Sucio y Sumiso [Ereri] Fanfic
Sucio y Sumiso [Ereri] Fanfic
Sucio y Sumiso [Ereri] Fanfic
Uno nunca termina de conocerse, se dijo un día Eren, especialmente luego de que
llegara el primo de su amiga y le revolucionara todo aquello que conocía como
normal. Mientras más retorcido, más adictivo...
Ereri/Shortfic/Fetiches/Trans/Perversiones/R18/Mención de EreMika/JeanKasa.-
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Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Historia nueva, tres capítulos (pueden
ser cuatro pero está pensado para tres), se actualiza todos los lunes. Why, Lunita?
Porque puedo y porque quiero. Un Ereri sí, pero con un olor muy fuerte a Riren.
Tengo varias cosas para decir de esta historia: 1) tendrá sorpresas que no voy a
decir, de manera que si hay cosas inesperadas que no han sido advertidas lo
siento, si no les gustan las sorpresas a medio camino NO LEAN, 2) esto es para
leer relajados, sin emitir juicios al respecto, hay gente rara con gustos muy
extravagantes, de eso va el cuento, si en algún punto sienten que es demasiado o
les da asco... PUES NO LEAN, MIJOS. No me enojaré si abandonan la historia a
medio camino, pero si me va a molestar si hay comentarios ofensivos. Aquí nadie
tiene la culpa de nada, solo son fantasías y deseos que cierta persona ni sabe que
tenía y que otra cierta persona ni sabe que puede cumplir y disfrutar de
cumplirlas.
Este primer capítulo lo publicaré aquí en Wattpad, los siguientes ya no, pero
pondré un link en algún comentario para que puedan leer sin problemas en las
otras pltaformas: AO3 y Fanfiction, no quiero que me pateen el culo aquí de nuevo,
porque esto estará super explícito.
Primer capítulo tranqui, luego se pondrá muy, muy intenso, muy subido de tono,
muy todo, si no leyeron esta explicación: jódanse. La historia va como se me da la
gana. A los que se animen y lo disfruten: bravo por ustedes, mis amores! Eso es
todo, hasta el próximo lunes.
"A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía,
las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear".
Marcel Proust
Lo cierto es que se me confesó un par de veces, como seis o siete. Fui muy claro,
sin ser hiriente porque la quiero muchísimo y me importa demasiado como para
verla sufrir, pero en ese momento no estaba preparado para algo serio, o algo poco
serio, simplemente estaba en otra. Afortunadamente ella fue madura y aceptó que
amistad era lo máximo que podía ofrecerle. Claro que tuvimos que distanciarnos
un tiempo hasta que ella pudo aclarar sus sentimientos. Con el tiempo volvimos a
ser los de antes o eso creí.
Ahora las cosas han cambiado, sigo sin poder tener tiempo suficiente como para
dedicarle a una relación, no soy una persona detallista o romántica de manera
que mis relaciones han sido todas esporádicas y más basadas en el ánimo de
descargar la lívido, digámonos en términos más simples: sexo casual. O no tan
casual porque no es que me tire a cualquiera que se me cruce, mínimo tiene que
haber una interacción de palabras, sentir esa química y estar seguro que la chica
entenderá que no busco ponerme de novio. Las mentiras no van conmigo, prefiero
que algo no se dé a prometer cosas que no voy a poder cumplir.
El dilema es el siguiente, me gusta Mikasa, tal vez ya empecé -por fin- a madurar y
tengo ganas de sentar cabeza, que va, quiero abrazar a alguien, tener intimidad de
una manera que conecte más lo emocional, quiero probar eso, además que ella
tiene un cuerpazo y no es un dato menor. Estoy empezando a sentir mucha
atracción física y al parecer ella no ha olvidado del todo el pasado. Coqueteamos,
es evidente, aunque por lo general soy yo el que corta el rollo cuando siento que
está a un paso de salirse de la raya, ¿por qué? Realmente no estoy seguro, ese es
el gran problema. Nos gustamos, es obvio, pero no sé si esté al nivel de poder
mantener una relación estable, carajo la conozco desde hace más de quince años
y no me apetece tirar por la borda todo lo que hemos construido, somos casi
familia hablando de una manera espiritual. No quiero perderle, es una parte
importante de mi vida, es a quién acudo cuando estoy perdido, a la que puedo
escribirle a las cuatro de la mañana para preguntarle como deshacerme de las
hormigas de mi cocina, con quien debatimos sobre política, a quien a veces le
presto mi tarjeta de crédito y quien saldría de garante si lo necesito. Entonces, no
es como si fuera a arriesgar todo eso por probar un par de revolcones para darme
cuenta que no es lo que quiero, o al revés, tal vez ella se dé cuenta que no soy lo
que había idealizado tanto, porque eso derivará en que se termine todo.
Y no, no quiero. Pero es inevitable, me he masturbado pensando en su perfume, en
como viste a veces, en sus pechos abundantes o en esas coquetas tangas cuyos
bordes se le ven si se agacha a recoger algo y el pantalón es holgado. Ella está
acostumbrada a tirarse encima mío cuando estamos en su sofá mirando alguna
película, porque hay confianza y a mí nunca me perturbó, hasta ahora. Estoy
seguro que si se lo digo ella querrá que probemos y tengo miedo, miedo de
perderla. Así que me he venido aguantando todo esto más o menos bien hasta el
viernes pasado, que salimos con algunos amigos en común a un antro y ella bebió
demás. Como caballero que soy la acompañé a su departamento y allí las cosas
casi pasan de claro a oscuro cuando se desnudó delante mío. Hubo besos y
algunos roces calientes y aún me pregunto cómo fue que tuve la voluntad para
dejarla en su cama y volverme a mi casa sin cogérmela como desquiciado. Es un
misterio, pero a la vez me enorgullece haber tenido el temple de evitarlo, porque
después no sé cómo hubieran quedado las cosas.
Mikasa tiene un primo, me lo ha nombrado una que otra vez en el pasado pero lo
cierto es que nunca le presté mucha atención. Su familia es pequeña, sus padres
no tienen otros parientes vivos, excepto por su madre pero esos parientes están en
Japón y se han visitado una o dos veces cuando ella era niña, nada relevante.
Fuera de eso tiene esta tía que vive en el sur, como a tres mil kilómetros de nuestra
ciudad. Ellos nunca vinieron así que nunca llegué a conocerlos, pero sé de un par
de veces que ellos se fueron a pasar sus vacaciones para allá. ¿A qué viene tanto
parloteo? Bueno, resulta que esta tía tiene un hijo que le lleva un par de años, se
llama Levi -estos últimos días me repitió el nombre hasta el cansancio-, que
acaba de recibirse y no encontraba trabajo allá, al parecer viven en una especie de
pueblo rural.
—No será algo fijo —Me ha dicho ella como si me debiera explicaciones mientras
comemos chop-suey que hemos pedido de nuestro negocio chino favorito—. Es
una situación temporal. Levi es un buen chico, al menos lo que recuerdo de él.
—Veintiocho.
—Hace como cinco o seis años. Como te digo, es una persona ordenada,
tranquila, no sale, ni bebe, ni tiene vicios, es mi familia y quiero colaborar.
—No.
Nunca estuve más preocupado por ella como ahora. ¿Me siento celoso? Tal vez,
Mikasa no es una persona que deje entrar a cualquiera en su vida y no voy a
negarlo, me molesta ligeramente que hable tan bien de alguien que se ha cruzado
dos o tres veces en su vida por un par de días de vacaciones. Mi instinto protector
se activa de inmediato, será mejor que siga esta situación de cerca, no vaya a ser
un pervertido o un loco, o una persona con problemas mentales, o tal vez no tan
extremo como eso, tal vez se drogue o sea un delincuente, quien sabe.
¿Por qué se preocupa tanto por él? No lo he visto ni siquiera en foto y ya lo estoy
aborreciendo.
—Claro, si todo sale bien podría llevarlo a conocer un poco la ciudad y eso.
Me dijo que vendría en unos dos meses, dos meses que pasaron más rápido de lo
esperado para mi infortunio. Estaba que caminaba por las paredes, tenía un
examen importante muy cerca y no podía ni siquiera concentrarme. La acompañé
a la terminal de ómnibus, mi padre nos prestó el auto ya que él venía con cierto
equipaje pesado para instalarse, ¡qué bien! Iba a tener que acarrear trastos
ajenos, pero disimulaba mi creciente mal humor con una charla banal sobre las
últimas series en Netflix. Finalmente llegó el primo de mi amiga y casi me caigo en
mis cuartos traseros porque, joder, era bastante diferente de la imagen mental que
me había hecho. No me había preocupado de buscar su perfil en Facebook o
Instagram, porque debido a mis conocimientos en informática probablemente lo
hubiera stalkeado y le hubiera tumbado todo, Mikasa se habría enterado y habría
tenido un gran problema, mejor mantenerme al margen.
Era increíblemente bajo, más que Mikasa -aunque ella tiene la altura perfecta-,
delgado, pálido, con un rostro increíblemente juvenil -visto de espaldas pasaría
por un adolescente sin dudas-, bastante inexpresivo, con ese aura de tranquilidad
que emanan las personas asiáticas -definitivamente tenía sangre japonesa o algo
como eso porque sus cejas eran finas y sus ojos algo rasgados-, nos saludó con
mucha formalidad, mi amiga hizo el amague de abrazarlo pero terminó con un
sutil beso en la mejilla, a mí me dio un fuerte apretón de manos. Los tres
cargamos con las maletas que no eran tantas y nos dirigimos al auto. De camino
pasamos por un supermercado y se encargó de llenar un carrito con diligencia.
—Levi, no hace falta comprar tantos víveres, hay suficiente en casa —dijo mi
amiga.
Una vez que los dejé me fui a estudiar siempre pidiéndole a Mikasa que me
informara si todo marchaba bien o necesitaba algo. Quedamos en almorzar al día
siguiente, sin embargo a la noche ella me escribió para pedirme ayuda con la
computadora de su primo, ninguno de los dos es amigo de la tecnología y la madre
de Levi le había comprado una portátil para que utilizara pero era la primera vez
del hombre teniendo uno de esos aparatos. Mikasa tampoco es paciente en
general para explicar las cosas y yo ya tenía experiencia porque había dado un par
de asesorías con gente de la tercera edad y de paso me ganaba unos dólares,
también de vez en cuando aceptaba trabajos para reparación o mantenimiento de
redes, después de todo es mi ámbito, así que e dije que contara con mi ayuda.
Al otro día me aparecí un poco más temprano para ver la computadora del primo
pero ella estaba sola en la casa. Me indicó que Levi había salido a correr, al
parecer era una persona de buenas costumbres y luego de pedir las indicaciones
adecuadas se había ido al parque que queda a poca distancia del edificio para
realizar su rutina. Me sorprendió lo rápido que se había instalado y lo pulcro de su
habitación -la observé desde afuera-. Su portátil había quedado sobre la mesa y
decidí echar un vistazo. No tenía el paquete Microsoft Office instalado y
evidentemente nunca la había usado para nada, el historial de búsquedas estaba
vacío y no había ni archivos, ni programas de ningún tipo, estaba virgen, como
diríamos en la jerga de mi profesión. Yo había llevado mi notebook y un par de
pendrives con los drivers que normalmente me piden instalar, pero preferí
esperarlo y explicarle la función de cada uno.
Nos saludó de manera seca, sin dudas es su manera de ser, calzaba una pantalón
deportivo negro algo ajustado a sus caderas estrechas y lindo culo; si, puedo
apreciar la anatomía masculina ajena y elogiarla, no tengo problemas con eso,
una sudadera de igual color y una remera de algodón blanco debajo. Aunque se
notaba que tenía el cabello algo húmedo -verán, tiene una especie de corte muy
extraño, como un rapado debajo de unos mechones largos y lacios arriba, ¿acaso
viene del ejército?-, sin embargo ni siquiera estaba rojo o agitado. Tal vez solo
había caminado un poco y ya, fue lo que pensé, sin embargo se dirigió al lavadero
que está pegado a la cocina para quitarse la sudadera y ponerla en la lavadora.
Aquí es donde comienza mi nuevo dilema. Cuando se quitó la prenda reveló que
no era una remera lo que tenía debajo, sino una musculosa, ya saben, no tenía
mangas y era blanca, ajustada, de algodón, se notaba un poco húmeda por lo que
entonces sí había transpirado. ¿Por qué carajos estaba tan intrigado en si el primo
de mi amiga transpiraba? No lo sé, tampoco sé porque me gusta el helado de
frambuesa, cosas que pasan. Lo cierto es que al levantar los brazos para quitarse
la prenda pude apreciar que este tipo no tenía ni un puto vello en sus axilas.
...
Volví los ojos a mi amiga mientras ella me hacía probar la salsa de champignones
y zanahorias que acababa de preparar para el almuerzo, pero algo había hecho clic
en mi cabeza, porque no podía dejar de pensar en su maldita axila pelada. ¿Se
depilaría? Bueno, muchos hombres lo hacen, no era algo taaaan raro.
—¿Cómo la llevas?
—Bien, mas o menos en realidad, solo tendré que echarle ganas hoy a la última
parte, no me llevo muy bien con las integrales. Ponle un poco más de salsa de
soja.
Quedé intrigado, por una puta axila depilada de un tipo que ni conozco, ¿qué tan
raro suena eso?
Cuando Levi salió de bañarse ya estaba listo el almuerzo, de manera que comimos
y luego me encargué de su máquina. Mikasa tenía clases en la facultad por lo que
se fue y yo me quedé con él enseñándole porqué era importante instalarle tal o
cual programa, se notaba que estaba bastante perdido. Yo tampoco podía
tomarme todo el tiempo del mundo porque tenía que rendir pronto y estudiar era
mi prioridad. Traté de enseñarle lo básico, como usar Chrome eficientemente,
incluso le anoté algunas páginas de bolsas de trabajo que era lo que más le
importaba a él. Se supone que era un profesional, o al menos tenía un título como
profesor de Historia, pero se lleva de la mierda con la tecnología, curioso.
Igual no me importa su vida o cómo carajos entregó trabajos o lo que sea para
recibirse, traté de hacer las cosas rápido. Le expliqué medio a las apuradas como
entrar aquí o allá o buscar cosas, otro día le explicaría mejor, por lo pronto me urge
ir a estudiar. Lo que si me llama la atención es una fragancia que exuda su cuerpo,
no es perfume, parece más bien como... olor a jabón o algo así, seguramente
porque se bañó antes de almorzar y todavía tiene el cabello un poco húmedo. Por
un segundo, fue solo un microsegundo, me pregunté como olería el sudor de Levi.
Creo que me hace falta coger, es a la conclusión que arribé ya una vez en mi
cuarto y después de habérmela jalado una vez. No quiero ni pensar en la clase de
imágenes que usé para esto. NO. Me niego a creer que puedo ser un pervertido,
porque claramente no lo soy, tuve relaciones antes y nunca quise hacer cosas
raras, ni soy fetichista, de hecho hasta miré un par de fotos de tetas y culos de
mujeres hermosas y claramente eso hace que me ponga duro. Falsa alarma, esto
es solo una coincidencia.
—Eren, ¿mañana puedes cuidar a Mateo? —Me pregunta mi hermano con cara de
súplica metiendo su cabeza por la puerta.
—Pídele a papá.
—Lo siento.
—No seas imbécil, es perfecta para ti, sigue demorando y verás como se la lleva
otro.
—Puedes dormir en el sofá —Me escribió, qué linda es, siempre le encuentra una
solución a todo.
Mikasa se quedó conmigo hasta las dos y luego se levantó para irse a su
habitación, me quedé en el sofá del living, bebiendo mi tercera taza de café, con
los auriculares puestos y la música muy baja, siempre que estudio necesito algo
de ruido o me distraigo con cualquier cosa. Me sorprendió la luz en la cocina luego
de otra hora más, oh, era Levi. Mis ojos lo siguieron, los pantalones le quedaban
algo largos, supongo por su estatura y los arrastraba un poco, es un tanto tierno,
creo. Sacó una botella de agua de la heladera y luego pasó delante mío -
ignorándome por completo- y se fue al balcón donde lo ví encender un cigarro.
Con el fuego del encendedor y la luz de refilón de la calle me quedé divagando en
sus facciones. Labios finos, cara de eterna seriedad y esa pequeña protuberancia
respingada y delicada, sí, su nariz. Tiene una diminuta nariz hermosa, demasiado
hermosa para un hombre y creo que ya tomé mucho café porque mis
conclusiones son un jodido desastre.
—¿Todo bien? —dije para romper el hielo y asintió, había olvidado que lo social no
es su fuerte—. ¿Qué tal la ciudad?
—Bien, supongo.
—¿Quieres café?
—No, odio esa bebida.
Tenía una remera holgada que le deja las clavículas expuestas, y las mangas le
colgaban un poco. Tendrá cara de matón, pero esa ropa que le queda un poco
grande lo hace ver... no sé, lindo, creo.
...
Noté que había una sola media blanca, putas medias, a mí siempre se me pierden
cuando lavo la ropa. Tengo la teoría que hay un agujero negro que se chupa
exclusivamente las medias de la gente, solo se lleva una para dejarte con la
incógnita universal de dónde carajos van a parar esas prendas. Cuando regresé
noté que la media blanca estaba tirada a un costado, probablemente Levi metió
rápido la ropa y se le cayó. La tomé entre mi índice y el pulgar y la miré con
atención. Jodidamente pequeña, creo que mi sobrino usa medias más grandes
que eso. Me reí de mi propia idiotez, abrí la puerta de la lavadora para tirarla
adentro pero... por algún extraño motivo la volví a mirar. Parecía seca. ¿No le
sudan los pies a este fulano? Estaba solo, con una puta media en mi mano, una
media de este primo de mi mejor amiga que tiene cara de oler basura todo el día.
¿Y me pueden decir por qué mierda estoy oliendo la media de un tipo?
Puta madre. No huele mal. Hay una muy imperceptible esencia, a sucio
claramente, aunque la media no está manchada ni nada, pero bueno la usó para ir
a correr, ¿no transpira? Y si lo hace lo hace muy poco. ¿Estoy pensando
nuevamente en el sudor de Levi? Suda poco, ¿porque tiene las axilas depiladas?
Ahora, Levi no puede entrar si no le abro desde el portero y la puerta estaba con
llave. Caminé a su habitación, no estaba husmeando, solo tenía un poco de
curiosidad. Olí su almohada, lavanda, el suavizante que usan en el departamento,
mierda. Me sentí como un ladrón, aunque no iba a robar nada. Miré los cajones de
su ropa, solo echaría una mirada rápida. Me detuve antes de tirar de ellos, ¿qué
putas estaba haciendo? No sé, pero el corazón me latía como loco. Tiré del
primero, más medias, todas pulcras, limpias y ordenadas de una manera casi
obsesiva, algunos pañuelos blancos al costado, nada más. Abrí el segundo,
definitivamente esta era su ropa interior, una ropa interior demasiado rara para un
hombre de veintiocho. Al menos para uno normal.
Necesitaba desfogarme, tomé una de esas prendas, una blanca, fijándome muy
bien la posición en la que estaba antes, no podía creer que estuviera por hacer
esto, cerré los ojos y la presioné contra mi rostro, aspiré con fuerza. Joder, aquí si
se sentía su olor, no era tan perceptible como me hubiera gustado, pero aún así se
podía sentir, saqué mi pene y mi mano comenzó a balancearse con fuerza de
arriba a abajo, me estremecí entero. Esto era por lejos la cosa más inmunda que
hice en mi vida pero no podía detenerme, sentía que me consumía en llamas.
Estaba demasiado caliente, tanto que sentí que iba a acabar en cualquier
momento. Aspiré, me la jalé, me la jalé, aspiré, no daba más, en pocos minutos
terminé entre mis dedos de una manera bestial.
Sucio.
Levi llegó cerca de la una de la tarde, me saludó y trajo una gaseosa light. Puso la
mesa y el arroz se me había quemado un poco. Traté de no mostrarme nervioso,
además era completamente imposible que él se enterara de lo que había hecho
en su cuarto, todo estaba tal cual antes, sin embargo me sentía tan malditamente
incómodo estando cerca de él. La culpa me cayó como si fuera dos toneladas de
arena sobre los hombros.
Levi comió de a bocados pequeños, casi no hizo ruido al comer, me enfrentó con
su mirada porque debo haberme quedado tildado en algún momento, mierda.
—Sí. Por cierto, quisiera preguntarte cuánto me cobrarías por ayudarme a armar
un curriculum laboral, aún no manejo muy bien Word.
—¿Cuánto?
—Sí, pero eres el primo de mi mejor amiga, muchas veces vengo aquí a estudiar,
uso el departamento, favor por favor, ¿entiendes?
Era tan incómodo que apenas podía pasar la comida, más aún cuando a mi puto
cerebro de hormiga se le ocurrió que sería una buena idea preguntarse qué tipo de
ropa interior estaría usando ahora. Para colmo de males hacía calor y noté que
había una muy pequeña humedad en las axilas de su camisa blanca. Carajo, me
gustaría oler su camisa justo ahora.
Bravo Eren, creo que me estaba convirtiendo en algún tipo de pervertido. Uno
nunca termina de conocerse supongo.
—¿Pasa algo?
—No, lo siento, suelo colgarme a veces, estoy pensando en mi examen.
Esto era demasiado para mí. Levi lavó los platos, porque yo habría cocinado
supongo, de manera que pasé la escoba rápido y volví a mis estudios, Levi no salió
de su habitación el resto del tiempo, mejor así.
Volví a mi casa antes de las siete y esa noche puse el seguro a mi puerta cuando
todos se fueron a dormir. Me senté frente a mi computadora, con lubricante y
pañuelos descartables a mano, busqué en algunos sitios conocidos. Necesitaba
mujeres, porno hetero, lo normal. Luego de buscar bastante -esa noche estaba
demasiado selectivo-, decidí ir por un vídeo donde una hermosa mujer asiática se
sacaba la ropa con lentitud. Era linda, pero no logré ponerme en ambiente, en
cualquier otra ocasión ya estaría jalándomela con gusto, pero extrañamente solo
sentí aburrimiento.
No soy gay, estoy seguro, no saldría con otro hombre, se me han confesado chicos
antes, lindos chicos, muchísimo más llamativos y sexies que Levi, nunca he
sentido ni siquiera curiosidad y tampoco saldría con él, me da aprehensión de
pensar en Levi queriendo besarme por ejemplo, pero curiosamente puedo
imaginármelo dándome la espalda, en cuatro sobre la cama y meneando su lindo
trasero para mi con esa ropa ridícula para cualquier hombre normal y entonces me
puse caliente al instante. Ni modo, con esa imagen sería.
Miré mi mano manchada de semen por segunda vez en el día por un buen rato,
reflexioné en lo fácil que fue terminar pensando en este enano de mierda que me
vino a joder la perfecta y feliz vida que tenía. Todo era su maldita culpa y ahora
necesitaba conseguir la ropa interior de Levi... corrección, la ropa interior usada y
sudada de él, la conseguiría, a como diera lugar.
AO3: LunaDeAcero7
Wattpad: _LunaDeAcero_
Voltaire
Dos cosas han pasado, una buena y una mala. La buena es que aprobé el examen
con la puntuación máxima, me apasiona lo que estudio y me da satisfacción
destacarme en ese ámbito. ¿La mala? No dejo de pensar en las axilas y el sudor
del primo de Mikasa. Para ser francos no tengo muchas ganas de sentarme a
pensar qué carajos me está pasando con este tema, esperaba que con el correr de
los días me fuera olvidando del asunto, pero esto se está poniendo peor. Con
decirles que acabo de ver en la televisión una publicidad del desodorante Dove y
mientras una bonita chica levantaba su brazo para mostrar su axila perfecta y
blanca mi estúpida y atrofiada imaginación contempló a Levi con sus brazos
levantados y mirándome con una sonrisita seductora.
No es que las sonrisas masculinas no puedan ser así de atractivas, pero en este
caso es solo mi calentura viendo cosas donde no las hay, porque: 1) Levi jamás
haría una expresión así, es más seco que el pan que quedó de ayer y 2) si tuviera
que elegir un hombre para experimentar placer sexual, en un muy muy muy
hipotético caso, ni de chiste elegiría al primo de mi amiga, para el caso no sé,
Jason Momoa, aunque es muy peludo.
Las vaginas me encantan, sin pelos o con algo, yo me divierto en grande cuando
me lo permiten. Me gusta el olor, el sabor, es como mi postre preferido o algo
como eso y estoy seguro que no lo cambiaría jamás por ninguna verga, mucho
menos si es más grande que la mía. Como sea, me he ido por las ramas. Estoy un
poco desconcertado con esto que siento, por lo que he evitado ir al departamento
de Mikasa los últimos días a ver si así me despejo un poco, pero lo cierto es que
hoy he tenido un sueño bastante confuso con un Levi sudado y mostrándome sus
axilas. Joder, no quiero ni pensarlo.
Busqué un atuendo que resaltara mis mejores atributos, un jean negro con
recortes en las piernas, unas converse blancas, una remera blanca con una
imagen de Billie Eilish y la frase "Bad Boy" como uno de sus temas -no me juzguen-
, y una chamarra gris de hilo. Ordené mis cabellos como pude, están un poco
largos la verdad, a veces debo correr mi flequillo a los costados para que no me
tapen los ojos y eso no, porque mis ojos son la mejor arma de seducción que
tengo, lo juro. La mayoría de las chicas me lo dice. Después cuando nos
desnudamos mis atributos son otros, lo que me recuerda que no me vendría mal
un recorte de vellos púbicos y un buen baño, mejor estar listo.
Termino con todos los preámbulos, me perfumo y le pido a papá que me preste su
auto, me mira de reojo y me pide que no beba nada, obvio que no lo haré. A menos
que Mikasa conduzca o de última deje el auto en el estacionamiento de su
edificio. Ya veremos lo que pinta la noche. Le pido a mi mamá una crema
humectante de Natura, me gustan sus productos, de hecho uso varios de ellos, y
lo envuelvo como regalo para mi amiga. Le mando un mensaje a Mika para avisarle
y me responde de inmediato diciéndome que "los", "LOS", pase a buscar en veinte
minutos. Genial, el primo va a venir. Como sea, estaré ocupado con mis cosas.
Los busco a la hora convenida, Mikasa está bellísima como siempre, con un
vestido blanco con flores rojas pequeñas y un saco negro y tacones del mismo
color. Se destaca donde vaya. Levi está vestido muy similar a mí, excepto que no
tiene rotos en sus pantalones, se ha peinado el cabello hacia atrás y sigue con su
cara de jugador profesional de póker, no voy a pensar en qué ropa interior estará
usando, ni en si se habrá depilado sus axilas, hoy quiero ligar una chica y pasarla
bien, o como mínimo solo pasarla bien.
Soy el conductor designado, así que en el bar, luego de saludar a todos los
presentes -son como diez-, el primo de Mika me gana de mano y se sienta al lado
de Nifa, con lo cual yo me siento al frente y Mikasa a mi lado, de inmediato Jean -
un tipo desagradable si me preguntan- se levanta y se sienta al lado de mi amiga.
Todos sabemos que está coladito por ella desde hace rato y ni siquiera es sutil
para demostrarlo, como ya ven. De todas formas Mikasa volverá a rechazarlo
como ha pasado las veinte veces anteriores. Soy un cabrón, me da satisfacción
ver eso, aunque admiro su persistencia a pesar de que sabe que no conseguirá su
atención. Lo admiro o me da pena, aún no me decido, mmm, creo que en realidad
me da risa y luego pena.
Comemos unas papas fritas mientras una banda under canta algún ritmo
tranquilo en la tarima del fondo y me tengo que conformar con mi Coca-cola
porque hay que manejar, a la próxima vendré en taxi. Sasha está radiante,
parlanchina como es contando anécdota tras anécdota de su trabajo como
guarda bosque, haciéndonos reír a todos, la adoro. Le ha gustado mi regalo y ha
recibido muchos otros. Va a ser una buena noche, excepto por Misha que me
quiere dar charla y yo trato de evitarla. Esta muchacha, muy linda por cierto, es
bastante infantil y fastidiosa, no entiende un no por respuesta, suele volverse
pesada, sin embargo no quiero arruinar el clima e intento responder pero con
poco entusiasmo.
Muchas cosas extrañas pasan en ese encuentro, como por ejemplo que Nifa está
super interesada en el enano sin gracia, no sé de qué hablan pero no paran de
mirarse y coquetearse cosa que me pone de malas, es decir, la última vez hasta
nos dimos los teléfonos con ella y ahora soy una especie de hombre invisible.
¿Qué puede tener de interesante ese tipo comparado conmigo? No ha sonreído ni
una sola vez, solo habla y habla de vaya uno a saber qué y ella está ahí pura
sonrisa y coloreos de cachetes. ¡Qué bodrio! Por otra parte Mikasa casi no ha
charlado conmigo, le ha seguido el juego a Jean e incluso han ido un par de veces
a buscar bebidas juntos. ¿Qué más puede salir mal? No puedo ni siquiera beber
una puta cerveza. Solo quiero volverme cuanto antes, podría levantarme e irme,
pero no es justo dejarlos varados aquí, además de seguro Jean quiere llevarlos y
no.
Puta madre. No puedo dejar de echarle miradas para ver si su remera se moja, me
siento como un depravado, ¿qué carajos tiene ese tipo? Al rato volvemos a la
mesa, tanto agite nos despierta la sed y ahí estoy yo con mi agüita mineral
mientras todos se deleitan con cervezas y tragos fuertes. Nifa derrocha sonrisas y
coqueteos con Levi quien no está interesado, pero desinteresado tampoco. Trato
de sacarle algo de charla a Mikasa y Jean se une, no tengo ganas de pelear por lo
cual los tres conversamos tranquilos.
Al cabo de una hora ya hay varios averiados con tanta bebida encima. Le pregunto
a Mikasa si ya quiere volver pero está muy entretenida con un cadena de plata que
cuelga del cuello de Jean, ¿qué rayos está pasando entre esos dos? Mi ego chilla
que solo está buscando hacerme sentir celoso, es probable, tampoco me doy
todo el crédito pero ella ya ha usado esas tácticas en el pasado.
—Mika —Se impone la voz de Levi—. Yo ya regreso, tengo una entrevista mañana
temprano y no quiero desvelarme.
—Oh, pero Eren nos va a llevar, espera un poco, le cantamos el feliz cumpleaños a
Sasha y vamos.
Con cara de perros Levi se sienta y en cierta manera me alegra que no se fuera con
Nifa, menudo egoísta soy, si yo no como no quiero que nadie más coma en esa
mesa. Finalmente traen una torta que no tengo idea de donde salió y cantamos el
feliz cumpleaños para Sashita. Comemos un trozo y finalmente podemos volver.
Una vez que los llevo al edificio pido permiso para usar el baño, ya son casi las
cuatro de la mañana y Mikasa me ofrece si quiero quedarme a dormir, la verdad
debería devolverle el auto a mi padre que debe ir a trabajar mañana, aunque
puede usar el transporte público. Casi le digo que mejor no, pero luego pienso que
es una fantástica oportunidad para conseguir alguna prenda usada de ya saben
quién.
—La verdad estoy muerto, creo que será mejor que duerma unas horas y luego me
iré.
Espero una media hora al menos, hasta que estoy absolutamente seguro que no
se escucha ni un solo ruido en el departamento. Me levanto con sigilo, prendo la
linterna del celular y en medias atravieso esa porción del comedor hasta la cocina
y luego al lavadero. Siento que me va a explotar el corazón, si alguien me
encontrara haciendo esto no sabría cómo mierda justificarme, solo espero que
nadie lo haga.
Cerca de las nueve siento ruidos en la cocina, es Mikasa que está preparando el
desayuno. Decido saludar y levantarme de una vez. Quisiera tomar un baño pero
quisiera esperar un poco a ver si puedo conseguir aunque más no fuera sus
medias usadas, ya me siento nervioso de solo pensarlo, pero que me maten si
esto no es lo más excitante que me ha sucedido en mucho tiempo. Justo cuando
está sirviendo las tazas llega Levi.
—No, gracias, tengo que irme rápido, no haré tiempo, solo tomaré un baño y
saldré.
—De acuerdo.
—Oh, yo, bueno... ¿te molesta si me quedo hoy? Necesito relajarme después del
examen del otro día y seguramente hoy estará Zeke con mi sobrino, necesito algo
de tranquilidad —Suelto un bostezo y luego bebo de mi taza.
—Sabes que no, quédate lo que quieras. ¿Podrás preparar el almuerzo para Levi y
para ti?
—Claro, compraré algo de verduras y frutas de paso.
—¡Por favor, haz una ensalada de frutas como el otro día! ¿Sí?
—No, solo tengo curiosidad, digo, siempre lo rechazas, pero anoche... no sé, el
ambiente estaba diferente.
Mikasa se encogió de hombros y comenzó a untar una tostada con queso crema.
—Sí.
—No te molestes.
—No es eso, es solo... ¿él? Digo, tienes muchos pretendientes mejores que ese
asno.
—¡Eren!
—Lo siento, nunca nos hemos llevado bien, es pedante, me molesta que a veces
se cree más de lo que es.
—No digas eso, no es feo para nada. De hecho, siempre lo encontré muy atractivo,
es solo que no me gustaba la forma en que abordaba las cosas y yo... bueno, no
estaba pensando en darle chance a otros. Pero ahora, supongo que podría
intentarlo.
Mi línea de pensamientos se pierde por completo cuando veo pasar a Levi con la
ropa sucia entre sus manos directo al lavadero, mi pierna se mueve de manera
intermitente porque los nervios me asaltan. Él viste un pantalón azul formal y otra
camisa blanca que seguro se ensuciará con su sudor, me remuevo en mi asiento y
Mikasa me mira de reojo, ¿habré echo alguna cara rara?
—No se, tal vez me equivoco —Me confiesa en voz baja para que no nos
escuche—, pero me da la impresión que no hay muy buena vibra entre ustedes.
Dijiste que lo intentarías. Por favor, conversa un poco con él hoy cuando
almuercen, es muy buena gente, yo no puedo compartir mucho tiempo con él ya
que estamos a final del trimestre y no quiero que se sienta solo. Hay muchas
cosas que no sabes de él, pero ha sufrido mucho y quiero que se sienta a gusto
aquí.
—Gracias, cariño.
A veces nos decimos cosas así, lindas, como si fuéramos una pareja, supongo que
son todos los años que llevamos de conocernos, la confianza. Levi nos saluda,
toma unas carpetas y se va. Al poco rato Mikasa prepara sus cosas y hace lo
mismo. Me pongo a limpiar un poco, tengo unas prendas aquí por lo que iré a
bañarme cuando termine. Prendo el celular y leo los mensajes de mi padre que
está molesto. Debo volver por la tarde y pedirle disculpas por quedarme con el
auto.
Una vez que Mikasa se va y arreglo el comedor me voy como flecha al lavarropas,
la llave queda encima de la mesa, la puerta no se abre desde afuera de todas
maneras sin embargo echo llave por las dudas, si alguno regresa deberá llamar
antes y me dará tiempo de arreglarme si es que justo llegan a interrumpirme.
Mientras camino hacia el objeto de mis deseos siento que se me eriza la piel, este
deseo, estas ganas, me recuerda a mi adolescencia y una noviecita que tenía con
la que nos matábamos a besos en un pasillo cerca de su casa. No, esto está a un
nivel completamente diferente, la piel me arde.
Me arrodillo y abro, joder que no sé por donde empezar. Están sus medias blancas,
su pantalón de gimnasia, una remera blanca también y su ropa interior negra, esa
extraña y calada. Quisiera ir por eso primero pero la verdad... aunque siento el
morbo morderme las entrañas también siento algo de culpa, quiero decir, la ropa
sudada que estuvo en contacto con sus bolas es demasiado, tal vez debería
conformarme con su remera, sí, mejor. Libero mi bragueta y sacó mi pene ya
erecto, la punta brillosa y babeante, agarro la prenda está toda húmeda. Trago
saliva y pierdo la noción de todo. Esto es lo que quería, esto es lo que buscaba. Su
sudor recién recolectado, aprieto la tela contra mi cara e inspiro a más no poder,
esto es completamente diferente a lo de ayer. Casi no hay rastros de desodorante,
es su esencia pura, almizclada, fuerte, deliciosa. Pongo los ojos en blanco
mientras me masturbo con fuerza, aprieto la base de mi pene y siento que la punta
se pone más y más pegajosa. Escupo rápidamente en mi palma para que se
deslice mejor y sigo aspirando como un sabueso, contaminándome con ese
néctar exquisito. Si eso siento con una prenda usada me pregunto cómo se sentirá
lamer de su piel directamente.
CA-RA-JO.
¿Qué le voy a contestar? ¿Qué no? Es más que evidente. Siento que mi rostro está
a un paso de calcinarse y ni siquiera puedo moverme como para, no sé, guardar mi
pene por ejemplo.
—Contéstame de una vez, porque no soy una persona paciente, ¿qué mierda
estás haciendo con mi ropa? ¿Eres alguna clase de pervertido?
Noto que cierra sus puños en una muda y clara amenaza y mi garganta es incapaz
de soltar nada. Le tiro la remera al rostro y salgo corriendo empujándolo en el
proceso, a Dios gracias no hay nadie en el pasillo al salir del departamento y en el
ascensor arreglo mis pantalones mientras siento que la cabeza está por
estallarme. Me hago con la calle en pocos trancos y luego de correr no sé cuánto
tiempo me detengo en una plaza para sentarme en un banco y recuperar el
aliento. Estoy empapado de sudor y no puedo ordenar mis pensamientos. ¡Levi me
vio! ¡EL PUTO PRIMO DE MI MEJOR AMIGA ME ENCONTRÓ CON LAS MANOS EN LA
MASA! ¡Mierda, mierda, mierda!
¿Qué voy a hacer? Estoy jodido, muy, muy jodido, todo por esa puta necesidad de
oler su transpiración, es su culpa, su maldita culpa por mostrarme su axila.
¡Carajo! ¿Estoy loco o qué? ¡¿Qué estoy diciendo por todos los cielos?! Me golpeo
la cabeza y noto que la gente que pasa cerca mio se aleja con cautela, quiero
morirme, tirarme desde un barranco y desaparecer. Bien, debo pensar, debo
encontrar una solución a esto.
No sé cuanto tiempo paso en ese lugar, pero no puedo hacer nada, lo máximo que
se me ocurre es volverme a mi casa y no aparecerme en el departamento de
Mikasa por los siguientes cien meses. Chequeo mis bolsillos, solo para darme
cuenta que mi billetera, mi celular y lo peor, las llaves del auto de mi papá,
quedaron allá. Cierro los ojos y tiro de mis cabellos. Estoy más que muy jodido,
estoy en el puto infierno.
Me lleva otra hora juntar el valor necesario para regresar, pero no tengo opción y no
puedo esperar a que regrese Mikasa y Levi le diga lo que me encontró haciendo.
Mientras camino de vuelta voy pensando en qué puedo decir, tengo que arreglar
esto de alguna manera. Somos personas civilizadas, podemos llegar a un acuerdo
conversando, sí, esto no tiene porqué salirse de sus cabales. Le diré la verdad, no
es como si pudiera mentir de todas maneras, le pediré disculpas, si es necesario
le ofreceré mis ahorros. No tengo mucho pero cuatrocientos dólares debería
comprar su silencio. Él también es hombre, entenderá un poco lo que me sucede,
espero.
—S-soy yo.
—¡Hijo de puta! —Dice con la voz oscurecida y agria mientras agita la navaja—.
¿Con quién te crees que jodes? ¡Pervertido de mierda, te dejaré la cara como el
Joker!
Pierdo fuerza en las piernas, tengo más de un metro ochenta y complexión fuerte
pero no soy violento, de hecho no me gusta meterme en peleas, tal vez de niño lo
hacía, ya no. Además el tipo este está loco, tiene una cuchilla apuntándome al
rostro, lo sabía, tenía pinta de delincuente desde la primera vez que lo vi. Quedo
arrodillado por el miedo por lo que saca su antebrazo y me toma con una fuerza
descomunal comprimiendo mi cuello con una mano, siento que me sofoco y
agarro su muñeca en un intento de que afloje el agarre. ¿Cómo es posible que un
enano como él tenga la fuerza de un puto Kraken?
—Tienes un minuto para explicarme la mierda que vi hace un rato, ¡maldito freaky!
¿Haces eso con la ropa de mi prima, eh, eh? Te voy a bajar todos los dientes, hijo
de puta, te los voy a hacer tragar, ¿ves este puño? El último que se quiso hacer el
listo perdió ocho piezas dentales, pero me voy a conformar con dos tuyas.
—¡Lo siento, lo siento, lo siento, perdón, perdón! —Me doblé sobre mi estómago,
como una puta babosa débil y enclenque, lloré suplicándole que se calmara.
—Ahora con mucho detalle me vas a explicar qué carajos vi en el lavadero hoy, no
te voy a dar más oportunidades, trata de mentirme y te lo juro, volverás a tu casa
con dos dientes menos.
—N-no me filmes, oye, por f-favor —dije hipando y tratando de que no me viera tan
patético, tan.
—¿Eres un depravado?
—¡Lo sé! Lo sé, pero es que yo, no sé, no sé porqué lo hice —Levi desenfundó la
navaja de nuevo y de solo escucharla yo creo que se me fue el alma del cuerpo—.
¡Lo siento, lo siento! E-espera, es-espera —dije levantando la palma de mis
manos—. De acuerdo, OK, yo, no sé me, me gusta o-oler el su-sudor, lo siento, no
lo haré más lo juro, lo juro.
Levi hizo un mohín de asco y se alejó unos pasos, para luego dejar de filmar y
guardar su celular.
—¿Qué? ¡N-no!
—Sï, pero es que, es que tu, t-tu a-axila, tu axila... yo la vi la otra vez, fue un
accidente, lo juro, y luego, no sé, yo me puse extraño de-desde e-entonces.
—Carajo, sí que estás mal del coco. ¿Me estás diciendo que te excitaste por mi
puta axila?
—E-está depilada.
—No lo sé —Me cubrí el rostro con las manos, ya no sabía qué era peor, si la
humillación que estaba pasando o tener que explicar algo para lo que ni yo mismo
tenía explicación—. No dejo de pensar en eso.
—Eres de esos raritos que les gustan las axilas, ¿eh? ¿Un fetichista?
—No, no lo soy.
—Acabas de decir-
—¡No!
—Pero a mí sí.
—Necesito un puto cigarro —dijo Levi y fue a buscar la cajetilla y prendió uno,
luego regresó donde yo estaba, era una piltrafa llorona y desagradable arrinconado
allí.
Dio unas profundas caladas al cigarrillo y luego miró alrededor como buscando
algo.
—¿Qué?
—Pon tu asquerosa mano con la palma arriba, sostén la ceniza. Y no digas nada,
estoy pensando.
Hice como me dijo, ahí me tienen como un perro amaestrado mientras este tipo
deja caer sus cenizas sobre mi palma.
—Bien, supongo que podría darte una paliza y lo dejamos aquí, tal vez eso te
enseñe una lección.
—Muy bien, cerdo, cómete las cenizas —Dicho lo cual dejó la colilla pagada sobre
mi mano también, yo miré los restos del cigarrillo consumido y luego lo miré a él—
. Ahora. Y tal vez, solo tal vez, considere no llamar ya mismo a Mikasa.
Miré mi mano, consideré que no era tan malo lo que me estaba pidiendo, tiré todo
esa porquería dentro de mi boca y de inmediato sentí el sabor asqueroso de las
cenizas mezclándose con mi saliva, automáticamente quise vomitar pero hice un
esfuerzo enorme y lo tragué lo más rápido que pude entre arcadas de asco, la
colilla incluida.
—Ya.
Ahí estaba yo, recibiendo la peor amenaza de mi vida, porque nunca había estado
frente a alguien tan violento como Levi, pero solo podía pensar en que tenía su
sudor muy cerca, que se sentía bien su mano en mi cuello y que el dulce aliento
de su boca recaía sobre la mía. Uno nunca se conoce del todo, créanme, porque si
me hubieran dicho que yo iba a estar completamente excitado mientras me
amenazaban de esa manera, y un hombre para colmo, me hubiera reído una
semana entera.
No sé cuál sería mi expresión, pero Levi dejó de hablar para mirarme la entrepierna
donde una muy notoria erección hacía evidente mi estado. Nuevamente la vena de
su frente se hinchó y le ardieron los ojos en llamas. Estoy muerto. Lleven flores a
mi funeral, por favor. Levanté mis manos para cubrir mi rostro, no quería perder
ningún diente, sin embargo Levi me soltó y se alejó.
—No.
—¡Tú no sientes nada, maldito depravado! Agarra tus cosas y sal ya mismo de
aquí, te doy diez segundos antes de mandarte al hospital, ¡uno!
No llegó a cinco que yo ya estaba bajando las escaleras como alma que lleva el
diablo. Volví a casa, me dí una ducha y me fui a encerrar a mi cuarto. Sentía que
era un fantasma, mi madre fue a preguntarme muy preocupada si yo estaba bien,
le dije que si, que solo cansado. Incluso el idiota de Zeke me fue a ver, solo le dije
que había bebido mucho y por eso los ojos hinchados. Una vez solo lloré de
bronca, me había humillado a mi mismo de la manera más miserable, quería
morirme, no despertarme más. No podía conciliar el sueño pensando en si Levi le
contaría a Mikasa, si le mostraría ese deplorable video. Destruí nuestra valiosa
amistad por una puta paja.
Ya eran más de las doce de la noche cuando recibí un mensaje por whatsapp. Era
el primo de mi amiga, con miedo lo abrí.
"Ven mañana a las cinco, Mikasa no va a estar, más te vale que seas puntual,
cerdo".
"Se lo has dicho?", consulté helado del susto, aunque lo normal hubiera sido que
Mikasa me llamara si algo como eso hubiera sucedido ¿no?
"Aún, no. No vayas a faltar porque lo hago. Ojalá tengas pesadillas, depravado".
No sé qué carajos quería Levi, pero le daría hasta mis bolas en bandeja con tal de
que no dijera nada. Sonreí, aliviado, terriblemente aliviado y al fin pude cerrar los
ojos y dormir.
A pesar de todo espero que lo disfruten. Me sorprendió lo mucho que se rieron con
el capítulo pasado, jaja. ¿Se rerirán con este? Sepan que los amo, hago esto por
pura diversión (los mexicanes dirán que me mamé), para entretenerles en esta
cuarentena y para que que aprendan que siempre hay mundos y universos
diferentes donde existen colores para cada gusto aunque esos gustos sean
extrafalarios. Hasta el próximo lunes, amores!
"Es el deber del alma para ser fiel a sus propios deseos.
Rebecca West
.
Desde que abrí mis ojos en la mañana que no pude pensar en otra cosa que en la
reunión que iba a tener con Levi. ¿Qué me pediría? Estúpido no soy. Bueno, no
tanto, considerando que me pillaron en plena masturbación con ropa sudada,
pero fuera de eso me funcionan muy bien las neuronas para poder anticiparme a
lo que va a venir.
Me doy un baño antes de salir. Me pongo el atuendo más decente que tengo y me
peino de la mejor manera que puedo. Es hora del encuentro con el diablo. Informo
a mi madre que saldré y no sé si me quedaré en casa de Mikasa o de Reiner, un
amigo de la facultad que también vive solo y al que podría ir a pedirle un poco de
asesoramiento, claro que jamás, NUNCA DE LOS NUNCA, confesaré que soy yo el
del problema, puedo decir que es mi hermano, total no lo conoce. Lo siento Zeke,
por todas las veces que me hiciste cuidar a Mateo.
¿Puedo fingir un desmayo? No sé, tal vez eso haga que él no sea tan duro conmigo.
Llego hasta la puerta del departamento más rápido de lo que me hubiera gustado
y tal como el día anterior se abre, es obvio que me estuvo esperando, no decimos
nada, me está observando de manera seria, bueno, él siempre está serio. Hace un
ademán con el brazo para invitarme a pasar. Joder, siento que mis latidos duplican
la velocidad y titubeo antes de ingresar, ¡joder! Voy a entrar y me va a golpear, ¡voy
a entrar y me va a dar un vergazo!
—Ven aquí —Me ordena mientras camina hacia a los sillones del living y se sienta
en el más grande, al medio y cruza las piernas.
Un poco más repuesto voy donde él e intento sentarme en una silla al frente suyo.
No estoy muy seguro así que me siento sobre mis piernas y lo miro desde ahí.
Parece como si estuviera pensando y a la vez destruyéndome con la mirada.
—B-bueno, hi-
Enarca una ceja y saca un cigarro y lo enciende sin dejar de acosarme con su
horrible forma de mirar.
—A ver si lo entiendo, dices que antes de que yo viniera aquí ¿tú no hacías estas
porquerías? —Niego y le da una calada honda a su cigarro—. Pon la mano que no
tengo cenicero, ya sabes, como ayer.
—Solo eso.
—Yo que sé, eres un pervertido, no se puede confiar en gente como tu. Ayer casi te
doy la peor paliza de tu vida y te pusiste duro, ¿eres masoquista acaso?
—No lo sé.
—Quítate la ropa.
Siento que se me baja la presión. ¡Dios mío, perdón por no ir a misa desde mi
comunión, juro que dejaré mis ahorros para la iglesia, pero por favor, sálvame!
Ay, carajo. Solo espero que no me vaya a querer meter alguna cosa por el culo,
porque no, ¡no! Me levanto de nuevo, siento el rostro caliente, de seguro estoy rojo,
maldita sea, me siento tan humillado. Deslizo mi ropa interior, sintiéndome
desfallecer, el tipo está mirándome la entrepierna con total desparpajo. ¿Qué
puede ser peor? Por supuesto, peor sería que tenga una erección como la de estos
momentos. Me quito las medias y vuelvo a sentarme sobre mis piernas.
Levi descruzó las piernas y las volvió a cruzar para el lado contrario, siguió
mirándome de esa forma despectiva mientras terminaba su cigarro, yo me
consumía en los nervios mientras esperaba su veredicto.
—Oh, ¿eso es todo? Pues a mi me daría vergüenza mostrar tan poca cosa —dijo
con esa voz grave y taciturna que lo caracterizaba tanto y a mí me sacó de onda, es
decir ¿qué?—. ¿Te sientes orgulloso de tu miserable pene?
Oigan, tengo suficiente autocrítica y sé que hay hombres mejores dotados, pero el
tamaño nunca fue un problema en ninguna de mis relaciones anteriores,
esporádicas o serias, siendo honesto me sentí ofendido, yo no tengo la culpa que
a este tipejo se lo hayan cogido penes tipo Hulk.
—¿Al promedio según quién? ¿La convención mundial de fanáticos del maní?
Oooowww, ¿tu ego se siente herido porque me pareces lamentable? No me
importa si mi comentario te deprime, tu pene es una mierda.
—Ninguna se ha quejado.
—Has tenido suerte, supongo. Pero no creas que por tener una carita medio linda
el resto de las deficiencias puede ser compensada.
—Yo no teng-
—¿Te pedí que me explicaras algo? —dijo subiendo el tono de voz y me quedé
mudo de inmediato—. Cállate, cerdo, cuando yo te diga que me puedes hablar lo
harás, sino te quedas bien mudo. Tienes un pene de mierda y hay personas que se
conforman con poco para tu suerte, además mírate, podrías rasurarte un poco, oh,
lo había olvidado que te gustan esas inmundicias de los malos olores, ¿cierto?
—No, yo-
—¿Estás sordo o qué? ¿No te acabo de decir que no me hables a menos que yo te
lo permita? —La vena de su frente comenzó a hincharse y decidí por mi propio
bien que sería mejor quedarme callado, ni siquiera me atrevía a mirarlo agaché mi
cabeza y me concentré en el piso.
—Eres una escoria —Tomó una bocanada de humo y me jaló del cabello con
brutalidad hacia arriba para luego echármelo todo en el rostro haciéndome toser—
. Menudo pervertido me he topado, apuesto a que si te diera un calzón usado mío
no podrías resistir las ganas de pajearte incluso delante mío, ¿estoy en lo cierto,
cerdo?
Apreté los dientes sin saber si contestarle o no, porque no me había dicho si podía
hacerlo.
—E-es p-probable.
—Ya veo, entonces ¿estamos de acuerdo en que debería molerte a palos ahora
mismo así escarmientas?
Escupió sobre lo que le quedaba de su cigarro como había echo el día anterior y lo
arrojó en mi mano. Tome una bocanada de aire y me lo tragué. No fumo, no tolero
el olor a cigarrillo, así que imagínense tragarse esa mierda. Pero quería terminar
cuanto antes, no tenía opción a negarme después de todo. Nuevamente sentí
ganas de vomitar pero me las aguante, me salivaba la boca y seguía ese
persistente sabor a cenizas sucias, un asco.
—Parece que no lo estás disfrutando, tendré que darte otra cosa entonces.
Levanta tus brazos y te quedas así.
Se fue y volvió con un rollo de servilletas de papel, arrancó una y la dobló en varias
partes, luego la pasó por mis axilas y sentí algo de cosquillas pero lo resistí. Una
vez que hizo eso me la mostró, estaba un poco húmeda.
Negué con mi cabeza, sintiendo que me iba a poner a vomitar ahí mismo, Levi miró
mi entrepierna que estaba completamente muerta y luego me miró a mí.
—Así que no funciona con tu sudor —Luego arrancó otra servilleta y metió su
mano debajo de su camisa, mostrándome como se limpiaba las axilas con
energía. Sus fantásticas axilas sin pelo, luego me mostró el resultado—. ¿Y ésta?
¿Te la comerías?
Le rogué. Pero él solo sacó su encendedor y me mostró como quemaba ese tesoro
delante de mis narices. Supongo que vio mi rostro decepcionado porque largó un
solo bufido cargado de burla.
—¡Fenómeno! Ni de chiste te daré mi sudor, vigilaré como un águila cada vez que
lave mi ropa, pero tú nunca, nunca más vas a tener acceso a eso. Y por supuesto
aunque muera calcinado en el verano, cada vez que esté aquí mis axilas estarán
bien tapadas. Ow, ¿qué sucede, *mechita? ¿Te has puesto triste?
—V-véndemelo.
—Puedo pagarte por... lo que sea que quieras darme, por favor, pagaré bien.
—No tienes suficiente para pagar lo que yo merezco, así que te puedes ir
olvidando. Sin embargo... si tan desesperado estás —habló con lentitud mientras
se acercaba de nuevo hacia mí con aires de suficiencia, mirándome desde arriba
con soberbia—, ¿estarías dispuesto a hacer cualquier cosa que te pida?
Responde.
Abrí mis ojos sorprendido, ya a esas alturas respiraba agitado y titubé antes de
seguir su orden lo que hizo que me ganara que me zamarreara la cabeza con
rudeza.
—N-no lo sé.
—¡Ugh! Qué aburrido, olvídalo entonces.
—¡No! E... está bien, haré cualquier cosa, ¿me darás tu sudor?
Levi me dedicó una mirada tan fría que con facilidad podría crear icebergs de la
nada.
—Te voy a dar lo que crea que mereces, cerdo. Ahora, abre la boca, ábrela ya o te
arrancaré los malditos pelos de tu cabeza.
Puso su rostro sobre el mío, a una distancia de unos veinte o treinta centímetros y
me observó desde ahí un buen rato mientras yo tragaba la saliva que se me iba
acumulando en la boca. Entonces hizo el sonido que precede a un escupitajo, se
detuvo unos segundos mientas yo lo miraba asustado, pero no cerré mis fauces. Si
tenía que hacer eso para demostrarle lo serio que iba mi pedido, lo haría.
Dejó caer una buena cantidad de su saliva dentro de mi embocadura, pude sentir
lo tibia que estaba y me quedé sin saber si me lo tragaba o qué hacía.
—No lo tragues, saboréalo bien, campeón —Me ordenó con una muy sutil sonrisa
de victoria.
No, no lo era. Pero me gustó, después de todo en un simple beso también hay
intercambio de fluidos, además había alguna especie de cosa divertida en esto
que estábamos haciendo y yo estaba de nuevo super excitado, quise acariciarme
un poco disimuladamente pero no me dejó.
—Te arrancaré todas las uñas si llegas a tocarte, animal. ¿Sigues con eso en la
boca? Muéstrame.
Tenía demasiada saliva acumulada así que casi no puedo enseñárselo sin
babearme en el proceso, hizo un mohín de desagrado y finamente me pidió que
me lo tragara.
—Bueno, ya estoy harto de tu cara de pervertido. Vístete de una vez, ya no quiero
sentir lástima por tu patética verga.
—No, sin ropa interior —Esta vez no demoré tanto en obedecer, dejé mis interiores
a un costado y me vestí con el resto—. Ahora, dobla esa inmundicia que usas de
calzón y déjalo sobre la mesa. Mañana me vas a traer toda tu ropa interior, ¿has
escuchado, cerdo?
—¿Toda?
—No me hagas repetir, trae un cenicero, ¿o quieres tragarte las cenizas de nuevo?
—Tú dijiste que harías cualquier cosa, bueno, me vas a traer todos tus calzones
mugrientos, serán míos a partir de ahora. No usarás nada debajo de cualquier
pantalón que te pongas. Claro que puedes mentirme y hacerlo de todas formas,
de manera que te voy a dar una orden muy específica y más te vale que la
cumplas, o te olvidas para siempre de que sea tan tolerante. A cualquier hora, en
cualquier momento o lugar me vas a mandar una foto de tu pene de mierda y más
te vale que no tengas los interiores puestos, cada vez que te ordene que me lo
muestres tendrás cinco segundos para mandar una foto, si no lo haces mandaré el
vídeo de tu vergüenza... a Jean.
—M-mañana...
—¡No es mi jodido problema! Dijiste cualquier cosa, así que shu, shu, vete de una
vez que me molestas —Dijo mientras sacudía su mano dándome a entender que
quería que me retirara—. Momento, quédate ahí un minuto que acabo de recordar
algo.
Se acercó hasta mi y lo miré intrigado. ¡PLAF! Una sonora bofetada me dio vuelta
la cara mientras me arrancaba un gemido de dolor. Carajo, tendrá la mano
pequeña pero es bien pesada. No llegó a lastimarme, pero con seguridad me dejó
el moflete rojo, lo miré asustado.
—Eso es por haberte pajeado con mi ropa a espaldas mía.
—Eren, ¿qué raro verte un miércoles por la mañana por aquí? ¿No tuviste clases?
—Oh, eso, no, la suspendieron el profe está enfermo, ¿tú no tenías clases?
—Iba a reunirme con Annie pero le surgió algo, vendrá por la tarde, tenemos un
proyecto que presentar para rendir el final de Zoología III.
Ingresé, Levi estaba en la cocina picando algunas verduras y ya de verlo sentí que
se me aflojaban las rodillas.
Me quedé en blanco ante su pregunta, porque ¡vamos! ¿Ella no sabía nada o sí?
Dudé unos segundos y al final me sobrepuse.
Mi móvil sonó con un mensaje, de él: "Manda foto, ya". Tragué saliva y ¿cómo se
supone que lo haría si Mikasa estaba mirándome?
Nada memorable sucedió hasta el almuerzo. Levi había echo unas verduras
gratinadas con salsa blanca y queso. Mikasa eligió una película en Netflix. Ella
estaba sentada en la cabecera, a su derecha su primo y a su izquierda yo, es decir
lo tenía al frente.
Eligió una del Estudio Ghibli, "La chica que saltaba a través del tiempo". La trama
era más o menos interesante pero mi celular vibró en mi bolsillo y no supe si sería
prudente leerlo o no, no me había fijado si Levi había tomado el suyo. Volvió a
vibrar y lo saqué para leerlo, casi se me cae la mandíbula al piso.
"Jálatela, aquí en la mesa y cuando acabes quiero una foto de tu mano con tu
semen".
"Hazlo ahora".
"Tienes diez minutos antes de que mande el vídeo a Jean. Disfrútalo, cerdo".
Me quedé pensando cómo carajos haría tal hazaña, ¡por todos los dioses, Mikasa
estaba a mi lado! Me incliné hacia adelante, tapando con mi remera la parte
frontal de mi pantalón, ¿realmente iba a hacerlo? Pero es que no había forma que
se me pusiera dura en esta situación. Desprendí mi pantalón y metí mi mano
debajo de la remera para sacar a mi pene con el mayor sigilo posible.
—¿Quieren postre? —preguntó Mikasa y yo casi caigo muerto por segunda vez en
ese día.
—Claro, Mika hizo flan de leche condensada —dijo su primo, bastante relajado—.
¿A ti te gusta?
—S-sí.
—N-no, no pu-puedo.
—Carajo.
—Solo porque soy bueno tal vez te ayude, solo un poco, y no te acostumbres.
Levantó su brazo derecho, había una leve aureola de humedad en su remera roja y
yo me quedé mirándolo.
—Hace calor y está bastante húmedo aquí —dijo para luego frotar dos de sus
dedos de la mano contraria contra su axila.
—Sssí.
—¿Levi?
—A mí siempre me gusta con crema —Pude saborear cada una de sus palabras
mientras seguía mirándome con seriedad.
Con esos dedos que seguían masajeando su axila, pescó el borde de la manga de
su remera y comenzó a bajarla. Joder, iba a mostrármela, iba a poder verla, tuve
que aspirar para que la saliva no se me cayera de la boca. Levi hizo una mueca de
asco.
—Apúrate, imbécil.
batí el récord de todas las pajas habidas y por haber, lo juro, aún estaba acabando
cuando Mikasa puso el plato con el flan frente a mí.
—Eren, ¿estás bien? —preguntó Mikasa porque no sé qué cara habré tenido.
—Ya, levántate y presiona la planta del pie sobre el piso, pasará antes.
—Es que has estado muy estresado últimamente, cariño —Trató de reconfortarme
mientras apretaba mi brazo más cercano.
Fue una jodida mierda, pero aproveché de sacar la foto cuando Mikasa
conversaba con su primo sobre historia japonesa relacionada con la película, no
tenía idea de lo que hablaban. Me limpié con la servilleta de papel que tenía a un
costado del plato y con el mayor disimulo guardé mi pene. Luego de un buen rato
Mika fue al baño y recién pude ordenar mi pantalón.
—Ya vete, cerdo —Me ordenó Levi y eso hice, inventé alguna excusa y me largué.
Por la tarde hizo que le mandara con un mensajero en moto un bolso con toda mi
ropa interior. Luego de eso no me contactó en tres días, solo me dijo que ni me
apareciera por el departamento, incluso tuve que rechazar una invitación de Mika
a una noche de cerveza y vídeo juegos, ese hombre es el diablo.
—Mocachino, sin azúcar, extra crema, frío y un cupcake de velvet rojo, ahora.
—Ahora.
—Escucha bien, cerdo, vas a quitarme las medias, porque me hace calor y me
apetece y vas a doblarlas con diligencia y las dejarás encima de tu café,
—¿Podrías, por favor, subir tu pie a mi falda? —Levi enarcó una de sus perfectas
cejas finas, ¿por qué carajo son tan finas?, y me miró mal.
—No —Y volvió su mirada al libro, corrió la siguiente hoja y bebió del mocachino.
—Si vas a suplicar deberás hacerlo mejor —dijo mientras mordía el panecillo y
seguía leyendo.
¡Argh! Este tipo era desquiciante, pero yo era inteligente solo tenía que poner a
andar mis neuronas. Él quería que suplique, de acuerdo, lo haría.
—Sé que no merezco que me ayudes, porque soy un... insignificante gus-
—Claro, porque soy un... completo cerdo pervertido de mierda, pero te lo suplico,
por favor Levi, ¿puedes ayudarme?
—No.
Muy bien, tenía que pensar otra cosa, suplicar no me estaba ayudando y además
la gente que pasaba cerca nuestro me echaba miradas raras, yo estaba muy
estresado y se notaba. Bebí un sorbo de mi vaso y se me ocurrió una brillante idea.
Sin levantar la mirada y hablando en voz baja le confesé una cosa.
—Estabas en mi cama solo con tu ropa interior negra y muy sudado, ah, de solo
recordarlo me hace sentir... caliente.
—Cállate.
Subió uno de sus pies a mi falda y con poca delicadeza lo asentó en uno de mis
muslos, nuestras miradas se encontraron brevemente, estaba cabreado, pero
estoy seguro que no me pegaría en este lugar.
Con el mayor disimulo posible le quité uno de los mocasines que llevaba puestos
y noté que llevaba puestos zoquetes, zoquetes de lycra negros, de hombre claro
está. Pero de solo ver esa delgada tela acariciando su piel blanca empecé a perder
la cabeza, más aún cuando al tocar la zona de sus dedos noté que estaba un poco
húmeda. Juro que me hubiera arrodillado a chuparle los pies, sino fuera que con
seguridad nos hubieran llevado presos a ambos por exhibicionistas. Aunque, un
pie no es tan obsceno, ¿o sí?
Deslicé la media y toqué entre sus dedos sintiéndome más y más caliente, pero
me golpeó la pierna con su otro talón y dolió bastante, lo miré sorprendido.
—Limítate a hacer lo que te ordené, cerdo. Y no creas que vas a salir impune de
esto, me las vas a pagar.
Le coloqué el mocasín y bajó su pie para luego subir el otro. Repetí la acción. Al fin
tenía sus dos medias, las doblé mirando alrededor cada tanto, creo que un par de
chicas a mi derecha se dieron cuenta de algo, pero seguí cumpliendo y los puse
sobre mi vaso con tapa. Lo miré. Sus ojos ardían en furia.
—Vas a meterte una de las medias a la boca y te vas a quedar así la próxima media
hora. Disfruta tu caldo de gérmenes, mechita.
—Sí, señor.
El mesero me miró de una manera un tanto rara y yo no podía hablar con esa cosa
en la boca por lo que negué con la cabeza.
—Anda, no seas tímido, yo te invito, elige lo que quieras, ¿puede sugerirle alguna
tarta no tan dulce a mi querido amigo?
—¿Struddel?
Asentí.
Negué. El mesero se fue. Levi tenía una sutil sonrisa malvada y yo suspiré.
—Cuando vuelva el chico vas a dejar la media en una servilleta, frente a sus ojos y
le agradecerás por el serivicio, o me levantaré, me iré y solo verás mis axilas en tus
mugrosos sueños de pervertido.
—Muchas gracias —dije mirándolo y él solo asintió para salir como alma que lleva
el diablo.
—Bien hecho, cerdo, ahora, cómetelo todo, deja una buena propina y... puedes
quedarte con mis medias.
Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Nuevo capítulo, se supone que solo eran
tres, así que no sé hasta cuando seguiré subiendo, supongo que hasta que me
canse (?) Para todos los que estuvieron esperando, espero les guste la nueva
entrega. No tengo mucho para agregar, ahora si van a tener lo que andaban
pidiendo, cerdos, jaja. Yo soy la cerda mayor y a mucha honra.
William Shakespeare
Pasó una semana hasta que Mikasa organizó una salida, ya para entonces era
notable que andaban en algo con el cara de caballo, cómplices, sentados juntos y
hablándose al oído, riéndose de vaya uno a saber. Igual y no me molestó tanto
como la actitud de Levi, que además de haberme ignorado una semana completa
estaba en un rincón, alejado del grupo conversando animadamente con un tipo
rubio, escuálido y con un corte de cabello que lo hacía ver como un pollo mojado.
Me parece genial que le gusten los hombres, ¡pero qué mal gusto tiene!
Y miren quién vino a hablarme ahora. Sí, Nifa, no estoy muy interesado, solo quería
irme a la mierda de ahí. De pronto se me ocurrió una excelente idea, de todas
maneras yo tenía mi copia de la llave del departamento de Mikasa, tanto ella como
el idiota de su primo estaban ocupados, podría ir y ver si conseguía por ahí algún
premio que pudiera usar para satisfacerme. No se hable más.
—Mika, me voy, estoy un poco cansado, la semana que viene rindo un final y-
—Se llama "ser responsable". Lo siento, Nifa, otro día quedamos —dije
poniéndome de pie.
Saludé al resto, tomé mi chaqueta y me fui, al pasar cerca de la barra noté por
primera vez a Levi sonriendo, con amplitud, mostrando algunos dientes mientras
el cara de gallo desnutrido le sobaba una rodilla con confianza. Que se vaya al
infierno, enano del demonio. Subí al auto y enfilé al departamento, esta vez fui
más precavido y dejé el auto estacionado dos cuadras antes en una intersección
oscura, no quería que lo notaran en el estacionamiento del edificio o se darían
cuenta que yo había ido allí y no tendría excusa para decir nada, no me preocupé
de la seguridad porque toda la zona está llena de cámaras y la delincuencia es
mínima. Ya ven que uno con el tiempo se vuelve más astuto. Luego me fui a lo mío.
Subí por las escaleras que a esa hora estaban desiertas, no fuera que algún vecino
me viera en el ascensor y luego me delatara, no podía correr ese riesgo.
—Nooo, apágala —Escuché que pedía Levi y agradecí a todos los dioses, aunque
con luz o sin luz cualquiera que abriera la puerta me encontraría.
Sentí ruido de cintos desprendiéndose, manos, ropa siendo jalada y más jadeos,
sé que debería estar agradeciendo a mi suerte que aún no me descubrieran pero
no podía quedarme ahí y no mirar al menos con quién estaba haciendo todas esas
cochinadas. Sigilosamente empujé la puerta del placar, solo un poquitito para
poder ver por la rendija, pero entre que la habitación estaba a oscuras y ellos
estaban aún contra la pared, mucho no se podía ver. Ah, no, si vi, es ese rubio
insulso, ahí se sacó la remera, ¿no les digo? Un flaco escuálido, porque hasta
"Peter, el anguila", debe tener mejor cuerpo. Pude apreciar las blancas manos de
Levi acariciándole la espalda, mientras este tipo lo apretaba contra la pared. Más
besos y jadeos se desparramaron por el lugar, el tipo le bajó los pantalones a Levi,
al menos eso parecía desde mi ángulo, y comenzó a manosearlo descaradamente
mientras el enano se deshacía en gemidos pequeños, agudos... que me pusieron
duro, mientras evaluaba si sería buena idea pajearme o no, seguí escuchando su
marranería.
¿Ya? Así que Levi era precoz, las cosas que uno se entera.
Escuché un sonido bastante acuoso y una risa apagada de ese tipejo rubio, les
apuesto que ni siquiera es rubio naturalmente. ¿Far? ¿Qué clase de nombre de
mierda es ese?
Luego pasaron de inmediato a la cama, Levi se puso en cuatro con la cabeza hacia
donde yo estaba, igual y no se veía gran cosa. Ese tipo sacó un condón y casi se
me salen los ojos al ver que era fluorescente, puta madre, ¿existen condones
fluorescentes? Ah, no la tiene TAN grande, yo estoy mejor que esa mediocridad.
Observé que escupía a alguna parte y luego se la metió sin decir agua va, Levi se
retorció y no creo que haya sido de gusto, quiero decir, ni siquiera le había
preparado bien el culo, eso debe haber dolido, sin embargo sus gemidos de placer
posteriores daban por tierra mis teorías. Ah, lo estaba gozando en grande, ¿tal vez
le gustara el dolor? Después de todo Levi era un poco violento. Mordió su remera
mientras levantaba sus caderas para que le diera más duro ¡y cómo le daba!
Sentía sus caderas chocando con una enorme fuerza, daría cualquier cosa por
poder ver el culo de Levi en estos momentos. Quise masturbarme pero en esa
posición era imposible, el pantalón no me bajaría, además no era prudente,
tendría que aguantarme, puta mierda.
Bueno, por lo visto el tipo no era muy creativo con el dirty talk. Igual y que facilote
era Levi, se levantaba un tipo en un bar por primera vez y ya en la primera volteada
le estaba diciendo que amaba su verga, en fin. Ahí estuvieron un buen rato, dale
que dale, después lo giró sobre la cama y se le fue encima como chancho al maíz,
y hubo más besos y chupetones y ruidos obscenos.
¿Mi amor? Ah, ya entendí, estos dos deben estar super ultra ebrios, por eso dicen
tantas idioteces, Levi lejos está de ser una persona amorosa o tierna. Largó un
gritito y luego jadeó casi por un minuto entero, el tipo dejó de moverse, supongo
que para dejarlo disfrutar. Ahora que lo pienso... de veras es precoz, es decir,
como mucho debían haber pasado ¿qué? ¿Quince minutos desde la primera vez
que anunció que acababa y ya lo había hecho de nuevo? Eso si que es velocidad.
Al poco rato ya estaba el rubio otra vez empuje y empuje y Levi retorciéndose
como una babosa en sal… Ahora que lo pienso mejor es la primera vez que veo a
dos hombres follar, que asco, bueno, al menos por el rubio que le tuve que ver
toda su inmundicia, Levi por otro lado, es lindo el hijo de puta. Además tanto
ejercicio de seguro lo estaba haciendo sudar, sentí verdadera envidia de ese
desgraciado, más cuando el enano subía los brazos, ¡carajo! Comencé a
babearme de solo imaginar el primer plano que tendría de sus fabulosas axilas.
¿Más fuerte? A este paso le iba a dejar su agujero como un cráter. Las piernas de
Levi son cortas y claro, no es muy alto, pero vieran que lindos músculos tiene, es
blanco y está todo marcado. El rubio se agachó y comenzó a devorarle las tetillas,
Levi se tapó la boca con ambas manos porque al parecer eso lo volvía loco. Ahora
que me doy cuenta Levi es pasivo, sorpresas te da la vida, no sé por qué, pero
saber ese detalle me puso un poco feliz, yo podría llenarle su agujero y darle aún
más duro, digo, eso es lo que le gusta ¿no?
El tipo salió de su interior y se fue a su entrepierna para mamársela, o eso parecía
porque Levi se apoyó en sus codos y perdí un poco la visión, adentro del mueble
había un calor de los mil infiernos y yo transpiraba como loco, el flequillo se me
pegaba a la frente por el sudor y estaba más que incómodo.
¿Otra vez? ¿Pero qué? Esto es demasiado extraño, ¿tal vez tomó viagra? Yo no usé
nunca, no sé si incluso con viagra un hombre puede acabar tantas veces, pero de
algo estoy seguro, definitivamente esto NO es normal.
—¡Aaaaah! ¡Carajo!
—Mmm, estás delicioso —El rubio se irguió de nuevo relamiéndose, ¡iaaack! Asco
amigo, tragarse semen, no gracias.
Y ahí lo tuvo contra la cama, bum, bum, bum, ¿y adivinen qué? Acabó de nuevo. Yo
creo que está mintiendo o tiene algún problema sexual muy serio. Finalmente el
rubio se vino mientras hacía unas caras que daban risa, creo que tanto tiempo de
estar en la oscuridad mis ojos ya se habían acostumbrado un poco. Ahí se dieron
un par de besos, el tipo se levantó y se sacó el preservativo y ya no vi más porque
cerré la puerta y me quedé bien quietito.
—Demoraste bastante.
Se me heló hasta la médula, pero al parecer Levi tenía las toallas en el otro
mueble de cajones frente a la cama.
—No, Mikasa puede venir en cualquier momento, apúrate que también quiero
darme una ducha, ¡ah!
—Iré a buscar agua.
—Sí, amo.
Levi caminó por aquí y por allá y luego hubo un gran silencio, yo no sabía si
arriesgarme a salir o no, preferí esperar. Me dieron ganas de mear, puta mierda.
—Carajo…
Y se fue, supongo que a bañarse, rogué a todos los dioses que Levi se fuera a algún
lado, pero el ruido sobre la cama me indicó que no era así. Escuché como prendía
un cigarrillo y abría la ventana. Habrán pasado cinco minutos pero para mí fue
como una eternidad, tal vez fueron diez, no tenía puta idea. Y luego, mi celular
vibró, lo tomé con cuidado y miré, un mensaje de Levi: "Manda foto, cerdo". Traté
de maniobrar como pude, ¿saben lo que sucedió? Se me cayó el puto celular, no
me culpen, tenía las manos como gelatina y estaba todo amortiguado de tanto
estar encerrado. Tres segundos después la puerta del placar se abrió con fuerza y
achiné los ojos debido a la luz, que aunque era poca.
—¿Pero qué mierda? —dijo Levi que estaba denudo de la cintura para arriba y solo
tenía un par de pantalones grises de algodón, el pelo revuelto y los pies descalzos.
Ya estoy muerto. Bien, bien muerto. Me va a matar, lo sé, hasta se me cruzó por la
cabeza llamar al 911. ¿Ya conocen ese dicho que reza: Dios aprieta pero no
ahorca? Levi estaba sorprendido, espantado a decir por su expresión y que entra el
rubio por la puerta, a Dios gracias secándose el cabello con lo que no me vio.
—El agua estaba malditamente caliente —Levi me cerró la puerta en las narices—.
Ya te dejé el baño caliente, amor.
—Pero dijiste que podía quedarme a dormir, no haré ruido, amor, me iré mañana
temprano, ella ni va a escucharme, anda.
—¿Qué es lo que no entiendes? Solo vete de una vez, que hayamos tenido sexo no
significa que vamos a volver a salir, no te confundas.
—¡Vete, cabrón!
—Oye, cálmate —Le dijo con voz firme y yo sentía que me iba a agarrar un paro
cardíaco, mejor llamaba a emergencias, porque de seguro Levi me iba a dar una
paliza, ¡joder!—. Son las cuatro de la mañana, estoy malditamente cansado, solo
te pido que me dejes dormir, no que te cases conmigo.
—No voy a tener una discusión contigo, te estoy pidiendo un auto, te vas ahora
mismo.
—No me trates así, Levi. Yo no soy un condón que usas y tiras, yo también sufrí
¿sabes?
Escuché sus pasos ofuscados yéndose hacia el comedor y el rubio salió por
detrás. Hablaban fuerte pero sin llegar a los gritos, estuvieron un largo rato
diciéndose cosas hasta que finalmente escuché la puerta frontal siendo azotada.
Diosito, por favor, que haya sido Mikasa llegando.
La puerta del placar se abrió de nuevo y ahí estaba Levi hecho un demonio salido
de los avernos, echando chispas y culebras por los ojos, la boca y las orejas, esta
vez completamente vestido. Ay… no quiero perder dientes.
—Hijo de puta —dijo con una voz tan oscura que estuve a punto de mearme del
susto—. Sal de ahí, escoria.
Salí. Arrastrándome como la rata que era, me temblaba tanto el cuerpo que no
podía encontrar fuerza para ponerme de pie, vi como estrujaba sus puños y supe
que no me iba a salvar con nada.
Corrí, aunque sabía que probablemente la puerta estaba con llave, pero el miedo
no entiende razones, me siguió por detrás y cuando estuvo a punto de agarrarme…
Mikasa abrió la puerta.
—Oh, ¿Eren? ¿Qué haces aquí? —preguntó con una linda sonrisa y yo no sé qué
cara tendría en ese momento, pero estaba tan feliz que no podía articular palabra.
—¿Puedes creer lo que hizo este cagón? —Empezó Levi mientras se acercaba con
tranquilidad, y yo supe que me iba a arrojar al abismo, le diría todo, me expondría y
nada podía hacer para evitarlo—. Vino a cagar al departamento.
Giré mi cabeza y lo miré sorprendido, mientras Mikasa abría sus ojos a su máxima
expresión.
—Te recomiendo que no uses el baño, Mika —dijo mientras caminaba hacia la
cocina—, este infame en vez de ir a su casa vino aquí a hacer sus necesidades y
perfumó todo con su fétido hedor. Literalmente, es un cagón —Y al decirlo me miró
de esa manera que sientes que te han tirado diez bombas nucleares al centro de
los ojos.
—Ya veo, con razón saliste como alma que lleva el diablo —Luego echó a reír a
carcajadas—. Me sorprendí mucho que te hayas negado a quedarte
acompañando a Nifa, ¡pobre de ti! ¿Estás bien?
—Con toda la mierda que esparció debe haber bajado como dos kilos —Siguió
Levi y yo me puse muy rojo.
—Qué tanto perdón y perdón, mañana te vienes con una buena barbacoa y nos
cocinas algo digno, cerdo.
—Ya, primo, no seas tan cruel. No importa, Eren, a cualquiera le puede pasar, me
alegra que al menos hayas podido resolverlo dignamente —Y luego volvió a reír y
yo traté de acompañarla sin mucho éxito.
—Hasta mañana —dije y me fui lo más rápido que pude. Las dos cuadras hasta el
auto de mi padre me parecieron kilómetros.
Entré, me senté y me largué a llorar de los nervios mientras sentía que mi celular
comenzaba a vibrar, era una llamada. No quería contestar pero eventualmente lo
hice, no pude decir nada.
—Hola, hijo de puta, me las voy a cobrar todas y cada una, vas a conocer el
infierno. Mañana trae la barbacoa a las doce, o te juro que tu video de mierda lo va
a tener hasta el Discovery Channel, ¡CERDO!
Dormí muy mal esa noche, o mejor dicho las pocas horas que me acosté. Me
levanté a las diez y fui a comprar la mejor carne de res de toda la ciudad, elegí lo
mejor de lo mejor y compré una muy buena cantidad. Pagué casi una cuarta parte
de mis ahorros y me fui al departamento. Con esto tenía que aplacar hasta la ira
de Satán, pensé.
Mikasa estaba muy apenada que yo hubiera gastado tanto, aunque no sabía el
precio podía imaginarlo, me ayudó a adobar la carne mientras Levi estaba poyado
en el marco de la puerta de la cocina y desde ahí seguía tirándome dardos
envenenados con sus ojos.
Tragué como pude la carne cuando estuvo lista porque tenía un nudo en el
estómago que pensé me iba a salir una úlcera del estrés. Ya quería irme cuando
Mikasa anunció que tenía una cita con Jean en un rato, puta vida.
—No te vayas —dijo Levi y Mikasa lo miró con curiosidad—, verás, Eren, conseguí
unas horas cátedra en un colegio cercano.
—Es cierto, es su primer trabajo aquí —dijo Mika con una sonrisa espléndida—,
fue la semana pasada.
—Debo presentar el proyecto escolar y tengo muchas dudas respecto a cómo usar
Word y Power Point para hacer unas presentaciones, supongo que podrás
ayudarme.
Las dos horas hasta que Mikasa se fue estuve al lado del enano del mal mientras
fingía enseñarle lo que me había pedido en su portátil.
—Bueno, chicos, me voy —Anunció mi amiga que estaba bellísima como siempre,
nos saludó a los dos y se fue.
Levi se puso de pie y puso llave y cerrojo por dentro. Ahora sí me llevó la huesuda.
Me quedé quietito en la silla mientras el corazón bombeaba sangre a más no
poder. Volvió y me miró con profundo desprecio, lo miré de regreso con terror.
—¿te gustó el espectáculo, cerdo? Pues ahora vas a tener que pagar por tu
entrada, polizón. Desnúdate y al suelo.
Hice caso de inmediato. Fue hasta la cocina y trajo un *oflador, casi me largo a
llorar.
Se los resumo, me dio por lo menos unos veinte azotes y les juro que nunca,
nunca en toda mi miserable vida me hicieron arder el culo de esa manera. Yo
sentía que me lo merecía, así que a pesar que chillé, me dejé hacer.
—Lo s-sientooo…
Suspiró y tiró el oflador sobre el sillón, luego prendió un cigarro y ya saben a quién
usó de cenicero. No dijo nada, caminó en círculos a mí alrededor y al fin se detuvo.
—Me estoy aburriendo de ti. Incluso cuando sé que mereces que te trate como un
trozo de mierda, aún no entiendo que gano yo de todo esto —Continuó mientras
no dejaba de doblegarme con ese simple gesto.
—Ja, gran cosa —Sentí que mi corazón se aceleraba aún más. Se acercó con
movimientos calculados, esta vez con una mirada diferente, malvada y me agarró
de la parte de atrás de la cabeza con fuerza para refregar mi rostro contra su
muslo—. ¿Qué sucede, señor "yo haré todo lo que me pidas"? ¿Te asusta que te
ordene que me la chupes?
Alejé mi cabeza lo que pude porque con su firme agarre no tenía mucha libertad
de movimiento.
—¿Te vas a rendir tan rápido? Supongo que necesitas un poco de motivación, de
acuerdo, aunque no te lo mereces, si te portas bien te daré una foto de una de mis
axilas.
Y ahí estaba yo, el que se supone era heterosexual rindiéndose ante la orden más
descabellada que otro hombre me hubiera dado, olvidando que el trasero me
ardía como si tuviera brasas encendidas, solo porque podría tener una imagen del
objeto de mis deseos más infames.
—Lo haré.
Levi soltó mi cabello y se fue a su habitación, luego regresó con dos elementos
que me pusieron un poco incómodo. Un par de medias de nylon estilo can can, de
esas completas hasta arriba en la cintura, y una corbata negra. Tomó mis manos
por detrás de mi espalda, como cuando te van a esposar cuando cometes un
delito.
—O-oye...
—Ssshh —Me silenció sin explicación alguna y sentía como ataba mis muñecas
con firmeza—. A ver, mueve —Me ordenó, tiré con fuerza pero lo cierto es que no
podía hacer demasiado, solo subir o bajar apenas unos centímetros y nada más—
. Perfecto, aprobó.
Luego vino por el frente y me miró un rato desde arriba, juro que sus ojos brillaban
como si hubiera fuegos artificiales por dentro suyo, estaba emocionado era
evidente y esa emoción era contagiosa porque enseguida sentí de nuevo todas las
ganas de complacerlo. Bueno, debería prepararme para mi primera vez
chupándosela a un tipo, miré su entrepierna, no se veía demasiado abultada, al
menos podría olérsela, y ya de solo pensar en eso mi pene dio un pequeño
espasmo dentro de mis pantalones, emocionado. Sin embargo Levi tomó la
corbata negra y me la puso sobre los ojos a modo de antifaz, para bloquear mi
visión. Moví la cabeza, no muy convencido.
—Muy bien, cerdo, quédate quieto y no te muevas —Volvió a tomarme con fuerza
del cabello pero de la parte de la coronilla, les digo que cuando tiran de un
pequeño sector duele bastante, de todas maneras no tiró como para que me
hiciera ver estrellas, más bien era para indicarme que él llevaba el control y yo me
rendí a eso.
Mi nariz estaba restregando algo, él se refregaba de una manera muy lenta, suave,
diría hasta erótica, a la vez que escuchaba un muy suave y sutil jadeo que me
estaba volviendo loco, ¿cómo era posible que Levi hiciera esos sonidos? Me lo
imaginaba sonrojado, excitado y la verdad me encantaba saber que yo estaba
siendo parte de ese proceso. ¿Tal vez estuviera restregando sus bolas sobre mi
nariz? No lo sé, pero el aroma de su cuerpo comenzó a cambiar, a medida que se
frotaba más y más contra mi rostro se sentía claramente un aroma almizclado,
absolutamente apetecible, noté que su ropa interior se humedecía, no sé si por su
propio líquido pre seminal o por el vapor de mi aliento, quería masturbarme,
quería tocarme y quería probar el sabor de su humedad, no me importaba si era
sudor (eso menos que menos, era mi elixir). Deslizó su mano por detrás de mi
cabeza y apretó más mi rostro contra sí mismo. ¡Joder! ¿Dónde carajos tiene su
pene? Abrí un poco mi boca, desesperado por probar lo que fuera que estuviera a
mi alcance, ya estaba mareado e intoxicado con tanta estimulación, ¡mierda! ¡Levi
se estaba frotando contra mi cara!
¿Tal vez tuviera un micro pene y le diera vergüenza? Era posible, ¿por eso me había
vendado los ojos? No me importaba de todas maneras, solo quería probarlo,
deslicé mi lengua para alcanzar lo que fuera y entonces me tomó con fuerza de
cabello y zamarreó cabreado.
—¡¿Qué mierda haces, cerdo?! ¡Te dije quieto! Cierra tu asquerosa boca.
Mi cara estaba quedando húmeda con tanto frote y frote y estaba tan caliente que
sentía que me explotaría la verga ahí dentro de los pantalones. Ya no sabía
cuántos minutos llevábamos en esa faena, pero Levi pasó de los jadeos suaves a
claros gemidos, no era escandaloso, al contrario, escuchar su voz blanda y
contaminada de lujuria era una delicia. Arriesgándome a que me golpeara giré un
poco mi rostro y mordí parte de su muslo, muy cerca de la ingle, o al menos eso
me pareció porque no veía nada. No solo no me regañó sino que lo sentí temblar y
me permití seguir mordisqueando la zona mientras alternaba con leves succiones
que fueron muy bien recibidas.
—M-más duro —Me ordenó en un agudo excitante, no pude evitar evocar esas
mismas palabras que él había usado la noche anterior, ¿quería más duro? Yo le iba
a enseñar mi propio estilo.
Chupé con ganas, mordí más fuerte, estaba seguro que esto le iba a dejar marcas,
sin embargo él se tensó en éxtasis, giré al otro lado y repetí mi acción, en cierto
momento, tiró de mi flequillo para frenar mis acciones y guió mi cabeza de nuevo a
su entrepierna y choqué cierta parte con mi boca y nariz.
—Aquí, hazlo aquí —Pidió de una manera tan erótica que parecía más bien una
súplica.
Abrí mi boca y lamí por la zona, sentí una leve protuberancia, muy pequeña la
verdad pero estaba erecta, entonces... ¿tenía un pene diminuto? Jodido tipo, y
después me decía a mí mecha corta. Igual en ese momento pensar claramente era
una proeza. Lamí la zona sintiendo como se empapaba esa extraña, perturbadora
y fantástica ropa interior que usaba, y una vez bastante húmedo coloqué mi boca
alrededor de la pequeña protuberancia y succioné sin ser demasiado brusco.
Entonces lo oí gemir profundo, su cuerpo temblaba y sus dos manos se asentaron
sobre mi cabeza masajeando e incitándome a seguir. ¿Podría probar el sabor de su
semen? Sentía una insana curiosidad, pero ya no iba a juzgarme por
absolutamente nada solo me dejé llevar y que todo se fuera al mismísimo diablo.
—¡Joder! ¡Ngh!
—¡Mierda, mierda!
—Mírate, todo empalmado como un animal en celo —dijo burlándose y luego pisó
mi pene arrancándome un quejido—. Debería arrancarte esta sucia cosa, porque
por lo visto te domina más que tu cerebro de mono.
Luego fue y trajo una tijera, supongo que vio mi expresión de espanto porque largó
una carcajada sin gracia.
Cortó las medias y automáticamente sentí un gran alivio, tenía mis muñecas
profundamente marcadas en un rojo muy fuerte, me las refregué sintiendo el dolor
de la circulación volviendo a restablecerse. Sí que era sádico para estas cosas.
Necesitaba aliviarme pero me apuntó con las tijeras.
—Eso dices, pero me haces todas estas cosas, también lo disfrutas, ¡no lo
niegues!
—No mientas, también te gusta, nadie en su sano juicio haría estas cosas a otro
solo por aburrimiento.
—Si es así ¿entonces por qué no dejas de martirizarme de una vez? —¿Han visto
como cuando me cabreo solo dijo tonterías?
—Bueno, supongo que tienes razón, de todas maneras esto ya se estaba yendo a
la mierda y además yo no gano nada con esto —Tomó su móvil y lo sacó de su
bolsillo, se acercó para mostrarme—. Aquí está el vídeo de tu vergüenza, lo borraré
así dejas de joderme la vida, eso si puedes ir olvidándote de agarrar alguna ropa
mía, no quiero tener que ver contigo excepto para saludarnos formalmente
delante de Mikasa, ¿has entendido? No quieras contactarme, escribirme, ni
pedirme absolutamente nada, porque en el momento que lo hagas te bajaré los
dientes, es el único aviso que te daré. Aquí vamos...
—¡¿Qué haces, cerdo?! No te sientas con la libertad de tocarme, ¿no era esto lo
que querías? Bien, entonces serás libre de culpa y cargo, pervertido maldito. Pero
que no te vea yo husmeando en la ropa sucia de Mikasa o la mía porque se te
termina todo el crédito.
—Sé que no merezco que ni siquiera me tengas consideración —Le dije con una
voz que parecía fragmentarse más a cada segundo—, no merezco que ni siquiera
me tengas en cuenta, soy un pervertido, soy de lo más bajo que existe, pero no
quiero perder la posibilidad de... sentir tu aroma así que... está bien, yo te voy a
obedecer, haré cualquier cosa que me pidas, por muy vergonzosa o detestable
que sea, siempre que me dejes... bueno, ya sabes, aceptaré cualquier cosa sea un
premio o un castigo, no volveré a quejarme ni a pedirte que admitas nada. Así que,
te lo suplico Levi, poderoso y fuerte Levi… que sigas dándome órdenes.
—Sí seguimos con esto, eso significa que no borraré el video, que te voy a tener
bien agarrado de las bolas para el resto del viaje, y quien sabe, tal vez me ponga
más cruel y sádico de lo que fui hasta ahora, ¿realmente vas a aceptar eso, Eren?
—Sí.
—Lo soy, pero también quiero que me recompenses además de castigarme, por
fa-favor.
—Ya veo, entonces ¿te entregarás a mí y harás absolutamente cualquier cosa que
te pida?
—Miren nada más cuanto descaro, voy a tener que disciplinarte bien, cerdo, tu no
vas a exigir nada, seré yo quien te digo lo que debes hacer, ¿has entendido?
—Sí.
Hincó una rodilla frente a mí para que nuestras cabezas quedaran a la misma
altura, me agarró con firmeza de la mandíbula y acercó su boca hacia la mía para
besarme de una manera voraz, y mientras yo no podía creer que nuestra lenguas
se estaban enredando de una manera grotesca y fogosa, mi erección explotó ante
ese simple roce sellando el pacto más diabólico que yo pudiera haber aceptado
alguna vez.
GLOSARIO
¿Quién diría que iba a actualizar esta historia? Pues si, la actualizo y les cuento
algo, el próximo capítulo es el último. Las cosas se ponen aún más intensas y
prometo un lemon muy poco convencional para el capítulo final. Este no tiene,
pero no se preocupen, algo me dice que igual lo van a disfrutar y lo van a apreciar.
Hace un buen tiempo que no escribo sobre este fic, así que les refresco las
memorias, aquí se tratan temas sobre fetiches, parafilias no muy comunes,
porque mi idea era hacer algo diferente a lo habitual y además contado en primera
persona que es bastante difícil de mantener esa voz, espero les guste y se
diviertan un rato que para eso es. A pesar de que no tiene mucho romance, le
tengo un afecto especial a esta historia, hay una manera muy retorcida en la que
los personajes se relacionan y eso me gusta, Eren cada vez aceptando más lo que
disfruta y su rol de sumiso.
Si les gusta este capítulo, les voy a pedir que tengan a bien dejarme un mensajito,
un kudo, un review y por favor que me digan, ¿qué esperan para la próxima y última
actualización? Si bien ya tengo en mente lo que quiero hacer, me gustaría
escuchar sus sugerencias y quien sabe, tal vez aplique alguna. Bien, los dejo,
besitos estelares!
Oscar Wilde
A Levi se le había ocurrido que fuéramos a dar una vuelta por el parque, claro que
yo desnudo y con un sobre todo encima como única prenda, además de las
medias y las zapatillas. Me puse anteojos de sol, pero con el calor que hacía
llamaba demasiado la atención, claro que desobedecer no era una opción. Me
pidió que me sentara en un banco y esperara ahí. No puedo explicarles la
vergüenza que sentía porque el lugar estaba lleno de gente que me miraba como si
fuera un depravado, aunque lo era, esto iba mucho más allá de los límites que
estaba dispuesto a infringir, era mediodía ¡por todos los cielos!
Él tenía una musculosa negra y un pantalón blanco corto de esos que se usan para
correr. Yo estaba hecho sopa dentro del caluroso sobretodo, el muy hijo de puta se
sentó en un banco frente a donde yo estaba y sacó su celular, a los pocos
segundos el mío vibró, me mandó un mensaje con una orden: "Mastúrbate hasta
correrte". ¿Cómo carajos quería que hiciera eso? Levantó sus brazos para
apoyarlos en el respaldo del banco, asegurándose que yo pudiera apreciar sus
axilas desde esa posición. Sin duda que no podía evitar excitarme con semejante
vista, pero no había manera que yo me masturbara sin que se notara, incluso si
metía mis manos a los bolsillos.
—¿Debería castigarte?
—En todo caso no fallé del todo —seguí defendiéndome y Levi relajó su semblante
como evaluando lo siguiente que debería suceder.
Tragué en seco y lo miré con algo de miedo, me hizo señas para que levantara una
silla y la llevara a su habitación. Me sorprende como es que hemos llegado a este
nivel de servilismo, que yo no le cuestiono ninguna orden, que voy detrás de él
como un perrito faldero mendigando su atención. ¡Qué pervertido soy! Me pongo
caliente de saber que tengo toda su atención para mi.
—Desnúdate —Me ordenó con firmeza a la vez que cerraba la puerta con seguro.
Ni dudé en obedecerle a la vez que sentía a todo mi cuerpo ponerse más y más
caliente. Sacó un par de cintos de su placard y entonces no pude evitar tragar en
seco, solo esperaba que no se le ocurriera darme un par de golpes con ellos
porque de seguro no iba a aguantar. Notó, complacido, que miraba los lazos de
cuero entre sus manos y los estrujó con calculada intención.
Dejó los cuatro cintos que había sacado sobre la cama y acomodó la silla cerca de
la misma, luego buscó una toalla negra, grande mullida, la colocó sobre el asiento
de la misma y me indicó con las manos que me sentara. Tenía a mi corazón
latiendo a toda marcha, la adrenalina era insoportable sentía que me hervía la
sangre. Tomó uno de los cintos y amarró mi muñeca derecha contra uno de los
barrales de la silla del respaldar (tenía 4 barrotes sobre el mismo) el que estaba
más cercano, no era algo incómodo pero siempre me ponía de los nervios cuando
decidía inmovilizarme.
—No.
Lo intenté, pero era imposible, Levi mostró una expresión calmada, no era una
sonrisa, pero estaba complacido. Amarró mi otra muñeca del mismo modo y luego
se arrodilló.
—No te alegres tan pronto, no voy a chupártela —Soltó con burla y amarró mi
tobillo a la pata de la silla, luego hizo lo mismo con el otro—. Bien, intenta moverte
ahora.
Realmente puse empeño, pero no se podía, tal vez apenas podía arrastrar la silla
haciendo un gran esfuerzo, noté un brillo inusual en sus ojos, una emoción insana,
normalmente parecía hacer las cosas con desprecio, un desprecio que era
claramente dedicado a mi persona, sin embargo ahora parecía estar ansioso,
alegre.
Tocó mi vientre con lentitud casi se sentía como si fuera una caricia, sus falanges
escalando por mi torso desnudo y mi respiración aumentando gradualmente de
velocidad.
—Necesito un par de cosas, así que... ya vuelvo, por cierto, no te muevas —lo
último lo dijo con una expresión diabólica, era obvio que no podía hacerlo aunque
quisiera.
Me dejó un rato larguísimo solo, supongo que forma parte de su plan de hacerme
sufrir aunque estoy sentado, no es incómodo, menos con la toalla a modo de
almohadón, solo que sería horrible que alguien llegara (como Mikasa) y me viera
ahí atado y desnudo. Si lo pensaba mejor ya me estaba acostumbrando a que Levi
me viera en cueros, al principio me daba mucha vergüenza, pero ahora... creo que
disfruto un poco cuando me presta atención, a veces me mira de una manera tan
inexpresiva que es imposible adivinar lo que puede estar pensando. Vaya, él tiene
razón, soy un pervertido con todas las letras.
Sentí sus pasos volviendo presurosos, revolvió en sus cajones aquí y allá y
finalmente cerró la puerta, pasó delante mío y casi me da un infarto, estaba
desnudo de la cintura para arriba, por instinto intenté levantar las manos,
claramente era imposible, pero sin dudas me excité de manera instantánea, cerró
las cortinas del cuarto, prendió el aire acondicionado y luego puso otra silla frente
adonde yo estaba atado. Sin dudas estaba contento, se notaba en su semblante,
su energía. Miró mi entrepierna con desaprobación y luego clavó sus ojos de hielo
en los míos.
Obedecí, metió un calcetín suyo, enrollado, de color negro y luego me puso una
gruesa cinta plateada sobre los labios. Era incómodo, pero no tenía opción, luego
tomó una especie de gomilla de hule o algo como eso y sin miramientos la enrolló
en la base de mi pene con dos vueltas firmes, envolviendo también mis bolas, el
ajuste era molesto aunque soportable, solo esperaba que no me dejara con eso
puesto por mucho tiempo.
—¿Duele?
Primero negué pero luego encogí los hombros, la verdad es que me distraía tener
su torso desnudo tan cerca, él notó esto y se aproximó aún más, deberían
escuchar lo fuerte que me palpitaba el corazón, las mejillas me ardían y sentía a
mi sangre correr presurosa, este hombre me desestabiliza por completo, acercó
su rostro al mío, tanto que cuando me habló yo podía sentir la calidez de su aliento
contra mi cara, además tenía un agradable aroma a menta, aunque a estas alturas
el tema de los olores (los de él) no me molestan en absoluto.
Ya cuando vi que ponía sobre su mesa de luz un paquete de manteca (esos con
envoltura plateada, sería de unos quinientos kilogramos, era uno grande), me
empecé a asustar. mi boca estaba cerrada, definitivamente iba a meterme algo en
el culo. Mi cuerpo estaba tenso, Levi tomó una porción del pan de manteca y
comenzó a fundirlo con el calor de sus manos sobre los guantes.
Sin decir nada se giró y acercó sus manos a mi entrepierna, seguí mascullando
cosas pero no me prestó atención, simplemente comenzó a masturbarme de una
lenta, suave, muy suave manera, no fue más abajo, ni intentó de ninguna manera
tocarme otra parte del cuerpo. Al principio me tomó por sorpresa, pero en pocos
segundos me adapté a la situación, no entendía porqué era necesario que me
atara de esa manera, si era para pajearme yo solito iba a quedarme bien quieto.
Me fui relajando ante sus roces, nunca había intentado masturbarme con
manteca, las cosas que uno termina aprendiendo en esta vida. Las manos de Levi
resbalaban tan bien, masajeaban de una forma tan sincronizada (mientras una
mano me apretaba el tronco subiendo y bajando alternadamente, la otra me
friccionaba y sobaba los testículos, sin llegar a que me doliera, es como si supiera
la medida justa), pronto me encontraba completamente excitado. Levi no decía
nada, ni tampoco mostraba ninguna expresión notable (lo habitual). La habitación
estaba llena de mi ruidosa respiración, mi pecho subía y bajaba y de vez en
cuando intentaba mover la cadera hacia arriba para acompañar esos movimientos
lascivos que me estaban llevando al Nirvana mucho más rápido de lo que hubiera
creído.
Levi parecía tener práctica en esto, en ese momento no me puse a pensar cuántas
veces lo había hecho o con quién, mi mente estaba sometida a su voluntad y yo
solo estaba feliz de que toda la atención de ese menudo hombre estuviera en mi
persona. Mientras disfrutaba de las consistentes caricias me deleitaba con la
forma tan erótica en que se marcaban los firmes músculos de sus brazos, o sería
que a esas alturas hasta la respiración de él me parecía maravillosa, a veces me
daba mucho miedo la forma en que me estaba entregando a sus órdenes,
permitiéndole que manejara mi vida de esa manera, aunque lo más curioso es que
cada vez me costaba más y más diferenciar el miedo de las expectativas. Diría que
la mezcla de ambas volvían cada encuentro de lo más excitante.
Tomó más manteca cuando la que había agarrado primero estaba completamente
derretida entre sus dedos y mi entrepierna, gotas grasosas se deslizaban por mis
bolas e iban cayendo sobre la toalla que las absorbía. Levantó su brazo levemente
para correr una gota de transpiración sobre su frente y yo pude deleitarme con un
breve vistazo a su perfecta axila, me estremecí y gemí (aunque por la media solo
se escuchó el murmullo y la vibración en mi garganta), mi pene ya estaba rojo y no
es como si no quisiera acabar pero al parecer la gomilla que tenía enredada en la
base estaba retrasando el momento.
Levi comenzó a apretar con mayor fuerza, sin llegar a ser brusco, incluso bastaba
que frunciera un poco el ceño que él aflojaba su agarre, así que estaba disfrutando
de una manera bestial de esa forma práctica y rítmica de pajearme a su antojo,
¿qué les puedo decir? Yo estaba en la gloria. Miré al celular sobre la mesita de luz
y noté que llevábamos ya más de ocho minutos en esa situación, ¿qué es lo que
quería Levi de mi? Dijo que sería una recompensa con sabor a castigo, no sería
prudente confiarme demasiado, ¿no? Seguro alguna treta maligna se traía entre
manos. Tarde para darme cuenta, considerando que estaba atado y con las
cuerdas vocales bloqueadas. Comencé a corcovear un poco porque Levi cambió
el ritmo y la forma de masturbarme, un rato lo hacía con una mano, otro rato con
la otra, más manteca, más apretado, la sensación era asombrosa. Recién para el
minuto quince yo ya estaba a paso de estallar, no entiendo cómo lo supo pero Levi
se detuvo. Se puso de pie y levantó ambos brazos mientras me observaba de una
manera coqueta, diría. Sus axilas estaban un poco sudadas, podía ver el brillo de
la piel húmeda, suave, blanda y mi pene se sacudió apenas, en pequeños
espasmos.
—¿Quieres tocarme? —me dijo con una voz que semejaba el canto de una sirena,
porque les juro que era lo más erótico y atractivo que mis oídos escucharon
jamás—. Aquí, ¿verdad? Depravado, sucio, pervertido. ¿Qué me harías, eh?
Yo no podía hablar, pero creo que mis ojos estaban por girar dentro de las cuencas
de mi cráneo de la emoción, mientras unos horribles ruidos guturales se
proyectaban desde mi garganta. Se sentó en la silla y volvió a su labor de
masturbarme, acercó su rostro muy cerca de mi glande y me miró desde allí de
una manera oscura, sacó su lengua e hizo las mímicas como si lamiera un helado,
aunque claramente el cono era mi pene, pero sin llegar a tocarlo, empujé mi
cadera hacia su boca, aunque era claro que no había manera que llegara a tocar
sus labios. Él los mojó con su roja lengua y comenzó a caer un hilo de saliva desde
su lengua hacia el piso, se acercó un poco más y la saliva cayó sobre la cabeza de
mi verga, estremeciéndome de una manera increíble.
—¿Quieres que te la chupe? —dijo después de un buen rato en que su barbilla era
un desastre lleno de los transparentes fluidos que liberaba su boca, al igual que mi
pene que era donde caían los mismos.
Agité mi cabeza de arriba a abajo con frenesí, pobre ingenuo que creía que sería
posible que Levi hiciera eso por mi.
Sus caricias eran increíbles, lo suficientemente apretado como para no dejar que
mi pene se ablandara, pero a la vez no lo suficientemente estimulante para que yo
pudiera alcanzar la cima de nuevo, se detenía breves segundos y luego me frotaba
los testículos con una mano, como pellizcos muy suaves mientras la otra subía y
bajaba, respiraba aceleradamente, así que por lo visto no era el único que estaba
disfrutando, mi cuerpo empezaba a cubrirse de sudor a pesar que el aire estaba
encendido y mi cadera empujaba hacia arriba buscando mayor fricción. Estaba
perdiendo la cabeza, estaba tan malditamente excitado que pensar no era una
opción, mis dedos se arqueaban, se frotaban y rascuñaban los apoyabrazos de la
silla, a veces me tensaba tanto que podía sentir que mis pantorrillas estaban a un
paso de acalambrarse. El sabor del calcetín de Levi en mi boca caía por mi
garganta, sin duda era uno sucio y mi cuerpo empezó a temblar cuando sentí que
se acercaba otro clímax. ¿Eso era posible? No tenía idea cuánto tiempo había
pasado del primero, pero estaba seguro que no era mucho. Sentía como si me
pasaran hielo sobre la columna a la vez que una llamarada de fuego se esparcía
desde mi entrepierna a mi estómago bajo y mis caderas.
Se me nubló la vista y quise gritar, cosa que no pude por el bloqueo en mi boca
pero igual mi cuerpo lo intentó, cuando acabé por segunda vez, él dejó de tocarme
y sentí como las gotas de semen se deslizaban de la abertura de mi pene de
manera lenta y perezosa, se sentían calientes y mi cuerpo aún no regresaba del
limbo. Respiraba como podía, atragantándome con la saliva, la media, las gotas
de transpiración me poblaban la frente. Levi se puso de pie, con una expresión
triunfal y me sonrió. Apoyó ambas manos sobre mis pectorales y me los amasó
con ganas, pellizcando mis tetillas de tanto en tanto, mi cuerpo estaba tan
sensibilizado que yo sentía que cualquier roce era como tocarme los músculos
por debajo de la piel, gemía y me retorcía enardecido y el muy diablillo lo
disfrutaba en grande, siguió acariciándome el abdomen (no tendré abdominales
de acero pero están bastante marcados), y luego siguió por mis muslos,
presionando y sobando con fuerza, o no, ya a estas alturas estaba bastante
aturdido.
Creo que amo a este hombre, jamás nadie me había hecho experimentar tantas
cosas al mismo tiempo. Se volvió a sentar y tomó una porción más de manteca
entre sus dedos, yo ya resoplaba mirando como mi pene aún seguía erecto y esta
vez comenzó a estimular mis bolas acariciándolas con las falanges de sus dedos,
¡carajo, sabía muy bien lo que hacía! Era una sensación tan extraña, se sentía
como una tortura porque dolía, pero a la vez me agradaba, necesitaba que se
detuviera pero tampoco quería que lo hiciera, creo que estoy perdiendo la cabeza.
No dejó de mirarme con profundidad mientras se relamía los labios y volvía a
masturbarme con una de sus manos de manera invertida (con el pulgas hacia
abajo), bombeaba con velocidad varias veces y luego frenaba de golpe y justo en
ese momento que frenaba yo sentía que me iba a incinerar.
Se puso de pie otra vez y se acercó a mi rostro, apoyó su mejilla contra la mía y me
susurró al oído con esa oscura, maldita voz adictiva que tiene:
Se volvió a sentar y yo sentí verdadero miedo al ver como tomaba otro poco de
manteca. No, no, no, yo ya no podía eyacular más. Claro que no le importó,
comenzó a masturbarme con ambas manos, arriba, abajo, arriba, abajo, comencé
a retorcerme de tal manera que la silla crujía, sentía como si me estuvieran
despellejando vivo, gemía, gritaba o al menos lo intentaba, mientras sentía que me
iba a desarmar en mil pedazos, era dolor puro, parecía como si me estuvieran
enterrando un palo dentro del cuerpo. No sé si habré aguantado tres minutos, pero
se detuvo cuando yo era un manojo de lágrimas, mocos y mugidos
descontrolados.
Me quitó la gomilla de mis partes íntimas y sentí tanto alivio que casi convulsiono
de la felicidad. Recién entonces mi corazón comenzó a bajar la velocidad. Desató
mis manos y recién entonces noté las marcas moradas en mis muñecas, no había
sido consciente la fuerza con la que había tirado del agarre, me froté y me dolía.
También liberó mis tobillos y trajo una toalla de mano negra con la que me limpié
el rostro. Aún sentía espasmos por todo el cuerpo, no tenía fuerza para ponerme
de pie. Levi apagó el aire, abrió las cortinas, apagó el celular y prendió un cigarrillo
que fumó con total gozo. Me acercó una botella con agua, mis manos aún
temblaban, y bebí con ganas, me ardía el esófago, supongo que por el esfuerzo de
gritar.
—Adelante.
Levi no volvió a escribirme, ni responder mis mensajes por casi dos semanas y yo
ya estaba que caminaba por las paredes. El noventa por ciento del día solo
pensaba en él, en sus axilas, en sus órdenes, ¿no estaría pensando cortar esta
especie de relación que teníamos, cierto? Me atormentaba pensar que lo hiciera.
Y entonces, como por arte de magia, apareció una gran oportunidad. Jean organizó
una barbacoa en su casa de campo y me ofrecí a llevar a Mikasa y su primo en mi
auto, claro estaba. Jean estaba sorprendido que hubiera aceptado, considerando
que no nos llevábamos tan bien, pero es que no lo hacía por él.
Había mucha gente, más de veinte personas, amigos de Jean que yo no conocía,
amigas también, y nuestro grupo cercano por supuesto. Levi me ignoró por
completo, incluso si me acercaba para charlar sobre cualquier cosa, estaba
frustrado, molesto y encima no podía beber porque tenía que llevarlos de regreso.
El que si bebió una gran cantidad era él. Aceptaba el brindis de cualquier gentuza
de esa fiesta, y a todos les sonreía y les aceptaba conversación.
—Jean es buen chico, me gustaría que se llevaran mejor, ambos son importantes
para mi.
—Bueno, es que... le cuesta llevarse bien con otros, es muy reservado, ha pasado
cosas muy duras en su vida.
Mikasa se rió con gracia, siempre es tan linda y dulce, ¿realmente son parientes
con ese demonio?
—Si no te conociera lo suficiente, diría que eso sonó como un reproche por celos.
Solo dale su espacio, le caes bien, lo sé.
—Eso, que le caes bien, y créeme no suele decir eso de mucha gente. Solo es algo
esquivo y arisco, pero ya ganarás su confianza, tú eres genial para caerle bien a la
gente —me animó Mikasa mientras me abrazaba de un costado, suspiré con
sentimiento.
—Eso espero.
No pude responder que no y Mikasa abrió sus ojos de par en par y echó a reír
nerviosa, justo Jean la llamó, porque ese tipo es celoso como yo y ella fue con él.
¿Me gustaba Levi? No lo sabía, no creo que pudiera mantener una relación normal
con una persona que está tan mal de la cabeza, lo que me recordaba que yo
tampoco estaba tan bien, ¿qué debería hacer? Me jodía mucho estar de este
manera, de tener que guardar distancia. Y me sentía celoso de esa enana que se le
pagaba las tetas y el trasero mientras bailaba.
Pasaron más de dos horas y Mikasa me dijo que se quedaría en la casa de Jean, yo
no tenía muchas ganas de seguir en esa fiesta de mierda, de manera que saludé a
todos para irme, supuse que Levi ya encontraría como volverse o tal vez le darían
una habitación, ciertamente ya no me importaba, se fueron al tacho de la basura
todas las esperanzas que tenía de que algo sucediera entre nosotros esa noche.
Sin embargo estaba llegando a mi auto cuando sentí pasos detrás mío, era él y mi
estúpido corazón comenzó a acelerarse.
—Claro, sube.
Aceptó a regañadientes y lo seguí. Cuando salí del baño noté la luz encendida de
su habitación y ya para entonces no daba más de aguantarme las ganas de estar
cerca de él. Me metí sin golpear y se estaba por cambiar, de manera que me miró
con molestia. Tiré de su brazo más cercano y lo estampé con algo de fuerza contra
la pared para apretarlo con mi cuerpo, Dios sabe qué deidad oscura me había
poseído en ese momento.
—¡Te haré añicos, s-suéltame! —dijo empujando sus brazos contra mi pecho, pero
al estar tan ebrio y agotado no tenía la resistencia, ni su fuerza habitual.
—Sí.
Con desilusión lo solté y me moví para que pudiera salir y efectivamente se fue de
la habitación, me pregunté si mejor sería irme también y dejarlo por la paz, no
sería la última vez que me las arreglaría con una paja, además ambos estábamos
un poco picados por el alcohol. Sin embargo antes de ponerme de pie Levi ya
estaba de regreso, entró a la habitación y cerró con llave, yo abrí los ojos a mi
máxima expresión.
—¿Y, mecha corta? ¿Me vas a coger vestido o qué? —dicho lo cual se sacó la
remera para revelar su torso.
Toda su piel es blanca, tiene todo el torso marcado, a pesar de que es delgado,
pero lo más importante ¡Levi me estaba dando luz verde para cogérmelo! Creo que
nunca estuve desnudo tan rápido, pero antes de que me acercara Levi apagó la luz
¡joder!
Revolví entre mis pantalones a las apuradas y saqué una tira de tres, aunque no
eran fluorescentes.
—Siéntate —Me ordenó, su perfil se podía apreciar en las penumbras, la única luz
que ingresaba por la ventana era la de los focos de la calle y estábamos bastante
lejos, pero yo no sé si las ganas que le traía me daban super poderes, porque yo
veía más que bien.
Se arrodilló entre mis piernas y desde allí me miró de una manera que parecía que
me iba a matar, creo que él no se da cuenta la forma mortífera que tiene de
observarte.
No, creo que si sabe. Asentí e inspiré cuando sin muchos preámbulos me engulló
la cabeza de mi pene. Automáticamente apreté el acolchado de la cama mientras
un gruñido de satisfacción se me escapaba por la rendija de mis labios. Lo sacó de
su boca, escupió y me masajeó con ambas manos, lento, calculado, mientras me
volvía a clavar sus ojos grises como dardos. Levi sabe cómo hacer una buena paja,
se los digo, estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para no moverme.
Después de todo a él le gusta dominarme y a mi me gusta que lo haga.
—Cierra los ojos y aguanta, no los abras y te daré una buena recompensa.
Obedecí, con él nunca tenía otra opción más que hacerlo. Deslizó mi pene a través
de su gentil boca (más gentil que su lengua de víbora y sus ojos de demonio) hasta
su campanilla, podía sentir como mi prepucio chocaba contra esa parte que se
volvía angosta y apretada. Chupaba rítmicamente y soltaba, sentía la saliva
escurriendo por todos lados, los ruidos acuosos y pegajosos eran imposiblemente
eróticos. Lo escuché resoplar y moverse.
—Buen chico, mecha corta. Ahora te daré algo que te va a gustar, no toques nada,
ni te muevas o te castigaré feo.
De repente sentí que apretaba mi pene con alguna parte de su cuerpo, tuve que
mirar porque ya no aguantaba más y... ¡Oh, carajo! ¡Qué hermoso! Tenía mi pene
apretado entre su brazo y su torso, tan cerca de su axila, movía su brazo de
manera que frotaba mi miembro y yo me estaba desarmando, fue demasiado para
mi. Comencé a temblar de éxtasis, mientras luchaba por respirar y no
desmayarme en el intento. Tuve que recurrir a todo mi autocontrol para no tirarme
encima de él y apoderarme de su axila perfecta. Yo gemía de una manera grotesca,
mi cuerpo se tensaba y se contraía presa de una excitación sin precedentes.
—¿Quieres acabar?
Soy un asco.
Bien, aquí el segundo final del día de hoy, como ven ando cerrando historias
pendientes, al fin. Tuve un problema y perdí el archivo original, de manera que tuve
que reescribirlo y eso me demoró en muchos sentidos. Este es el capítulo final y
*ALERTA DE SPOILER, tendrá un final abierto. Pueden interpretarlo como más les
guste, pero rueguen, lloren o pataleen no le agregaré más cosas a este fic. Aquí se
termina. Hay más de 4000 palabras de puro marranerío, de manera que disfruten y
no pregunten tanto. Si luego de leer esto les ha gustado, tengan a bien dejarme un
review, kudo, voto, lo que sea, a mí me llevó más de seis horas tenerlo listo, a
ustedes solo les llevará un par de minutos dejarme sus impresiones. Desde ya
muchas gracias por acompañarme, y hasta la próxima!
Disclaimer: Los nombres de los personajes no me pertenecen, son del autor
Isayama Hajime, el contexto, personalidades y situaciones si son de mi invención,
prohibida su reproducción total o parcial sin el debido consentimiento.
Federico Andahazi
Heme aquí, otra vez atado como una rana que va a ser disecada. Desnudo, claro,
no podía ser de otra manera. Mis cuatro extremidades envueltas en cuerdas
tirantes a los extremos de la cama de Levi, y estoy más empalmado que nunca.
Solo debo dejar que empuje mis límites, aunque a veces parezca que estoy
coaccionado en realidad yo estoy dispuesto. Él logra que yo haga cosas que jamás
me hubiera atrevido por mí mismo, con él me desconozco pero también me gusta
descubrir esta nueva personalidad que estaba tan escondida dentro de mí. Me
pregunto si esta es la verdadera, me embargan muchos escalofríos al reflexionar
sobre esto.
¿Yo también te provoco cosas, Levi? ¿Tú también te sientes de esa manera
conmigo? ¿Sientes poder, disfrutas tenerme a tus pies? Me sentiría fatal si me
dijeras que no, pero ahora mismo veo tu rostro, tus ojos lacerantes que se
adhieren a mi cuerpo y lo recorren con descaro, hay llamas dentro de tus iris, tu
cuello tenso, rodeas la cama como un predador a punto de saltar sobre su
víctima.
—¡Ay!
Le acaba de dar una especie de zarpazo a mi pene que está erecto y se ha sentido
feo.
—¿Ya estás así de caliente, cerdo? Dime, ¿qué cosas te has estado imaginando,
eh?
—¿Y quién te dijo que yo me voy a dejar? Estás a mi merced, ¿qué tal si yo te follo a
ti?
Tiro de las cuerdas que atan mis muñecas, cuerdas que me recuerdan que no
puedo moverme en absoluto y aprieto mi ano en respuesta. Realmente no quisiera
que me lo hiciera, pero sé que no depende de mí. Prefiero no responderle, si me
niego creo que sería un aliciente para que él avanzara.
Cierro los ojos, estoy limpio, sin embargo no quiero seguir por ese camino de
pensamientos, de pronto estoy sudando frío. Vuelvo a abrirlos cuando escucho
que manipula algo, joder, se está poniendo unos guantes de látex otra vez, esos
negros, pero sin embargo tiene un lubricante, lo abre y embadurna una de sus
manos. No, no, por favor Dios, nunca te pido nada, pero que no me vaya a hacer
fisting porque me desmayo.
Levi nota mi incomodidad, y como no, debo tener una expresión de terror, pero él
solo se ríe burlonamente.
Con agilidad se trepa a la cama y se posiciona entre mis piernas, estoy asustado
pero a la vez no puedo dejar de apreciar su perfecta anatomía, carajo, ¿cómo es
posible que un tipo me caliente de esta manera? Bueno, hay una sola respuesta,
es Levi. Sonríe con malicia y me comienza a masturbar con los guantes puestos,
recuerdo perfectamente lo que me hizo aquella vez en que llegué a eyacular tres
veces seguidas y pensé que me iba a morir, ¿hará lo mismo de nuevo?
Cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones, esto se siente demasiado bien
aunque ya debería haber aprendido que Levi no me va a dar placer de manera
gratuita, y ahí está, levanto la cabeza asustado cuando desliza su mano al camino
entre mis bolas y mi ano, comienza a apretar con dos de sus dedos subiendo y
bajando, mientras su otra mano me sigue pajeando. Me muerdo el labio inferior,
acallando una protesta, quejarme solo me pondrá en una situación más
complicada, lo sé.
Cuando su dedo índice, creo que ese está usando, empieza a dar círculos sobre
mi ano estoy completamente seguro que me va a meter algo, comienzo a temblar
y no sé si Dios me escuchará porque ha quedado claro que soy un vil pecador, ¿le
podré pedir ayuda a Satán? Sigue estimulando ese lugar, jugueteando, simula
embestidas con su dedo por varios minutos y yo siento que me va a dar un infarto,
lo juro.
—No seas tan marica, aflójate, solo usaré uno o dos dedos, bueno, tal vez tres,
todo depende de tu reacción.
—N-no, no lo hagas, por favor —no pudo evitar suplicarle, los ojos se me
humedecen, realmente me da miedo.
—¿Has visto que fácil eres, cerdo? Eres una puta con todas las letras, muy bien,
entonces afloja.
Gruño y estoy usando todo mi control para no retorcerme, entonces siento como
vuelve a tomarme con su boca y me engulle casi por completo.
—¡Ah!
—Te gusta, jodido depravado, mira como meneas el culo, ¿te encanta, verdad?
Siento como si un chorro de agua fría me cubriera la nuca y parte de mi cabeza por
detrás, aguanto la respiración y gruño con fervor, soy como un perro rabioso que
solo quiere morder, atacar y volverse loco. Pero entonces Levi se detiene, retira su
mano y se pone de pie, ¿por qué?
Se saca los guantes y los deja dentro de una bolsa de residuos a un costado,
recién noto que me he babeado, tengo el corazón golpeteando a toda velocidad,
los poros de mi piel erizados, y solo quiero acabar, ¡maldición!
Levi se trepa de nuevo en la cama, pero esta vez se sienta encima de mi pecho,
sobre sus piernas, haciendo una "v" con ellas, tengo su entrepierna apuntando
directo a mi cara, también se lo nota agitado y un poco transpirado, estúpidas
cuerdas que no me dejan tocarlo.
—Vas a chupármela bien, ¿has entendido? Más te vale que te esmeres, mecha
corta.
Se acomoda con ambas rodillas a los costados de mi cabeza y sin darme tiempo a
decir ni "agua va", se sienta descaradamente sobre mi cara. El peso de su cuerpo
me cae sin miramientos y me aplasta contra el colchón, no me gusta, me fascina.
Toda la fragancia de su sexo húmedo me agobia, me emborracha los sentidos y
siento que alcanzo un nivel más alto de placer que jamás había alcanzado. "Logro
desbloqueado, puto Eren pervertido", dicta mi cerebro.
Adhiero mi boca a ese clítoris enorme y succiono sin ser demasiado brusco, noto
como sus muslos se contraen y aprietan un poco al costado de mi cara, ¡vamos,
Eren, hazlo bien y no la cagues! Continúo, si algo se me da bien es chupar
chochos, estoy seguro, aunque éste sea un poco diferente de los que he conocido
antes, pero bueno, es Levi, todo es diferente con él.
¡Santa mierda! Lo siento gemir entrecortado mientras se aprieta las tetillas que
están erectas con una mano, con la otra me frota la coronilla, como alentándome
a seguir, alterno frotándolo con mi lengua y luego succionando otra vez.
—¡Mi-mierda, ah!
Lo escucho jadear, lleva su cuerpo ligeramente hacia atrás y se frota con fuerza
contra mi cara, por momentos me cuesta respirar, pero no me importa, ya dije que
este sería el mejor lugar para morir y no es una broma. Me pongo un poco más
osado y comienzo a pasar mi lengua más abajo por su preciosa abertura, busco la
entrada y empujo para meterla lo máximo posible, lo siento temblar mientras gime
en un agudo muy sugestivo. Se aferra a mi cabello y gruñe a medida que se frota
más y más contra mi rostro, trato de acaparar todo lo que puedo tratando de no
ahogarme. No tengo idea cuánto tiempo estamos en esa faena, pero es bastante,
sigo chupando, lamiendo y frotando como si se me fuera la vida en ello. Hasta que
escucho un fuerte resoplido mientras parece convulsionar, sus musculosas
piernas me aprietan la cabeza al punto que duele un poco, con una de sus manos
pellizca su clítoris con salvajismo y entonces me cae un chorro de agua tibia sobre
la boca y el cuello que me empapa por completo.
Definitivamente soy un gran afortunado, nunca, nunca de los nunca olvidaré esta
grandiosa experiencia, es la primera vez en mi vida que veo un *squirting en
primera fila, pude sentirlo, probarlo y créanme, es la cosa más erótica que me ha
tocado pasar. Estoy en el nirvana, creo que he tenido un orgasmo seco, ya que no
he podido eyacular, pero ni falta que me hizo. Se tira a un costado mío resoplando
enardecido, por momentos su cuerpo vuelve a sacudirse en deliciosos espasmos
y le lleva algunos minutos recuperarse.
—¿Ya te cansaste, cerdo? —Me dice con voz dura a la vez que me pellizca los
pezones haciéndome aullar de dolor—. ¿Y bien? ¿Aún quieres cogerme?
—Con toda mi alma —le suelto con seguridad y por un momento se ríe ante mi
ímpetu.
Se levanta y me muerdo los labios porque quiero seguir suplicándole, pero debo
contenerme, debo obedecer y ser bueno. Extraño de inmediato su calidez. Levi tira
la colilla encendida por la ventana de la habitación y regresa, toma el pomo de
lubricante y coloca un poco en su mano desnuda. Me altera un poco pero la
verdad ya no hay nada que pueda sorprenderme, si me quiere meter el puño en el
trasero, pues ya que.
Levi regresa a la cama y me mira con burla, porque debe imaginarse lo que estoy
pensando, me duelen un poco los testículos haber estado tanto tiempo erecto y
no poder eyacular, pero primero me corto un pie antes de decir algo
inconveniente. Pareciera que hoy el cielo se hubiera abierto y me están lloviendo
todos los deseos que la vida no me había cumplido desde que nací.
Levi vuelve a sentarse sobre mis caderas y lanzo una exclamación de satisfacción,
ese simple impacto de nuestros cuerpos me hace vibrar, como un ronroneo
interno de puro gozo carnal. Lleva su mano llena de lubricante por detrás de él y…
Tal vez estoy soñando, Dios bendito. Levi cierra sus ojos y noto que se está
masajeando o algo así, gime con suavidad, de una manera maravillosa, joder, no
se está masturbando así que… asumo que está preparando su retaguardia. Ya sé
que dije que el sexo anal no es lo mío, pero ¡mierda! Con Levi cualquier cosa es
deslumbrante, automáticamente mi pene se llana de sangre y se hincha, orondo,
orgulloso, puedo sentir las gotas de líquido pre seminal cayendo sobre mi
estómago, estoy babeándome en anticipación. Con habilidad se gira dejándome
ver su espalda y su perfecto culo redondo, es pequeño pero bien formado, que
ganas tengo de morderlo y dejar las marcas de mis dientes en él. Sigue sentado
sobre mis caderas y se agacha dejándome ver su entrada ya un poco colorada por
la fricción, tiene dos de sus bonitos dedos dentro suyo y juguetea con ellos
mientras sus músculos se marcan debido a los espasmos de satisfacción.
Al diablo todo. Tiro como un animal de las malditas cueras y me muevo con toda la
fuerza que tengo, la cama vibra y Levi gira su cabeza para mirarme curioso,
realmente no tengo idea que expresión tendré pero parece apiadarse.
—Ya, cavernícola, ¿tan desesperado estás? No te aguantas nada. De acuerdo, te
voy a desatar, pero quédate quieto y no te hagas el bravo —dice demasiado
tranquilo y creo que voy a llorar de la emoción.
Vuelve a girarse y gatea hasta el extremo derecho de la cama, levanta sus brazos
para llegar a la unión donde las cuerdas se aferran a una de las esquinas del
cabezal, con ese movimiento me quedo obnubilado mirando sus axilas, blancas,
suaves, magníficas. Al parecer no puede desatar los nudos porque demora
incontables minutos y estoy tan ansioso y tan hambriento que ya no aguanto más.
Sin embargo siento una enorme decepción cuando vuelve sobre mí riéndose otra
vez.
—Sí, sí, te agradezco mucho, de verdad, gracias, estoy feliz, muy feliz.
—Ya, cierra el pico que me distraes —acto seguido procedió a aflojarse por
algunos minutos, suspirando y realizando unas expresiones en verdad
sensuales—. Bien, hora de la acción, ¿será que tu micro pene no nos defraudará,
eh?
Recibo su insulto con alegría, parece que al final si voy a poder penetrarlo,
desearía hacerlo por el frente, pero ni modo, lo que él decida está bien para mí.
Se vuelve a sentar sobre mis caderas dándome la espalda y toma mi miembro con
autoridad, lo magrea, lo tantea y todas esas caricias me ponen frenético, amo que
me toque, de cualquier forma que sea, juega con la punta y su agujero que está
brillante por el lubricante, parece que me montará *a pelo, y para qué mentir,
estoy que hecho fuego por la boca de la calentura que porto.
Es la mejor noche de mi vida. Mi pene está casi por completo en el lugar correcto,
lo veo tiritar mientras agita su cabeza y sus movimientos empiezan a ser más y
más veloces. Su agujero está al límite, ahora si no puedo controlarme, muevo mis
caderas todo lo que me permite esa incómoda posición, exasperado, necesito ir lo
más profundo posible, sentir que lo lleno de esta manera es algo inexplicable, es
una sensación de gloria, supongo que los que ganan la fórmula uno y levantan la
copa frente a miles y miles de personas ovacionándolos deben sentir algo similar
a lo que estoy sintiendo en estos momentos.
Creo que se me va a cortar la circulación por la brutalidad con la que tiro de las
cuerdas, mi cuerpo se tensa y Levi gime, gime y gime cada vez más alto, balancea
su cadera y puedo ver mi verga entrando y saliendo del anillado canal, que me
estruja, me succiona a su interior, me masajea y me hace estallar cada una de las
cabronas neuronas que tengo.
Levi se aleja y antes de que pueda quejarme se gira y se sienta de frente a mí, se
levanta un poco y agarra mi pene para autopenetrarse otra vez, esta vez puedo
deleitarme con la expresión de auténtico vicio que hace, rueda sus ojos hacia
atrás y abre la boca jadeando mientras un hilo de saliva se le desliza de una sus
comisuras. Necesito hacer un cuadro con esa expresión, es el arte más visceral,
carnal y fantástico que alguna vez yo haya visto.
Se mueve sobre mi pene como quiere, se acaricia los brazos, yo estoy hipnotizado
por sus movimientos, se aprieta los pezones y se acaricia el cabello, él es el
protagonista, es el puto rey de esta obra de teatro y está sentado en su trono
mientras los demás podemos solo aspirar a observarlo desde la tierra mugrosa en
la que vivimos.
Ya estoy listo para morir, no creo que la muerte sea más intensa que esto que
acabo de vivir. Estoy destruido, como un flan, una masa de carne que no tiene
voluntad ni propósito. Después de algunos minutos Levi se levanta y se retira de la
habitación, supongo que irá al baño, no lo sé. Se toma su tiempo y al fin lo veo
aparecer secándose el cabello con una toalla verde y con otra toalla negra
alrededor de la cintura.
—Joder, tienes una cara que pareces un zombi —suelta burlón y luego procede a
desatarme, esta vez de verdad.
Maldición, duele. Mis manos están rojas y me duelen mucho las muñecas en
algunas partes las tengo en carne viva. Levi se asombra y me pide que me dé una
ducha, mientras me alcanza un par de toallas. Reúno las pocas energías que me
quedan y tambaleándome le hago caso, apenas puedo caminar, siento como si
me hubieran dado una paliza, muy lejos de eso no estoy de hecho.
Una vez limpio y bañado regreso al cuarto, Levi ya se puso un pantalón de algodón
gris y una remera sin mangas blanca. Me señala que me siente en el borde de la
cama, acerca una silla y procede a colocarme con mucho cuidado una pomada
cicatrizante y que es desinflamante, es un bálsamo porque la verdad me arde
mucho, se nota que tiré con demasiada fuerza y me he dañado.
—Lo siento.
Suspira fuerte, al parecer le da un poco de pena mi condición. Me venda las
muñecas de una manera bastante profesional y finalmente termina. Me acerca
una botella de agua que agradezco y la vacío en un par de tragos, estoy muerto de
sed.
Levi prende un cigarrillo y parecer relajarse sobre la silla mientras cruza sus
piernas.
—Eres el cerdo más pervertido y retorcido que yo haya conocido alguna vez.
—No puedo negarlo, ni siquiera yo sabía que podía ser de esta manera.
Termina su cigarro y apaga las luces, miro mi celular, son casi las seis de la
mañana, por lo que Levi cierra las persianas y prende el aire acondicionado de
manera que podamos acurrucarnos debajo de las sábanas.
Se tira boca abajo y abraza su almohada, cuando mis ojos se adaptan a las
tinieblas trató de observarlo todo lo que puedo.
—¿Un masaje?
—Es una larga y estúpida historia, como todas las estúpidas autoridades de ese
lugar. Hacía ya dos años que daba clases de historia en una escuela rural, siempre
puntual, siempre colaborando con otras áreas, siempre haciendo lo correcto. Pero
no falta la ocasión en que bebes demás, te quedas dormido y un idiota viene a
husmear en tu cuerpo, creyéndose dueño solo porque estás vulnerable. Allí
descubrió que no tenía un maldito pene y todo lo que vino después fue una total
mierda.
Me conmueve su historia, mis caricias siguen su curso sin detenerse, y por
primera vez soy consciente de que al igual que todos, Levi también tiene heridas y
cicatrices de dolor.
—¿Qué mierda les importa a ellos lo que yo tenga entre las piernas? Soy el mejor
docente que alguna vez hayan visto en esa escuela de mierda. La justicia no pudo
hacer nada al respecto, ni condenarme, ni protegerme, ah, pero la jodida condena
social fue… una masacre. Nunca me consideré una persona débil, no le temo a las
críticas, pero de los rumores pasaron a los insultos a viva voz, a pintar el frente de
la casa de mi madre, mandarme cartas amenazándome de muerte, cuando
apedrearon el frente de mi casa supe que era suficiente. Los padres se quejaban
de absolutamente todo, era un martirio constante. No tuve opción, debía empezar
de cero en otro lugar.
—Ciertamente lo es. Pero antes de irme busque a ese maldito violador y le bajé
casi todos los dientes a puño limpio.
—¿Acaso él…?
—No, no llegó a hacerme nada, tanto le sorprendió que tuviera una vagina,
irónicamente eso me salvó de sus garras, y el sistema en vez de condenarlo a él,
me condenó a mí. Pero no soy de darme por vencido tan fácil —dijo y luego
bostezó—. Por eso es que cuando te pillé con la ropa masturbándote sentí unas
ganas incontrolables de molerte a palos, pero solo eres un idiota muy estúpido.
—Lo siento, es verdad que nunca me había pasado nada similar, lo juro.
—Lo sé, lo acepto y realmente lamento haberte dado tan mala impresión.
—No trates de hacerte el bueno, pedazo de escoria. Como sea, creo que es
divertido hacerte sufrir.
Por primera vez solté una risa espontánea y a los pocos segundos Levi me
secundó.
—Nunca había hecho esto antes, pero tu estúpida y patética cara me pone
imaginativo —dijo mientras cerraba sus ojos y seguía disfrutando de mis
atenciones.
—¿Somos primerizos?
—Ven aquí, bastardo —me pidió con la voz en una octava más grave y casi me
derrito de la emoción.
—Levi…
—¿Qué?
—Me gusta todo lo que hacemos, aunque duela, aunque sea incómodo.
—Mmm, ya veremos.
FIN. :D