Sistemas de riego
Sistemas de riego
Actualmente son tres los métodos utilizados para aplicar el agua en el suelo: riego por
superficie, riego por aspersión y riego localizado. A su vez, dentro de cada uno de
ellos existen varios tipos de sistemas o variantes, cuya elección se realizará teniendo
en cuenta aspectos más particulares, propios de la zona, el cultivo, costumbres, etc.
Dada la gran variedad de sistemas diferentes dentro de la aplicación del agua por
gravedad (por desbordamiento, por fajas, por surcos, método californiano, a manta) el
riego por superficie puede aplicarse casi a la totalidad de los cultivos, tanto anuales
como leñosos, sembrados en línea (algodón, maíz, etc.) ,en marco amplio (frutales) u
ocupando la totalidad de la superficie del suelo (alfalfa, por ejemplo).
Por otra parte este método es el que utiliza el agua de forma menos eficiente. Aunque
parece ser que los consumos de agua con ese método solamente son excesivos
cuando todos los factores que lo producen, tanto pérdidas en las cabeceras, como por
precolación profunda, como por escorrentía en las colas, se acumulan negativamente.
Sin embargo se puede adoptar medidas para disminuir estos consumos:
d) Suministrar el agua desde una red enteramente enterrada, como es el caso del
denominado sistema “californiano, y el del llamado riego “por cable” con tubería
subterránea.
2. Para evitar el exceso de consumo que se produce debido a que, para lograr una
infiltración suficiente en la cola de la parcela, se debe prolongar el riego durante algún
tiempo después de que el agua llegue hasta el final, lo cual origina pérdidas, tanto en
su cabecera, por exceso de riego, como en su cola, por escorrentía hacia los
desagües, podemos actuar de dos maneras:
- El riego “por cable” que utiliza tubería con orificios de apertura y cierre
progresivo mediante un émbolo interno movido por un cable.
b) Nivelando bien la parcela: cuanto más irregular sea su topografía tanto mayor
habrá de ser el volumen de agua aportado.
Dependiendo del tipo de sistema que se implante puede hacer falta una
gran inversión inicial y de mantenimiento, además del alto coste
energético que supone el funcionamiento de la instalación, al necesitar
importantes sistemas de bombeo para dotar a la red de tuberías de la
presión adecuada.
El viento es un factor que puede dificultar el reparto uniforme del agua,
disminuyendo la uniformidad de aplicación y la eficiencia del sistema de
riego.
Aumenta el riesgo de desarrollo de enfermedades al humedecerse la
parte aérea del cultivo.
Algunos cultivos pueden sufrir quemaduras en las hojas dependiendo de
su sensibilidad y de la calidad del agua de riego, puesto que al evaporarse
las sales pueden quedar concentradas en exceso.
RIEGO LOCALIZADO