Obras de La Literatura Precolombina

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La Leyenda de Yurupary se nos presenta como el ejemplo ms tpico de formalizacin literaria en Colombia.

Es una leyenda que ha andado por mucho tiempo de boca en boca por las tribus y las malocas; en los caminos ms oscuros de la selva amaznica. Su origen es comn a todas las tribus de la Amazona colombobrasilera (ro Vaups, Isana y ro Negro), principalmente en la regin del Vaups-Colombia

La Leyenda de Yurupary es prueba de que nuestra cultura autctona est an presente y viva, pues su culto se practica en numerosas tribus constituyndose hoy da en el gran mito, todava vigente de los indgenas colombianos y por extensin, latinoamericanos; adems, es el nico texto indgena de autor conocido, el indio amaznico Jos Roberto, escrito en lengua engatu, siglo XIX.

Extraa la falta de inters que hasta la fecha ha existido por estudiar la leyenda de Yurupary desde un punto de vista literario.

En realidad, las explicaciones que se intentan a este respecto no parecen satisfactorias, aunque hay que tener en cuenta que el estudio de la mitologa indgena es un campo relativamente poco explorado y que las investigaciones sobre literaturas amerindias estn en su etapa preliminar

Este mito fue recogido a finales del siglo XIX por el indgena brasilero Maximiano Jos Roberto, descendiente de indgenas manaos y tirianas, quien lo plasm por escrito en lengua franca o Nheengat (derivada del tupguaran); posteriormente fue traducido al italiano por el Conde Ermanno Stradelli y publicado en 1891 en el Bolletino de la societa geographica de Roma. (Serie III, Vol III, p.p. 659-689; 789-835).

En la actualidad, Hctor Orjuela con la colaboracin de Susana N. Salessi y el Instituto Caro y Cuervo, han publicado una nueva traduccin del manuscrito de Stradelli al espaol.

El texto est ubicado temporalmente "en los principios del mundo" y geogrficamente en la Sierra de Tenui, ubicada a los mrgenes del Ro Iana, afluente del Ro Negro, que a su vez desemboca en el Ro Amazonas.

Nacimiento de Seuc : Una epidemia atac a los hombres y slo sobrevivieron algunos viejos y un pay. Para resolver lo que podra ser el fin de la raza, las mujeres se reunieron en el Lago Muypa, donde Seuc (el nombre dado a las Plyades) sola baarse. Las mujeres no llegarn a ninguna solucin, cuando Seuc vino a baarse. En ese momento el viejo pay, quien estaba presente a pesar de que las mujeres no se haban percatado, las reprendi por haber desobedecido su prohibicin de acercarse al lago

Nacimiento de Yurupar: Al llegar a la edad de los primeros amores, Seuc, an pura, se antoja de comer la fruta Pihycan (presuntamente la Piquia , una nuez de la regin amaznica). Fcilmente encontr algunas y los jugos de la fruta la fecundaron. Intent ocultar su estado, pero eventualmente fue imposible y confes la historia del Pihycan. Cuando naci el nio se pareca al sol por su gran belleza. Los tenuinas lo proclamaron su tuixua, su jefe, y lo llamaron Yurupar, que significa engendrado por la fruta.

Desaparicin de Yurupar Una luna despus del nacimiento de Yurupar, la gente decidi entregarle las insignias de cacique, pero no estaba la it-tuixua, la piedra del jefe, por lo cual tenan que ir a la Sierra del Gancho de la Luna a recobrarla. Pero las mujeres dividieron la tribu en dos bandos: unas decan que todos deban ir por la piedra, otras que debera ir los hombres solos. Discutieron por una luna hasta que se dieron cuenta de la desaparicin de Yurupar.

Las mujeres culparon a los viejos y los amenazaron con darles "el suplicio de los peces", una tortura consistente en atar el cuerpo dentro del agua, dejando la cabeza afuera, herirlos para que los peces, atrados por el gusto de la sangre, vinieran a devorarlos. Incluso llegaron a atar a los hombres para que no escaparan

Durante la noche, se escuch el llanto de Yurupar proveniente del rbol del Pihycan. Cuando llegaron a l, todo qued en silencio. La segunda noche se repiti el llanto y buscaron entre las ramas del Pihycan pero no encontraron nada. La tercera noche cercaron el rbol pero empezaron a escuchar el llanto entre ellos, sin poder descubrir su origen. El llanto era tan aterrador que decidieron no volver a buscar a Yurupar.

A pesar de que el llanto no cesaba, todos se olvidaron de Yurupar menos Seuc, quien retirada en la cima de una montaa lloraba la ausencia de su hijo hasta quedar dormida en las madrugadas. Pasaron tres noches as. Una maana, cuando se despert se dio cuenta que la leche de sus senos no estaba. Intent quedarse despierta para ver quin se estaba amamantando, pero el sueo la venca y al da siguiente amaneca sin leche.

El regreso de Yurupar Quince aos despus, en una noche de luna en la que la Seuc celeste vino a baarse en el lago, reapareci Yurupar en el pueblo de la mano de su madre, la Seuc terrenal. Era un joven tan hermoso como el sol. Los tenuitas se apresuraron a darle los ornamentos de cacique aunque todava faltara la ittuixua.

Viene a cambiar las leyes matriarcales y caticas por las leyes del Sol, que son en esencia patriarcales y ordenadas. Tambin trae un conjunto de ritos, cantos y mitos sobre sus ancestros. Visita diferentes tribus para instruirlas sobre las nuevas leyes, y en cada tribu se le presenta resistencia por parte de las mujeres. Entre sus mismos discpulos hay unos traidores y hay otros fieles a l. Encuentra el amor en una mujer llamada Carum. Al final del relato se aleja por el Oriente para buscar

Esta leyenda cuenta que hace muchos aos, cuando an no haba hombres, casi toda la tierra estaba bajo las aguas, inclusive el territorio de la regin de la actual Tunja

Cuenta esta hermosa historia que los Chibchas crean que, antes del nacimiento del primer hombre, de las aguas de alguna de las lagunas sagradas naci una bella mujer que se haca llamar Bachu. Junto a ella, de su mano, caminaba tambin un angelical nio de unos tres aos de edad.

Bachu se dedic a buscar un lugar seguro, donde pudiera vivir tranquila. Entonces pens que lo mejor era bajar de la montaa hacia el valle, en donde se encuentra el pueblo de Iguaque, pues el clima era menos fro. Al llegar al sitio escogido, Bachu construy una casa para vivir con el nio, tiempo despus, el nio se hizo hombre y entonces se cas con Bachu.

Este matrimonio les permiti que poco a poco la tierra se fuera poblando de personas, pues cada vez iban de un lugar a otro, fundando territorios y dejando hijos en cada uno de estos sitios.Dicen que en cada parto, Bachu tena entre cuatro y seis bebs

Se deca que Bachu a veces se presentaba ante los indios que la invocaban para pedirle auxilio y para agradecerle los favores que haban recibido de ella.

La historia de esta leyenda, cuenta que en poca de los Chibchas, durante das y noches llovi tanto que se arruinaron los cultivos; las casas se vinieron al suelo, y se mojaron tanto que lo mismo serva tener techo de palma o no

El Zipa, quien comandaba todo el imperio Chibcha, y los caciques, que eran como los capitanes o gobernadores de los poblados de la sabana, se reunieron para buscar una solucin, pues no saban qu hacer y el agua segua cayendo del cielo en torrentes. Se acordaron entonces de Bochica, un anciano que no era de su tribu y quien haba aparecido de repente en un cerro de la sabana.

Dicen que era alto y de piel colorada, con ojos claros, barba blanca y muy larga que le llegaba hasta la cintura. Vesta una tnica tambin larga, sandalias, y usaba un bastn para apoyarse. l les haba enseado a sembrar y cultivar en las tierras bajas que quedaban prximas a la sabana y a orar. Cuando se iniciaron las lluvias, Bochica estaba visitando el poblado de Sugamuxi (hoy Sogamoso), en donde haba un templo dedicado al Sol.

Los chibchas decidieron llamarlo, porque pensaron que Bochica era un hombre bueno que podra ayudarlos, o todo el imperio se acabara a causa de la gigantesca inundacin. El anciano dialog con dificultad con los caciques, pues no dominaba su lengua, pero se haca entender y le comprendan bastante. Se retir a un rincn del boho que tena por habitacin, rez a su dios, que deca era uno solo. Luego sali y seal hacia el suroccidente de la sabana.

Cuentan adems, que cientos de indios organizaron una especie de peregrinacin con l. Se detuvieron despus de varios das en el sitio exacto en donde la sabana terminaba, pero las aguas se agolpaban furiosas ante un cerco de rocas. Los rboles enormes y la vegetacin selvtica frenaban la furia del agua.

Bochica, con su bastn, mir al cielo y toc con el palo las imponentes rocas. Ante la sorpresa y admiracin de unos y la incredulidad de todos, las rocas se abrieron como si fueran de harina.

El agua se volc por las paredes, formando un hermoso salto de abundante espuma, con rugidos bestiales y dando origen a una catarata de ms de 150 metros de altura. La sabana, poco a poco, volvi a su estado normal.

Y all qued el "Salto del Tequendama". Dicen que Bochica, tiempo despus, desapareci silenciosamente como haba venido.

Esta leyenda colombiana es una de las ms conocidas por su vinculacin con la conquista de Amrica. Los conquistadores espaoles buscaban un pas legendario famoso por sus incalculables riquezas (El Dorado). El origen de esta creencia reside en la ceremonia de consagracin de los nuevos Zipas. En el hermoso pas de los Muiscas, hace mucho tiempo, todo estaba listo para un acontecimiento: la coronacin del nuevo Zipa, gobernador y cacique.

La laguna de Guatavita, escenario natural y sagrado del acontecimiento luca su superficie tranquila y cristalina como una gigantesca esmeralda, engastada entre hermosos cerros. Las laderas, con tupidos helechos. El digital, como un hermoso racimo de campanitas, matizaba de morado el paisaje; el diente de len, cual frgil burbuja, arrojaba al viento sus diminutos paracadas para perpetuar el milagro de su conservacin y los abutilones de colores rojos y amarillos sumaban al concierto de belleza natural, el diminuto y tornasolado colibr, su comensal permanente.

Gran agitacin reinaba en Bacat, vivienda del Zipa; la poblacin entera asistira al singular acontecimiento en alborozada procesin hasta la laguna sagrada portando relucientes joyas de oro, esmeraldas, primorosas vasijas y mantas artsticamente tejidas, para ofrendar a Chibchacum, su dios supremo, a la diosa de las aguas, Badini y a su nuevo soberano.

Las mujeres haban preparado con anticipacin abundante comida a base de doradas mazorcas y del vino extrado del fermento del maz con el que festejaban todos los acontecimientos principales de su vida. Todo sera transportado en vasijas de diferentes formas y tamaos, elaboradas con paciencia y esmero por los alfareros de Rquira, Tinjac, y Tocancip y tambin en cestos de palma tejida.

Por fin, lleg el gran da. El joven heredero acompaado de su squito, compuesto por sacerdotes, guerreros y nobleza, encabezaba la procesin. Sereno y majestuoso, su cuerpo de armoniosas proporciones se mostraba fuerte para la guerra; su piel color canela tena una cierta palidez, resultado del riguroso ayuno que haba realizado para purificar su cuerpo y su alma y as implorar a los dioses justicia, bondad y sabidura para gobernar a su pueblo.

Marchaban al son acompasado de los tambores, de los fotutos y de los caracoles. Lentamente, se iban alejando de los cerros y del cercado de los Zipas, para aproximarse a la esplndida laguna de Guatavita. All, con alegres cantos, la muchedumbre se congreg para presenciar el magnfico espectculo

El sacerdote del lugar, ataviado con sobrio ropaje y multicolores plumas, impuso silencio a la poblacin con un enrgico movimiento de sus brazos extendidos. De piel cobriza y carnes magras por los prolongados ayunos, el sacerdote era temido y reverenciado por el pueblo; era el mediador entre los hombres y sus dioses, quien realizaba las ofrendas y rogativas y quien curaba los males del cuerpo con sus rezos y la ayuda de plantas mgicas.

El futuro Zipa fue despojado de las ropas y su cuerpo untado con trementina, sustancia pegajosa, para que se fijara el oro en polvo con que lo recubran constantemente.

No se escuchaba un solo sonido; era tal la solemnidad del momento, que slo se oa el croar de las ranas, animales sagrados para ellos, los gorjeos de los pjaros y el veloz correr de los venados. El ungido pareca una estatua de oro: su esplndido cuerpo cuidadosamente cubierto con el noble metal, despeda reflejos al ser tocado por los rayos del sol. Cuando hubo terminado el recubrimiento, subi con los principales de la corte sobre una gran balsa oval, hecha ntegramente en oro por los orfebres de Guatavita.

La balsa se desliz suavemente hacia el centro de la laguna. Fue all cuando, despus de invocar a la diosa de las aguas y a los dioses protectores, el heredero se zambull en las profundidades; pasaron unos segundos en los que solamente se vean los crculos del agua donde se haba hundido; todo el pueblo contuvo la respiracin, el tiempo pareci detenerse; por fin, emergi triunfal y solemne el nuevo monarca; el bao ritual lo consagraba como cacique.

Gritos de jbilo y cantos acompaaron su aparicin y uno a uno, los sbditos arrojaron sus ofrendas a la laguna: figuras de oro, pulseras, coronas, collares, alfileres, pectorales, vasijas huecas con formas humanas, llenas de esmeraldas; cntaros y jarras de barro. El cacique, a su vez, junto con su squito, realiz abundantes ofrecimientos de los mismos materiales, pero en mayor cantidad.

La balsa retorn a la orilla en medio del clamor general. Tenan ahora un nuevo cacique, quien debera gobernar segn las sabias normas del legendario antecesor y legislador Nemequene, basadas en el amor y la destreza en el trabajo y las artesanas, en el valor y el honor durante la guerra; en la honradez, la justicia y la disciplina.

Se iniciaron competencias de juegos y carreras; el ganador era premiado con hermosas mantas. Se cant y se bail durante tres das seguidos, que eran los consagrados a la celebracin. Los sones de los tambores y pitos retumbaban en las montaas y centenares de indgenas seguan el ritmo en danzas tranquilas y acompasadas, o frenticas y alocadas.

Pasados los das de los festejos, de la bebida y de la comida abundante, retorn el pueblo a sus actividades cotidianas: los agricultores a continuar vigilando y cuidando sus labranzas; los artesanos del oro, a las labores de orfebrera; los alfareros, a la confeccin de ollas y vasijas, despus de buscar el barro adecuado en vetas especiales; otros a la explotacin de las minas de sal y de esmeraldas; y la mayora al comercio, pues era sta su actividad principal. Las mujeres al cuidado de los hijos, a recoger la cosecha, a cocinar, a hilar y a tejer.

As, en este orden y placidez transcurriran los das, hasta que una guerra, una enfermedad o la vejez, los privara de su monarca y fuera necesario realizar de nuevo la ceremonia del Dorado para ungir un nuevo cacique. Este debera continuar gobernando con prudencia y sabidura al pueblo y su frtil y verde pas, rodeado de hermosa vegetacin y de cristalinas corrientes de agua.

Los mitos son las explicaciones que los hombres primitivos dieron a los fenmenos de la naturaleza cuyas causas no podan dilucidar. De esta forma, los sucesos del entorno encontraron sus orgenes en personajes divinos, sobrehumanos y como resultado de poderes buenos o malos. el mito entrega el conocimiento de la vida del hombre antiguo y la interpretacin de sus pensamientos y acciones. Es una clave que pasa a ser el auxilio a muchas disciplinas humansticas y cientficas que exploran el origen, el ambiente y el quehacer natural e intelectual del hombre.

Las leyendas responden - a los estmulos de la naturaleza circundante, pueden tener una razn, ocultar una verdad , tener relacin con la geografa, con un hecho histrico o con un acontecimiento que repetido y exagerado integra el acervo folclrico. Ambos, mitos y leyendas, constituyen un relato que revela las ms arraigadas costumbres y creencias criollas y son un reflejo de la identidad de un pas

El Dorado
http://www.youtube.com/watch?v=NdhbHQn 6soI Bachue

http://www.youtube.com/watch?v=P6k2ZVNiIM

Camila Bustos Daniela Caicedo Daniela Pulido Daniela Ramos Laura Vanegas

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