Este documento critica la imposición del yo cartesiano como categoría universal por parte de Occidente, argumentando que esta conceptualización surge de un contexto histórico y cultural específico de Europa. El racionalismo cartesiano llevó a la dominación de lo natural y lo otro a través de la conquista y la colonización. La Ilustración y la Revolución Industrial consolidaron este proyecto de dominio a través de la acumulación de capital y la explotación de las colonias como proveedoras de materias primas.
Este documento critica la imposición del yo cartesiano como categoría universal por parte de Occidente, argumentando que esta conceptualización surge de un contexto histórico y cultural específico de Europa. El racionalismo cartesiano llevó a la dominación de lo natural y lo otro a través de la conquista y la colonización. La Ilustración y la Revolución Industrial consolidaron este proyecto de dominio a través de la acumulación de capital y la explotación de las colonias como proveedoras de materias primas.
Este documento critica la imposición del yo cartesiano como categoría universal por parte de Occidente, argumentando que esta conceptualización surge de un contexto histórico y cultural específico de Europa. El racionalismo cartesiano llevó a la dominación de lo natural y lo otro a través de la conquista y la colonización. La Ilustración y la Revolución Industrial consolidaron este proyecto de dominio a través de la acumulación de capital y la explotación de las colonias como proveedoras de materias primas.
Este documento critica la imposición del yo cartesiano como categoría universal por parte de Occidente, argumentando que esta conceptualización surge de un contexto histórico y cultural específico de Europa. El racionalismo cartesiano llevó a la dominación de lo natural y lo otro a través de la conquista y la colonización. La Ilustración y la Revolución Industrial consolidaron este proyecto de dominio a través de la acumulación de capital y la explotación de las colonias como proveedoras de materias primas.
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La tiranía del yo
LA IMPOSICIÓN DEL YO CARTESIANO
Para una comprensión más profunda de la problemática de la filosofía latinoamericana, es necesario hacer una crítica de las categorías del pensamiento dominante que Occidente ha impuesto como únicos, universales y verdaderos, con el fin de homogeneizar la diversidad de pensamientos y cosmovisiones originarias de los lugares que han colonizado. Una de esas categorías es el yo, formulado por René Descartes (1596 - 1650) en la frase Cógito, ergo sum (Si pienso, entonces existo). Esta, más que una conclusión epistemológica u ontológica, es la expresión del pensamiento europeo, con sus necesidades derivadas de un desarrollo histórico, espiritual y material particular. El Renacimiento
Después de la Edad Media europea, en los siglos XV y XVI,
sucede un renacimiento cultural que trae consigo una revalorización de la cultura clásica, en especial de las ideas filosóficas, de cuyo desarrollo surgió el racionalismo cartesiano, núcleo conceptual de la Modernidad que se impone a la periferia con la expansión colonial. Elracionalismo cartesiano es una centralización del yo, de lo subjetivo que, no obstante, se universaliza a través de mecanismos de dominación. Perono se puede entender la imposición del yo cartesiano sin considerar el concepto de res extensa. Así, desde los conceptos del yo y res extensa, y de su universalización, el sujeto racional cartesiano europeo emprende procesos como la conquista y dominación de lo natural, de lo extenso, dentro de cuya categoría se encuentra el mundo desconocido, lo no pensante, lo otro opuesto al yo que debe ser civilizado, racionalizado. El Siglo de las Luces
El proyecto de la razón se consolida en el Siglo de las Luces, cuando la
Modernidad engendra la Ilustración, pensamiento que opone la razón a la oscuridad medieval basada en los dogmas religiosos. La clase burguesa iza las banderas de la libertad y la igualdad, aunque solo entre iguales, y universaliza la racionalidad moderna a través de sus revoluciones políticas. Así, la democracia y el liberalismo, si bien significaron avances históricos respecto al antiguo orden monárquico, se convirtieron en mecanismos de dominación cuyo fin principal fue la realización del ideal económico burgués: la acumulación de capital, el libre mercado y la propiedad privada. La industrialización
Los avances científicos modernos, en cuya génesis se encuentra el
dominio de la res extensa, llevaron a la mecanización de los talleres y a la Revolución industrial. Esta nueva realidad económica requirió el incremento del consumo, y con este, de la producción. Por eso, entre los siglos XVIII y XIX la América independiente y periférica sirve de proveedora de materias primas al centro industrial.