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Unos sistemas sólidos de protección social son esenciales para mitigar los efectos y
evitar que muchas personas caigan en la pobreza. La pandemia de la COVID-19
tuvo consecuencias económicas tanto inmediatas como a largo plazo para personas
de todo el mundo y, a pesar de la expansión de la protección social durante la crisis
de la COVID-19, el 55 % de la población mundial (alrededor de 4000 millones de
personas) está completamente desprotegida.
En respuesta a la crisis del coste de vida, 105 países y territorios anunciaron casi
350 medidas de protección social entre febrero de 2022 y febrero de 2023. Sin
embargo, el 80 % de ellos fueron a corto plazo y, para alcanzar los objetivos, los
países necesitarán implementar sistemas de protección social universales y
sostenibles que sean apropiados a nivel nacional para todos.
Algunas de las metas a 2030 para poder erradicar la pobreza extrema para todas
las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por persona inferior
a 1,25 euros al día, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y
niños y niñas de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus
dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales. Poner en práctica a nivel
internacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos los
pobres y los más vulnerables. Que posean los mismos derechos a los recursos
económicos, así como acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de las
tierras y otros bienes, los recursos naturales, las nuevas tecnologías y los servicios
económicos, incluida la microfinanciación. Fomentar la resiliencia de los pobres y las
personas que se encuentran en situaciones vulnerables y reducir su exposición y
vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y a otros
desastres económicos, sociales y ambientales. Garantizar una movilización
importante de recursos procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la
mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios suficientes
y previsibles para los países en desarrollo, en particular los países menos
adelantados, para poner en práctica programas y políticas encaminados a poner fin
a la pobreza en todas sus dimensiones Crear marcos normativos sólidos en el
ámbito nacional, regional e internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo
en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de
apoyar la inversión acelerada en medidas para erradicar la pobreza.