La Epoché Como Actitud Fundamental Del Psicoterapeuta

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La epoché como actitud fundamental en

el/la psicoterapeuta

Enfoque Humanista en Psicoterapia, año 2020


Docente: Fabiola Miño Grandón
La tarea fenomenológica principal del/la psicoterapeuta consiste

en aprender a poner progresivamente entre paréntesis las

distintas presuposiciones que alberga respecto del/la cliente/a,

incluyendo en especial su tendencia a escuchar y prestar

atención a ciertas cosas y no a otras, tendencia que guarda

íntima relación con las teorías psicológicas y psicoterapéuticas

específicas que orientan de modo más o menos consciente su

desempeño profesional.
El logro de la tarea impuesta por la epoché le exige, en palabras de
Yontef (1993), desarrollar una confianza plena en su propia experiencia
inmediata y en la del paciente (que no puede pretender ser total).
• Etimológicamente, el concepto de "diagnóstico" deriva del griego "diagnosis", el cual
implica "distinguir o conocer a través de". El diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española define el concepto de diagnóstico como el "arte o acto de conocer
la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos".
Esta definición de diagnóstico hace referencia al sentido médico-psiquiátrico, el cual
es un diagnóstico dirigido a la exploración de aspectos psicopatológicos, negativos o
deficitarios del funcionamiento psicológico.

• En el diagnóstico psicológico se consideran una serie de actividades tales como la


exploración, medida o análisis de comportamientos o fenómenos psicológicos
relativos a un sujeto o grupo de sujetos mediante un proceso de indagación y toma
de decisiones. Así, distintas ramas de la psicología han dado lugar a numerosas
concepciones de diagnóstico; desde quienes lo enuncian como un saber meramente
técnico que permite clasificar a los sujetos por sus rendimientos hasta quienes lo
plantean como una teoría de la observación de lo psíquico en sus distintas
manifestaciones fenoménicas. En este sentido la conceptualización psicodiagnóstica
sería siempre una hipótesis explicativa de lo psicogenético, descriptiva de lo
fenoménico - presente, y predictiva de lo patogenético de los sujetos y grupos
(Nunnally, 1970).
El diagnóstico fenomenológico en
psicoterapia
• Trata de describir el modo particular de experiencia y conducta de un paciente y su relación con él mismo y con el
mundo. Se orienta más a la persona mientras el diagnóstico sintomatológico se orienta más al proceso morboso (Castilla
del Pino, 1980).

• Este último método diagnóstico sigue el esquema de la explicación científica de Hempel y Oppenheim, fundado en el
empirismo lógico del círculo de Viena y en el racionalismo crítico de Popper. Es el que se ajusta al modelo médico de
enfermedad.

• El mismo autor manifiesta que el diagnóstico fenomenológico no sólo se interesa por la valoración de los síntomas, el
curso de la enfermedad, las características biológicas y los factores genéticos, sino por la impresión holística que el
terapeuta obtiene de un paciente y su situación, considerando todos los aspectos del contexto.

• El diagnóstico fenomenológico, con ayuda de la intuición del observador, capta algo del paciente que no se puede
encontrar ni en los síntomas individuales ni en la acumulación de estos, es decir, su modo de ser y relacionarse en el
mundo. Es, por tanto, un proceso abierto en el que pueden añadirse nuevas experiencias y datos permitiendo que el
diagnóstico sea reevaluado. Los detractores del diagnóstico fenomenológico centran sus críticas en el hecho de que la
intuición no es más que un sentimiento que no puede describirse claramente, ni es susceptible de ser investigado
científicamente.
• Ricardo Capponi (1987) manifiesta que lo que diferencia el método fenomenológico
del método descriptivo tradicional de las ciencias naturales es que éste último está
preocupado de describir los hechos y acontecimientos externos del fenómeno (signos
y síntomas) sin considerar la experiencia subjetiva del que está siendo observado.
Sostiene que estas experiencias subjetivas sólo son abordables a través de dos vías: la
expresión corporal y el lenguaje. "A través del lenguaje el paciente nos autodescribe
su subjetividad, a través de su expresión corporal nos muestra con significantes lo
que sucede en su vivenciar. Para captar esta experiencia (compresión
fenomenológica), debemos haber tenido un cierto grado de experiencia similar que
nos permita sentir e imaginar con cierta familiaridad lo que el paciente nos muestra"
(Ibid, p.45).
• El mismo autor plantea algunas variables que se deben tener en cuenta en el
momento de una descripción fenomenológica.

• En relación al observado: Se debe estar atento a que su relato sea verás, si no


lo es, captar la intencionalidad de tal actitud de suplantar sus experiencias
subjetivas por fantasías o recuerdos que corresponden a otras situaciones
vividas. También se debe promover descripciones espontáneas y detalladas de
las experiencias subjetivas. Conviene manejar la reticencia, el negativismo, el
oposicionismo y el escamoteo con habilidad, superando la negación a
comunicarse por parte del observado a través de un acercamiento adecuado.
A su vez, plantea que hay que tratar que el lenguaje que use el paciente sea
apropiado, para que el mal uso de palabras no le quite sentido a una
introspección adecuada, y así poder percatarse de aquella introspección que
puede estar deformada por limitaciones propias de la perturbación.
• En cuanto al observador, Capponi expone que se debe asumir una actitud libre de prejuicios, sin
intentar hacer correcciones causales ni construir hipótesis en relación a lo que observa. Al observador
le corresponde permitirse sentir experiencias emocionales subjetivas, o sea, que el observado
repercuta interiormente cuando se está frente a él y reconocer dichas experiencias sin temor ni
ansiedad. Manifiesta que hay que estar atento al defecto de proyectar precipitadamente nuestra
propia subjetividad frente a un fenómeno que el observado describe, sin que la experiencia subjetiva
de éste concuerde con la nuestra. También, debe describir con detalle y textualmente, expresiones
corporales y frases del que está siendo observado, evitando términos muy genéricos que puedan
aplicarse a muchas situaciones distintas y no nos muestran lo peculiar del fenómeno. El que observa
debe usar sin temor recursos casi novelescos, empleando frases contrapuestas, nombres adjetivados,
metáforas y párrafos textuales. "En sus descripciones, el fenomenólogo buscará palabras que no
velen lo íntimo del síntoma, de tal modo que él conserve su frescura y resonancia original" (Roa,
1973, en Capponi, 1987, p.47). Por último, el autor sostiene que este método se debe cultivar con
paciencia y laboriosidad y mantenerlo vigente en un continuo entrenamiento y supervisión con
profesionales más experimentados.
La visión del diagnóstico desde la Terapia
Gestalt

• Dentro de las teorías del potencial humano, hubo un total rechazo hacia el
diagnóstico o todo lo que tuviera relación con caer en categorizaciones que
impidieran la libertad del ser humano, y no se escribió mayormente al
respecto (décadas del 1960 - 1970) ya que se consideraba contradictorio con
sus bases epistemológicas; en TG la construcción del vínculo remite a lo que
Martín Buber llamó "encuentro", "diálogo Yo-Tú", o "diálogo existencial"; en
este marco, teorizar al respecto del diagnóstico en psicoterapia se alejaba de
esta dinámica y se salía del encuadre epistemológico (Quitmann, 1989).
• Como consecuencia de lo anterior, los terapeutas han recibido poca
formación en evaluación psicodiagnóstica. En este enfoque, la visión
de individuo choca con el diagnóstico psicológico, ya que ve a la
persona como un individuo único, irrepetible y responsable de sus
actos. Acorde con esta línea ideológica, la TG durante años ha
privilegiado la descripción fenomenológica por sobre los rótulos,
como una forma de resaltar la idea que los individuos no pueden ser
comparados y contrastados entre si. "Ningún enfoque estadístico
puede informar al paciente o terapeuta individual que funciona con
él. Lo que ha demostrado funcionar para muchos, no siempre
funciona para un individuo" (Yontef, 1995, p.154).
• En otras palabras, en TG no se busca clasificar a los individuos dentro de una
enfermedad. "Perls se opone, como todos los psicólogos humanistas, a la
tradición de la psicología científica que, recurriendo a la exigencia de la
objetividad, divide al ser humano y al mundo en muchas unidades separadas
claramente unas de otras" (Quitmann, 1989, p.124). Desde este punto de
vista, la Gestalt trabaja con la totalidad del individuo, no con una parte
enferma.

• En TG ha existido una división histórica debido a la diferencia entre los


fundadores del modelo. Los seguidores de Perls, Stevens, Simkin, etc. Se
asocian al cuerpo Oeste, donde habría un desdeño hacia la producción de
material intelectual, con énfasis en la relación maestro - discípulo para la
transmisión de conocimientos y donde se enfatiza lo técnico en cuanto a
técnicas terapéuticas. Al Este se adscribe Laura Perls, Polster, Zinker, Ginger,
etc. Aquí se privilegia la producción de material teórico, la formación
experiencial y académica, y el énfasis en la relación Yo - Tú en terapia, entre
otros
• Hoy en día la TG tiende a la integración. En este modelo ya no se
asocia directamente al diagnóstico con el reduccionismo (es decir,
aquellos modelos que reducen los procesos psicológicos a los
fisiológicos, es la teoría que defienden buena parte de los psiquiatras
practicantes del modelo médico).

• El proceso diagnóstico ha sido adecuado a la teoría gestaltica; Yontef


(1995) lo entiende como un cuidadoso estudio fenomenológico del
proceso de formación de significado figura / fondo de una persona,
que permite comprender la organización de su personalidad.
• El mismo autor plantea que para el terapeuta gestáltico es de vital importancia
comprender en forma precisa y adecuada la fenomenología y la conducta actual de un
paciente desde un comienzo de la terapia. Dice que comprender un diagnóstico
permite al terapeuta saber que intervenciones, secuencia y tiempo usar, y relacionar
esto con experiencias previas de tratamientos similares. Le permite estar prevenido
acerca de las precauciones que se deben tomar.

• Héctor Salama, en 2001, concuerda con Latner y plantea que en psicoterapia Gestalt
se evita poner en el paciente etiquetas fijas de diagnóstico dado que éste siempre está
en el proceso y no en la persona, por lo que resaltan los patrones de conducta que
repite. Sin embargo, acota que el terapeuta debe formularse un mapa mnémico que le
servirá para tener un panorama general de las características de personalidad del
paciente.
El miedo al diagnóstico
• Según lo analizado para este trabajo, los prejuicios anti diagnóstico
tienen que ver con creer que se utilizará una epistemología diferente
a la gestáltica y que se deformará el modelo, transformándolo en una
especie de "Frankenstein" de la psicoterapia, con diferentes
elementos teóricos difícilmente conectables entre sí.

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