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Biblioteca Nacional de España

Sede de la BNE en Madrid
Localización
País España
Información general
Sigla BN, BNE
Jurisdicción Gobierno de España
Tipo biblioteca nacional
Sede

Recoletos: Paseo de Recoletos 20-22. 28071 Madrid;

Alcalá de Henares: Carretera de Alcalá a Meco, Km. 1,600. 28805 Madrid
Organización
Director/a Gloria Pérez Salmerón
Entidad superior Ministerio de Cultura de España
Presupuesto 47.380.860 € (2010) [1]
Historia
Fundación 1711
Sucesión
Real Biblioteca Pública BNE biblioteca/pruebas BNE Biblioteca Nacional
Página web de la BNE

La Biblioteca Nacional de España es el centro depositario oficial del Patrimonio Bibliográfico y Documental de España, custodiando más de 26 millones de publicaciones producidas en territorio nacional desde comienzos del siglo XVIII: libros, revistas, mapas, grabados, dibujos, partituras, folletos, etc.

La Biblioteca Nacional difunde este patrimonio bibliográfico a través de su catálogo y de la elaboración de la Bibliografía Española y desarrolla servicios al público que van desde las salas de consulta y los servicios a distancia a través su página web,[2]​ a los servicios de información bibliográfica especializada y el préstamo interbibliotecario. A través del Museo de la Biblioteca se divulgan las colecciones, el funcionamiento y la historia de la Biblioteca Nacional. Además desarrolla un programa de actos culturales.[3]​ Está situada en el número 20 del Paseo de Recoletos de Madrid, compartiendo edificio con el Museo Arqueológico Nacional y tiene además una segunda sede en Alcalá de Henares.

Historia

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Vista de la sede de la Biblioteca Nacional y del Museo Arqueológico Nacional desde la Plaza de Colón de Madrid.
Estatua sedente de San Isidoro de Sevilla en la escalinata de la Biblioteca, obra de José Alcoverro y Amorós.

Orígenes

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El 29 de diciembre de 1711, el rey Felipe V aprobó el plan que le presentan su confesor Pedro Robinet y Melchor de Macanaz para crear una Real Biblioteca. La creación de esta fue un elemento dinamizador de la cultura española dieciochesca, con la misión de "renovar la erudición histórica y sacar al aire las verdaderas raíces de la nación y de la monarquía españolas" [4]: 15 . Pronto se comenzó la construcción de su sede en el pasadizo que unía el Real Alcázar de Madrid con el convento de la Encarnación [4]: 16 .

La Real Librería se abrió al público el día 1 de marzo de 1712. El 2 de enero de 1716, Felipe V firmó el Real Decreto fundacional, que eclaraba el carácter público de la biblioteca, abierta a "todos los estudiosos" y establecía las normas fundamentales para su funcionamiento.[4]: 26 

Cuando la biblioteca abrió sus puertas, sus fondos estaban compuestos de materiales provenientes de las colecciones privadas de los monarcas de España, como Felipe II, Felipe IV y Felipe V, el cual mandó traer más de 6.000 volúmenes de Francia [5]: 33 . Los primeros ejemplares que se incorporaron a la colección fueron confiscados a los austriacistas, que perdieron la Guerra de Sucesión, como el Marqués de Mondéjar y el duque de Uceda [5]: 33 . A esta colección se añadieron algunas bibliotecas privadas de nobles como el Conde de Aguilar y el Duque de Medinaceli [4]: 20–21 . En 1715, la Real Biblioteca contaba ya con 28.242 libros impresos, 1.282 manuscritos y 20.000 medallas [4]: 25 .

El precedente del depósito legal, establecido en 1716, permitió que la biblioteca ampliara sus colecciones de forma considerable. A esto se sumó el efecto de la Real Orden del 11 de mayo de 1750, por la cual la Real Biblioteca adquirió el derecho de tantear las tasas de librerías puestas a la venta, con la oportunidad de seleccionar entre las relaciones de libros que se le presentaban aquellas obras que no existían entre sus fondos.[6]: 3 

En 1738 se publica la primera obra fruto del trabajo de la biblioteca en 1738 bajo el título de Bibliotheca Universal de la Polygraphia Española, realizada por Cristóbal Rodriguez. Esta obra, apoyada en su preparación por el Bibliotecario Mayor Juan de Ferreras, fue la primera de una serie de obras de paleografía española [4]: 26 .

Durante los tiempos de Juan de Ferreras, también se empezaron a elaborar índices o catálogos para el público. El bibliotecario Juan de Iriarte, en especial, se encargó de esta tarea, elaborando el Regia Matritensis Bibliotheca Geographica et Chronologica en 1729, el primer catálogo de la biblioteca, y posteriormente el Regia Matritensis Bibliotheca Mathematica (catálogo de matemáticas) y Regiae Bibliothecae Matritensis Codices Graeci (catálogo de manuscritos griegos) [5]: 502 .

La Real Orden de 19 de junio de 1761, redactada por el Bibliotecario Mayor Juan de Santander y aprobada por el rey Carlos III, modificó la original de 1716, creando la Imprenta Real que vinculaba "la labor editorial de la Biblioteca a los más destacados impresores, encuadernadores y grabadores de la época." El Bibliotecario Mayor pasa a ser director de la Biblioteca Real y los bibliotecarios pasan a ser considerados criados de la Casa Real, con sus correspondientes privilegios [6]: 4 .

Siglo XIX

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Este siglo fue en España una época convulsa, incluyendo la Guerra de la Independencia de 1808 a 1814, la pugna entre liberales y conservadores y numerosos pronunciamientos (el del General Riego, entre otros).

Igualmente, el siglo XIX fue para la Biblioteca Nacional un período turbulento y lleno de cambios. Durante el trascurso del siglo XIX, la Biblioteca cambió varias veces de sede, primero en 1809, cuando, durante el reinado de José Bonaparte, se trasladó al Convento de los Trinitarios Calzados en la calle de Atocha. En 1819, de nuevo hubo de cambiar de sede al palacio donde celebraba sus sesiones el Consejo del Almirantazgo Real debido a las reclamaciones realizadas por los Trinitarios Calzados tras la vuelta de Fernando VII, y en 1826 se produjo un tercer traslado a la antigua casa del Marqués de Alcañices, en la actual calle de Arrieta, lugar dónde residió durante casi todo el siglo [6]: 4 .

Las colecciones de la biblioteca también se vieron afectadas por los hechos del siglo XIX. Primero, la desamortización española condujo a que muchas obras procedentes de instituciones religiosas suprimidas se depositaran en la biblioteca. En efecto, en 1837 se crean las Comisiones científicas y artísticas provinciales para seleccionar las obras que, procedentes de los conventos suprimidos, debían depositarse en las bibliotecas y museos, o ser subastadas. Por esta vía se depositaran en la Biblioteca Nacional unos 70.000 volúmenes procedentes de los conventos madrileños afectados por la desamortización [6]: 5 . Pasan también a la Biblioteca gran parte de los fondos de la Biblioteca de las Cortes, fundada por las Cortes de Cádiz en 1814, y suprimida en 1838 [7]: 214 . Por último, en 1869 Manuel Ruiz Zorrilla, dispuso la incautación de los archivos, bibliotecas y colecciones de arte en poder de catedrales, cabildos, monasterios y órdenes militares, en la llamada desamortización cultural, medio por el cual ingresaron en la Biblioteca Nacional obras muy valiosas procedentes de las catedrales de Ávila y Toledo.

Mediante el decreto del 28 de noviembre de 1836, la Biblioteca Real pasa a denominarse Biblioteca Nacional y a depender del Ministerio de la Gobernación de la Península [8]: 43 . En 1857, se aprueba el primer Reglamento de la Biblioteca Nacional, en el que se establece la convocatoria, concesión, y posterior publicación de las obras ganadoras de los Premios Bibliográficos que anualmente convocaría la Biblioteca Nacional [6]: 5 . Estos premios hicieron que la Biblioteca se convirtiera “en la principal impulsora de trabajos bibliográficos en España”, promoviendo el interés de bibliotecarios y bibliógrafos. En 1858, se crea el cuerpo facultativo de archiveros, bibliotecarios, y arqueólogos, el cual es liderado por el Director de la Nacional [8]: 48 .

En 1876, la Biblioteca contaba ya con 300.000 libros, 200.000 folletos impresos y más de 300.000 manuscritos [8]: 49 . A pesar de las varias mudanzas, la Biblioteca Nacional seguía creciendo y sus necesidades sobrepasaban la capacidad de las sedes que hasta ahora había ocupado. En 1857 se pidió la realización de un proyecto para una nueva sede de la Biblioteca Nacional, y en 1864 se escogió finalmente la obra del arquitecto Francisco Jareño Alarcón [8]: 52 .

El 21 de abril de 1866 la Reina Isabel II colocó la primera piedra del Palacio de Archivo, Bibliotecas, y Museos situado en el Paseo de Recoletos. Por razones económicas las obras procedieron con mucha lentitud, y hubo muchas modificaciones al proyecto original [8]: 53 . En 1884 Antonio Ruiz de Salces sustituye a Jareño en la dirección de las obras de construcción del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional. En 1892 se finalizó la construcción del edificio y el 16 de marzo de 1896 se abre al público la Biblioteca Nacional en su nueva sede [6]: 7 .

Siglo XX

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Otra incautación de obras al clero durante la I República tendrá como destino la Biblioteca. Nuevamente durante la Guerra civil española, entre 1936 y 1939, acceden a la biblioteca casi medio millón de volúmenes fruto de las distintas incautaciones.

En 1957 se establece el depósito legal, que sustituye a la primitiva regulación que obligaba a los impresores a entregar un ejemplar de cada obra. Sin embargo, la Biblioteca Nacional se convierte, en palabras del especialista Jesús Cuadrado en «el coladero más grande para desaparecer los productos de la cultura popular», desde tebeos a cromos, pasando por fotonovelas, novelas de género, pegatinas, calcomanías, recortables, dioramas o carteles, los cuales eran sustraídos por bedeles y archiveros.[9]

Con la llegada de la democracia, la situación no mejoró, ya que no se consideraba prioritario conservar, mantener, reponer o catalogar la denominada cultura popular. De esta manera, «más de la mitad de la mitad de la mitad de todos los tebeos (apaisados o verticales, es lo mismo) han desaparecido; sólo están, cuando están, las fichas, y no todas».[9]​ Lo mismo puede decirse de los cromos o las fotonovelas sobrevivientes, que se encontraban arrumbadas de mala manera.[10]​ Debido a esta situación, diversos estudiosos de estos sectores convertirían en una constante su reclamación de un Centro de Documentación de la Historieta y la Cultura Popular[11]​ que evitase la «irreparable pérdida de nuestra memoria gráfica».[12]​ Todavía hoy, la Biblioteca Nacional adolece de la ausencia de colecciones enteras de tebeos.[13]

Ya en 1986, se inicia una nueva etapa de obras en la Biblioteca Nacional que tiene como finalidad mejorar la distribución del espacio en su edificio principal y crear un segundo depósito en Alcalá de Henares. Ahora integrará la Hemeroteca Nacional, el Instituto Bibliográfico Hispano y el Centro del Tesoro Documental, todo como un único proyecto.

En 1988 se inicia una nueva fase en la automatización de la Biblioteca Nacional con el nuevo sistema ARIADNA que entró en funcionamiento en 1991 y fue sustituido por el sistema Unicorn en 2007.

En 1991 por Real Decreto (R.D. 1581/1991 de 31 de octubre) se aprueba el Estatuto de la Biblioteca Nacional como Organismo Autónomo.


Nuevo Siglo XX

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El siglo XX empezó para la Biblioteca con la aprobación del “Reglamento de las bibliotecas públicas del Estado” por el Real Decreto del 18 de octubre de 1901. Mediante esta ley, que derogó a la anterior de 1857, la Biblioteca Nacional pasó a ser la cabecera de las bibliotecas españolas.[7]: 208 

Durante este tiempo fue director de la Biblioteca Nacional el erudito español Marcelino Menéndez Pelayo, el cual promovió la creación de catálogos especializados, como lo fueron el Catálogo de los Manuscritos árabes existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid (Francisco Guillén Robles 1899), en 1901 el Catálogo de los retratos de personajes españoles de 1901 y en 1906 el Catálogo de la colección de dibujos originales de la Biblioteca Nacional, ambos de Ángel M. Barcia. También se le dio un impulso nuevo a la Revista de Archivos, Bibliotecas, y Museos, que fue un instrumento importante para el desarrollo del campo de la Biblioteconomía en España.[4]: 65 

En 1930, el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Elías Tormo crea el Patronato de la Biblioteca Nacional, órgano que se ocupará de elegir a Miguel Artigas como director de la Biblioteca. Durante la Segunda República Española, Artigas y el Patronato lanzan un proceso de restauración y ampliación del edificio y de reformas de los servicios bibliotecarios.[4]: 67–69  Entre estas, destaca la reorganización del Salón de Lectura, la creación de la Sala General, abierta al público e inaugurada por el Presidente Alcalá Zamora[6]: 7 , y la ampliación de los horarios.[4]: 67 

Durante la Guerra Civil Española, la Biblioteca Nacional cerró sus puertas y sus fondos más preciosos fueron evacuados a las Torres de Serranos en Valencia. Para salvar de la destrucción los fondos de centros religiosos, palacios o casas particulares, se trasladaron a la Biblioteca alrededor de 500.000 volúmenes a través de la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico del Gobierno.[6]: 8  Muchos de estos fondos provenían de prestigiosas bibliotecas privadas y algunos no pudieron ser devueltos después de la guerra.[4]: 67–69  El edificio de la Biblioteca Nacional también fue víctima de varios bombardeos durante la guerra, aunque no causaron daño a los fondos que se albergaban dentro.[14]: 229 

Después de la guerra, se eligió nuevamente como Director a Miguel Artigas y en 1939 se introduce el sistema decimal para la catalogación de fondos en las bibliotecas públicas españolas. [6]: 8  En los años posteriores a la guerra, se celebran varias exposiciones destacadas, entre ellas dos dedicadas a Miguel de Cervantes y otra bajo el título "Un milenio del libro español" en 1952.[4]: 70  En 1953 se inaugura la nueva sede del Archivo Histórico Nacional, que antes compartía edificio con la Biblioteca y el Museo Arqueológico Nacional.

Aunque hubo varias reformas de la organización y la gestión de la Biblioteca durante la década de los 50, la más importante fue el Decreto Orgánico del 8 de marzo de 1957 y su correspondiente Reglamento, publicado el 20 de diciembre del mismo año. El nuevo Reglamento reestructuró los servicios de la Biblioteca, dispuso que el Director tuviera que ser un miembro del Cuerpo Facultativo y redujo las funciones del Patronato.[4]: 70  En 1957 también se promulga un nuevo Decreto de depósito legal que logra, finalmente, que los impresores cumplan con el mismo.[15]

A pesar de las reformas, aún había muchas labores bibliotecarias de carácter nacional que la Biblioteca no desempeñaba. Por ejemplo, en 1970 se creó el Instituto Bibliográfico Hispánico, que incluía el Servicio Nacional de Información Documental y Bibliográfica, el Depósito Legal y la Comisión Nacional de Planificación y Coordinación Bibliográfica. [6]: 9  La Hemeroteca Nacional, fundada, en 1941, reunía también una importante colección de prensa española. En 1978, las colecciones de la Biblioteca albergaban alrededor de 5 millones de piezas y tenía alrededor de 412.000 lectores anuales. [4]: 72 

En 1982, se llevó a cabo el primer estudio de viabilidad para automatización de la Biblioteca [6]: 9 , que se concretaría en la adopción del sistema SABINA, una versión especial del software español SABINI. [16]​ Por Real Decreto, en 1985 se integran en la Biblioteca Nacional el Instituto Bibliográfico Hispánico, la Hemeroteca Nacional y el Centro del Tesoro Documental y Bibliográfico. [7]: 208  En 1985, la BNE es declarada "la institución bibliotecaria superior del Estado y la cabecera del Sistema Español de Bibliotecas." [4]: 73  A finales de la década de los 80 se inician las obras para crear un segundo depósito en Alcalá de Henares (inaugurado en el año 1993) y arranca el sistema de automatización ARIADNA, que empieza a funcionar en 1991. [6]: 9 

En 1991, por Real Decreto (R.D. 1581/1991 de 31 de octubre), se aprueba el Estatuto de la Biblioteca Nacional como Organismo Autónomo, y se inicia una fase de ampliación para la Biblioteca. [7]: 209  Se abren nuevos servicios como el de Información Genealógica y Heráldica, Información General y Documentación Bibliotecaria.[4]: 78  En 1995 se inaugura el Museo del Libro [4]: 78  y se continúa con el plan de automatización. En 1996 la BNE inaugura su propio sitio web en Internet.

Siglo XXI

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El 11 de noviembre de 2009 entra en vigor el nuevo Estatuto de la Biblioteca Nacional de España aprobado por Real Decreto 1638/2009, de 30 de octubre. Uno de los principales cambios es la denominación oficial del organismo, que pasa a ser Biblioteca Nacional de España, «para una mejor identificación en los foros y organizaciones internacionales».

El nuevo estatuto prevé que la Biblioteca garantice la representación de las comunidades autónomas y de las universidades en su Patronato. Para ello se incorporan como vocales natos el Vicepresidente Segundo de la Conferencia Sectorial de Cultura y el Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas.

Se modifica además el procedimiento para nombrar al Director General, que será designado por Real Decreto, acordado en Consejo de Ministros a propuesta del Ministro de Cultura, previa consulta al Real Patronato y «atendiendo a criterios de competencia profesional en el área de bibliotecas y gestión cultural».

Además, la Dirección General recibe nuevas competencias para hacer frente a las nuevas áreas de actividad que desarrolla la Biblioteca Nacional de España en relación con la participación en «programas y proyectos nacionales e internacionales de cooperación bibliotecaria», y cuestiones relacionadas con la normativa bibliotecaria en torno a reproducción, acceso, comunicación y digitalización de obras sujetas a derechos de autor.

En 2009, ha presentado su proyecto de Biblioteca Digital Hispánica que aspira a ser la principal aportación española a la Biblioteca Digital Europea contando con la cooperación de todas las bibliotecas españolas.[17]

Nuevo Siglo XXI

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El 11 de noviembre de 2009 entra en vigor el nuevo Estatuto de la Biblioteca Nacional de España aprobado por Real Decreto 1638/2009, de 30 de octubre. Uno de los principales cambios es la denominación oficial del organismo, que pasa a ser Biblioteca Nacional de España, para una mejor identificación "en los foros y organizaciones internacionales".[18]

El nuevo estatuto prevé que la Biblioteca garantice la representación de las comunidades autónomas y de las universidades en su Patronato. Para ello se incorporan como vocales natos el Vicepresidente Segundo de la Conferencia Sectorial de Cultura y el Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Se modifica además el procedimiento para nombrar al Director General, que será designado por Real Decreto, acordado en Consejo de Ministros a propuesta del Ministro de Cultura, previa consulta al Real Patronato y "atendiendo a criterios de competencia profesional y experiencia… en el área de bibliotecas y gestión cultural". [18]

El 5 de mayo de 2010, el Consejo de Ministros de España decidió que el cargo que encabeza a la Biblioteca Nacional pierda su condición de dirección general en la estructura jerárquica administrativa del gobierno español, convirtiéndose en una subdirección general, tras lo cual, Milagros del Corral, la directora, presentó su dimisión.[19]​ La sucedió en el cargo la Presidenta de la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (Fesabid), Glòria Pérez-Salmerón.

Entre los proyectos de la Biblioteca Nacional durante este periodo destacan varios. En el 2007, se inauguró el nuevo Museo de la Biblioteca Nacional, que sustituyó al antiguo Museo del Libro y amplió su oferta cultural y educativa. [20]​ En 2008 se presentó la Biblioteca Digital Hispánica, portal desde el que se accede a los recursos digitalizados por la Biblioteca. [21]​ También la Biblioteca empezó a participar en redes sociales, abrió su página en Facebook en el 2008 y después se han ido añadiendo perfiles en otras plataformas web 2.0 como Twitter, YouTube, Slideshare, Flickr y Wordpress.

En 2009, la Biblioteca Nacional inició un proyecto en colaboración con Internet Archive, con el objetivo de "recolectar, archivar, y preservar el dominio.es." [22]​ En octubre del 2010, la BNE inauguró el "Quijote Interactivo", una versión digitalizada e interactiva de la obra de Cervantes, que incluye contenidos que ayudan a contextualizar la lectura, como un mapa con las aventuras del Quijote y apartados sobre la vida en el siglo XVII.[23]

En el ámbito internacional, la Biblioteca colabora en la base de datos Dialnet, enlazando autores coincidentes en ambas bases de datos. [24]​ Su participación en un proyecto de investigación con el Grupo de Ingeniería Ontológica (Ontology Engineering Group) de la Universidad Politécnica de Madrid ha dado como fruto la creación de http://datos.bne.es, con una parte importante de los registros de la BNE convertidos a RDF y disponibles en abierto.[25]

En las asociaciones profesionales IFLA y OCLC, la BNE está presente en importantes grupos de trabajo; forma parte del Virtual Authority File (VIAF)[26]​ desde sus inicios y es también importante su presencia en las entidades normalizadoras como la International Organization for Standardization (ISO) o en su correlato nacional AENOR. Asimismo la Biblioteca Nacional de España está presente en EURIG, un organismo creado para promover los intereses profesionales comunes de los usuarios y potenciales usuarios de RDA (Resource Description and Access) en Europa.[27]

La Biblioteca ha participado además en el Proyecto IMPACT[28]​, que analiza el reconocimiento de caracteres de las obras manuscritas, y también el Proyecto ARROW[29]​, que persigue realizar una base de datos Europea sobre las llamadas obras huérfanas, obras de las cuales no se conoce quién detenta los derechos de propiedad intelectual. También se trabaja en la catalogación de cantorales de los siglos XVI-XIX, en colaboración con la Fundación General de la Universidad de Alcalá.[30]

El 15 de noviembre de 2010 la Biblioteca Nacional de España presenta su Catálogo bibliográfico de la colección de incunables, un volumen doble, cuyo autor es Julián Martín Abad, Jefe del Servicio de Manuscritos e Incunables de la BNE y que recopila 2.297 ediciones y 3.158 ejemplares.[31]

El 13 de diciembre de 2011, los Reyes de España inauguraron la exposición Biblioteca Nacional de España: 300 años haciendo historia, acto con el que se iniciaron los actos conmemorativos de la celebración del Tricentenario de su fundación.[32]

Gobierno y administración

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La Biblioteca depende directamente del Ministerio de Cultura o equivalente y del Director General de la misma, que cuentan con un Real Patronato a quien la ley le atribuye las facultades de «órgano superior consultivo» y que tiene como estructura estable un Consejo de Dirección, una Dirección Técnica y una Gerencia.

El 5 de mayo de 2010, el Consejo de Ministros de España decidió que el cargo que encabeza a la Biblioteca Nacional pierda su condición de dirección general en la estructura jerárquica administrativa del gobierno español, convirtiéndose en una subdirección general,[33]​ tras lo cual, Milagros del Corral, la directora, presentó su dimisión,[34]​ siendo sustituida por la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (Fesabid), Gloria Pérez-Salmerón.[35]

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El depósito legal puede definirse como la exigencia, impuesta por ley, de depositar en una o varias agencias específicas, ejemplares de publicaciones de todo tipo, reproducidas en cualquier soporte, para la distribución pública, alquiler o venta. [36]​Tiene como objetivo garantizar la conservación y el acceso del patrimonio cultural de un país a los investigadores de hoy y del futuro.

El 26 de julio de 1716 Felipe V resolvió que se debía entregar una copia de "todas las impresiones nuevas que se hicieran en mis dominios" a su Real Biblioteca de Madrid.[15]: 8  Este privilegio, antecedente del depósito legal moderno, lo ostentaba la Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial, para Aragón y Castilla, desde el 12 de enero de 1619.[37]

Pese a todos los intentos realizados a través de los diversos periodos históricos, el depósito legal se incumplió sistemáticamente hasta la promulgación del Real Decreto de 23 de diciembre de 1957.[15]: 49–57  Este Reglamento estableció un sistema administrativo que posibilitó que sus objetivos se cumplieran. Por otra parte estipulaba que los impresores eran los responsables del depósito legal. La tipología de los materiales sujetos a depósito legal era realmente amplia, desde materiales impresos, hasta grabaciones sonoras, mapas geográficos, películas, y postales.[15]: 95–97 

Este Decreto, aunque derogado salvo en lo relativo a las funciones, se mantuvo prácticamente intacto en su contenido en la Orden del 30 de octubre de 1971[38]​, y en la de 20 de febrero de 1973[39]​, por la que se modifican algunos artículos del Reglamento del Instituto Bibliográfico Hispánico.

La configuración de España como estado autonómico, con las transferencias de la gestión del depósito legal a las comunidades autónomas y los cambios en el mundo de la edición, junto a la aparición de nuevas tecnologías, hacían imprescindible la promulgación de una nueva ley. [40]​ La ley 23/2011, de 29 de julio, de depósito legal establece los siguientes cambios [41]​:

  • sitúa al editor como sujeto depositante central,
  • establece las competencias de las comunidades autónomas y de la BNE en esta materia,
  • fija las grandes líneas para el depósito de las publicaciones electrónicas en línea y
  • reduce el número de ejemplares que se deben depositar: la BNE recibe dos ejemplares de los libros con ISBN en lugar de tres y todas las bibliotecas de conservación dejan de recibir las reimpresiones.

Salas y sus fondos

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Salas de consulta [42]

Salas Fondos Departamento
Sala de Información General

Departamento de Referencia

Salón General
  • Libros conservados en los depósitos generales, en soporte original o reproducidos
  • Colección de referencia general, de libre acceso

Departamento de Referencia

Sala de Alcalá de Henares
  • Fondos conservados en los depósitos de esta sede

Área de Coordinación de Colecciones

Sala Cervantes
  • Manuscritos antiguos y modernos, archivos personales
  • Archivo de la Biblioteca Nacional
  • Incunables
  • Impresos de los siglos XVI, XVII y XVIII, primeras ediciones y obras especiales de siglos posteriores
  • Obras de teatro
  • Obras de Cervantes
  • Colección de referencia en libre acceso

Departamento de Patrimonio Bibliográfico

Sala Goya
  • Dibujos y grabados
  • Libros ilustrados con estampas originales
  • Ephemera y ex libris
  • Carteles
  • Fotografía
  • Mapas antiguos y modernos, manuscritos e impresos, geografía, viajes y países
  • Biblioteca de referencia y especializada en arte, dibujo, grabados, fotografía, cartografía e iconografía, en libre acceso

Departamento de Bellas Artes y Cartografía

Sala Barbieri
  • Partituras manuscritas e impresas, libros especializados en música y musicología manuscritos e impresos, revistas y folletos especializados, y archivos originales musicales españoles
  • Grabaciones sonoras
  • Documentos audiovisuales y multimedia
  • Biblioteca de referencia de Música y Cine, obras completas de compositores, colecciones extranjeras de partituras, revistas especializadas, en libre acceso

Departamento de Música y Audiovisuales

Sala de Prensa y Revistas
  • Revistas, prensa y boletines oficiales
  • Colección de referencia general y obras especializadas en prensa y medios de comunicación, en libre acceso
  • Colección de revistas en libre acceso
  • Microformas (periódicos, revistas y boletines oficiales) y prensa digitalizada
  • Publicaciones oficiales de los principales organismos internacionales

Departamento de Referencia

Sala de Información Bibliográfica
  • Bibliografías generales y especializadas
  • Bases de datos
  • Catálogos de bibliotecas españolas y extranjeras
  • Otras obras de referencia

Departamento de Referencia

Sala de Documentación Bibliotecaria
  • Obras especializadas en Biblioteconomía, Documentación, Archivística, Museología, y materias afines. Todo en libre acceso, excepto los números antiguos de revistas extranjeras
  • Obras sobre nuevas tecnologías aplicadas a la información.

Departamento de Referencia

Fondos

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Estatua de Alfonso X el Sabio en la escalinata de entrada (J. Alcoverro, 1892).

La colección de la Biblioteca se compone de más de 30.000 manuscritos, cerca de 3.000 incunables, unos 500.000 impresos anteriores a 1831, más de 6.000.000 de monografías modernas, cerca de 110.000 títulos de revistas y una colección de prensa estimada en casi 20.000 periódicos. Dispone de una colección de grabados, dibujos, carteles y fotografías.

La colección de partituras impresas y manuscritas supone más de 500.000 obras, los documentos sonoros superan los 550.000 ejemplares, la colección de audiovisuales contiene más de 80.000 volúmenes y el Servicio de Cartografía conserva una colección de fondos cartográficos antiguos y modernos de todo el mundo.

Catálogos

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  • Catálogo automatizado de la Biblioteca Nacional: en el que se pueden consultar gran parte de los fondos de la Biblioteca. Esta base de datos incluye la catalogación de todo lo que se publica en España, que aumenta cada año en más de 100.000 registros bibliográficos y más de 500.000 fondos. Actualmente contiene más de 3.000.000 de obras distintas y más de 7.000.000 de ejemplares.
  • DIBI: es el directorio de bibliotecas y hemerotecas españolas donde se incluyen las descripciones y direcciones de las bibliotecas y centros de documentación nacionales. El Directorio Español de Bibliotecas y Hemerotecas, con más de 10.400 bibliotecas y hemerotecas registradas.
  • Inventario General de Manuscritos: consulta en línea de los manuscritos catalogados en los 13 volúmenes del Inventario General de Manuscritos. Recoge las signaturas del 1 al 9.500.
  • Catálogos Impresos y Manuales: para consultar parte del fondo anterior a 1900 todavía es necesario acudir a la consulta de catálogos en fichas e inventarios impresos. El objetivo de la biblioteca es integrar en los próximos años todas sus colecciones en el catálogo automatizado consultable por Internet.

Críticas a la Biblioteca Nacional de España

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En el siglo XX, a pesar de la ley de depósito legal, la Biblioteca Nacional se convierte, en palabras del especialista Jesús Cuadrado en «el coladero más grande para desaparecer los productos de la cultura popular», desde tebeos a cromos, pasando por fotonovelas, novelas de género, pegatinas, calcomanías, recortables, dioramas o carteles, los cuales eran sustraídos por bedeles y archiveros.[9]

Con la llegada de la democracia, la situación no mejoró, ya que no se consideraba prioritario conservar, mantener, reponer o catalogar la denominada cultura popular. De esta manera, «más de la mitad de la mitad de la mitad de todos los tebeos (apaisados o verticales, es lo mismo) han desaparecido; sólo están, cuando están, las fichas, y no todas».[9]​ Lo mismo puede decirse de los cromos o las fotonovelas sobrevivientes, que se encontraban arrumbadas de mala manera.[43]​ Debido a esta situación, diversos estudiosos de estos sectores convertirían en una constante su reclamación de un Centro de Documentación de la Historieta y la Cultura Popular[11]​ que evitase la «irreparable pérdida de nuestra memoria gráfica».[44]​ Todavía hoy, la Biblioteca Nacional adolece de la ausencia de colecciones enteras de tebeos.[45]

Referencias

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  1. España (13 de septiembre de 2011). «Memoria: Organismo Autónomo Biblioteca Nacional de España Ejercicio 2010» (pdf). Boletín Oficial del Estado (220): 97196. Consultado el 21 de noviembre de 2011. 
  2. «Sitio web de la Biblioteca Nacional de España». Consultado el 4 de marzo de 2010. 
  3. Actividades culturales de la Biblioteca Nacional de España.
  4. a b c d e f g h i j k l m n ñ o Carrión Gútiez, Manuel (1996). La Biblioteca Nacional. Madrid: Biblioteca Nacional. ISBN 8481811491. 
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Bibliografía

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Enlaces externos

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