Sociedad y Cultura
Sociedad y Cultura
Sociedad y Cultura
la realidad social, la cual está dada a partir de diversas disciplinas; Geografía, Historia,
Sociología, Antropología, Derecho, Economía y las Ciencias Políticas. Estas
disciplinas, intentan dar explicaciones a los problemas del hombre en sociedad desde
una perspectiva teórico- práctica, utilizando conceptos y métodos.
La realidad social está constituida por diferentes aspectos de una comunidad humana
organizada en una época y tiempo determinado.
Para concluir, las ciencias sociales, son aquellas disciplinas que se ocupan del estudio
del comportamiento social. Estas examinan tanto las manifestaciones materiales como
inmateriales.
Lo social, entendido en sentido total, se caracteriza por su: diversidad,
complejidad, variabilidad e inmaterialidad. Lo social se ocupa de múltiples
aspectos de la acción humana y a su vez de las relaciones que entre ellos
existen y de sus continuas fluctuaciones. Esos aspectos y sus relaciones
de interdependencia acaban fabricando un ente inmaterial que es eso que
denominamos (convencionalmente) lo social y que ampara al mismo
tiempo al ser individual y sus múltiples creaciones en colectividad. (Prats y
Fernández, 2017:101).
A partir de los fenómenos que en la cotidianeidad aparecen como
indivisibles, las disciplinas aportan distintos conceptos, enfoques y métodos
para el reconocimiento, estudio y comprensión de hechos sumamente
complejos: “ser histórico no es propiedad exclusiva de las personas
llamadas historiadores, es una obligación de todos los científicos sociales
(...) Los problemas económicos no son propiedad exclusiva de los
economistas, las cuestiones económicas son centrales para cualquier
análisis científico-social... (Wallerstein, 1998:105-106).
;
INDIVIDUO SOCIEDAD
RAZA
En teoría, una raza biológica es una subdivisión geográficamente aislada de una especie.
(Una especie es una población cuyos miembros pueden cruzarse para generar descendencia
que pueda sobrevivir y reproducirse.)
Se supone que una raza refleja el material genético compartido (heredado de un ancestro
común), por eso los primeros estudiosos usaron rasgos fenotípicos (por lo general el color
de piel) para la clasificación racial.
Las clasificaciones raciales basadas en el fenotipo plantean el problema de decidir cuáles
rasgos son más relevantes. (estatura, color de la piel, los ojos, dientes, forma del cráneo
entre otros.)
La pobreza, la marginalidad y la
exclusión se han convertido así en una
característica estructural para las
poblaciones indígenas y afrolatina. Las
cifras y porcentajes muestran
diferencias de varios puntos con
respecto al resto de la población. En
los casos más extremos la diferencia
entre indígenas y no indígenas es de
20 a 30 puntos porcentuales
(Psacharopoulos y Patrinos 1994).
La discriminación étnico-racial actual,
heredera del colonialismo luso e hispano-
criollos, es la expresión con que se
manifiestan formas renovadas de exclusión
y dominación constituyendo verdaderos
“colonialismos internos” que contradicen el
mito de una integración real. Al contrario, la
integración de los pueblos indígenas y
afrolatinos ha tenido, más bien, un carácter
- subsisten amplias áreas y territorios indígenas, las denominadas
simbólico en el discurso y negados en la tierras ancestrales, por otra parte, la migración hacia las ciudades ha
práctica. creado nuevas áreas de residencia en las que habitan grandes
conglomerados humanos indígenas de origen rural
- El problema de la migración y el empobrecimiento en tierras
ancestrales, se produce porque la relación de los pueblos indígena con
la tierra tiene un significado amplio que no está reducido a factores de
carácter económico-productivo sino que a una visión holística que
conjuga aspectos sociales, culturales, religiosos y económicos.
Los avances en relación a la diversidad
cultural son posibles de ver en el
reconocimiento constitucional que algunos
países han hecho de las culturas y lenguas
indígenas presentes en sus fronteras
nacionales. En todo caso, los conflictos
recientes en países como México, Ecuador
y Chile demuestran que aún queda mucho
por hacer, parece necesario reflexionar
fundamentalmente en torno a que la
incorporación de la multiculturalidad
debiera permear al conjunto del tejido
social.