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MODULO 2

La evolución del pensamiento criminológico

Las teorías criminológicas pretenden explicar el delito indagando en los motivos por los que
los hombres se asocian en comunidad, y algunos de ellos rompen la convivencia mediante el
delito. Se trata, pues, de teorías que se preocupan por las causas del delito.

En definitiva, los paradigmas y las teorías criminológicas son productos sociales del tiempo en
el que serían formuladas, de manera que reflejan las inquietudes y los problemas sociales
existentes en un determinado momento, así como las soluciones que se consideran más
factibles y efectivas para solucionarlos.

En criminología disponemos de un amplio acuerdo sobre la existencia de tres paradigmas


fundamentales en relación con cuál ha de ser el objeto principal de análisis criminológico y cuál
es la perspectiva más adecuada para su estudio.

1) El paradigma del libre albedrío y del castigo atribuye a las personas la capacidad y la
libertad de decidir si cometer o no delitos. El objetivo básico del análisis criminológico consiste
en la indagación de los métodos más efectivos para disuadir a los ciudadanos de la
delincuencia. Su dimensión aplicada fundamental ha sido el establecimiento de penas para
quienes infringen la ley. En consecuencia, este paradigma es relevante en las políticas
criminales de todos los países.

2) El paradigma científico tiene como punto de partida el determinismo científico, que


reconoce la existencia de factores individuales y sociales vinculados a la aparición de la
conducta delictiva. El objetivo básico de la criminología es la investigación de los factores que
se encuentran en la base de la delincuencia. Esta perspectiva ha dominado la mayor parte de
las investigaciones criminológicas; y sus propuestas aplicadas se dirigen a profundizar,
mediante la investigación empírica, en el conocimiento de las causas y los factores
determinantes de la delincuencia, para, de esta manera, poder controlarlos de manera eficaz.

3) El paradigma del conflicto social tiene el objetivo de analizar los mecanismos sociales y
simbólicos que llevan a definir ciertas conductas como delictivas y ciertos individuos como
delincuentes. Su propuesta aplicada fundamental sugiere la necesidad de erradicar, mediante
las oportunas reformas sociales, económicas y legales, los mecanismos creadores de
delincuencia y de marginación y redefinir de esta manera el fenómeno criminal. Aunque estas
teorías han tenido desde los años setenta del siglo pasado una influencia notable en el
pensamiento criminológico, las dificultades que derivan de la propia magnitud de sus
propuestas

de cambio social han provocado que la repercusión en el terreno de la práctica haya sido muy
limitada.

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La criminología, como disciplina científica de base empírica, surge cuando la llamada escuela
positiva italiana (scuola positiva) generaliza el método de investigación empírico inductivo, que
da lugar al positivismo criminológico. La scuola positiva supone el paso de la especulación, la
deducción y el pensamiento abstracto y deductivo, a la observación, la inducción y el método
positivo. Sin embargo, el interés por el estudio del delito y la delincuencia lo encontramos ya
con anterioridad. En efecto, antes de la publicación de la famosa obra de Lombroso, L’uomo
delinquente (1876), que se suele citar como punto de partida de la criminología empírica
moderna, ya se habían formulado numerosas teorías de la criminalidad.

La llamada etapa precientífica de la criminología está integrada por dos enfoques claramente
diferenciados, según el método utilizado:

• por una parte, el enfoque clásico, producto de las ideas de la Ilustración, de los reformadores
y del derecho penal clásico, que es un modelo que recurre al método abstracto y deductivo.

• por otra parte, un incipiente enfoque empírico, en cuyo marco, especialistas de las más
diversas procedencias llevan a cabo algunas investigaciones parciales y fragmentarias,
utilizando el análisis, la observación y la inducción.

La escuela clásica concibe el crimen como un hecho individual, aislado, como simple infracción
de la ley. Lo que da sentido al delito es la contradicción con la norma jurídica, sin que sea
necesaria la referencia a la personalidad del autor ni a su realidad o entorno. Lo que es decisivo
es, en definitiva, el hecho, y no el autor.

Los autores enmarcados en esta escuela consideran que todos los seres humanos tienen las
capacidades suficientes para decidir sobre sus actos, de manera que cuando alguien comete un
delito se debe a los beneficios que espera obtener del delito.

Al positivismo le interesa identificar las causas como fenómenos, ya que lo que es decisivo es
combatir la raíz con eficacia y, a ser posible, con programas realistas y científicos de
prevención. En definitiva, el positivismo da prioridad al estudio del delincuente sobre el
examen del propio hecho, y lo hace desde una perspectiva claramente determinista, que se
desmarca de la ficción de la libertad humana. Entre los miembros más destacados de la
Scuola positiva hay que mencionar a Lombroso, Ferri y Garofalo.

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Para los correccionalistas, la pena tenía que consistir primordialmente en la corrección o


enmienda del delincuente, si bien se reconocían otros fines para la pena como la prevención
general o la defensa del orden social. La pena justa, lejos de ser un mal, constituye para el
delincuente un bien, un derecho, que se orienta a restablecerle la conciencia y la libertad
racional, elevándolo desde la condición de criminal a la de miembro útil para la humanidad y el
Estado.

Las teorías de la disuasión. La doctrina de la disuasión constituye el fundamento de las leyes y


la justicia penales de la mayor parte de países. Este modelo trabaja, pues, sobre la hipótesis
clásica de que las leyes penales, si son racionales, tienden a generar efectos preventivos. La
criminología neoclásica se ha centrado en este ámbito en la investigación sobre los efectos
preventivos de la pena. En la prevención de delitos hemos de distinguir la prevención general
de la prevención especial. Desde la perspectiva de la prevención general se sostiene que las
penas hacen que los individuos se abstengan de cometer delitos por temor a las mismas. La
prevención especial afirma que cuando a un sujeto que ha delinquido se le impone una pena,
en el futuro tenderá a respetar más la ley, ya que ha sufrido los rigores de la pena y conoce
mejor los riesgos a los que se enfrenta.

La teoría de la elección racional. Una de las teorías más recientes en la evolución de las ideas
de la escuela clásica es la teoría del delito como elección racional, formulada por Wilson y
Herrnstein (1985), y también por Clarke y Cornish (1986, 2008). Reconocen que entre los
antecedentes del comportamiento delictivo pueden encontrarse factores psicológicos, sociales
y experiencias del individuo, pero consideran que la clave explicativa de la conducta delictiva
reside en que el delincuente cree que puede beneficiarse de situaciones ilegales asumiendo un
cierto riesgo a ser detenido. La traducción práctica de las anteriores afirmaciones tendría que
ser la siguiente: incrementar la severidad de los castigos (es decir, el aumento formal de las
penas en la ley) sin considerar los elementos de inmediatez y de certeza no garantizará la
reducción de la tendencia individual a cometer delitos.

El renacimiento de las variables biológicas. Desde el punto de vista de la experimentación


empírica disponemos de importantes evidencias que sugieren que factores genéticos y
biológicos intervienen en la criminalidad y en el delito.
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Modelos psicologicistas.

La psiquiatría. En consecuencia, tiende a ofrecer una perspectiva clínica y a considerar la


conducta delictiva como la expresión de un trastorno de la personalidad, patológico.

El psicoanálisis. La teoría psicoanalítica tiene una relevancia criminológica particular y


propugna un análisis introspectivo para suscitar las motivaciones ocultas del delincuente. El
marco psicopatológico se encuadra en conflictos infantiles, que se manifiestan en la vida adulta
a través de procesos inconscientes.

Los modelos sociológicos

La escuela de Chicago

La tesis que defienden los autores de la escuela de Chicago, en particular en las publicaciones
de la primera mitad del siglo XX, se manifiestan en la llamada teoría ecológica. Según ésta, hay
un paralelismo claro entre el proceso de creación de los nuevos centros urbanos y la
criminalidad urbana. La ciudad produce delincuencia. E incluso es posible distinguir la
existencia de diferentes zonas o áreas muy definidas en una ciudad donde se concentra la
criminalidad.

Teorías estructural-funcionalistas

En frente de las concepciones tradicionales, la tesis de Durkheim comporta admitir que el


delito es un comportamiento normal (no patológico), que se produce en cualquier estrato de la
pirámide social y en cualquier modelo de sociedad y derivado, no de anomalías del individuo ni
de la desorganización social, sino de las estructuras y los fenómenos cotidianos en el seno de
un orden social.

Las teorías del aprendizaje social

En las iniciales formulaciones de la teoría del aprendizaje social, E. H. Sutherland desarrolló en


los años treinta la teoría de la asociación diferencial, que partía de la hipótesis de que el
comportamiento desviado o delictivo, de la misma manera que el comportamiento normal o
social, es aprendido. El delito, por lo tanto, ni se hereda ni se inventa, sino que se aprende.
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Teorías subculturales

Las teorías subculturales surgen en la década de los cincuenta en Estados Unidos como
respuesta a la problemática que planteaban determinadas minorías especialmente activas:
minorías étnicas, políticas, raciales, culturales, etcétera.

Teoría de la desigualdad de oportunidades

Se trata de una combinación de la teoría de la anomia y de la teoría de la asociación


diferencial, donde también intervienen elementos de la teoría de la subcultura. Desarrollada
por Cloward y Ohlin, esta teoría plantea que el aprendizaje del comportamiento delictivo no se
lleva a cabo de manera uniforme y homogénea, sino según las respectivas circunstancias,
ocasiones y oportunidades del individuo y las subculturas a las que pertenece.

Las teorías de la frustración

En definitiva, Agnew considera que la situación de frustración se produce cuando la persona no


es tratada como querría ser tratada. En este contexto, el comportamiento desviado o delictivo
puede ser una solución a la frustración, que algunas personas utilizan para aportar nuevos
estímulos que sustituyan a los que se han perdido, o bien para huir de estímulos negativos.

Teorías del control social

El individuo evita el delito porque es el primer interesado en mantener un comportamiento


conforme a las pautas y las expectativas de la sociedad. Dicho en otras palabras, un sujeto no
respeta las normas cuando no le importan las expectativas que las personas tienen puestas en
él o cuando no tiene vínculo hacia ellas.

Las teorías de la criminalización o del conflicto social

Estas teorías parten de la premisa de que las normas y su aplicación no constituyen una
realidad objetiva y neutral, sino que configuran una forma de control cultural y socialmente
determinado. En este ámbito haremos referencia a dos teorías: las del etiquetado, o labeling, y
la criminología crítica.

El labelling approach
Estas teorías se centran en explicar los procesos de criminalización, las carreras criminales y la
desviación secundaria.

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Desviaciones primaria y secundaria

La desviación primaria corresponde a la primera acción delictiva de un sujeto, que puede tener
como finalidad resolver alguna necesidad (por ejemplo, económica) o producirse para
acomodar su conducta a las expectativas de un determinado grupo subcultural (como por
ejemplo, ciertas formas de violencia juvenil).

La desviación secundaria se refiere a la repetición de los actos delictivos, especialmente a partir


de la asociación forzada del individuo con otros sujetos delincuentes como resultado de su
detención, procesamiento y encarcelamiento. La reacción social frente a la conducta desviada
consigue una transformación de la identidad individual, asignando un nuevo rol o estatus al
sujeto, produciéndose un efecto de estigmatización de la persona.

La criminología crítica

Defienden, en este sentido, una criminología comprometida con la supresión de las


desigualdades sociales, para lo que resulta necesario poder cuestionar no sólo las causas del
delito, sino también las de las normas que crean el delito, es decir, las normas legales.

Las teorías integradoras

Recientemente se han desarrollado diversas teorías que intentan integrar los conocimientos
acumulados por las diferentes teorías criminológicas para conseguir un conocimiento más
completo y esmerado de la delincuencia. Pretenden, a grandes rasgos, relacionar los factores
individuales o personales que pueden influir en el delito con los factores sociales y los factores
estructurales.

Teorías multifactoriales. En primer lugar, nos referiremos a las teorías multifactoriales, que
estudian la influencia sobre la conducta delictiva de diferentes factores sociales, personales o
económicos, procedentes de las teorías de la desorganización y la tensión social, del control,
del aprendizaje, del conflicto y de la elección racional.

Teorías de los «rasgos latentes». Un segundo grupo lo constituyen las teorías de los «rasgos
latentes», que parte de la hipótesis de que algunas personas poseen unas características
individuales (como una menor inteligencia o una personalidad impulsiva) que las sitúan en una
situación de mayor riesgo de comportamiento delictivo.

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Teorías de las etapas vitales. Un tercer grupo de perspectivas integradoras lo forman las
teorías de las etapas vitales. Según éstas, no existe una propensión individual estable para la
conducta delictiva, sino que el comportamiento evoluciona a lo largo del proceso de desarrollo
de los sujetos.

Modelo del triple riesgo delictivo (TRD), desarrollado por Redondo (2008, 2015). Este modelo
se configura como una teoría integradora o metateoría de la delincuencia no competitiva con
las teorías criminológicas tradicionales, y se asienta sobre el conocimiento de los factores de
riesgo y de protección predominantes en las distintas etapas del ciclo vital (estáticos y
dinámicos), las teorías del control y del aprendizaje social y las teorías situacionales y de la
oportunidad delictiva.

Ejercicios de autoevaluación

1. Desde las teorías de la elección racional, el delito se interpreta como...


a) una reacción frente a la frustración que experimenta el delincuente.
b) producto del aprendizaje.
c) resultado de una valoración de los costes y beneficios de la acción.

2. El estudio de la psicopatía y de su relación con la criminalidad es propio de...


a) el psicoanálisis.
b) la psiquiatría.
c) las teorías del aprendizaje.

3. Las teorías que propugnan el arraigo y el vínculo del individuo con su entorno próximo
y la comunidad como explicaciones para la no delincuencia son...
a) las teorías subculturales.
b) las teorías del control social.
c) las teorías de la anomia.

4. La primera teoría que surge en la escuela de Chicago es...


a) la teoría de la anomia.
b) la teoría ecológica.
c) la teoría conflictual.

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5. La creación de barreras físicas o simbólicas en torno a las áreas públicas que provoquen
en los residentes un sentimiento de comunidad y territorialidad, que los autorresponsabilice
para la defensa de su hábitat ante el delito, es uno de los postulados de...
a) la psicología comunitaria.
b) la escuela ecológica de Chicago.
c) la teoría del espacio defendible.

6. De acuerdo con las orientaciones ecológicas iniciales de la escuela de Chicago, los índices
máximos de criminalidad se concentran en la zona de...
a) la city.
b) la zona de transición.
c) el área de viviendas.

7. Los teóricos del labelling approach...


a) están más interesados en los procesos de criminalización que en las causas de la
delincuencia.
b) analizan con profundidad las frustraciones del individuo.
c) están más interesados en la etiología del delito que en los procesos de estigmatización y
exclusión de los delincuentes.

8. La anomia expresa...
a) un estado de profundo desánimo en el delincuente.
b) un cambio en las condiciones consideradas idóneas para delinquir.
c) una crisis y pérdida de los valores vigentes en una sociedad.

9. El carácter constitutivo del control social y la incidencia selectiva (discriminatoria) son


dos postulados de...
a) las teorías subculturales.
b) las interaccionistas del labelling approach.
c) las ecológicas.

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10. Las teorías integradoras pretenden...


a) relacionar los factores individuales que influyen en el delito con factores sociales y
estructurales.
b) relacionar los factores sociales que intervienen en el delito con factores psicoanalíticos.
c) combatir las posiciones eminentemente estructurales.

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