5 Espìritu Santo

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La revelación de

Dios
Espíritu Santo
 En la Sagrada Escritura, el Espíritu Santo es llamado Espíritu de Yahvé, Espíritu de Dios,
Espíritu de Jesucristo, Espíritu Santo. Está escrito precisamente que es la persona más
misteriosa de la Santísima Trinidad, porque como en el hombre el espíritu indica su
intimidad, así el Espíritu Santo expresa la invisibilidad de Dios, su secreto más profundo
y su incomprensibilidad.
 En el Espíritu Santo nos encontramos frente al misterio más profundo de la vida
trinitaria, del mismo modo que descubrimos en el hombre su espíritu y su alma; no es
extraño que por esto el Espíritu Santo sea definido como el gran desconocido,
Tomàs de Aquino lo llamaba el Gran Amor.
 Aunque también es verdad que el Espíritu Santo se encuentra constantemente presente
en el N.T. Cristo revela al Parácletos en la última cena el espíritu de verdad que
guiará a los discípulos a toda la verdad entera (Jn 14, 16-17).
 Al mismo tiempo nos encontramos el gran mandato misionero dado a los apóstoles y por
medio de ellos a la Iglesia (Mt 28,19) donde se evidencia la “personalidad” del
Espíritu, la misma que se encuadra en la economía salvífica y que santifica al
hombre haciéndole partícipe de la vida divina.
El Espíritu de Yahvé  La enseñanza del N.T. sobre el Espíritu Santo evoca lo que
se ha dicho de él en el AT.: que es el que obró en la
en el A.T. creación del mundo (Gn 1,2), que habló por medio de
los profetas y que a partir de la glorificación de Cristo
estará cerca de los discípulos para llevarlos a la verdad.
 En la Sagrada Escritura el significado de espíritu es como
el viento, no como una fuerza natural sino como una
fuerza que se atribuye al creador y conservador de la
vida (Gn 8,1). Este significado se complementa con otro
muy parecido el ruah el soplo de vida, la vida misma,
porque quien respira vive, quien deja de respirar muere
(Job 27, 3-4).
 En el A.T. el Espíritu de Yahvé es considerado como algo
personal de Dios, se trata de algo de sí mismo que Dios
da a los hombres como un don, uniéndoles
especialmente a él; por ejemplo, el Espíritu crea un
corazón nuevo en el pueblo, donándoles un corazón de
carne y quitando el corazón de piedra (Ez 36, 26-27).
 Algunos personajes como José, Moisés, David, Eliseo
reciben el Espíritu para mantenerse fieles a su misión, de
manera especial el Mesías, así viene profetizado en (Is
11,2), según el cual el Mesías será el portador del
Espíritu en plenitud.
 El Espíritu de Dios como fuerza carismática: la concepción
Principales textos virginal de Jesús es obra del Espíritu Santo, que extiende su sombra
pneumatológicos en el N.T. sobre María (Lc 1,35), ella concibe a Jesús por obra del Espíritu y se
demuestra que él es el Mesías y que en él culmina todo el proceso
salvífico desarrollado en la historia: Jesús es concebido de modo
excepcional como obra maestra de la intervención carismática de la
historia; por ello será llamado Hijo de Dios, Hijo del Altísimo.
 En el bautismo este Espíritu se manifiesta descendiendo sobre
Jesús de manera pura, única y particular, manifestando su
mesianidad (Lc 4,1). Jesús es aquel que siempre es conducido por el
Espíritu de Dios, aquel que se mueve y es acompañado por el Espíritu
divino en su vida pública.
 Jesús habla sobre su unción mesiánica de parte del Espíritu cuando en
la sinagoga de Nazaret aplica sobre sí mismo el texto de Is 61, 1-2:
¡El Espíritu del Señor Yahvé está sobre mí! sepan que Yahvé me ha
ungido. Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes, para
sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su
liberación, y a los presos su vuelta a la luz. La predicación de Jesús
recibe su fuerza de esta unción afirmando que actúa con la
potencia del Espíritu (Mt 12,28).
 También la resurrección de Jesús es obra del Padre por medio del
Espíritu Santo (Rm 8,11).
 La santificación, obra del Espíritu: durante su vida terrena el Señor
permite que los personajes más relacionados a su misión mesiánica reciban
de modo especial el don del Espíritu; así sucede con el Bautista (Lc 1,15), con
Zacarías (Lc 1,67), con Simeón (Lc 2,26), con Elizabeth (Lc 1,41) y sobre todo
con María (Lc 1, 46-54). Dejando este mundo, Jesús envía su Espíritu a los
apóstoles que deben continuar su obra (Jn 20,22).
 San Pedro el día de Pentecostés, hablando de la glorificación de Cristo (Hch
2,33) afirma que la potencia del Espíritu Santo se manifiesta frecuentemente
en la actividad apostólica a tal punto que la historia de la Iglesia primitiva
se puede describir como una epopeya del Espíritu Santo. Recordamos como
en el Concilio de Jerusalén los apóstoles hablan de la acción del Espíritu Santo
en la Iglesia (Hch 15,28), la elección de Matías (Hch 1, 15-26), aquella de Pablo
y Bernabé (Hch 13,2), la institución de los obispos ( 2 Tim 1,6) es obra del
Espíritu Santo.
 Los cristianos son llamados templo del Espíritu Santo (1 Cor 6,11), los
bautizados han sido santificados por el Espíritu, se trata de una regeneración
por el agua y el Espíritu (Jn 3,5), en consecuencia, es necesario vivir según el
espíritu y no la carne (Rm 8, 9-11).
 El Espíritu Santo como persona divina: en numerosos pasajes del N.T.
el Espíritu santo aparece no solo como una fuerza divina que obra en IMPORTANTISIMA
Jesús, en la Iglesia o en los cristianos, sino que viene descrito como
“alguien” distinto del Padre y del Hijo y en íntima relación con el Padre
y el Hijo.
 En el bautismo de Jesús, el Espíritu Santo, desciende en forma de paloma
y se distingue claramente del Padre y del Hijo predilecto (Mc 1,9-11) y
esta distinción personal aparece con mayor claridad en el mandato de
bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,
19).
 La presencia del Espíritu Santo es constante en los Hechos de los
Apóstoles, que viene llamado como evangelio del Espíritu Santo, la
personalidad del Espíritu viene claramente sugerida en (Hch 1, 4-5). En
varios textos paulinos el Espíritu aparece como sujeto de los verbos
habitar, distinguir, querer (Gal 5, 17).
 Pero de manera explícita el Espíritu Santo es nombrado persona
divina en la última cena en varios textos como (Jn 14, 16-17; Jn 14,
26; Jn 16, 7) pero con especial claridad en Jn 15,26: Pero cuando venga
el Consolador, a quien yo les enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el
que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Y en Jn 16, 13-15 estos
textos se refieren no solo a una misión temporal sino a una procesión
eterna, los ortodoxos afirmaran que el Espíritu procede solo del
Padre y es enviado por el Hijo, pero para este “envío” es necesario
que el Hijo tenga una cierta precedencia de origen respecto a Él.
 Personalidad del Espíritu Santo: Como ya se ha visto
en los parágrafos anteriores en la Sagrada Escritura se
va progresivamente caracterizando la naturaleza del
Espíritu Santo, como persona en Dios, distinta del
Padre y del Hijo. Su personalidad y su distinción
personal respecto al Padre y al Hijo es menos clara para
nosotros que la del Hijo al igual que su misión; sin
embargo, el conjunto de la Sagrada Escritura
(especialmente el adiós de Jesús) son suficientemente
explícitas para fundar la fe de la Iglesia en el
Espíritu Santo como tercera persona de la Santísima
Trinidad.
 Se encuentra una fuerte alusión a su personalidad en
los pasajes donde se habla de su acción: se dice que el
Espíritu Santo mora en los discípulos, que estará con
ellos, que viene, que recibe aquello que es de Jesús, que
procede del Padre, que oye, que enseña, que anuncia,
que revela, que guía a la verdad, que glorifica a Jesús,
que es enviado, que convence en cuanto al pecado, que
distribuye carismas como quiere, en fin, que santifica.
 Se trata de un lenguaje y de expresiones fuertemente
personalizadas que junto a las profesiones de fe
trinitarias que se cumplen en el bautismo (Mt 28,19)
llevan a la iglesia de los primeros siglos a una
comprensión siempre más nítida de la personalidad
El Espíritu Santo enviado del
Padre y del Hijo
 EL N.T. habla sobre el Espíritu Santo y su envío sobre los apóstoles y la
Iglesia, algunas veces se atribuye este envío al Padre y otras al Hijo, así lo
afirma en CIC: el origen eterno del Espíritu Santo se revela en su misión
en el tiempo, el Espíritu es enviado a los apóstoles y a la iglesia sea en el
nombre del Padre (Jn 14, 16-17) o en el nombre del Hijo (Jn 15,26).
 El envío del Espíritu de parte de Jesús nos hace notar que procede también
de Él como se afirma en el texto: El Padre envía el Espíritu que procede de
Él. El envío del Espíritu de parte del Padre y del Hijo afirma la verdad
que el Espíritu no solo procede del padre, sino del Padre y del Hijo, las
fórmulas con las que se expresa este “enviar” son distintas, pero de ellas se
deduce la profunda comunión del Padre y del Hijo en el origen del Espíritu
Santo.
 El Espíritu será enviado del Padre en el nombre de Jesús, la formula
muestra la perfecta comunión entre el Padre y el Hijo en el envío del
Espíritu, el Padre es el origen de esta misión, por ello el Hijo enviará el
Espíritu del Padre (Jn 15,26) pero también el Hijo es el principio de este
envío, por eso el Padre lo enviará en el nombre del Hijo.
La misión conjunta del
Hijo y del Espíritu

La salvación de los hombres se realiza en la incorporación a Cristo por medio del Espíritu, afirmamos que la
salvación consiste en que seamos hijos de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo. La misión del Espíritu Santo
está profundamente relacionada con el misterio de la encarnación y por ende a la del Verbo.

EL CCI 689 profesa: Cuando el Padre envía su Verbo, envía también su Aliento: misión conjunta en la que el Hijo y
el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda, Cristo es quien se manifiesta, Imagen visible de
Dios invisible, pero es el Espíritu Santo quien lo revela.

Y en el 690 continúa: Jesús es Cristo, "ungido", porque el Espíritu es su Unción y todo lo que sucede a partir de la
Encarnación mana de esta plenitud (cf. Jn 3, 34). Cuando por fin Cristo es glorificado (Jn 7, 39), puede a su vez, de junto al
Padre, enviar el Espíritu a los que creen en él: Él les comunica su Gloria (cf. Jn 17, 22), es decir, el Espíritu Santo que lo
glorifica (cf. Jn 16, 14). La misión conjunta se desplegará desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo
de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será unirlos a Cristo y hacerles vivir en Él.
 El bautismo de Jesús: Son los primeros textos explícitos donde se nombra a
Expresiones
las tres personas divinas simultáneamente (Mt 3, 13-17; Mc 1, 9-11), aquí las Trinitarias del N.T.
tres personas se manifiestan como distintas, el Padre se dirige al Hijo en su
relación paterna y filial mientras que el Espíritu en forma de paloma
desciende (Lc 3,22) al servicio de la proclamación del Mesías y a su unción de
parte del Espíritu.
 El mandato misionero (Mt 28, 19) CITA IMPORTANTE EN TRINIDAD:
Este es el texto más explícito acerca del misterio trinitario en la formula
bautismal contenida en Mt 28,19, aquí se manifiesta con claridad la distinción
de personas porque se nombra al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo con el
artículo que les personaliza. La expresión bautizar en el nombre de es una
clara indicación del ser personal y así como se designan a las tres
personas en modo igual, se comprende que las tres personas son iguales.
 La transfiguración: la escena de la transfiguración aparece conectada a la
teofanía trinitaria del bautismo (Lc 9, 28-36) como afirma Santo Tomàs: se
manifestó toda la Trinidad: El Padre en la voz, el Hijo en el hombre, El
Espíritu en la nube luminosa; al inicio de la vida pública se coloca el
bautismo y al inicio de la pascua la transfiguración. En el bautismo se
manifiesta el misterio de la regeneración, en la transfiguración el misterio de
nuestra segunda regeneración, es decir la resurrección.
Formulas Paulinas Trinitarias
 Los pasajes paulinos en los cuales la fe trinitaria resulta clara son muy numerosos al punto de poder
afirmar que el pensamiento Paulino es totalmente determinado por la fe trinitaria, al mismo tiempo
las menciones explícitas de las tres personas aparecen siempre en relación con la historia de la
salvación de los hombres.
 2 Ts 2, 13-14: Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios por ustedes, hermanos,
amados del Señor, porque Dios los ha escogido desde el principio para la salvación mediante la acción
santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. Para esto les ha llamado por medio de nuestro Evangelio,
para que consigan la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
 2 Cor 13,13: La gracia de Cristo Jesús, el Señor, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con
todos ustedes.
 1 Cor 12, 4-6: Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo, hay diversos ministerios, pero
el Señor es el mismo; hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos.
 Ef 4, 4-6: Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma
esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, por todos y en todos.
 Gal 4, 6: La prueba de que son hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que
clama: ¡Abbá, Padre!
 También en San Juan se encuentran pasajes en los cuales se
manifiesta la concepción triádica de Dios, especialmente en los
textos de la Última Cena en los cuales Jesús habla del envío del
Espíritu.
Formulas Joánicas
 En la oración sacerdotal de Jesús se manifiestan estrechamente Trinitarias
unidas las personas del Padre y del Hijo: la vida eterna consiste
justo en su conocimiento (Jn 17, 3) pero este reconocimiento de la
gloria de Dios se puede tener solamente a través del Espíritu (Jn
14, 16-17).
 La unidad entre el Padre y el Hijo se convierten mediante el
Espíritu en la base de la unidad de los creyentes, unidad que debe
ser un signo para el mundo (Jn 10, 16). La unidad, la paz y la
vida del mundo, se realizan mediante la revelación de la gloria
del padre, del Hijo y del Espíritu Santo: la doxología trinitaria
es la soteriología del mundo.
 También en las cartas aparecen algunas formulas triádicas: Y
este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como Él nos ha
mandado. El que guarda sus mandamientos permanece en Él y
Dios en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros: por
el Espíritu que nos ha dado (1 Jn 3, 23-24).

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