Derecho Privativo 1° Clase

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DERECHO PENAL PRIVATIVO


EL TERMINO JUSTICIA MILITAR NOS EVOCA AUTORIDAD, DISCIPLINA, SUBORDINACION Y LEALTAD, QUE SON
LAS CARACTERISTICAS PROPIAS DE QUIENES PERTENECEN A UNA ORGANIZACIOJN SOCIAL, POLITICA ,
RELIGIOSA O MILITAR. A ESTAS AGRUPACIONES TIENEN ATRIBUCIONES Y DERECHOS EN FUNCION DE LA
PERSONA QUE SON FISCALIZADOS POR SU PROPIA ORGANIZACION O EN ALGUNOS CASOS O A TRAVES DE
ORGANISMOS DIFERENTES DE ELLOS MISMOS
DEFINICIÓN DE MILITAR
MILITAR ES UN TÉRMINO CON ORIGEN EN EL VOCABLO LATINO ”MILITĀRIS” QUE
HACE REFERENCIA A LO PERTENECIENTE O RELATIVO A LA MILICIA O A LA GUERRA. EL
CONCEPTO, POR LO TANTO, SE UTILIZA POR CONTRAPOSICIÓN A CIVIL.
MILITAR
LA NOCIÓN ESTÁ VINCULADA A LOS MIEMBROS, INSTALACIONES E INSTITUCIONES
QUE FORMAN PARTE DE LAS FUERZAS ARMADAS. LOS MILITARES TIENEN LA
FUNCIÓN DE DEFENDER LA SOBERANÍA DE UN PAÍS Y SU INTEGRIDAD TERRITORIAL,
ENTRE OTRAS FUNCIONES, PARA LO CUAL CUENTAN CON ARMAS Y LA POSIBILIDAD
DE HACER USO DE LA FUERZA EN CIRCUNSTANCIAS EXCEPCIONALES.

UNA PERSONA SÓLO PUEDE SER MILITAR CUANDO ES INTEGRANTE DE LAS FUERZAS
ARMADAS Y OSTENTA UN RANGO O GRADO DENTRO DE DICHA INSTITUCIÓN. LAS
FUERZAS ARMADAS, POR OTRA PARTE, ESTÁN BAJO LA ÓRBITA DEL ESTADO Y DEBEN
RESPONDER A LAS AUTORIDADES CONSTITUCIONALES.
La policía es una fuerza de seguridad encargada de mantener el
orden público y la seguridad de los ciudadanos mediante el
monopolio de la fuerza, y que se encuentra sometida a las
órdenes del Estado.
En el Perú, una de las instituciones que ejercen funciones
jurisdiccionales son los tribunales militares que, de acuerdo a la
Constitución, intervienen cuando los miembros de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional cometen delitos de función.
Asimismo, pueden juzgar a civiles tratándose de los delitos de
traición a la patria. Sin embargo, la mayor parte del desarrollo legal
relativo a la justicia militar es anterior a la regulación constitucional
vigente, registrándose en los últimos años situaciones de tensión
entre instancias de la justicia común y la militar. Además, a lo largo
de la historia se ha apreciado una vocación expansiva que hace
indispensable evaluar su adecuación a los principios y derechos
que orientan un régimen democrático.
LA JUSTICIA MILITAR EN LA EDAD ANTIGUA Y EN LA EDAD MEDIA
1. EDAD ANTIGUA
Entre los pueblos primitivos hispanos fue muy frecuente la práctica de la
clientela militar, en virtud de la cual un individuo pactaba con un patrono que
éste le daría protección y sustento a cambio de obligarse, bajo juramento, a
seguirle en la guerra.
Los iberos reforzaban este vínculo con una peculiar sanción, que contribuye a
poner de manifiesto que, también en el ámbito de lo militar, lo delictivo, en sus
primeros estadios, tenía una consideración religiosa; se trataba de la institución
de la devotio, estudiada minuciosamente por RAMOS LOS CERTALES, mediante la
cual los clientes consagraban sus vidas a la divinidad para que las aceptase a
cambio de la del patrono, si ésta se veía amenazada gravemente en el combate.
Así, si el patrono moría en la batalla, los devotio, entendiendo que no habían
sido capaces de defenderle, debían quitarse la vida, que carecía ya de sentido a
los ojos de aquella divinidad
Entre los pueblos colonizadores, Roma merece una especial atención. Aunque el Derecho
Penal de Roma no haya tenido la importancia, la expansión o la vigencia de su Derecho
Civil, ni haya gozado de su prestigio, ello no quita para que, enmarcadas en las
circunstancias políticas y sociales del momento, las disposiciones penales romanas no
revistan interés y de modo muy especial en lo que se refiere al Derecho Militar, ya que, a
diferencia de otros pueblos de la Antigüedad, Roma mantuvo durante siglos ejércitos
permanentes, dotados de una vasta y disciplinada organización; es este, necesitada de la
correspondiente apoyatura jurídica.
El espíritu jurídico del pueblo romano hubo de aplicarse a normar también las muchas
situaciones derivadas del poder militar adquirido en las conquistas de los territorios
ocupados por su ejército, y de la necesidad de regir con normas militares el suelo romano,
que por diversas razones vivió en continuo estado de guerra. Roma concibe el delito militar
en relación directa a la idea de disciplina y la necesidad de esta para la existencia del
ejército. Todo contribuía a que el ciudadano romano se sometiera a una disciplina que
sabía necesaria: la patria, la religión y la familia. Así, en virtud de estos tres elementos, el
guerrero tenía por vecino en el combate a aquel con el cual, en tiempo de paz, hace la
libación y el sacrificio ante el mismo altar
EDAD MEDIA

En el Estado hispano godo el Ejército no constituyó un cuerpo armado permanente, y en el


caso de que las necesidades de la guerra o el mantenimiento de orden interno lo requiriesen,
el Rey convocaba a las armas.
A partir del reinado de Eurico, esta obligación se extendió también al hispano romano y a los
siervos. El incumplimiento de esta obligación motivó la publicación de diversas disposiciones
sancionando a los culpables, incluidas en el Liber iodiciorum, cuyo libro IX trata De his, qui ad
bellum nom vadunt, aut de bello regufiunt; allí se castiga a quienes no se presentan en las
huestes o las abandonan, a quienes por dádivas eximen a otros de tales obligaciones y a
traidores y desertores. Wamba, en el año 673, extendió estas obligaciones a los clérigos, bajo
destierro y con esta pena y la de confiscación de sus bienes a quienes, cualquiera que fuese
su condición, no acudiesen a sofocar las rebeliones en el interior del Reino; poco después
Ervigio dispuso la incorporación de las huestes, en su caso, de los obligados a ello,
acompañados de la décima parte de los siervos que tuviesen
LA EDAD MODERNA

Las grandes transformaciones sociales y políticas, así como de orden científico y técnico, que tuvieron incidencia en el
inicio de la Edad Moderna motivaron la concepción de los ejércitos y regulación normativa.
El régimen feudal dio paso al de las monarquías absolutas; el progreso y difusión de las armas de fuego provocó un
vertiginoso desarrollo de la artillería y la exigencia de una vasta infantería, a las que se fue a incorporar el elemento
popular, representado, en una primera época, por fuertes contingentes de mercenarios nacionales y extranjeros.

Estas disposiciones, que revistieron la forma de “ordenanzas”, hay que enmarcarlas dentro del propósito del poder
real de regular la actividad del Estado, por encima de los antiguos poderes estamentales y feudales.
La organización estable de estos cuerpos armados, integrados por soldados que, durante largos períodos,
permanecían en filas, apartados de su ámbito social habitual y sometidos a una rígida disciplina, requirió un
ordenamiento propio y específico en el que no faltaron las normas penales, junto a sus correspondientes orgánicas y
procesales, de notoria importancia, de ahí que se vincule el nacimiento del Derecho Penal Militar.

En este conjunto de disposiciones normativas, se encuentran escasos preceptos de carácter penal, abundando, por el
contrario, los relativos procedimientos y órganos judiciales y disciplinarios, correspondiendo este periodo normativo a
la expansión y vigorización de la figura del auditor.

La determinación de las conductas delictivas y sus correlativas sanciones eran, más bien, objeto de los “bandos” que,
en cada circunstancia, dictaban las Autoridades militares, los cuales debían someterse a especiales formalidades.
Estas Ordenanzas implantaron, siguiendo el modelo francés, el CONSEJO DE GUERRA
para enjuiciar los delitos militares y regularon específicamente un buen número de
éstos, tales como: los delitos de insubordinación, indisciplina, deserción, plazas
supuestas, duelos y desafíos, siendo perfeccionados por el propio Felipe V.
Con Carlos III, con relación a los delitos militares figuraban los de inobediencia, insulto
contra superiores, sedición, auxilio a prófugos, infidencia, desafíos, alboroto, falta de
puntualidad en acudir al puesto, insulto a salvaguardias o a centinelas, contra los
deberes del centinela (abandono de puesto, dejarse relevar por quien no sea su cabo,
dormirse o no dar la novedad) inducción a riñas, espionaje, contra la disciplina,
desórdenes en marchas, empleo de soldados en servicios domésticos, ilegalidades en
los suministro, robo de armas o municiones, deserción, disimulo de identidad, deserción
y auxilio a la deserción cobardía y embriaguez (nunca tomada como excusa).
LA JUSTICIA MILITAR EN EL PERÚ - EVOLUCIÓN DE LAS NORMAS
JURÍDICAS EN MATERIA PENAL MILITAR-POLICIAL.

La justicia militar es una institución que goza de reconocimiento en la Constitución Histórica nacional. Así, por
ejemplo, la Carta Magna de 1823 estableció que “todas las leyes anteriores a esta Constitución, (…) quedan
en su vigor y fuerza hasta la organización de los Códigos Civil, Criminal, Militar, y de Comercio” (artículo 121º).
Del mismo modo, en la Constitución de 1828 se estableció entre las atribuciones del Presidente de la
República, la de proveer “a las consultas que se le haga (…) sobre las sentencias pronunciadas por los Juzgados
Militares” (artículo 90º). La Constitución de 1834 dispuso que: “habrá también un Consejo Supremo de
Guerra, compuesto por Vocales y un Fiscal nombrados por el Congreso” (artículo 110º).
La Constitución de 1856 precisó que “los juzgados y tribunales privativos [entiéndase Fuero Militar] e
igualmente sus Códigos especiales, existirán mientras la ley haga en ellos las reformas convenientes” (artículo
139º). La Constitución de 1933 estableció que “la ley determinará la organización y las atribuciones de los
Tribunales Militares” (artículo 229º).
La Constitución de 1979, en su artículo 233º, dispuso que: “no existe ni
puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la
arbitral y la militar”. Igualmente, en su artículo 282º precisó que: “los
miembros de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales en los casos de delitos
de función están sometidos al Fuero respectivo y al Código de justicia
militar”.
La actual Constitución de 1993 reitera la vigencia de la jurisdicción militar en
su artículo 139º, al señalar que “no existe ni puede establecerse jurisdicción
alguna independiente, con excepción de la militar y la arbitral”. Del mismo
modo, esta Ley Fundamental ha delimitado el marco competencial de la
jurisdicción militar en su artículo 173º, dentro del Capítulo XII referido a la
Seguridad y Defensa Nacional, asignándole la finalidad exclusiva de
administrar justicia penal militar policial, cuando los miembros de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional incurran en delitos de función
CÓDIGOS DE JUSTICIA MILITAR EN EL PERÚ

En el desarrollo de la justicia militar son especialmente significativas las Ordenanzas de 1587, dadas en
Bruselas por Alejandro Farnesio, Duque de Parma, Gobernador y Capitán General de Flandes.
Posteriormente, las Ordenanzas de Carlos III, del 22 de octubre de 1768, en cuyo Octavo Tratado se
hacía referencia a la justicia militar, fueron las que mayor influencia tuvieron en América, tanto que
mantuvieron su vigor hasta muy entradas las Repúblicas que surgieron al emanciparse de España. Estas
ordenanzas tuvieron vigencia en el Perú hasta la dación del primer Código de Justicia Militar. En efecto,
por Ley de 20 de diciembre de 1898 se aprueba el primer “Código de Justicia Militar presentado por el
Poder Ejecutivo, el cual regirá treinta días después de su promulgación”, creándose el Consejo Supremo
de Guerra y Marina como máxima instancia, la que fue instalada solemnemente el jueves 23 de marzo
de 1899 en el local del Palacio de Justicia, con presencia del Presidente de la República Nicolás de
Piérola Villena.
• A los pocos años de haber entrado en vigencia el primer Código de Justicia
Militar, por las Leyes 272 y 273 del 27 de octubre de mil novecientos seis, el
Congreso de la República derogó varios artículos de dicho Código y cambió
la denominación de Consejo Supremo de Guerra y Marina por la de
Consejo de Oficiales Generales, integrada exclusivamente por Oficiales
Generales y a falta de éstos por Coroneles y Capitanes de Navío,
rompiendo el esquema que históricamente se venía manteniendo en la
Justicia Militar sobre la figura de los con-jueces civiles y militares en la
organización de los tribunales militares.
• El 19 de Octubre de 1939, el Presidente Oscar R. Benavides promulgó la Ley
Nº 8991, con vigencia “ a partir del 1º de diciembre del presente año,
inclusive”, que es el segundo Código de Justicia Militar de nuestra historia,
manteniéndose el nombre de Consejo de Oficiales Generales, como
instancia máxima de la Justicia Militar y manteniendo igualmente los
Consejos de Guerra Especiales, es decir, para juzgar casos determinados,
quedando sin solución el retardo en la tramitación de las causas como
venía ocurriendo históricamente.
Durante el gobierno del General Manuel A. Odría se promulgó un nuevo Código de
Justicia Militar, por Decreto Ley 11380 de 29 de mayo de 1950, que fue ratificado por
la Ley 11490 de 1º de septiembre del mismo año. En la parte considerativa del Decreto
de promulgación se hace referencia que el Código de 1939 representó un notable
avance en la Legislación Penal Militar, “sustituyendo con más científicos sistemas los
anacrónicos de la pena tasada, procedimiento inquisitorial y criterio extremadamente
objetivo del Código de 1898, (pero) dejó subsistente la inadecuada organización de los
Tribunales de este último, manteniendo su carácter heterogéneo y eventual,
sumamente inconveniente, según lo ha demostrado la experiencia; no organizó el
Cuerpo Jurídico, ni imprimió al procedimiento el acelerado ritmo que la especial
peculiaridad de la Justicia Militar exige…”. En tal sentido, con este tercer Código se
corrigen esas deficiencias y se crea el Cuerpo Jurídico Militar, integrado por abogados,
con grado militar y que cumplirán funciones de Auditores, Fiscales, Relatores y
Secretarios Letrados y se establece que “Los Consejos de Guerra son Tribunales
Permanentes, jerárquicamente subordinados al Consejo de Oficiales Generales y
ejercen jurisdicción en la Zona Judicial que para cada uno determina este Código, en
los asuntos que son de su competencia”.
• El 25 de Julio de 1963, por Decreto Ley 14612 se promulga la primera Ley Orgánica de Justicia Militar, separado del
Código de Justicia Militar (Decreto Ley 14613). En esta Ley Orgánica, el nombre de Consejo de Oficiales Generales se
cambia por el de Consejo Supremo de Justicia Militar. En cuanto al Código se precisa, que es aconsejable “introducir en el
mismo diversas y necesarias reformas a fin de adecuarlo mejor a la organización actual de la Fuerza Armada y a la mayor
amplitud de sus funciones, en tal sentido, es por ejemplo necesario “tipificar mejor algunos delitos y ampliar el catálogo
de las infracciones previniendo las que, por razón de los cambios operados por el tiempo han surgido y atentan contra la
Defensa Nacional y contra el debido cumplimiento de la misión específica que la Constitución de la República asigna a la
Fuerza Armada”. Respecto de las figuras típicas contenidas en el Código de 1950, la de 1963 introduce los delitos de
“Ultrajes a la Nación y a sus símbolos representativos y a los Institutos Armados”, “De la organización ilegal de
agrupaciones armadas, de la fabricación, comercio y uso de armas y explosivos”, “De los delitos de (…) sabotaje y
secuestro”, que responden al momento político y social que vivía el Perú y muy particularmente, a la efervescencia
guerrillera en Latinoamérica, surgida tras la revolución cubana; “De la arbitrariedad punible en el ejercicio de la función”
y “De los delitos contra la administración de justicia”, que están marcados por notorios actos de injusticia o abuso de
poder; los “Delitos contra el deber y dignidad de la función” (exigir dinero, especie, promesa, aceptar regalos o cualquier
ventaja económica para hacer u omitir algo en violación de sus obligaciones); y, “Del encubrimiento”, que tienen que ver
con actos de corrupción en las instituciones armadas.
• En 1980, a fin de adecuar la Ley Orgánica de Justicia Militar y el Código de Justicia Militar a la
Constitución de 1979, se dan los Decretos Leyes 2320 1 de 19 de julio de 1980 y 23214 del 24 de
julio del mismo año. En el Código de 1980, como en los códigos que lo antecedieron, la
jurisdicción militar se sigue ejerciendo por razón del delito, por razón del lugar y por razón del
estado de guerra, no obstante que el Artículo 282° de la Constitución de 1979 había introducido
el concepto de delito de función. El aspecto más notorio, fue sin duda, la afirmación de que el
Código de Justicia Militar no era aplicable a los civiles, con la salvedad hecha en el Artículo 235°
de la norma constitucional.
• Por Ley Nº 26677, promulgada el 22 de octubre de 1996, se introdujo cambios sustanciales en la
Ley Orgánica y el Código de Justicia Militar de 1980. Así en la organización de los Tribunales
Militares, de los ocho Vocales que conformaban el Consejo Supremo de Justicia Militar, tres
debían ser del Cuerpo Jurídico Militar (abogados), que, sumados al Auditor General y Fiscal
General, que también eran letrados, creaban el balance necesario de vivencia militar y derecho.
Los Jueces Militares Permanentes debían ser necesariamente miembros del Cuerpo Jurídico
Militar y en los Consejos de Guerra del Ejército, Marina de Guerra y Fuerza Armada, así como en
los Consejos Superiores de la Policía Nacional, uno de los
• Vocales debía ser un Oficial del Cuerpo Jurídico Militar, además del Fiscal y el Auditor que eran de
dicho Cuerpo. En cuanto a los procedimientos previstos en el Código de Justicia Militar, se
introdujo el “Proceso Penal Sumario”, para determinados delitos, correspondiendo fallar en
primera instancia a los Jueces Militares Permanentes (abogados), lo que también obligó al
nombramiento de Fiscales de Juzgados, igualmente abogados, a quienes se les dio la facultad de
realizar sumarias investigaciones antes de formalizar la denuncia penal, participar activamente en
el proceso aportando medios probatorios y en su momento acusar y exigir el cumplimiento de la
sentencia, etc.
En el año 2003 el Defensor del Pueblo interpuso ante el Tribunal Constitucional una demanda de inconstitucionalidad contra estos
Decretos Leyes, siendo resuelta la referida demanda en el Expediente 0023-2003-AI/TC, donde se declaró inconstitucional diversos
artículos de ambos decretos leyes.

A raíz de esta sentencia, el Congreso de la República emitió la Ley Nº 28665, Ley de Organización, Funciones y Competencia de la
Jurisdicción Especializada en Materia Penal Militar Policial, que reemplazó al Decreto Ley Nº 23201, y el Poder Ejecutivo, mediante
delegación de facultades legislativas, dictó el Decreto Legislativo Nº 961, Código de Justicia Militar Policial, que reemplazó al Decreto Ley
Nº 23214.

NECESIDAD DEL NUEVO CÓDIGO PENAL MILITAR POLICIAL

En el año 2006, el Colegio de Abogados de Lima impugnó la constitucionalidad del Decreto Legislativo Nº 961, Código de Justicia Militar
Policial. El Tribunal Constitucional, en el Expediente Nº 0012-2006-PI/TC, resolvió esta demanda declarando inconstitucional gran parte
de los delitos de función tipificados en dicho Código.

El presente Código Penal Militar Policial D-L- 1094 del 01-09-2010 constituye una sustancial mejora respecto al Decreto Legislativo Nº
961 (CODIGO DE JUSTICIA MILITAR POLICIAL.-10.01.2006, toda vez que adecua el marco normativo penal militar policial a los nuevos
criterios que ha establecido el Tribunal Constitucional. Del mismo modo, guarda concordancia con la normativa, criterios y
jurisprudencia establecidos al respecto en el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos
LAS DEMANDAS DE INCONSTITUCIONALIDAD QUE SE DIERON A INICIOS DE PRESENTE
SIGLO PARA SER MÁS EXACTOS DESDE EL AÑO 2003, CONTRA LA LEY ORGÁNICA DE
JUSTICIA MILITAR Y CÓDIGO DE JUSTICIA MILITAR.

LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS EL EXCESIVO PROTAGONISMO POLÍTICO QUE TUVO LA


FUNDAMENTALES DE LOS CIVILES QUE ENTRE
JUSTICIA MILITAR AL PRETENDER EXTENDER UN MANTO
DENUNCIADOS POR TERRORISMO E
DE IMPUNIDAD SOBRE SUCESIVAS DENUNCIAS DE
INTEGRANTES DE BANDAS CRIMINALES
ORGANIZADAS PASARON A SER INVESTIGADOS, VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS Y ACTOS DE
JUZGADOS Y SENTENCIADOS POR TRIBUNALES CORRUPCIÓN PROTAGONIZADOS PRESUNTAMENTE POR
MILITARES, HASTA CON PENAS DE CADENA MILITARES
PERPETUA.
El Derecho Penal Militar en nuestro país no es una disciplina jurídica que haya tenido
el desarrollo deseado en los últimos tiempos, es un terreno poco explorado y
escasamente entendido por la sociedad civil; si bien es cierto y debido a las
características propias y exclusivas del rol institucional que cumplen las Fuerzas
Armadas, la naturaleza de las normas penales ordinarias como instrumento de
injerencia estatal para mantener el orden social dentro de las fuerzas militares como
sinónimo de consenso e integración, se tornaron insuficientes y ello revirtió en su
oportunidad en la necesidad de satisfacer la necesidad que emergía de diseñar y
construir una estructura jurídica que refleje lo que la naturaleza de las cosas había
exaltado a lo largo de los siglos de la historia humana, dando origen al Derecho Penal
Militar, probablemente por el hecho de tener injerencia solamente en un sector de la
población y me refiero al sector militar, no ha sido objeto de discusión, desarrollo ni
evolución jurídica de la mejor manera .
El Derecho Penal Militar Policial en el Perú, es una rama especial del Derecho, el
cual tiene como fuentes a la Constitución, la ley y la jurisprudencia, las cuales han
venido evolucionando con el paso del tiempo, estructurando y caracterizando a su
vez una jurisdicción especial, cuya base en nuestro país está representado por el
ahora denominado Fuero Militar Policial cuya inconstitucionalidad demandada a
comienzos del presente siglo ante el Tribunal Constitucional, generó luego de
unos años de batallar intenso, una cuestionada Sentencia que aún genera vacíos
legales, y seguirá en espera de que nuevas experiencias y circunstancias que
inspiren nuevamente periodos de reflexión y reforma del Fuero Militar Policial
La finalidad del Fuero Militar Policial, es proteger determinados bienes jurídicos
relativos a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional cometidos por sus miembros, con
el fin de prevenir la comisión de hechos punibles en cumplimiento de las funciones
que ejercen, fijando así limites a su actividad de conformidad con las normas
previamente establecidas, permitiendo el control racional y eficaz del uso de la
fuerza, con lo cual asegura la existencia del derecho y la legitimidad de su misión.

El Fuero Penal Militar Policial, por tanto es la base misma de la existencia del
Derecho Penal Militar Policial peruano y de una jurisdicción especial que implica
una excepción al Principio del Juez Natural, razón por la cual, los miembros de las
Fuerzas Armadas y Policía Nacional en Servicio Activo que en el cumplimiento de su
misión constitucional y legal, cometan delitos relacionados con el servicio,
denominados por el Art. 173° de la Constitución Política del Perú como “Delitos de
Función”, serán juzgados por la jurisdicción militar policial.

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