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Quema de libros y sepultura de intelectuales

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La quema de libros y la sepultura de intelectuales (en chino tradicional, 焚書坑儒; en chino simplificado, 焚书坑儒; pinyin, Fénshū Kēngrú) es una frase que hace referencia a una política llevada a cabo durante la dinastía Qin de la antigua China, en el período que abarca desde 213 a. C. al 206 a. C. y a las consecuencias que de ella se derivaron. Durante este período, las Cien escuelas de pensamiento fueron perseguidas, mientras que el legalismo sobrevivió. Un efecto secundario fue la marginación de la ideología de la escuela de Mozi en favor de los pensamientos de Confucio. La principal fuente de información sobre estos sucesos es el documento Memorias históricas, de Sima Qian; sin embargo, pocos estudiosos creen que dicha fuente refleje lo que realmente ocurrió.[1]

La quema de libros

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Primera página del texto Relatos de los grandes historiadores

Según las Memorias históricas, después que Qin Shi Huangdi, el primer emperador de China, unificara el país en el año 221 antes de Cristo, su canciller Li Si sugirió suprimir el discurso intelectual con el fin de unificar todos los pensamientos y las opiniones políticas. La justificación era que los intelectuales cantaban falsas alabanzas y hacían crecer la disidencia mediante la difamación.

A partir de 213 a. C., todas las obras clásicas de las Cien escuelas del pensamiento, excepto las de la propia escuela de Li Si conocida como el legismo, estuvieron sujetas a la quema de libros. Qin Shi Huang atacó a las otras escuelas de pensamiento por temor a que socavaran su legitimidad, y escribió sus propios libros de historia. Li Si dispuso que todas las historias en los archivos imperiales, excepto las escritas por los historiadores Qin, fueran quemadas; que los textos Clásico de poesía, Clásico de historia y los trabajos de los estudiosos de las diferentes escuelas se entregaran a las autoridades locales para que fueran quemadas; que cualquier persona que se refiriera a alguno de estos dos libros en particular fuera ejecutada; que aquellos que utilizaran antiguos ejemplos para satirizar la política contemporánea, fueran condenados a muerte junto con sus familias; que las autoridades que no denunciaran los casos que llegaran a su conocimiento serían igualmente culpables; y que aquellos que no hubieran quemado los libros y textos señalados dentro de los 30 días fijados serían expulsados hacia el norte como convictos para trabajar en la construcción de la Gran Muralla. Los únicos libros que se salvaron de la destrucción fueron libros sobre la guerra, la medicina, la agricultura y la adivinación.[2]

El entierro de los intelectuales

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Mapa de la dinastía Qin (aproximadamente en el año 210 a. C.) — en China.  ::*La primera dinastía imperial unificadora de China.  ::*Los territorios coloreados muestran la extensión aproximada del control político de Qin a la muerte del emperador Qin Shi Huang en el año 210 a. C.

Tras ser engañado por dos alquimistas mientras buscaba prolongar su vida, Qin Shi Huangdi ordenó que más de 460 eruditos de la capital fueran enterrados vivos en el segundo año de la prohibición, mientras que Wei Lan Jiao en el siglo segundo añade 700 más al número total de ejecutados. Como algunos de ellos también eran intelectuales confucianos, su hijo Fusu le aconsejó que esta podía ser una medida drástica que podía causar inestabilidad al afectar a aquellos que respetaban a Confucio en una situación de reciente unificación del país y con enemigos aún no pacificados.[3]​ Sin embargo, fue incapaz de cambiar la opinión de su padre, y en cambio fue enviado a vigilar la frontera en un exilio. La rápida caída de la dinastía Qin fue atribuida a esta proscripción. El confucianismo fue restablecido por la dinastía Han que siguió, y llegó a ser la ideología oficial del estado imperial chino, debido en parte a que muchas de las otras escuelas habían desaparecido.

Véase también

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Referencias

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  1. Consultar Victor H. Mair, Nancy S. Steinhardt, y Paul R. Goldin, The Hawai'i Reader in Traditional Chinese Culture (University of Hawai'i Press, 2005): 151. Ver también Michael Nylan, The Five "Confucian" Classics (Yale University Press, 2001).
  2. En chino: "相李斯曰:「臣請史官非秦記皆燒之。非博士官所職,天下敢有D詩、書、百家語者,悉詣守、尉雜燒之。有敢偶語詩書者棄市。以古非今者族。吏見知不舉者與同罪。令下三十日不燒,黥為城旦。所不去者,醫藥卜筮種樹之書。若欲有学法令,以吏为师」", de Shiji Capítulo 6. “The Basic Annals of the First Emperor of Qin,” thirty fourth year (213 BC). Traducción: el Canciller Li Si dijo: "yo, tu sirviente, propongo que todos los registros históricos que no sean los del Qin sean quemados. Con la excepción de los intelectuales cuyo cargo incluye la posesión de libros, toda persona sobre la Tierra que posea copias del Shi Jing, el Clásico de Historia, o los escritos de las cien escuelas de filosofía, ellos deberán entregarlos (los libros) al gobernador o al comandante para su quema. Todo aquel que ose discutir el Shi Jing o el Clásico de la Historia será ejecutado en un sitio público. Todo aquel que use la historia para criticar el presente será ejecutado con su familia. Todo oficial que sea testigo de estas violaciones y no las reporte sera igualmente culpable. Todo aquel que no haya quemado los libros luego de un plazo de treinta días de este anuncio será tatuado y será enviado a construir la Gran Muralla. Los libros que quedan exceptuados son aquellos de medicina, adivinación, agricultura y forestación. Aquellos que estén interesados en las leyes shall instead study from officials.
  3. En chino: "於是使御史悉案問諸生,諸生傳相告引,乃自除。1犯禁者四百六十餘人,皆阬之咸陽,使天下知之,以懲後。益發謫徙邊。始皇長子扶蘇諫曰:「天下初定,遠方黔首未集,諸生皆誦法孔子,今上皆重法繩之,臣恐天下不安。唯上察之。」", de Shiji capítulo 6. Traducción: El primer emperador por lo tanto ordenó al censor imperial que investigara a cada uno de los intelectuales. Los intelectuales se acusaron entre sí, y por lo tanto el emperador en forma personal decidió su destino. Más de 460 intelectuales fueron enterrados vivos en Xianyang, y el evento fue públicamente anunciado para advertir a los seguidores. Otras personas fueron exiliados a regiones fronterizas. Fusu, el hijo mayor del emperador, aconsejó: "El imperio acaba de alcanzar la paz, y los bárbaros en las regiones remotas no se han rendido. Todos los intelectuales veneran a Confucio y lo tienen por ejemplo. Considero que si Su Majestad los castiga en forma demasiado severa, ello puede causar revueltas en el imperio. Le pido a Su Majestad que tome este comentario en cuenta." (1La puntuación y por lo tanto la traducción es algo ambigua. La puntuación utilizada refleja la edición de 1959 por Zhonghua Shuju (中華書局).)

Enlaces externos

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