Albertina era una niña impulsiva que siempre se metía en problemas corriendo sin control por el reino mágico. Un día se rompió una pierna al tropezar con un gigante. Sus padres le regalaron un pony hecho de golosinas para que volviera a correr, pero Albertina se lo comió mordisqueándolo, haciendo que el pony se desestabilizara y tuviera un accidente. Luego le dieron un dragón de chocolate del que también se aprovechó, teniendo otro grave accidente. Finalmente, sus padres le regalaron un caracol
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Albertina era una niña impulsiva que siempre se metía en problemas corriendo sin control por el reino mágico. Un día se rompió una pierna al tropezar con un gigante. Sus padres le regalaron un pony hecho de golosinas para que volviera a correr, pero Albertina se lo comió mordisqueándolo, haciendo que el pony se desestabilizara y tuviera un accidente. Luego le dieron un dragón de chocolate del que también se aprovechó, teniendo otro grave accidente. Finalmente, sus padres le regalaron un caracol
Albertina era una niña impulsiva que siempre se metía en problemas corriendo sin control por el reino mágico. Un día se rompió una pierna al tropezar con un gigante. Sus padres le regalaron un pony hecho de golosinas para que volviera a correr, pero Albertina se lo comió mordisqueándolo, haciendo que el pony se desestabilizara y tuviera un accidente. Luego le dieron un dragón de chocolate del que también se aprovechó, teniendo otro grave accidente. Finalmente, sus padres le regalaron un caracol
Albertina era una niña impulsiva que siempre se metía en problemas corriendo sin control por el reino mágico. Un día se rompió una pierna al tropezar con un gigante. Sus padres le regalaron un pony hecho de golosinas para que volviera a correr, pero Albertina se lo comió mordisqueándolo, haciendo que el pony se desestabilizara y tuviera un accidente. Luego le dieron un dragón de chocolate del que también se aprovechó, teniendo otro grave accidente. Finalmente, sus padres le regalaron un caracol
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Albertina Cruzamundos
• Albertina era una niña imparable. Ni ella
misma sabía pararse. A todas partes iba corriendo, si algo se le ocurría lo hacía al momento. • - ¡Cuidado que voy! - gritaba al cruzar el reino mágico a toda velocidad. • - Algún día a esta chica le va a pasar algo - decían las hadas del lago. • - O hará daño a alguien- respondían las hechiceras del bosque. • Acertaron las hadas del lago, y en una de sus locas carreras tropezó con un gigante y se rompió una pierna. El golpe fue tan fuerte, y tuvo tan mala suerte, que ya no pudo volver a correr rápido. • Albertina estuvo tan triste que sus padres, magos de primer nivel, decidieron regalarle un veloz pony hecho de golosinas para que volviera a recorrer el reino. • - ¡Genial¡ Ahora además de ser rápida comeré los dulces que quiera. ¡Arre, Arcoiris, vamos a cruzar el lago! • Albertina, tan impulsiva e impaciente como era, arrancaba pequeñas golosinas al pony Arcoiris mientras montaba. Al principio apenas se notaba, pero con el tiempo el precioso pony empezó a verse mordisquedado por todas partes. • Ese pony va demasiado rápido- decían los druidas. • - Está demasiado delgado, un día se rompe - respondían las ninfas. • Y acertaron las ninfas, porque mientras cabalgaba a toda velocidad, Albertina arrancó la oreja izquierda del pony de un solo mordisco. Este perdió el equilibrio y las pocas golosinas que le quedaban saltaron por los aires. • Albertina acabó incluso peor que la vez anterior. Sus padres sintieron lástima y le regalaron un gran dragón de chocolate. Pero nuevamente Albertina no supo controlarse, y sus ansias por correr y por comer dulces acabaron con ella gravemente accidentada y el dragón convertido en pepitas de chocolate para el desayuno. • La niña volvió a sus lamentos. • - Está muy triste - decía su madre. - Habrá que regalarle algo. • - De acuerdo, pero esta vez algo distinto. • - Sí, algo con lo que no se pueda romper la cabeza, y que le ayude a comer más sano. • Y Albertina recibió un caracol de espinacas, su comida más odiada.