Impacto de La Domesticación de Plantas y Animales
Impacto de La Domesticación de Plantas y Animales
Impacto de La Domesticación de Plantas y Animales
de plantas y animales
El texto bíblico de hoy es…
Preguntas de inicio
Veamos…
En el Paleolítico la economía era de subsistencia, pues solo se cazaba y
recolectaba lo necesario para alimentarse y abrigarse. Con el inicio de
la agricultura, el esfuerzo que antes se hacía por cazar y recolectar fue
reconducido al cultivo de la tierra y la cría de animales.
Producción de excedentes
La agricultura permitió a las sociedades aprovechar mejor el tiempo, el
espacio y la energía, y así incrementar la productividad, es decir,
producir mayor cantidad de alimentos que los necesarios. A esa
cantidad adicional se le conoce como excedente agrícola y por tanto a
la economía neolítica como «economía de excedentes».
Los excedentes agrícolas tuvieron un impacto en las sociedades
neolíticas cuyos efectos llegan hasta nuestros días. Entre ellos tenemos:
Se dividió el trabajo: La complejidad creciente del proceso productivo y
de las sociedades requirió que las personas se dedicaran a nuevos
oficios y se especializaran en algunos para que la comunidad pudiera
satisfacer todas sus necesidades
• Surgió el comercio: La posibilidad y creciente necesidad de
intercambiar los excedentes por otros productos.
• Se asentaron las bases de la propiedad: La tierra se convirtió en un
medio de producción en el que los clanes se establecieron y se
apropiaron.
• Urbanización: La producción de excedentes incrementó la
disponibilidad de alimentos y con ello la esperanza de vida. Para
conservar esta seguridad alimentaria, los grupos sociales empezaron a
establecerse en los lugares cultivados, pasando de ser nómadas a
sedentarios, fundando así los primeros asentamientos humanos que
dieron origen a las civilizaciones fluviales que estudiaremos en las
próximas unidades.
División del trabajo
La producción excedentaria también fue posible gracias a la división del
trabajo, que la podemos definir como la forma de organización de la
mano de obra de acuerdo con las capacidades para determinados
oficios.
¿Por qué se dividió el trabajo?
Las siguientes condiciones exigieron o permitieron la división del
trabajo:
La agricultura y la cría de animales requería mano de obra para varios
oficios: pastoreo, preparación el terreno, siembra, cuidados, vigilancia
de los depredadores y defensa de otros pueblos, cosecha,
almacenamiento, distribución, etc. Además, en la medida que los
asentamientos crecían, había que fabricar casas, caminos, murallas,
edificios, graneros más amplios, etc. Las comunidades debieron repartir
estas funciones entre sus miembros
Dentro de los ciclos agrícolas había tiempo libre que permitía
desarrollar otras actividades igual de necesarias para la comunidad,
tales como la elaboración de herramientas y utensilios.
Así surgieron los oficios especializados de agricultor, artesano y
mercader o comerciante. Posteriormente, se requirieron
administradores, líderes religiosos para los rituales de adivinación de
las condiciones climáticas y de las cosechas, guerreros que defendieran
los cultivos y los excedentes, comerciantes, etc. De esta división social
del trabajo surgirán luego las clases sociales.
Surge el comercio
La producción excedentaria elevó la expectativa de vida y disponibilidad
de mano de obra en las sociedades neolíticas. El incremento
exponencial de los excedentes y la aparición de nuevas necesidades
dentro de las comunidades, permitieron el desarrollo del comercio.
En vista de que cada vez producían más alimentos y de forma más
eficiente, los grupos humanos vieron la posibilidad de intercambiar
excedentes de sus cosechas por objetos y productos que necesitaban
pero no disponían en sus pueblos.
Además de cultivar determinados rubros, cada comunidad se
especializaba en la fabricación de algunos objetos tales como ánforas
de cerámica y cestos para transportar mejor y conservar los alimentos
por más tiempo, nuevos utensilios para optimizar la productividad de la
tierra o inclusive objetos de lujo como adornos, que intercambiaban
bajo la figura del trueque, esto es intercambio de un objeto por otro
que se considera de valor equivalente.
Origen de la propiedad privada
En el Paleolítico la caza y la recolección eran tareas cooperativas, pero
con la Revolución neolítica esa visión empezó a cambiar.
La agricultura representó una nueva forma de satisfacer las
necesidades. Convertir una zona virgen «improductiva» en productiva
requirió gasto calórico, empleo de tiempo y de herramientas antes de
ver los frutos, es decir, exigió trabajo.
Este proceso productivo neolítico fue el origen de la propiedad (que
entonces era solo sobre la tierra) por dos razones:
• Después de desarrollar el proceso productivo para obtener cosechas,
alimentarse y almacenar los excedentes, el ser humano debió repetir el
ciclo, pero no desde cero sino en la tierra que ya acondicionó para tal
fin, por eso se apropió del predio y no estaba dispuesto a cederlo ni
compartirlo sin un beneficio que le restituyera su esfuerzo y garantizara
su alimentación. Hay en ello un egoísmo implícito, pero no desde el
punto de vista moral sino psicológico.
• El excedente, que fue el fruto de su trabajo, también le perteneció y
lo utilizó para guardar provisiones o para intercambiarlo por otros
alimentos, herramientas o artefactos necesarios para repetir y mejorar
el proceso productivo. El excedente se convierte así en riqueza
intercambiable que forma parte de su propiedad personal, lo mismo
que las herramientas y utensilios (también la vivienda y hasta cierto
punto la mano de obra, lo que dará origen a la esclavitud).
Patriarcado y propiedad
Durante la mayor parte del Neolítico la propiedad sobre la tierra y el
ganado no era individual sino colectiva, pertenecía al clan o a la tribu,
que era un conjunto de familias dirigidas por un patriarca (padre de
varias familias) que trabajaban y se beneficiaban de la misma tierra y el
mismo rebaño.
Con el desarrollo de las civilizaciones fluviales que estudiaremos en las
próximas unidades, en las que se instituyó el matrimonio y la familia
monogámica, la tierra dejó de ser comunal y empezó a heredarse por
familias. El jefe de cada familia era el padre (pater) y se encargaba de
administrar la «patria», la tierra de la familia, que era heredada por los
hijos dentro del matrimonio.
El rasgo privado de la propiedad fue incorporado con el ascenso del
patriarcalismo como organización social en las civilizaciones antiguas.