Módulo 3

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Universidad de La Rioja Licenciatura en Historia y Ciencias de la Música

ASIGNATURA TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA

MÓDULO 3. Marcial en la literatura española

AUTORES Jorge Fernández López

TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española


1. OBJETIVOS
• Presentar la influencia de un autor relativamente 'menor' de la antigüedad en la literatura
española, para proponer un punto de vista alternativo al del módulo anterior, en el que se
revisaba la presencia del que puede considerarse el autor más influyente de la literatura
grecolatina.

TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española


2. MÉTODO DE TRABAJO
• El alumno deberá, en primer lugar, efectuar una lectura detallada de todo el texto, y consultará
el glosario para un mejor entendimiento de aquellas cuestiones que le resulten inicialmente de
difícil aprendizaje.
• Para ampliar sus conocimientos del tema, el alumno deberá consultar los recursos de
aprendizaje que se ofrecen en el apartado correspondiente.
• Es conveniente que el alumno elabore su propio resumen del módulo, dado que ello facilitará
su tarea de aprendizaje.

TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española


3. Introducción

Este módulo se dedica a mostrar, en una visión diacrónica y panorámica, la presencia en la


literatura española de un género, el epigrama, y de su autor antiguo más representativo, Marcial.
Así, además de presentar varios hitos destacados de la larga y frecuentemente amena tradición
epigramática antigua y castellana, sirve de contrapunto al módulo anterior: se trata aquí de ver la
vitalidad de la que ha gozado en las letras occidentales un género de contenido, tono y fortuna
radicalmente distinto a la obra virgiliana canónica.

La primera parte tiene como fin presentar el origen del género, y por ello se comenzará con
unos pocos ejemplos de epigramas en su sentido más estricto, esto es, inscripciones grabadas
sobre objetos, y que todavía cumplían una función social. Los textos siguientes intentan mostrar
el proceso por el que el epigrama, aun conservando sus convenciones formales originales, se
independiza de su cometido inicial para pasar a ser literatura; los poemas de la Antología palatina
quieren hacer patente uno de los extremos a los que llegó el género epigramático, como
testimonio de lo heterogéneo de sus temas; por último, el poema de Cavafis ilustraría la
perdurabilidad de la ficción funeraria en la tradición de este género.

Para encontrar ecos de Marcial en la literatura española, dejando a un lado ciertos textos
medievales en los que la relación es muy dudosa, hay que esperar, como para tantas otras
cosas, a Garcilaso. El único epigrama de Marcial que encuentra acogida en el poeta
toledano, sin embargo, no corresponde al tono más habitual del género, y tras presentar su
soneto, pasamos a otras obras en las que la presencia de Marcial es más contundente. Así, Mal
Lara y Gracián recurren a él con mucha frecuencia para ilustrar el uno los vicios de la conducta
humana y el otro, la mayoría de las veces, estructuras de agudeza e ingenio; por último, Lope de
Vega y Quevedo presentan traducciones, aunque de distinto tono, que logran una adaptación
excepcional al castellano del ingenio y del estilo de Marcial.

Frente a otros géneros con más altibajos, el epigrama ha tenido desde su aclimatación
renacentista asiduos cultivadores. Un ejemplo de ello son los epigramas que seleccionamos del
XVIII: de Juan de Iriarte, que compuso también en lengua latina, y de los Moratín, cuya
'canonicidad' como modelos de la mentalidad ilustrada de la época no puede ponerse en duda,
por lo que creemos que son especialmente representativos.

Los ejemplos de poesía contemporánea, por último, presentan una serie de paralelos
evidentes con los epigramas de Marcial seleccionados; en unos casos son recreaciones que
siguen, con las adaptaciones necesarias, bastante de cerca los textos de Marcial (sería el
ejemplo de A. Dávila); en otros, estaríamos más bien ante afinidades temáticas y de estructura
conceptual o verbal (Goytisolo y Badosa).

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
4. El género epigramático en la Antigüedad

Epigrama (ejpigravmma, -ato") es una palabra griega formada con la preposición epi (ejpiv,
‘sobre, encima de’) y el sustantivo gramma (gravmma, -ato", ‘letra, escrito’), el cual a su vez
deriva del verbo graphein (grafei'n, ‘escribir’). Así pues, en su sentido originario epigrama significa
‘algo escrito sobre un objeto’, y efectivamente eso es lo que designa en principio: inscripciones
grabadas sobre objetos reales. Frente a otras inscripciones, los epigramas se caracterizan por
estar escritos en verso (sobre todo en dos tipos: en hexámetros y en una mini-estrofa de dos
versos, un hexámetro más un pentámetro, que recibe el nombre de dístico elegíaco) y tener una
extensión bastante limitada (generalmente, entre uno y ocho versos; abundan mucho los de
cuatro).

Se han conservado miles de estos epigramas en lengua griega, desde el siglo VII a. C. hasta
el final de la Antigüedad. Por su temática, los podemos dividir en tres grandes grupos: epigramas
votivos, que explican a quién está dedicado el objeto sobre el que el epigrama está grabado
(vasos cerámicos, hebillas, otros elementos de ajuar, etc.); epigramas grabados en los
pedestales de estatuas honoríficas; por último, epigramas funerarios, grabados sobre tumbas y
sepulcros. Son precisamente estos últimos los más frecuentes, y de los que se reproducirán a
continuación un par de ejemplos. El primero, tras referir la edad del difunto, alude a un lugar
común de este ámbito: lo irremediable de la muerte y lo inútil de los lamentos. Encontrado en un
sepulcro de Apamea (en la antigua Bitinia, actual Turquía) y datado en el siglo I o II d. C. dice así:

"Poco ha que la envidiosa divinidad me llevó con ella, cuando comenzaba a apuntar la barba
en mi rostro, y a mis dieciocho años he partido al Hades. Madre mía, pon fin a esos cantos
fúnebres, que cesen tus lágrimas y los golpes de pechos: Hades no atiende a lamentos."
En relación directa con las alusiones a lo inevitable de la muerte está la invitación al disfrute
de lo inmediato, al goce de lo efímero. Entre los cientos de epigramas que contienen esa
reflexión puede servir como ejemplo el siguiente, proveniente de la isla de Cos, en el Egeo, y
datado en el siglo II o III d. C.:

"Aquí yace un servidor de las Ninfas. Crisógono era su nombre. A todos los caminantes
dice: bebe, ya ves cuál es el final."

Como indica E. Bickel, el epigrama real, el grabado sobre un objeto, "contenía también el
elemento intelectual consistente en una interpretación del objeto al que se dirigía. (…); del
elemento intelectual de la interpretación se originaba otra evolución." Y en efecto, alrededor del
siglo IV a. C. empiezan a componerse epigramas que ya no están relacionados con objetos
reales, sino que son simplemente literatura, por más que ficticiamente reproduzcan una situación
afín a las tradicionales. Al epigrama se le suman entonces las influencias de otros géneros
literarios más o menos afines a él (la lírica, la elegía) y el resultado es una forma literaria
caracterizada sobre todo por su extensión limitada, en la que casi cualquier tema puede tratarse,
hasta el punto de que A. Lesky define el epigrama simplemente como un "poema lírico como
expresión del sentimiento de los más diversos acentos."

Los epigramas de Calímaco (s. III a. C.), el más influyente de los poetas alejandrinos, ilustran
muy adecuadamente cuál fue el resultado de este proceso y el comienzo de una larguísima
tradición que llega hasta Marcial y, en las más diversas lenguas, se prolonga durante veinte
siglos por toda la cultura europea. En efecto, Calímaco sigue escribiendo epigramas ficticiamente
funerarios, en los que aparecen los lugares comunes y las ideas de los epitafios auténticos
(Epigramas, XXVI):

"Con pequeños recursos he vivido una vida pequeña, sin hacer mal ni injusticia a nadie. Gea
amiga, si Mícilo aprobó alguna maldad, no le seas tú leve, ni vosotros tampoco, demonios
que me poseéis."

Sin embargo, muchos de los epigramas que conservamos de Calímaco tratan otros temas,
entre los que hay cabida para uno que luego aparecerá una y otra vez en los más diversos
epigramatistas: la reflexión literaria. Dice Calímaco, en su epigrama número XXVIII:

"Odio el poema cíclico, aborrezco el camino que arrastra aquí y allá a la muchedumbre;
abomino del joven que se entrega sin discriminación, y de la fuente pública no bebo: me
repugna todo lo popular. Lisanias, tú eres bello, sí, muy bello. Pero antes de que pueda
terminar de decirlo, repite el eco: "Es ya de otrooo..."."

Como último ejemplo citemos un tercer epigrama de Calímaco (el XLIII), que también trata un
asunto al que los epigramas recurren con frecuencia: el amor:

"Tenía oculta el huésped una herida. Subían dolorosos suspiros de su pecho (¿te has
fijado?) mientras bebía su tercera copa, y las rosas caían, pétalo a pétalo, todas al suelo
desde su guirnalda. La consumía algo poderoso. Por los dioses que no imagino nada
irrazonable: soy ladrón y distingo las huellas de un ladrón."

Así, para cuando Marcial (40-103 d. C.) escribe, el epigrama literario de origen griego está
firmemente asentado en el mundo cultural romano y goza de una larga tradición, en la que
hay cabida para los temas habituales: epitafios, descripciones de objetos artísticos (écfrasis),
narraciones sobre asuntos cotidianos, acontecimientos contemporáneos del poeta, invitaciones a
cenar, eventos sociales, loa del emperador. Con frecuencia los epigramas en los que ataca a
personas de su entorno encierran chistes obscenos o hacen referencia directa a asuntos
sexuales: el rechazo que estos contenidos y el tono crudo en el que se tratan han provocado en
cierta sensibilidad ha hecho que muchos epigramas no se tradujeran al castellano o lo fueran de
forma atenuada. Por eso es necesario advertir que sólo en dos traducciones recientes el lector
español puede ver entero a Marcial: se trata de las de Dulce Estefanía (Madrid, 1991, Cátedra) y
la de F. Navarro y A. Ramírez de Verger (Madrid, 1997, Gredos, 2 vol.)

La obra de Marcial consta de quince libros, en cada uno de los cuales hay aproximadamente
un centenar de epigramas. El primero de los libros se titula De spectaculis y está dedicado a
celebrar la inauguración del Coliseo en el año 80. Después vienen catorce libros numerados del I
al XIV; los dos últimos de ellos (el XIII y el XIV) no son tampoco epigramas como los del resto de
los libros, sino que son una serie de textos en verso destinados a colgar como etiquetas de los
regalos que los romanos se intercambiaban en las fiestas Saturnales (celebradas en diciembre y
antecedente lejano tanto de nuestras fiestas navideñas como de nuestro carnaval).

La aportación de Marcial a la historia del epigrama consiste sobre todo en haberlo


sancionado como género literario romano, en la incorporación de la literatura latina anterior
(Catulo, Ovidio, Propercio, Horacio) a su lenguaje poético y en la maestría con la que manejó la
preparación a lo largo de cada epigrama para la 'punta final' que, en parte gracias a él, pasó a ser
una de las características más propias del epigrama en la historia cultural de Occidente: es éste
un rasgo en el que insisten todas las obras lexicográficas modernas al definir epigrama.

A diferencia de Virgilio u Ovidio, cuyas obras transmitían una serie de contenidos que
desempeñaron un papel importante en la historia de nuestra cultura, Marcial fue poco leído
durante la Edad Media, y prácticamente no ha dejado huella en la literatura medieval. Como en
otras ocasiones, hay que esperar al impulso de regreso a los clásicos grecolatinos que trajo
consigo el Renacimiento para que los autores modernos se acerquen a Marcial.

A partir de aquí, son, sobre todo, tres las distintas maneras en las que Marcial y sus
epigramas aparecen en la literatura española. En primer lugar, se estudiarán las obras más
amplias que insertan epigramas de Marcial para ilustrar distintas ideas que se van presentando
en marcos más amplios. En segundo lugar, veremos composiciones poéticas que se basan
directamente en epigramas concretos de Marcial. A veces estaremos ante traducciones bastante
fieles, a veces ante versiones que amplifican algunos elementos y adaptan otros. En tercer lugar,
se llegará a los verdaderos epigramas en español que, aunque no pueda decirse que estén
inspirados íntegramente en tal o cual poema de Marcial, sí que recogen expresiones, esquemas
conceptuales o temas concretos que provienen del poeta romano.

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
5. Marcial y el epigrama en el Siglo de Oro

El primero de los libros de la colección de Marcial recibe el título de De spectaculis y está


dedicado a los juegos celebrados en la inauguración del Coliseo romano. Uno de los
espectáculos que se incluían en los juegos circenses era la representación 'en directo' de
mitos clásicos, a veces con considerables dosis de crueldad. Así, por ejemplo, nos consta que se
llegó a poner en escena la historia de Acteón, un cazador que es transformado en ciervo por
haber contemplado desnuda mientras se bañaba a la diosa Diana, y que, en castigo por tal
sacrilegio, acaba devorado por sus propios perros de caza. El realismo de la representación
llegaba al extremo, según parece, de incluir la muerte del 'actor' que encarnaba a Acteón.

Pues bien, uno de los mitos representados durante los juegos de inauguración del Coliseo,
en el año 80 fue el de Hero y Leandro. Según cuenta la leyenda, se trata de dos jóvenes
enamorados que viven separados por el estrecho del Helesponto, el cual atravesaba a nado
todas las noches el joven Leandro para encontrarse con su amada Hero. Ésta ayudaba a la
travesía de su amante encendiendo una lámpara en su vivienda que servía de faro a Leandro.
Sin embargo, una noche de tormenta la lámpara se apaga, Leandro pierde su punto de referencia
y, tras nadar a ciegas hasta el agotamiento, muere ahogado. Sus últimas palabras, según
imagina el poeta, se dirigen a las olas, a las que les pide que le perdonen en el camino de ida y
que, si así está escrito en el destino, le sumerjan en el de vuelta, pero que le permitan vivir una
última noche de amor:

"Cum peteret dulces audax Leandros amores

et fessus tumidis uam premeretur aquis,

sic miser instantes adfatus dicitur undas:

"Parcite dum propero, mergite cum redeo.""

Los cuatro versos de Marcial sirven como base para un soneto de Garcilaso. La comparación
de los dos dísticos latinos (o de su traducción castellana) con los catorce versos del soneto de
Garcilaso ilustran de manera ejemplar cuál fue el procedimiento que en centenares y hasta en
miles de ocasiones los poetas de la Europa del siglo XVI aplicaron a la poesía antigua:

"Pasando el mar Leandro el animoso,

en amoroso fuego todo ardiendo,

esforzó el viento, y fuése embraveciendo

el agua con un ímpetu furioso.

Vencido del trabajo presuroso,

contrastar a las olas no pudiendo,

y más del bien que allí perdía muriendo

que de su propia vida congojoso,

como pudo, ‘sforzó su voz cansada


y a las ondas habló d’esta manera,

mas nunca fue su voz dellas oída:

"Ondas, pues no se escusa que yo muera,

dejadme allá llegar, y a la tornada

vuestro furor esecutá en mi vida.""

A pesar de que la extensión del soneto es muy superior a la del epigrama de Marcial, la
estructura sintáctica es casi idéntica, y la fidelidad, considerable: la estructura de gerundio con
que comienza Garcilaso es una de las formas más habituales de traducir el cum histórico con el
que comienza el texto latino; "vencido" traduce fessus; "a las ondas habló", adfatus…undas;
"dejadme…escutá", parcite…mergite; "a la tornada", cum redeo. Lo único que ha hecho Garcilaso
es amplificar algunas de las expresiones de Marcial, añadiendo adjetivos y adverbios, repitiendo
la formulación de ideas afines e introduciendo alguna metáfora. Estamos ante una actitud
extendidísima: dada la distancia entre las formas poéticas antiguas y las habituales de la Europa
del Renacimiento, así es como se realizan multitud de versiones.

No es, sin embargo, el Marcial más típico el que aparece en Garcilaso: el epigrama de Hero y
Leandro, si bien presenta varias de las características formales más propias del epigrama
(brevedad, paralelismos en la estructura), carece de la habitual 'punta' final de la que se hablaba
antes, y su tono tampoco se corresponde con la doble intención con la que se suele identificar la
idea de epigrama. En el resto de la obra de Garcilaso ya no encontramos más ecos de Marcial,
pero a lo largo de los siglos XVI y XVII son muy numerosos los autores que se acercan a Marcial
tanto para ilustrar sus propios puntos de vista como para utilizarlo de modelo e inspiración. A.
Giulian estudió este asunto, y en su monografía pueden verse dos listas muy completas de los
autores que tradujeron a Marcial en esta época y de los epigramas de Marcial que fueron
traducidos ( ).

Juan de Mal Lara (1524-1571) fue un poeta, profesor y erudito sevillano. Formado en
Salamanca y en Barcelona, tuvo contacto con círculos muy próximos al rey Felipe II y también,
por su erasmismo, algún problema con la Inquisición, lo que le hizo ser muy cauto en su vida
pública posterior. Compuso, entre otras obras, la llamada Filosofía vulgar (1568), cuya intención
era reunir diez mil refranes (mil por cada una de las diez categorías que presenta Aristóteles en la
Metafísica), ordenarlos y añadir comentarios explicativos a cada uno de ellos. El modelo, tanto de
la recolección como de los comentarios a los refranes era el de los Adagia de Erasmo, una obra
que tiene precisamente ese esquema: recoger, presentar y explicar una larga serie de refranes y
expresiones hechas, a partir de lo cual se formulan reflexiones de alcance más general. La labor
de Mal Lara, sin embargo, se quedó en una décima parte de su propósito inicial, y la Filosofía
vulgar contiene solamente mil refranes y los comentarios correspondientes. En ellos, además de
explicar el sentido de cada proverbio, se extrae una enseñanza moral de aplicabilidad inmediata
y se traza muy frecuentemente una relación con textos del mundo clásico. De esta unión de la
'sabiduría popular' que encierran los refranes con la 'sabiduría' que albergan los textos de la
antigüedad grecolatina, es de donde deriva el título de la obra: Filosofía designa, de manera
general, la sabiduría de la antigüedad; vulgar hace referencia a que otra sabiduría perfectamente
equiparable con aquella ha sido conservada y transmitida durante siglos por vía popular gracias a
los refranes.

En efecto, Mal Lara defiende en el prólogo a su obra estas dos ideas: la importancia de lo
que él llama 'filosofía' y la relación casi inseparable de esta con los refranes:

"Es toda la Philosophía una guía y adalid que podemos tomar bien cierto para nuestra vida,
que su officio es inquirir virtudes, ahuyentar vicios, ser maestra de costumbres. Llámala bien
Cicerón Disciplina. Tratóla con gran autoridad aquel discípulo de la misma naturaleza y
maestro de las escuelas humanas, Platón. (…) Los refranes son tan abundantes en
doctrina, tan copiosos en sentido, tan breves en sus razones, tan propios a la sciencia, que
no ay parte en Philosophía adonde no se puedan aplicar bien y entrar mejor, según el que
mejor los supiere quadrar, (…)."

Los refranes serían, entonces, una especie de residuo de esa sabiduría, comparable a la que
se encuentra en los libros y que el propio Aristóteles sanciona con su autoridad:

"… se puede llamar esta sciencia, no libro esculpido, ni trasladado, sino natural y estampado
en memorias y en ingenios humanos. Y según dice Aristóteles, parescen los proverbios, o
refranes, ciertas reliquias de la antigua Philosophía, que se perdió por las diversas muertes
de los hombres, y quedaron aquellas como antiguallas, que en alguna cibdad, como Roma,
se hallan y dan señal de la magestad del Imperio Romano."

La práctica, además, de recurrir a proverbios está extendidísima, dice Mal Lara

"…según vemos que hazen los philósophos, los oradores, los predicadores discretos, los
poetas y todos los que escriven que, para acabar de darse a entender al vulgo, dizen un
refrán, con que entiendan las palabras que han passado con aquella como conclusión,
travándolo con partículas de atar las razones, teniendo los refranes la misma fuerça que las
semejanças y fábulas de Esopo."

Y no sólo en los autores paganos, sino también en la Biblia:

"Y si queremos dezir que en la Sagrada Scriptura ay uso de proverbios, hállanse Salomón,
Samuel, Ezechiel, Hieremías, Sant Pablo aver aprovechado a los hombres con ellos; (…)"

Hasta el punto de que el propio Cristo los utilizó, como dice Mal Lara a continuación en un
pasaje en el que une a Cristo con Sócrates:

"(…); y nuestro mismo Salvador se allanó para declarar su doctrina en proverbios y


parábolas, con los quales queda bien acreditado Sócrates en Platón, que tomava cosas
comunes y vulgares con que persuadiesse."

El hecho de que, en muchas ocasiones, la enseñanza moral que Mal Lara extrae de un
refrán propone que se aplique a la vida cotidiana, además de su condición de poeta, lleva a que
con frecuencia recurra a Marcial y a los epigramas en los que el poeta romano presenta de
manera burlesca y satírica las más variadas debilidades del comportamiento humano.

Las glosas que Mal Lara añade a cada refrán tienen una estructura que se repite: en primer
lugar, se presenta el proverbio; a continuación, se recogen, de haberlas, las variantes; tras ello,
se aclaran los puntos semánticamente más oscuros y se hace referencia a glosas de otros
autores anteriores (de Hernán Núñez, otro estudioso de los refranes que fue profesor de Mal Lara
en Salamanca, y del Marqués de Santillana). Después se explica el origen y el fundamento del
refrán y se intenta demostrar lo acertado de ello, para lo que se recurre una y otra vez a la
literatura antigua. Por último se aplica la enseñanza así extraída a la vida contemporánea y se
formula una moraleja (véanse dos ejemplos en el ).

El intento de Mal Lara es, así, uno de los esfuerzos más serios de hacer que los autores
clásicos, y entre ellos Marcial, le digan algo inteligible y aplicable al hombre contemporáneo: los
epigramas antiguos con más de mil quinientos años de edad, tal y como los presenta Mal Lara,
hablan de lo mismo que los refranes que están en boca de cualquier ciudadano, incluso aunque
sea analfabeto.

Los poetas líricos de influencia petrarquista, al igual que Garcilaso, muestran poco interés
por la poesía de Marcial; sólo en figuras como Baltasar de Alcázar (1530-1606), cuya
dependencia de Marcial ya afirmaban sus contemporáneos, la presencia del epigrama es
abundante. También como en Garcilaso, encontramos sin embargo en Lope de Vega (1562-
1635) el recurso al Marcial menos frecuente. En efecto, Lope también presenta una versión del
epigrama de Hero y Leandro y, además, traduce el epigrama X, 47 de Marcial, en el que, lejos del
tono ácido habitual, se propone un ideal de vida sencilla y moderada, en el siguiente soneto
( ):

"Estas las cosas son que hacen la vida

Agradable, Marcial, más fortunada,

Hacienda por herencia, no ganada

Con afán, heredad agradecida.

Hogar continuo, nunca conocida

Querella o pleyto, toga poco usada,

Fuerzas, salud, el alma sossegada,

Sencillez cuerda, amigos a medida.

Mesa sin artificio, leve pasto,

Noche sin embriaguez, ni cuidadosa,

Lecho no solitario, pero casto.

Sueño que abrevie la tiniebla fea;

Lo que eres quieras ser, y no otra cosa,

Ni morir teme, ni vivir desea."


Pero es uno de los autores más destacados del momento, Francisco de Quevedo (1580-
1645), el que más puntos de contacto muestra con Marcial, tanto en un buen número de sus
poesías satíricas y burlescas originales como en las cincuenta y una versiones que de otros
tantos epigramas de Marcial compuso ( ). Por su contenido a menudo sexual, estas
versiones, que en su mayor parte recurren a la redondilla y la décima, fueron publicadas muy
tardíamente –en 1924–. En ellas, como dice A. Martínez Arancón (pág. 17), "con el pretexto
temático de Marcial, Quevedo compone un poema tan suyo como cualquier otro, con sus mismas
obsesiones de siempre, su mismo inconfundible lenguaje." Esto es posible porque, como
decíamos antes, Quevedo escoge epigramas en los que trata temas que ya había manejado. Por
eso es una buena muestra del mecanismo de la tradición: Quevedo, gran erudito y conocedor de
la literatura y la filosofía antiguas, tiene una vena, la más popular, de poeta satírico que ataca a
las personas de su entorno más inmediato. Sin embargo, incluso esa parte de su producción
poética que podría considerarse más inmediata y por eso mismo más independiente de modelo
clásico alguno, manifiesta estar en estrecha y compleja relación con el precedente clásico: una
vez más, la literatura no se comprende del todo si no es gracias a la literatura que hay detrás de
ella y que, en muchos casos, es griega o latina.

El otro de los autores de esta época en los que la influencia de Marcial es más evidente no
es, curiosamente, un poeta: se trata de Baltasar Gracián (1601-1658). Una de las obras más
importantes de este autor es la Agudeza y arte de ingenio (1648), cuyo título, que expresa muy
bien cuál era el propósito de Gracián al escribir la obra, debió de sonar como algo contradictorio a
los lectores de la época. En efecto, 'arte' e 'ingenio' eran dos conceptos opuestos, que lo vienen
siendo en toda la reflexión estética occidental desde Platón y aun desde antes. En efecto, desde
muy pronto los griegos ya plantearon esta dicotomía. Por formularlo de una manera coloquial: ¿el
artista nace o se hace? ¿Hay algo así como un genio innato, unas facultades misteriosas de
origen inexplicable con las que los artistas están dotados no se sabe por quién (la divinidad, la
Musa, la inspiración, la naturaleza…)? ¿O, por el contrario, es posible destacar en cualquier
esfera artística precisamente si uno aprende el 'arte', las reglas, las normas que regulan la
producción de una obra? Y lo que intenta Gracián es superar esta oposición: su obra es un
'arte' (en el sentido de 'manual', 'conjunto de normas') que enseña a manejar el ingenio, eso que
parece misterioso pero que no lo es tanto. Estamos ante el intento de sistematizar lo que se
presenta como insistematizable, como escencialmente resistente a la comprensión y a la regla.

Pues bien, en esta obra el autor más citado es, precisamente, Marcial. Además, entre todos
los tipos de agudeza que Gracián va identificando y analizando en su Agudeza y arte de ingenio,
hay uno al que concede primacía: la agudeza 'crítica y maliciosa', a la que dedica el discurso
XXVI ( ). Dicha agudeza consistiría en manifestar la intención oculta que se puede
ver en las acciones humanas, ya sea para desenmascararla o, y esto es lo que prefiere Gracián,
para proponer otra alternativa a la que parece evidente, con el efecto cómico consiguiente. Para
encarecer las bondades de esta agudeza, recurre Gracián a un argumento de autoridad:

"Sea recomendación desta gran obra del ingenio, que aquellos dos máximos censores,
Tácito en la prosa y Marcial en el verso, entre todas las demás especies de agudeza, a ésta
dedicaron su gusto y en ella libraron su eminencia."

Y entre ambos autores romanos, Gracián tiene muy claro a quién concede superioridad:

"La brújula deste maleante, ingeniosísimo rumbo, fue Marcial; tiene extremados epigramas,
llenos destos saladísimos picantes."

Lo que Gracián ilustra con unos cuantos epigramas de Marcial, traducidos por Manuel de
Salinas, en los que el efecto cómico reside precisamente en lo que decíamos (ver ).

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
6. Marcial y el epigrama en los siglos XVIII y XIX

Como bien indica V. Cristóbal (pág. 192), "los gustos poéticos del XVIII apuntan sobre todo
hacia las composiciones breves: letrillas, odas, idilios, anacreónticas y epigramas." El género
continúa vigente, y sus características generales, inalteradas, aunque el recurso directo a Marcial
es cada vez menor.

Juan de Iriarte (1702-1771), tío del famoso fabulista, encarna bien las distintas fuerzas
culturales que se encontraron en la España del XVIII, e ilustra muy adecuadamente cómo
convivían en la misma persona elementos que la crítica basada en ciertos estereotipos hace
concebir como opuestos. Educado en Francia, responsable de Biblioteca Real y miembro de la
Real Academia, Iriarte se manifestó en lo literario como un defensor ardiente del Góngora que
condenaban los neoclasicistas más extremos y vehementemente contrario a la poética clasicista
de Luzán. Iriarte lleva el extremo de la imitación de la antigüedad a componer sus epigramas en
latín, en dísticos elegíacos, y a proponer él mismo su traducción en verso castellano. Por lo
demás, estas composiciones de Iriarte presentan las características ya tradicionales del
epigrama: brevedad, sorpresa final, intención 'punzante'. Entre ellos se puede destacar uno, en el
que describe las cualidades del epigrama en términos muy semejantes a los de Marcial que
recogía Gracián y a los que luego emplea José Agustín Goytisolo. Dice el epigrama de Iriarte (en
este caso los versos latinos no son suyos, sino que provienen de la Antología latina):

"Sese ostendat apem, si vult epigramma placere:

insit ei brevitas, mel, et acumen apis.

A la abeja semejante,

para que cause placer,

el epigrama ha de ser:

pequeño, dulce y punzante."

(Epigramas profanos, CCLXVI; para unos pocos ejemplos más, véase )

Tanto Nicolás Fernández de Moratín como su hijo Leandro fueron también cultivadores del
género epigramático en el siglo de la Ilustración. En sus poemas de esta vena aparecen varios
de los temas tradicionales (la propia literatura, los vicios y defectos humanos más variados) y,
sobre todo, las estructuras formales de paradojas, dobles sentidos, finales inesperados para los
que preparan el resto del epigrama, etc. que ya hemos visto. Sirvan de ejemplo uno de cada uno
de ellos. El siguiente, de Nicolás Fernández de Moratín, trata de un convidado a cenar (asunto
frecuentísimo en Marcial):

"Ayer convidé á Torcuato:

Comió sopas y puchero,

Media pierna de carnero,

Dos gazapillos y un pato.

Doile vino y respondió:

Tomadlo por vuestra vida,

Que hasta mitad de comida

No acostumbro a beber yo."

(Epigramas, III, BAE, vol. II, pág. 14; para el resto de epigramas de este autor, véase
)

Los epigramas de su hijo Leandro tienen como tema muy frecuentemente el mundo literario.
Al igual que Marcial en alguna ocasión se alegra de que sus epigramas no gusten a quien él
considera que no tiene gusto literario, Leandro Fernández de Moratín también se congratula de
que sus dramas disgusten a según quién:

"Tu crítica majadera

De los dramas que escribí,

Pedancio, poco me altera,

Mas pesadumbre tuviera

Si te gustaran á tí."

(Epigramas, XIV, BAE, vol. II, pág. 606; para el resto de epigramas de este autor, véase
)

También en el siglo XIX, que con la difusión generalizada de la reacción romántica contra el
clasicismo vuelve la espalda a la poesía antigua como fecundadora de la moderna, el epigrama
sigue vigente. V. Cristóbal (págs. 196-197) realiza un somero repaso a los cultivadores del
género en ese siglo, entre los que destacarían F. Martínez de la Rosa, M. Bretón de los Herreros
o J. E. de Hartzenbusch.

) ) $ ''
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
7. Marcial y el epigrama en el siglo XX
En la literatura más reciente en lengua española el epigrama se sigue cultivando de manera
discreta aunque continua. La conexión con Marcial se da sólo en ocasiones muy contadas.

Así, José Agustín Goytisolo (1928-1999), el mayor de los hermanos Goytisolo, dedicó un
poema a Marcial en El rey mendigo (1988), en el que se dirige directamente al autor romano. En
él, titulado «Marcial entre el amor y la miseria», el poeta alude a la fecundidad que Marcial
todavía conserva diciéndole varias veces que no puede irse (para el texto completo, véase
), desde los primeros versos:

"No: no puedes irte. Debes terminar

los escritos que tienes empezados

y has de quedarte aún. (…)."

Y más adelante, hacia la mitad del texto:

"No: no debes marcharte porque aún

no te llegó el momento que anuncia la catástrofe;

(…)."

Para acabar aludiendo a lo imperecedero del género epigramático y de lo severo de su


censura:

"(…). Pero aún

hay veneno y jazmín en tu tinta: y ni la muerte

les va a librar de tu arte despiadado y purísimo."

Unos años después, Goytisolo compuso todo un libro de epigramas: Cuadernos del Escorial
(1995). En esta obra, Goytisolo se impone a sí mismo varias restricciones formales: todos sus
epigramas son de cuatro versos, como la mayoría de los de Marcial, y, aunque no hay rima, los
versos son alejandrinos regularmente divididos en dos hemistiquios de siete sílabas cada uno. En
algún caso los puntos de coincidencia entre Goytisolo y Marcial son evidentes, como entre
«Buscas lo más difícil» y el epigrama 71 del libro IV:

"Te gustan justamente las muchachas bonitas

que en principio se niegan a tus requerimientos.

Buscas lo más difícil. Porque hoy las jovencitas

nunca tienen un no para un hombre famoso."

Que, aunque presenta un final distinto, se inspira muy de cerca en:


"Quaero diu totam, Safroni Rufe, per urbem,

si qua puella neget: nulla puella negat.

Tamquam si fas non sit, tamquam sit turpe negare,

tamquam non liceat: nulla puella negat.

Casta igitur nulla est? Sunt castae mille. Quid ergo

casta facit? Non dat, non tamen illa negat."

Pero por lo general, los epigramas de Goytisolo no se basan directamente en un epigrama


concreto de Marcial; se trata más bien de que los ecos temáticos y las semejanzas formales son
más que notables y, por supuesto, ambos deliberados. De los epigramas de Cuadernos del
Escorial se han seleccionado otros ocho (para el texto de todos ellos, véase Documento 9), y
hemos propuesto varios de Marcial en los que pudo inspirarse Goytisolo.

El primero de ellos, «No será tu Leandro», alude precisamente al mito que recreaba
Garcilaso, aunque en este caso se trata de proponer al esforzado amante clásico como ejemplo
negativo:

"Ese hombre al que desprecias pues no se fija en ti

pero que afirmas arde en sofocos por verte

por tu amor no cruzará el Helesponto a nado

ni el lago del Retiro ni el flaco Manzanares."

«Obsidiana» tiene mucho en común con el epigrama 3, 53 de Marcial. En él, el poeta latino
realiza una enumeración bastante larga de los atributos físicos de su amada, e insiste en que
puede pasarse sin todo ello: la intención, por supuesto, es mostrar la paradoja que supone la
afirmación de que uno pueda olvidar aquello que recuerda con tanto detalle. En el caso de
Goytisolo nos encontramos ante prácticamente lo mismo, aunque aquí el poeta afirma de manera
explícita su incapacidad para olvidar:

" Me ruegas que ya olvide tu cuello y tu cintura

y tus ojos más negros que obsidiana de lava;

y que borre también tus auroras y ocasos.

Pides algo imposible: yo me acuerdo de todo."

«La más fiel» es un epigrama funerario en la línea más tradicional del género, dirigido a una
perra de caza. También en Marcial hay precedentes: 1, 109 es la descripción entusiasmada de
una perrita; 5, 34 es un epigrama funerario por una esclava de pocos años y 11, 69 es,
precisamente, el lamento por la muerte de Isa, la perrita que se describía en 1, 109.
«Te llaman Mesalina», por el recurso a la paradoja aparente sobre para qué se usa cada
parte del cuerpo y por el ataque a ciertas costumbres sexuales, puede relacionarse con los
epigramas II, 42; II, 50 y XI, 61 de Marcial; así como «Revelación en el gimnasio» con III, 61; I,
69; IX, 33; XI, 51, por la formulación general de la distancia entre la apariencia y la realidad y por
el contexto de la visión del cuerpo desnudo en las termas.

Otro dos de los epigramas que hemos seleccionado tratan temas relacionados con la propia
actividad literaria, que preocupan tanto a Goytisolo como a Marcial. En efecto, «Los extremos son
malos» plantea el problema de la extensión que ha de tener un libro de epigramas:

"No te prodigues tanto: publica con mesura

pero tampoco ahorres tus libros al lector.

Los extremos son malos: hay que acertar el punto.

Un diamante es más caro que muchas amatistas."

Y en la misma línea metaliteraria, «¿Qué es un epigrama?» intenta explicar en qué


consistiría la esencia del epigrama, cerrándose con una alusión a la propia ejecución del
epigrama que no puede dejar de recordar al famoso soneto de Lope de Vega sobre lo que es un
soneto:

"¿Qué es? Vaya un aprieto. Es como diez limones

dentro de un caramelo; como toda mi sangre

metida en cuatro gotas. No sé si me habré explicado:

contad los cuatro versos. Creo que ya está hecho."

Para el primero de ellos pueden señalarse como paralelos los siguientes epigramas de
Marcial, en los que o bien se presenta el problema de la tensión entre calidad y cantidad en
términos semejantes a los de Goytisolo o bien se trata directamente del problema de la extensión
del libro de epigramas: I, 16; I, 118; II, 1; IV, 29; X,1. Para el segundo, remitimos a los siguientes
poemas de Marcial, en todos los cuales hay referencia a las cualidades del epigrama: III, 69; V, 2;
X, 9; X, 59; XI, 42.

Por último, «La intención era buena» nos sitúa en el mundo de los préstamos entre amigos y
las numerosas paradojas y que problemas que hacen surgir:

"En Madrid de estudiante y con pocos recursos

me soltó un buen amigo: "Te quiero de cojones

y te prestaba veinte duros". Yo acepté al punto.

"Te los prestaba" dijo "pero es que no los tengo.""


Asunto que tiene su correlato en un buen número de epigramas de Marcial, entre los que se
pueden citar I, 75; III, 10; IV, 15; XII, 12 y, sobre todo, II, 3 y IV, 76, en los que las formulaciones
de Marcial y Goytisolo son especialmente próximas.

Enrique Badosa (Barcelona, 1927) ha publicado dos libros de epigramas: Epigramas


profanos (Barcelona, 1989) y Epigramas de la Gaya Ciencia (Barcelona, 2000). Al igual que en el
caso de Goytisolo, Badosa no se dedica a acudir directamente a Marcial para componer sus
epigramas; sin embargo hay una serie evidente y deliberada de coincidencias tanto en lo
temático como en lo formal. Así, se puede proponer la siguiente lista, de correspondencias, para
que el lector compare, en las que van desfilando la censura a los malos poetas, el tono obsceno
de los epigramas, el vino, el esfuerzo por aparentar juventud, etc.: Epigramas confidenciales I, 20
y Mart. I, 41; I, 91; VII, 4; Epigramas confidenciales I, 29 y Mart. III, 69; VII, 12; XI, 15; XII, 43;
Epigramas confidenciales I, 48 y Mart. I, 46; II, 12; Epigramas confidenciales II, 1 y Mart. II, 86;
IV, 23; IV, 49; Epigramas confidenciales II, 27 y Mart. V, 34; XI, 69; Epigramas confidenciales II,
40 y Mart. III, 17; Epigramas confidenciales III, 3 y Mart. V, 54; Epigramas confidenciales III, 6 y
Mart. III, 18; IV, 41; Epigramas confidenciales III, 19 y Mart. II, 69; II, 79; Epigramas
confidenciales III, 25 y Mart. I, 11; I, 18; IV, 69; Epigramas confidenciales III, 26 y Mart. II, 77; VII,
46; VII, 90; Epigramas confidenciales III, 31 y Mart. III, 43; VI, 12; VI, 57; VIII, 79; X, 83; X, 90;
Epigramas confidenciales III, 35 y Mart. II, 23; IV, 31; IX, 97; Epigramas confidenciales III, 45 y
Mart. I, 16; X, 9. (véase )

Por último, Arturo Dávila, en un poemario significativamente titulado Catulinarias (1998), sí


que acude una y otra vez a las palabras de Marcial para componer sus propios poemas. Varios
de ellos son recreaciones de algunos textos de Marcial, con bastante distancia en la expresión
verbal, con alguna ampliación y con la introducción de elementos ambientales del mundo
contemporáneo, a pesar de lo cual el parentesco es evidente y deliberado: se trata de los
poemas VIII, XIII, XIX y XXI de estas Catulinarias ( ), que se inspiran directamente
en los epigramas VIII, 79; I, 57; I, 52 y II, 38 de Marcial.

* * +
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
8. RESUMEN

El epigrama nació en el mundo griego como una inscripción en verso que se grababa sobre
algún objeto y se relacionaba con él de alguna manera. Hacia el siglo IV a. C. se independizó de
este contexto y pasó a convertirse en una forma literaria que tuvo un gran éxito en la literatura
antigua. Marcial fue uno de sus cultivadores más influyente, y quien le confirió la configuración
breve y con final agudo que ha sido característica en la historia del epigrama.

En la literatura española el epigrama así caracterizado se cultiva ininterrumpidamente desde


principios del siglo XVI hasta hoy en día, y aunque es un género relativamente menor ha
encontrado autores que, con diversos grados de proximidad con respecto al modelo de Marcial,
recurren a él con entusiasmo.

, , - .
/
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
9. BIBLIOGRAFÍA
Estefanía, D.: «Introducción», Marcial, Epigramas completos, Madrid 1991, págs. 9-39.
Muñoz Jiménez, M. J.: «El concepto de epigrama en Marcial y su vigencia en la actualidad»,
Tradició clàssica. Actes de l’XI Simposi de la Secció catalana de la S.E.E.C., Andorra 1996,
págs. 491-496.
Cristóbal, V.: «Marcial en la literatura española», Actas del simposio sobre Marcial, (Calatayud
1986), Zaragoza 1987, vol. II, págs. 149-210.
Martínez Arancón, A.: «Prólogo», ID., Marcial. Quevedo, Madrid 1975, págs. 9-40.
Ramírez de Verger, A.: «Introducción», Marcial, Epigramas, Madrid 1997, vol. I, págs. 70-75.

0 0 1
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
10. OTROS RECURSOS DE APRENDIZAJE
DOCUMENTO 1. (págs. 112-115) de A. Giulian, Martial and the Epigram in
Spain in the XVIth and XVIth centuries, Filadelfia, 1930 (Ph. Diss.).
DOCUMENTO 2. !" #
##, 63 y Mart. X, 8; IX, 10 y I, 10; Juan de Mal
Lara, Filosofía vulgar V, 12 y Mart. I, 19; Juan de Mal Lara, Filosofía vulgar V, 62 y Mart. XI, 100
y XI, 101.
DOCUMENTO 3. $ % "& (Rimas, ed. A. Carreño, Barcelona, 1998, Crítica,
págs. 222-223) y Mart. De spect. 25b; «Estas las cosas son…» y Mart. X, 47.
DOCUMENTO 4. '( ) * , Obra poética completa, ed. J. M. Blecua, IV, págs. 443-469.
DOCUMENTO 5. (+! , , Agudeza y arte de ingenio, discurso XXVI, ed. G. Correa, Madrid
1987, Castalia, vol. I, págs. 254-265.
DOCUMENTO 6. ( #! ! , Epigramas profanos XXX, LXXXV, CCLVII, CCLXVI, CCCLXV y
CDVIII (en latín y castellano); Epigramas castellanos, III. En Poesía del siglo XVIII, Madrid:
Castalia, 1989, págs. 79-81. Ed. J. R. Polt.
DOCUMENTO 7. ' ! , - ! . , N.: «Epigramas», I-X (no hay más), en BAE, II, pág. 14
y Sonetos III (sobre Hero y Leandro), ibidem, pág. 15.
DOCUMENTO 8. ' ! , - ! . , L.: «Epigramas», I-XVII (no hay más), en BAE, II, 605-
606.
DOCUMENTO 9. Goytisolo, J. A.: «Marcial entre el amor y la miseria», El rey mendigo, 1981;
Cuadernos del Escorial, Barcelona, Lumen, 1995.
DOCUMENTO 10. , E.: Epigramas confidenciales, Barcelona 1989, I, 20; I, 29; I, 48; II, 1;
II, 27; II, 40; III, 3; III, 6; III, 19; III, 25; III, 26; III, 31; III, 35 y III, 45.
DOCUMENTO 11. ,* , A.: Catulinarias, Madrid, Hiperión, 1998: VII, XIII, XIX y XXI.

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 1. Apéndices A y B (págs. 112-115) de GIULIAN, A.: Martial and the Epigram in
Spain in the XVIth and XVIth centuries, Filadelfia, Ph. Diss., 1930. Contienen, respectivamente,
una lista por orden alfabético de autores españoles del Siglo de Oro y de los epigramas de
Marcial que tradujo cada uno de ellos; y los epigramas de Marcial ordenados según su
distribución en la obra y los distintos autores españoles que tradujeron cada epigrama.
APPENDIX A
Spanish Authors and Their Translations from Martial
Acuña, Hernando de, De Spectaculis, 25B.
Alcázar, Baltasar del, III, 61; IV, 65.
Alenquer, Marquis of, De Spectaculis, 2SB.
Alfay, Joseph, I, 16.
Anónimo, I, 19.
Argensola, Bartolomé Leonardo de, I, 19; II, 9; V, 29; IX, 15.
Arguijo, D. Juan de, De Spectaculis, 25B; I, 21.
Bivar, Sebastián de, II, 86.
Caro, Rodrigo, De Spectaculis, 19; I, 100; II, 28; V, 31, 84; X, 86; XII 51.;
XIV, 14, 15, 16,163,164,168,169,173.
Cáscales, Francisco, I, part of Prologue, 59, 63, 71; 11,16,86; 111,4; IV,8,
30; IX, 61; XI, 107; XII, 54; XIV, 163.
Castro y Añaya, Pedro de, IV, 61.
Cetina, Gutierre de, De Spectaculis, 25B.
Colonia, D. Juan, De Spectaculis, 25B.
Cueva, Francisco de la, I, 42.
Delitala y Castelvt, José, I, 109; V, 74.
Esquilache, Príncipe de, I, 19; VIII, 22; XIV, 75.
Garcilaso de la Vega, De Spectaculis, 25B.
González de Salas, I, 16, 98; 111,8,11; IV, 49; X.21,33; XIV, 167; XV, 9.
Gracián, Baltasar, De Spectaculis, 13, 18, 25B; I, 6, 13, 19, 62, 64, 75, 79, 110;
II, 3. 13, 58; III, 13, 61, 66; IV, 18, 32, 44; V, 13, 17, 43, 69, 74, 81; VI,
3, 12, 5369; VII, 83, 98; VIII, 6, 12, 17, 19, 27, 79; IX, 46; X, 13.
Guzmán, Juan de, I, 13, 16, 25, 38, 49, 52, 91, 98; IV, 32.
Herrera, Fernando de, De Spectaculis, 25B.
Hurtado de Mendoza, D. Diego, V, 74.
Jáuregui, Juan de, De Spectaculis, I and 28; I, 21; VIII, 73; X, 21.
Jiménez Patón, XI, 92.
López, Diego, I, 8; III, 24, 60.
López Pinciano, De Spectaculis, 25B; I, 38, 50.
López de Zarate, De Spectaculis, 25B; I, 42; X, 47.
Mal-Lara, Juan de, Book I, Introduction, 10, 13, 19, 29, 42, 99, 100, 103; II,
57; 111,60,70,93; IV, 62; V, 17, 39, 52, 63, 81; VI, 8, 71; VII, 13, 38,
39; VIII, 12, 35, 43, 60, 61; IX, 5, 15 (two versions), 73, 82; X, 8; XI,
32, 100, 101; XII, 51.
Montemayor, Jorge de, De Spectaculis, 25B.
Morell, el Padre José, De Spectaculis, I, 2, 3, 4, 6, 6B, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, (two versiona), 14,
15, 16, 16B, 17 (two versions), 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24,25,26,27, 28, 29; Book
I,3,5,9,10,11,12,14,16,18,19,20, 21, 28, 29, 32, 33, 36, 38, 47, 48, 51, 61, 62, 63, 64, 67, 72, 76,
79, 80, 85, 87, 91, 95, 98 (two versions), 100, 103, 110, 118; II, 3, 5, 7, 12, 13, 16, 17, 20, 24,
25,26,27,29,30,32,38, 40, 44, 55, 58, 65, 76, 80, 82; 111, 4, 8, 9, 12, 13,
15,16,19,25,29,37,41,43,56,57, 61, 64, 66, 94; IV, 15,18,24,41,62, 79, 87; V, 42, 43, 45, 47, 49,
52 (two versions), 69, 72, 74, 76, 81, 83; VI, 4, 48, 51, 52, 53, 55, 69 (two versions), 78, 79; XV,
2.
Narváez, Doña Hipólita de, De Spectaculis, 25 B.
Padilla, Pedro de, De Spectaculis, 25 B
Porras, Jerónimo de, X, 16.
Quevedo, D. Francisco de, I, 21, 34; IV, 3, 49.
Qirós, Pedro de, III, 61; V, 83.
Ramírez Pagan, De Spectaculis, 25B.
Rebolledo, el Conde Bernardino de, V, 17; VII, 3; XI, 92.
Robles, Juan de, II, 20; VI, 19,51.
Romero de Cepeda, Joaquín, X, 47.
Ruiz de Alarcón, II, 9 (two versions), 80.
Salcedo y Coronel, V, 29.
Salinas, D. Manuel de, De Spectaculis, 12, 18, 25B; Book I, 6, 10, 13, 21, 37, 42, 47, 62, 64, 75,
79, 100, 110; II, 3, 12, 13, 80; III, 13, 19, 34, 43, 61, 66; IV, 18, 44, 59; V, 13, 17, 29, 42, 43, 74,
81; VI, 3, 12, 29, 53, 69;
VII, 25, 98; VIII, 4, 6, 17, 19, 21, 27, 36, 60, 79; IX, 46 81; X, 13, 47.
Soto de Rojas, De Spectaculis, 25B.
Tamayo de Vargas, De Spectaculis, 25B.
Torre Farfán, Fernando de la, De Spectaculis, I; Book I, 38, 47, 63, 91, 110;
11,20,38,88,89; 111,8,9,42,89; IV, 10, 29 (two versions); V, 33; VI, 53; VI 1,3, 8 (two versions),
12; VIII, 20, 87; X, 46; XI, 64; XH, 80, 88; XIII, 2; XV, 3, 10.
Valdéa y Meléndez, De Spectaculis, 25B.
Vázquez Siruela, III, 9 (two versions).
Vega, Lope de, De Spectaculis, 25B; X, 47.
Vera Tasáis, Juan de, I, 38. Villamediana, Count of, V, 47.
APPENDIX B
List of Martials Epigraus and Their Spanish Translators
De Spectaculis I, Jáuregui, Torre Farfán, Morell; II-IV, Morell; VI-VIB, Morell; VII-XI, Morell; XII,
Manuel Salinas, Morell; XIII, Gracián, Morell (2); XIV-XVIB, Morell; XVII, Morell (2); XVIII,
Gracián, M. Salinas, Morell; XIX. Caro, Morell; XX-XXV, Morell; XXVB, Acuña, Marqués of
Alenquer, Arguijo, Cetina, Coloma, Garcilaso, Gracián, Herrera, López Pinciano, López de
Zarate, Montemayor, Doña Hipólita de Narváez, Padilla, Ramírez Pagan, M. Salinas, Soto de
Rojas, Tamayo de Vargas, Valdés y Melindez, Lope de Vega; XXVI-XXVII, Morell; XXVIII,
Jáuregui, Morell; XXIX, Morell.
Book I, Prologue, Mal-Lara, Cáscales; 3, Morell; 5, Morell; 6, Gracián, Salinas; 8, Diego López;
9, Morell; 10, Mal-Lara, Salinas, Morell; II-12, Morell; 13, Mal-Lara, Gracián, Guzmán, Salinas;
14, Morell; 16, Guzmán, Salas, Alfay, Morell; 18, Morell; 19, Mal-Lara, B. de Argenaola,
Anónimo, Gracián, Esquilacbe, Morell; 20, Morell; 21, Arguijo, Jáuregui, Quevedo. Salinas,
Morell; 25, Guzmán; 28, Morell; 29, Mal-Lara, Morell; 32-33, Morell; 34, Quevedo; 36, Morell;
37, Salinas; 38,Guzmán, López Pinciano, Torre Farfán, Vera Tasáis, Morell; 42, Mal-Lara,
Francisco de la Cueva, López de Zarate, Salinas; 47, Salinas, Torre Farfán, Morell; 48, Morell;
49, Guzmán; SO, López Pinciano; 51, Morell; 52, Guzmán; 59, Cáscales; 61, Morell; 62,
Gracián, Salinas, Morell; 63, Cáscales, Torre Farfán, Morell; 64, Gracián, Salinas, Torre Farfán,
Morell; 67, Morell; 71, Cáscales; 72 Morell; 75, Gracián, Salinas; 76, Morell; 79, Gradan,
Salinas, Morell; 80, 85 and 87, Morell; 91, Guzmán, Torre Farfán, Morell; 95, Morell; 98.
Guzmán, Salas, Morell (2); 99, Mal-Lara; 100, Mal-Lara, Caro, Salinas, Morell; 103, Mal-Lara,
Morell; 109, Delitala y Castelví; 110, Gracián, Salinas, Torre Farfán, Morell; 118, Morell.
Book II, 3. Gracián, Salinas, Morell; 5, 7, Morell; 9, B. L. de Argensola, Ruiz de Alarcón (2); 12,
Salinas, Morell; 13, Gracián, Salinas, Morell;
16, Cáscales, Morell; 17, Morell; 20, Robles, Torre Farfán, Morell; 24-27, Morell; 28, Caro; 29,
30, 32, Morell; 38, Torre Farfán, Morell; 40, 44, 55, Morell; 57, Mal-Lara; 58, Gracián, Morell; 65,
76, Morell; 80, Ruiz de Aldearcón, Salinas, Morell; 82, Morell; 86, Cáscales, Bivar; 88-89, Torre
Farfán.
Book III, 4, Cáscales, Morell; 8, González de Salas, Torre Partan, Morell; 9, Torre Farfán,
Vázquez Siruela (2), Morell; II, González de Salas; 12, Morell; 13, Gracián, Salinas, Morell;
15,16, Morell; 19, Salinas, Morell; 24, Diego López; 25, 29, Morell; 34, Salinas; 37, 41, Morell;
42, Torre Farián; 43, Salinas, Morell; 56, 57, Morell; 60, Mal-Lara, Diego López; 61, Alcázar,
Gracián, Salinas, Quirós, Morell; 64, Morell; 66, Gracián, Salinas, Morell; 70, Mal-Lara; 89,
Torre Farfán; 93, Mal-Lara; 94, Morell.
Book lV, 3, Quevedo; 8, Cáscales; 10, Torre Farfán; 15, Morell; 18, Gracián, Salinas, Morell; 24,
Morell; 29, Torre Farfán (2); 30, Cáscales; 32, Guzmán, Gracián; 41, Morell; 44, Gracián,
Salinas; 49, Quevedo, González de Salas; 59, Salinas; 61, Castro y Añaya; 62, Mal-Lara,
Morell; 65, Alcázar; 79, 87, Morell.
Book V, 13, Gracián, Salinas; 17, Gracián, Salinas, Rebolledo, Mal-Lara; 29, B. L. de Argensola,
Salcedo y Coronel, Salinas; 31, Caro; 33, Torre Farfán; 39, Mal-Lara; 42, Salinas, Morell; 43,
Gracián, Salinas, Morell; 45, Morell; 47, Villamediana, Morell; 49, Morell; 52, Mal-Lara, Morell
(2); 63, Mal-Lara; 69, Gracián, Morell; 72, Morell; 74, Hurlado de Mendoza, Gracián, Salinas,
Delitala y Castelví, Morell; 76, Morell; 81, Mal-Lara, Gracián, Salinas, Quirós, Morell; 83, Quirós,
Morell; 84, Caro.
Book VI, 3, Gracián, Salinas; 4, Morell; 8, Mal-Lara; 12, Gracián, Salinas; 19, Robles; 29,
Salinas; 48, Morell; 51, Robles, Morell; 52, Morell; 53, Gracián, Salinas, Torre Farfán, Morell;
55, Morell; 69, Gracián, Salinas, Morell (2); 71, Mal-Lara; 78, 79, Morell.
Book VII, 3, Rebolledo, Torre Farfán; 8, Torre Farfán (2); 12, Farfán; 13, Mal-Lara; 25, Salinas;
38-39, Mal-Lara; 83, Gracián; 98, Gradan, Salinas.
Book VIII, 4, Salinas; 6, Gracián, Salinas; 12, Mal-Lara, Gracián; 17, Gracián, Salinas; 19,
Gracián, Salinas; 20, Torre Farfán; 21, Salinas; 22, Esquilache; 27, Gracián, Salinas; 35, Mal-
Lara; 36, Salinas; 43, Mal-Lara; 60, Mal-Lara, Salinas; 61, Mal-Lara; 73, Jáuregui; 79, Gracián,
Salinas; 87, Torre Farfán.
Book IX, 5, Mal-Lara; 15, Mal-Lara (2), B. L. de Argensola; 46, Gracián, Salinas; 61, Cáscales;
73, Mal-Lara; 81, Salinas; 82, Mal-Lara.
Book X, 8, Mal-Lara; 13, Gracián, Salinas; 16, Porras; 21, Jáuregui, González de Salas; 33,
Salas; 46, Torre Farfán; 47, Lope de Vega, Salinas, Romero de Cepeda, López de Zarate; 86,
Caro.
Book XI, 32, Mal-Lara; 64, Torre Farfán; 92, Jiménez Patón, Rebolledo; 101-102, Mal-Lara; 106,
Cáscales.
Book XII, 51, Mal-Lara; 54, Cáscales, Caro; 80, 88, Torre Farfán.
Book XIII, 2, Torre Farfán.
Book XIV, 14, 15, 16, Caro; 75, Esquilache; 163, Cáscales, Caro; 164, Caro; 167, Salas; 168,
169, 173, Caro.
Book XV (epigrams ascribed to Martial), 2, Morell; 3, Torre Farfán; 9, Salas; 10, Torre Farfán.

0 2
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 2.
JUAN DE MAL LARA: Filosofía vulgar III, 63 y MART. X, 8; IX, 10 y I, 10;
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CON BESTIA VIEJA NI TE CASES, NI TE ALHAJES

Fúndase este refrán en la igualdad de los ánimos, y que se junten las sangres nuevas en
casamiento. Loa que fueren de no disforme edad, para que que tenga color y parezca que no fue
por el dinero que la vieja truxo, porque (según trae Aristóteles en el 8 libro de las Éthicas Cap. 3),
la amistad de los viejos no es más del interés que dura, y no por el passatiempo, porque
solamente dura la amistad en tanto que piensan ganar, o aver algo por ello, Y según dize
bien el mismo, este género de amistad de mancebos a viejos, es como del ventero con sus
huéspedes, que les hazen caricias por lo que han de aver dellos, y se van riendo. Pues Marcial,
que fue la gracia y sal de los poetas, como una vieja llamada Paula se quisiesse casar con él,
házele estos dos versos que son muy a propósito. Epig.8, Lib. 10:

Casar conmigo quiere Paula; es vieja.

Yo no la quiero, cierto; más con todo,

Quisiérala si fuera algo más vieja

Y desta misma, que se quería casar con Prisco, él no la quería por vieja, dize assí, Epig. 6,
Libro 9:

Casar quieres con Prisco, Paula hermana;

Yo no me maravillo, cuerda has sido.

Y no te quiere Prisco, ni te ha gana;

también es cuerdo él, de buen sentido.

Y porque vean las que procuran casamiento de mancebo, y que su desseo dellos es que se
mueran presto, dize Marcial de Gemello, que desseava casarse con Maronilla, no porque era
hermosa, sino porque tossía y era que se iva confirmando en lo de ser éctica. Dize assí, en el
libro I, Epigrama 11:

Gemello con gran priessa, a Maronilla

le pide casamiento, y lo dessea,

porfía, ruega, y anda; es maravilla

el negocio que trae, porque sea.

¿Qué tan hermosa es para seguilla?

Antes no ay en el pueblo oirá más fea.

Pues ¿qué ama?, ¿qué quiere?, ¿enamoróse?

¿Por qué?, ¿no lo sabremos? Porque tosse.

Pues sabiendo el hombre que ha de caer en este peccado de dessearle la muerte, ni deve
casarse con persona vieja, ni menos tener hazienda, que es, ni te alhajes, porque tratar con el
viejo, o con la vieja, es fin de interés y no bueno para el casamiento.

Martialis Epigrammata X, 8
Nubere Paula cupit nobis, ego ducere Paulam

nolo: anus est. Vellem, si magis esset anus.

Martialis Epigrammata IX, 10

Nubere vis Prisco: non miror. Paula: sapisti.

Ducere te non vult Priscus: et ille sapit.

Martialis Epigrammata I, 10

Petit Gemellus nuptias Maronillae

et cupit et instat et precatur et donat.

-Adeone pulchra est? Immo, foedius nil est.

Quid ergo in illa petitur et placet? Tussit.

JUAN DE MAL LARA: Filosofía vulgar V, 12 y MART. I, 19;


MI ESPOSA, TRES DIENTES TIENE LA DONOSA, DOS DE MASSA, Y UNO DE TORTA

Ay algunos que echan en público las faltas encubiertas de su casa, principalmente por
hazerse graciosos, como dize el satírico; Mauult perdere amicum, quam dictum. "Más quiere
perder el amigo, que el dicho» Y de aquí viene, en conversación, tratar algunos vicios que tienen
sus mugeres. Como éste, que aviendo hecho su muger tres dientes postizos, por declarar aquella
falta con que riessen los vezinos, dízelo de aquella manera, o que fingidamente se diga assí,
para declarar quán malo sea esto en el hombre, que deve encubrir la falta de su amigo. ¿Y qué
más amigo que su muger? Y esto viene a tratarse en este refrán, y también a las que se hazen
de poca edad, según hazía Marcial contra Elia, que se hazía moça, y reprehéndela mejor que no
este marido a su muger, y dize assí, Lib. I, Epigrama 76:

Quatro dientes nos más, Elia, tenías,

Si me acuerdo, y los dos de una tos fueron,

Y otros dos caminaron en porfías,

de otra segunda tos, que se cayeron.

Tosser puedes sin miedo noches, días,

Desque los cuatro dientes huyeron;

Tosse tosse, que ya en tu boca entera

No tienen que hacer la tos tercera.


Martialis Epigrammata I, 19

Si memini, fuerant tibi quattuor, Aelia, denles:

expulit una dúos tussis et una dúos.

iam secura potes totis tussire diebus:

nil istic quod agat tertia tussis habet.

JUAN DE MAL LARA: Filosofía vulgar V, 62 y MART. XI, 100 y XI, 101.
LA FLACA BAILA EN LA BODA, QUE NO LA GORDA

Dizen que en una boda se juntaron muchas mugeres, y entre ellas una moca delgadilla
mucho, pero desembucha y diligente. Sucedió que començaron todas a bailar, y cansáronse a
pocas bueltas. Sola aquella quedó y quando vinieron los hombres bailó con ellos sin cansarse, y
viendo cómo entonces ella sola bailava preguntáronle qué era la causa. Dando las otras sus
disculpas, atajó ella, diziendo: «Mi fe, señoras, digan ellas lo que quisieren, que la flaca baila en
la boda, que no la gorda».

Sácase el refrán de lo que suele acaescer comúnmente, que como para bailar se requiere
buen talle de cuerpo, y soltura y gracia en él, todo lo qual falta por la mayor parte a las gordas,
que parescen hechas de una pieça, y tienen el andar de patos, y ellas, entendiendo esto, huyen
de salir a bailar en la boda, y dexan este exercicio para las delgadas, en quien principalmente
suele aver aquella soltura y buen donaire.

A propósito desto se puede tratar la diversidad de opiniones que ay entre los hombres, que
unos se pierden por mugeres gruessas otros no las pueden ver, y aunque cada uno siga en esto
su affición, la mejor opinión y más cierta, es que como en las otras cosas, assí en esto, es más
de alabar la medianía, que ni sea muy gruessa, ni muy delgada. Lo qual dixo Marcial
graciosamente, Lib. II, Epig. 99:

No quiero tan sutil la enamorada

Que en mi anillo su braço entre holgado,

Ni que con su rodilla de picada,

Con la cadera rape el medio lado.

En su espalda una sierra está afilada.

Ni tampoco la quiero, mal pecado,

Que tenga mil arrobas de gordira;

Carne quiero comer, que no grossura.

Y luego, en el Epigrama 100, que es el siguiente en el mesmo libro, haze burla de uno que se
enamoró de una moca delgadilla, el qual dize assí:

Siendo tan flaca Thais, tu enamorada,

¿cómo pudiste, di Filandro, verla?

¿Tú puedes ver quiçá lo que no es nada?

Dexando esto aparte, y bolviendo al principal intento, yo creo que este refrán no se ha de leer
la flaca baile, sino de manera que sea consejo que se da a las gordas para que, quando se
hallaren en las bodas, o en otros regozijos, no salgan a bailar, porque se les siguiría afrentarse
en descubrir sus faltas, las que avemos dicho y otras que ellas entenderán, y procuren tener
gravedad o fingirla para escusarse desto. Que es como el consejo que davan a la otra que no
tenía dientes, que no fuesse a regozijos, sino a mortuorios, donde siempre uviesse de estar
llorando. El qual pondremos más adelante, donde venga más a propósito.

Martialis Epigrammata XI, 100

Habere amicam nolo. Placee, subtilem,

cuius lacertos anuli mei cingant,

quae clune nudo radat et genu pungat,

cui serra lumbis, cuspis eminet culo.

sed idem amicam nolo mille librarum.

Camarius sum, pinguiarius non sum.

Martialis Epigrammata XI, 101

Thaida tam tenuem potuisti, Placee, videre?

Tu, puto, quod non est, Flacee, videre potes.

0 2
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 3. LOPE DE VEGA: «Soneto 80», Rimas, ed. A. Carreño, Barcelona, Crítica,
1998 págs. 222-223 y MART. De spect. 25b; «Estas las cosas son…» y MART. X, 47.

Estas las cosas son que hacen la vida

Agradable, Marcial, más fortunada,

Hacienda por herencia, no ganada

Con afán, heredad agradecida.


Hogar continuo, nunca conocida

Querella o pleyto, toga poco usada,

Fuerzas, salud, el alma sossegada,

Sencillez cuerda, amigos a medida.

Mesa sin artificio, leve pasto,

Noche sin embriaguez, ni cuidadosa,

Lecho no solitario, pero casto.

Sueño que abrevie la tiniebla fea;

Lo que eres quieras ser, y no otra cosa,

Ni morir teme, ni vivir desea.

Vitam quae faciant beatiorem,

iucundissime Marüalis, haec sunt:

res non parta labore sed relicta;

non ingratus ager, focus perennis;

lis numquam, toga rara, mens quieta;

vires ingenuae, salubre corpus;

prudens simplicitas, pares amici;

convictus facilis, sine arte mensa;

nox non ebria sed soluta curis;

non tristis torus et tamen pudicus;

somnus qui faciat breves tenebras:

quod sis esse velis nihilque malis;

summum nec metuas diem nec optes.


0 2
Documento 4. F. de QUEVEDO, Obra poética completa , vol IV, ed. J. M. Blecua, Madrid,
Castalia, 1981.
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[1]
Ex lib. 1, epig. 105 [73]
[AD CAECILIANUM]
Nullus in urbe fuit tota qui tangere vellet
Uxorem gratis, C[a]ecilane, tuam,
Dum licuit: sed nunc positis custodibus ingens
Turba fututorum est: ingeniosus homo es
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A J. V [ERNEGAL]
No hubo en toda la ciudad
quien de balde a tu mujer
la quisiese pretender
mientras tuvo libertad.
Pero tu curiosidad
de poner a su reposo
guardas, y hacerte celoso,
Vernegal, ha despertado
más de mil que la han gozado:
eres hombre ingenioso.
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[2]
Ex lib. 2, epig. 25
AD GALLAM
Das nunquam, semper promi[t]tis, Galla, roganti.
Si semper fallis, iam rogo. Galla, nega.
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A DOÑA BEATRIZ
Beatriz, cuando ruego más
que mi voluntad aceptes,
mil favores me prometes,
pero nunca me los das.
Si siempre engañando estás,
haciendo donaire y juego
de mis ruegos, ya te ruego
que me quieras; niégalo,
porque diciéndome no,
harás lo contrario luego.
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[3]
Ex lib. 6, epig. 38 [40]
AD L YCORIM
Femina praeferri potuit tibi nulla, Lycori:
Praeferri Glycerae femina nulla potest.
Haec erit hoc quod tu: tu non potes esse quod haec est.
Tempora quid faciunt! hanc volo, te volui.
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A TEODORA Y FÉNIX
No hay mujer que decir pueda
que a ti te excedió, Teodora,
como tampoco hay agora
mujer que a Fénix exceda.
Todo con el tiempo rueda;
a ti te quise, a ésta quiero,
y ésta, como de ti infiero,
será lo que eres, después;
tú no lo que Fénix es,
ni lo que fuiste primero.
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[4]
Ex lib. 6, epig. 59 [79]
AD LUPUM
Tristis es et felix. Scit hoc Fortuna caveto:
Ingratum dicet te, Lupe, si scierit.
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A D. ÁLVARO DE GUZMÁN
Triste estás, eres galán,
y con mujer virtuosa,
rica, muchacha y hermosa;
tienes sangre de Guzmán.
En ti don Alvaro, están
cuantos bienes ha podido
dar Fortuna: anda advertido,
no sepa ella que estás triste,
porque te dirá que fuiste
hombre desagradecido.
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[5]
Ex lib. 5, epig. 118 [76]
AD CINN[A]M
Profecit poto Mihidates saepe veneno
Toxica non possent saeva nocere sibi.
Tu quoque cavisti cenando tam male semper
Ne posses unquam, Cinna, perire fame .
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A SIMÓN DE LARA
Mitridates a beber
veneno se acostumbró,
porque los tósigos no
le pudiesen ofender.
Asi tú, con mal comer,
Lara avaro, y no cenar,
te has sabido acostumbrar
en ayunos, de manera
que no habrá hambre tan fiera
que a ti te pueda matar.
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[6]
Ex lib. 6. epig. 65 [67]
AD PANNICUM
Cur tantum eunuchos habeat tua Gellia quaeris,
Pannyche? vult futui Cellia non parere.
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A LUIS VÉLEZ DE GUEVARA
¿Deseas, Vélez, saber
por que un tiple racionero
entra en esta casa? Quiero
dártelo ahora a entender.
Mira, Juana enviudó ayer;
sabe este capón cantar
y viénela a consolar;
y aunque tú pudieras ir,
no quiere Juana parir,
que sólo se quiere holgar.
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[7]
Ex lib. 3, epig. 51
AD GALLAM
Cum faciem laudo, cum miror cura manusque,
Dicere, Galla, soles: «Nuda placebo magis?»
Et semper vitas communia balnea nobis.
Numquid, Galla, times, ne tibi non placeam?
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A CLORIS
Cuando te digo que estás
de más lindo parecer,
sueles, Cloris, responder:
«Desnuda agradaré más.»
Mas cuando a bañarte vas,
nunca me llevas a mí,
para ver si esto es así.
Háceslo, Cloris, sin duda,
porque temes que desnuda
no te agradaré yo a ti.
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[8]
Ex lib. 2, epig. 9
DE NEVIA
Scripsi, rescripsit nil Nevia, non dabit ergo.
Sed puto quod scripsi legerit: ergo dabit.
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A CINTIA
Por sus amores, perdido,
escribí a Cintia un papel;
Cintia no respondió a él
si dará lo que le pido.
Pero pienso que ha leído
lo que escribí; confiar
puedo que la he de alcanzar:
que quien gusta de leer,
si deja de responder,
muestra voluntad de dar.
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[9]
Ex lib. 8, epig. 23
AD RUSTICUM
Esse tibi videor saevus nimiumque gulosus,
Qui propter cenam, Rustice, caedo cocum.
Si levis ista tibi flagrorum caussa videtur,
Ex qua vis caussa vapulet ergo cocus?
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DE REMÓN AL LDO. POYO
¿Parézcote muy severo
y goloso demasiado,
porque, por lo mal guisado,
castigo a mi cocinero?
Si éste es descuido ligero
a tu modo de juzgar,
Poyo, para aporrear
a[l] cocinero Ramón,
dime tú, ¿por qué ocasión
le tengo de castigar?
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[10]
Ex lib. 8, epig. 27
AD GAURUM
Munera quae tibi dat locupleti, Gaure, senique,
Si sapis et sentis, hic tibi ait: «Morere».
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A SAN PINELO
El nieto que te presenta
los regalos por momentos,
sabiendo que cuatro cuentos
tienes, Pinelo, de renta,
y que pasas de noventa
años; si sentido tienes,
y como sabio previenes
sus astucias y quimeras,
ése dice que te mueras
y que le dejes tus bienes.
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[11]
Ex lib. 8, epig. 10
DE BASSO
Emit lacernas milibus decem Bassus
Tyrias coloris optimi. Lucrifecit.
«Adeo bene emit?», inquis. Immo non solvit.
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DE MARCIA
En veinte escudos llevó
Marcia, ayer, unos corales
que valían cien reales;
bien en la compra ganó.
Quiero decir que compró,
siendo la venta entendida,
con ganancia conocida.
¿Cómo? Déjase entender,
porque no es Marcia mujer
que los pagara en su vida.
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[12]
Ex lib. 5, epig. 44 [43]
DE THAIDE ET LECANIA
Thais habet nigros, niveos Laecania dentes.
Quae ratio est? Emptos haec habet, illa suos.
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DE DOÑA JUANA Y DOÑA ANNA
Tiene los dientes de nieve
sobre cincuenta años Ana;
tiénelos muy negros Juana,
y aun no ha entrado en diez y nueve.
¿Qué razón habrá que pruebe
los efectos evidentes,
siendo igualmente tratados?
Ser los de Ana comprados
y los de Juana sus dientes.
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[13]
Ex lib. 2, epig. 12
IN POSTHUMUM
Esse quid hoc dicam quod olent tua basia myrrham
Quo[d]que tibi est semper non alienus odor?
Hoc mihi suspectum est, quod oles bene, Posthume, semper:
Posthume, non bene olet qui bene semper olet.
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A DOÑA INÉS
Huelen tus besos, Inés,
a almizcle, y eternamente
tienes olor diferente.
¿Qué diré que aquesto es?
Para mi, ya tú lo ves,
que es sospechosa señal
tener continuo olor tal;
y aun para todos también:
la que siempre huele bien,
Inés, siempre huele mal.
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[14]
Ex lib. 2, epig. 3
AD SEXTUM
Sexte, nihil debes, nil debes, Sexte, fatemur.
Debet enim, si quis solvere, Sexte, potest.
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A JÁCOME MORTERO
Estando Jácome preso
porque quebró, quiso un día
saber qué deudas tenía,
sin tener un real con eso.
Mortero, yo lo confieso,
nada debes, sin dudar;
que nada debes, probar
podemos, Mortero, bien:
porque sólo debe quien
puede sus deudas pagar.
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[19]
Ex lib. 3. epig. 85
AD MARITUM
Quis tibi persuasit nares abscindere moecho?
Non hac peccatum est parte, marite, tibi.
Stulte, quid egisti? nihil hic tua perdidit uxor,
Cum sit salva tibi mentula Deiphobi.
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A UN MARIDO QUE CORTÓ LAS NARICES
AL GALÁN DE SU MUJER
¿Quién te persuadió a quitar
al adúltero infeliz
la nariz, pues la nariz
no te puede deshonrar?
Tonto, ¿qué has hecho en cortar
lo que sólo sabia oler?
Nada perdió tu mujer
en esto, si lo has notado,
pues al otro le ha quedado
con qué volverte a ofender.
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[20]
Ex lib. 3, epig. 84 [86]
AD CASTAM MATRONAM

Ne legeres partem lascivi, casta, libelli,


Praedixi et monui: tu tamen, ecce, legis.
Sed si Panniculum spectas casta, latinum,
Non sunt haes mimis improbiora: lege.
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A DOÑA ANTONIA
Que no leyeses la parte
de aqueste libro amorosa,
casta Antonia y virtuosa,
te dije, y quise avisarte;
mas no ha sido aquesto parte
para dejarlo de hacer;
pero si tú vas a ver
a Ríos, Vergara, Heredia,
no es peor que la comedia:
esto bien puedes leer.
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[21]
Ex lib. 4, epig. 71
AD SOPHRONIUM
Quaero diu totam, Sophroni Rufe, per urbem,
Si qua puella neget; nulla puella negat,
Tamquam fas non sit, tamquam sit turpe negare,
Tamquam non liceat: nulla puella negat.
Casta igitur nulla est? Castae sunt mille. Quid ergo
Casta facit? Non dat, non tamen illa negat.
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A DON DIEGO
Busco en la ciudad si hay una
que niegue. Como si fuera
torpe, injusta y no hacedera
cosa, no se niega alguna.
¿Luego no hay casta ninguna?
Mientras ninguno las ruega,
a mil el número llega
de las castas. ¿Qué hace, pues,
Zúñiga, quien casta es?
No da; mas tampoco niega.
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[22]
Ex lib. 5, cpig. 56 [55]
DE AQUILA
Dic mihi, quem portes, volucrum regina? «Tonantem».
Nulla manu quare fulmina gestat? «Amat».
Quo calet igne deus? «Pueri». Cur mitis aperto
Respicis ore Iovem? «De Ganymede loquor».
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AL ÁGUILA DE JÚPITER
—Dime, reina de las aves:
¿cómo el Tonante que a cuestas
tú llevas, las manos puestas
no tiene en sus rayos graves?
—Está enamorado, ¿sabes?
—¿Quién le captivó en sus redes ?
—Un muchacho. —¿ Cómo puedes
decillo así, a boca llena,
sin temor? —No tiene pena
quien le habla de Ganimedes.
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[23]
Ex lib, 3, epig. 25 [26]
IN CANDIDUM
Praedia solus habes et solus, Candide, nummos,
Aurea solus habes, murrhina solus habes,
Massica solus habes et Opimi Caecuba solus,
Et cor solus habes, solus et ingeníum.
Omnia solus habes —hoc me puto velle negare!—
Uxorem sed habes, Candide, cum populo.
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A UNO QUE ALABA MUCHO TODAS SUS COSAS
POR SINGULARES, CUYA MUJER NO ES HONESTA

Solo tienes posesiones;


solo, dineros y bienes
de oro; solo sólo tienes
olorosas confesiones.
Solo, vinos, ámbar, dones;
solo tienes valentía;
solo, ciencia y cortesía;
y con quererlo tener
todo, sólo a tu mujer
la tienes en compañía.
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<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]-->
[24]
Ex lib. 7, epig. 94
AD PAPILUM
Unguentum fuerat, quod onyx modo parva gerebat:
Olfecit postquam Papilus, ecce, garum est.
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[A VIOLANTE]
Era confección fragante
la que en bujeta venía
hecha del güeso que cría
por armas el elefante.
Mas al punto que Violante,
doncella de sí voltaria,
vieja, sucia y temeraria,
la pasta preciosa olió,
con su nariz convirtió
la bujeta en necesaria.
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<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]-->
[25]
Ex lib. 12, epig. 25
IN THELESINUM
Cum rogo te nutrimos sine pignore, «Non habeo», inquis.
Idem, si pro me spondet agellus, habes.
Quod mihi non credis veteri, Telesine, sodali,
Credis coliculis arborisbusque meis.
Ecce reum Carus te detulit: adsit agellus,
Exilii comitem quaeris: agellus eat.
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A GORGOLLA
Si yo te pido prestado
sin prenda, que no lo tienes
dices, y a prestarlo vienes
si a mí me abona mi prado.
Lo que de mí no has fiado,
fiaste de mi heredad.
Échante de la ciudad.
¿Buscas compañero, amigo?
Mi prado vaya contigo,
pues él te debe amistad.
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[26]
Ex lib. 8. epig. 14
IN CRUDELEM AMICUM
Pallida ne Cilicum timeant pomaria brumam,
Mordeat et tenerum fortior aura nemus,
Hibernis obiecta notis specularia puros
Admittunt soles et sine faece diem.
At mihi cella datur, non tota clusa fenestra,
In qua nec Boreas ipse manere velit.
Sic habitare iubes veterem crudelis amicum?
Arboris ergo tuae tutior hospes ero.
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A DON JUAN DE ARTEAGA
No halla por donde entrar
el hibierno en tus Jardines,
que, en pensiles camarines,
tus tiestos sabes guardar.
No muerde duro al pasar
Euro la flor que se cría;
sus luces aliña el día,
y al recato de su velo,
entra sin manchas el cielo,
sin ceño la noche fría.
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A mí me das aposento
donde se entra sin llamar
la nieve, y en lluvia el mar
donde se halla mal el viento.
Duro tirano violento,
¿cómo lo que te serví
me lo agradeces así?
¡Quién tal posada inventó!
Más quiero ser güésped yo
de tus tiestos que de ti.
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[27]
Ex lib. 2. epig. 38
IN LINUM
Quid mihi reddat ager quaeris, Line, Nomentanus?
Hoc mihi reddit ager: te, Line, non video.
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[A ALDERETE]
De qué provecho me son
mi desván y mi retrete,
me preguntas, Alderete,
siendo enfadoso y bribón.
El provecho que me dan
es el que yo más deseo,
pues ni te escucho ni veo
estándome en mi desván.
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[28]
Ex lib. 9, epig. 31 [30]
DE ANTISTIO
Cappadocum saevis Antistius occidit oris
Rusticus. O tristi crimine terra nocens!
Rettulit ossa sinu cari Nigrina mariti
Et questa est longas non satis esse vias;
Cumque daret sanctam tumulis, quibus invidet, urnam,
Visa sibi est rapto bis viduata viro.
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Rusticio Antistio murió
de Capadocia en las fieras
(por tal delito) riberas,
pues su muerte las culpó.
En su seno nos volvió
Nigrina de su marido
el cadáver consumido,
y de cortas acusaba
las lenguas, porque llegaba
donde mudase vestido.
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Cuando la urna sagrada
(donde en cenizas traía
la rnuerte con que vivía
en sus pechos sepultada)
dio, que fuese trasladada,
el túmulo invidió yerto,
y dijo, su seno abierto,
cuando de si le desnuda:
«Yo soy dos veces vïuda
de un marido vivo y muerto.»
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[29]
Ex lib. 9, epig. 33 [32]
QUALEM VELIT AMICAM
Hanc volo quae facilis, quae palliolata vagatur,
Hanc volo quae puero iam dedit ante meo,
Hanc volo quam redimit totam denarius alter,
Hanc volo, quae pariter sufficit una tribus.
Poscentem nummos et grandia verba sonantem
Possideat crassi mentula Burdigali.
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[A UNA BUSCONA]
Esta picarona quiero,
que, fácil en cada esquina,
buscona de mantellina,
se da a todo esportillero;
la que se lo dio primero
a mi paje y a mi esclavo;
la que por un negro ochavo
todo su cuerpo me da,
mujer que a un tiempo dará
de sus ganapanes cabo;
la de quien no están seguros
los majuelos vinculados;
la que pide mil ducados
y migajuelas de juros;
la que a los ricos y duros
pide con voz de metal,
tomando contra el caudal,
embístala de alto a bajo
el prepotente carajo
del casi fraile animal.
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[30]
Ex lib. 9, epig. 38 [37]
IN GALLAM
Cum sis ipsa domi mediaque ornere Subura,
Fiant absentes et tibi. Calla, comae;
Nec dentes aliler quam Serica nocte reponas,
Et iaceas centum condita pyxidibus,
Nec te[c]um facies tua dormiat, innuis illo
Quod tibi prolatum est mane supercilio,
Et te nulla movet cani reverentia cunni,
Quem potes inter avos iam. numerare tuos.
Promittis sescenta tamen; sed mentula surda est,
Et sit lusca licet, te tamen illa videt.
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[A MELCHORA]
La misma que estás en casa,
Melchora, en la tienda estás,
y allí dan lo que nos das:
color, solimán y pasa.
La cabeza tienes rasa,
moño sobre calva llevas,
toda en botes te renuevas,
tienes el rostro enterrado
en untos, y me han jurado
que te quitas (varias gentes)
de noche muelas y dientes,
como vestido y calzado.
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Y aunque no duerme contigo
tu cara, me aseguró
el mico que amaneció
tu rostro sin papahígo.
El proprio ha sido testigo
en ayunas contra ti;
mírate como te vi,
olvida ya los mozuelos,
los deseos y los celos;
respeta tu centro cano,
que puedes ya, por anciano,
contarle entre tus abuelos.
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¿Piensas que te ha de valer
comprar a peso de oro
mozos, y dar un tesoro?
Pues ni el dar ni el prometer
son salsa para poder;
sorda la pieza a tu ruego,
no quiere matar tu fuego;
que la pieza no repara
en la oferta, y ve tu cara,
aunque es tuerto y bizco y ciego.
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[31]
Ex lib. 7, epig. 18
IN GALLAM
Cum tibi si[t] facies de qua nec femina possit
Dicere, cum corpus nulla litura notet,
Cur te tam rarus cupiat repetatque fututor
Miraris? Vitium est non leve, Galla, tibi.
Accesi quotiens ad opus mixtique movemur
Inguinibus, cunnus non tacet, ipsa taces.
Di facerent, ut tu loquereris et ipse taceret:
Offendor cunni garrulilate tui
Pedere te mallem: namque hoc nec inutile dicit
Symmachus et risum res movet ista simul.
Quis ridere potest fatui poppysmata cunni?
Cum sonat hic, cui non mentula mensque cadit?
Dic aliquid saltem clamosoque obstrepe cunno
Et si adeo muta es, disce vel inde loqui.
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A LORENZA
Teniendo tan celestial
cara, y tan buen parecer,
que apenas otra mujer
puede decir della mal,
Lorencilla, y siendo tal
tu cuerpo visto en pelota,
que ni la mancha ni nota
seña, lunar ni borrón,
a todos da admiración,
con partes tan superiores
ver cuan pocos hacedores
repiten tu boquerón.
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Tú también te maravillas;
pero no es tu culpa leve,
pues cuando mi parte bebe
la tuya haciéndose astillas,
y a las nalgas y rodillas
responden la cama y tabla,
tú callas, tu parte habla
con aguanoso torrente;
que un frailazo omnipotente
hará mucho en levantar,
viendo mudo el descargar
y el cargador elocuente.
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Chítón en boca no agrada;
chitón en parte es mejor,
porque un papo relator
a todo varón enfada.
Por cosa más acertada
juzgara que te peyeras:
que el pedo, de mil maneras,
es alegre y juguetón;
y suele ser invención
de risa, con disimulo,
un pedo, aunque sea de mulo;
y tiene, Lorenza, al cabo,
sus pasatiempos el rabo
y sus donaires el culo.
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Mas ¿quién de las necedades
de la parte se reirá
con vos, y desarmará
catorce paternidades?
Si hemos de decir verdades,
yo no sé que haya zancajo
que no quede cabizbajo
en oyendo el tal hablar,
ni un jambo puede empinar;
que tiene el tal el rumor
chica lengua de hablador,
lengua chica sin mear.
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No tengas mudo el sentir,
Lorenza, al trance postrero,
y a tu tal tan vocinglero
hazle callar y engullir.
Bien tiene que digerir
en gotas regateadas;
de ti las quiero parladas,
no de tu tal tan cruel;
hable en tu boca el clavel,
calle el tal como babera;
y si eres muda, siquiera
aprende a parlera dél.
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[32]
Ex lib. 12. epig. 10
DE AFRICANO
Habet Africanus milie[n]s, et tamen captat.
Fortuna multis dat nimis, satis nulli.
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[A DIEGO]
Tiene más de lo que gasta
Diego, y aun pide prestado;
que la Fortuna es de casta
que a muchos da demasiado
y a ninguno lo que basta.
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[33]
Ex lib. 10, epig. 101 [102]
[DE MILONE]
Milo domi non est: [peregre Milone profecto
Arva vacant: uxor non minus inde parit.
Cur si ager sterilis, cur uxor lactitet, edam;
Quo fodiatur ager non habet, uxor habet.]
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[A MONZÓN]
No está en su casa Monzón,
ni en la haza, y su jornada
dejó el campo sin azada
y su mujer sin varón.
La heredad da compasión;
hijos, la mujer ausente,
dificultad es valiente;
mas ya la causa se sabe:
ella tiene quien la cave,
y la heredad está a diente.
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[34]
Ex lib. 12. epig. 103 [102]
[AD MILONEM]
Thura, piper, vestes, [argentum, pallia, gemmas,
Vendere, Milo, soles, cum quibus emptor abit.
Coniugis utilior merx est, quae vendita saepe,
Vendentem numquam deserit, aut minuit.]
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[A MORATA]
Las joyas, la ropa nueva,
incienso, pimienta, plata,
que sueles vender, Morata,
quien te lo compra lo lleva.
De aquí, Morata, se prueba
que es mejor mercadería
la mujer, pues cada día,
sin guardar medida y tasa,
se vende y se queda en casa,
y el mercader se desvía.

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[35]
Ex lib. 10, epig. 39
IN LESBIAM
Consule te Bruto quid iuras, Lesbia, natam,
Mentiris. Nata es, Lesbia, rege Numa.
Sic quoque mentiris. Namque, ut tua saecula narrant,
Ficta Prometheo diceris esse luto.
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[A INÉS]
Juras, Inés, que siendo cónsul Bruto
nasciste, y mientes, porque tú naciste
reinando Numa, y aun en esto mientes.
Dícelo asi mi lengua con tus dientes,
pues, según que tus siglos cuentan, creo
se hicieron a la par con Prometeo.
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[36]
Ex lib. 6. epig. 52 [36]
AD PAPILUM
Mentula tam magna est tantus tibi, Papile, nasus,
Ut possis, quotie[n]s arrigis, olfacere.
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[A MUÑIZ]
Tan grande tu miembro, sueles
empinar, ¡oh, buen Muñiz!,
y es tan grande tu nariz,
que enderezando lo hueles.
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[37]
Ex lib. 3, epig. 31 [32], in Martialis
[IN MATRINIAM]
«Non possum vetulam?» quaereris, Matrinia, possum
[Et vetulam, sed tu mortua, non vetula es .
Possum Hecubam, possum Niobam, Matrinia, sed si
Nondum erit illa canis, nondum erit illa lapis.]
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[A ANA]
Que no enderezo te quejas,
Ana, cuando me provocas;
yo enderezaré con viejas,
mas tú, sin dientes ni cejas,
eres entierro con tocas.
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Con viejas de buena gana
me alzo a menudo yo;
mas tú, visión inhumana,
no eres viejecita, no,
mas muerta cuatridüana.
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Tengo mi miembro bizarro;
con Nïobe embisto, y cierro
con Hécuba, si la agarro;
mas ésta aun no ha de ser perro,
ni esotra ha de ser guijarro.
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[38]
Ex lib. 6, epig. 24 [23]
IN LESBIAM
Stare iubes nostrum semper tibi, Lesbia, penem:
Crede mihi, non est mentula quod digitus .
Tu licet et manibus blandís et vocibus instes,
Contra te facies imperiosa tua est.
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[A MELCHORA]
Melchorilla, yo no puedo
siempre que te veo arrechar,
que no se puede mandar
el ciruelo con el dedo.
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Yo doy que el besugo escames
con mano blanda y la hiles,
y que con la voz la afiles
y por su nombre la llames.
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Tu cara llena de motas
tiene imperio contra ti;
pues al punto que te vi,
sentí recular las gotas.
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[39]
Ex lib. 2, epig. 53
IN MAXIMUM
Vis fieri liber? Mentiris, Maxime, non vis:
Sed fieri si vis, hac ratione potes.
Liber eris, cenare foris si, Maxime, nolis,
Veientana tuam si domat uva sitim,
Si ridere potes miseri chrysendeta Cinnae,
Contentus nostra si potes esse toga,
Si plebeia Venus gemino tibi vincitur asse,
Si tua non rectus tecta subire potes.
Haec tibi si vis est, si mentis tanta potestas,
Liberior Partho vivere rege potes.
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[A MUR]
Dices, Mur, que entre las gentes
quieres tener libertad,
y tu vil commodidad
dice en mi casa que mientes.
Mas si a pesar de tus dientes
quieres ser libre, podrás,
sí, por un platillo más
que en cas de don Juan se pierde.
Con el vil cimero verde
te contentas en tu casa,
donde el rábano y la pasa
sin competidor se muerde.
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Si el vino zambolotudo,
que llama zupia el picaño,
doma tu sed todo e! ano
en el nías barato embudo;
si del ginovés agudo
pue[de]s reír los potajes,
la vajilla y los menajes;
si se contenta tu vida
con una capa raída
de las del tiempo de Agrajes;
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si la plebeya lujuria,
pasto barato del bravo,
con un duplicado ochavo,
sabe vencer tu penuria,
la vanidad es injuria
de la bolsa en el pecar:
más barato es más gozar:
menos dinero es más gusto:
que el pagar primero es susto
del beso y del cabalgar.
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Si no puedes en tu casa
entrar el cuerpo derecho,
pues cuanto es mas bajo el techo
más bien la virtud lo pasa;
si te sabes poner tasa
en los aparentes bienes,
y si tanta fuerza tienes
de discurso y de razón,
más libre serás que son
los príncipes y los reyes;
pues quien vive con sus leyes
ignora la sujeción.
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[40]
Ex lib. 6. epig. 32 [31]
IN CHARIDEMUM
Uxorem, Charideme, tuam scis ipse sinisque
A medico futui: vis sine febre mori.
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[A CABRERA]
Cabrera ve, y disimula,
que el médico que yo callo
más veces ande a caballo
en su mujer que en su mula.
Ni se asusta ni atribula,
y engorda con el sufrir;
y pues él deja batir
al doctor su delantera,
sin duda quiere Cabrera
sin calentura morir.
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[41]
Ex lib. 4, epig. 12
IN THAIDEM
Nulli, Thai, negas, sed si te non pudet istud,
Hoc saltem pudeat, Thai, negare nihil.
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[A LORENZA]
Lorenza, pues tan a ciegas
pecas y sin rienda corres,
… … … … … … … … …
de que a ninguno lo niegas.
Si es que a la razón te llegas,
hallaráste avergonzada:
no de que de rematada,
por mucho o poco que da,
a nadie lo niega ya,
mas de que no niega nada.
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[42]
Ex lib. 2. epig. 80
[DE FANNIO]
Hostem cuim fugeret, [se Fannius ipse peremit.
Hic, rogo, non furor est, ne moriare, morí?]
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[DE TESTA]
Matóse Testa al huir
de su enemigo el rigor.
Pregunto yo: ¿no es furor
matarse por no morir?
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<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]-->
[43]
[Ex lib. 4, epig. 58]
[IN GALLAM]
In tenebris luges [amissum, Galla, maritum.
Nam plorare pudet te, puto, Galla, virum?]
<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]-->
[A ANA]
Ana, en retrete escondido
a llorar tu esposo vienes.
¿Acaso vergüenza tienes
de llorar a tu marido?
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<!--[if !supportEmptyParas]--> <!--[endif]-->
[44]
Ex lib. 1, epig. 48 [19]
AD [A]ELIAM
Si memini, fuerant tibi quattor, Aelia, dentes:
Expu[l]it una duos tussis et una duos.
lam secura potes totis tussire diebus:
Nil istic quod agat tertia tussis habet.
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[A LUISA]
Si bien me acuerdo, una tos
de cuatro dientes que halló
en ti, los dos se llevó,
y otra se llevó otros dos.
Tose ya con pena poca:
bien puedes, Luisa, toser,
que ya no tiene qué hacer
tercera tos en tu boca.
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[45]
[Ex lib. 12, epig. 80]
[DE CALLISTRATO]
Ne laudet dignos, [laudat Callistratus omnes.
Cui malus est nemo, quis bonus esse potest?]
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[A ROBLEDILLO]
De Robledillo es la malicia tanta,
que aun en sujeto tal al mundo espanta;
a todos los alaba y engrandece,
por no alabar a aquel que lo merece.
Pues en boca y en lengua
donde ningún infame tiene mengua
y todos de virtudes están llenos,
¿quiénes serán sin falta y quiénes buenos?
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[46]
[Ex lib. 7, epig. 98]
[AD CASTOREM]
Omnia, Castor, emis: [sic fiet ut omnia vendas.]
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[A JUAN BAPTISTA]
Juan Baptista, por las tiendas
compras cuanto ves vender,
y así vendrá a suceder
que después todo lo vendas.
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[47]
Ex lib. 1, epig. 66 [37]
AD BASSAM
Ventris onus misero, nec te pudet, excipis auro,
Bassa, bibis vitro: carius ergo cacas.
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Si en vidrio bebes, por ver
los vinos blancos y rojos,
para que el color los ojos
beban antes de beber;
si al quererte proveer
en Midas echas las bragas,
y su cudicia le amagas
y le pierdes el decoro,
cagando en bacín de oro,
más caro que bebes cagas.
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[48]
[Ex lib. 3, epig. 61]
[IN CINNAM]
Esse nihil dicis, [quidquid petis, improbe Cinna:
Si nil, Cinna, petis, nil tibi, Cinna, nego.]
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Si pides, dices que no
es nada lo que me pides;
si no es nada y te comides,
lo mismo le niego yo.
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[49]
Ex lib. [12. epig. 30]
[AD APRUM]
Siccus, sobrius est Aper; [quid ad me?
Servum sic ego laudo, non amicum.]
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[A RODRIGO]
Aseguran que es Rodrigo
seco, y en comer templado;
a mí no se me da un higo,
que asi cudicio el criado
y asi aborrezco el amigo.

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[50]
Ex lib. [3. epig. 79]
[AD SERTORIUM]
Rem peragit nullam [Sertorius, inchoat omnes.
Hunc ego, cum futuit, non puto perficere.]
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[A MONTESINO]
Todo lo empieza a hacer;
nada acaba Montesino;
y así, si come, imagino
que no acaba de comer.
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[51]
Ex lib. [8, epig. 100]
[DE VETULA]
Tacta places, [audita places; si non videare,
Tota places: neutro, si videare, places.]
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[A DOÑA ELENA]
Tocada y oída agradas;
no vista, toda eres buena:
en viéndote, dona Elena,
de entrambas suertes enfadas.
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0# 2 #
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 5. B. GRACIÁN: Agudeza y arte de ingenio, discurso XXVI, ed. G. Correa,
Madrid, Castalia, 1987, vol. I, págs. 254-265.

Laberintos, retruécanos, emblemas,

Helada y laboriosa nadería,

Fue para este jesuita la poesía,

Reducida por él a estratagemas.

No hubo música en su alma; sólo un vano

Herbario de metáforas y argucias

Y la veneración de las astucias

Y el desdén de lo humano y sobrehumano.


No lo movió la antigua voz de Hornero

Ni esa, de plata y luna, de Virgilio;

No vio al fatal Edipo en el exilio

Ni a Cristo que se muere en un madero.

A las claras estrellas orientales

Que palidecen en la vasta aurora

Apodó con palabra pecadora

«Gallinas de los campos celestiales".

Tan ignorante del amor divino

Como del otro que en las bocas arde,

Lo sorprendió la Pálida una tarde

Leyendo las estrofas del Marino.

Su destino ulterior no está en la historia;

Librado a las mudanzas de la impura

Tumba el polvo que ayer fue su figura,

El alma de Gradan entró en la gloria.

¿Qué habrá sentido al contemplar de frente

Los Arquetipos y los Esplendores?

Quizá lloró y se dijo: Vanamente

Busqué alimento en sombras v en errores.


¿Qué sucedió cuando el inexorable

Sol de Dios, La Verdad, mostró su fuego?

Quizá la luz de Dios lo dejó ciego

En mitad de la gloria interminable.

Sé de otra conclusión. Dado a sus temas

Minúsculos, Gracián no vio la gloria

Y sigue resolviendo en la memoria

Laberintos, retruécanos y emblemas.

0& 2 &
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 6. J. DE IRIARTE: Epigramas profanos XXX, LXXXV, CCLVII, CCLXVI,
CCCLXV y CDVIII (en latín y castellano); Epigramas castellanos, III, Poesía del siglo XVIII,
Madrid, Castalia, 1989, págs. 79-81. Ed. J. R. Polt.
XXX

Cur homo nudus et investís creatus fuerit

Caetera viventium proprio vestivit amictu

corpora; nudum hominem jussit at esse Deus, scilicet ut vario quoniam mutabilis usu est

ad libitum vestes induat ille suum.

Previendo Dios lo mudable

del hombre en trajes, a él solo

crio desnudo, dejando

se vistiese allá a su antojo.

LXXXV

De primi hominis primaeque feminae formatione

Primus in orbe luto vir factus, femina prima

osse fuit; fragilis plus tamen ipsa viro est.


Al barro el hombre su ser

debió, y la mujer al hueso;

más que el hombre con todo eso

salió frágil la mujer.

CCLVII

De brevi pontificio ad carnis usum per alíquot dies Quadragesimae concesso in summa
carnium penuria

Est nova quae carnes permittit bulla comesse:

altera quae carnes imperet esse deest.

Ya tenemos una bula

que comer carne concede;

así tuviéramos otra

que mandara que la hubiese.

CCLXVI Epigrammatis dotes

Sese ostendat apem, si vult epigramma placere:

insit ei brevitas, mel, et acumen apis.

A la abeja semejante,

para que cause placer,

el epigrama ha de ser:

pequeño, dulce y punzante.

CCCLXV

Ad formosam blandamque Cynthiam

Te Paris aut Adam vidisset, Cynthia, pomum sumeret hic a te, traderet ille tibi.

Si Paris o Adán te viese,

Cintia, tan bella y humana,


la manzana aquél te diera,

éste de ti la tomara.

CDVIII

De die Parasceves, quo Matriti campanarum et curruum usus interdicitur

Aera, rotaeque silent, tota urbs placidissima, solum

cum moritur Christus vivere in urbe licet.

Campanas callan y coches,

todo está quieto en Madrid;

que sólo hoy que muere Cristo

se puede en Madrid vivir.

III

Sobre las hermosuras, que siempre tiener algún defecto

Mujer hermosa no espero

encontrar sin tacha humana:

Eva tuvo su manzana,

las demás tienen su pero.

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 7. N. FERNÁNDEZ DE MORATÍN: «Epigramas», I-X (no hay más), BAE, II,
pág.14 y «Sonetos», III sobre Hero y Leandro, ibidem, págs. 15.

I. Filena devota.

De imposibles Santa Rita

Es abogada, y Filena

Con devoción muy contrita

Reza á la santa bendita.

A fin de que la haga buena.


II. Corrección oportuna.

Anda, que con un indiano

Se casa Marica Pérez;

Pero es indiano que va,

Que no es indiano que viene.

III. Laudable templanza.

Ayer convidé á Torcuato:

Comió sopas y puchero,

Medias pierna de Camero,

Dos gazapillos y un pato.

Doile vino y respondió:

Tomadlo por vuestra vida,

Que hasta mitad de comida

No acostumbro a beber yo.

IV. Saber sin estudiar.

Admiróse un portugués

De ver que en su tierna infancia

Todos los niños de Francia

Supiesen hablar francés:

Arte diabólica es,

Dijo, torciendo el mostacho,

Que para hablar en gabacho

Un fidalgo en Portugal

Llega á viejo, y lo habla mal;

Y aquí lo parla un muchacho.


V. Reflexión moral.

La calavera de un burro

miraba el doctor Pandolfo,

Y enternecido esclamaba:

¡Válgame Dios, lo que somos!

VI. La lengua patria.

Pregúntasme, ya lo veo,

Camilo por qué escribí

como el preste de Berceo:

Respondo, porque nací

Entre el mar y el Pirineo.

VII. El gran teatro.

El mundo comedia es,

Y los que ciñen laureles

Hacen primeros papeles…

Y á veces el entremés.

VIII. Dorisa enojada.

Enojada estás, Dorisa,

Y no obstante, tu aflicción

Mas que nunca se divisa:

No te dé el cielo ocasión

Por donde moverte á risa.

IX. De un vizcaíno.

En Madrid un vizcaíno
Admirado se quedó

Cuando pequeñito vio

Tanto muchacho doctrino.

Después de veinte años vino,

Y como ellos se parecen

Mas cuidados le merecen;

Y espantado dijo a dos:

Juras demonias de Dios,

Que estas muchachos no crecen.

X. A una dama.

Me pienso ya el mas feliz

De cuantos fueron y han sido

Pues en suerte me has caído,

Bizarra y bella Beatriz:

Humíllase mi cerviz

De muy buena voluntad,

Y te digo de verdad

Que es mi gusto tan estraño,

Que aunque me has cvaido en año

Has de ser mi eternidad.

III. A Leandro.

Del mas constante amor nave y pirata,

Faluca ardiente, y bergantín amante,

Intrépido, amoroso y arrogante

Boga Leandro en piélagos de plata.


Mas ¡ay! que inquieto el euro se desata:

Gime el ponto con silbo resonante,

Y al viviente batel ya fluctuante

Atrepella, sumerge y arrebata.

Viéndose de la muerte amenazado,

A las ondas con voz entristecida

Así clamaba el jóven desdichado:

Perdonadme (les dijo) ahora en la ida;

Y sofocad mi aliento fatigado

En volviendo de ver á mi querida.

0* 2 *
TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 8. L. FERNÁNDEZ DE MORATÍN: « Epigramas», I- XVII, BAE, II 605-606.

I. Para una estatua de la Farmacia.

A la ciencia de Hipócrates unida,

Dilata los instantes de la vida.

II. Para el sepulcro de Almanzor.

No existe ya, pero dejó el orbe

Tanta memoria de sus altos hechos,

Que podrás admirado conocerle,

Cual si le vieras hoy presente y vivo.

Tal fue, que nunca en sucesión eterna

Darán los siglos adalid segundo,

Que así, venciendo en lides, el temido


Imperio de Ismael acreza y guarde.

III. Para la cortina de un teatro.

Vicios corrige la vivaz Talía

Con risa y canto y mascara engañosa,

Y el nacional adorno que se viste.

Melpómene, la faz majestuosa

Bañada en lloro, al corazón envía

Piedad, terror cuando declama triste.

IV. Para el sepulcro de don Francisco Gregorio de Salas.

En esta veneranda tumba, humilde,

Yace Salicio: el ánima celeste,

Roto el nudo mortal, descansa y goza

Eterno galardón. Vivió en la tierra

Pastor sencillo, de ambición remoto,

A el trato fácil y á la honesta risa,

Y del pudor y la inocencia amigo.

Ni envidia conoció, ni orgullo insano.

Su corazón, como su lengua, puro

Amaba la virtud, amó las selvas,

Dióle su plectro, y de olorosas flores

Guirnalda le ciñó, la que preside

Al canto pastoril, divina Euterpe.


V. Para un retrato del autor remitiéndosele á una señora valenciana.

A la ninfa del Turia ilustre y bella

Mi imagen doy, y el corazón con ella.

VI. A un niño llorando en los brazos de su madre.

(Traducción del inglés.)

Tú, que gimes doliente,

Bañando en lloro de tu madre el seno,

Mientras que todo en tomo es alegrías;

¡Oh! vive á la virtud, niño inocente;

Porque al venir la noche eterna, lleno

Lo dejes todo de dolor vehemente,

Y tú contento rias.

VII. A un escritor desventurado, cuyo libro nadie quiso comprar.

En un cartelón leí,

Que tu obrilla baladí

La vende Navamorcuende.

No ha de decir que la vende,

Sino que la tiene allí.

VIII. Irrevocable destino de un autor silbado.

«Cayó á silbidos mi Filomena.

-Solemne tunda llevaste ayer.

-Cuando se imprima, verán que es buena.

-¿Y qué cristiano la ha de leer?»


IX. A Lesbia, modista.

Lesbia, tú que á las bonitas

Añadir adornos puedes,

Como á todas las escedes,

De ninguno necesitas.

X. A la misma, de otro modo.

En la gala y compostura

Que á nuestras jóvenes das,

Lesbia, tu invención se apura;

Si las dieras tu hermosura,

nunca te pidieran más.

XI. A la misma, de otro modo.

Cuando á nuestras damas bellas

Adorna tu docto afán,

Venus y el Amor te dan

Mas que te debieron ellas.

XII. A un comerciante que puso en su casa una estatua de Mercurio.

Si al decorar tus salones,

Fanio, á Mercurio prefieres,

Tienes a fe mil razones;

Que es dios de los mercaderes,

Y también de los ladrones.


XIII. A Gerencia.

Pobre Geroncio, á mi ver

Tu locura es singular;

¿Quién te mete a censurar

Lo que no sabes leer?

XIV. A Podando, autor de una obra en que le ayudaban varios amigos.

Pedancio, á los botarates

Que te ayudan en tus obras

No los mimes ni los trates;

Tú te bastas y te sobras

Para escribir disparates.

XV. Al mismo.

Tu crítica majadera

De los dramas que escribí, Pedancio, poco me altera,

Mas pesadumbre tuviera

Si te gustaran á tí.

XVI. A un mal bicho.

¿Veis esa repugnante criatura,

Chato, pelón, sin dientes, estevado,

Gangoso, y sucio, y tuerto, y jorobado?

Pues lo mejor que tiene es la figura.

XVII. A una señorita francesa.

La bella que prendó con gracioso reir


Mi tierno corazón, alterando su paz,

Enemiga de amor, inconstante, fugaz,

Me inspira una pasión que no quiere sentir.

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 9. J. A. GOYTISOLO: «Marcial entre el amor y la miseria», El rey mendigo,
1981.
MARCIAL ENTRE EL AMOR Y LA MISERIA

No: no puedes irte. Debes terminar

los escritos que tienes empezados

y has de quedarte aún. Tú sabes bien

cómo ahuyentar las sombras con esa lamparita

que ilumina de noche los papiros

del libro en que trabajas. Emplea si es preciso

los trucos que conoces: sahumerios

y filtros y oraciones

y que el vino no falte; o adopta tu papel

de viejíto capaz de dar amor

pues quieres oh hijoputa te lo devuelvan

centuplicado para así ir colmando

tu vanidad. Pero no te descuides:

pronto no encontrarás quien quiera desvestirte

ni traerte más tinta o más aceite

ni compartir contigo las cenas y el desvelo

ni charlar de la vida o leerte unos versos

ni ayudarte a dormir antes que llegue el alba.


No: no debes marcharte porque aún

no te llegó el momento que anuncia la catástrofe;

ese final de zorro gastado y solitario

que merodea ciego entre los pajonales

quemados del verano en busca de un lugar

donde tenderse ya.

Entre amor y miseria has perpetuado aquí tu paso con palabras

tal huella de una mano rupestre en rojo oscuro

pero puedes ahora hacer sentir pasión

a una muchacha que tal vez te lea

muchos siglos después de que hayas muerto.

Aunque andes renqueando te ayudará a seguir

toda la envidia cárdena del gran anfiteatro:

los cientos de miradas que acuchillan

tu toga entre las otras y desean

hablar de ti en pasado. Pero aún

hay veneno y jazmín en tu tinta: y ni la muerte

les va a librar de tu arte despiadado y purísimo.

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 10. E. BADOSA: Epigramas confidenciales, Barcelona, 1989, I, 20; I, 29; I, 48; II,
1; II,27; II,40; III, 3; III, 6; III, 19; III, 25; III, 26; III, 31; III, 35 y III, 45.
XX

TE examinaste de poeta lírico,

y le salió muy bien. Sumiría cum laude.

La pena es que se tenga que hacer públieo


que formabas tú solo el tribunal.

XXIX

¿POR qué me pides epigramas «X»,

si te basta tan sólo recordar

cualquiera de tus noches compartidas,

o puede que mejor las solitarias?

XLVIII

SABES mi voluntad de liberal,

y me pides que ingrese en tu partido.

Yo tan, tan liberal deseo ser

que ni a un partido liberal me apunto.

XXVII

NADA conseguirás con tanto grito,

con esta autoridad desaforada,

tú, dueño y monseñor de sus deseos.

Deja que goce el poco tiempo libre,

que se sienta feliz sin ataduras.

Te lo pide con ojos de alegría

el peno al que no sabes ladrar bien.

TÚ me reprochas que de poeta lírico,

desciendo a ser poeta epigramático.


Repróchate a ti mismo porque piensas

que el epigrama es género menor.

Es género menor quien mal escribé.

Quien lee mal es género menor.

XL

DE moda está decir que la Gastronomía

también es una forma de cultura.

Nos lo recuerdas tú, sabio en forraje,

que pasas del pesebre a los manteles

sin querer degustar las bibliotecas.

III

POR ser tan sumamente inteligente,

te crees posesor de la verdad.

Pero hay un silogismo más bien fácil

del que nunca hallarás la conclusión:

puesto que la verdad nos hace libres

y un buen maestro enseña la verdad,

Libres ha de querer a sus discípulos.

VI

TU violín pedigüeño desafina

y deseo que lo hagas a propósito.

¡Que además de tener que mendigar,

encima nos tuvieras que dar gusto!

Papel moneda aplauda tu concierto.

XIX
SÉ que te ofende la descortesía

de mi puntualidad nada española.

Yo te beso la mano y me despido,

pues a vivir no quiero llegar tarde.

XXV

SI el vino te gustara, como dices,

no lo trasegarías con tal prisa

al deforme barril que te conforma,

ni lo derramarías sin pudor

en tu conversación monologante.

Menos aún dejaras desbravarlo

en la botella rota de tus libros.

XXVI

VOSOTROS conseguís fama y dinero

con toda licitud. Yo no lo envidio.

Sin embargo, os releen pocas veces.

A nosotros nos saben de memoria.

XXXI

TE pasaste la vida simulando

mucha menos edad y más belleza.

Ahora, calavera sin afeites,

nos revelas al fin la edad que. gozas

y cuáles fueron siempre tus facciones.

Ni a ti te lo podrías ocultar.

XXXV
TE muestras tan glotón de vanidades

que por leer tu nombre entre mis sátiras,

se que me contarías tu defecto más íntimo.

Pero te quedarás sin epitafio

en la muerte civil de mi silencio.

Y además tu defecto lo conozco.

XLV

BIEN sé que a mi prudente epigramario

gran caso no le hará ningún gran público,

ni aunque la telecracia lo divulgue.

Imágenes son aire y van al aire,

y las palabras ya ni al aire van.

Por hedonismo escribo lo que puedo.

Tal vez también por suave masoquismo.

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TRADICIÓN CLÁSICA Y LITERATURA ESPAÑOLA Módulo 3. Marcial en la literatura española
DOCUMENTO 11. A. DÁVILA: Catulinarias, Madrid, Hiperión, 1998: VII, XIII, XIX, XXI.
VIII

Paseas por la ciudad con tus amigas,

casadas, ajadas, otoñales

(un pastel de maquillaje en la cara);

las llevas al cine y a las fiestas,

y, al día siguiente,

a compartir chismes en el bar.

Admiro tu destreza, Filídula,

las tienes bien escogidas y amaestradas,


y todas reconocen la primacía de tu imperio.

Incluso

pagas a un sirviente deforme

para que te acompañe

cuando vas de compras

(el chofer espera en el auto)

al Bazar del Sábado:

sólo así, Filídula, eres bella;

sólo así, Filídula, eres joven.

XIII

Me preguntas. Flaco,

qué tipo de mujer me gusta.

Preséntame a una,

que no sea ni muy rápida

para el amor, ni muy lenta,

y en su caso,

en la cama muy loca, en la casa muy cuerda

(Juan Ruiz dixit).

La mujer color canela

que se acueste entre indolentes velas

y ame el refinamiento en el amor:

"peu a peu, mais souvent"

como quiere el francés.

El punto medio. Flaco,

el punto medio:
para que no me acusen de faquir del amor

ni me tachen de glotón.

XIX

Te robé un poema. Ornar,

que tú te habías robado.

"Impugnat plagiario pudorem..."

gritan mis enemigos

y me quieren cobrar el copyright.

Te recuerdo, amigo mío, el viejo refrán:

Ladrón que roba a ladrón

cien poemas de perdón.

Te pido, también, una disculpa

aunque sé que no te molestará mi fechoría;

— y a tu padre (Ezra)

tampoco le hubiera molestado.

XXI

Me preguntas qué es lo que gano en el exilio, Leonardo, qué es lo que gano.

Podría hablar

de las bibliotecas amaestradas

donde se encuentran todos los libros del mundo;

o de los pastos civilizados

donde las parejas se tienden en el verano

y celebran el amor hasta el amanecer

escuchando los mejores conciertos de rock;

o de las food-orgies,
donde los hombres se visten de mujeres

y las mujeres se pintan los senos de colores

y juntos se entregan al placer;

o de las whipped-cream parties,

en que las mujeres se embarran

de chocolate y de crema batida

para que las lama el rebaño de los hombres;

etcétera, etcétera, etcétera...

Pero no,

lo mejor del exilio es no verte, Leonardo,

eso es lo mejor, no verte,

eso es lo que gano.

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