1992 (2024) Miniserie

*Distinto tema, mismo sello

Álex de la Iglesia es de esos directores que frecuentemente generan polémica en lo que a obras cinematográficas se refiere. Nunca he visto que sus productos de entretenimiento aúnen el consenso popular, rara vez el público se pone de acuerdo. Lo que no deja atisbo de duda es su capacidad para agitar, dar que hablar y hasta excitar. Jamás deja indiferente a nadie, tiene por una parte esa fenomenal virtud para singularizar todas sus piezas, gusten o no. Su estilo tan marcado y macarra es imposible de imitar, mucho menos cuando junta en un cóctel esas temáticas tan dadas a la polémica.

En la serie 1992 solo falta la religión, entendible porque no se dejó absolutamente nada de esto en su irreverente 30 monedas. Eso sí, en su último parto nos deleita con una interesante revisión de los históricos misterios sobre la Exposición Universal de Sevilla que tanto impulsó a España poniéndola en el foco internacional. Una propuesta de facto representada en una dualidad temporal y estacional que conecta pasado y presente para ir rellenando los vacíos informativos propios a las incógnitas del thriller.

*La pomada

Son por tanto estos marcados eventos alrededor de La Expo los que Álex de la Iglesia recupera de su memoria de boomer para reciclarlos a modo de rocambolesca historia con distinguida marca de agua. 1992 es puro cine de género acomodado en seis episodios de reconocible ritmo acelerado, escenas algo esperpénticas y suspense in crescendo hasta la resolución final. Este cierre, como sabemos de sobra, puede parecer sencillo pero nunca lo es y vuela con total identidad.

El autor bilbaíno, que recién estrena sus 59 años, aprieta en esta miniserie el acelerador de un terror que difiere algo de sus otros trabajos. Nos encontramos con una apropiada mezcla de subgéneros slasher y aproximación al monstruoso. Hasta la conclusión de la trama principal, toda la atmósfera de tensión e incertidumbre gira en torno a ese deforme asesino en serie con traje de Kick-Ass, con una presentación casi protocolaria que da paso a una clásica investigación policial a la española. Insisto, sí hay algún que otro elemento de marcada y previsible ligereza, pero nunca el cariz es el célebre humor del cineasta.

*El corazón

Como suele pasar con el director vasco, aunque embadurne sus historias de brillo y sinsentidos formales, termina rellenando el pavo con suculenta carne. Hablo de personajes perfectamente definidos y subtextos claramente alineados. Los primeros son los que acaban enganchando la atención del televidente a lo que se quiere contar. Sí, es una ficción hecha por Álex de la Iglesia, pero siempre habla de algo.

La serie 1992 propicia una atractiva sumersión en un complot político digno de la realidad más tozuda. Como digo, no es una verdad concreta, pero ha sucedido y continuamos viéndolo en la actualidad. Criminales y corruptos representantes del pueblo que de la manera más caricaturesca son representados en la pequeña pantalla. Insisto, no es comedia pero algo hay de sátira connatural al autor vizcaíno.

Todo ello enriquece enormemente una narrativa digna de su filmografía, sin llegar a ser la mejor, pero sí una propuesta diferente e interesante que se nutre por entero de unos protagonistas, como ya he señalado anteriormente, delimitados con precisión en todas sus dimensiones. Algo destacable y que en cierto modo rompe el canon es que la más importante de todos es una mujer cuarentona, encarnada por Marian Álvarez, quien será primera impulsora de la resolución de la intriga. A su lado está el Richi de Fernando Valdivielso, y completando el elenco caras conocidas como Paz Vega o Carlos Santos.

*Conclusión

Hay cineastas de obligado visionado, cuyos estrenos han de ser rutina. Álex de la Iglesia es uno de ellos, y con 1992 tenemos una doble oportunidad: recuperar uno de los eventos más importantes de nuestro país y disfrutar de una obra de misterio y terror que le otorga un inusual tono histórico. Poco novedoso tratándose del cineasta de Bilbao, pero siempre gustoso e interesante.

Escrito por Gabriel Sales

He sido siempre admiradora de Alex de la Iglesia, "30 monedas" me encantó y una serie basada en la Expo de Sevilla pues me llamaba muchísimo la atención Creo que Alex de la Iglesia ha intentado sencillamente hacer caja con un refrito de topicazos del cine policiaco actual, sin aportar nada nuevo.
En esta serie no encuentro a Alex por ninguna parte, si vienes atraído a verla por ser una serie suya, olvídate.
A los diálogos malísimos y unas pobres actuaciones hay que añadirles la pésima vocalización, tendrían que subtitular a los actores españoles, especialmente al protagonista porque no se le entiende ni cuando va sobrio.
No me disgusta el cine policiaco y de investigación, pero esto no entretiene ni para pasar el rato, aburre.
Se echa de menos al verdadero Alex.