Clase 5.PENSAMIENTO 2021

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PENSAMIENTO

PENSAMIENTO

“... no hay ninguna definición unánimemente aceptada capaz de recoger los


diversos elementos involucrados en el pensamiento, pues incluyen desde
los procesos de razonamiento o los que nos permiten solucionar
problemas y tomar decisiones hasta las creencias y los juicios de valor
que realizamos sobre nosotros mismos, sobre los demás, o sobre nuestro
entorno.”
PENSAMIENTO

Pensar, como dice De Vega, «es una actividad mental no rutinaria», es


decir, que requiere esfuerzo. Su funcionamiento se basa en un conjunto
complejo de reglas, estrategias y heurísticos. Pero, además, implica a la
totalidad del sistema cognitivo, lo que significa que requiere la
intervención de otros procesos asimismo complejos como la memoria, la
atención o la imaginación.
CLASIFICACIÓN

Cualquier clasificación de los trastornos del pensamiento puede resultar arbitraria y artificial porque
difícilmente se puede separar el pensamiento en compartimentos estancos y separados.

No obstante, con un fin didáctico, seguiremos la diferenciación clásica entre:

1. las alteraciones relacionadas con la forma, la estructura y/o el curso (cómo se piensa, su forma,
estructura y organización, y el modo en que transcurre el pensamiento, su curso)

2. y las que se evidencian a través de sus contenidos (en qué basa sus pensamientos, qué
creencias subyacen, etc.).

Pero, como es natural, ambos tipos de alteraciones están íntimamente relacionadas entre sí y, por
tanto, se retroalimentan de manera continuada.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Descarrilamiento

Es un patrón de habla espontánea en el que las ideas se entremezclan y no se


relacionan entre sí o lo hacen de manera tangencial. Las frases están bien
construidas, pero hay una falta de cohesión en el discurso porque se da una
yuxtaposición y mezcla de frases sin la conexión adecuada.
El paciente se va alejando del tema en cuestión sin llegar a darse cuenta de que su
respuesta tiene cada vez menor conexión con la pregunta que le habían hecho o con la
idea que comenzó a expresar.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Incoherencia (ensalada de palabras)

Un discurso que se vuelve ininteligible o incomprensible para los demás debido a


que las palabras se unen sin una conexión lógica.
A menudo la incoherencia acompaña al descarrilamiento, pero se diferencia de este
porque en la incoherencia la anomalía se da dentro de la frase, mientras que en el
descarrilamiento la alteración se produce en la conexión entre las frases, pero no
suelen presentarse anomalías lingüísticas ni gramaticales.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Presión del habla

Aumento significativo en la cantidad y velocidad del habla espontánea,


en comparación con lo que era normal para esa persona o de lo que se
considera habitual en su contexto social de referencia.
El paciente habla muy deprisa, deja frases sin completar por el ansia de
comunicar una nueva idea y es difícil interrumpirle.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Ilogicidad

Se trata de un discurso en el que se aprecian contradicciones internas importantes


porque las conclusiones a las que llega la persona no se corresponden con las ideas o
premisas de las que partía:
por ejemplo, la persona infiere consecuencias falsas a partir de una determinada
información.
Es una anomalía muy común, tanto en pacientes como en personas sin trastornos.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Perseveración

Se produce una repetición persistente de palabras, ideas, o temas de manera que cuando el paciente
ha utilizado una vez una idea, o una palabra, vuelve a ella de manera continuada a lo largo de su
discurso. Puede manifestarse también como una dificultad o incapacidad para cambiar de un tema o una
idea a otra, con el resultado de que el paciente parece estar hablando siempre de lo mismo.

Ecolalia

Forma parte del grupo de los «eco-síntomas» que consisten en que el paciente repite como en un eco lo
que acaba de escuchar, o el movimiento que alguien hizo ante él, o el gesto del interlocutor.

En su formato verbal, consiste en la repetición en eco de las últimas sílabas, palabras, o frases breves
que acaba de pronunciar un interlocutor, o alguien que está cerca
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Habla distraída
Se caracteriza porque durante el discurso la persona se detiene en medio de una frase o
idea, y cambia de tema en respuesta a estímulos inmediatos y nuevos (p. ej., lo que
hay sobre la mesa del clínico).
Neologismos
En este caso la persona inventa palabras o bien otorga un significado diferente del
correcto a una palabra del lenguaje cotidiano.
En consecuencia, el oyente no comprende lo que está diciendo el paciente
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Habla afectada

El discurso resulta pomposo, distante o pedante por la utilización, por ejemplo, de


fórmulas de cortesía extrema o excesivamente cultas, fuera de contexto e inadecuadas.

Resonancias

Patrón del habla en el que la elección de palabras parece estar determinada por los
sonidos (p. ej., por rimas entre palabras) y no por sus relaciones de significado. En
consecuencia, son las asociaciones fonéticas y no los significados lo que rige el discurso
del paciente.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Pobreza del habla (laconismo)


Consiste en una disminución de la cantidad de lenguaje espontáneo. La persona
responde a las preguntas de forma breve, concreta y poco elaborada, sin añadir
información adicional de manera espontánea. Las respuestas pueden ser, de hecho,
monosilábicas e incluso puede que el paciente no responda a alguna de las preguntas.

Pobreza del contenido del habla


La alteración no se da en la cantidad de verbalización que emite la persona, sino en la
calidad de la información que proporciona. El entrevistador tiene la impresión de un
discurso vago, que puede ser o muy abstracto o demasiado concreto, repetitivo y
estereotipado.
Trastornos de la forma, la estructura y el curso.

Bloqueo

Consiste en una detención o parada súbita del discurso antes de que la


idea se haya completado hasta el punto de que, tras unos segundos, la
persona dice que no puede recordar de qué estaba hablando o qué quería
decir.
Es importante diferenciar esta alteración del habla distraída, ya que en el
caso del bloqueo no hay una distracción.
Trastornos del contenido

A. Pensamientos repetitivos negativos

En este grupo incluimos cuatro trastornos que comparten tres características


formales importantes:
su carácter intrusivo, su elevada recurrencia o repetitividad, y su incontrolabilidad,
además de una característica relativa a su contenido: la negatividad.
Son improductivos porque no sirven para solucionar los problemas, y consumen
recursos mentales porque capturan la atención consciente, lo que redunda en una
disminución de la capacidad cognitiva disponible para otras actividades
Trastornos del contenido
Trastornos del contenido

A. Ideas sobrevaloradas
Creencias dominantes y centrales en el flujo habitual del pensamiento,
consistentes con la personalidad y los valores del individuo,
emocionalmente sobrecargadas, que preocupan al individuo hasta el punto
de dominar su vida. Sus contenidos son aceptables socialmente,
egosintónicos, y promueven comportamientos acordes con su contenido.
Trastornos del contenido

B. Ideación autolítica

La ideación autolítica o suicida consiste en pensamientos sobre lesionarse


físicamente o matarse. Estos pensamientos se asocian a estados afectivos
negativos e intensos: especialmente, tristeza, ira, culpa, frustración y ansiedad.
Meyer et al. (2010) establecen un continuo de intensidad que fluctúa desde la
experimentación ocasional de ideas sobre matarse, pasando por el deseo de muerte
sin un plan concreto para llevarlo a cabo, al que siguen la elaboración de un plan, la
tentativa de llevarlo a cabo, y culmina con el suicidio en sí mismo.
Trastornos del contenido

C. Creencias disfuncionales (distorsionadas)

Supuestos, juicios y valoraciones que se asumen como ciertas, verdaderas


o muy plausibles, independientemente de un suceso o situación concretos,
y sesgan el procesamiento de información nueva en un sentido que es
improductivo y negativo para la persona.

Ver tabla página 252.


Trastornos del contenido

D. Los delirios
Creencias anómalas en el sentido de que su contenido es extraño,
improbable o absurdo y no compartido por los otros miembros del grupo
social de referencia, a pesar de lo cual se mantienen con una gran
convicción.

Tienen referencias personales y son fuente de malestar subjetivo o


interfieren negativamente con el normal desarrollo social y personal del
individuo.
Trastornos del contenido

D. Los delirios

1. El balance entre las evidencias a favor y en contra de la creencia delirante es tan desequilibrado , que otras personas
la consideran completamente increíble.
2. La creencia no es compartida por otros.
3. La creencia se mantiene con una convicción firme. Las manifestaciones o las conductas de la persona no cambian ante la
presencia de evidencias contrarias a la creencia.
4. La persona está preocupada (emocionalmente involucrada) con la creencia y le resulta difícil evitar pensar o hablar
sobre ella.
5. La creencia tiene referencias o contenidos personales, y no tanto políticos, religiosos o científicos no convencionales.
6. La creencia es fuente de malestar subjetivo y/o interfiere con el funcionamiento social de la persona y con sus
ocupaciones.
7. La persona no dice que lleva a cabo esfuerzos subjetivos para resistirse a la creencia (en comparación con los
pacientes que tienen ideas obsesivas).
Trastornos del contenido

D. Los delirios: Clasificación


Trastornos del contenido

D. Los delirios

Delirio primario: Ideas delirantes que se caracterizan por ser autónomas,


originales, inderivables e incomprensibles desde el punto de vista psicológico.

Delirio secundario: Ideas delirantes que surgen como intentos de explicación


de experiencias anómalas previas y, en este sentido, son comprensibles
psicológicamente.
Trastornos del contenido

1. La intuición delirante (o delirio autóctono), que es fenomenológicamente indistinguible de


cualquier idea que nos asalte repentinamente, que nos «venga a la cabeza». El contenido de
estas ideas delirantes suele ser autorreferencial y, por lo general, revisten gran importancia
para el paciente.
2. La percepción delirante, consiste en la interpretación delirante y con gran significado
personal de una percepción normal (habitualmente visual).
3. La atmósfera o humor delirante consiste en la experiencia subjetiva de que el mundo ha
cambiado (desrealización) de un modo sutil, pero a la vez siniestro, inquietante y difícil o
imposible de definir, aunque de algún modo la persona «sabe» que está involucrado
personalmente. Los recuerdos delirantes o retrospectivos pueden adoptar dos formas, la
explicación (reconstrucción) delirante de un recuerdo real, o bien el «recuerdo» de algo que es
claramente imposible.
4. Los recuerdos delirantes o retrospectivos pueden adoptar dos formas, la explicación
(reconstrucción) delirante de un recuerdo real, o bien el «recuerdo» de algo que es claramente
imposible

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