Cine Mex 01

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México en los orígenes

del cine y el impacto


de la Revolución
Factores concurrentes en la configuración
de la industria cinematográfica en México

Sociales Históricos e ideológicos Artísticos

Económicos

Base financiera Base técnica

Industria cinematográfica mexicana


1894: Y todo comenzó aquí…

Estudio Black Maria, West Orange, New Jersey.


Construido por Thomas Alva Edison en 1893.
1894: Primera representación de México en película

Pedro Esquirel and Dionecio Gonzales / Mexican Knife Duel / Mexican Duel
(William Kennedy Laurie Dickson, 1894)
Filmada el 6 de octubre de 1894, en el estudio Black Maria de Thomas Alva Edison.
1894: La representación de la barbarie

La primera representación de México o lo


mexicano filmada por una cámara capturó
una acción de extrema violencia.

La representación formaba parte del acto que


Esquivel y González interpretaban como
miembros de la troupe de Buffalo Bill.
El acto sucedió frente a un telón negro. No
hubo paisaje que identificara a México. Lo
mexicano se definía a partir de los personajes
(hombres con sombrero, sarape y cuchillos) y
particularmente por sus acciones (violencia). William Kennedy Laurie Dickson (1894)

Aquel momento constituyó el punto de


partida de la representación estereotipada
de México y lo mexicano como un país y
una población proclives a la barbarie.
1894: Segunda representación de México en película

Vincente Ore Passo / Lasso Thrower


(William Kennedy Laurie Dickson, 1894)
Filmada el 6 de octubre de 1894, en el estudio Black Maria de Thomas Alva Edison.
1894: La representación de la identidad

El charro, personaje que guarda similitud con


el vaquero, constituyó la segunda
representación fílmica de lo mexicano.
Más pintoresco que los peleadores a cuchillo,
aunque igualmente estereotipado, el charro
sería la imagen que, años después, el cine
mexicano adoptaría como representante de la
identidad nacional.
Ambas películas fueron filmadas durante la
visita de un grupo de miembros del show de
Buffalo Bill al estudio de Edison, justo antes
de embarcarse rumbo a Europa. William Kennedy Laurie Dickson (1894)

El espectáculo de Buffalo Bill era el más


popular del mundo a fines del siglo XIX.
Sus artistas pertenecían a una variedad de
grupos étnicos: vaqueros, indios, charros,
gauchos, cosacos, mongoles, árabes, entre
otros.
1894: El show de Buffalo Bill

Artistas del espectáculo Wild West Show de Buffalo Bill (Octubre 6, 1894).
Sentados (izq. a der.): Sheik Hadj Tahar, Vicente Oropeza.
De pie (izq. a der.): Hadj L. Cheriff, Pedro Esquivel y Dionisio González.
1896-1900: El debut del Cinematógrafo en México
Gabriel Veyre y Claude Ferdinand Bon
Bernard trajeron el cine a México. La
primera función (privada, para el presidente
Díaz, su familia y su gabinete) fue el 6 de
agosto de 1896, en el Castillo de Chapultepec.
El cinematógrafo fue presentado al público
el 14 de agosto, en el sótano de la droguería
“Plateros”, en la calle del mismo nombre
(hoy Madero) de la Ciudad de México.

Al irse Veyre y Bon Bernard, surgieron


los primeros cineastas mexicanos: Salvador
Toscano, Guillermo Becerril, los hermanos
Stahl y los hermanos Alva, entre otros.

Estos cineastas comenzaron a viajar por


todo el país. El espectáculo se popularizó
durante los últimos cuatro años del siglo
XIX.
Gabriel Veyre (1896)
1896: Las películas de Gabriel Veyre

El presidente de la república paseando a caballo en el bosque de Chapultepec


(Gabriel Veyre, 1896)
Gabriel Veyre: La mirada imperial

Gabriel Veyre pasó cinco meses en México. En


enero de 1897 se embarcó en Veracruz rumbo a
La Habana. Allí filmó al menos una película. Luego
viajó a Venezuela y Colombia donde pasó penurias.
Gabriel Veyre: La mirada imperial

Baño de caballos
(Gabriel Veyre, 1896)
1900-1910: El Porfiriato y los “toma-vistas”

Los cineastas mexicanos capturaron


los eventos cotidianos del país y la
vida política del régimen porfirista
en innumerables “vistas”.

Porfirio Díaz fue la primera y


única “estrella” del cine mexicano
hasta el estallido de la Revolución.

Los “toma-vistas” desarrollaron


un lenguaje narrativo. Filmaban y El grito de Dolores
exhibían sus películas en orden (Felipe de Jesús Haro, 1907)
cronológico, buscando objetividad.

El cortometraje El grito de Dolores


(1907) de Felipe de Jesús Haro fue
la primera cinta de ficción de gran
producción filmada en México.
1910: El final del Porfiriato

Inauguración del hospital psiquiátrico “La Castañeda”


(Salvador Toscano, 1910)
1910-1917: La Revolución

La Revolución Mexicana fue el


primer gran evento del siglo XX
en ser captado por las cámaras
de cine.
Durante la Revolución, el cine
mexicano se convirtió en el
“espectáculo de la realidad”. La
ficción tuvo pocas oportunidades
para desarrollarse.

Los revolucionarios viajaban Soldaderas en Buenavista


(Foto: Archivo Casasola)
con sus propios camarógrafos y
filmaban sus batallas y avances.
Pancho Villa se convirtió en la máxima
“estrella” del cine mexicano durante la
Revolución y en el primer mexicano con
categoría de “estrella” internacional,
gracias a su popularidad entre los
camarógrafos extranjeros.
1914: Y con la participación estelar de Pancho Villa…

Escena de Presentando a Pancho Villa (And Starring Pancho Villa as Himself)


(Bruce Beresford, 2003)
La Revolución en el cine mexicano

Emiliano Zapata
El impacto de la Revolución en el cine

Más que la lucha por la Independencia, la Revolución ha sido el


evento histórico con mayor impacto en el cine mexicano y
extranjero.

Dicho impacto ha sido ambivalente. En el cine mexicano, la gesta


revolucionaria ha sido presentada frecuentemente como un asunto
de héroes y como el punto de partida para el tratamiento de los
temas sociales y culturales, desde una perspectiva nacionalista.
Por su parte el cine extranjero, principalmente el estadounidense,
ha tendido a presentar la Revolución como un evento caótico, cruel
y peligroso, desde una perspectiva de riesgo.

Ninguna de las dos perspectivas ha sido capaz de presentar un


retrato equilibrado de la Revolución, con sus luces y sombras. Sólo
hasta años recientes, la televisión mexicana ha intentado ofrecer
una perspectiva revisionista de la lucha revolucionaria.
La trilogía de la Revolución
Integrada por tres películas con
tema revolucionario filmadas por
Fernando de Fuentes entre 1933 y
1935.

En conjunto se consideran como


uno de los cuerpos de obra más
importantes del cine mexicano.
El compadre Mendoza
(Fernando de Fuentes, 1933)

Son de los escasos filmes mexicanos de su época


que revisaron el proceso revolucionario desde
una perspectiva crítica y una óptica pesimista.

Las historias se contaban desde el punto de vista


de los vencidos: los huertistas (El prisionero 13),
los zapatistas (El compadre Mendoza) y los El prisionero 13
(Fernando de Fuentes, 1933)
villistas (Vámonos con Pancho Villa).
1933: El compadre Mendoza

Considerada como una de las tres


películas más importante del cine
mexicano.

Su principal mérito radica en su


alejamiento de la visión folclórica y
romántica típica del cine mexicano
sobre la Revolución.
El compadre Mendoza
(Fernando de Fuentes, 1933)

Durante muchos años fue una cinta olvidada hasta


que fue redescubierta por el crítico e historiador
francés Georges Sadoul, quien visitó México a
principios de la década de 1960 y vio en ella a uno
de los grandes logros del cine mexicano.

En términos técnicos es una película sorprendente.


Sus movimientos de cámara son poco comunes en
el cine de la época, incluso en el de Hollywood. Fernando de Fuentes
El compadre Mendoza o el zapatismo traicionado

El compadre Mendoza
(Fernando de Fuentes, 1933)
1935: Vámonos con Pancho Villa

Ha sido considerado como el


filme más importante del cine
mexicano.

Apreciado por su tratamiento


crítico del movimiento
revolucionario.
Vámonos con Pancho Villa
(Fernando de Fuentes, 1935)

Al igual que El compadre Mendoza, fue una película


redescubierta en la década de 1960. Desde entonces
ha sido reapreciada por su excelente ritmo narrativo
y por su visión desencantada de la Revolución.
Fue una súper-producción que recibió apoyo del
gobierno de Lázaro Cárdenas, en parte con la
intención de contrarrestar el éxito de películas de
Hollywood como Viva Villa! (1934), que presentaban
Fernando de Fuentes
una visión más estereotipada de la Revolución.
Vámonos con Pancho Villa: el desencanto revolucionario

Vámonos con Pancho Villa


(Fernando de Fuentes, 1935)
Bibliografía

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