Disertacion Cap 3

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ASIGNATURA:

“DERECHOS HUMANOS”
POR:
RONALD JAVIER BALDIVIEZO ESCOBAR
MARIBEL DILMA PAIVA SUAZNABAR
MARCELO CRUZ COLQUE
DIEGO ARMANDO MAMANI CALLIZAYA
EDWIN RICHARD CHOQUE CONTRERAS
GAYL VASQUEZ
CAPÍTULO TERCERO - DE LA INDIVIDUALIDAD
COMO UNO DE LOS ELEMENTOS DEL BIENESTAR

• Siendo tantas las razones que hacen imperativo que los seres humanos sean libres para formar opiniones y para
expresarlas sin reserva, siendo tantas las funestas consecuencias que la naturaleza intelectual y por ende la
naturaleza mental del hombre sufre cuando tal libertad no es concedida, o afirmada a despecho de toda prohibición,
permítasenos que examinemos ahora si estas mismas razones exigen que los hombres sean libres de conducirse en
la vida según sus opiniones, sin que los demás se lo impidan física o moralmente, y siempre que sea a costa de su
exclusivo riesgo y peligro. Esta última condición, es, naturalmente, indispensable.

• Que la especie humana no es infalible; que sus verdades no son más que medias verdades, en la mayor parte de los
casos; que la unidad de opinión no es deseable a menos que resulte de la más libre y más completa comparación de
opiniones contrarias, y que la diversidad de opiniones no es un mal sino un bien, por lo menos mientras la
humanidad no sea capaz de reconocer los diversos aspectos de la verdad, tales son los principios que se pueden
aplicar a los modos de acción de los hombres, así como a sus opiniones. Puesto que es útil mientras dure la
imperfección del género humano, que existan opiniones diferentes, del mismo modo será conveniente que haya
diferentes maneras de vivir; que se abra campo al desarrollo de la diversidad de carácter, siempre que no suponga
daño a los demás; y que cada uno pueda, cuando lo juzgue conveniente,
LA MAYOR DIFICULTAD PARA MANTENER ESTE PRINCIPIO NO ESTÁ EN LA APRECIACIÓN DE LOS MEDIOS
QUE CONDUCEN A UN FIN RECONOCIDO, SINO EN LA INDIFERENCIA GENERAL DE LAS PERSONAS EN
RELACIÓN CON EL FIN MISMO. SI CONSIDERÁSEMOS QUE EL LIBRE DESARROLLO DE LA INDIVIDUALIDAD
ES UNO DE LOS PRINCIPIOS ESENCIALES DEL BIENESTAR, SI LE TUVIÉRAMOS, NO COMO UN ELEMENTO
COORDINADO CON TODO LO QUE SE DESIGNA CON LAS PALABRAS CIVILIZACIÓN, INSTRUCCIÓN,
EDUCACIÓN, CULTURA, SINO MÁS BIEN COMO PARTE NECESARIA Y CONDICIÓN DE TODAS ESTAS COSAS, NO
EXISTIRÍA NINGÚN PELIGRO DE QUE LA LIBERTAD NO SEA APRECIADA EN SU JUSTO VALOR Y NO HABRÍA
QUE VENCER GRANDES DIFICULTADES EN TRAZAR LA LÍNEA DE DEMARCACIÓN ENTRE ELLA Y EL CONTROL
SOCIAL. PERO, DESGRACIADAMENTE, A LA ESPONTANEIDAD INDIVIDUAL, NO SE LE SUELE CONCEDER, POR
PARTE DE LOS MODOS COMUNES DE PENSAR, NINGÚN VALOR INTRÍNSECO, NI SE LA CONSIDERA DIGNA DE
ATENCIÓN POR SÍ MISMA. ENCONTRÁNDOSE LA MAYORÍA SATISFECHA DE LOS HÁBITOS ACTUALES DE LA
HUMANIDAD (PUES ELLOS SON QUIENES LA HACEN SER COMO ES), NO PUEDE COMPRENDER POR QUÉ NO
HAN DE SER LO BASTANTE BUENOS PARA TODO EL MUNDO. Y AÚN MÁS: LA ESPONTANEIDAD NO ENTRA EN
EL IDEAL DE LA MAYORÍA DE LOS REFORMADORES MORALES Y SOCIALES; POR EL CONTRARIO, LA
CONSIDERAN MÁS BIEN CON RECELO, COMO UN OBSTÁCULO MOLESTO Y QUIZÁ REBELDE FRENTE A LA
ACEPTACIÓN GENERAL DE LO QUE, A JUICIO DE ESTOS REFORMADORES, SERÍA MEJOR PARA LA
HUMANIDAD. POCAS PERSONAS, FUERA DE ALEMANI
• El hombre que permite al mundo, o al menos a su mundo, elegir por el su plan de vida, no tiene más necesidad que de la facultad de
imitación de los simios. Pero aquel que lo escoge por sí mismo pone en juego todas sus facultades. Debe emplear la observación para
ver, el raciocinio y el juicio para prever, la actividad para reunir los materiales de la decisión, el discernimiento para decidir, y, una vez
que haya decidido, la firmeza y el dominio de sí mismo para mantenerse en su ya deliberada decisión. Y cuanto mayor sea la porción de
su conducta que ha regularizado según sus sentimientos y su juicio propios, tanto más necesarias le serán estas diversas cualidades. Es
posible que pueda caminar por el buen sendero y preservarse de toda influencia perjudicial sin hacer uso de esas cosas. Pero, ¿cuál será
su valor comparativo como ser humano? L
• Tampoco afirmo que haya algo mejor que sea compatible, como regla general, con el bajo nivel actual de la mente humana. Pero ello
no impide que el gobierno de la mediocridad sea un gobierno mediocre. Nunca llegó el gobierno de una democracia, o el de una
aristocracia numerosa, a elevarse por encima de la mediocridad, ni por sus actos políticos, ni por sus opiniones, cualidades, o tono
mental que fomentase, excepto allí donde el soberano "Muchos" se dejó guiar (como siempre lo ha hecho en los tiempos mejores) por
los consejos y la influencia de "Pocos" o de "Uno" mejor dotado y más instruido. La iniciación a todas las cosas prudentes y nobles
viene y debe venir de los individuos, procediendo, generalmente al principio, de un individuo aislado
CAPÍTULO TERCERO - DE LA
INDIVIDUALIDAD COMO UNO DE LOS
ELEMENTOS DEL BIENESTAR
La orientación actual de la opinión pública se dirige de modo singular hacia
la intolerancia frente a toda demostración clara de individualidad. En
general, los hombres no sólo son moderados en inteligencia, sino moderados
en inclinaciones. Ellos no cuentan con gustos ni con deseos lo suficientemente
vivos que les induzcan a hacer algo desacostumbrado, y, por consiguiente, no
pudiendo comprender a quienes se sienten dotados de modo muy diferente,
suelen incluir a estos últimos entre los seres extravagantes y desordenados
que es costumbre despreciar. Ahora bien, a este hecho, que es general,
tenemos que añadir que está surgiendo un poderoso movimiento de progreso
moral, y es evidente qué es lo que tenemos que esperar de él
El efecto de estas tendencias actuales es el siguiente: el común de
las gentes se halla más dispuesto que en períodos anteriores a
prescribir reglas generales de conducta y a tratar de hacer que cada
cual se adapte a la norma aprobada. Pero esta norma, se reconozca
o no, lleva en su entraña la negación absoluta de cualquier deseo
vehemente. Su ideal de carácter consiste en no poseer ningún
carácter señalado; en mutilar por medio de una compresión, como
el pie de una china, cualquier parte de la naturaleza humana que
sobresalga y tienda a hacer a una persona, completamente
diferente, al menos en lo exterior, del común de la humanidad
La combinación de todas esas causas forma una masa tan grande de
influencias hostiles a la individualidad, que no se puede ya adivinar cómo
será capaz de defender su terreno. Encontrará en esta defensa una dificultad
reciente, a menos que la parte inteligente del público se dé cuenta del valor
de este elemento y se decida a considerar necesarias las diferencias, incluso
aunque ellas no sean empleadas en mejorar, sino, como creen algunos, en
empeorar. Si los derechos de la individualidad han de ser afirmados
siempre, ha llegado el tiempo de hacerlo, puesto que todavía falta mucho
para completar la forzosa asimilación. Sólo en los primeros momentos nos
podemos defender con éxito frente a la usurpación.

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