y siguen anunciando el Reino del Hijo de David que ha venido a salvarnos.
Amén.

Acción y compromiso
Dediquemos un momento de nuestra jornada a la oración por tantos agentes de
pastoral que a esta hora siembran la alegría y la esperanza en nuestra Iglesia
Colombiana.
Pongamos un mensaje de esperanza en nuestros medios y anunciemos también
nosotros la alegría del Señor que viene a salvarnos. 14
DÍA SEXTO
SÁBADO 21 DE DICIEMBRE

Palabra
Lucas 1, 39-40
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la
montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Palabra
del Señor

Reflexión
Para que la esperanza que no defrauda llegue al corazón de todos, María se pone en
camino, lo hace con la agilidad y la alegría con la que el Dios que nos amó y nos
sigue amando.

El amor es siempre diligente, se mueve a la velocidad de la alegría con la que


podamos transformar el mundo trabajando en la fraternidad, iluminando la
solidaridad, haciendo nuestro el dolor y la esperanza de nuestros hermanos. María
corre, como nos lo dice el Evangelista, para llevar el gozo del Señor, para ser modelo
de Iglesia Misionera que cruza el mundo para llevar paz y alegría a todos.

Oración
Dios siempre fiel, que con la fe de María, la que previene sus brazos, do su niño vean,
en tiempo cercano, tu Iglesia pueda abrir ahora el corazón de este mundo al amor
con el que Dios nos ama, a la gracia que salva y redime. Haz que, imitando la agilidad
gozosa de la Virgen Misionera, podamos mostrar a nuestros hermanos la vida y la
alegría que Dios nos quiere regalar.

Acción y compromiso
Pidamos a nuestras abuelas y madres que nos recuerden cuándo nos empezaron
a mostrar el amor de Dios.
Oremos por las comunidades de Consagradas que en la Clausura de nuestros
conventos y monasterios se han constituido en lámparas votivas suplicando por la
evangelización del mundo.

15
DÍA SÉPTIMO
DOMINGO 22 DE DICIEMBRE
IV DOMINGO DE ADVIENTO

Palabra
Miqueas 5, 1-4
Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Éfrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti
saldrá el jefe de Israel. …En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre
glorioso del Señor, su Dios. Palabra de Dios.

Reflexión
Con María y José que caminan a Belén obedeciendo a los grandes de su tiempo,
acerquémonos a la historia dolorosa de la Tierra Santa, sintamos la cercanía del
Señor que nos visitará con la esperanza que no defrauda para establecer en medio
de nosotros aquella deseada paz que los ángeles cantaron en la Ciudad de David.

Pidamos para que la Iglesia, avanzando con confianza en el Camino Sinodal que se ha
propuesto pueda avanzar en medio de la historia anunciando el amor con el que Dios
nos amó en su Hijo, de modo que, vencidas las divisiones que nos afligen, podamos
proclamar el reinado del que sigue mostrándonos el camino de la paz.

Oración
Oh buen Dios, ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del
desterrado!, mira con compasión a tantos que siguen errando por el mundo en el
drama social del desplazamiento, mira los pueblos que se han desarraigado, ven a
enseñarnos que tu Hijo sigue caminando en tantos hermanos que lo han perdido
todo, que nos reclaman más amor y más cercanía. Enséñanos a ser amor solidario y
signos de vida y de esperanza.

Acción y compromiso
Miremos con amor a los desplazados, a los migrantes, a los peregrinos que andan
buscando refugio, consuelo y esperanza. Que, en esta jornada, caminando con
José y María, seamos también nosotros peregrinos de la esperanza movidos por
el amor.
Pensemos y actuemos para poder unirnos a los que, en nombre de la
misericordia, asisten y cuidan de los caminantes y desplazados.

16
DÍA OCTAVO
LUNES 23 DE DICIEMBRE

Palabra
Salmo 79, 18-19
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa
que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. Que tu mano proteja a tu escogido, al
hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que
invoquemos tu nombre

Reflexión
Hoy volvemos a suplicar con el Salmo del Cuarto Domingo de Adviento, pidiendo al
Señor que venga a visitar su viña, que nos regale la esperanza que no defrauda, que
nos ayude a cuidar la viña que su amor ha plantado en este mundo para que de
frutos de vida y de alegría, para que el camino de la Iglesia sea un “camino sinodal”
en el que vivamos en el amor con el que Dios nos amó, para que nuestra vida,
nuestra patria, nuestros pueblos puedan seguir invocando el nombre de Dios en
espacios de libertad y de solidaridad fraterna y cercana.

Oración
Dios siempre fiel, “prosternado en tierra te tiendo los brazos, y aun más que mis
frases, te dice mi llanto”. Haz que ese amor cercano con el que empiezas a iluminar la
humanidad en la alborada del Año Santo Jubilar le haga sentir a cuantos siguen
viviendo en sombras de dolor y de muerte que ha llegado la esperanza, que ha
llegado la vida al corazón del mundo.

Acción y compromiso
En medio de las “carreras de estos días” abramos un espacio para pensar:
¿Qué acciones de solidaridad y de fraternidad puedo recoger para ofrecer en la
noche santa al Señor que llega?
¿De qué estoy dispuesto a desprenderme hoy para hacerle sentir a algún
hermano que la misericordia existe y el amor lo puede todo, que la esperanza no
defrauda a quien aprende a amar a sus hermanos?

17
DÍA NOVENO
MARTES 24 DE DICIEMBRE
INICIO DEL AÑO JUBILAR

Palabra
Lucas 1, 78-79.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros
pasos por el camino de la paz.

Reflexión
Unidos en la fe a la Iglesia Universal, al Papa en Roma, a nuestros pastores, a nuestra
comunidad, crucemos espiritualmente en esta noche la Puerta Santa, entremos al
camino con el que la Iglesia se dejará visitar por el Señor, avancemos por el sendero
en el que la fe nos hará sentir la fuerza de la esperanza que no defrauda y nos
permitirá celebrar el amor con el que Dios nos amó en las jornadas que comienzan
cuando nos damos cuenta que está a la puerta de nuestras vidas el “sol que nace de
lo alto” para iluminarnos, para darnos aliento, para hacernos comunidades que,
caminando sinodalmente, aprendamos a ser los herederos de la entrañable
misericordia de nuestro Dios, del amor con el que Dios nos amó.

Oración
¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven
hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce, hermosa estrella! ¡Brota, flor del campo!
Oh Benignísimo Dios de infinita caridad: haz que esta noche santa que nos preludia la
gloria eterna de la Pascua, que nos trae al Salvador, restaure en nosotros la
esperanza, nos haga peregrinos de la fe y nos permita seguir avanzando por el
camino de la paz y de la alegría.

Acción y compromiso
Escribamos una pequeña carta a Jesús pidiéndole que nos ayude a trabajar con
amor por la paz, la justicia, la esperanza.
Acerquémonos a la Imagen de Jesús niño y pidámosle que en esta noche,
dolorosa para tantos que sufren la violencia y el desarraigo, para los pueblos en
guerra, se pueda hacer un alto a tantos fuegos de odio y de venganza y se
despierte en el mundo un verdadero propósito por la paz y la reconciliación.

18
Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones
por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros
la bienaventurada esperanza
en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme


en dedicados cultivadores
de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo


reavive en nosotros,
Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz
de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén. 19
Que la Navidad llene sus días
de alegría y sus corazones
de esperanza

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