Respiracion torCICA
Respiracion torCICA
Respiracion torCICA
• A través de los movimientos que provocan los ejercicios de respiración profunda, los
órganos abdominales (estómago, intestino, hígado y páncreas) reciben un masaje, al igual
que el corazón. Estimula la circulación sanguínea a todos estos órganos. Lo mismo ocurre
con los pulmones, los cuales aumentan su capacidad respiratoria.
• DIGESTIVOS
• NERVIOSOS
• Mejora el estado del sistema nervioso, incluyendo el cerebro, la columna, los centros
nerviosos y los nervios. Debido a una mayor oxigenación.
RELAJACIÓN Y CONCENTRACIÓN
• La respiración lenta, profunda y rítmica provoca una reducción en los latidos del corazón
y una relajación muscular, lo cual estimula la tranquilidad mental y la serenidad.
TIPOS DE RESPIRACIÓN
La función de los pulmones es realizar el intercambio gaseoso con la sangre, para ello los
alvéolos están en estrecho contacto con los capilares. En los alvéolos se produce el paso de
oxígeno desde el aire a la sangre y el paso de dióxido de carbono desde la sangre al aire.
La capacidad pulmonar depende de la edad, peso y sexo y oscila entre 4.000–6.000 cm³.
Las mujeres suelen tener de media un volumen inspiratorio forzado inferior a los hombres.
El mecanismo de intercambio gaseoso del organismo con
el exterior presenta dos etapas:
• Proceso de perfusión: Es el paso de sangre por el capilar. Está sangre va a ser la que se oxigena y
más tarde vuelva al corazón.
Las células que tapizan los alveolos pulmonares se
denominan neumocitos.
• Los neumocitos tipo I, que a pesar de ser escasos en número, debido a su
tamaño y formas cubren más del 90% de la superficie alveolar y participan en el
intercambio gaseoso.
• Los neumocitos tipo II, más numerosos que los anteriores, aunque solo ocupan
el 5% de la superficie alveolar. Son las células progenitoras del neumocito tipo I
y tienen una función secretora mediante la producción del surfactante pulmonar
(líquido que disminuye la tensión superficial creada en el alveolo para permitir
el intercambio gaseoso). Cuando los neumocitos I son destruidos en algunas
enfermedades, son los neumocitos II los que proliferan para reparar los daños.