Christie, Agatha - El Tercer Piso

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El tercer piso

Agatha Christie

Pues no la encuentro! dijo Pat. Y con el ceo fruncido revolvi impaciente en el chisme de seda que ella llamaba su bolso de noche. Los dos jvenes y la otra muchacha la observaron con ansiedad. Se encontraban ante la puerta cerrada del piso de Patricia Garnett. Es intil exclam Pat. Aqu no est. Y ahora qu vamos a hacer? Qu es la vida sin una llave? murmur Jimmy Faulkener. Era un joven de pequea estatura y ancho de espaldas, de ojos azules de alegre expresin. No bromees, Jimmy. Esto es serio. Vuelve a mirar, Pat dijo Donovan Bayley. Debe de estar ah. Tena una voz pastosa y agradable que haca juego con su tipo moreno y delgado. Si es que la trajiste intervino la otra muchacha, Mildred Hope. Pues claro que la traje replic Pat. Creo que os la di a uno de vosotros se volvi a los jvenes con ademn acusador. Le dije a Donovan que me la guardara. Pero no iba a encontrar una escapatoria tan fcilmente. Donovan lo neg rotundamente y Jimmy le respald. Yo mismo vi cmo la metas en tu bolso dijo Jimmy. Bueno, entonces uno de vosotros la perdera al recoger mi bolso. Se me ha cado un par de veces. Un par de veces! exclam Donovan. Lo has dejado caer lo menos una docena, y adems lo olvidaste en todas las ocasiones posibles. Lo que no comprendo es cmo diablos no se ha perdido todo lo que llevas dentro dijo Jimmy. El caso es..., cmo vamos a entrar? quiso saber Mildred. Era una muchacha muy sensible, aunque no tan atractiva como la impulsiva e impertinente Pat. Los cuatro permanecieron ante la puerta cerrada sin saber qu partido tomar. Y no podra ayudarnos el portero? sugiri Jimmy. No tiene una llave maestra o algo parecido?

Pat mene la cabeza. Slo haba dos llaves. Una estaba en el interior del piso colgada en la cocina y la otra estaba..., o debiera de haber estado..., en el condenado bolso. Si por, lo menos viviera en la planta baja, podramos romper el cristal de una ventana o algo as lamentse Pat. Donovan, no te gustara ser un ladrn escalador? El aludido rechaz enrgicamente, aunque con educacin, semejante idea. Un cuarto piso... sera casi un entierro asegurado dijo Jimmy. Y la escalera de incendios? sugiri Donovan. No la hay. Pues debiera haberla replic Jimmy. Un edificio de cinco pisos debe tener escalera de incendios. Eso digo yo repuso Pat. Pero con eso no ganamos nada. Cmo voy a entrar en mi piso? Y no hay una especie de ascensor suplementario? dijo Donovan. Esos chismes en los que el tendero hace subir las coles de Bruselas y la carne picada. El ascensor del servicio repuso Pat. Oh, s!, pero slo es un montacargas en forma de cesta. Oh, esperad..., ya s! Y el ascensor del carbn? Vaya dijo Donovan, es una idea. Mildred hizo una observacin descorazonadora. Estar cerrado dijo. Me refiero a que estar corrido el pestillo por la parte interior de la cocina de Pat. No lo creas replic Donovan, Eso no ocurre en la cocina de Pat exclam Jimmy. Pat nunca cierra con llave ni corre cerrojos. No creo que est cerrado dijo Pat. Esta maana saqu el cubo de la basura, y estoy segura de no haber cerrado despus, puesto que no volv a acercarme por all. Bueno intervino Donovan, pues eso nos va a resultar muy provechoso esta noche, pero de todas maneras, Pat, permteme que te aconseje abandones esta costumbre que te deja a merced de los ladrones no escaladores. Pat hizo caso omiso de la reprimenda. Vamos exclam comenzando a bajar a toda prisa los cuatro tramos de escalera. Los dems la siguieron, y Pat les condujo a un stano oscuro, aparentemente lleno de cochecitos de nio, y luego, atravesando la puerta de la escalera de los pisos, los gui hasta el ascensor derecho... que en aquel momento estaba ocupado por un cubo de basura. Donovan lo quit de all y subindose a la plataforma ocup su lugar, arrugando la nariz. Es algo molesto observ. Pero, qu importa? Voy a emprender solo esta aventura o hay alguien que quiera acompaarme? Yo ir contigo dijo Jimmy. Y se coloc al lado de Donovan. Espero que el montacargas pueda con mi peso aadi sin gran convencimiento. No puedes pesar mucho ms que una tonelada de carbn replic Pat, que nunca estuvo muy fuerte en pesos y medidas. De todas maneras pronto lo averiguaremos contest Donovan alegremente tirando de la cuerda. Y en medio de un ruido chirriante los dos muchachos desaparecieron de la vista. Este trasto mete un ruido infernal observ Jimmy mientras suban en plena oscuridad . Qu pensar la gente de los otros pisos? Supongo que creern que se trata de fantasmas o ladrones repuso Donovan. Tirar de esta cuerda es un trabajo pesado. El portero trabaja mucho ms de lo que yo crea. Oye,

Jimmy, viejo amigo, vas contando los pisos? Oh, no! Me he olvidado. Bueno, pues yo s los he contado. Ahora pasamos el tercero. El siguiente es el nuestro. Y ahora supongo que descubriremos que Pat cerr la puerta al fin y al cabo gru Jimmy. Mas sus temores eran infundados. La puerta de madera retrocedi ante una ligera presin y Donovan y Jimmy penetraron en la densa oscuridad de la arreglada cocina de Pat. Debimos traer una linterna para realizar este trabajo nocturno dijo Donovan. O yo no conozco a Pat, o todo estar por el suelo, y vamos a tropezar con la mar de cacharros antes de conseguir llegar hasta el interruptor de la luz. No te muevas, Jimmy, hasta que yo encienda. Prosigui avanzando cautelosamente y lanz una maldicin cuando una esquina de la mesa de la cocina se le incrust en los riones. Dio vuelta al interruptor y volvi a maldecir en plena oscuridad. Qu ocurre? le pregunt Jimmy. Que la luz no se enciende. Me figuro que se habr fundido la bombilla. Aguarda un minuto. Ir a dar la luz de la salita. La sala de estar se hallaba al otro extremo del pasillo. Jimmy oy cmo Donovan abra la puerta y fueron llegando hasta l diversas exclamaciones de contrariedad. Decidise a avanzar tambin por la cocina. Qu pasa? No lo s. Por la noche parece que las habitaciones estn embrujadas. Todo est revuelto. Las sillas y mesas se encuentran donde menos lo piensas. Oh, diablos! Aqu hay otra! Pero en aquel preciso momento Jimmy encontr el interruptor y encendi la luz. Un segundo despus los dos hombres se miraron locos de horror. Aquella habitacin no era la salita de Pat. Se haban equivocado de piso. Para empezar, aquella estancia estaba casi como unas diez veces ms llena de muebles que la de Pat, lo cual explicaba el pattico asombro de Donovan al tropezar repetidamente con sillas y mesas. En el centro haba una gran mesa redonda cubierta con un tapete y sobre ella un montn de cartas. Seora Ernestina Grant susurr Donovan, leyendo uno de los numerosos sobres. Oh, Dios nos ayude! T crees que nos habr odo? Ser un milagro que no te haya odo repuso Jimmy. Con tus vociferaciones y el modo de tropezar con lodo... Vamos, por amor de Dios, salgamos de aqu cuanto antes. Apagaron la luz y regresaron de puntillas hasta el ascensor. Jimmy exhal un suspiro de alivio al verse otra vez en la oscuridad del montacargas sin ms accidentes. Me gustan las mujeres que tienen el sueo profundo. Grant ha ganado muchos puntos en mi consideracin con su modo de vivir. Ahora comprendo dijo Donovan por qu nos hemos equivocado de piso. Y es que no contamos que habamos arrancado desde el stano tir de la cuerda y el montacargas fue subiendo. Esta vez acertaremos. Lo deseo de todo corazn exclam Jimmy al penetrar en otra cocina en tinieblas. Mis nervios no soportan muchos golpes como ste. Mas ya no experimentaron ningn otro sobresalto. A la primera tentativa se encendi la luz de la cocina de Pat, y un minuto despus abran la puerta principal del piso para dejar entrar a las jvenes que aguardaban fuera. Habis tardado mucho refunfu Pat.

Hemos tenido una aventura dijo Donovan. Podamos habernos visto en la comisara de polica como dos malhechores peligrosos. Pat haba entrado en la salita, donde tras encender la luz dej caer el chal en el sof, y escuch con vivo inters el relato que hizo Donovan de sus aventuras. Celebro que no os descubriera coment. Estoy segura de que es una vieja gruona. Esta maana recib una nota suya..., quera verme... para hablarme de algo..., supongo que de mi piano. La gente que no puede soportar el piano, no debiera vivir en un piso. Oye, Donovan, te has herido en la mano. La tienes cubierta de sangre. Ve a lavarte. Donovan se mir la mano sorprendido y sali de la habitacin. Al cabo de unos instantes se le oy llamar a Jimmy. Hola dijo el otro, qu te ocurre? No te habrs herido de cuidado, verdad? No me he hecho el menor dao. Haba algo extrao en el tono de Donovan que hizo que Jimmy le mirara sorprendido. Donovan le tendi la mano y pudo comprobar que en ella no haba el menor rasguo. Es extrao dijo Jimmy con el entrecejo fruncido. Tenas mucha sangre. De dnde ha salido? Y pronto comprendi lo que su amigo haba pensado ya. Por Jpiter! Debe de ser del piso de abajo. Se call al pensar lo que aquello poda significar. Ests seguro de que era sangre? pregunt. No sera pintura? Donovan deneg con la cabeza. Era sangre repuso con un estremecimiento. Se miraron mientras se les ocurra la misma idea. Fue la voz de Jimmy la que se oy primero. Oye dijo sin gran convencimiento. T crees que debamos bajar... otra vez... y echar... una... ojeada? Para ver si todo est en orden, claro. Y las chicas? No les diremos nada. Pat ha ido a ponerse un delantal para prepararnos una tortilla. Estaremos de vuelta antes de que se percaten de nuestra salida. Oh, bueno, vamos repuso Donovan. Supongo que debemos hacerlo. Me atrevo a asegurar que no ha ocurrido nada de particular. Mas sus palabras carecan de conviccin. Penetraron en el montacargas y bajaron al tercer piso. Esta vez se abrieron camino por la cocina con mucha menos dificultad, y una vez ms encendieron la luz de la salita. Debe de haber sido aqu dijo Donovan cuando... cuando me manch. No toqu nada de la cocina. Mir a su alrededor. Jimmy hizo lo propio y ambos fruncieron el ceo. Todo apareca limpio y ordenado. De pronto Jimmy sobresaltndose violentamente, asi del brazo a su compaero. Mira! Donovan sigui la direccin que le indicaba Jimmy y a su vez lanz una exclamacin. Por debajo del borde de las pesadas cortinas de pana, sobresala el pie de una mujer calzada con un zapato de charol. Jimmy se acerc a las cortinas y las apart violentamente. Bajo el repecho de la ventana yaca el cuerpo de una mujer, junto a un charco oscuro y viscoso. Estaba muerta, sobre ello no caba la menor duda. Jimmy estaba a punto de intentar incorporarla, cuando Donovan le detuvo. Ser mejor que no lo hagas. No debes tocar nada hasta que llegue la polica.

La polica. Oh, tienes razn! |Qu asunto tan desagradable, Donovan! Quin crees que es? La seora Ernestina Grant? Probablemente. De todas maneras, si hay alguien ms en el piso se est muy quietecito. Y qu vamos a hacer ahora? quiso saber Jimmy. Salir y llamar a la polica o telefonear desde el piso de Pat? Creo que es mejor llamar primero. Veamos, podemos salir por la puerta principal. No podemos pasarnos la noche subiendo y bajando en ese montacargas maloliente. Jimmy se avino a ello, pero al salir del piso vacil. Escucha, no crees que debiramos quedarnos uno de nosotros... slo para vigilar... hasta que llegue la polica? S; me parece conveniente. Si t te quedas, yo ir a telefonear. Y subi corriendo al piso de Pat. sta sali a abrirle con el rostro arrebolado y un delantal coquetn. Estaba muy bonita y sus ojos se agrandaron por la sorpresa. T? Pero, cmo... Donovan, qu es esto? Ocurre algo? l le cogi ambas manos. Todo va bien, Pat... slo que hemos hecho un descubrimiento muy poco agradable en el piso de abajo. Una mujer... muerta. Oh! Contuvo el aliento. Qu horrible! Le ha dado un ataque o algo as? No, parece..., bueno..., parece que ha sido asesinada... Oh, Donovan! Perdona que te lo haya dicho tan brutalmente continuaba reteniendo entre sus manos las de la muchacha. Querida Pat..., cmo la adoraba! Le querra ella? Algunas veces crea que s. Otras tema que Jimmy Faulkener..., el recuerdo de Jimmy esperando pacientemente abajo, le hizo sobresaltarse con un sentimiento de culpabilidad. Pat, querida, debemos telefonear a la polica. Monsieur tiene razn susurr una voz a sus espaldas. Y entretanto, mientras aguardamos su llegada, tal vez yo pueda prestarles una ligera ayuda. Los dos jvenes, que haban permanecido hasta entonces en la puerta del piso, salieron al rellano. Una figura bajaba la escalera y entr en su campo visual. Inmviles contemplaron al hombrecillo de fieros bigotes y cabeza en forma de huevo, que luca un esplndido batn y zapatillas bordadas y que se inclinaba galantemente ante Patricia. Mademoiselle le dijo. Yo soy, tal vez usted ya lo sepa, el inquilino del piso de arriba. Me encanta vivir en lo alto..., por el aire..., y poder ver todo Londres. Tom este piso bajo el nombre de seor O'Connor, pero no soy irlands. Mi nombre es otro y por ello me atrevo a ponerme a su servicio. Permtame. Y con una nueva inclinacin versallesca sac una tarjeta tendindosela a Pat. Hrcules Poirot. Oh! Contuvo el aliento-. El seor Poirot? El gran detective? Y de veras quiere ayudarnos? sa es mi intencin, mademoiselle. He estado a punto de ofrecerle mi ayuda hace ya un buen rato. Pat mirle extraada. Los o discutir sobre cmo poder entrar en el piso, y yo, que soy un experto en cerraduras, sin la menor duda hubiera podido abrirles la puerta. Pero no quise hacerlo, temeroso de que luego sospechara usted de m y me tomase por un vulgar espadista. Pat se ech a rer. Ahora, monsieur dijo Poirot a Donovan, le ruego que vaya a telefonear a la polica. Mientras tanto, yo ir al piso de abajo.

Pat le acompa y encontraron a Jimmy montando guardia. La muchacha le explic quin era Poirot, y Jimmy puso al corriente de sus aventuras al detective, quin le escuchaba con toda atencin. Dice usted que la puerta del montacargas estaba abierta? Entraron en la cocina, pero la luz no se encendi. Y mientras hablaba dirigise a la cocina y accion el interruptor. Tien! Voil ce qui est curieux! dijo al encenderse la luz de la pieza. Ahora funciona perfectamente. Me pregunto... Se llev un dedo a los labios y escuch. Un ligero rumor rompa el silencio..., el ruido inconfundible de un sonoro ronquido. Ah! exclam Poirot. La chambre de domestique. Y cruzando la cocina de puntillas y la reducida despensa, abri la puerta de un cuartito y encendi la luz. Aquella habitacin era una especie de perrera destinada por el constructor del piso, para acomodar a un ser humano. Estaba casi totalmente ocupada por una cama en la que dorma, con la boca abierta y roncando apaciblemente, una joven de mejillas sonrosadas. Poirot apag la luz antes de retirarse. No se ha despertado dijo. Dejmosla dormir hasta que llegue la polica. Volvieron a la salita, donde Donovan rpidamente unise a ellos. La polica llegar en seguida les notific. No debemos tocar nada. Poirot asinti. No tocaremos nada, slo miraremos. Dirigise a la otra habitacin. Mildred haba bajado con Donovan y los cuatro jvenes se quedaron en la puerta mirando a Poirot con gran inters. Lo que no entiendo es esto dijo Donovan. Yo no me acerqu a la ventana... de modo que, cmo es posible que me manchara la mano de sangre? Mi joven amigo, la respuesta salta a la vista. De qu color es el tapete de la mesa? Rojo, verdad?, y no hay duda de que usted apoyara la mano encima. S, es cierto. Es eso...? se interrumpi. Poirot asinti inclinndose sobre la mesa e indicando con su mano una mancha oscura. Aqu fue donde se cometi el crimen dijo. Luego trasladaron el cadver. Despus irguindose mir lentamente a su alrededor. No se mova ni tocaba nada, pero, sin embargo, los cuatro que lo observaban sintieron como si cada objeto de aquel lugar comunicara su cerebro a su mirada perspicaz. Hrcules Poirot asinti con la cabeza como si se sintiera satisfecho, y dej escapar un ligero suspiro. Ya comprendo dijo. Qu es lo que comprende usted? pregunt sorprendido Donovan. Comprendo lo que sin duda ya advirtieron... que esta habitacin est abarrotada de muebles. Donovan sonri tristemente. Tropec lo mo confes. Claro, todo estaba en distinto sitio que en casa de Pat y no supe abrirme camino. No todo dijo Poirot. Donovan dirigile una mirada interrogadora. Quiero decir dijo Poirot, disculpndose que ciertas cosas estn siempre en el mismo sitio. En un mismo edificio de pisos, la puerta, las ventanas y la chimenea... estn igualmente situadas en un piso que en otro.

No cree usted que analiza demasiado? intervino Mildred mirando a Poirot con ligera irona. Hay que hablar siempre con toda exactitud. Es..., cmo dira yo...?, una mana en m. Se oyeron pasos en la escalera y entraron tres hombres. Eran un inspector de polica, un sargento y el mdico forense. El inspector, reconociendo a Poirot le salud con gran deferencia. Luego volvise a los dems. Quiero que todos ustedes presten declaracin comenz, pero en primer lugar... Poirot le interrumpi. Una pequea proposicin. Trasladmonos al piso de arriba y mademoiselle nos har lo que tena planeado hacer..., una tortilla. Yo siento verdadera pasin por las tortillas. Luego, monsieur l'inspecteur, cuando haya terminado aqu, sube usted a reunirse con nosotros y nos interroga a todos a placer. As qued acordado y Poirot subi con los jvenes. Seor Poirot le dijo Pat; es usted un hombre encantador, y yo voy a hacerle una tortilla estupenda. La verdad es que me salen muy bien. Eso es bueno. Una vez anduve enamorado de una inglesa que se pareca mucho a usted..., pero que no saba guisar. De modo que tal vez estuve de suerte. Haba un ligero matiz de tristeza en su voz y Jimmy Faulkener le mir con curiosidad. No obstante y ya en el piso de Pat, mostrse satisfecho y divertido y la triste tragedia ocurrida en el departamento inferior, fue casi olvidada. La tortilla haba sido consumada y muy elogiada, cuando se oyeron los pasos del inspector Rice, que entraba acompaado del doctor. El sargento se qued en el piso de abajo. Bien, monsieur Poirot le dijo. Todo parece claro y evidente, pero a pesar de ello es posible que nos cueste dar con el culpable. Quisiera saber cmo fue descubierto el crimen. Entre Donovan y Jimmy le pusieron al corriente de los acontecimientos de aquella noche. El inspector volvise hacia Pat para reprenderla. No debiera dejar abierta la puerta del montacargas, seorita. No volver a hacerlo repuso Pat con un estremecimiento. Alguien podra entrar y asesinarme como a esa pobre mujer de abajo. Ah!, pero no entraron por ah dijo el inspector. Quiere explicarnos lo que ha descubierto? pidi Hrcules Poirot. No s si debiera hacerlo..., pero tratndose de usted, seor Poirot... Prcisment dijo Poirot. Y estos jvenes..., sern discretos. De todas maneras los peridicos lo divulgarn en seguida continu el inspector. Y en realidad, no es un secreto. Bien, la mujer que ha sido encontrada muerta es la seora Grant. El portero la ha identificado. Una mujer de unos treinta y cinco aos. Estaba sentada a la mesa y le dispararon con una pistola automtica de poco calibre, probablemente alguien que estaba sentado ante ella. Cay hacia delante y por eso manch el tapete de sangre. Y nadie oy el disparo? pregunt Mildred. Dispararon con silenciador. No, nadie pudo orlo. A propsito, oyeron ustedes el chillido que lanz la doncella al saber que su ama estaba muerta? No, eso demuestra la imposibilidad de que se oyera el tiro. Y la doncella no tiene nada que decir? pregunt Poirot. Era su noche libre, y tena una llave. Regres a eso de las diez, todo estaba en silencio y pens que su ama se haba acostado. No mir en la salita?

S, entr las cartas que haban llegado en el correo de la maana, mas no viendo nada anormal..., ni ms, ni menos, lo mismo que los seores Faulkener y Bayley. El asesino haba escondido el cadver detrs de las cortinas. Todo ello resulta bastante curioso, no le parece? A pesar de que Poirot habl en tono amable, su observacin hizo que el inspector le mirara frunciendo el ceo. No querra que se descubriera el crimen hasta que tuviera tiempo de emprender la huida. Tal vez..., es posible... pero contine lo que estaba diciendo. La doncella sali a las cinco. El doctor ha determinado que la seora Grant llevaba muerta... unas cuatro o cinco horas, no es as? El forense, que era un hombre de pocas palabras, se content con mover la cabeza afirmativamente. Y ahora son las doce menos cuarto. Yo creo que puede calcularse la hora con bastante exactitud. Sac una arrugada hoja de papel. Encontramos esto en el bolsillo del vestido de la interfecta. No teman tocarlo. No hay huellas digitales. Poirot alis el papel y pudo leer estas palabras escritas a mquina y con letras maysculas: Ir a verla esta tarde a las siete y media. J. F. Un documento muy comprometedor para dejarlo olvidado dijo el inspector. Tal vez pensara que ella lo habra destruido, porque tenemos pruebas de que el asesino es muy cuidadoso. Encontramos debajo del cadver la pistola con que cometi el crimen... y tampoco tena huellas digitales: la haban limpiado cuidadosamente con un pauelo de seda. Cmo sabe que fue con un pauelo de seda? pregunt Poirot. Porque lo encontramos repuso el inspector triunfante. A ltima hora, cuando el asesino corri las cortinas, debi carsele inadvertidamente. Y le tendi un gran pauelo blanco de seda de muy buena calidad. No fue preciso que le indicase el nombre bordado en el centro con seis letras claras y muy legibles. John Fraser. Eso es repuso el inspector. John Fraser... J. F. las iniciales de la nota. Conocemos el nombre de la persona que hemos de buscar, y me atrevo a asegurar que si averiguamos algunas cosas sobre la difunta, y salen a relucir algunas de sus amistades, no tardaremos en estar sobre la pista. Me pregunto... dijo Poirot. No, mon cher, creo que no va a ser tan fcil encontrar a su John Fraser. Es un hombre extrao..., cuidadoso, puesto que marca sus pauelos y limpia la pistola con que ha cometido el crimen... y al mismo tiempo descuidado, ya que pierde su pauelo y no recoge una comprometedora carta que puede acusarle. Se pondra nervioso con las prisas dijo el inspector. Es posible repuso Poirot. S; es posible. Y, no le vieron entrar en el edificio? A esa hora entra y sale toda clase de gente. Estas casas son muy grandes. Supongo que ninguno de ustedes se dirigi a los cuatro jvenes le veran salir del piso. Pat neg con la cabeza. Salimos antes..., a eso de las siete.

Ya. El inspector se puso en pie y Poirot le acompa hasta la puerta. Como un pequeo favor... podra examinar el piso de abajo? Desde luego, seor Poirot. Conozco la opinin que tienen de usted en jefatura. Le dar una llave. Tengo dos. No hay nadie. La doncella se ha ido a casa de unos parientes, pues estaba demasiado asustada para quedarse sola. Gracias. Poirot regres pensativo a la sala de Pat. No est usted satisfecho, seor Poirot? pregunt Jimmy. No, lo estoy. Qu es lo que..., bueno, le preocupa? dijo Donovan mirndole con curiosidad. Poirot no respondi, y guard silencio durante un par de minutos, como si meditara. Luego se encogi de hombros. Voy a despedirme de usted, mademoiselle. Debe de estar fatigada. Ha tenido que guisar mucho..., eh? Pat ri. Slo la tortilla. No hice la cena. Donovan y Jimmy vinieron a buscarnos y fuimos a un pequeo restaurante del Soho. Y luego, sin duda, iran al teatro. S. A ver Los ojos castaos de Carolina. Ah! exclam Poirot. Debieran haber sido los ojos azules..., los ojos de mademoiselle. Hizo una galante inclinacin, y diole una vez ms las buenas noches, lo mismo que a Mildred, que se quedaba all a pasar la noche, ya que Pat haba confesado con toda franqueza que no era capaz de quedarse sola de momento. Los dos hombres acompaaron a Poirot. Cuando se disponan a despedirse de l, una vez en el rellano, el detective les dijo: Mis jvenes amigos, me oyeron decir que no estaba satisfecho..., Eh bien, es cierto..., no lo estoy. Ahora voy a bajar a hacer unas pequeas averiguaciones por mi cuenta. Les gustara acompaarme? Su propuesta fue aceptada en el acto y Poirot abri la marcha hacia el piso tercero. Al entrar, no se dirigi a la salita, como los otros esperaban, sino que fue derecho a la cocina. En un hueco, debajo de la fregadera, haba un gran bidn metlico. Poirot lo destap e inclinndose sobre l comenz a escarbar en su contenido con la energa de un feroz terrier. Jimmy y Donovan le contemplaban un tanto sorprendidos. De pronto con una exclamacin de triunfo se levant, alzando en su man una botellita tapada con un corcho. Voil! Encontr lo que buscaba. La olfate detenidamente. Estoy enrhum... tengo un constipado de cabeza... Donovan cogi la botellita y oli a su vez, sin percibir nada. De modo que le quit el tapn y la acerc a su nariz antes de que el grito de alarma de Poirot pudiera contenerle. Inmediatamente cay al suelo como un tronco. Poirot, abalanzndose hacia l, consigui aminorar el golpe. Imbcil! exclam. Vaya ocurrencia, quitar el tapn. Es que no se ha fijado con qu cuidado la he cogido yo? Monsieur... Faulkener..., verdad? Sera tan amable de traerme un poco de coac? He visto una botella en la salita. Jimmy sali corriendo, pero cuando regres, Donovan estaba sentado y diciendo que se

senta bien, y tuvo que escuchar un pequeo discurso del seor Poirot acerca de la necesidad de andar con cuidado al olor de posibles sustancias venenosas. Creo que voy a irme a casa dijo Donovan ponindose en pie. Es decir, si no me necesita ya. Todava me encuentro algo extrao. Desde luego replic Poirot. Es lo mejor que puede usted hacer. El seor Faulkener se quedar conmigo un rato. Acompa a Donovan hasta la puerta y saliendo al rellano estuvo hablando en l durante unos minutos. Cuando al fin volvi a entrar en el departamento encontrse a Jimmy de pie en el saloncito y mirando a su alrededor con extraeza. Bueno, seor Poirot le dijo, qu hacemos ahora? Nada. Este caso est terminado. Qu? Ahora... lo s todo. Por esta botellita que ha encontrado? Exacto. Por esa botellita. No consigo sacar nada en claro. Por alguna razn veo que no est satisfecho con las pruebas contra John Fraser, quienquiera que sea ese hombre. Quienquiera que sea repiti Poirot despacio, si es que es alguien, cosa que me sorprendera. No le comprendo. Es slo un nombre... eso es todo..., un nombre cuidadosamente bordado en un pauelo. Y la carta? Se fij usted en que estaba escrita a mquina? Por qu? Se lo dir. De haber sido manuscrita hubieran podido reconocer la escritura, y una carta escrita a mquina es ms fcil de identificar de lo que usted imagina..., pero si la hubiera escrito un autntico John Fraser estas dos cosas no le hubieran importado. No; fue escrita a propsito y puesta en el bolsillo de la difunta para que nosotros la encontrsemos. No existe nadie llamado John Fraser. Jimmy le miraba interrogador. De modo prosigui Poirot que volv al primer punto que me choc. Me oy usted decir que ciertas cosas estn situadas en el mismo lugar en todos los pisos de un mismo edificio. Y di tres ejemplos. Pude haber nombrado otro ms... el interruptor de la luz, estimado amigo mo. Jimmy segua mirndole sin comprender. Poirot fue explicndose. Su amigo Donovan no se acerc a la ventana..., fue al apoyar la mano en esta mesa cuando se la manch de sangre. Y yo me pregunt en seguida, por qu la apoy ah? Qu es lo que estaba haciendo rondando por esta habitacin a oscuras? Porque recuerde, amigo mo, que el interruptor de la luz elctrica est en todas partes en el mismo sitio..., junto a la puerta. Entonces, cuando entr en la habitacin, por qu no busc en seguida el interruptor para dar la luz? Eso era lo ms normal y lgico. Segn l, quiso encender la luz de la cocina y estaba estropeada. No obstante, yo he comprobado que funciona perfectamente. Por tanto, es que entonces no le interesaba que se hubiera encendido? En ese caso se hubieran dado cuenta en seguida de que se haban equivocado de piso, y no hubiera habido motivo para entrar en la habitacin. Adonde quiere ir a parar, seor Poirot? No comprendo. Qu quiere decir? Poirot le mostr un llavn Yale. Esto. La llave de este piso?

No, mon ami, la llave del piso de arriba. La llave de la seorita Patricia, que el seor Donovan Bayley le quit del bolso durante la noche. Pero..., por qu..., por qu? Parbleu! Para poder hacer lo que deseaba..., entrar en este piso a primera hora de la tarde sin despertar sospechas para asegurarse de que la puerta del montacargas no estaba cerrada. De dnde ha sacado usted esa llave? Acabo de encontrarla... Poirot sonri abiertamente en donde la he buscado... en el bolsillo del seor Donovan. Esa botellita que simul encontrar fue una artimaa, y el seor Donovan cay en la trampa. Hizo lo que yo esperaba que hiciera... destaparla y oler su contenido... cloruro de estilo, un anestsico instantneo. Eso le dej inconsciente durante unos segundos, que era lo que yo necesitaba para sacar de su bolsillo un par de cosas que yo saba estaban all precisamente. Esta llave es una de ellas... y en cuanto a la otra... Se detuvo un instante antes de continuar. A su debido tiempo interrogu al inspector para conocer el motivo de que el cadver estuviera escondido tras las cortinas. Para ganar tiempo? No, haba algo ms. Y por eso me acord de una cosa..., del correo, amigo mo. El correo de la tarde que llega a las nueve y media aproximadamente. Digamos que el asesino no encontr lo que esperaba, pero ese algo pudo llegar ms tarde por correo. Entonces deba volver..., pero el crimen no deba ser descubierto por la doncella, pues en ese caso la polica tomara posesin del piso, y por eso esconde el cuerpo detrs de la cortina. Y la doncella, sin sospechar nada, deja las cartas sobre la mesa, como de costumbre. Las cartas? S, las cartas. Poirot sac algo de su bolsillo. Esto es la otra cosa que saqu del bolsillo del seor Donovan mientras se halla inconsciente. Y mostr un sobre escrito a mquina y dirigido a la seorita Ernestina Grant. Pero quiero preguntarle una cosa, seor Faulkener, antes de leer esta carta. Est usted enamorado de mademoiselle Patricia? La quiero con locura... pero nunca confi en que me correspondiera. Pens que estaba enamorada del seor Donovan? Es posible que hubiera empezado a interesarse por l..., pero slo fue un principio, amigo mo. Usted es el encargado de hacerla olvidar... y estar a su lado en los momentos difciles. Difciles? S, difciles. Haremos todo lo posible por no mezclar su nombre en esto, pero ser imposible conseguirlo por completo. Ya sabe que ella fue el motivo. Y le alarg el sobre. De su interior cay un papel. La carta era breve y estaba escrita y firmada por un conocido abogado. Deca as: Querida seora: El documento que me incluye est en regla, y el hecho de que el matrimonio tuviera lugar en un pas extranjero no lo invalida en ningn sentido. Suyo afectsimo, etctera... Poirot despleg el documento. Era un certificado de matrimonio de Donovan Bayley y

Ernestina Grant, fechado ocho aos atrs. Oh, Dios mo! exclam Jimmy. Pat dijo que haba recibido una carta de esa seora pidindole que fuera a verla, pero no imagin siquiera que fuera nada importante. Poirot asinti. El seor Donovan lo saba..., vino a ver a su esposa aquella tarde antes de subir al piso de arriba. (Extraa irona dejar que esa infortunada mujer viniera a vivir al mismo edificio de su rival...) Y la asesin a sangre fra... y luego fue a divertirse con ustedes. Su mujer debi decirle que haba enviado en certificado de matrimonio a su abogado y que aguardaba su respuesta. Sin duda l quiso hacerle creer que su matrimonio no era del todo vlido. Donovan estuvo de muy buen humor durante toda la noche. Seor Poirot, no le habr dejado escapar? No tiene escape repuso el detective. No tema. Es en Pat en quien pienso principalmente replic Jimmy. Cree usted... que no le afectar mucho? Mon ami, eso es cosa suya. Tiene que hacerla volver a usted y olvidar. No creo que le resulte muy difcil! Libros Tauro
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